Está en la página 1de 4

Estudiante: Callisaya Calani Ariel Inti

Asignatura: Sociología
Grupo: A1
LAS FORMAS DEL CAPITAL
El capital es más allá de ser solo un concepto teórico, es una realidad orgánica como cualquier ser
vivo de este planeta, por este motivo no será posible entenderlo si no se encuentra su aplicación
práctica en nuestra vida diaria. Para poder abordar el significado de capital me apoyaré en la
definición de Pierre Bourdieu, un destacado sociólogo francés: — «“El capital es trabajo
acumulado, bien en forma de materia, bien en forma interiorizada o "incorporada."»
—(Bourdieu, 2000: 131). Por trabajo debemos comprender que se refiere a: la actividad que se
ejerce a cambio de algo y por materia a: cómo se presenta ese algo en el mundo real, si tiene
forma y materia como un objeto o si se presenta como una idea que no tiene materia y forma pero
existe en nuestra mente o memoria. Es importante realizar el ejercicio de diferenciación de una
idea a otra ya que de este ejercicio dependerá comprender cómo funcionamos dentro de la
sociedad (al menos de este país) y cómo comprendemos las actividades diarias de todos los seres
humanos. Cada persona en el mundo necesita de otras personas para su propia subsistencia ya
que al momento de nacer ninguno de nosotros puede valerse por sí mismo y al crecer tampoco
podemos vivir aislados de nuestros semejantes. En ese sentido desde el inicio de nuestras vidas
nuestra familia nos alienta a encontrar una actividad que produzca ese algo que nos permita
subsistir. Ahora bien, debemos tener en cuenta que en aquella actividad que cada uno encuentre
para subsistir e incorporarse en la sociedad reside la acumulación del capital producido por una
cantidad adicional de trabajo. Me apoyaré en la división que Bourdieu realiza con el capital para
que podamos reconocer su aplicación práctica en nuestra vida: “El capital puede presentarse de
tres maneras fundamentales. …el capital económico es directa e inmediatamente convertible en
dinero, y resulta especialmente indicado para la institucionalización en forma de derechos de
propiedad; el capital cultural puede convertirse bajo ciertas condiciones en capital económico y
resulta apropiado para la institucionalización, sobre todo, en forma de títulos académicos; el
capital social, que es un capital de obligaciones y "relaciones" sociales, resulta igualmente
convertible, bajo ciertas condiciones, en capital económico, y puede ser institucionalizado en
forma de títulos nobiliarios.”. (Bourdieu, 2000: 135-136). Imaginemos que mañana decidimos
dejar nuestra casa para vivir con nuestros mejores amigos en un piso compartido. Si nuestros
padres no pueden pagar nuestra aventura será necesario encontrar un trabajo para pagar nuestros
alimentos, casa, y servicios básicos… ¿Será posible que podamos lograrlo sin dinero?
Supongamos que contamos con la suerte de que uno de nuestros amigos proponga que podemos
quedarnos en un sitio que sus padres no utilizan mientras cada uno consigue trabajo, todo parece
ir sobre la marcha pero sin embargo uno de los amigos sufre un accidente que le impide trabajar
por un tiempo y a causa de ello nos toca asumir los gastos a los que estamos bien. Posiblemente
el dinero que teníamos pensado gastar en aquello que nos hacía ilusión tendrá que esperar porque
existen prioridades inmediatas. Esta situación le podría pasar a cualquiera en muchas
circunstancias, incluso podría llegar a dañar la relación en el grupo de amigos debido a que más
trabajo en ocasiones supone sacrificios que en otra situación no estaríamos dispuestos a asumir,
por tanto debemos tener en cuenta que este tipo de capital está fuertemente relacionado con los
bienes de nuestros familiares más cercanos para los cuales (a diferencia de nuestros amigos)
podría ser más probable que puedan asumir los sacrificios que se requieran oportunamente, esa
ayuda estará directamente ligada al beneficio familiar que compensa a todos los miembros en un
grado mayor de ganancias por la seguridad afectiva que supone. Es por ello que un buen
antecedente de dinero en nuestra familia facilita las oportunidades en otros aspectos de la vida.
Para entender el capital cultural utilizaré otro ejemplo: Supongamos que desde muy pequeños
constantemente escuchamos hablar a nuestros padres en dos idiomas completamente distintos y
por ello nos vemos en la tarea de aprender ambos idiomas. Esta situación automáticamente nos
convierte en bilingües, gracias a esta temprana ventaja no tardamos mucho en transformar el
conocimiento en un título de idiomas, así mismo contamos con una guitarra en casa y debido a la
profesión de nuestra madre (profesora de música) obtenemos conocimientos musicales, lo cual en
un futuro no muy distante nos permite conseguir un trabajo mejor pagado y más interesante que
otros. Bourdieu define y divide este tipo de capital de la siguiente manera: —capital cultural
incorporado, objetivado e institucionalizado, para comprender estos conceptos utilizaré ejemplos:
Capital cultural incorporado: se refiere a los idiomas que teníamos desde incluso antes de nacer y
