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4.

EL ANÁLISIS DE LOS SUCESOS COMUNICATIVOS

Al realizar una etnografía de la comunicación en un lugar particular, la primera tarea es definir, al


menos tentativamente, la comunidad de habla a ser estudiada, intentar obtener alguna comprensión de su
organización social y otros aspectos salientes de la cultura y formular hipótesis posibles acerca de los
diversos modos en que estos fenómenos socioculturales podrían relacionarse con patrones de comunicación
(como se analizó en los capítulos 2 y 3). Es crucial que la descripción etnográfica de otros grupos se enfoque
no en términos de categorías y procesos preconcebidos, sino con apertura hacia el descubrimiento del modo
en que los hablantes nativos perciben y estructuran sus experiencias comunicativas; en el caso de los
etnógrafos que trabajan en sus propias comunidades de habla, el desarrollo de objetividad y relatividad es
esencial y al mismo tiempo difícil.
Algunos pasos iniciales en la descripción y el análisis de los patrones de comunicación incluyen
identificar sucesos recurrentes, reconocer sus componentes salientes y descubrir la relación entre los
componentes y entre el suceso y otros aspectos de la sociedad. El etnógrafo está interesado también en las
actitudes hacia el suceso (capítulo 5), y en cómo se adquieren las destrezas comunicativas relevantes y las
actitudes (capítulo 6). El criterio último de la adecuación descriptiva es si alguien que no está familiarizado
con la comunidad de habla podría comprender cómo comunicarse apropiadamente en una situación
particular; más allá de eso, deseamos saber por qué las conductas son más apropiadas que las posibilidades
alternativas.
La conducta observada se reconoce actualmente como una manifestación de un conjunto más
profundo de códigos y reglas, y se considera que la tarea de la etnografía es el descubrimiento y la
explicación de las reglas de una conducta contextualmente apropiada en una comunidad o grupo, en otras
palabras, lo que el individuo necesita saber para ser un miembro funcional de la comunidad.

La relación del etnógrafo con la comunidad de habla

Debido, en parte, a que la antropología se ocupó hasta hace poco principalmente de las culturas no
occidentales, y relegó el estudio de estas a la sociología, la psicología y otras ciencias sociales, las técnicas de
la etnografía se aplicaron poco a nuestra propia sociedad excepto de manera ocasional en caricaturas. Se
observó que esta división del esfuerzo no fue accidental, y que la antropología reflejó las distinciones
etnocéntricas occidentales entre los grupos coloniales conquistados (o neocoloniales internos) y sus
conquistadores. El observador externo, extraño a la sociedad y no familiarizado con la cultura, podía
inocentemente recolectar y reseñar cualquier información, confiado de que el grupo tendría indulgencia por
sus infracciones a la etiqueta, y que la protección la proporcionaba el hecho de que su participación en la'
sociedad podía terminar en cualquier momento retornando a su casa.
En años recientes creció la conciencia de que el investigador puede desarrollar una comprensión mas
profunda de la cultura en estudio adoptando un rol funcional y volviéndose un participante de la misma. Esto
puede ser necesario, de hecho, en ciertos momentos si la carencia de un estatus y rol definidos pueden
causarle problemas de aceptación en la comunidad (Williams, 1967; Spradley, 1979). Podría ser necesario
algún tipo de razón para la presencia del observador, particularmente en los estudios dentro de su propia
sociedad. Cuando el observador conoce las reglas de la cultura, y los miembros de la comunidad saben que él
o ella las conoce, esperan que el observador se comporte como un miembro de la sociedad. De ese modo, es
probable que encuentren aberrante que los observadores indaguen sobre o registren la conducta que se supone
que ellos ya conocen, y se mostrará poca tolerancia ante las violaciones de las reglas. Existen considerables
dificultades, severas restricciones están involucradas y surgen problemas éticos. Además, al dar por sentado
grandes aspectos de la cultura porque estos ya “se escaparon de su conciencia”, los observadores podrían
encontrar difícil y menos recompensante en lo intelectual intentar descubrir y explicar lo aparentemente
obvio, el caso “no marcado”.
Sin embargo, los etnógrafos, precisamente debido a este conocimiento de una gran variedad de las
culturas del mundo, pueden aportar una perspectiva comparativa al trabajo aun dentro de su propia sociedad.
Y al mantener una distancia mental respecto de los objetos de observación y tratar a subculturas como la de la
escuela o la fábrica como “exóticas”, pueden mantener algo de la objetividad imparcial por la cual la
antropología es famosa.
Una de las ventajas de estudiar la propia cultura e intentar hacer explícitos los sistemas de
comprensión que están implícitos es que los etnógrafos pueden utilizarse a sí mismos como fuentes de

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información e interpretación. La concepción de Chomsky de que el hablante nativo de una lengua conoce la
gramática de la misma abrió el camino a la introspección de los hablantes nativos como un procedimiento
analítico, y reconoció que la vastedad de este conocimiento se extendía mucho más allá de lo que se había
revelado en la mayoría de las descripciones lingüísticas de hablantes no nativos. La extensión de esta
perspectiva al estudio de la cultura reconoce al miembro de la sociedad como el depósito del conocimiento
cultural, y reconoce que el etnógrafo que ya posee este conocimiento puede utilizarlo de modo introspectivo
para validar, enriquecer y facilitar la tarea de la descripción etnográfica.
Otra ventaja de los etnógrafos que trabajan dentro de su propia cultura es que algunas de las
preguntas principales acerca de la validez y confiabilidad planteadas por las ciencias sociales de orientación
cuantitativa pueden al menos resolverse parcialmente. Mientras que podría no haber nadie que contradiga
afirmaciones acerca de las prácticas culturales de un remoto pueblo de Nueva Guinea, cualquier descripción
de las actividades en la propia sociedad del observador se vuelve esencialmente autocorrectora, ya sea a
través de la realimentación de la comunidad descripta como a través de las reacciones de los lectores que son,
ellos mismos, miembros de la misma sociedad.
Al mismo tiempo, el énfasis del trabajo etnográfico reciente sobre la explicación
existencial/fenomenológica del significado cultural justifica aun más el valor de que los etnógrafos trabajen
dentro de su propia cultura. Combinando la observación y el autoconocimiento, el etnógrafo puede sondear
las profundidades y explorar las sutiles interconexiones del significado de formas que los extranjeros solo
podrían alcanzar con grandes dificultades, si es que consiguen hacerlo. Del mismo modo entonces, si el
etnógrafo puede funcionar como observador e informante es posible superar algunos de los problemas de
verificación y proporcionar una corrección a la especulación desenfrenada.
Cuando los etnógrafos deciden trabajar con otras culturas, es crítica la necesidad de extensos estudios
generales de la comunidad, y debe emplearse una variedad de métodos de campo para minimizar la
imposición de sus propias categorías y percepciones culturales al registro y la interpretación de otro sistema.
En algunos casos los “extraños” pueden notar conductas que no son directamente evidentes para los nativos
de la comunidad, para quienes pueden ser inconscientes, pero recíprocamente ningún extraño puede
realmente comprender el significado de diversos tipos de interacción dentro de la comunidad sin elicitar las
intuiciones de su miembros. Garfinkel hizo notar lo siguiente.

El descubrimiento de una cultura común consiste en el descubrimiento desde dentro de la sociedad por parte de
los científicos sociales de la existencia de conocimiento de sentido común de las estructuras sociales. (1967:76-
7; énfasis del autor).

Es probable que solo un investigador que comparta, o llegue a compartir, las intuiciones de la
comunidad de habla en estudio pueda describir precisamente la base socialmente compartida que da cuenta de
gran parte de la dinámica de la interacción comunicativa. El valor de combinar las perspectivas interna y
externa para los trabajadores de campo es ilustrado por Milroy (1980)
Una segunda cuestión es la del acceso a la comunidad. Milroy proporciona buenas ilustraciones de
cómo esto puede negociarse, en su discusión de la metodología utilizada por Blom y Gumperz en Noruega y
de su propio trabajo en Belfast:

Inicialmente me presentaba en cada comunidad no en mi capacidad formal de investigadora, sino como una
“amiga de un amiga”... de modo que adquiría algunos de los derechos y algunas de las obligaciones de una
integrante del grupo. (1987b:66)

Obtener acceso a comunidades minoritarias que pueden tener una historia de explotación plantea
problemas éticos tanto como prácticos. En los Estados Unidos, la mayoría de las investigaciones sobre
comunidades minoritarias fueron tradicionalmente realizadas por miembros del grupo mayoritario o por
extranjeros (por ejemplo, el trabajo de Madsen, Rubel y Holtzman y Díaz-Guerrero sobre los mejicanos-
americanos, o Hannerz y Ogbu sobre los negros americanos). Un miembro del grupo en estudio que también
es un investigador ya tendrá contactos personales que debieran contribuir a asegurar su aceptación, aunque la
adopción de este tipo de roles puede producir la percepción (a veces justificada) de que un miembro del grupo
se “vendió” al “establishment” dominante.
La percepción de las asociaciones colonialistas históricas de la antropología hizo que esta ciencia
fuese sospechada en algunas comunidades, y creó barreras al acceso de los investigadores de campo. Un
ejemplo extremo ocurrió en una comunidad pueblo de Nuevo Méjico, donde se dice que hace algunos años el
informante de un antropólogo fue asesinado después de que este publicase su estudio y la comunidad
descubriese cuánto aquel había divulgado.

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Es necesario reconocer que existen sensibilidades en ciertos sectores, y que la cuestión del uso al que
se someten los resultados de la investigación etnográfica ha sido planteada como una cuestión de ética
profesional. Existen muchas aplicaciones potenciales de los datos acerca de los patrones de comunicación que
van desde el mejoramiento de la educación y la distribución de servicios sociales (por ejemplo el derecho y la
medicina) hasta contribuir a la efectividad de la publicidad o propaganda, y es la responsabilidad de los
etnógrafos no explotar a las comunidades en las que trabajan. Frecuentemente puede negociarse el acceso con
beneficio para todos, al incluir una realimentación relevante sobre la comunidad de una forma que esta pueda
usar para sus propios propósitos. Es posible hallar ejemplos positivos en el trabajo de algunos lingüistas
antropológicos que trabajan con grupos indígenas en los Estados Unidos. Entre ellos están Ossie Werner
(Northwestern University), cuya investigación sobre la terminología anatómica de los navajos y sus creencias
acerca de las causas y las curas de las enfermedades permite realizar mejoras en la prestación de los servicios
médicos, y William Leap (American University), cuya investigación sobre los isletan tiwa produjo una forma
escrita de la lengua y materiales de lectura bilingües. Estos materiales se desarrollaron en respuesta a los
temores de la comunidad de que la lengua estaba en un estado de declinación y a su deseo de conservarla.
No debieran informarse aquellos datos que probablemente puedan causar perjuicios a los individuos o
al grupo. Cuando los sujetos de investigación son seres humanos, existen límites éticos a la responsabilidad
científica de completitud y objetividad que no solo están justificados sino que son obligatorios. Más aun, la
información que se da confidencialmente debe mantenerse en secreto. Los dos lingüistas cuyo trabajo con
comunidades citamos más arriba también son ejemplos positivos de esta dimensión de integridad profesional:
parte de la información sobre las creencias y prácticas medicinales de los navajos solo debían ser diseminadas
dentro de la comunidad navajo y aunque Werner informa la base de datos completa, esa porción no está
traducida al inglés. Leap no hizo ningún intento por elicitar historias que tuviesen significación religiosa para
los tiwa (y que por ello eran de naturaleza secreta), y su selecciones y el contenido de los libros de lectura
bilingües fueron sometidos al Consejo Asesor de Padres para aprobación previamente a su publicación.
Una tercera cuestión, parcialmente contenida dentro de la segunda, es la de la raza o etnia del
entrevistador. En el pasado, cuando miembros de un grupo mayoritario realizaban estudios en ambientes
extranjeros o en comunidades minoritarias, el mito del observador como figura disociada y neutral oscureció
el hecho social de que el observador, participante consciente o no, es una parte inevitable del marco social y
afecta la conducta de los otros participantes, además de ser influenciado y a veces manipulado por ellos. La
falta de familiaridad de los investigadores con la cultura, la lengua y la comunidad con frecuencia lo hacían
vulnerable a dicha influencia, tanto más cuanto esto pasaba inadvertido.
El efecto de la presencia del observador sobre otros participantes –la paradoja del observador, así
llamada porque el observador no puede observar qué habría ocurrido si el o ella no hubiese estado presente–
fue estudiada en ciertas situaciones, y parece tener variaciones. Labov (1970) descubrió que reproducir los
procedimientos de entrevista de Bereiter y Engelmann (1966) utilizando un entrevistador blanco con niños
negros en un ambiente amenazador producía una cantidad muy baja de verbalizaciones en comparación con
la utilización de un entrevistador negro en un ambiente familiar (el hogar), pero Galvan y Smith (Smith,
1973), ambos blancos, tuvieron éxito en elicitar un habla fluida de niños negros en escuelas de Texas. La
situación bilingüe es más compleja, al menos en lo que afecta al estudio de la conducta lingüística, pero el
efecto sobre el estudio de otras características culturales es menos cierto. El estudio MELP (Measure of
English Language Proficiency [Medición de la competencia en lengua inglesa] realizado por el Centro de
Lingüística Aplicada en 1975 no encontró ningún efecto significativo de la etnia del entrevistador sobre la
calidad de los datos recolectados (se realizó una asignación controlada de entrevistadores en tres sitios), y el
Institute of Social Research, de la Universidad de Michigan, encontró que entrevistadores de etnias diferentes
a la de los entrevistados que realizaban una investigación social obtenían datos mejores y más confiables que
entrevistadores de la misma etnia utilizando la lengua del respondiente.
Los investigadores deben conocer el marco general, las instituciones y valores que guían la conducta
cultural en la comunidad y ser capaces de comportarse de modo apropiado, tanto lingüística como
culturalmente, en cualquier situación dada desde el inicio para que su participación sea genuinamente
aceptada. De modo similar, los investigadores deben poder establecer una base común de entendimiento y
reglas de conducta compartidas para que las entrevistas o interacciones resulten productivus.
Hymes (1978) distinguió tres tipos de etnografía: general, centrada en un tema y de verificación de
hipótesis. Todas son importantes y cada tipo depende en muchos respectos de la anterior. El conocimiento
lingüístico a cultural del etnógrafo puede acelerar mucho el progreso de la investigación hasta el tercer nivel
y ayudar en la generación de hipótesis a verificar y nuevos estudios.
Tipos de datos

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Aunque no todos los tipos de datos son necesariamente relevantes para todo estudio realizado, al
menos los siguientes debieran ser tenidos en cuenta en cualquier investigación etnográfica sobre la
comunicación:

1. Información general

Cualquier intento por comprender los patrones de comunicación en una comunidad debe comenzar
por los datos sobre los antecedentes históricos de la comunidad, incluyendo la historia del asentamiento, el
origen de la población, la historia de los contactos con otros grupos y los sucesos notables que afecten las
cuestiones lingüísticas o las relaciones étnicas. Una descripción general es también usualmente relevante,
incluyendo las características topográficas, la localización de los hitos importantes, la distribución y la
densidad de la población, los patrones de movimiento, las fuentes y lugares de empleo, patrones de afiliación
religiosa y matriculación en las instituciones educativas. Las fuentes publicadas de información debieran
utilizarse como preparación general siempre que estén disponibles, y debiera hacerse una búsqueda de las
tesis de maestría y doctorado pertinentes para evitar la duplicación del esfuerzo de investigación. Datos
relativamente actualizados pueden estar disponibles de los niveles nacional, estatal, regional o local de
gobierno, o a través de representantes de embajadas.

2. Artefactos materiales

Muchos de los objetos físicos que están presentes en una comunidad son también relevantes para la
comprensión de los patrones de comunicación, incluyendo la arquitectura, los signos e instrumentos de
comunicación como los teléfonos, radios, libros, televisores y tambores. La recolección de datos comienza
con la observación y puede incluir entrevistas con preguntas como “¿Para qué se usa?” y “¿Qué usa para...?”
La clasificación y rotulación de objetos utilizando procedimientos etnosemánticos es una etapa temprana en
el descubrimiento de cómo una comunidad de habla organiza la experiencia en relación con la lengua.

3. Organización social

Los datos relevantes pueden incluir una lista de instituciones comunitarias, la identidad de los líderes
y funcionarios, la composición de los sectores comerciales y profesionales, las fuentes de poder e influencia,
las organizaciones formales e informales, las relaciones étnicas y de clases, la estratificación social y los
patrones de distribución y asociación. La información puede estar disponible en los periódicos y registros
oficiales de diversos tipos, o puede recolectarse a través de la observación sistemática en una muestra de
marcos y entrevistas realizadas con una sección transversal de personas de la comunidad. Puede realizarse
también un análisis de redes para determinar qué personas interactúan con cuáles otras, en qué relaciones de
roles y con qué propósitos. El procedimiento puede también utilizarse para identificar fronteras de subgrupos
dentro de una comunidad heterogénea y descubrir su fuerza relativa.

4. Información legal

Las leyes y las decisiones judiciales que hacen referencia a la lengua también son relevantes: por
ejemplo, qué constituye “calumnia”, qué “obscenidad”, y cuál es la naturaleza y el valor de la “libertad de
palabra” o cómo está restringida. Es de interés, por ejemplo, que un tribunal de Alemania Occidental
absolviera a dos ex-miembros de la SS por cargos de asesinato en parte porque “toda la evidencia presentada
fue verbal, sin ninguna pieza de evidencia escrita” (Associated Press, 1980). Las leyes pueden también
prescribir la elección de una lengua en contextos oficiales, como las sancionadas en Quebec y Bélgica, o
como en la Ley de Derechos de Voto en los Estados Unidos, que requería que se imprimiesen boletas en
cualquier lengua que fuera hablada por más del cinco por ciento de los ciudadanos en edad de votar en
cualquier estado o subdivisión política. En comunidades en las que esta información está codificada
formalmente, gran parte está disponible en libros legales y registros de los tribunales, y en todas las
comunidades es accesible a través de entrevistas con los participantes de sucesos “legales” de diversas clases,
y la observación de sus procedimientos y resultados.

