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“una truzada contra ta corrupcién lingilistica «El pioblema de la lengua no sdlo se atribufa a la lega- da masiva de inmigrantes sino también a Ja inexistencia de libros de circulacién escolar que respondieran a las necesi- dades del proyecto politico reinante y a Ja ausencia de do- centes nativos, motivo por el cual [fegan a la Argentina pro- fesores espafioles que se ocupardn de dar clases en las escuelas y universidades, de escribir libras de texto y de planificar politicas lingiifsticas y educativas, Esta situacién genera la profusa publicacién de gramd- licas que se proponen reglar y normalizar la lengua. Las graméucas, en este sentido, eran libros que establecfan cual era la norma lingitistica correcta en relaci6n con la pu- rificacidn del idioma y ta sanidad de éste respecto de las multiples “corruptelas” idiomaticas. Las gramdticas fun- clonaban, eatonces, como dispositivos que tenfan a fun- 5! Trucco, N., “Ejercicios indispensables”, en El Monitor de la Educacién Connin, . XXIX, n° 439, serie 2°, n° 59, Buenos Aires, JI de julio de 1909, pag. 84, PND URIS VE Aes Ca aeriesivers VE LA LEIOUR Toon arcana Une oo cidn de establecer qué lengua se debfa ensefiar, cOmo esta- ba conformada esa lengua, qué estaba permitido y qué pro- hibido. Este tipo de libros de texto se constituye en trata- dos de leyes que imponen una visidén unfvoca de la lengua y legitiman determinada normativa. Se crea un ideal de lengua que borra toda diversidad lingiifstica. La lengua de la gramética representa el “buen hablar”, la lengua que fa clase dominante impone como correcta. Esto genera la apariciédn de una dicotoméa insuperable: lengua correcta, hablada o escrita, versus lengua de uso cotidiano conside- rada inferior y vulgar. Estos libros de texto fueron muy usados en el Ambito escolar como guia para la ensefianza del Idioma Nacional! 0 Idioma Patrio; su objetivo es el de la normalizacion de Ja diversidad lingiifstica, es decir, una cuestién de politica de la lengua. Uno de los profesores espaiioles que se va a erigir en jurista de la lengua fue Ricardo Monner Sans. El dictaba clases en el Colegio Nacional de La Plata y eseribié distin- tos tratados de grainatica y libros donde recopila articulos referidos a Ja lengua y los problemas de su ensefianzas? y que, de alguna manera, resefian lo observado y analizado en treinta afios de docencia en la escuela secundacia. Una de sus mayores preocupaciones es la distancia entre la en- sefianza del idioma en el dimbito escolar y ]o que el alum-~ no puede recoger en Ja vida cotidiana y en los libros que tiene-a su aicance. Por esto, recomienda que “durante el pe- riodo de la vida en que ta imitaci6n es el principio funda- 32 Ver Monner Sans, R., Grandtica castellana, Buenos Aires, Angel Estrada, 1919, undécima ediciés corregida y aumentada. Yer también Monner Sans, R., De granuitica y de lenguaje, Madrid-Buenos Aires, Sucesores de Her- nando-Cabaut, 1915, y Monner Sans, R., Gramdtica castellana I. Prosodia y ortografia, Buenos Aires, Lajouane y Cfa, Editores, 1913. mental de ta educacién, se fe aleje lo mas posible de fa in- fluencia de los malos modelos y que se Je tenga bajo la de los buenos”s3, AdemAs, advierte que amar a la patria es también “guerrear por la pureza del idioma”; es decir, la identificaciGn nacional esta directamente vinculada con leugua nacional. Para superar los barbarismos e impurezas que acechan a la lengua, Monner Sans propone la ense- fianza de la gramatica, ya que cree que es el instrumento para aprender a hablar y escribir correctamente. En el pro- logo a Gramatica castellana, propone que la tarea del pro- fesor de gramatica en la ensefianza secundaria es pulir a través de ejercicios bien pautados Ja pronunciacién y orio- prafia de los alumgos, sin agobiarlos con definiciones y re- glas. RecéSmienda darles muchos ejercicios y lectura de (rozos selectos originales, “para que se avive en [a juven- tud el amor 4 nuestro idioma nativo, que, por hado feliz, es el mas opulento de los hablados por e! linaje humano”, La gramiatica regla el idioma, normativiza la lengua y ordena el caos lingiifstico; y el gramatico es el que se ocupa de deducir las reglas a partir de Ia lectura de textos litera- rios. La lengua literaria funciona como modelo para la constitucién de la gramatica. Por