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ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

2do TRABAJO DE EXAMEN PARCIAL

Estudiante: Ariel Inti Callisaya Calani


Año: 2023 Docente: Andreu Viola Recasens

INTRODUCCIÓN:

El presente trabajo se centra en analizar las distintas ideas que se han obtenido de los
materiales aportados sobre el primer acercamiento de la práctica etnográfica. Las cuestiones
que se plantean fueron analizadas desde la reflexión y crítica teórica argumentativa. El primer
acercamiento al trabajo de campo etnográfico, problemas de planificación y planteamiento, el
posicionamiento identitario, el lenguaje, las consideraciones éticas y la exposición de
resultados, son cuestiones clave que se han trabajado. Se hizo el esfuerzo por aproximarse a
la propuesta de acciones que considero posibles tras la realización de los ejercicios
argumentativos de los diferentes dilemas que se ha podido recabar.

SOBRE EL PRIMER CONTACTO ETNOGRÁFICO

No es posible hablar del método etnográfico sin mencionar a Malinowski, principalmente


porque el trabajo que realizó en las islas Trobriand ha significado el referente más conocido
(al menos en Occidente) de lo que es en esencia un buen trabajo de campo participante. Para
poder abordar esta cuestión será necesario tener en cuenta las observaciones que Arturo
Alvarez realiza “El trabajo de campo mediante observación participante es considerado
dentro y fuera de la disciplina como una de las características más distintivas de la
antropología… La experiencia etnográfica de Malinowski en Melanesia continúa siendo un
episodio de la historia de la antropología apto para abordar esta cuestión” 1994 “La
invención del método etnográfico” (pp. 1-2). Este comentario se sustenta principalmente en la
forma de abordar la práctica etnográfica de una época en la que se precisaba de una
renovación o bien una perspectiva adicional que plasmará en hechos y no solo en teoría, un
análisis “real” o participativo de las comunidades a las cuales se llegaba a estudiar, bajo esta
premisa no resulta especialmente sorprendente las consideraciones previas que el propio
Malinowski realiza antes de abordar su trabajo de campo:

Considero que una fuente etnográfica tiene valor científico incuestionable siempre que
podamos hacer una clara distinción entre, por una parte, lo que son los resultados de
la observación directa y las exposiciones e interpretaciones del indígena y, por otra
parte, las deducciones del autor basadas en su sentido común y capacidad de
penetración psicológica. (Malinowski, 1922, pp. 21).