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5. Datos artísticos

Las fuentes literarias (escritas u orales) pueden también ser valiosas por las descripciones que
contienen, además de por las actitudes y valores que revelan sobre la lengua. Por otro lado, los patrones
comunicativos que ocurren en la literatura presumiblemente incorporan alguna clase de idealización
normativa, y retratan tipos de personas (por ejemplo, según la clase social) en términos de un uso
estereotípico de la lengua. Los datos artísticos relevantes también incluyen las letras de canciones, los dramas
y otros géneros de actuación verbal, y la caligrafía.

6. Conocimiento común

Los supuestos que subyacen al uso e interpretación de la lengua son difíciles de identificar cuando
están en la forma de presuposiciones no formuladas, pero algunos de ellos salen a la superficie a continuación
de fórmulas como “Como todos saben ...” y “Como dicen ...” o en la forma de proverbios y aforismos. Estos
son “hechos” para los cuales no se considera necesaria ninguna evidencia, son las “reglas de sentido común”
y las máximas que gobiernan diversas clases de conductas comunicativas. Algunos de los datos pueden
elicitarse con preguntas acerca de por qué algo se dice de un determinado modo en una situación particular en
lugar de en una forma alternativa, y aun más estudiando los procesos formales e informales en la adquisición
de la competencia comunicativa en los niños (que se discutirá en el capítulo 6). La etnociencia y la
etnometodología se dedican directamente al descubrimiento de este tipo de datos (que discutiremos bajo
Procedimientos de recolección de datos, más abajo).

7 Creencias acerca del uso de la lengua

Este tipo de datos ha sido de interés durante mucho tiempo para los etnógrafos, e incluye los tabúes y
sus consecuencias. También se incluyen las creencias acerca de quién o qué es capaz de hablar y con quién o
con qué se puede hacer comunicación (por ejemplo dios, animales, plantas, los muertos). En estrecha relación
están los datos sobre las actitudes y valores respecto de la lengua, incluyendo el valor positivo o negativo
asignado a la volubilidad versus la taciturnidad.

8. Datos sobre el código de la lengua

Aunque es un principio básico de este campo que una perspectiva que considere a la lengua solo
como unidades estáticas de léxico, fonología y gramática es totalmente inadecuada, estos constituyen un tipo
muy importante de datos dentro del dominio más amplio. Estos, junto con las características paralingüísticas
y no verbales de la comunicación, están incluidos en el modelo del análisis de los sucesos de habla como
parte del componente “Instrumentalidad” (que discutiremos más abajo). La preparación para el trabajo dentro
de cualquier comunidad de habla, particularmente si la lengua usada no es la nativa del etnógrafo, debiera
incluir el estudio de los diccionarios y gramáticas existentes. Probablemente sea mejor que a las destrezas en
la comunicación etnográfica se le sumen las destrezas en el análisis lingüístico en su sentido más estrecho
para asegurar que este componente no sea descuidado o mal interpretado.

Estudio de los procedimientos de recolección de datos

No hay un único método que sea mejor para recolectar información sobre los patrones de uso de la
lengua dentro de una comunidad de habla. Qué procedimientos son apropiados depende de la relación del
etnógrafo con la comunidad de habla, del tipo de datos recolectados y de la situación particular en la que se
realiza el trabajo de campo. Las características definitorias esenciales de los procedimientos de campo
etnográficos son que están diseñados para evitar las percepciones sesgadas de la persona que hace el registro
y que se basan en la investigación de la comunicación en contextos naturales.

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Los etnógrafos debieran entonces dominar un repertorio de métodos de campo de los cuales poder
elegir según la ocasión. Aunque un enfoque etnográfico es bastante diferente de uno experimental, los
métodos cuantitativos podrían resultar útiles (incluso esenciales) en algunos aspectos de la recolección de
datos, en especial cuando se exploran características variables del uso de la lengua. Los métodos cuantitativos
son esencialmente técnicas para medir el grado de consistencia de la conducta, y la cantidad y naturaleza de
la variación bajo diferentes circunstancias. El etnógrafo puede colaborar provechosamente con el sociólogo,
el psicólogo o el sociolingüista interesado en el análisis cuantitativo, pero para poder utilizar métodos
cuantitativos, estos primero deben desarrollarse y validarse mediante procedimientos cualitativos. Los
procedimientos cuantitativos pueden a su vez servir para determinar la confiabilidad de la observación
cualitativa, que por lo general es casual y no controlada, y la validez de las generalizaciones que puedan
haberse hecho sobre la base de una muestra muy limitada.
El criterio de adecuación descriptiva que tendremos en cuenta es que debiera proporcionarse
suficiente información para permitir que alguien de fuera de la comunidad de habla que se está investigando
pueda comprender completamente el suceso y participar de él en forma apropiada.

1. Introspección

La introspección es un medio para recolectar datos solamente acerca de la propia comunidad de


habla, pero es una destreza importante a desarrollar con ese fin. Es importante no solo por la recolección de
datos per se, sino por establecer el hecho de que todos tienen una cultura, y que las preguntas sobre diversos
aspectos de la lengua y la cultura requieren respuestas desde la perspectiva de las propias comunidades de
habla de los investigadores además de las de sus sujetos. Los etnógrafos que son ellos mismos biculturales
necesitan diferenciar las creencias, valores y conductas que fueron parte de su enculturación (aprendizaje de
la primera cultura) de las de su aculturación (aprendizaje o adaptación a una segunda cultura), y este ejercicio
en sí mismo proporcionará información valiosa e intuiciones sobre el grupo y los individuos.
El medio más productivo para desarrollar esta destreza en un programa de entrenamiento es pedir a
los individuos que formulen respuestas muy específicas a partir de su propia experiencia a las diversas
preguntas sobre la comunicación, que se presentan en la sección de más abajo sobre Componentes de la
comunicación. Un segundo paso es reconocer la significación de las diferencias entre las respuestas que
reflejan “ideales” culturales o normas, y lo “real”, o lo que verdaderamente ocurre. Esta distinción entre lo
ideal y lo real –conocida por los antropólogos desde hace mucho tiempo– no es una cuestión de verdad y
falsedad, y no se la debiera considerar bajo una luz negativa. Más bien es un reconocimiento de conductas
específicas. Puede trazarse una analogía útil con la cuestión de qué hacen los conductores cuando encuentran
una señal de alto: la respuesta “ideal” es que siempre paran; las conductas específicas “reales” muestran que
la disminución de la velocidad (pero no parar completamente) es una respuesta común, y que a veces los
conductores no paran en absoluto. Distinguir entre conductas “ideales” y “reales” en una etapa importante
para considerar objetivamente una cultura. Las respuestas a preguntas sobre la lengua y la cultura se
formularán usualmente en términos “ideales” categóricos, y aprender las respuestas “ideales” es una parte
importante de la educación formal de los miembros de un grupo. Las conductas “reales”, que existen sobre un
continuo, se adquieren más frecuentemente por modelización informal, y es más probable que ocurran “fuera
de la conciencia”, donde pueden ser difíciles de reconocer en forma consciente por los individuos. De esta
forma, no hay ninguna contradicción inherente si alguien afirma que él o ella nunca deja de detenerse ante
una señal de alto, y luego no lo hace. La conducta real puede ser honestamente negada aun cuando se señala
su ocurrencia, o desechada como una excepción que no afecta la validez de la afirmación categórica general.
Así, aun cuando los investigadores estén seguros de que “saben” acerca de los patrones de uso de la
lengua en su propia comunidad de habla, es importante verificar las hipótesis desarrolladas en base a sus
propias percepciones con las percepciones de otros, y contra los datos objetivos recolectados en la
observación sistemática.

2. Observación participante

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El método más común de recolectar datos etnográficos en cualquier dominio de la cultura es la
observación participante. El investigador que es un miembro de la comunidad de habla nació en ese rol, y los
antropólogos encontraron que es posible percibir y comprender patrones de conductas culturales en otra
sociedad si están inmersos en la comunidad durante un año o más. La clave del éxito de la observación
participante es liberarse uno mismo tanto como sea humanamente posible del filtro de la propia experiencia
cultural. Esto requiere relativismo cultural, conocimiento sobre las posibles diferencias culturales y
receptividad y objetividad para percibir a los otros.
Malinowski fue responsable de liderar una revolución en el trabajo de campo alrededor de 1920, y se
le reconoce la fundación de este enfoque. Antes de esa fecha, los etnógrafos describían otras culturas sobre la
base de los informes de viajeros o, cuanto más, vivían aparte del grupo bajo investigación (frecuentemente en
las viviendas más confortables de los administradores coloniales), y hacían visitas sobre una base regular para
observar y tomar notas.
Uno de los beneficios más importantes de la participación es poder verificar hipótesis acerca de las
reglas de comunicación, a veces quebrarlas y observar o elicitar reacciones. La participación en actividades
del grupo durante un período de tiempo es frecuentemente necesario para que surja información mucho más
importante, y para que se desarrollen las necesarias relaciones de confianza. El papel del etnógrafo externo en
una comunidad sigue siendo problemático, pero si de todas formas es posible, debiera ser un papel que
contribuya al bienestar del grupo anfitrión de un modo que ellos reconocen y desean. Si esto es como maestro
o trabajador de la construcción, no puede determinarse fuera de contexto, pero el etnógrafo no debería
“extraer” datos sin devolverle a la comunidad algo de utilidad inmediata.
Los problemas potenciales de los etnógrafos “externos” incluyen no solo qué papel asumir, sino qué
información proporcionar acerca de ellos mismos antes de conocer el significado de esa información para la
comunidad. Más aun, es muy difícil comportarse “apropiadamente” (aun si se sabe qué hacer) cuando uno
está enfermo, o cuando las conductas apropiadas violan los propios valores y costumbres. Los etnógrafos
deben ante todo comprender su propia cultura y los efectos que esta tiene sobre su conducta, si es que deben
tener éxito en la observación participante de otra cultura.
Debe quedar en claro que para un enfoque de observación participante, un alto nivel de competencia
lingüística y cultural es un sine qua non para un trabajo de campo exitoso, particularmente si es que debe
ocurrir dentro de un marco temporal limitado. El investigador, para poder incorporarse a los diversos sucesos
de habla de una forma relativamente moderada como observador participante, uno con el cual los otros
participantes puedan sentirse cómodos, debiera compartir tan estrechamente como sea posible el mismo
trasfondo y competencia lingüística que los miembros de la comunidad bajo observación. Sin embargo, será
deseable algo de variación experimental naturalista de las condiciones o de la interacción para evocar o
verificar la ocurrencia de diferentes patrones de respuesta.
La recolección de datos en situaciones en las que ellos mismos toman parte requiere que los
etnógrafos incluyan datos sobre sus propias conductas en relación con los otros, y un análisis de su papel en
la interacción además del análisis del papel de los otros.

3. Observación

La observación sin participación raramente es adecuada, pero existen ocasiones en las que es
apropiada como procedimiento de recolección de datos. Algunos sitios están construidos explícitamente para
permitir una observación sin perturbación, tal como clases de laboratorio con espejos de un sentido, u otros
que permiten que el investigador aunque esté visible pueda observar de modo relativamente pasivo sin
perturbar la situación. También, en la observación de la dinámica de grupo en algunas clases de reuniones, es
mejor por lo general que un observador aceptado marginalmente evite tomar parte activa en las actuaciones.
La observación desde un balcón o pórtico es por lo general menos perturbador para los patrones de
interacción de los niños cuando su juego está bajo observación que cualquier intento de participación.
La observación de la conducta comunicativa que ha sido grabada en video es un agregado
potencialmente útil a la observación participante y a las entrevistas, particularmente debido a la conveniencia
de poder reproducir los sucesos para realizar un microanálisis, pero esta está siempre limitada por el foco y el
alcance de la percepción del operador de cámara, y solo puede comprenderse apropiadamente en un contexto
más holístico. Más aun, los etnógrafos debieran recordar siempre que la aceptabilidad de grabar, fotografiar e
incluso tomar notas depende de la comunidad y de las situaciones observadas. Cuando es factible hacer
registros en película o en video en un contexto relativamente fijo, es mejor usar una cámara de estudio
estacionaria con gran angular para tomas del “contexto” y una cámara móvil para enfocar los aspectos

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particulares de la situación. Para obtener un registro visual de sucesos de interacción en los que los
participantes son más móviles (tales como niños jugando juntos en exteriores, o escenas en una expedición de
caza o pesca), un camcorder manual de 8mm operado con baterías es lo más apropiado. En muchas
situaciones puede colocársele un pequeño micrófono inalámbrico a un único participante focal, con un
receptor en la cámara que graba el sonido directamente sobre la película. La mayoría de los micrófonos
inalámbricos recogerán no solo lo que el participante focal dice, sino también cualquier cosa dicha por un
hablante dentro de un área de al menos un metro o metro y medio a su alrededor. Cuando se necesita una
variedad más amplia de cobertura de audio, un segundo micrófono inalámbrico y un receptor sintonizado a
una frecuencia diferente puede proporcionar la entrada para un grabador de cinta auxiliar. Una entrada
múltiple de diferentes frecuencias directamente a la pista de audio de la cámara requiere equipo adicional que
reduce mucho su portabilidad. (Para una discusión sobre la grabación de video en el trabajo de campo
lingüístico, véase Troike y Saville-Troike, 1988; Jackson, 1987 incluye una extensa discusión sobre
diferentes tipos de equipos de grabación.)
Whiting y Whiting aconsejan a los etnógrafos “no embarcarse en una observación sistemática que sea
laboriosa y consumidora de tiempo a menos que estén convencidos de que los informantes no pueden
informar de un modo confiable sobre su propia conducta o la conducta de otros” (1975:312). Según ellos, las
razones por las que un informante puede no ser capaz de hacerlo serían: podría no percibir las regularidades
en la conducta y por ende no podría generalizar acerca de categorías; no estaría consciente de su conducta en
ciertos dominios; podría no informar actos que no realizó; su percepción estaría distorsionada debido a un
conflicto entre lo ideal y lo real; y podría no recordar sucesos pasados relevantes.
Como la variedad potencial de marcos de observación es enorme, las prioridades deben determinarse
según el foco o propósito principal de la investigación. Si el foco se encuentra en los niños en una situación
educativa, por ejemplo, estos incluirán obviamente la escuela misma, pero también el área de juego, el hogar
y las inmediaciones sociales más frecuentadas por el niño o que parecen tener el mayor impacto afectivo y
lingüístico sobre el niño, quizá como la iglesia. El plan de trabajo debería ser lo suficientemente flexible y
abierto como para que puedan agregarse o sustituirse marcos importantes que surjan en el curso de la
investigación etnográfica y lingüística, en la medida en que esto sea apropiado. No sería adecuado en este
ejemplo de educación limitar la observación al marco del aula sin tomar en cuenta el contexto social más
amplio de la comunicación.
Las personas que recién comienzan a desarrollar destrezas en este método solo debieran informar las
conductas observables sin imponer juicios de valores o sacar conclusiones; pasos más avanzados involucran
realizar inferencias a partir de las conductas u objetos observados acerca de aspectos inobservables de la
cultura como las creencias y los valores. La clave de una observación e inferencia exitosa es, nuevamente,
liberarse del propio filtro cultural.

4. Entrevistas

Las entrevistas pueden contribuir una amplia variedad de información cultural, y puede incluir la
recolección de inventarios de parentesco, información sobre sucesos religiosos y comentarios importantes y la
elicitación de cuentos folclóricos, narrativas históricas, canciones, exposiciones de “cómo hacer” en relación
con diversos aspectos del conocimiento técnico y descripciones de los encuentros entre los miembros de la
comunidad en diferentes contextos. Aunque el marco de una entrevista es por lo general formal y forzado, no
tiene por qué serlo, y el procedimiento es un complemento eficiente –quizá necesario– de la observación y la
participación. Los tipos de preguntas y estilos de entrevistas pueden ser tan diferentes que pueden hacerse
pocas generalizaciones de conjunto.
La entrevista etnográfica más común está compuesta por preguntas que no tienen alternativas de
respuesta predeterminadas. Estas son apropiadas para recolectar datos sobre virtualmente todos los aspectos
de la comunicación: ¿qué variedades regionales se reconocen y qué características las distinguen unas de
otras (por ejemplo, ¿Las personas que viven en la Montaña Roja/el Valle Verde, etcétera, hablan de un modo
diferente que usted? ¿Puede entenderlos? ¿Qué ejemplos podría dar?); actitudes hacia las variedades de la
lengua (por ejemplo, ¿Quién habla “mejor”?, ¿Quién habla más “cómico”? ¿Por qué piensa que hablan de ese
modo?); la identificación de diferentes clases de sucesos de habla (por ejemplo, ¿Qué están haciendo [con
referencia a las personas que interactúan de diversos modos]?, ¿Qué clase de habla es esa?); los marcadores
sociales en el habla (por ejemplo, ¿Como saluda usted a alguien que es más viejo que usted?, ¿más joven?,
¿hombre?, ¿mujer?, ¿un sirviente?, ¿su empleador?).