esto, Monner Sans consi- dera, apoydndose en su experiencia como profesor, que [...] ef dominio del habla de Castilla sdlo se logrard le- yendo, estudiando, analizando, las bellezas esparcidas en libros clasicos, antiguos.y modernos, procurando ~ gustarlas y asimildérselas, & fin de no afear nuestra con- versacion ni nuestros escritos con giros contrarios d su genio y pureza, 33 Monner Sans, 8., De gramdtica y de lenguaje, op. cit., pag. 54. La literatura ratifica la norma lingtifstica 0, mejor dicho, constituye la norma a seguir tanto para hablar como para escribir, respetando !a belleza y pureza de la lengua culta. Los textos canénicos presentan un uso particular de Ja lengua, distinguido y prestigioso, que sirve como inspi- raci6n para conversar y para escribir. La gramatica de Monner Sans se divide en prosodia, ortografia, analogfa y sintaxis. Para el autor, la pronuncia- cién es de fundamental importancia para poder lucirse como orador o lector como también para el estudio de la ortograffa, ya que considera que una buena pronunciacidn facilita el aprendizaje de esta Ultima. Para trabajar esta cuestién propone el dictado del siguiente texto: Antiguamente, en vez de comer se decia yantar, y asi el presente de indicativo era yanto, que los que prontn- cian mal podian confundir con \anto, y viceversa. El gato maya, y ciertas sefioras y sefioritas muy habili- dosas, hacen una especie de red de hilo 6 de seda Ha- mada malla, Todos saben fo que es una olla, pero hay muchos que ig- noran que hoya, equivale a cuenca 6 Glveo de un rio. Callo puede ser el presente de indicativo del verbo ca- llar; como substantivo, significa la dureza que se forma en pies, manos y rodillas, y también, enpleado en pltu- ral, significa los pedacitos del estémago de la vaca, ter- nere 6 carnero, que sé comen guisados, Esta comida re- cibe entre nosotros el nombre, muy espafiol, de mondongo. Con el nombre de cayo se designan, espe- cialmente en el mar de las Antillas, los pefiascos 6 islo- tes que estén & flor de agua. EI texto sera leido por el profesor respetando 1a pro- nunciacién correcta para que el alumne distinga Jas dife- rencias fonéticas y, por ende, semAnticas. Esta practica es importante porque, segtn Monner Sans, en muchas oca~' siones la mala pronunciacién produce una falta de com- prensién en lo que se dice. Ademas, este tipo de practica colaborard con ]a mejora de Ja ortografia. Esta ejercitacidn, que parece anacrénica y perimida, sigue estando vigente en muchas escuelas argentinas, sobre todo en aquellas donde gran parte de sus alumnos proviene de paises limitrofes. Entre algunos profesores todavia sigue vigente la idea de que la Unica variedad prestigiosa es la rioplatense y, por ende, debe ser Ja que se ensefie en la escuela, en detrimen- to de la diversidad lingiifstica de la poblacidén escolar. _ En relacién con la prosodia, Monner Sans reajiza un inventario de los “vicios de pronunciacidén”. Nombra el seséonet empleo de la r por J -poco frecnente—, la supre- sidn de la s final, la‘omisién de la d final (verdd), la omi- si6n de Ja ¢ antes de la t (perfeto), 1a omision de Ja d cuan- do es pentltima letra de una palabra (por ejemplo, saldao) y, por ultimo, el yefsma; todos estos “vicios” en realidad son marcas de la variedad lingiifstica propia del Rio de la Plata, o provienen de los usos lingtifsticos de los inmigran- tes 0 del dialecto gauchesco. Esta preocupacién por la pro- nunciacidn fue una constante en los primeros afios del sis- tema educativa nacional. Tanto es asf, que se crean varias asignaturas tales conio Declamacién, Oratoria, Recitado, donde la prosodia u ortologfa se ensefiaba preferentemente con el objetivo de que los alumnos recitaran o hablaran si- guiendo la pronunciacién correcta, de manera tal de purifi- car los usos fonéticos incorrectos de los hablantes. En cuanto a la orlografia, este profesor considera que es una Ciencia y que no puede modificarse de acuerdo al uso que el vulgo hace de Ja lengua —privilegia la norma al uso~. Para Monner Sans Ja etimologia va a ser de gran FIDIURIA UE LA ENSENANZA DE LA LENGUA ¥ LA LITERATURA 9 ayuda porque nos permite conocer la historia y wansfor- maciones de Ja estructura de las palabras. La elimologia fija la norma ortogrdfica y “evita las corrupciones y muti- laciones”54, Cuando se aborde la ortograffa en clase, acon- seja elegir