El sentido principal de esta afirmación que a primeras puede resultar ambiciosa, no hace más
que justificar el trabajo laborioso por comprender y diferenciar las cuestiones mínimas y
complejas de una sociedad absolutamente desconocida para un académico proveniente de un
contexto radicalmente distinto. Si bien considero que es considerablemente loable la
intención por alcanzar un mayor grado de adaptabilidad que permita relacionarse y
comprender mejor una comunidad de personas, me resulta cuestionable el uso de la palabra
“incuestionable” cuando se habla de un trabajo científico que trata de personas. Así mismo la
mencionada capacidad de: “penetración psicológica” me resulta difícil de abordar sin pensar
en una actitud que pretende definir características de una identidad partiendo de preceptos
propios, así mismo me resulta más complejo aún la intención de asignar una definición de
identidad, partiendo de la pretensión de olvidar quien es uno y su contexto previo.
Para realizar un trabajo de campo es posible encontrarse con problemas de arranque, para
comprender las directrices de un trabajo de campo clásico utilizaré los apuntes del trabajo
metodológico de Malinowski, el cual consta de tres características principales que él mismo
menciona y que iré citando para poder analizarlas. En primer lugar nos menciona: “Los
principios metodológicos pueden agruparse bajo tres epígrafes principales; ante todo, el
estudioso debe albergar propósitos estrictamente científicos y conocer las normas y los
criterios de la etnografía moderna”. 1922 “Los argonautas del Pacífico occidental” (pp. 24).
¿Es posible realizar un trabajo de campo sin mantener algún grado de cercanía con los
locales? Muchas veces el hecho de instalarse en el campo de estudio conlleva adoptar una
posición con respecto a los locales, lo cual, si se realiza de manera óptima puede significar un
estudio con mayor grado de fiabilidad o todo lo contrario. Con respecto a esta idea el análisis
de Álvarez al respecto resulta útil para entender el “éxito” de Malinowski: “Cuando
Malinowski instaló su tienda en el poblado, se situó en las mejores circunstancias para
penetrar una forma de vida completamente diferente de la suya propia, pero obviamente
permaneció siendo un miembro de su propia cultura. Su acercamiento a los trobriandeses fue
cognitivo, pero no afectivo”. 1994 “La invención del método etnográfico” (pp. 1-2). Es
probable que en muchos trabajos de campo la labor del etnógrafo se vea influenciada por el
grado afectivo que se puede adoptar con los informantes, si bien uno reconoce y se “refugia”
en su su propia cultura e identidad para sostener maneras de establecer distancia, me parece
una tarea altamente laboriosa la necesidad de siempre establecer una clara diferencia o
distancia con respecto a lo que se aprende y se hace (sin embargo no imposible) todos los
días desde que se inicia el trabajo de campo. Así mismo me resulta de suma importancia el
hecho de dar a conocer a los locales las intenciones y el alcance de las labores que se llegue a
realizar tanto afectivas como cognitivas, si bien ahora no abordaré la ética profesional del
trabajo de campo (sino más adelante), me resulta de suma importancia esta aclaración para
realizar un trabajo de campo correcto. Malinowski específica la segunda condición: “En
segundo lugar, debe colocarse en buenas condiciones para su trabajo, es decir, lo más
importante de todo, no vivir con otros blancos, sino entre los indígenas”. 1922 “Los