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Cuando es posible, probablemente sea mejor imponer tan poca estructura como se pueda a una
entrevista e insertar las preguntas en puntos naturales de su desarrollo en lugar de tener un plan rígido de
preguntas a seguir.
La esencia de la entrevista etnográfica es que es abierta y presupone tan pocas preconcepciones como
sea posible, o al menos intenta constantemente descubrir las fuentes posibles de sesgos y minimizar sus
efectos. El etnógrafo debe estar abierto a nuevas ideas, información y patrones que puedan surgir en el curso
de la entrevista y a las diferencias entre la cultura “ideal” y “real” tal como se reflejan en manifestaciones de
creencias o valores y en las acciones, respectivamente.
También pueden usarse preguntas cerradas que están precodificadas para su análisis estadístico, pero
solo después de que se haya determinado la variedad probable de respuestas y las interpretaciones posibles.
Aun así, en la precodificación existe el peligro de violar el principio de mantenerse abierto a nuevos
significados y patrones no previstos de conducta, y se requiere una permanente validación cualitativa.
Las respuestas a las preguntas “más simples” de un estudio son específicas de la cultura. No es
posible interpretar las respuestas sobre la edad el número de hijos, por ejemplo, si primero no se conoce sobre
qué base se calcula la edad en una comunidad de habla particular, o si “cuántos hijos” significa solo los hijos
con vida o solo los varones, o solo los niños del mismo sexo que el respondiente. Al entrevistar a nacionales
de Tanzania que vivían en los Estados Unidos, Jalbert descubrió que es inapropiado preguntar cuántos hijos
hay en una familia porque, se le decía, “No contamos a los niños”. La información deseada podía elicitarse
preguntando: “¿Cuántos de sus hijos nacieron en Tanzania y cuántos nacieron aquí?” En especial cuando se
hacen entrevistas a miembros de un grupo minoritario en una sociedad, la pertenencia a una familia o los
ocupantes de una casa pueden ser considerados temas confidenciales si estos no siguen las costumbres
matrimoniales dominantes, y podrían ser muy amenazadores si en la casa viven extranjeros indocumentados.
Con frecuencia debe explicarse el significado de los términos que se utilizan típicamente en las
preguntas cerradas en encuestas, aun cuando estas se administren a hablantes nativos de la misma lengua.
Cuando pregunté por el “estado marital”, por ejemplo, una respuesta común fue “sí”, y preguntas sobre el
“rango ordinal” de un hijo con frecuencia fueron respondidas con una identificación de su afiliación religiosa.
En algunas situaciones pueden utilizarse preguntas que solicitan respuestas ubicadas en una escala,
como es el caso de los diferenciales semánticos, pero solo si están precedidas y seguidas por preguntas
abiertas que permitan una interpretación válida. La importancia de explorar las respuestas ubicadas en una
escala quedó ilustrada cuando les pedí a estudiantes de diferentes países que calificasen características como
ambicioso, competitivo, dominante, comprensivo y prudente según fueran más típicas de los hombres o las
mujeres en su propia comunidad de habla. Las respuestas se usaron entonces como base para la elicitación de
cómo estas características se reflejan diferencialmente en los modos de hablar de hombres y mujeres.
Mientras que casi todos los estudiantes calificaron a los hombres como “dominantes”, algunos dijeron que
esto era un reflejo de que hablaban más, mientras que otros decían que la misma característica se reflejaba en
su mayor taciturnidad. De modo similar, cuando los estudiantes calificaron a los miembros de comunidades
de habla que no eran las suyas según características como la cordialidad, en la discusión subsiguiente sobre
qué constituye una conducta verbal “amistosa” se revelaron diferencias substanciales: las mismas preguntas
sobre sus antecedentes escolares y familiares que los japoneses percibían como amistosas, por ejemplo, eran
consideradas “no amistosas” por los estadounidenses, quienes pensaban que representaban un intento de
ubicar socialmente a los oyentes; y la cantidad de charla intranscendente considerada “amistosa” por los
hablantes de español era considerada “no amistosa” por los japoneses, quienes en general sienten que una
cantidad mayor de habla indica distancia social en lugar de cordialidad. Como dijo un estudiantes japonés,
“Si usted es amigo de alguien, lo conoce y, entonces, no tienen necesidad de hablar mucho”.
Las entrevistas grupales con miembros de varias comunidades de habla diferentes pueden ser muy
útiles para desarrollar conceptos de relatividad durante el proceso de entrenamiento; mientras que todos los
estudiantes que participaron en esta discusión estuvieron de acuerdo en que la conducta “amistosa” es algo
bueno, resultó claro que las conductas comunicativas que serán interpretadas como “amistosas” dependen de
la lengua y la cultura. El etnógrafo no debe nunca suponer que los mismos rótulos usados en respuestas
cerradas o en escalas refieren a patrones similares de uso de la lengua, aun si fueron traducidos a la lengua del
respondiente; eso debe determinarse mediante procedimientos de entrevistas abierta y observación
participante.
Los posibles efectos de la raza y la etnia del entrevistador ya fueron analizados más arriba, pero el
sexo y la edad son factores que también deben tenerse en cuenta. En muchas comunidades se considera a las
mujeres menos amenazadoras que a los varones, por lo que son aceptadas más fácilmente como
entrevistadoras, pero en otras comunidades se considera totalmente inapropiado que las mujeres realicen esta
tarea. Más aun, con frecuencia existen limitaciones sobre qué tipos de preguntas un entrevistador de un sexo

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puede hacer a un entrevistado del otro. Wolfram entrenó a su joven hijo (Wolfram y Wolfram, 1977) como
entrevistador para que lo ayude a recolectar información sobre cómo las personas responden de modos
diferentes a preguntas hechas por adultos y por niños, obteniendo así datos que un adulto hubiera tenido gran
dificultad en recolectar; entrevistadores jóvenes de revistas para niños lograron a veces superar a sus rivales
adultos (por ejemplo en la información de la identidad del compañero de fórmula de Carter en 1976) y esto se
debe, al menos en parte, a que a los adultos en esta sociedad parecen resultarles más difícil no responder las
preguntas de los niños que de los adultos.
La elicitación de información de informantes niños involucra consideraciones adicionales, tanto
debido a que su perspectiva del mundo es diferente de la de los adultos (aun dentro de la misma comunidad
de habla) como a que es probable que una entrevista adulto-niño incorpore una relación desigual de poder en
la cual los niños no pueden comunicarse libremente. Deben tomarse precauciones especiales para evitar el
“adultocentrismo” en la interpretación de las respuestas (Tammivaara y Enright, 1986), y para transmitir una
completa apertura al conocimiento y punto de vista del niño.
Las diferencias en las cosmovisiones infantiles puede ilustrarse mediante una investigación que
explora la naturaleza de sus conceptos de astronomía, incluyendo la forma y tamaño de la Tierra (Vosniadou
y Brewer, en prensa). Cuando fueron entrevistados acerca de este tema, casi todos los niños de seis años
dijeron que la Tierra es “un círculo” o “redonda”. Las interpretaciones de lo que esta respuesta realmente
significaba, sin embargo, requirieron actividades de seguimiento como hacer que los niños dibujen o
construyan modelos de arcilla de la Tierra y respondan preguntas acerca de dónde viven las personas, por qué
no se caen en la parte de abajo y si uno llegará al límite si camina lo suficiente. Estos procedimientos
complementarios revelaron que para muchos niños “redondo” significaba circular pero plano (esto es, un
disco) y otros creían que las personas vivían dentro de una esfera (no sobre ella), o que verdaderamente
existen dos tierras (una plana sobre la que vivimos y una redonda en el cielo). Ocurrían diferencias culturales
interesantes con los niños indios que percibían a la Tierra como un disco plano que flota en agua y con los
niños samoanos que realizaban una forma similar a un anillo cuando se les pedía que hicieran un modelo de
la Tierra con arcilla (Brewer, Hendrich y Vosniadou, en prensa).
Cuando se estudia cuidadosamente las respuestas de los niños, se hace evidente que ellos tienen sus
propias nociones bien desarrolladas acerca del mundo a su alrededor, incluyendo la lengua que escuchan y
hablan y cómo una persona la aprende. Este tema será retomado en el capítulo 6.
Entre las cuestiones críticas en cualquier clase de entrevista podemos mencionar:

(a) Seleccionar informantes confiables. Con frecuencia las personas que se ponen más fácilmente a
disposición de un extraño son marginales en la comunidad y podrían, por lo tanto, comunicar
información imprecisa o incompleta y obstaculizar la aceptación del investigador por otros
miembros del grupo.
(b) Formular preguntas culturalmente apropiadas. Esto incluye saber qué es apropiado o inapropiado
para preguntar, por qué y de qué modo.
(c) Desarrollar receptividad hacia los signos de aceptación, incomodidad, resentimiento o sarcasmo.
Dicha receptividad se relaciona con las dos primeras cuestiones al contribuir información sobre la
confiabilidad de los informantes y la adecuación de las preguntas, y sobre cuándo una entrevista
debiera ser terminada.
(d) Los procedimientos de transcripción, sistematización y análisis de datos. Estos diferirán en alguna
medida con el tipo de información recolectada y por lo general con la orientación teórica del
investigador; cuando la entrevista se realiza en una lengua no nativa para el investigador, sin
embargo, la transcripción requiere de destreza en el uso de un sistema ortográfico o un alfabeto
fonético (aun cuando se utilice un grabador).

Estas cuestiones se discuten en profundidad en Spradley (1979), Taylor y Bogdan (1984), y Williams
(1967), mientras que Brislin, Lonner y Thorndike (1973) proporcionan una lista útil de problemas potenciales
de comunicación entre el entrevistador y el entrevistado que podrían afectar la calidad de los resultados. Los
problemas especiales que surgen en las entrevistas con niños pequeños se consideran en Tammivaara y
Enright (1986). Los sesgos potenciales que describen incluyen las diferencias culturales en los sentimientos
de los respondientes sobre su capacidad para responder preguntas. Las personas en los Estados Unidos, por
ejemplo, usualmente sienten que deben responder cualquier pregunta que se les haga, pero esto puede reflejar
o no un verdadero conocimiento del tema. Algunos respondientes responderán las preguntas del modo en que
crean que agradará más al entrevistador (el “sesgo de cortesía”), mientras que otros consideran una gran
diversión “engañar” a los extraños (el “sesgo del incauto”). Williams (1967) informa que mientras hacía un

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censo entre los dasun en la zona norte de Borneo, se le dijo en cada hogar que debía beber dos tazas de un
vino fuerte o su suegra quedaría ciega (una broma que le produjo muchos problemas para completar su
trabajo de campo). En algunas comunidades de habla, los respondientes están preocupados por los posibles
“efectos posteriores” (ya sea sociales o sobrenaturales) de hablar, y debe dárseles a estos una consideración
particularmente seria. Debe recordarse también que una entrevista es un suceso comunicativo que tendrá
reglas de conducta e interpretación específicas de la cultura. Por cierto, la “entrevista” podría no ser en
absoluto un modo apropiado para obtener información. Briggs (1984, 1986) discute cómo la competencia
metacomunicativa en sucesos nativos que funcionan para elicitar información puede aumentar la
“cooperatividad” de los colaboradores, y Stoler (1986) informa de interpretaciones similares de su trabajo
entre los songhay. El siguiente intercambio ocurrió entre un anciano en la comunidad que estaba deseoso de
asesorar a Stoller después de que descubrió que no había obtenido respuestas veraces a su cuestionario:
“Usted nunca aprenderá sobre nosotros”, me dijo, “si va a los recintos de la gente, hace preguntas
personales y escribe las respuestas. Aunque permanezca aquí un año o dos, si nos hace preguntas de esta
manera, le seguiremos mintiendo”.
“Entonces, ¿qué debo hacer?”
“Debe aprender a sentarse con la gente”, me dijo. “Debe aprender a quedarse sentado y escuchar.
Como decimos en songhay: ‘Uno mata algo flaco para descubrir que es gordo’.” (Stoller, 1986:53)
Pueden evitarse muchos problemas haciendo una prueba preliminar antes de intentar una recolección
de datos de gran escala, incluyendo la exploración de quién puede ser entrevistado, cómo las personas dentro
de la comunidad intercambian información, y qué formas de preguntas son apropiadas (Hymes, 1970).
La confiabilidad de la información puede juzgarse mejor si se hacen preguntas similares a varias
personas de la comunidad y se comparan sus respuestas, y si se pone en relación la información recolectada
en las entrevistas con las observaciones. Estos debieran ser pasos obligatorios en todos los procedimientos de
entrevista.

5. Etnosemántica (etnociencia)

La etnosemántica se dedica principalmente a descubrir cómo se categoriza la experiencia a través de


la elicitación de términos en la lengua de los informantes en diversos niveles de abstracción y el análisis de su
organización semántica, usualmente en la forma de una taxonomía o análisis de componentes. Como una
etnografía adecuada de la comunicación debe incluir las categorías y contextos que son culturalmente
significativos dentro de la comunidad de habla en investigación, incluyendo cómo agrupan el uso de la lengua
en clases de sucesos comunicativos (como se describió en el capítulo 2), la perspectiva y métodos de la
etnosemántica son altamente relevantes.
Un paso inicial posible en la recolección de datos es la selección de un dominio o género, y luego
preguntar (recursivamente), “¿Qué clase de –s hay?” Uno podría preguntar “¿Qué clase de insultos hay?”, por
ejemplo; si la respuesta fuese “Insultos amistosos e insultos no amistosos”, la pregunta siguiente sería, “¿Qué
clase de insultos amistosos hay?”, para elicitar subcategorías y ejemplos, y luego “¿Qué clase de insultos no
amistosos hay?”, etcétera. A este paso le siguen usualmente preguntas que elicitan las dimensiones que el
hablante utiliza para hacer comparaciones y contrastes; por ejemplo, “¿Estas dos casas/actos/sucesos en qué
sentido son diferentes?”, “¿En qué se parecen?”, “De estos tres, cuáles dos son más parecidos y en qué
sentido?”, “¿Cómo difiere el tercero de los otros dos?” El primer tipo de estrategia de interrogación da
información principalmente acerca de las categorías estructuradas en forma jerárquica, y los otros
principalmente acerca de conjuntos de características. Las posibilidades para aplicar la tecnología de la
microcomputación a estos procedimientos de recolección de datos se analiza en Werner y Schoepfle (1987).
Una extensión de este método podría llamarse etnopragmática, o el descubrimiento de por qué los
miembros de una comunidad de habla dicen que hacen cosas en oposición a por qué los etnógrafos dicen que
las hacen: por ejemplo, por qué las personas dicen lo que dicen cuando alguien estornuda.
La meta última de la descripción etnográfica es una descripción émica de los datos, en términos de las
categorías que son significativas para los miembros de la comunidad de habla en estudio; una descripción
ética en términos de categorías a priori es una grilla preliminar útil con propósitos de referencia y
comparación, pero usualmente no es la meta última de la descripción.

6. La etnometodología y el análisis de interacción

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Tal como la desarrolló Harold Garfinkel (1967, 1972), la etnometodología se ocupa principalmente
del descubrimiento de los procesos subyacentes que los hablantes de una lengua utilizan para producir e
interpretar experiencias comunicativas, incluyendo los supuestos no formulados que forman parte del
conocimiento y entendimiento cultural compartidos. Según Gumperz (1977, 1984), esta es la primera
tradición que trata a las conversaciones como esfuerzos cooperativos y se concentra en un análisis
sociológico de la interacción verbal. Para Garfinkel, el conocimiento social se revela en el propio proceso de
interacción y el formato requerido para la descripción de la comunicación ¿dinámico y no estático.
Existen procesos generales (quizás universales) por medio de los cuales se transmite el significado en
el proceso de interacción conversacional (Gumperz, 1977):

(a) El significado y la inteligibilidad de los modos de hablar están al menos parcialmente


determinados por la situación y la experiencia previa, de los hablantes.
(b) El significado se negocia durante el proceso de interacción y depende de la intención e
interpretación de las emisiones previas.
(c) Un participante en la conversación está siempre comprometido con alguna clase de interpretación.
(d) Una interpretación de lo que ocurre ahora es siempre reversible a la luz de lo que ocurre después.

Un concepto que surge claramente es el de la medida en que los hablantes deben compartir la
experiencia para poder desarrollar exitosamente intercambios conversacionales de cualquier profundidad y
duración.
Sobre esta base Gumperz propone el esquema de una teoría de cómo el conocimiento social se
almacena en la mente, se recupera de la memoria y se integra con el conocimiento gramatical en el acto de
conversar. La inferencia conversacional es “el proceso ‘situado’ o ligado al contexto de interpretación por
medio del cual los participantes en una conversación evalúan las intenciones de los otros, y sobre el cual
basan sus respuestas” (Gumperz, 1977:191).
Debido a su base cultural, el “significado” que surge en una conversación es probablemente diferente
para distintos participantes si no son miembros de la misma comunidad de habla. Los ejemplos de sucesos
comunicativos (equívocos) transculturales sirven para destacar la importancia de factores como la
información y las presuposiciones que los comunicadores aportan a la tarea, el contenido extralingüístico y
los indicios no verbales. Por ejemplo, yo observé el siguiente intercambio en una sala de jardín de infantes en
una reserva navajo:

Un hombre navajo abrió la puerta de la sala y se quedó parado en silencio mirando hacia el piso. La maestra
angloamericana dijo “Buenos días” y aguardó expectante, pero el hombre no respondió. La maestra dijo,
entonces, “Mi nombre es señora Jones”, y nuevamente esperó una respuesta. Pero no hubo ninguna.

Mientras tanto, un niño en la sala guardó sus crayones y tomó su campera del perchero. La maestra, notando
esto, le dijo al hombre. “Oh, ¿viene a buscar a Billy ahora?” El dijo, “Sí”.

La maestra continuó hablándole al hombre mientras Billy se preparaba para irse diciendo “Billy es tan buen
chico”, “Yo estoy muy contenta de tenerlo en la sala”, etcétera.

Billy caminó hacia el hombre (su padre), se detuvo para darse vuelta y saludar con la mano a la maestra al salir,
diciendo, “Adiós”. La maestra respondió, “Adiós”. El hombre siguió en silencio mientras salía.