palabras que posean la misma etimologfa, como aquellas que comparten un prefijo, y sugiere que el profe- sor despierte en el alumno el interés por la etimologfa para asi enriquecer su diccionario personal. Otra parte importante de la gramética es la analogia, que se ocupa de clasificar palabras y conocer sus acciden- tes y propiedades; para ejercitar este elemento de la gra- matica propone analizar analdgicamente trozos selcctos. Por otro Jado, el autor explica que la sinlaxis nos ensejia a ordenar Jas palabras en la oracién y que él se ocupara de presentar los casos mds frecuentes e imprescindibles; ade- més, agrega que Ja manera de ampliar el estudio de la sin- taxis es recurriendo a la literatura desde ef Siglo de Oro hasta Ja contemporaneidad. Para este profesor, el objetivo es defender la pureza de Ja lengua, y sélo la gramatica y su ensefianza logran cse propésito. Es decir, la gramAtica sera el] instrumento que imponga y fije la lengua considerada correcta, aquella que aparece en tos textos literarios y estA muy alejada de Ja practica lingiifstica real de los sujetos. Cree que la mancra de combatir e] peligro de los idiomas extranjeros, los bar- barismos ¢ “impurezas” lingiifsticas, es inculeando el amor al idioma desde la escuela, el periédico, el libro y la polf- tica, La ensefianza de Ja lengua es, para este profesor, c! te- rmitorio donde se barra la diyersidad lingttistica a través de 54 Monner Sans, R., Grantdtica castellana, op. cit., pag. 359. nr TE NA I EE TE TST TS 76 . VALERIA DARDE Ja imposicién de una lengua correcta y pura, aquella que debe ensefiarse en el Ambito escolar. La lucha por la pureza lingtifstica se constituye en una tradicidn escolar que ha permanecido en el tiempo. En los aiios sesenta también existieron aquellos que crefan que la lengua se contaminaba. Tal es asf que en el Ministerio de Educacion y Justicia existié un programa Namado Plan de Ensefianza y Moralidad del Idioma, que tenia como objeti- vo “la prevencién del mal lenguaje diftindido en la pobla- cién escolar” y se proponia “contribuir a la limpieza de la palabra en toda su aplicaciéa cultural y docente, como ma- nera de apoyar, intensificandolas, las normas didacticas actuales en. corretagion con la indole estética y mora! del idioma espafiol, que es nuestra lengua nacional”. Un pro- fesor que adhiere a esta propuesta y que, en el marco de ella, produce distintos materialesss es Avelino Herrero Ma- yor (1891-1982), profesor también espafiol- que se dedi- cé al estudio del lenguaje. En 1967 publica un texto que circul6é en las escuelas secundarias argentinas, titulado Didlogo argentino de la lengua% donde explicita su posi- cién respecto de Ja impostancia de! buen hablar y el buen escribir. Este libro est4 estructurado en cien tecciones de un profesor a una alumna; cada leccién gira en torno a dis- lintos temas graniaticales como problemas morfoldégicos, 1 55 Algunos de fos textos son: Herrero Mayor, A., Presente y futuzo de da len- gua, Buenos Aires, Et Ateneo, 1963; Contribucién al estudio del espafiot americano (Indagaciones lingiisticas), Ministerio de Educacién y Justicia, 1965. Otra obta es Herrera Mayor, A., El escritor y la palabra, Ministerio de Educacién y Justicia, 1965. 56 Herrero Mayor, A., Didlogo argentino de Ia lengua, 100 lecciones para ha- blar bien y escribir mejor, Buenos Aires, Secretaria de Estado de Culwura y Bducacién, Comisién de Ensefianza y Moralidad del Idioma, 1967. HISTORIA Of LA ENSERIANZA DE LA LENGUA Y LA LITER A) Uke seménticos, sintécticos y prosddicos, Cada leccién es un didlogo que se inicia con una pregunta o comentario de la alumna y, a partir de allf, el profesor responde y el autor del libro va presentando su postura respecto de la lengua. Su propdsito, como se enuncia en Ja primera Jecci6n, es “ade- centar gramatical y estéticamente nuestro lenguaje con consejos apropiados para hablarlo bien” y “escribirlo mejor”. Toda una declaracién de principios. Herrero Mayor sefiala que el objetivo det libro es tra- tar distinios tipos de hechos lingtifsticos vinculados con la formacidn, génesis y empleo de] “idioma de Cervantes”; es decir, considera que se debe promover el uso del idioma espafiol. Aunque, aclara, “los idiomas se tifien con el] color de Ja tierra en que habitan”. Como buen cultor de la tradi- cién escolar purista, este profesor especifica que