argonautas del Pacífico occidental” (pp. 24). Otro aspecto a tener en cuenta antes de iniciar un
trabajo de campo tiene que ver con la decisión de dónde ubicarse para vivir antes de iniciar la
investigación. Se debe tener en cuenta que la información que se pueda obtener puede verse
afectada si las intenciones se confunden con impertinencia o agresividad provocando
diferenciación de los informantes hacía nuestra persona. Considero pertinente tener en cuenta
que el trabajo de campo se realiza para aproximarse lo máximo posible a los colaboradores,
aprender y no necesariamente enseñar, aunque este último es parte de todo intercambio.
Malinowski aclara la tercera condición: “Por último, tiene que utilizar cierto número de
métodos precisos en orden a recoger, manejar y establecer sus pruebas”. 1922 “Los
argonautas del Pacífico occidental” (pp. 24). Será necesario ahondar más en el trabajo que se
realizó en las islas Trobriand para el cual me apoyaré en el comentario de Álvarez: “En las
Islas Trobriand, por el contrario, observó la sociedad nativa desde un punto de vista
sincrónico y funcionalista. En mi opinión, este cambio en la manera de mirar a la realidad
etnográfica le condujo a aprender la lengua vernácula y a observar la conducta nativa”.
1994 “La invención del método etnográfico” (pp. 6). Este comentario sirve para aproximar el
análisis a la metodología que se utilizó. Observar no es una herramienta sencilla que se tiende
a olvidar y por la cual no se deba trabajar, más aún adoptar una perspectiva o posición puede
permitir trabajar desde una mirada concreta. Dependiendo del tipo de enfoque con el cual se
aborde la situación puede darse o no la posibilidad de aprender una lengua nueva, en este
caso podría ser de ayuda saber las implicaciones de la iniciativa, si es de ayuda aprenderla
según los motivos de la investigación, tanto como si el hecho de omitir el aprendizaje cuenta
como metodología. Sobre este apunte, podría ser que tener clara la intención y los pasos que
se seguirá para alcanzar los objetivos facilite el trabajo siempre y cuando se haya establecido
cierto acuerdo previo con los locales y que ambas partes hayan acordado una reciprocidad
justa, más adelante realizaré el análisis ético de esta práctica y del primer contacto con los
informantes.
En el caso de Malinowski la necesidad de aprender el idioma local no sucedió de manera
recíproca y mucho menos respetuosa, —tal como relata en su trabajo etnográfico, siempre se
logra percibir la clara distancia entre el “indígena” y el “blanco”, principalmente porque las
intenciones que se logran percibir en sus escritos eran principalmente epistemológicas; no
residía un atisbo de interés real en las condiciones de vida de tales habitantes sino se partía
del hecho de que las diferencias eran “naturales” y por tanto permanentes (1922 pp.24) —.
Bajo esta premisa se debe tener en cuenta que en ocasiones el primer contacto con una
sociedad ajena puede causar un extrañamiento identitario, sin embargo esto no tiene porqué
suponer una necesidad de posicionamiento estrictamente diferencial, bien puede realizarse
una reflexión sobre el sentimiento de soledad o bien afrontar el problema con un
procedimiento distinto, incluso considerar una mayor implicación que no debería suponer
enajenamiento. Por este motivo cabe considerar que Malinowski probablemente aprendió la
lengua local primordialmente para ahorrar tiempo y perfeccionar sus métodos.

