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Así, este escrito pretende argumentar, a través del análisis y examen de algunos estudios
para retratos realizados por el pintor, que la obra artística de Francis Bacon es una constante
exploración de la fealdad. Para ello, primero se delimitará el concepto de ‘exploración’ para
poder utilizarlo con un sentido claro; luego se explorará y se intentará demarcar en qué
consiste la fealdad atendiendo a lo propuesto por Umberto Eco en sus correspondientes
Historia de la Belleza (2010) e Historia de la Fealdad (2007); finalmente, atendiendo a estos
conceptos, se intentará mostrar en qué sentido los retratos seleccionados de Bacon
corresponden a una exploración de la fealdad y por qué resulta importante enfatizar este
aspecto “feo” de la obra artística.
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se llamaría “hacer algo” —¡cómo si fuera poca cosa! —. Sin embargo, esta explicación es
algo vaga: “hacer algo” consiste en transformar un conjunto de materias, a través de una serie
de procesos en otra cosa; sin embargo, esta cosa nueva tiene la particularidad de que su única
finalidad es deleitar a la sensibilidad de sus espectadores: debe ser una cosa “estética”.
Definido esto, se dirá entonces que una exploración hace referencia no solamente a la obra
artística, sino también al proceso de creación y, en este, todos los aspectos psicológicos,
culturales, históricos, sociales y materiales que son determinantes en la obra final. Y esta
obra final es considerada artística porque se ejecuta con la finalidad de ser estética, es decir,
con la finalidad de afectar los sentidos de sus espectadores con la intención de desencadenar
una serie de sensaciones y estados internos.
Umberto Eco (2007) señala que la fealdad, a diferencia de la belleza, parece ser un tema
mudo en la filosofía y la historia durante muchos siglos. Esto es evidente a tal punto que el
primer tratado que formalmente intenta definir lo feo data del siglo XIX, empero, conocemos
que la definición de la belleza es uno de los temas más recurrentes de la obra de Platón. De
este modo, para aproximarse propiamente a lo que decimos feo parece imperativa una
investigación sobre estos silencios, un acercamiento a los contenidos marginales de la historia
del arte.
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Este breve recuento permite introducir una distinción importante, pues se ha hecho notar
que no toda fealdad es equivalente: hay una fealdad que corresponde a cosas que son feas en
sí mismas, o lo que es, una “fealdad en sí” y hay una fealdad que corresponde a cosas que
por sí mismas no son feas pero cuya presentación es fea por un asunto de desproporción o
deformación, es decir, se trata de una “fealdad formal”. En ambos casos es importante
distinguir entre aquello que es y la representación artística de esta fealdad. Parece relevante
atender al comentario de Aristóteles en la Poética para comprender la importancia de esta
última distinción:
[e]l imitar, en efecto, es connatural al hombre desde la niñez, y se diferencia de los demás
animales en que es muy inclinado a la imitación y por la imitación adquiere sus primeros
conocimientos, y también el que todos disfruten con las obras de imitación. Y es prueba de
esto lo que sucede en la práctica; pues hay seres cuyo aspecto real nos molesta, pero nos gusta
ver su imagen ejecutada con la mayor fidelidad posible, por ejemplo, figuras de los animales
más repugnantes y de cadáveres (1448b).
A la luz de este comentario, es evidente que no toda cosa fea implica, necesariamente, una
representación artística fea, es perfectamente posible una obra de arte que represente
bellamente un cadáver, un enfermo o comida putrefacta.
Ahora bien, dentro del arte, y particularmente en lo que circulaba en este mundo dentro
de las fechas en que fueron realizados los estudios para retrato elaborados por Bacon, se han
de resaltar dos movimientos artísticos particulares: en primer lugar, el arte pop, inspirado en
la estética de lo cotidiano y la cultura de consumo de la época, con exponentes poéticos como
Andy Warhol, quien desempeña un papel crucial en el nacimiento y desarrollo del mismo o
Keith Haring otra figura reconocida dentro del pop. Y en segundo, el desarrollo de
movimientos más abstractos como lo son el expresionismo abstracto o el tachismo, con
grandes artistas, que tenían un enfoque en la experimentación gestual y material de la pintura
y de la emoción cruda interpretada por medio del color, con artistas reconocidos como
Jackson Pollock, autor modelo del movimiento caracterizado por su técnica de dripping o
Mark Rothko, artista estadounidense mundialmente conocido por sus pinturas que incitaban
al espectador a una inmersión casi mística dentro de sus lienzos gigantes manchados de color.