seguird los modelos clAsicos y literarios -en su mayorfa pertencn- cientes al Siglo de Oro- y tendra en cuenta cual es él uso autorizado; es decir, sigue las prescripciones de la Real Academia Espafiola, Ademds, postula la necesidad de mantener Ja pureza de la lengua y explica qué entiende por ella a partir de la pregunta de la alumna: Alwnna: ¢¥ qué ha de entenderse por pureza? ¢Una to- zuda perseverancia en las formas arcaicas, 0 la moder- na y exelusiva adhesion a las formas neoldgicas que jus- tifican la evolucién permanente del habla? Profesor: Ni un extremo ni otro: conservar, con la evolu- ci6n presente, el fondo tradicional y artistico del idioma, con su inalterable construccién latina y su genio esencial hispdnico. Ese es el principio. Pero, eso st, exterminio del barbarismo como se extermina la cizafia que enreda y ahoga lo nativo con el aliento de extraiia invastén pertur- badora. Ya se ha dicho que el cosmopolitismo del verbo 78 acarrea el cosmopolitismo de cardcter... Y nada desmere- ce tanto a un pueblo como fa corrupcién de su lengua5? Otra vez la preocupacién por la diversidad y el cosmo- politismo lingiifstico, y el imperativo de mantener la len- gua espafiola siguiendo el modeto latino. Y, aun mas, este autor analiza la lengua en relacién con el buen hablar, que no es Otro que el de cierta pertenencia social y acceso a de- terminado capital simbdlico, Cito: - Aluiana: ¢¥ por qué hablar bien y escribir mejor? Profesor: Sencillamente porque uno y otro son anhelos de -cuttura. Hablar bien no quiere decir expresarse con tono es- trictanente gramaticat, sino ajustar la expresion a los mo- delos que cultivan la Naneza sin afectaci6n y el decoro sin artificio ni cursileria, pero sin concesiones a la vulgaridad, que es fendmeno de chabacaneria y perversién idiomdtica.8 Para este autor, hablar bien es entonces pertenecer a la cultura, al decoro, a fa simplicidad; es decir, respetar cier- (as pautas de urbanidad y ciertos cénones sociales impues- tos por las elites. Es decir, hablar bien “evidencia limpieza de alma” y da cuenta de fa pertenencia a Ja civilizaci6n ya que, como afirma el profesor, “la guerra contra fos malan- drines del idioma es guerra de civilizacién”. Hablar bien también significa no mezclar el idioma propio con “barba- rismos, por mds que sea lenguaje de la moda”, ni tampoco usar palabras extranjeras que casi siempre no se sabe qué significan. En resamen, hablar bien es seguir ciertos mo- delos lingtifsticos que siguen al lenguaje literario. Otro elemento que se destaca en esta propuesta es fa importancia de la gramatica, que tiene fa funcién de uni- ST fbédem, pigs. 9-10. 58 {bidem, pag. 10. formar el lenguaje, y las leyes que dictamina deben ser acatadas para que el Jenguaje mantenga su “pulcritud”, en- tendida por el autor como “propiedad y devoro expresi- vos”, Ademas, para este autor la gramatica es un “alimen- to espiritual y el condumio intelectual de cada dia”, ya que tiene “mucha penetracién psicolégica y pedagégica” y es de gran aynda para “batallar por la propiedad del pensa- miento y de fa expresién”. Es decir, recupera la idea de que la gramatica es una gimnasia intelectnal que colabora con el pensamiento y, ademas, la coloca en un Jugar central en relacién con el uso del lenguaje. Por ultimo, una preocupacién que comparte Herrero Mayor con Monner Sans es Ia de Ja prosodia. Apunta con- tra el yefsmo y el voseo y propone recuperar la correcta pronunciacién de fa lengua espafiola y combatir ¢l cosmo- politismo lingiifstico. También rescata el lugar de Ja etimo- logfa, que nos gufa acerca de los usos correctos de la’ len- gua, para que no incluyan extranjerismos u obsléculos semanticos en el uso del lenguaje por no conocer el origen y genealogia de los términos a utilizar, Esta dltima cuestién es una preocupacién que ya la habia tratado dos afios antes en el libro El escritor y la palabra, donde reflexionaba acerca de cuestiones lingilisticas que ayudarfan a los estu- diantes a escribir textos y utlizar el lenguaje correcto. : En la década del ‘70 se mantiene esta tradicién purista y so refuerza aun mas durante la tiltima dictadura militar. En ese momento, la tradicién que, prevalece es la estructu- ralista, que privilegia el andlisis Sintdctico y se confunde con prdcticas que buscan normativizar la ensefianza de la Jengua. Diana es una profesora