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be/Zra3VpES1vA ferenczi
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Por lo tanto, lo material era importante. Cuando digo "lo material", me refiero a lo
concreto, a la materia. La silla como es la silla, más allá de mis fantasías respecto de la
silla. Melanie Klein va a decir que este mundo fantasmático del bebé es independiente de
la acción concreta de la madre. Cuando digo que es "independiente", quiero decir que
estas cosas le van a pasar más allá de lo que la madre le haga concretamente. La madre
puede tener la teta en la boca del bebé durante las 24 horas. Melanie Klein, lo que va a
decir es, que el pibe se puede quedar igual con hambre por más que esté chupando la
teta las 24 horas. ¿Por qué? Porque va a depender de cómo fue su configuración, este
esbozo de configuración psíquica en el niño y que esto es algo que se trae a partir del
momento del nacimiento y se va a ir desarrollando y que forma parte de lo que sería el
territorio de las pulsiones.
Por lo tanto, las pulsiones son algo que es absolutamente intrapsíquico, de adentro, es
propio, y no tiene que ver con la acción -o no- del objeto sobre él, sino que el niño, a
partir de estas pulsiones, va a configurar, va a armar, objetos de acuerdo al matiz de
estas pulsiones. Por lo tanto, acá lo que juega fundamentalmente es el mundo
fantasmático, más allá, independientemente, de la acción concreta de la mamá sobre el
niño.
¿Qué es una pulsión? Pulsión es un término muy freudiano. La pulsión, pulsa. Es un
concepto teórico, que tiene una determinada abstracción (porque nadie vio una
pulsión...). Sin embargo, tenemos los efectos de estas pulsiones. La pulsión es un término
teórico. No tiene un anclaje corporal, ni en un brazo, ni en una pierna, sino que recorre
todo el cuerpo. Por lo tanto, no es tan claro como un órgano, como sería el hígado, o la
cabeza, o los ojos. Sin embargo, recorre todo el cuerpo. La pulsión tiene, por un lado,
cierto anclaje en todo el cuerpo. Pero además tiene un matiz de tipo cultural, que hace
que las pulsiones, o los efectos, estas sensaciones, las podamos poner en palabras por la
vía del lenguaje. Por ejemplo, cuando uno dice "me siento bien", "estoy bárbara", "tengo
una potencia enorme", en general, lo que se dice es que hay un predominio de lo que se
denomina la pulsión de vida, que serían las pulsiones sexuales.
Cuando digo "sexual", me refiero a lo sexual en sentido amplio, en sentido vital, no
solamente por lo genital, sino en sentido de vida. Por ejemplo, el pintor que pinta un
cuadro y que le sale maravilloso y que está contento y feliz de su producción, ahí hay un
predominio de la pulsión de vida, es decir, son determinadas excitaciones sexuales que
hacen que podamos crear cosas, que tengamos fe. Por ejemplo, que confiemos en la
gente, nos enamoremos, amemos, o estudiemos... Todo esto es pulsión de vida.
Hay otro tipo de pulsiones, que son complementarias, que se denominan pulsión de
muerte. Las pulsiones de muerte tienen que ver fundamentalmente con la destrucción,
con la desintegración. Es necesaria para la vida, porque si no hubiese pulsión de
desintegración no iríamos al baño, porque la materia que incorporamos se va
descomponiendo y la tenemos que largar y para poder hacer ese proceso tiene que
desintegrarse. Por lo tanto, para poder realizar ese proceso también existe la pulsión de
muerte.
Con esto les estoy mostrando que hay algo corporal en las pulsiones. Este latir, late por
el cuerpo. Por ejemplo, el predominio de la pulsión de muerte son las épocas de guerra.
Hay un predominio de la pulsión de muerte que es la destrucción. No piensen la pulsión
de muerte, como la muerte, sino que la pulsión de muerte es complementaria de esta
pulsión sexual -o de vida- porque ciertas cuestiones de desintegración son necesarias
precisamente para la vida.
El asunto está en que tiene que haber cierto equilibrio entre pulsión de vida y pulsión de
muerte. Por ejemplo, una persona que está bajoneada, o que se siente mal, o que no
encuentra cierto futuro, o un proyecto, ahí habría cierto predominio de esta
desintegración, cierto predominio de la pulsión de muerte. La idea es que la pulsión late
siempre, pulsa, desde el primer instante de la vida hasta el último momento de la vida, y
que a lo largo de nuestra vida vamos transitando como cierta preponderancia de una y
de otra.
Alumna: ¿La pulsión de muerte y la pulsión de vida se pueden modificar según la
educación?
Docente: No. No depende de la educación, no de la educación en tanto que forma, de
formar. La pulsión depende de la estructuración de cómo se constituyó el aparato
psíquico, de cómo se armó este aparato y cómo fueron las vicisitudes ( Alternativa de sucesos
prósperos y adversos). En todo caso, qué es lo que pudo hacer el sujeto en relación a sus deseos,
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