Desde la perspectiva de un navajo, el silencio del hombre era apropiado y respetuoso. La maestra, por
otro lado, esperaba no solo que el hombre le devolviese su saludo, sino que se identificase y formulase la
razón de por qué estaba allí. Aunque era una expectativa bastante razonable y apropiada desde una
perspectiva anglo-americana, esto habría requerido que el hombre quebrase no solo las reglas navajo de
cortesía sino también un tabú religioso tradicional que les prohíbe a los individuos decir su propio nombre. La
maestra interpretó los indicios contextuales correctamente al responder a su propia pregunta (“¿Viene a
buscar a Billy?”) y luego intenta realizar una pequeña charla en un intento por ser amistosa y cubrir su propia
incomodidad ante la situación. El hombre continuó manteniendo un apropiado silencio. Billy, que estaba más
aculturado que su padre a las costumbres anglo-americanas rompió la regla navajo para seguir la anglo-
americana de despedida.
Este encuentro reforzó, sin duda, el estereotipo de la maestra de que los navajos son “descorteses” y
“apáticos”, y el estereotipo del hombre de que los anglo-americanos son “descorteses” y “charlatanes”.

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Para describir y analizar la negociación de significado se requiere descubrir qué aspectos del habla
señalan las relaciones de rol y estatus, y sirven de metalenguaje para transmitir información acerca de ellos.
El investigador infiere entonces cambios en los supuestos acerca de las relaciones a medida que una
conversación progresa.
Surgen posibles problemas cuando se aplican estos métodos para hacer investigaciones en otras
comunidades de habla porque las inferencias de los hablantes usualmente deben a su vez ser inferidas por los
investigadores, y este segundo nivel de inferencia puede basarse en supuestos bastante diferentes. El sistema
muy utilizado que fuera desarrollado por Flanders (1970) para codificar la interacción en el aula está
fatalmente viciado para uso en contextos educativos multiculturales debido, por ejemplo, a que las categorías
como “respuesta positiva” del docente al estudiante están predeterminadas por un proceso etnocéntrico de
inferencia. Los significados de las situaciones que se describen en términos de categorías precodificadas de
esta clase “dependen totalmente de un marco de referencia externo: no hacen ninguna concesión al medio
cultural inmediato” (Walker y Adelman, 1975:75). Por ejemplo, la interpretación de conductas como el uso
del nombre de los estudiantes, sonreír y tocar como “positivas” depende totalmente de la cultura de aquellos
que hicieron la precodificación. Estas mismas conductas pueden ser percibidas como ofensivas o incluso
como medidas de control bastante negativas por parte de estudiantes con orígenes culturales diferentes.
Aunque los focos y procedimientos de la etnografía tradicional y de los diversos modelos de análisis
de la interacción difieren, mantienen entre sí una relación necesariamente complementaria que permitirá
alcanzar una comprensión de la comunicación. Los modelos etnográficos de la observación y la entrevista son
muy útiles para una macrodescripción de la estructura de la comunidad y para determinar la naturaleza y
significación de las características contextuales y de los patrones y funciones de la lengua en la sociedad; los
microanálisis de la interacción se realizan sobre esta información inicial, y le suministran a la etnografía de la
comunicación comprensiones más claras del proceso por el cual los miembros de una comunidad de habla
concretamente utilizan e interpretan la lengua, en especial en la interacción cotidiana, un aspecto vital de su
competencia comunicativa.

7. Filología

La interpretación y explicación de textos o hermenéutica (cf. Soeffner, 1985; Tyler, 1978), ha sido
tradicionalmente una ciencia o arte aplicado a la escritura, no al habla, en especial a los textos bíblicos (El
término griego para “interpretar” se deriva de Hermes, el mensajero de los dioses). Además del significado
referencial de los propios textos, una variedad de fuentes escritas puede aportar información sobre los
patrones de uso de la lengua y sobre la cultura de las personas que los leen y escriben.
Como se discutió bajo Tipos de datos, más arriba, gran parte de la información general necesaria de
una comunidad puede encontrarse en las fuentes escritas, incluyendo las tesis y disertaciones, las
publicaciones gubernamentales, viejos diarios y correspondencia y fuentes de archivo. Los periódicos y los
registros de censos pueden también utilizarse como indicios de la organización social de la comunidad, los
libros de leyes y los registros de los tribunales de la información legal relacionada con el lenguaje, y la
literatura de los patrones idealizados de uso de la lengua y de las actitudes y valores sobre la misma.
Para obtener información sobre el uso contemporáneo de la lengua, una buena fuente son las
columnas de consejos publicados por la mayoría de los periódicos estadounidenses (por ejemplo, “Ann
Landers”, “Miss Manners” y “Dear Abby”). Estas contienen cartas de personas que piden consejo o dan
opiniones, y respuestas de los columnistas. Por lo regular incluyen preguntas y comentarios sobre las formas
apropiadas de tratamiento, respuestas apropiadas a los cumplidos, etcétera. Estos podrían compararse con las
columnas de consejos y los libros más antiguos escritos por Emily Post para documentar los ideales
cambiantes en el uso. Un ejemplo del empleo de este tipo de fuentes de datos proviene de Kempf (1985),
quien demuestra cómo la utilización de pronombres y términos de tratamiento en un periódico, el Neues
Deutschland, puede usarse para estudiar la variación de la lengua en relación con la clase social, la
pertenencia a partidos políticos y otros factores sociales. Aunque la generalización desde el texto escrito a
otros canales debe realizarse con precaución, la investigación directa del uso hablado en este caso habría
planteado severas limitaciones políticas y prácticas.
Las notas necrológicas en los periódicos pueden proporcionar información sobre la organización y los
valores sociales al permitir inferencias sobre quién recibe tratamiento especial cuando muere (por ejemplo, si
la noticia está en primera plana o cerca de la sección de clasificados, y de qué longitud es), qué logros se
mencionan (por ejemplo, para las mujeres, se menciona la ocupación del marido; lo inverso casi nunca

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ocurre), y qué es tabú o requiere de eufemismos. Las secciones de avisos clasificados son un índice de los
bienes y ocupaciones disponibles, y su organización indica categorías y rótulos salientes en la comunidad.
Para las comunidades con una tradición literaria, pueden utilizarse fuentes escritas para documentar
los cambios de la lengua en el tiempo: por ejemplo, la reconstrucción histórica de las comunidades de habla
inglesa incluyó durante mucho tiempo contrastar las formas utilizadas en las cartas versus las obras de teatro,
y los escritos seculares versus los religiosos, y estos contrastes fueron usados para documentar los cambios en
aspectos de la lengua como el uso de los pronombres de segunda persona, y la relación de esos cambios con
el contexto sociocultural en el tiempo. Los cambios en el estatus y funciones de las lenguas pueden inferirse
del cambio en la elección de una lengua para el mismo género: por ejemplo, el latín versus el inglés, el
francés versus el inglés.
Los viejos relatos de viajeros, los textos, los diccionarios y las gramáticas son las únicas evidencias
actualmente disponibles a partir de las cuales podemos reconstruir la información cultural de muchos grupos
que han sido exterminados o que han sido asimilado completamente por otra cultura, lo que incluye muchas
tribus indígenas americanas. Hymes (1980, 1981) y otros aplicaron una combinación de técnicas de
etnometodología y análisis literario a los textos orales registrados como prosa por lingüistas y antropólogos,
para descubrir la estructura poética y la coherencia interna, los patrones verbales de las aperturas, los cierres y
las transiciones, y los supuestos acerca de los personajes y sus conductas apropiadas y destinos, el
“conocimiento común” que buscamos comprender.

La identificación de los sucesos comunicativos

La comunicación en las sociedades tiende a ser categorizada en diferentes clases de sucesos en lugar
de concebírsela como una cadena indiferenciada de discurso, con límites más o menos bien definidos entre
cada uno, y diferentes normas de conducta (con frecuencia incluyendo diferentes variedades de la lengua)
apropiadas para cada clase. Las tareas descriptivas incluyen la enumeración de las clases de sucesos que son
reconocidos o pueden ser inferidos en una comunidad, la naturaleza de los marcadores de frontera que
señalan su comienzo y terminación, y las características que distinguen un tipo de otro.
Como un suceso comunicativo es una entidad limitada de algún tipo, reconocer cuáles son los límites
es esencial para su identificación. Una conversación telefónica es un suceso comunicativo limitado por el
sonar de la campanilla del teléfono como “llamada” y colgar el receptor como “cierre”. Los límites de los
sucesos pueden ser señalados por frases rituales, tal como ¿Escuchaste este? y luego risa para limitar un
chiste; Había una vez y Colorín colorado este cuento se ha acabado para limitar un cuento; o Roguemos y
Amen para limitar una plegaria. En lugar o además de estos, puede haber cambios en la expresión facial, el
tono de voz o la posición corporal entre un suceso comunicativo y el siguiente, o un período de silencio.
Erickson y Schultz (1979) también informaron de cambios en la dirección de la mirada, cambios de la
posición de los participantes en relación uno con el otro, y cambios del ritmo del habla y los movimientos del
cuerpo. Quizás el signo más seguro de un cambio de sucesos es la alternancia de código, o el cambio de un
uso relativamente consistente de una lengua o variedad a otra. Es probable también que las fronteras
coincidan con cambios de participantes, cambios del foco temático o cambios en el propósito general de la
comunicación. Las articulaciones principales en la comunicación están señaladas por una combinación de
indicios verbales y no verbales.
Pueden distinguirse sucesos consecutivos en una misma situación. En un juicio, por ejemplo, el
suceso de apertura comienza cuando el alguacil exclama Hear ye, hear ye (Atención, atención] y termina
cuando el juez ingresa a la corte y se sienta en su silla y todos los demás se sientan. Dentro de la misma
situación, la interrogación directa y cruzada de los testigos o del acusado pueden identificarse como sucesos
separados porque los participantes están en relaciones de roles diferentes, y existe un cambio en el modo de
interrogar y responder: esto es, diferentes reglas de interacción. Estos sucesos pueden estar limitados por el
cambio en los participantes y quizá por una rutina verbal como I call – to the stand [Llamo a – al estrado]
para abrir y You may stand down [Puede bajar del estrado] o Your witness [Su testigo] para cerrar. Si se llama
a un receso antes de que se llegue a un límite, la interacción puede considerarse un solo suceso de habla
discontinuo, aunque continúe otro día.
Los sucesos de rituales formales en una comunidad de habla tienen límites definidos más claramente
que los informales porque existe un alto grado de predecibilidad tanto en el contenido verbal como no verbal
de las rutinas en cada ocasión y que por lo general se distinguen de los sucesos que preceden y siguen por
cambios en el ritmo vocal, el tono y la entonación. Las interacciones breves entre las personas casi siempre
consisten en rutinas, tales como saludos y despedidas, y los límites de sucesos comunicativos más largos y

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más informales, como las conversaciones, pueden determinarse porque están precedidos y seguidos por
aquellas (Goffman, 1971).
Como el descubrimiento de las normas comunicativas es con frecuencia más obvio en su
quebrantamiento, los ejemplos de violaciones de límites contribuyen a destacar cuál es la conducta de límite
apropiada. Algunas personas; por ejemplo, se molestan por lo que consideran es un aplauso prematuro por
parte de otros al final de una ópera, lo que indica diferencias en lo que se percibe como “el final” del suceso:
el final del canto o el final de toda la música. Otros todavía susurran durante la obertura, ya que para ellos el
suceso aun no comenzó. Christina Paulston (comunicación personal) informa de la ocurrencia de una seria
incomprensión entre parientes judíos y cristianos que asisten a un servicio ecuménico porque los parientes
judíos continuaban conversando luego de ingresar en el lugar de culto, mientras que los cristianos
consideraban que esta conducta es inapropiada una vez que se atravesó el límite físico del santuario.
El microanálisis de las señales de frontera en situaciones menos formales requiere por lo general
filmar una situación comunicativa y luego pedir a los participantes que vean la película e indiquen cuando
“ocurre algo nuevo”. El investigador elicita entonces caracterizaciones del suceso y expectativas de lo que
puede ocurrir luego (y de lo que no puede ocurrir), para determinar la naturaleza de las señales de frontera, y
cómo el contexto cambió desde el punto de vista de los participantes.
Los sucesos comunicativos seleccionados inicialmente para descripción y análisis para alguien que
está aprendiendo a usar este enfoque debieran ser secuencias breves autocontenidas que tienen comienzos y
terminaciones fácilmente identificables. Más aun, debieran ser sucesos que recurren en forma similar y con
alguna frecuencia, de modo de que los patrones regulares sean más fácilmente discernibles: por ejemplo, los
saludos, las despedidas, las plegarias, las condolencias, las bromas, los insultos, los cumplidos, la solicitud de
comida en un restorán. Los sucesos más complejos y menos regulares se prestan más fácilmente al análisis
después de que ya se descubrieron los patrones de uso y las normas de interpretación de los sucesos
comunicativos más simples y regulares.

Los componentes de la comunicación

El análisis de un suceso comunicativo comienza por una descripción de los componentes más
salientes (cf. Hymes, 1967; 1972; Friedrich, 1972):

1. El género, o tipo de suceso (por ejemplo, broma, cuento, conferencia, saludo, conversación).
2. El tema, o foco referencial.
3. El propósito o función, tanto del suceso en general como en términos de las metas de interacción
de los participantes individuales.
4. El marco, incluyendo lugar, tiempo del día, estación del año y aspectos físicos de la situación (por
ejemplo, el tamaño de la habitación, la disposición de los muebles).
5. La clave, o tono emocional del suceso (por ejemplo, serio, sarcástico, jovial)
6. Los participantes, incluyendo su edad, sexo, etnia, estatus social u otras categorías relevantes, y su
relación entre sí.
7. La forma del mensaje, incluyendo los canales vocal y no vocal, y la naturaleza del código utilizado
(por ejemplo, qué lengua y qué variedad),
8. El contenido del mensaje, o las referencias denotativas de nivel superficial; qué se comunica.
9. La secuencia de actos, o el orden de los actos comunicativos/de habla, incluyendo los fenómenos
de toma de turnos y de superposición.
10. Las reglas de interacción, o qué propiedades debieran observarse.
11. Las normas de interpretación, incluyendo el conocimiento común, las presuposiciones culturales
relevantes o los entendimientos compartidos, que permiten realizar inferencias particulares acerca
de qué debe tomarse literalmente, qué debe desestimarse, etcétera.

Analizaremos cada uno de estos componentes.

Escena (Género, Tema, Propósito/Función, Marco)

Los cuatro primeros componentes integran la escena, o contexto extrapersonal del suceso. De estos,
solo el marco puede observarse directamente, aun cuando en este componente los investigadores podrían no

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advertir aspectos del marco que no sean salientes en su propia cultura: por ejemplo, la elevación relativa de
las sillas podría ser muy importante para comprender el significado del suceso (como en japonés), y que las
sillas en una clase estén dispuestas en hileras o en un círculo podría señalar el nivel apropiado de formalidad
(como en inglés).
El tiempo del día, el día de la semana, o la estación del año con frecuencia afectan la elección de la
forma de la lengua. Esto puede incluir géneros enteros de sucesos diseñados solo para momentos particulares;
por ejemplo, en navajo no se puede hablar acerca de animales que hibernan excepto durante los meses de
invierno, de modo que las historias tradicionales acerca de esos animales solo pueden contarse en ciertas
épocas del año, y los judíos ortodoxos tienen prohibido discutir temas seculares durante el sabat. Rutinas
como Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo y Que la inocencia te valga solo pueden interpretarse como bromas o
sarcasmos fuera de su contexto temporal o cultural apropiado.
El lugar y el tiempo pueden afectar el significado de los saludos. No es apropiado para un hablante de
la lengua abbey saludar a cualquiera en cualquier lugar, por ejemplo, Hepié informa sobre su propio uso:

Supóngase que vuelvo a mi país [Costa de marfil] y me encuentro con un pariente en la calle. No lo
saludo, pero rápidamente le hago saber que voy camino a su casa para saludarlo. [Esto se debe a que]
el saludo en tales casos muestra que usted se interesa por esa persona. Por lo tanto debe ser en el
hogar donde un pariente puede recibir a gusto noticias suyas.

Nwoye informa que para el igbo, los saludos matutinos son de la mayor importancia,

ya que la mañana es el comienzo del día y se cree que el tipo de persona que usted primero encuentra
por la mañana determina su fortuna para ese día ... Por lo tanto las personas evitan conscientemente hablarles
a aquellos que saben o sospechan que les podrían traer mala suerte y arruinarles el día.

Las preguntas descriptivas que deben responderse acerca de la escena son:

• ¿Qué clase de suceso comunicativo es?


• ¿De qué se trata?
• ¿Por qué ocurre?
• ¿Dónde y cuándo ocurre?
• ¿Cómo es el marco?

Las preguntas adicionales que pueden resultar relevantes para comprender la significación de un
marco incluyen:

• ¿Cómo se organizan espacialmente en grupos los individuos para diversos propósitos (por
ejemplo, en filas, círculos, en torno de una mesa, sobre el piso, en el medio de la habitación, en
torno de su perímetro)?
• ¿Qué conceptos, concepciones y creencias geoespaciales existen en el grupo o son conocidos
para los individuos?
• ¿Cuál es el conocimiento y la significación de los puntos cardinales (Norte, Sur, Este, Oeste)?
• ¿Qué significación está asociada con las diferentes direcciones o lugares (por ejemplo, el cielo
está arriba, las personas son enterradas con la cabeza hacia el oeste, el anfitrión de una comida
debiera sentarse enfrentando a la puerta)?
• ¿Qué creencias o valores están asociados con conceptos del tiempo del día o la estación?, y
¿existen prescripciones de conducta particulares o tabúes asociados con ellos (por ejemplo, no
cantar ciertas canciones en el verano para no ser mordido por una serpiente, no contar historias
hasta que el sol se ponga)?
La organización del tiempo y el espacio es de enorme importancia en la mayoría de las culturas, y
una de las áreas más frecuentes de conflicto o errores de comprensión entre culturas, en gran parte porque,
por lo general, es inconsciente. En particular, los etnógrafos no pueden suponer que muchos de los conceptos
y actitudes acerca del tiempo y el espacio (incluyendo el espacio personal) característicos en su cultura sean
válidos para otras.

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Otros componentes de la escena no son directamente observables. El género, o tipo de suceso,
debiera categorizarse según las percepciones y desviaciones nativas (cf. el capítulo 2). Las preguntas
generales relevantes para el género y el propósito podrían incluir:

• ¿Que se considera sagrado y qué secular?