EL INICIO Y ALCANCE DEL TRABAJO DE CAMPO

Existe una serie de problemáticas que pueden surgir cuando se realiza un trabajo de campo
etnográfico, en este caso me propongo analizar dos que me parecen propicias para el
propósito del trabajo: la versión final de la investigación y las interpretaciones que puedan
surgir al respecto, para ello me apoyaré en el trabajo de Eleder Piñeiro y Carlos Diz quienes
comentan: “Uno de los consejos que muchos antropólogos les dan a los que se inician en la
disciplina es evitar adjetivos en los enunciados, pues la carga emotiva, sentimental o los
juicios de valor dados pueden perjudicar la calidad de las investigaciones”. 2018 "El trabajo
de campo cómo abandono: una reflexión sobre la metodología de la observación
participante”. (pp. 67). Esta aclaración resulta útil conocerla principalmente porque las
implicaciones subjetivas que se generan en cada archivo mental o material siempre puede
estar cargado de ciertas connotaciones positivas, neutras o negativas. Me apoyo en el
siguiente ejemplo (ficticio) para ilustrar: “Los vecinos del distrito de Horta -Guinardó de
Barcelona se muestran enojados cuando se comenta algo sobre la independencia de
Cataluña”. Resulta inevitable ignorar la carga negativa del comentario, en primer lugar
porque se hace énfasis en un aspecto que puede ser o no verdad, la veracidad de la afirmación
no reside en el juicio del etnógrafo sino en la intención o premisa del enunciado. Por este
motivo resulta pertinente mencionar que el uso del lenguaje tiene una influencia directa en el
mensaje final que termina produciéndose. Al respecto Karl Heider nos menciona: “Lo que
estos desacuerdos revelan sobre los etnógrafos individuales es de importancia etnográfica en
la medida en que los desacuerdos surgen como resultado de la pertenencia del etnógrafo a
un grupo (como representante de su propia cultura, escuela teórica, o similares)”. 1988 “The
Rashomon Effect: When Ethnographers Disagree” (pp. 74). En el momento que se realiza el
trabajo etnográfico no siempre es posible tener en cuenta todas las repercusiones que puedan
surgir del mismo, me refiero a que cuando se establece una posición clara para afrontar un
trabajo de investigación a la vez nos exponemos hacía otros académicos que piensan realizar
o realizaron el trabajo de campo en la misma ubicación que elegimos o con las mismas
personas. Tal como ocurrió en el primer ejemplo que propuse, el mensaje que se emite puede
o no puede ser interpretado desde distintas perspectivas y sesgos, lo cual no es malo si no más
bien depende de como se lo reciba, podría significar una posibilidad de evaluar el propio
trabajo y también una evaluación de uno mismo, ¿Hasta qué punto la investigación habla de
nosotros mismos? Si tenemos en cuenta que cada investigación contiene información que
puede estar teñida de cierta predisposición a ideas o ideologías en el peor de los casos la
imparcialidad queda en segunda instancia relegada. El esfuerzo por esconder estas ideas no
garantiza que no influyan en el contenido final, por tanto como primera constatación
considero que un trabajo de investigación etnográfico inicia en el propio desenvolvimiento
ciudadano de cada individuo en su vida personal, sobre todo porque las redes sociales a dia
de hoy cuentan con la capacidad de almacenar toda la información personal y profesional de
nuestras cuentas y además porque la opinión pública sobre cada uno puede ser heterogénea.
En relación a la interpretación ajena de nuestro trabajo resulta imposible influir en el
pensamiento de las personas que realicen un trabajo equivalente al nuestro, ya sea en
condiciones, ubicación, temporalidad, etc… Además que no debería significar un problema el
hecho de que otras personas alcancen a investigar desde otras perspectivas y con resultados
contradictorios o equiparables a nuestra investigación, es por ello que considero que la
opinión ajena de nuestro trabajo siempre puede considerarse como una posibilidad antes que
un obstáculo.
POSICIONAMIENTO ÉTICO