de Letras que se inicié como docente en Jos comienzos de la ultima dictadura mi- litar y relata su experiencia. La mejor manera de evadir el compromiso era dar mucha gramética, mucha normativa, bien rigida. Error grave, gra- visimo y leve. Por ejemplo, “pienso de que” era un error gravisimo, “de acuertlo a” en lugar de “de acuerdo con” era un error menos grave. Los mismos libros decian eso, no habia que meterse con lo ideolégico. El andlisis sintdctico cafa como un garroiazo sobre nuestros lomos. Quien ense- fara bien las suibordinadas era un gran profesor. ’ Es decir, el andlisis sintactico de textos literarios —si- guiendo Ja tradicién éstructuralista que se inicia en el afio 1956 con de la cdtedra de Gramatica de la Facultad de Fi- losofia y Letras de la UBA creada por Ana Marfa Barrene- chea (catedra que luego de la represién ejercida en Ja |la- mada “Noche de ! is Bastones Largos” en 1966 queda a cargo de Ofelia Kovagci)~ era una practica muy frecuente que se combinaba con la mirada puesta en la normativa gramatical. Como también cuenta Diana, en la época de la dictadura se daba mucha gramdtica, los usos correctos de la lengua, Se daban las subordinadas, no ta subordinada adverbial concesiva que era la ideold- gica. En lengua et alumno era como un pescador del bus- eador Google que pescaba conectores. Et buen profesor daba los verbos, daba gramdtica, — EI purismo se pensaba en relacién con lo ideoldgico y con corregir los usos que no se inscribian en la normativa - gramalical. Ademés, la lengua que‘aparecia como modelo era la de los textos literarios canénicos (la cuesG6n del canon durante la Ultima dictadura militar la analizaremos con detenimiento en el préximo capitulo). Como decfamos antes, la tradicién purista en la ense- flanza de la lengua sigue entre nosotros. En las aulas ar- gentinas —-sobre todo a partir de Ja Yegada de inmigrantes de Europa del Este, Corea y los paises que limitan con Ar- gentina, y de la draméatica entrada de la vulnerabitidad so- cial al Ambito educativo en los aiios *90- se escuchan voces disonantes de profesores y maestros que evocan la norma- lizaciGn lingiiistica de principios del siglo XX y proponen acabar con la supuesta “pobreza lingiiistica” de niios, j6- venes y adultos en situaciones de aprendizaje. En un curso de actualizacién docente para profesores de Lengua y Li- teratura, una profesora comentaba e) problema que tenian en su escuela debido a la “precariedad lingiiistica de los alumnos”; esto provocaba que debieran corregir, todo et tiempo ta ortografia, y como los aluinnos “no tenfan len- guaje”, su funcién era “ampliarles el vocabulario”. La do- cente comenta que e) problema de sus alumnos no es sdlo cultural sino también socioeconémico, y por eso tienen este problema con la lengua. Luego, relata que para com- batir la “precariedad lingiiistica” trabaja con “algunos ca- pitulos de Don Segundo Sombra, ast ellos pueden ver un vocabulario expresionista como impresionista y enriquecer su pobre y lenguaje minimo que poseen”. Para reforzar esta apuesta purista, remata: “como dice el Dr. Pedro Luis Barcia de la Academia Argentina cle Letras, Ja tinica reali- dad es la del aula y por ello hay que trabajar con ta fitera- tura para enriquecer el vocabulario pobre”. La lengua de la literatura, el buen decir, es el modelo para ensefiar lengua; de este munera, esta profesora apuesta u Ja supuesta pure- za lingiiistica y estigmatiza la lengua de los aluinnos por considerarla pobre, precaria y Jimitada. La propia lengua entra en tensidn, nuevamente, con la lengua que ensenia la escuela, una Jengua ajena y artificial que se propoue borrar los usos diversos que trascienden !a normativa lingiifstica. Esta cruzada contra la supuesta contaminaci6n lingtifstica aun esta viva. 59 Pedro Henriquez Urefia es un intelectual dominicano que en los afios ‘20 re- cala en Buenos Aires. Fue, por breves periodos, profesor en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educaci6n de la Universidad Nacional de La Plata y, en la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires y, de manera permamente, en ef Instituto Superior del Profesorado, cum- pliendo a la vez funciones en el Instituto de Filologia y Literatura Hispanicas como secretario en Ia gesti6n de Amado Alonso. Ver, Bombini, G., op. cit.

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