eso lo convierte en un bien incorporado a nosotros. Capital cultural objetivado: la guitarra fue un
objeto que también ayudó a nuestra formación, era una adquisición previa a nuestro nacimiento
por tanto se puede suponer que este bien estaba “ahí objetivado” esperando a ser utilizado.
Capital cultural institucionalizado: de no ser porque nuestra madre era profesora de música a lo
mejor no hubiéramos conseguido aprender a interpretar el instrumento correctamente, es por ello
que estamos hablando de un bien económico y simbólico al mismo tiempo. Así también los
futuros logros que conseguiremos en forma de títulos académicos mejorarán nuestra calidad de
vida a través de instituciones creadas con ese objetivo y en consecuencia institucionalizando el
objeto y conocimiento. —(Bourdieu, 2000: 136-147). Como podemos intuir el capital cultural no
es fácilmente visible a primera vista, por norma general se suele obviar la relevancia de este tipo
de capital dejando por asumido que se trata de bienes comunes a todas las personas y dando un
lugar de mayor relevancia al capital económico, es posible que esta visión del capital lo hayamos
adoptado por el efecto de la publicidad o marketing de las empresas. Ahora me propondré en
ejemplificar el capital social, otro elemento que en muchas ocasiones queda también
invisibilizado por el capital económico pero que al contrario de lo que parece ser, es una parte
esencial y complementaria de las dos formas del capital anteriormente explicadas: Imaginemos
que gracias a ser bilingües formamos parte de un grupo de personas que utilizan esta herramienta
para explorar el mundo, organizando viajes y creando oportunidades de negocios. No olvidemos
que de este selecto grupo de personas uno de los requisitos de acceso es dominar más de un
idioma. Como comenta Bourdieu: —el capital social no existe de forma independiente de las
otras dos formas de capital sino que es un complemento esencial, contar con una herramienta
como el bilingüismo no servirá de mucho si no se tiene una red de contactos que proporcionen
credibilidad a dicha herramienta. El éxito y beneficio de las relaciones sociales de una comunidad
se basan en la confianza, retribución, alcance y grado de institucionalización del conocimiento
que se posee y que se hace con él. —(Bourdieu, 2000: 148-150). Como se puede ir viendo estas
especies de capital forman parte de los individuos incluso antes de haber nacido, es por este
motivo que podemos hablar de cierto destino social al que nos enfrentamos cuando iniciamos la
vida en sociedad, nuestro capital social está sometido a las personas de nuestro entorno personal.
Ninguna de las formas de capital anteriormente expuestas tendría ninguna utilidad en una nación
utópica donde todos contarán con las mismas oportunidades, sin embargo nosotros debemos
entender el determinante impacto del capital en nuestras vidas. No es un secreto que las
diferencias entre una persona y otra las posiciona en una categoría social de mayor o menor
acceso a beneficios, no pensamos lo mismo de un conductor de metro que de nuestro artista
favorito, lo cuál nos lleva a creer que ciertas posiciones sociales son alcanzadas por el mérito del
artista en cuestión y por el defecto del conductor de metro a la hora de buscar algo mejor. Sin
embargo ahora que podemos ver con cierta perspectiva al capital sabemos que no depende
únicamente del mérito individual, sino que comporta una red importante de posibilidades a las
que podemos aspirar. Diferenciar estas ideas es crucial en el entorno social ya que asumir que
unas personas valen más que otras por su “posición” puede ocasionar un injustificado sentimiento
de superioridad, el cual, como vimos, depende de factores externos a nosotros. Requena y Salazar
lo ilustran de forma concisa —“En las sociedades modernas, los miembros de las clases altas no
solo resultan favorecidos porque disponen de ingresos altos, sino que esos recursos que les
proporciona su ventajosa posición de clase les permiten adquirir un mayor nivel educativo o
unos mejores cuidados de salud; las recompensas que acompañan a una educación de más
calidad y a un mejor estado de salud se convierten en otras formas de desigualdad, asociadas a
las primeras, porque los desfavorecidos no disfrutan de ellas en la misma proporción que los
privilegiados”.— (Requena, M.; Salazar, L. i Radl, J. 2013: 15). Es por este motivo que ahora
más que nunca nos vemos en la tarea de superar las dificultades sociales que nos vienen
impuestas desde el nacimiento, reconocer que las necesidades de las personas forman parte de
nuestra humanidad así como lo son el sueño o el hambre, entre antes sepamos ver el error en
nuestro comportamiento antes podremos accionar frente a las injusticias del mundo.
BIBLIOGRAFÍA

BOURDIEU, P. (2000): “Las formas del capital. Capital económico, capital cultural y capital
social”, en Poder, derecho y clases sociales, Bilbao, Desclée de Brouwer, págs.: 131-164.

REQUENA, M.; SALAZAR, L. i Radl, J. (2013): “Estratificación social”, UNED-McGraw


Hill, Madrid, págs. 2-51.

También podría gustarte