Se ha realizado el análisis del abordaje del trabajo etnográfico y su alcance, sin embargo
ningún tema resulta especialmente tan controvertido e importante como lo es la ética de
cualquier trabajo de investigación. Por ello trataré de realizar el análisis desde una
perspectiva imparcial y orientada a la reflexión. Es importante tener en cuenta que cuando se
plantea una cuestión de tal relevancia no siempre se puede dejar en claro una posición
específica sin tener en cuenta la opinión e intereses de las personas involucradas. Para inciar
me apoyaré en el comentario de Eduardo Restrepo sobre la idea de ética etnográfica
contemporánea:

A diferencia de una novela o un cuento que se inscriben en el género literario de la ficción,


la etnografía se inscribe en un género literario que pretende estar relatando aspectos
verídicos resultantes de una investigación empírica rigurosa. La diferencia radicaría
en las pretensiones de verdad a las que las etnografías apelan para dar cuenta de
aspectos de la realidad social. (Restrepo, 2015, pp. 164).

Es necesario estar consciente de la importancia del término “verdad” en el párrafo anterior,


como primer paso me parece importante buscar el verdadero sentido al cual nos referimos
cuando hablamos de la verdad etnográfica. Como vimos en situaciones anteriores, cada caso
supone una amplia cantidad de personas involucradas en una investigación, por tanto cuando
apuntamos a relatar una “verdad” me parece necesario como primer paso, consultar a los
habitantes sobre lo que para ellos significa este concepto, si existe o no, esto para buscar la
relación que existe con nuestro concepto propio, así como cuando no exista tal idea buscar
aprender de ello. Finalmente, dependiendo de lo que se llegue concretar, que este resultado
sea expresado claramente en el trabajo final, en relación a este ejercicio que propongo me
apoyaré en lo que indica Cristina Sanchez: “La interacción del yo del etnógrafo es una parte
esencial en el trabajo de campo y no se puede pretender engañar al lector, simplemente
pasándola por alto con una pretendida neutralidad en un discurso que intenta describir las
cosas "exactamente como son". 2003 “Voces y escritura: la reflexividad en el texto
etnográfico”. (pp. 73). En este aspecto me parece importante ahondar más en la afirmación de
Cristina, ya que si bien los lectores de nuestro trabajo no necesariamente son los propios
locales, antes de expresar las situaciones “exactamente como son”, considero importante
entender las situaciones “exactamente como son”, partiendo del hecho de que no se puede
juzgar desde una epistemología y ética ajena sin antes contextualizar el pensamiento local.
Desde mi perspectiva me parece poco sensato dar por hecho que la descripción que uno
realice sobre cualquier investigación parta de una comprensión autoexplicativa de lo que está
bien o mal.
Si bien la contextualización del trabajo de campo es una dimensión crucial a la hora de
exponer la investigación que se ha realizado al mundo, el verdadero reto, como antes ya había
mencionado, inicia en la propia moral del etnógrafo y su posterior planificación del proyecto,
en palabras de Restrepo: “La dimensión ética de la investigación etnográfica comprende
también los momentos del diseño de la investigación y el del análisis y presentación de los
resultados”. 2015 “El proceso de investigación etnográfica. Consideraciones éticas”. (pp.
165). Si comparamos las posturas de ambos autores, uno se decanta principalmente por la
crudeza del relato, por la función de la veracidad y por evitar la falsedad condescendiente.
Por otro lado vemos que se considera más importante los aspectos formales de la elaboración
del proyecto, evitar los errores de planificación y considerar la constante formación del
proyecto. Ambas posiciones me parecen correctas dentro de los principios que se defienden,
claro que siempre se puede expresar de mejor manera el posicionamiento ético que se ocupa.
Por tanto ahora procederé a analizar como puede ser realizado dicho posicionamiento, según
Restrepo: “Por interesante que nos pueda parecer, por relevante que sea académica o
teóricamente una temática, por mucho que el etnógrafo lo desee, desde una perspectiva ética
no es adecuado formular una investigación que signifique poner en riesgo a la gente que
participa del estudio”. 2015 “El proceso de investigación etnográfica. Consideraciones
éticas”. (pp. 170). Una manera de ejercer un poder que escapa de nuestras manos es escribir
para el público que deseamos complacer más que para el público que realmente le interesa el