• ¿Qué creencias y prácticas están asociadas a los fenómenos naturales (por ejemplo, eclipses y
fases de la luna, cometas, estrellas), y quién o qué es responsable de la lluvia, los relámpagos, los
truenos, los terremotos y las inundaciones?
• Las prescripciones o tabúes particulares de la conducta están asociados con fenómenos naturales?
• ¿Qué fiestas y celebraciones son observados por el grupo y por los individuos?
• ¿Cuál es su propósito (por ejemplo, político, estacional, religioso, didáctico)?
• ¿Qué variedad de conductas se consideran “trabajo' y cuáles “juego”?
• ¿Qué vestimenta es “típica”? ¿Qué usan en ocasiones especiales?
• ¿Existen signos externos de participación en eventos rituales (por ejemplo, cenizas, vestimenta,
marcas en la piel)?

Clave

Según Hymes, “La clave se introduce para proporcionar el tono, modo o espíritu con el que se hace el
acto” (1972:62). Si se rotula este componente en español, podríamos pensar en términos de contrastes: por
ejemplo, burlón versus serio, sincero versus sarcástico, amistoso versus hostil, compasivo versus amenazador,
superficial versus industrioso. Con frecuencia la clave se atribuye redundantemente al género (por ejemplo,
las bromas son burlonas, las condolencias son compasivas), pero esta no es una relación necesaria. En
algunos casos las bromas pueden hacerse en una clave sarcástica, o las condolencias pueden ser amenazantes.
Una clave particular puede también estar asociada principalmente con una función particular del uso de la
lengua, con relaciones de roles entre participantes o con la forma y contenido de los mensajes.
La importancia de este componente en la descripción y el análisis de los sucesos comunicativos
radica en el hecho de que aunque la redundancia es común, la clave puede variar independientemente de
cualquier otro componente de un suceso comunicativo. Cuando existe un conflicto aparente entre
componentes, la clave por lo general domina a los otros elementos. Por ejemplo, si se hace un cumplido en
una clave sarcástica, el sarcasmo domina a la forma y el contenido literal del mensaje, y señala una relación
diferente entre los participantes de la que valdría si el cumplido fuese sincero.
La clave puede estar señalada por la elección de la lengua o la variedad, por señales no verbales (por
ejemplo, un guiño o una postura), por características paralingüísticas (por ejemplo, el grado de aspiración) o
por una combinación de elementos. En los análisis de muestra de más abajo, por ejemplo, la clave pesarosa
del suceso de condolencia formal entre los abbey depende de que los hombres no estén parados totalmente
erguidos durante la ceremonia, y la clave amistosa e informal de la invitación a cenar en chino es señalada
principalmente por la frecuencia de las interjecciones usadas en la forma del mensaje y la magnitud de los
ascensos y descensos de la entonación.
Como con otros componentes de la comunicación, la interpretación de la clave es específica de una
cultura y debe determinarse según las percepciones nativas. Debido a su importancia dominante para el
significado de un suceso, tener en cuenta la clave es un aspecto crucial del análisis.

Participantes

La pregunta descriptiva básica que se debe responder acerca de los participantes es:

• ¿Quién es parte del suceso?


Una descripción adecuada de los participantes incluye no solo las características observables, sino
también la información de fondo acerca de la composición y relación de roles dentro de la familia y otras
instituciones sociales, distinguiendo características en el ciclo de vida, y la diferenciación dentro del grupo
según el sexo y el estatus social. Respuestas a preguntas como las siguientes pueden resultar relevantes:

• ¿Quién está en una “familia”? ¿Quiénes entre estos (u otros) viven en una casa?

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• ¿Cuál es la jerarquía de autoridad en la familia?
• ¿Cuáles son los derechos y responsabilidades de cada miembro de la familia?
• ¿Cuáles son las funciones y obligaciones de la familia en la unidad social mayor?
• ¿Cuáles son los criterios para la definición de etapas, períodos o transiciones en la vida?
• ¿Cuáles son las actitudes, expectativas, y conductas hacia los individuos en diferentes etapas del
ciclo de vida? ¿Qué etapa de la vida es la más valorada? ¿Qué etapa de la vida es la más
“difícil”?
• ¿Quién tiene autoridad sobre quién: En qué medida puede la voluntad de una persona imponerse
a otra? ¿Por qué medios?
• ¿Los medios de control social varían con las etapas reconocidas del ciclo de vida, la pertenencia a
diversas categorías sociales o según el marco o la ofensa criminal?
• ¿Qué papeles dentro del grupo están disponibles a quiénes, y cómo se adquieren?
• ¿Los papeles particulares tiene características positivas o negativas?

Entre las preguntas que se relacionan con los participantes de la lengua y la cultura que serán
respondidas en el proceso de descripción y análisis etnográfico tenemos:

• ¿Cómo está relacionada la lengua con el ciclo de vida?


• ¿El uso de la lengua es importante en la definición o marcación social de los roles?
• ¿Qué formas de tratamiento utilizan las personas en diversas relaciones de roles?
• ¿Cómo se muestra deferencia? ¿Cómo se expresan los insultos?
• ¿Quién puede discrepar con quién? ¿Bajo que circunstancias?
• ¿Cómo se relacionan las características de “hablar bien” con la edad, el sexo u otros factores
sociales?
• ¿Cómo se relacionan las destrezas de hablar, de escribir o de redactar con el logro de estatus en la
sociedad?
• ¿Qué roles, actitudes o características de personalidad están asociadas con modos particulares de
habla?
• ¿Quién puede hablarle a quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Acerca de qué?
• ¿Cuál es el papel de la lengua en el control social? ¿Qué variedad se utiliza? En contextos
multilingüísticos, ¿cuál es la importancia de utilizar la primera lengua versus la segunda?

La vestimenta de los participantes puede también ser relevante para la interpretación de su conducta
comunicativa, y requerir entonces descripción: por ejemplo, un varón árabe puede pararse más cerca de una
mujer cuando habla con ella si lleva puesto un velo.
La creencia acerca de quién puede participar en un suceso comunicativo es específica de una cultura,
y con frecuencia no se limita a los seres humanos. En los análisis de muestra de más abajo, por ejemplo, los
hablantes de abbey consideran que el tambor y las personas invisibles invocadas por el tambor son
participantes en los sucesos de condolencia, y el espíritu del muerto es un participante importante para los
hablantes de igbo; los hablantes del inglés y de otras lenguas europeas frecuentemente creen que pueden
comunicarse con sus mascotas.

Forma del mensaje

Al estudiar las diversas restricciones sociales, culturales y situacionales sobre la conducta


comunicativa, tanto los códigos verbales como los no verbales son significativos para los componentes de
forma del mensaje, contenido del mensaje y secuencia de actos de los sucesos comunicativos, y cada tipo de
código se transmite a través de los canales vocal y no vocal. Esta cuádruple distinción en base a las
dimensiones verbal-no verbal y vocal-no vocal se muestra en la figura 4.1. Cuando se reconocen variedades
en cualquier dimensión (por ejemplo, registro o dialecto regional), esto también se considera parte de la
forma del mensaje.
Las descripciones de los códigos verbales se limitan por lo general a la lengua hablada y escrita, pero
otros modos de comunicación verbal están también bastante difundidos. Pueden encontrarse sistemas
comunicativos basados en sonidos instrumentales (tales como silbidos y golpes de tambor) en diversas partes
del mundo, por ejemplo, y se desarrollaron códigos para la transmisión electrónica y telegráfica, para la

19
comunicación entre barcos y otros propósitos especializados. Los códigos de silbidos o tambores pueden
involucrar un modo de señal en donde textos cortos se repiten una y otra vez, o pueden involucrar un modo
de “habla” en el cual se transmite una variedad mucho mayor de textos. Este último tipo de código verbal se
denomina lengua subrogante (descripta por Nketia, 1972).

CANAL
Vocal No Vocal

Lengua escrita
Lengua de señas (sordos)
Verbal Lengua hablada
Lengua de silbidos/tambores
Código morse
CÓDIGO

Silencia
Características
Quinesia
paralinguisticas t
No verbal Proxémica
prosódicas
Conducta ocular
Risa
Imágenes y dibujos

Un ejemplo más común de la comunicación verbal/no vocal es la ocurrencia de sistemas bien


desarrollados de lenguas de señas manuales en comunidades de individuos sordos o auditivamente
discapacitados. Aunque la lengua de señas puede no estar acompañada por ninguna vocalización, comparte
con el habla todas las otras características de la comunicación verbal. En las señas, una variedad de conductas
visuales además de los movimientos de las manos (que serían considerados no verbales en el habla) operan en
la dimensión verbal. Estas incluyen algunas expresiones faciales, que pueden funcionar incluso a un nivel
sintáctico en este código. La dimensión no verbal de la lengua de señas incluye el silencio deliberadamente
inducido al cerrar los ojos o desviar la mirada.
Dentro de la lingüística, el silencio ha sido tradicionalmente ignorado excepto por su función de
marcar límites que delimita el comienzo y el final de las emisiones. La tradición ha sido definirlo en forma
negativa meramente como ausencia de habla. Me concentraré en él en este lugar, en la discusión de la forma
del mensaje, para destacar que una adecuada descripción e interpretación de la comunicación requiere que
comprendamos el papel de fenómenos como el silencio tanto como el del habla.
Al considerar el silencio, debe hacerse una distinción básica entre los silencios que tienen significado
pero no contenido proposicional y los actos comunicativos silenciosos que dependen totalmente de las
vocalizaciones adyacentes para su interpretación, y que contienen su propia fuerza ilocutiva. Los primeros
incluyen las pausas y vacilaciones que ocurren dentro y entre los turnos de habla, la dimensión prosódica del
silencio. Estos silencios no proposicionales pueden ser volitivos o no volitivos, y pueden comunicar una
amplia variedad de significados. Los significados de las pausas y las vacilaciones son por lo general de
naturaleza afectiva, y connotativos en lugar de denotativos. Sus significados son de todas formas simbólicos y
convencionales, como se ve en los diversos patrones de uso y normas de interpretación en diferentes
comunidades de habla (véanse ejemplos en Tannen y Saville-Troike, 1985).
Los actos comunicativos silenciosos comunican un contenido proposicional y pueden incluir gestos,
pero también pueden consistir en silencios no acompañados por ningún indicio visual, Aun en una
conversación telefónica, donde ninguna señal visual es posible, el silencio en respuesta a un saludo, una
consulta o un pedido que anticipa una respuesta verbal está cargado de significado proposicional por derecho
propio. Así como “Se pueden emitir palabras sin decir nada” (Searle, 1964:24), se puede decir algo sin emitir
palabras. El silencio como parte de la interacción comunicativa es una de las formas que puede adoptar un
acto de “habla” –con muchas de las mismas funciones y componentes del discurso– y debiera considerarse,
junto con la producción de ejemplares de oraciones, una unidad básica formante de la comunicación
lingüística.
El análisis de la estructura de la comunicación silenciosa podría enfocarse mejor si se considera cómo
el silencio que posee significado gramatical y léxico puede reemplazar a diferentes elementos dentro del
discurso. Una forma de la pregunta QU típicamente utilizada por los docentes, por ejemplo, es una estructura
de llenado del blanco, por ejemplo, “Esto es un___?” (con frecuencia pronunciado con la sílaba un alargada o
tensa y entonación no terminal), que significa “¿Qué es esto?” Esta lo forma puede también ocurrir en

20
contextos conversacionales cuando un hablante pregunta a alguien que acaba de conocer, “Y su nombre
es___?” Las emisiones también terminan comúnmente en un silencio cuando el tema es particularmente
delicado o la palabra que debería usarse es tabú, o cuando la situación está emocionalmente cargada y al
hablante le “faltan” las palabras. El término japonés haragei, “comunicación sin palabras”, captura la esencia
de este último tipo de silencio. Existe la creencia en japonés de que tan pronto como una experiencia se
expresa en palabras (orales o escritas), la esencia real desaparece.
“Emisiones” completas pueden también estar compuestas por silencio, como se ilustra en el siguiente
intercambio conversacional:

P1 Recibimos la noticia de que cuatro conocidos de Tanzania que no viven en esta ciudad llegarán
mañana. Pero, como nuestra familia es tan grande no tenemos espacio para alojarlos. (Pedido
implícito: “¿Nos ayudaría?”)

P2 [Silencio; no acompañado por ningún gesto distintivo o expresión facial] (Negativa: “No quiero” o
“Yo tampoco tengo espacio”)

P1 ¿Qué pensás?
P2 Sí, ese es un problema. ¿Pudiste terminar ese informe en el que estábamos trabajando a la
mañana?

La respuesta negativa del segundo participante (P2) en el medio cultural en el que ocurrió violó la
expectativa de P1 de que los huéspedes serían bienvenidos y frustró su objetivo para iniciar la conversación
(informado por Jalbert). Algunos sucesos comunicativos que incluyen “emisiones” silenciosas están incluidos
también en los análisis de muestra de más abajo.
El silencio se utiliza frecuentemente en segmentos aun más prolongados de comunicación para
comunicar un significado más generalizado, como en el “enfurruñamiento estilizado” de los negros
americanos jóvenes que Gilmore observó en clase. Este intenta llamar la atención del “hablante” y expresar
desaprobación de la conducta de otros. Los siguientes extractos pertenecen a su descripción de este
fenómeno:

Las niñas frecuentemente posarán con su mentón hacia arriba, cerrando los párpados durante periodos largos y
arrojando miradas hacia abajo a los costados y girando con frecuencia la cabeza en forma marcada hacia los
costados y hacia arriba... El ponerse en pose se hace usualmente con un movimiento brusco que a veces será
marcado por un sonido como el de un codo que golpea sobre la mesa o un marcador verbal como “humpf”.

Los niños por lo general lo exhiben de forma diferente. Su “enfurruñamiento estilizado” se caracteriza
usualmente por la cabeza hacia abajo, brazos cruzados sobre el pecho, piernas bien abiertas y usualmente
alejamiento del pupitre. Con frecuencia marcarán el silencio haciendo caer una silla o empujando fuertemente
el pupitre, asegurándose de que los otros escuchen y vean la actuación (1985:149)

También son comunes sucesos comunicativos completos sin sonido. En especial en contextos
rituales, el silencio puede requerirse convencionalmente como la única forma que podría lograr las metas
comunicativas del suceso. De allí la invocación en el ritual cristiano: “El Señor está en su templo sagrado;
que toda la Tierra guarde silencio ante Él”.
Metodológicamente, en la descripción de una cultura no familiar (o incluso familiar), es frecuente que
el silencio no se documente porque no atrae la atención del mismo modo que la conducta audible o visible.
Como los lingüistas típicamente definen el silencio de forma negativa como la ausencia de otras
características, el fantasma de Whorf ronda las páginas de las notas de campo y de las transcripciones de
cintas que omiten ocurrencias potencialmente significativas del silencio. Es necesaria una meta-conciencia
especial para prestar atención a la variedad de posibles silencios, y se requiere un cuidado particular para
buscar su interpretación apropiada.
Podría argumentarse de un modo similar acerca de la importancia de incluir las ocurrencias de
señales de “canal secundario” y las risas en la descripción de los sucesos comunicativos. El “canal
secundario” en una interacción está compuesto por las respuestas de los participantes a los que se dirigió la
palabra (cf. Schegloff, 1982). En las conversaciones en inglés, por ejemplo, estas incluyen vocalizaciones no
verbales como mm hm y uh huh, el verbal yeah [sí] y I see [ya veo], o asentimientos de cabeza no vocales y
cambios de postura. Estos pueden funcionar meramente como un reconocimiento pasivo que estimula
activamente la continuación o indican que se requiere un cambio de tema o de turno de hablante. Fenómenos

21
similares en otros géneros incluyen las respuestas de Amen por parte de los miembros de una congregación
cristiana durante el sermón de un predicador o la respuesta de la audiencia a los artistas en un evento de
entretenimiento. Aunque la risa tampoco suele transcribirse, también está organizada socialmente y posee por
lo tanto patrones en relación con el tipo de suceso, tema, clave y otros componentes de la comunicación
(véase Jefferson, 1984; la discusión en Heritage, 1985).
Un problema que debe enfrentarse en el registro de otras conductas comunicativas además de los
códigos hablado y escrito de la lengua es la complejidad que esto agrega a la transcripción. Al describir
conductas no verbales/no vocales como la quinesia y. la expresión facial, por ejemplo, es importante
identificar: (1) la parte del cuerpo (esto es, qué se mueve o que está en una posición marcada), (2) la
direccionalidad del movimiento, o cómo difiere de un estado no marcado, y (3) el alcance del movimiento, si
existe. Se desarrollaron varios sistemas de transcripción de las conductas no verbales (por ejemplo,
Birdwhistell, 1952; Hall, 1963; y Ekman, Friesen y Tomkins, 1971) en especial para uso cuando este canal es
el centro principal del análisis. Es particularmente importante correlacionar la conducta verbal y no verbal
con una indicación de su relación con la secuencia de actos verbales.
En la mayor parte de los sucesos comunicativos los códigos verbal y no verbal portan
simultáneamente el mensaje, aunque podría estar involucrado uno solo de ellos. Aunque estas formas son
universales, el valor y significados específico de cada uno son relevantes solo en términos de individuos o
grupos particulares.
Las reglas de selección gobiernan el uso de formas particulares de mensajes cuando se hace una
elección entre las alternativas posibles. La selección de la terminología de parentesco proporciona un
ejemplo: mientras que los etnógrafos pueden recolectar un solo conjunto de términos de referencia estáticos
para las personas en una relación genealógica particular, en el uso concreto los hablantes pueden seleccionar
de una variedad grande de alternativas para el mismo individuo con el fin de expresar matices de sentimiento,
o debido a diferencias en otros componentes en el suceso.
Una vez que se hizo una selección existen restricciones sobre qué otras formas alternativas pueden
co-ocurrir. La distinción usual se hace entre restricciones paradigmáticas y sintagmáticas (cf. Ervin-Tripp,
1969, 1972): las restricciones paradigmáticas gobiernan la selección de una forma entre un conjunto posible
de formas que podrían ocupar el mismo lugar, y las restricciones sintagmáticas gobiernan la selección
secuencial dentro del mismo acto de habla.