Movimientos que, sumados a unos cánones de belleza de época impuestos por un mundo de
consumo comercial, sirven para la construcción de un argumento que pueda demostrar la
fealdad dentro del trabajo de Francis Bacon en estos tiempos de investigaciones sensibles
alrededor emociones crudas y cuestionamientos sociales.
Bacon resulta pues este artista grotesco que pinta pedazos sangrientos de carne, un hombre
que nacido el 20 de octubre de 1909 en Dublín resultó para el mundo en uno de los artistas
más grotescos de sus tiempos, asumido como participe del expresionismo abstracto —aunque
puesta en duda esta etiqueta debido a la ambivalencia y singularidad de su trabajo — termina
siendo un personaje particular y disruptivo, interesado en la violencia, el sufrimiento, la
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soledad y la desfiguración, reflejo que aunque no es mimético, resulta aterradoramente
preciso en su representación de la vida decadente del ser humano.
Bacon, F. (1952). Estudio para retrato [Oleo y arena sobre lienzo]. Claustro de Bramante,
Roma, Lacio, Italia.
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Bacon, F. (1955). Estudio para retrato II [Oleo y pintura sobre lienzo]. Claustro de
Bramante, Roma, Lacio, Italia.
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Bacon, F. (1966). Retrato de Isabel Rawsthorne [Oleo y pintura sobre lienzo]. Claustro
de Bramante, Roma, Lacio, Italia.
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Las pinturas de Bacon resultan agresivas a la vista, confusas, grotescas y desagradables,
exploraciones estéticas de una oscura manera de ver al ser humano, con paletas de colores
frías y sombrías de azules, morados, verdes y naranjas pútridos que ayudan a que este autor
crea atmosferas de figuras que vuelan en escenarios infinitos de catacumba de pesadilla,
retratos desfigurados, casi abstractos o surrealistas que son reflejo de un mundo azotado por
la guerra. Son exploraciones pictóricas direccionadas hacia una creación sumamente gestual,
en la que el rastrillar del pincel con el lienzo es parte de la belleza de la imagen, donde la
mancha no es mancha sino rostro y el rayón no es error sino intención, que mezcla de manera
magistral este problema de la imagen técnica y la materia con el grotesco gesto filosófico de
piezas esplendidas que vuelven sublime lo feo y lo desagradable. La intención no está en la
mímesis, no está en la literalidad, es una cuestión que navega entre lo figurativo y lo
abstracto, en un punto medio que acerca de manera magnifica al espectador a encarnar
sensaciones e imágenes violentas.
Contrario a los objetivos que plantean y logran otros artistas como podrían serlo Andy
Warhol o Keith Haring —ya mencionados anteriormente — con obras como:
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Warhol, A. (1962). Campbell's Soup Cans [Pintura de polímero sintético sobre lienzo].
Museo de Arte Moderno de New York.
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Haring, K. (1985). Safe Sex [Pintura acrílica sobre lienzo]. Whitney Museum of American
Art, New York
Las cuales resultan cercanas a los polos de lo bello planteados con anterioridad, siendo
obras demandantes, con una carga conceptual dirigida a lo social desde la exploración del
cotidiano y la crítica al consumismo de época, piezas completamente figurativas, con
objetivos plásticos bastante alejados a lo gestual y más centrados en el desarrollo de discursos
coherentes con el movimiento pop del que hicieron parte, no hay rastro de la pincelada, no
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hay afán por desarrollar abstracción ni surrealismo y tienen objetivos diferentes a nivel
comunicativo como obras de arte.
Ahora es fácil ver el panorama de otra manera, después de aclarar la terminología al definir
el concepto de exploración como proceso de creación artístico, de haber analizado con base
en los textos de Eco Historia de la Belleza (2010) e Historia de la Fealdad (2007) la conexión
y coherencia con el objetivo del ensayo y haber comparado la obra de Bacon con la de Warhol
y Keith, el objetivo está alcanzado.
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Bibliografía
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