cometido de nuestra investigación, partiendo de esta premisa no resulta difícil reconocer que
en determinadas etapas de nuestra vida será necesario utilizar todas las herramientas a
disposición para alcanzar a todo el público posible, no olvidemos que las monografías son
proyectos académicos institucionalizados hechos principalmente para obtener un
reconocimiento académico lo cual puede determinar nuestro futuro profesional. Actualmente
el papel del investigador etnográfico se suele asociar con distintos adjetivos que menciona
Sánchez: “A partir de los años sesenta los estudiosos del folklore empezaron a centrar su
atención en el contexto y estos cambios en el trabajo de campo supusieron que el papel del
investigador variara de "recolector" a "observador participante". 2003 “Voces y escritura: la
reflexividad en el texto etnográfico”. (pp. 75). No queda al margen el hecho de que este
cambio en la forma de realizar la investigación ha podido tener influencia en la manera de
abordar los proyectos, tener en cuenta la mirada de los informante hacía nosotros debería
condicionar el resultado final. Antes de planificar y escribir el trabajo partimos del hecho de
que muchas veces se nos verá como intrusos de una cotidianidad más que como académicos
que buscan resultados que favorezcan a todos. Por este motivo considero que recae en la
práctica éticamente correcta del antropólogo que la opinión hacia la profesión se mantenga
útil para nuestros objetivos.
Una de las cuestiones más controvertidas de la labor etnográfica es saber si manifestar a los
informantes que se está realizando una investigación o directamente no manifestarlo si la
situación lo requiere o nuestra integridad corre algún riesgo. En este punto debo aclarar que
mi punto de vista puede contar con ciertas inconsistencias ya sea por mi falta de experiencia
etnográfica o simplemente porque deje de lado muchas cuestiones importantes. Tomaré en
cuenta las palabras de Restrepo sobre esta cuestión para poder analizarlo: “Tenemos que ser
transparentes y honestos con la gente, de ahí que ocultarles total o parcialmente lo que
estamos haciendo es una actitud que no encaja en una conducta ética adecuada”. 2015 “El
proceso de investigación etnográfica. Consideraciones éticas”. (pp. 170). Posiblemente sea
necesario contextualizar la situación de cada etnografía antes de justificar una investigación y
sus resultados, principalmente porque no podemos asumir que todas las investigaciones se
realicen en contextos no conflictivos, si la norma es que siempre se mencione con claridad las
intenciones del estudio, un trabajo que apunte a un estudio con contexto ilegal se vería
invalidado antes de haberse realizado. Cabe aclarar que en contextos no conflictivos la ética
es una responsabilidad del etnógrafo y que siempre se debe ir con la verdad por delante en la
medida de lo posible, para aclarar este punto me apoyaré en la reflexión de Piñeiro y Diz “La
principal herramienta no es tanto la etnografía como la propia persona, que es, por
definición, social. Y esto toca uno de los temas fundamentales en toda interacción: la ética.
¿Con cuánta gente se relaciona un antropólogo? 2018, "El trabajo de campo como
abandono: una reflexión sobre la metodología de la observación participante." (pp.77).
Gracias a este apunte se puede considerar que el trabajo de un antropólogo puede estar
comprometido a la opinión pública y su correspondiente valoración del proyecto,
convengamos que una aclaración previa de las condiciones del trabajo ayuda en gran medida
a evitar malentendidos, sin embargo en el aspecto ético de la investigación no podemos dar
por asumido que todas las personas estarán de acuerdo con nuestro interés, en según qué
cuestiones y tampoco en la manera de planificar el proyecto. Por tanto me parece que una
parte esencial de las etnografías es el hecho de arriesgar lo que fuera necesario para lograr el
estudio del tema que sea de nuestro interés ya que lamentablemente en el mundo que nos tocó
habitar la ética correcta posiblemente no se pueda aplicar para todas las situaciones, desde mi
perspectiva este es el principal motivo de porque los antropólogos son vistos como intrusos a
pesar de que nuestra ética haya sido trabajada y manifestada, por el mismo motivo de porque,
parte de nuestra labor es hablar con personas a pesar de que esto suponga un peligro, porque
está implícito en nuestro objeto de estudio, las personas son seres problemáticos y por ello en
ocasiones se requieren asumir riesgos para alcanzar un estudio incluso de aquello que (en
apariencia) no se debería estudiar.