Contenido del mensaje

La forma y el contenido del mensaje están estrechamente interrelacionados, y con frecuencia puede
ser imposible separar los dos componentes en la descripción y el análisis. El contenido del mensaje se refiere
a acerca de qué son los actos comunicativos, y a qué significado se comunica. Hymes (1972:60) sugiere que
un contexto para distinguir forma y contenido sería: “El rogó, diciendo ‘...’ ” (citando la forma del mensaje
[que también incluye el contenido]) versus “El rogó que se pusiera bien” (informando solo el contenido). En
el intercambio conversacional del que se informó en la sección previa, tanto la cita de habla directa como la
respuesta silenciosa ejemplifican formas de mensajes, mientras que su interpretación como un pedido de
ayuda para proporcionar espacio a los invitados y una negativa de ayuda, respectivamente, ejemplifican
contenidos de mensajes que no está incluidos en lo que se dijo concretamente.
En la comunicación cara a cara el significado se deriva no solo de la forma verbal y no verbal del
mensaje y su contenido, sino también del contexto extralingüístico, y de la información y expectativas que los
participantes aportan al suceso comunicativo. Debido a que los diversos elementos se procesan
simultáneamente, es difícil en la mayoría de las instancias aislar cualquier subconjunto para análisis. Para
examinar el papel de los factores no lingüísticos en la comunicación, elegí el estudio de la interacción entre
hablantes de lenguas mutuamente ininteligibles que carecen de conocimiento de la lengua que está hablando
el otro participante, un fenómeno que llamo “discurso dilingüístico” (Saville-Troike, 1987).
Los siguientes ejemplos ilustran la medida en la que la negociación del significado puede ser exitosa
aun sin la disponibilidad de un código de lengua común. Estos intercambios involucraban a un niño pequeño
hablante del chino (P1) que recién había llegado a los Estados Unidos y una maestra de jardín de infantes
hablante de inglés (P2) que no comprendía nada de chino:

1 P1 Wode xie dai diao le.


[Se me desató el cordón.]
P2 Here you go (Lo ata)]

22
[Ya está.]
2 (P1 sostiene un globo roto.)
P1 Kan. Kan. Wo zhei mei le. Kan. Kan.
[Mirá. Mirá. El mío se fue. Mirá. Mirá.]
P2 Oh it popped, didn'it ? All gone.
[Se reventó, ¿no es cierto? Se fue.]
3 (P1 mira el agua que está en le lavabo.)
P1 Zenme zheige shui dou bu hui liu a?
[¿Por qué no sale el agua?]
P2 It fills up, uy huh. It doesn't drain out very fast, does it?
[Se llena, aha. No desagota muy rápido, ¿no es cierto?]

En cada uno de estos ejemplos, la concordancia del tema de la interacción se lograba porque había un
objeto o una condición inusual sobre la que podía concentrarse la atención mutua, y que necesitaba
reparación o sino merecía mención. P2 respondía apropiadamente a lo que P1 decía debido al contexto físico
y porque su experiencia le había dado la destreza de prever lo que probablemente un niño comentaría en ese
contexto (una maestra no experimentada era menos exitosa en esto).
La importancia de las expectativas se destaca en el siguiente ejemplo, en el que no se logró
coherencia semántica. En este diálogo, el docente acababa de mostrar a algunos niños una foto de un perro y
esperaba que los comentarios que hicieran fuesen sobre los perros en su propia experiencia. De ese modo
interpretó que las emisiones en chino de P1 se referían a un perro que tuvo y que sus gestos indicaban el
tamaño del perro. P1, en cambio, estaba informándole acerca de los dinosaurios y los movimientos
horizontales de las manos ilustraban las formaciones geológicas. La maestra no podía inferir el contenido del
mensaje en este caso porque estaba fuera de sus “estructuras de expectativas” (Tannen, 1979b) de lo que un
niño de jardín de infantes hablaría, además del marco.

4 P1 Konlong hao jiu hao jiu. Konglong xian zai dou yi jing bian cheng mei huangle.
[Dinosaurios hace mucho tiempo, hace mucho tiempo. Los dinosaurios ahora todos se
transformaron en minas de carbón.]
P2 ¿Tenés un perro?
P1 Hen shen o. Yi bo yi bo yi bo. Benlai di zai zhe bian. Di shi zhe yang chi lai. Gao dao zhe bian.
[Muy profundo. Una capa tras otra. Originalmente estaban en el suelo. El suelo se levantó así.
El suelo está aquí.]
(P1 usa sus manos en gestos horizontales para mostrar como era el suelo.)
P1 Konglong zai zhe bian.
[Los dinosaurios están aquí.]
P2 Oh. Es grande.

Comunicar e interpretar correctamente el contenido de un mensaje es fundamental para establecer tan


siquiera un nivel mínimo de lo que debe considerarse una “comunicación exitosa”, aunque ese concepto
puede manejarse mejor en términos de grado que en términos absolutos. Los primeros tres ejemplos de
discurso dilingüe citados más arriba pueden considerarse exitosos, al menos en la medida en que había un
tema compartido por la referencia y la comprensión de la intención del hablante. Aunque estos ilustran que el
contenido del mensaje puede comunicarse en algunas situaciones (altamente predecibles) aun en ausencia de
un código de lengua común, también podrían citarse abundantes ejemplos de incomprensión del contenido
del mensaje cuando los participantes hablan la misma lengua, pero no comparten el mismo conocimiento
intralingüístico y expectativas. Ignorar cualquiera de estos elementos en el análisis de la interacción
comunicativa es limitar la comprensión de los procesos involucrados.

Secuencia de actos

El componente de secuencia de actos incluye la información acerca del ordenamiento de los actos
comunicativos dentro de un suceso.

Tratamos con el secuenciamiento de acciones en el cual a la movida de un participante le sigue la de otro, la


primera movida establece el contexto de la segunda y la segunda confirma el significado de la primera.
(Goffman, 1971:149)

23
El orden es usualmente muy rígido en los sucesos rituales, tales como el saludo, las despedidas, los
cumplidos y las condolencias, y menos en la conversación.
Al describir una secuencia, los actos comunicativos pueden caracterizarse en términos de su función,
y con frecuencia se describe también un ejemplo típico de la forma y el contenido del mensaje. Aunque por lo
general la descripción se hace en el nivel de abstracción que da cuenta de los patrones regulares en los
sucesos recurrentes, los ejemplos literales son útiles como ilustraciones. Al analizar las secuencias de apertura
en encuentros de ventas de puerta en puerta japoneses, por ejemplo, Tsuda (1984) basa sus generalizaciones
en 23 sucesos que ella observó y grabó, pero incluye una transcripción literal de solo uno que considera
“típico”. Sus datos pueden presentarse de la siguiente manera:

1 P1 (Vendedor): Saludo.
Gomen hudasai.
[Perdón.]
2 P2 (Ama de casa): Reconocimiento
Hai.
[Sí]
3 P1: Identificación
Shitsurei shimasu. J degozai maasu. Hai, J de gozaimasu.
[Perdón. Soy de la compañía J (nombre de la compañía) - Sí, J (compañía).]
4 P2: Pregunta sobre el propósito
Nande shō?
[¿Qué es lo que desea?]
5 P1: Información acerca del propósito
Anō, Ohusan terebi de senden shite orimasu de sho? Anō, atsumono demo usumono demo nueru
to yū.
[¿Vio, Okusan (significa ama de casa) el aviso de televisión?
El de que podemos coser cosas gruesas o cosas muy finas...]
6 P2: Expresión de desinterés/interés
Un, anō, mishin uchi ni aru wa.
[Bueno, una máquina de coser. Tenemos una en casa.]

Este nivel de abstracción no solo permite exhibir patrones regulares, sino también hacer
comparaciones interculturales. En este caso, se encuentra que la secuencia de actos es la misma en la
aperturas de encuentros de ventas de puerta en puerta “típicos” en los Estados Unidos, aunque existen
diferencias significativas en la forma y el contenido: por ejemplo, los vendedores estadounidenses usualmente
se identifican primero por el nombre, en lugar de por su afiliación a la compañía, como lo hacen en Japón.

Reglas de interacción

El componente de reglas de interacción incluye una explicación de las reglas de uso del habla que
son aplicables al suceso comunicativo. Por “reglas” en este contexto me refiero a las formulaciones
prescriptivas de la conducta de cómo las personas “debieran” actuar y que están ligadas a los valores
compartidos de la comunidad de habla. Además pueden describir la conducta típica, pero este no es un
criterio necesario de inclusión en este componente. Cómo y en qué grado este “ideal” es verdaderamente
“real” es parte de la información a ser recolectada y analizada, junto con las sanciones positivas o negativas
que se aplican a su observación o violación.
Las reglas pueden estar codificadas en la forma de aforismos, proverbios o incluso leyes, o pueden
conservarse en una forma inconsciente y requerir una elicitación e identificación más indirectas.
Frecuentemente, las reglas de interacción pueden descubrirse a través de las reacciones ante sus violaciones y
la sensación de que la conducta contraria es “descortés” o “extraña” en algún respecto.
Un ejemplo son las reglas de toma de turnos en la conversación: en inglés, si un hablante emite un
cumplido, un pedido o una invitación, la cortesía usualmente requiere que el oyente dé una respuesta
apropiada en el turno siguiente; en la descripción de los patrones comunicativos de los hablantes que viven en
la reservación india de Warm Springs, Philips (1976) informa que la cortesía no exige ninguna respuesta o
esta podría darse en una fecha posterior.

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En los análisis de muestra de más abajo, las reglas de interacción en una reunión de un pueblo
bambara requieren una toma de turnos basada en el orden de influencia o importancia en el grupo, y que cada
posible hablante primero pida permiso para hablar al jefe. Las reglas también pueden prescribir conductas no
verbales, como en los ejemplos de las condolencias en abbey, en la propuesta de matrimonio japonesa, y en la
entrevista newari con una posible novia. Incluso pueden prescribir el silencio, como en las condolencias igbo
cuando ocurrió una muerte “prematura”.

Normas de interpretación

El componente de normas de interpretación debiera proporcionar toda la información restante


necesaria acerca de la comunidad de habla y su cultura para comprender el suceso comunicativo. Aun la
descripción de nivel superficial más detallada resulta inadecuada para permitir la interpretación del
significado comunicado. En los análisis de muestra de más abajo, por ejemplo, un hablante bambara en una
reunión del pueblo debe saber que el habla directa se usa para defender una cuestión, mientras que los
acertijos o las parábolas deben ser interpretadas como oposición; un hablante de igbo que da sus condolencias
a los miembros de la familia del muerto debe saber que una muerte temprana no puede deberse a causas
naturales, y que alguien que causa la muerte de otra persona no puede pararse ante el espíritu del muerto sin
sufrir una represalia inmediata.
Las denomino “normas” de interpretación porque constituyen un estándar compartido por los
miembros de la comunidad de habla, pueden también estar relacionadas con las reglas de uso en el sentido
prescriptivo (cf. Shimanoff, 1980), pero la valoración positiva o negativa y las sanciones sobre el uso que
caracterizan a las reglas no son una condición necesaria para su inclusión en este componente.

Relación entre tos componentes

Además de identificar los componentes de un suceso comunicativo, es importante hacer preguntas


que relacionen cada componente con todos los demás. Por ejemplo:

• ¿Como se influencian el género y el tema entre sí?


Probablemente haya una variedad limitada de temas sobre los que se puede rezar, hace bromas, o
chismear. Recíprocamente, podría ser apropiado mencionar un tema particular solo en un género religioso o
quizá solo en una broma.
• ¿Cuál es la relación entre género y propósito?
El propósito principal de los mitos podría ser entretener, transmitir conocimiento cultural o ejercer
influencia sobre lo sobrenatural; las bromas podrían servir principalmente para entretener, o podrían ser un
medio de control social, o un terreno de pruebas para determinar relaciones jerárquicas entre hablantes en la
estructura social.
• ¿Cómo se relacionan el género o el tema con el marco?
Las plegarías pueden decirse en un lugar particular, quizás ante un altar y con enseres religiosos
específicos y en ciertos momentos del día o la semana; plegarias particulares pueden ser apropiadas en ciertas
festividades o estaciones. Los temas de las historias podrían estar limitados por el lugar, algunos podrían ser
apropiadas para la mesa de la cena o en una clase, y otros en una sala de reuniones o un campamento en el
bosque. Con frecuencia los temas pueden estar limitados por la estación, como se ilustró más arriba.
• ¿Cuál es la relación entre el género, tema, marco, participantes y forma del mensaje?
Algunos géneros requerirán una variedad más formal de lengua que otros, o una lengua totalmente
diferente. En dos sucesos del mismo género, como un saludo, la forma podría diferir dependiendo de la
estación, del tiempo del día, si es en interiores o exteriores, u otras características del marco. Una conferencia
sobre el mismo tema podría ser más o menos formal dependiendo del tamaño de la sala, la disposición de los
muebles y el número (o identidad) de las personas en la audiencia. El género puede también influenciar el
orden de palabras: los hablantes de kululi prefieren Objeto-Sujeto-Verbo para pedidos y bromas, por ejemplo,
pero Sujeto-Objeto-Verbo para narrativas e historias (Duranti, 1985).
Las interrelaciones de componentes pueden ser muy complejas como cuando la forma del mensaje de
un saludo está influenciada no solo por la estación, tiempo del día y localización física, sino también por la
edad, el sexo y la relación de roles de los participantes y el propósito del encuentro. Aunque no todos los
componentes serán importantes en cada suceso, ni siquiera necesariamente en cada comunidad de habla, estos

25
proporcionan un tipo de marco (Bateson, 1955) dentro del cual las diferencias significativas pueden
descubrirse y describirse. La interpretación por parte del oyente de la emisión “Está frío aquí” como una
formulación informativa, una queja, un pedido o una orden depende del marco, de las relaciones de roles de
los participantes, de qué precede y qué sigue en la secuencia de actos comunicativos, y de características
paralingüísticas y prosódicas del habla como el tono, la entonación, el ritmo y la amplitud. Estas señalan en
qué clase de suceso de habla están involucrados los participantes: esto es, su marco metacomunicativo (cf.
Gumperz, 1977; Tannen, 1979a).

Elicitación dentro de un marco

Parte de la tarea de análisis es descubrir qué componentes son relevantes dentro de una comunidad de
habla particular bajo investigación. En una etapa temprana de la descripción es útil por lo general considerar
el marco, una entidad algo estática que puede manipularse en el proceso de recolección de datos para permitir
la elicitación de las diferencias en y entre los componentes que son significativas desde la perspectiva de los
hablantes nativos.
En su forma más simple el uso del marco no es diferente de la técnica de “pares mínimos” de la
lingüística estructural. En la investigación de posibles diferencias en un suceso de saludo, por ejemplo, el
etnógrafo puede observar y registrar varios saludos, notando cualquier diferencia en la forma del mensaje, su
contenido, participantes, clave y escena. Puede entonces entrevistar a los participantes para descubrir si
perciben alguna diferencia de significado entre las variedades de saludo observadas. El etnógrafo puede
profundizar el estudio manteniendo el marco constante excepto por cambios mínimos y elicitar información
acerca de qué diferencias estos producirían en la conducta comunicativa o su interpretación. Las preguntas
podrían incluir: ¿Qué pasa si un participante es más viejo que el otro? ¿Qué ocurriría si uno fuese varón y el
otro mujer? ¿Produciría alguna diferencia si la mujer llevase un velo o no? ¿Qué ocurriría si fuese a la tarde
en lugar de por la mañana, o estuviese en la calle en lugar de dentro de un edificio? Y así siguiendo.
Un procedimiento de descubrimiento más complejo discutido antes requiere un juego de roles por
parte de los informantes en el que se les pide que pretendan estar en una situación particular de modo de que
el etnógrafo pueda observar lo que ellos creen que sería una conducta apropiada. El juego de roles
frecuentemente produce conductas idealizadas o estereotípicas que no pueden ser aceptada como el uso real a
menos que estén validadas por observaciones más naturalistas, pero en sí mismo produce datos interesantes
acerca de las percepciones de los hablantes nativos en el suceso.
Una extensión creativa de esta técnica de elicitación dentro de un marco fue utilizada por Laughlin
para recolectar datos sobre situaciones comunicativas en la comunidad zinacantán (maya) en Chiapas,
Méjico, que no se le permitió observar directamente.

Intrigas amorosas y atrevidas fugas son el condimento del chismerío diario; pero tan atenta es la vigilancia de
los rastros y pozos de agua que siempre me ha parecido una proeza casi sobrehumana intercambiar tan solo una
palabra con una joven sin el conocimiento y el castigo del pueblo. Picado por la curiosidad, pero
desesperanzado de la perspectiva de alguna vez llegar a ser un observador participante, finalmente le di a
Romin Teratol [su informante] tres títulos y le pedí que proporcionase los escenarios y un guión para los
melodramas que siguen Estos relatos de ficción presentan lo que Romin cree que son intercambios típicos de
conversaciones entre un hombre y su posible novia. (1980:140)

Laughlin pudo así incluir en sus textos etnográficos “Seducción ficticia de una joven”, “Seducción
ficticia de una viuda por un hombre casado”, y “Seducción ficticia de una joven por un borracho”.

