Hola a todos, soy Ariadne, una joven que siempre trabajaba, día y noche, a veces sin

detenerme.
El trabajo me consumía, cada día mis compañeros de trabajo me encontraban renegando
y de mal humor, siempre estaba estresada, preocupada en cumplir con todo.
Constantemente perdía la noción del tiempo, no comía a mis horas y por eso, me
enfermaba con facilidad.
La noche anterior a mi día libre, no pude más y lloré, tal vez por cansancio y
frustración, no vivía, era un zombie andante.
Llegado ese día, realmente no supe qué hacer, ¿tal vez quedarme en casa? ¿trabajar por
adelantado? Al final decidí ir a caminar a ver qué sucedía.
En el camino, por andar inmersa en pensamientos, choqué con All, un compañero de
trabajo. Al charlar unos minutos, nos dimos cuenta que nos encontrábamos en la misma
situación y decidimos andar juntos.
Así, fuimos a ver una película, extrañaba ver mi animación favorita y tal vez me
emocioné demasiado hehe. Luego, fuimos a un parque de diversiones cerca del cine, la
adrenalina fue extraordinaria. Y, por último, fuimos a una pista de baile, creí que no
podría bailar, pero fue liberador ¡ya había olvidado la sensación de divertirse y sonreír!
De regreso a casa, me di cuenta que, por centrar mi vida en una sola cosa, me olvidé por
completo de aquellas acciones que podía realizar, así sean mínimas, para alegrarme y
sacarme una sonrisa, estaba cansada de la monotonía y el cambio mejoraría no solo mi
salud física, sino también, mi salud mental.
Después de ese día, inicié el cambio en mis rutinas, por las mañanas realizaba un poco
de yoga para aprender a controlar mis emociones.
En los recesos del trabajo, comencé a juntarme más con mis compañeros, les conté
sobre el cambio que quería y todos se animaron a hacer lo mismo puesto que, vivían al
igual que yo, solo trabajando.
Por las noches llamo a mis padres para saber cómo se encuentran y, los fines de semana,
salgo de paseo con mis amistades.
“Hay cosas que no podemos cambiar. Aun así, hagamos nuestros días

diferentes”