DESENLACE ESTRUCTURAL Y RESOLUCIONES ÉTICAS

¿Una investigación puede verse influenciada por las personas que financian dicha actividad?
Me parece pertinente analizar esta cuestión que puede ser un tema de debate sobre todo
porque la retribución económica siempre puede condicionar las decisiones en cualquier
aspecto de la vida, no en vano es el medio de subsistencia principal para sobrevivir en las
ciudades. Por este motivo primero analizaré el siguiente comentario de Restrepo:

“Un aspecto importante que no debemos olvidar es que debe quedar claro no solo lo que nos
interesa investigar y los motivos que nos llevan a esto, sino también si hemos sido
contratados para hacer el estudio y, en caso tal, por quiénes. No es adecuado ocultar
las entidades que financian nuestro trabajo ya que las personas deben saber, si es el
caso, quiénes están detrás de nosotros y de nuestra propuesta de investigación”.
(Restrepo, 2015, pp. 164).

Si consideramos informar de todos los aspectos de financiación a nuestros colaboradores es


probable que se realice un rechazo a nuestro trabajo, en estos casos me parece que la parte
ética tal vez no debería centrarse en el hecho de informar a los colaboradores el origen de los
recursos con el que contamos, sino en el hecho de elegir correctamente con quien trabajar,
sobre todo porque la ética no debería funcionar como una especie de esclarecimiento sino
más bien como un aspecto fundamental de nuestra labor profesional, me refiero a que un
estudio científico social se realiza principalmente para ayudar a las personas ya sea en
aspectos académicos como en cuestiones sociales, por tanto, el hecho de establecer un
vínculo con entidades que promueven algún daño a las comunidades en cuestión o terceros es
en sí una contradicción ética.
Además de las situaciones anteriormente mencionadas, debemos tener en cuenta que pueden
surgir situaciones en las que nos soliciten algún tipo de retribución por la colaboración. En
estas situaciones que requieren un acuerdo previo ¿Cuál es la responsabilidad ética que nos
demanda la situación? Para Restrepo existen dos consideraciones éticas: “Otras dos
importantes consideraciones éticas para la fase del trabajo de campo son el no generar
falsas expectativas y el respetar los ritmos y cotidianidad de las personas”. 2015 “El proceso
de investigación etnográfica. Consideraciones éticas”. (pp. 174). En este tipo de situaciones
puede surgir la posibilidad de generar expectativa a los colaboradores prometiendo alguna
retribución, sin embargo, en el sentido estricto de responsabilidad no considero correcto
posicionar la oferta de retribución antes que el trabajo haya sido explicado, en esta etapa de la
investigación es crucial marcar un límite de expectativas, si no tenemos en cuenta estos
límites es probable que caigamos en una doble irresponsabilidad, primero con las personas
que financian nuestro trabajo (en el caso de que haya financiación) y sobre todo con los
colaboradores que en el peor de los casos podrían obstaculizar la investigación. Restrepo
ahonda en esta cuestión: “Este tipo de estrategias, que pueden facilitar el acceso y la
disposición de las personas durante el proceso de investigación, constituye un engaño y un
abuso de su buena voluntad”. 2015 “El proceso de investigación etnográfica.
Consideraciones éticas”. (pp. 174). Si consideramos que esta práctica supone una estrategia
etnográfica posiblemente estemos cayendo en un error de lenguaje ya que la etnografía no
supone una competencia. Considero que se puede utilizar un lenguaje menos contradictorio
para evitar errores éticos a la hora de realizar una propuesta de colaboración, palabras como:
“estrategia” o “negociación”, pueden ser reemplazadas por: “procedimiento” y “acuerdo”. En
el trabajo anterior de esta asignatura he trabajado problemas similares que aquejan a la
profesión antropológica, la diversidad de palabras que se puede llegar a utilizar en ocasiones
podría provocar interpretaciones erróneas conceptuales y en última instancia una
mercantilización de trabajos en los cuales no se requiera en absoluto términos orientados a
ámbitos radicalmente distintos a los académicos o sociales de los contextos estudiados. Los
cambios propuestos si pueden caer en el error de ser demasiado ambiguos y hasta inocentes
pero el principal ejercicio que propongo es de delimitar las directrices con las que planteamos
el trabajo etnográfico, considero importante deconstruir el lenguaje que se utiliza y en última
instancia la propia identidad. Para ahondar más sobre esta cuestión, el ejemplo que plantea
Restrepo será útil: “No obstante, en términos generales es bien problemático éticamente lo
del pago en dinero por la información recibida, sobre todo si esto se hace como un contrato
con unos individuos específicos al margen de decisiones colectivas”. 2015 “El proceso de
investigación etnográfica. Consideraciones éticas”. (pp. 174). Es posible que uno de los