El análisis de la interacción

Un análisis adecuado debe ir más allá de un concepto estático de marco para considerar el marco en
un modelo interactivo, como “esquemas” dinámicos o “estructuras de expectativas” (tal como se discute bajo
Contenido del mensaje más arriba). Este enfoque requiere que reconozcamos que:

las personas se aproximan al mundo no de una forma ingenua como pizarras en blanco que registran los
estímulos tal como existen de un modo independiente y objetivo, sino más bien como veteranos
experimentados y sofisticados de la percepción que almacenaron sus experiencias previas como “una masa
organizada” y que ven los sucesos y los objetos del mundo en relación unos con otros y en relación con su
experiencia previa. Esta experiencia previa o conocimiento organizado toma entonces la forma de expectativas

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acerca del mundo, y en la vasta mayoría de los casos, el mundo, como es un lugar sistemático, confirma estas
expectativas y le ahorra al individuo el trabajo de tener que descubrir las cosas todo el tiempo. (Tannen, 19 79b:
144)

Comprender cuáles son los marcos del hablante, qué procesos utilizan para relacionar estas
expectativas con la producción e interpretación de la lengua y cómo los esquemas y procesos de interacción
se relacionan con sus experiencias culturales compartidas es la meta última de una concepción de la
competencia comunicativa; pero el desarrollo de métodos para recolectar y analizar dichas informaciones es
un formidable desafío.
Un proyecto dirigido por Wallace Chafe involucraba mostrar una película a sujetos en diez países
diferentes y luego elicitar narrativas que describiesen su contenido (las Historias de peras, brevemente
mencionadas antes). Las estructuras de expectativas culturalmente determinadas de los hablantes se infirieron
entonces a partir del modo en que los objetos y sucesos se organizaban y cambiaban en el recuento (Chafe,
1980; Tannen, 1981). Pueden también utilizarse películas (o incluso fotos fijas) de diversas situaciones
comunicativas dentro de la comunidad para elicitar explicaciones de los participantes acerca de lo que
ocurría, desde su propia perspectiva, en el momento en que se tomó la foto. Como el realizador de la película
debe seleccionar y concentrarse en características particulares del contexto total, otra técnica potencialmente
útil en la recolección de datos etnográficos es hacer que uno o más miembros del grupo en estudio controlen
ellos mismos la cámara y recolecten ejemplos de diferentes tipos de sucesos de habla (cf. Worth y Adair,
1975). Cuando esto es culturalmente apropiado y aceptable, es probable que produzca datos no solo sobre la
clasificación de los sucesos y sus componentes sobresalientes, sino también sobre sus fronteras temporales y
espaciales y sobre el “punto” de la interacción.
El trabajo de Gumperz sobre el análisis de los sucesos de conversación intercultural proporciona otro
modelo para el análisis dinámico. En una sesión de entrevista entre un consejero británico y un profesor de
matemática pakistaní, por ejemplo, Gumperz (1979) ilustra cómo las diferentes reglas socioculturales del uso
apropiado de la lengua que cada participante aporta al encuentro producen diferentes marcos interpretativos.
Los tipos de reglas que allí se destacan incluyen aquellas que pertenecen a las “estructuras de expectativas”
tal como surgen en el proceso de la inferencia conversacional (Gumperz, 1977). Este procedimiento analítico
hace una contribución importante a la descripción de sucesos de habla al producir no solo marcos
comunicativos abstractos, sino también dar cuenta de los procesos dinámicos de interacción que ocurren
dentro de esos marcos: la construcción y negociación del significado.
Otros métodos que resultaron útiles para inferir los principios utilizados por los hablantes en su uso
dinámico de la lengua incluyen la reproducción (playbach) (Fanshel y Moss, 1971; Labov y Fanshel, 1977),
en la cual en el proceso de microanálisis se entrevista en profundidad a los participantes sobre el significado
de sus propias emisiones, y el estudio de hablantes hospitalizados que los psiquiatras juzgan que muestran
una conducta comunicativa que es “inapropiada en la situación” (Goffman, 1963). Estos procedimientos
pueden ser provechosamente integrados a los métodos etnográficos más tradicionales para colaborar en el
descubrimiento de los patrones de la comunicación.

Análisis de muestra de sucesos comunicativos

Los siguientes son ejemplos de sucesos comunicativos basados en descripciones de ex-estudiantes


graduados de la Universidad de Georgetown y la Universidad de Illinois que son hablantes nativos de las
lenguas involucradas: bambara, abbey, japonés, tailandés, igbo, cebuano (Bukadon/Filipinas), newari y chino.
En estos sucesos se generaliza la forma del mensaje, el contenido y la secuencia de actos considerándolos
“típicos”, y se informa de ellos aquí sin dar ejemplos literales. Estos ejemplos intentan ilustrar el tipo de
información que se percibe como relevante en los componentes identificados por estos hablantes y un modelo
posible para la organización de los datos.
1 Issiaka Ly describe una reunión tradicional de un pueblo entre hablantes de bambara en Malí.

TEMA: Cómo debiera mantenerse a los animales alejados de las granjas.

FUNCIÓN/PROPÓSITO: Tomar una decisión que regulará la vida del pueblo.

MARCO:
Si es media tarde con un sol abrasador en el cielo, debajo de los árboles.

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Si es al atardecer o a la noche temprano, en el lugar común del pueblo

CLAVE: Seria

PARTICIPANTES:

Todos los varones habitantes del pueblo:


P1 -Jefe
P2 - Heraldo
P3 - Habitantes activos (edad 45+)
P4 - Habitantes semi-activos (edad 21-45)
P5 - Habitantes pasivos (edad 14-20)

FORMA DEL MENSAJE:

Bambara hablado
P2 utiliza voz fuerte; los otros usan voces suaves

SECUENCIA DE ACTOS:

P1 recita la agenda
P2 transmite la agenda a la asamblea
P3 (alguien) pide el derecho de hablar
P2 transmite el pedido a P1
P1 da su consentimiento o rechaza el pedido
P2 transmite el consentimiento o el rechazo al hablante P3
P3 da su opinión (si P1 consiente)
P2 transmite la opinión a P1 y a la asamblea
(Los actos 3-8 se repiten a medida que los miembros activos (P3) toman turnos para dar su opinión)
P1 sintetiza el debate y hace una propuesta
P2 transmite el resumen y propuesta a la asamblea

REGLAS DE INTERACCIÓN:

Solo los miembros activos (edad 45+) pueden solicitar hablar


A los miembros semi-activos (21-45) se les puede solicitar su opinión, pero no pueden ofrecerla.
Cada hablante debe solicitar permiso para hablarle al jefe.
El jefe y los otros participantes no deben hablar directamente entre sí; el heraldo siempre transmite
el habla del jefe a la asamblea, o de cualquier hablante individual al jefe y a la asamblea.
Los habitantes activos deben tomar turnos para hablar en un orden de influencia o importancia.

NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

Habla directa (lacónica y clara) significa que el hablante defiende un punto


Habla indirecta (por ejemplo, acertijos y parábolas) significa que el hablante se opone a un punto
Las personas en la asamblea están serias.
El heraldo no necesariamente se conserva serio.
2 Marcellen Hepié describe un suceso de saludo entre hablantes de abbey en la Costa de marfil para
ilustrar el concepto de “variación de marco” respecto del sexo y la edad de los participantes. Su centro de
atención se encuentra en las diferencias que esto produce en la secuencia de actos. El marco de la salutación
también produce una diferencia en el contenido y la secuencia, pero ese componente se mantiene constante en
este ejemplo:

FUNCIÓN/PROPOSITO: Reafirmar la buena relación entre los participantes al comienzo de una visita

MARCO: Una casa privada CLAVE: Amistosa

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PARTICIPANTES

P1 - Residente de la casa
P2 - Visitante Condiciones variables
A P1 y P2 son ambos varones adultos, o P1 es varón y P2 mujer
B P1 es mujer, P2 varón
C P1 es un niño, P2 un adulto
D Más de un visitante llega al mismo tiempo

SECUENCIA DE ACTOS:

Condición A

Fase uno - “saludo y respuesta”


P2 Saludo
P1 Aceptación del saludo
P1 busca una silla para P2 (si no hay ninguna inmediatamente disponible, esto puede involucrar una
larga pausa en la secuencia de saludo)
Fase dos - “sentarse”
P1 ofrece un asiento a P2
P2 devuelve el saludo
Fase tres - “preguntar por las noticias”
P1 y P2 se sientan
P1 le pregunta a P2 por las noticias
P2 da respuestas estándar, fórmulas

Condición B

Fase uno y fase dos son iguales


P2 entonces se apresura a buscar al hombre más cercano para que complete la secuencia de saludo
Si ella no encuentra ninguno, rompe las reglas, se disculpa, y completa ella misma el saludo
“preguntándole por las noticias”

Condición C

Si P1 es un niño pequeño, no ocurre el saludo


P2 le pide a P1 que llame a sus padres
Si P1 es un niño mayor, la fase uno y la fase dos pueden ser completarse antes de ir a buscar a un
adulto

Condición D

El visitante más joven considerado un adulto es el que posee las noticias.


Para la fase tres, P1 habla directamente al que ha sido señalado por el grupo para dar las noticias; la
persona debe consultar al grupo antes de responder.

REGLAS DE INTERACCIÓN:

Un niño mayor de diez años tiene el “derecho” de ser saludado.


Entre amigos, el orden de saludo puede relajarse, pero “una mujer que siempre saluda primero no
sería bien mirada”

NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

Si se omiten las fases dos o tres, o existe algún cambio en el orden, esto indica que hay algo mal en la
relación entre PI y P2.
“Preguntar por las noticias” es parte del saludo y no se considera el propósito de la visita.

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Después de respuestas convencionales acerca de las “noticias”, P2 planteará la verdadera razón de la
visita (iniciando otro suceso de habla).
3 Hepié ilustra variaciones dentro de otro género de la comunicación en abbey al contrastar los
sucesos de condolencias formales (A) e informales (B).

PROPOSITO/FUNCIÓN:

A La meta de las condolencias formales es más que una simple actitud compasiva hacia la familia del
muerto. Es una demostración de solidaridad y unidad dentro de un pueblo, y entre pueblos, porque los de
afuera del pueblo llegan a este para presentar sus condolencias.
B La meta de la condolencia informal es proporcionar apoyo moral a los que sufrieron la pérdida,
además de asistencia material.

MARCO:
A Ocurre en una calle muy cerca de la residencia de la familia que sufrió la pérdida.
El tiempo es la tarde después de oscurecer, dentro de las 24 horas del fallecimiento; es previo a la
ceremonia de entierro.
Hay colocadas dos líneas de asientos, una para los receptores (del lado derecho) y la otra enfrentada a
la primera para los visitantes.
B Ocurre en el hogar afligido por la pérdida, usualmente bajo un refugio en el patio. (Normalmente se
construye un refugio para cualquier persona fallecida, excepto quizás un bebé.)
Puede ocurrir una semana o más después de la muerte, y después del entierro.

CLAVE: Apesadumbrada

PARTICIPANTES:

P1 - Varones del pueblo que reciben las condolencias


P2 - Participantes que llegan para dar sus condolencias, tanto hombres como mujeres
P3 - Espectadores, incluyendo mujeres, niños y hombres que no están directamente involucrados (y
no ocuparán asientos)
P4 - El tambor, un instrumento sagrado usado solamente en situaciones formales para comunicarse
con la palabra invisible y transmitir las malas noticias a los pueblos vecinos.
P5 - Personas invisibles invocadas por el tambor
B P1 - Hombres y mujeres en dos grupos separados, usualmente miembros de la familia (a los niños
normalmente se los mantiene alejados del lugar en el que se expone un cuerpo muerto)
P2 - Extraños, hombres y mujeres que llegan a dar sus condolencias, sean del mismo pueblo o no.

FORMA DEL MENSAJE Y SECUENCIA; REGLAS DE INTERACCIÓN:

A Las condolencias son no verbales. Los participantes que dan sus condolencias hacen un gesto con
su mano derecha, uno después de otro. Se espera que los participantes en este suceso caminen
apropiadamente. Una persona que da sus condolencias no debe estar parado completamente erguido
durante la ceremonia. También, debiera inclinarse cuando llega frente a una persona importante.
Las mujeres en la fila de visitantes que dan sus condolencias no hacen ningún gesto, solo caminan
normalmente y por lo general se ubican al final de la fila.
P4 transmite las malas noticias
P2 llegan, anunciados por tres salvas
P4 difunde la noticia de la llegada de P2
P1 ya en su lugar, sentados en sillas, esperan para recibir las condolencias
P3 se acerca a la escena para observar
Algunas personas del pueblo anfitrión se unen a los P2 que los guían para actuar apropiadamente
Los P2 en fila dan sus condolencias a P1, de derecha a izquierda, en forma no verbal como se
describió más arriba
Los P1 observan los gestos de condolencia seriamente
B Los P2 puede llorar fuertemente mientras se aproximan a la escena.

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Llorar es tarea de las mujeres. No se espera que los hombres, sean P1 o P2, lloren excepto durante un
período muy corto (menos de un minuto)
Mujeres P2 lloran
Hombres P2 caminan erguidos y dan sus condolencias verbalmente a los hombres P1
Las mujeres P1 entonces se sientan entre los hombres P1
Las mujeres P2 siguen llorando hasta que las mujeres P1 demandan que paren, entonces las mujeres
P2 dan sus condolencias verbales a los hombres P1.
Las mujeres P2 toman asiento entre las mujeres P1
(Los hombres usualmente se sientan en sillas, las mujeres en el piso)

NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

Se requieren condolencias formales en situaciones como cuando una mujer de un pueblo se casa con
un hombre de otro. Si muere, ella será enterrada en su pueblo de origen (excepto cuando hay una
fuerte oposición). Las personas de su pueblo de origen van al pueblo de residencia a dar sus
condolencias no solo a sus parientes allí, sino también a todo el pueblo; esto es, aquellos que reciben
las condolencias incluyen a los parientes políticos, aquellos que dan sus condolencias son los
parientes consanguíneos.
4 Harumi Williams describe una propuesta de matrimonio japonesa, un suceso comunicativo que
consiste solamente en una emisión verbal.

FUNCIÓN/PROPOSITO:

Declarar la intención de matrimonio


Establecer o desarrollar una relación de roles apropiada

CLAVE: Seria

PARTICIPANTES:

P1 - Varón; adulto joven


P2 - Mujer; adulto joven
(Su ocupación y estatus no es relevante)

FORMA DE MENSAJE:

Verbal - japonés hablado; silencio


No verbal - quinesia; miradas

CONTENIDO DEL MENSAJE Y SECUENCIA:

P1 Sostiene la mano de P2 (opcional)


Mira a P2
P2 De pie con la cabeza inclinada hacia abajo
Silencio

REGLAS DE INTERACCIÓN:

Un hombre debe declararse a una mujer


En un clímax emocional, debiera haber silencio
La cabeza de la mujer debiera estar inclinada hacia abajo, y la dirección de su mirada debiera ser más
baja que la del varón

NORMAS DE INTERPRETACIÓN

La cabeza de la familia deberá ser el hombre y, por lo tanto, él tiene que tomar la iniciativa en la
decisión de matrimonio. Esta costumbre tiene sus raíces en un antiguo mito japonés en el que Ezanami (dios

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femenino) e Izanagi (dios masculino) se casaron. Primero Ezanami le propuso matrimonio a Izanagi y se
casaron, pero solo pudieron producir criaturas malignas como gusanos, de modo que tuvieron que realizar la
ceremonia de casamiento una vez más. Esta vez Izanagi se declaró, y el casamiento fue un éxito, produciendo
un país llamado “Japón”. Esta costumbre continúa hasta el día actual y la opinión generalizada es que la regla
no debiera ser violada.
También existe la creencia de que tan pronto como una experiencia se expresa en palabras (orales o
escritas) su verdadera esencia desaparece. Cuando los padres mueren, cuando el hijo aprueba el examen de
ingreso a una universidad o cuando vemos algo extremadamente hermoso, debiera haber silencio. Existe un
poema bien conocido que empieza “Oh Matsushima (nombre de una isla en Japón)…”, pero como el poeta
estaba tan impresionado por su belleza no pudo continuar; este poema es considerado una de sus obras
maestras.
El casamiento es un clímax en la vida de una mujer joven, su meta principal. La propuesta es
entonces un suceso tan importante, que la única respuesta apropiada solo puede ser el silencio. La cabeza
inclinada y la mirada hacia abajo implican modestia, una virtud altamente valorada en una joven.
Esta respuesta es lo que el joven espera y confirma que es ciertamente la joven que él quiere por
esposa; su vida futura será bastante tranquila y con él como jefe de familia. El no hacía verdaderamente una
pregunta y esperaba una respuesta, sino que declaraba su decisión de casarse con ella.
5 Suphatcharee Ekasingh describe una presentación entre hablantes de tailandés.

PROPOSITO/FUNCIÓN:

Establecer la relación entre los participantes

MARCO:

Una reunión social informal

CLAVE: Amistosa y cortés

PARTICIPANTES:

P1 - Mujer tailandesa en los 40


P2 - Estudiante varón tailandés de alrededor de 25 años
P3 - Mujer tailandesa en los 50
P1 y P2 se conocen entre sí muy bien; P1 es una amiga cercana de los padres de P2 y considera a P2
un pariente
P1 y P3 son conocidas; ambas vivieron en el mismo vecindario por más de diez años

FORMA DEL MENSAJE:

Tailandés hablado, dialecto central, registro cortés


El registro cortés incluye el tono de las emisiones y el uso de pronombres apropiados según la edad,
sexo y estatus social
Gestos manuales y posición del cuerpo.
El wai es un gesto que se hace poniendo las palmas de las manos juntas y luego elevándolas frente a
la cara mientras se inclina la cabeza y el cuerpo.

CONTENIDO DEL MENSAJE Y SECUENCIA:

P1 Presenta P2 a P3, utilizando sus nombres de pila


P2 Saluda a P3, utilizando la partícula de cortesía masculina.
Simultáneamente realiza el wai
P3 Acepta el saludo, utilizando la partícula de cortesía femenina.
Simultáneamente realiza el wai.
P1 Proporciona a P3 más información sobre P2
P3 Luego continúa la conversación con P2 preguntándole principalmente acerca de sus estudios

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REGLAS DE INTERACCIÓN:

En un marco informal como este donde las diferencias de estatus social no son salientes, P2 y P3
debieran ser presentados por el nombre de pila. Una vez que las relaciones se establecieron, pueden
usarse sobrenombres.
El P más joven debiera ser presentado al P más viejo. Debe utilizarse el registro cortés.

NORMAS DE INTERPRETACIÓN

La edad tiene un papel significativo en este género; se cree que si el más viejo hace el wai primero,
tendrán vidas cortas. La altura del wai indica el grado de respeto.
Hacer preguntas personales es parte de llegar a conocer a otro y no se considera descortés, aunque las
preguntas sobre ingresos o edad pueden ser ofensivas.
6. Un suceso comunicativo puede ocurrir sin que se produzca habla, como lo ilustra Gregory Nwoye
en esta descripción de un suceso de condolencias entre los hablantes de igbo en Nigeria en ocasión de
una muerte “prematura”.

PROPOSITO/FUNCIÓN:

Para expresar el pésame, y probar la inocencia de ser responsable de la muerte

MARCO:

Dentro de la casa de la familia afligida


Aproximadamente cuatro días después de la muerte
Los asientos están dispuestos alrededor de la habitación de los dolientes

CLAVE: Compasivo

PARTICIPANTES:

P1 – Condoliente/doliente; varón adulto


P2 - Miembros de la familia
P3 - Espíritu del muerto
P4 - Otros dolientes; varones adultos

FORMA DEL MENSAJE:

Silencio y proxémica

SECUENCIA DE ACTOS:

P2 está de pie dentro de la casa


P3 está suspendido en las inmediaciones
P1 a) entra
b) se para delante de P2 y P3
c) se sienta silenciosamente entre P4
d) nuevamente se presenta a sí mismo ante P2 y P3
e) se va

REGLAS DE INTERACCIÓN:

La familia del muerto debiera ser evitada durante varios días después de la muerte
Los dolientes debieran presentarse en la casa del muerto mientras el espíritu de este todavía está
presente (antes de los ritos finales de entierro)
Los dolientes no deben hablar

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NORMAS DE INTERPRETACIÓN

La muerte es una parte normal del ciclo de vida y debiera ocurrir solo en la edad madura, la muerte
prematura causa profunda tristeza y debe haber sido causada por fuerzas malévolas
La referencia verbal a la muerte aumenta el pesar
La presencia física indica condolencia con los sobrevivientes
Alguien que causa la muerte de otro no puede pararse ante el espíritu del muerto sin sufrir una
inmediata represalia
7 Genoveva M. Ablanque describe una respuesta ritual a los relámpagos entre los bukidon del sur de
Filipinas.

FUNCIÓN/PROPOSITO:

Para evitar el castigo por hacer algo no natural

MARCO:

Dentro de la casa durante una severa tormenta de truenos, usualmente en la tarde


Los relámpagos y truenos están frecuentemente acompañados por una inminente lluvia y fuertes
vientos El aire es a veces oscuro y pesado

CLAVE: Ominoso

PARTICIPANTES:

P1 - Espíritus malignos
P2 - Todas las personas en la casa
P3 - Miembro de la familia que acepta la responsabilidad de los actos rituales

FORMA DEL MENSAJE:

Silencio
Cortar y quemar mechones de cabello

SECUENCIA DE ACTOS

P1 Llegada señalada por relámpagos y truenos


P2 Dejan de hablar y cesa toda otra actividad
P3 Hace un fuego, si no hay uno
Busca unas tijeras y corta un mechón de cabello de cada P2 (Incluyéndose a sí mismo)
Lleva los mechones a la cocina y los quema

REGLAS DE INTERACCIÓN:

El individuo que realiza el ritual de cortar y quemar el cabello (P3) se autoselecciona, pero debiera
ser un adulto maduro (usualmente la madre).
Debe haber un silencio absoluto durante el ritual.
El olor de pelo ardiendo debiera ser lo suficientemente fuerte como para dominar el aire.

NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

Cuando alguien hace algo no natural, los espíritus malignos se hacen presentes.
Los actos “no naturales” incluyen casarse con un pariente, hacer que animales de diferentes especies
peleen, hablarle a un animal, y reírse mientras se juega con gusanos, se quitan los piojos o se observan perros
copulando.
El espíritu que preside nuestro destino envía los relámpagos como castigo; si una persona es golpeada
por un rayo, debe suponerse que era culpable.

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La creencia puede remontarse a una leyenda en que una niña y su pretendiente fueron golpeados por
un rayo después de que ella le habló a un perro mascota; la lluvia cayó tan fuerte que el lugar se transformó
en el lago Pinamaloy (“castigo”).
Es muy probable que los niños sean culpables porque ellos pueden no saber cómo discernir lo que se
considera “no natural”, pero sin embargo son pasibles del castigo.
8 Jyoti Tuladhar describe un suceso típico entre hablantes de newari en Nepal en el cual una posible
novia está siendo entrevistada por un miembro de la familia del pretendiente.

PROPÓSITO/FUNCIÓN:

Determinar si la candidata es apropiada mediante un examen superficial inicial

MARCO:

La casa de la posible novia, a la tarde.


Los participantes están sentados uno cerca del otro.

CLAVE: Evaluativo

PARTICIPANTES:

P1 - Tía del pretendiente


P2 - Tía de la posible novia
P3 - Posible novia

FORMA DEL MENSAJE:

El dialecto kaltimandu de la lengua newari tal como es usada en los hogares tradicionales, no
entremezclado con ninguna palabra extranjera prestada excepto school [escuela] y college [colegio].
Los cuerpos de las mujeres están relajados pero inmóviles

CONTENIDO Y SECUENCIA:

P1 Qué niña tan linda, su sobrina. ¿Adónde vas a la escuela, niña?


P3 En Kirtipur.
P2 Ella se graduará en abril.
P1 ¡Maravilloso! Escuché que sos muy inteligente.
P3 (Sonrisa) (Silencio)
P2 Nunca fue segunda en su clase.
P1 Mi sobrino rompió el récord en su colegio, también. ¿Lo sabían?
P3 (Asentimiento) (Silencio)

REGLAS DE INTERACCIÓN:

Las mujeres elegantes no hacen gestos “vulgares con las manos. La posición del cuerpo debe ser
relajada e inmóvil.
Las niñas jóvenes deben ser tímidas, silenciosas y aceptar los cumplidos con una sonrisa.
Observaciones directas como “qué niña tan linda” en presencia del sujeto solo puede hacerlas una
persona mayor a una niña joven, y solo en situaciones como esta entrevista. No es una práctica general entre
los newar alabar directamente a alguien por su belleza en los intercambios sociales. En otras ocasiones, una
niña podría incluso ofenderse por dicha observación.
Las niñas jóvenes elegantes permanecen en silencio ante la presencia de una mujer mayor no familiar
(aun más con los hombres), a menos que se les haga una pregunta directa. Sus respuestas deben ser cortas o
incluso monosilábicas. Si deciden no responder, esto no se considera rudo o descortés.
Una respuesta verbal a la pregunta final podría haberse considerado arrogante; su intención era
ponerla en una situación difícil como una forma de probar sus modales.

35
NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

En una situación como esta, la familia de la niña ya habría decidido que el pretendiente es una pareja
apropiada para su hija, y habría aceptado el encuentro de modo que su familia pudiese decidir si ella era
apropiada para él. La niña en general no estaría al tanto del propósito de la visita.
Aun cuando la tía del pretendiente le hace a la niña un número de preguntas no está interesada por las
respuestas tanto como por los modales de la misma. Ella ya había obtenido toda la información necesaria de
la tía de la niña previamente a esta reunión. La actuación de la niña en este caso se consideraría muy
satisfactoria.
9 Como ejemplo final, Hong-Gang Jin describe una invitación informal a cenar entre estudiantes
graduados chinos que residían temporalmente en los Estados Unidos.

FUNCIÓN/PROPOSITO:

Para cultivar las relaciones personales


Expresar gratitud por la ayuda que otros ofrecieron

MARCO: La oficina de P2 en una universidad estadounidense, 17 horas.

CLAVE: Amistoso y casual

PARTICIPANTES:

P1 - Estudiante graduado chino, varón


P2 - Estudiante graduado chino, varón
PI y P2 son de la misma ciudad en China y se conocieron a través de parientes allí.
P2 recientemente volvió a China para una corta visita y trajo algunas cosas para P1 de parte de sus
padres

FORMA DEL MENSAJE:

Chino estándar hablado, dialecto de Beijing


Registro casual, incluyendo muchas interjecciones durante el discurso, entonación ascendente y
descendente
Movimientos de la cabeza (inclinaciones, sacudidas); expresión facial

CONTENIDO Y SECUENCIA (organizado en fases):

Fase uno: Apertura


P1 Saludo
P2 Acepta el saludo
Ofrece un asiento
Devuelve el saludo
Fase dos: Invitación
P1 Insinúa que le pedirá a P2 que haga algo
Hace una pausa para observar la reacción de P2 (observa la expresión facial)
Hace la invitación de cenar en su casa
P2 Rehusa la invitación (expresión sorprendida, luego frunce el entrecejo)
P1 Insiste en la aceptación
P2 Acepta indirectamente (la expresión facial indica que no tiene alternativa)
P1 Reasegura a P2 sobre la sinceridad de la invitación; fija una hora determinada
P2 Confirma la hora; expresa agradecimiento
P1 Reasegura a P2 que será informal
Fase tres: Cierre
P1 Confirma la hora
Ofrece una excusa para despedirse
P2 Agradece a P1 nuevamente

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Saludo de cierre
P1 Saludo de cierre

REGLAS DE INTERACCIÓN:

El anfitrión debe insistir al menos dos o tres veces, pero debe controlar su insistencia según la
reacción de la persona invitada.
La invitación debe ser rechazada dos o tres veces antes de que pueda ser aceptada:
Primero declinarla modestamente, luego aceptarla indirectamente.
Mostrar mediante expresiones faciales que se es renuente a aceptar la invitación y aceptarla porque
no hay otra alternativa.

NORMAS DE INTERPRETACIÓN:

En China, invitar a alguien a cenar se considera una actividad social importante que satisface
básicamente dos funciones: (a) incrementar las relaciones sociales, y (b) expresar agradecimiento por algo
que otra persona hizo por el anfitrión, o a veces expresar una necesidad de que alguien ofrezca ayuda.
El grado de insistencia del anfitrión varía según su lectura de la cara del invitado y la formulación y
el tono de su respuesta.
Si la cara del invitado muestra duda o indiferencia, o si la respuesta es directamente “no” o una buena
excusa, el anfitrión no insistirá más.
El modo de aceptar una invitación refleja los modales y autodisciplina de una persona: declinar
modestamente y luego aceptar en forma indirecta y reflexiva se considera cortés, de buenos modales y
amable; lo opuesto será considerado descortés o de malos modales.

Organización de los datos

Figura 4.2

Otros modelos para la organización de los datos pueden ser más apropiados para concentrarse en
diferentes aspectos de un suceso. En su descripción de los ciclos de discurso de clase (CDC), por ejemplo,
Johnson (1972) presenta gráficamente la estructura de una secuencia de actos y la relación de los actos entre
sí utilizando el formato que se muestra en la figura 4.2. Dada la cantidad de anidación presente en este ciclo,
es fácil comprender por qué s3 (acto 12) perdió la pista de la pregunta.

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La formalización de la secuencia de actos utilizando los rasgos que son salientes en el suceso puede
permitir la expresión de condiciones variables. El saludo en abbey descripto más arriba podría representarse
parcialmente mediante las siguientes reglas ordenadas:
Secuencia de saludo ® Saludo y respuesta + Sentarse + Preguntar por las noticias

Esto debiera leerse como:

(1) P2 emite un saludo si P2 es un varón adulto amistoso; P2 puede saludar si es una mujer, pero es
menos probable; P2 no saludará si es no amistoso o un niño. PI aceptará el saludo si es un adulto amistoso
(varón o mujer); PI puede aceptar si es un niño mayor; P1 no aceptará si no es amistoso.
(2) Si se hizo un saludo y este fue aceptado, P1 (varón o mujer de cualquier edad) ofrecerá a P2 un
asiento y retornará el saludo.
(3) P1 preguntará por las noticias si es un varón adulto; una mujer puede pedir noticias, pero es
menos probable que lo haga; ni siquiera un niño más grande que aceptó los saludos puede pedir noticias.
Esta reglas están ordenadas en el sentido de que las reglas posteriores tienen impedida su aplicación
si una anterior falla en aplicarse: esto es, si una mujer P2 no saluda a P1, P1 no puede responderle, ofrecerle a
P2 un asiento, ni preguntarle a P2 por las noticias. Las características están marcadas (+) si la regla siempre
se aplica si están presentes, (a) si se aplica de modo variable, y (-) si no se aplica en absoluto.
Unidades mayores de comunicación pueden también describirse con reglas o diagramas. La secuencia
de apertura en el suceso de ventas de puerta en puerta japonés descripto antes es parte de un encuentro más
largo, y Tsuda (1984) utiliza el diagrama de flujo que se muestra en la figura 4.3 para resumir sus
componentes opcionales y obligatorios, y su ordenamiento.
La etnografía de la comunicación, en tanto que mezcla de enfoques científicos y humanísticos, busca
siempre descubrir lo general a partir de lo particular, y comprender lo particular a partir de lo general, para
ver el suceso único y el patrón recurrente desde la perspectiva de sus participantes nativos y desde el punto de
vista que ofrece el conocimiento y la comparación transcultural. Existen muchos caminos hacia la
comprensión, y muchos enfoques hacia las concepciones integradoras buscadas por los investigadores. La
organización mecánica de los datos no es en sí un equivalente de la comprensión, ni un sustituto para la
observación cuidadosa, la indagación paciente o un registro meticuloso de los datos. Pero, aunque la
clasificación y organización de los datos en diversos formatos o visualizaciones nunca es el final del análisis,
puede ser un procedimiento valioso para llevar a la luz las condiciones o restricciones que de otra forma
podrían haber pasado inadvertidas, y para revelar patrones de interrelaciones y características que hayan
resistido esfuerzos más directos de descubrimiento. Además, esta organización de datos puede ser útil para
presentar los descubrimientos en modos que resulten más inteligibles y coherentes de lo que podría hacerlo
un tratamiento verbal extenso.

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Figura 4.3

Como la etnografía de la comunicación es un campo relativamente nuevo, resta mucho por explorar
en el desarrollo de los métodos y modelos de análisis y presentación. Los ejemplos de tratamientos
descriptivos dados más arriba tienen la intención de ilustrar algunos de los que se utilizan actualmente, pero
muchas otras posibilidades surgen con el crecimiento y el desarrollo del campo. Las etnografías generales
sobre los modos de habla son todavía muy reducidos en número a pesar del reconocimiento general de su
importancia teórica y metodológica. Una de las excepciones notables sigue siendo el trabajo que Ethel Albert
realizó con los burundi del África central desde 1955 a 1957, antes de que el concepto de etnografía de la
comunicación hubiese sido enunciado por Hymes (Albert, 1972). Ella relaciona las “reglas de habla”
específicas de situaciones particulares con las perspectivas culturales y la estructura social de los burundi,
relaciona ambas con las estrategias personales, y analiza algunos problemas encontrados en la comunicación
y en el trabajo de campo transcultural.
Otros modelos holísticos importantes son proporcionados por trabajos como el de Blom y Gumperz
(por ejemplo, 1972), que da cuenta de la interrelación de las restricciones sociales, los valores culturales y las
reglas de la lengua en Noruega; el estudio de Barth ([1964a] 1972) sobre los procesos sociales y las fronteras
de la lengua en Pakistán; el análisis de Abrahams (1.983) sobre la conducta de habla afroamericana; el
análisis de Scollons (1979) sobre la convergencia lingüística en Fort Chipewyan, Alberta; la descripción de
Philips (1983b) de la reserva india de Warm Springs en Oregon; y el extenso estudio de Sherzer (1983) sobre
los modos de hablar entre la población kuna de San Blas, Panamá. Un resultado importante ha sido una mejor
comprensión de cómo la organización de una comunidad se relaciona con el uso de la lengua y,
recíprocamente, cómo el uso de la lengua señala el papel social.
La mayor parte de las otras investigaciones holísticas se concentró en una sola subcultura dentro de
una sociedad, definida por la religión (Bauman, 1974, 1983; Enninger y Raith, 1982; Schiffrin, 1984), por la
raza o etnia (por ejemplo, los negros en un barrio de Washington, DC (Hannerz, 1969) o un bar en Filadelfia
(Bell, 1983), o un vecindario portorriqueño en la ciudad de Nueva York (Attinasi, Pedraza y Poplack et al.,
1982). Algunos de estos trabajos fueron mencionados en los capítulos 2y3.
Han aparecido muchas descripciones y análisis de sucesos comunicativos individuales en diversas
comunidades, algunos de los mejores en las colecciones de Gumperz y Hymes (1986), Bauman y Sherzer
(1974), y Baugh y Sherzer (1984). La mayoría de estos se concentran en los sucesos rituales más que en los
encuentros cotidianos, en parte porque es muy probable que por su naturaleza estos sucesos recurran en forma
regularizada, y en parte porque su significado depende muy claramente de las creencias y valores
compartidos por la comunidad de habla. (Philipsen y Carbaugh (1986) compilaron una bibliografía de más de
200 estudios realizados dentro de su paradigma hasta la fecha.)
Es apropiado en esta discusión de la metodología hacer una advertencia final. Aunque intentemos ser
fieles a las realidades de la conducta tal como esta ocurre, no debemos ignorar el contexto más amplio dentro
del cual las acciones que observamos se sitúan. Debemos constantemente buscar los antecedentes y las
contingencias que le dan significado a las escenas que atestiguamos. Al mismo tiempo, debemos
continuamente someter a prueba nuestras percepciones y comprensiones contra las de los participantes para
que nuestra descripción “objetiva” de su competencia comunicativa refleje adecuadamente la realidad
experimentada de su propio mundo subjetivo.

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