dilemas a los que una etnógrafo se puede enfrentar es de romper con la armonía de los
colaboradores, la búsqueda del beneficio propio es un rasgo que se puede abordar desde
muchas perspectivas, en este me limitaré a hacer un análisis teórico de esta contradicción.
Primero un aspecto a tomar en cuenta es que en la mayoría de casos el interés personal del
trabajo puede ser una condicionante, sobre todo en proyectos orientados a colectivos en
riesgo de exclusión o comunidades que no centran su economía en el sistema capitalista, para
estos casos una antropólogo que cuenta con financiación o medios suficientes para ofrecer
retribuciones económicas puede pretender llegar a un acuerdo con la comunidad o con una
persona en particular, en este tipo de situaciones, si la práctica es privada y concebida por una
gratificación estrictamente económica, es posible que se pueda llegar a corromper el
propósito del trabajo convirtiéndolo en un medio y no el fin en sí. Considero más prudente
conocer primero el sistema de retribución local y solo si fuere necesario proponer una
retribución económica. En casos urbanos la mediación puede realizarse a través de
voluntariados o intercambios previamente acordados. Por tanto me parece sumamente
importante que en la descripción de un proyecto etnográfico se especifique el acuerdo de
colaboración describiendolo con rigurosidad el estudio previo de la situación y el contexto
del entorno.
Una vez que se haya realizado el trabajo etnográfico es necesario tener en cuenta la fiabilidad
de la información que se transmite en el mismo y reflexionar sobre si nuestras expectativas se
han cumplido. Restrepo indica al respecto: “El mundo no es como nos gustaría que fuese, y
la investigación etnográfica tiene como propósito comprender el mundo sin importar si
nuestros deseos son o no correspondidos”. 2015 “El proceso de investigación etnográfica.
Consideraciones éticas”. (pp. 175). Modificar la información que se ha obtenido ya sea por
error o por disposición personal recae en uno de los principales problemas que se puede
cometer. Esta mala práctica de comunicación podría invalidar el resultado final, estudios
posteriores sobre nuestro trabajo pueden verse perjudicados, las personas que financian el
trabajo pierden credibilidad así como nuestra labor personal, otros etnógrafos que hayan
estudiado el mismo ámbito pueden contradecir nuestros resultados, todos estas situaciones y
todas las que no se mencionaron perjudica nuestra carrera profesional, sin embargo considero
que el problema más importante recae en la falta de honestidad con los colaboradores a los
cuales les debemos el trabajo que nos permiten realizar. Otra corriente de estudios afirmará
que mientras se aplique una cierta pasión a lo que se realiza incluso los errores pueden ser
útiles según como se los trabaje, así lo menciona Heider: “Ciertamente hay algunos sentidos
en los que un etnógrafo puede estar simplemente equivocado, pero incluso la etnografía
equivocada tiene una utilidad potencial. Es decir, incluso los "errores" pueden servir para
revelar alguna cosa importante sobre la cultura en cuestión, así como sobre los antecedentes
del etnógrafo.. 1988 “The Rashomon Effect: When Ethnographers Disagree” (pp. 74).
Respecto a esta manera de interpretar los errores me parece justo que al menos se realice el
intento de corregir las equivocaciones ya sea manifestando las correcciones en un documento
o bien haciendo un trabajo adicional donde se corrija o reinterprete el estudio etnográfico.

CONCLUSIONES

La práctica etnográfica de campo ha suscitado a lo largo de los años problemas que


posiblemente se hayan podido solucionar si se hubiera acordado mantener una estructura de
planificación y uso del lenguaje previamente delimitado para evitar caer en contradicciones
éticas y producir una gran cantidad de desacuerdos, sin embargo este planteamiento resulta
reduccionista si se lo analiza con rigurosidad. El estudio de las personas contiene pluralidades
de las cuales se basa nuestro trabajo, considero que una parte esencial de esta labor es dar el
lugar que corresponde a todas las formas de entendimiento a lo largo del mundo desde
perspectivas nuevas y replanteadas. La identidad y el posicionamiento con el que se abordan
los trabajos académicos pueden ser cuestionados incluso si de ello depende replantear el
estudio humano en su totalidad.

BIBLIOGRAFÍA

Alvarez Roldán, ARTURO. (1994) "La invención del método etnográfico. Reflexiones
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Malinowski, Bronisław. (1973)[1922] “Introducción: objeto, método y finalidad de esta


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Piñeiro, Eleder & Carlos Diz (2018) "El trabajo de campo como abandono: una reflexión
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Sánchez Carretero, Cristina. (2003) “Voces y escritura: la reflexividad en el texto


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