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DE LA EDAD MODERNA
(S.XVII y XVIII)
TEMA 12. FRANCIA Y ESPAÑA, FRENTE A FRENTE, EN
EL SIGLO XVII
12.1. FRANCIA: LUIS XIII Y LUIS XIV (1610-1661)
En 1610, ascendió al trono de Francia Luis XIII, hijo de Enrique IV, sin embargo, su corta edad conllevó
el establecimiento de la regencia, que el Parlamento de París encargó a la reina madre, María de
Médicis. La regente confió en el ministro Concino Concini y desarrolló una política de pacificación
respecto a España, llegando a negociar el enlace matrimonial de sus hijos, Luis XIII e Isabel de
Francia, con los hijos de Felipe III, Ana y Felipe IV.
Esta política despertó grandes recelos entre los nobles y los señores protestantes, que no veían con
buenos ojos a Concini ni a la política de la reina regente. Tras el levantamiento de los protestantes en
las llamadas “bodas españolas”, Luis XIII decidió asesinar a Concini y desterrar a su madre a Blois.
Además, en 1620, Luis XIII decide anexionar el Bearn (parte de Navarra) que confesión protestante e
imponer el catolicismo. La reacción no se hizo esperar y los levantamientos militares forzaron al rey a
renovar el Edicto de Nantes en 1622, mediante el Tratado de Montpellier. El rey pidió ayuda a su
madre, y por consejo de ésta, a Richelieu, al que, en 1624, nombró Jefe del Consejo Real.
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Luis XIII se inclinó por la política de Richelieu. Esta política provocó la aparición de corrientes de
oposición en diversas capas de la sociedad: en la Corte, en el clero opuesto a los donativos
obligatorios al rey, en los parlamentos que no podían rechazar edictos reales, y entre las capas
populares mediante revueltas sofocadas.
Así pues, la muerte de Richelieu en diciembre de 1642 fue acogida con alivio. Luis XIII continuó la
misma línea política e instituyó un consejo de regencia –del que formaban parte la reina Ana su
mujer y Mazarino– que se encargaría de gobernar tras su muerte, en 1643.
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aliados de Condé recurrieron al Parlamento de París, para que éste exigiera la liberación de los
encarcelados, incitara la revuelta y animara una intervención española. Los grandes que habían
participado en la primera fase de la Fronda no dudaron en unirse a Condé. En esta situación, en
1651, Mazarino ordenó la liberación de los encarcelados y abandonó Francia. Condé parecía haber
ganado, pero Ana de Austria decidió declarar la mayoría de edad de Luis XIV, con lo que Condé tuvo
que abandonar la ciudad.
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La expulsión de los moriscos
A comienzos del reinado de Felipe III, había en España unos 300.000 moriscos, que se resistían a
integrarse, provocando tensiones, especialmente, en Valencia y Aragón. El principal temor era que
estos moriscos pudieran actuar como quinta columna de los franceses o de los turcos y
norteafricanos.
Se planteó la posibilidad de expulsarlos, y aunque ni los eclesiásticos, ni la alta nobleza ni el Papa
eran partidarios de dicha solución, el Consejo de Estado concluyó que la expulsión era la única
solución y así lo decretó en 1609.
Se procedió entonces a la expulsión de los moriscos, empezando por Valencia. Tan sólo quedaron los
seis moriscos más viejos de cada población, para que pudieran enseñar a los nuevos colonos el
cultivo de las tierras.
Los principales destinos de los expulsados fueron el Norte de África y Francia.
En 1614, 275.000 moriscos habían sido expulsados, quedando en la península unos 10.000. A
consecuencia de la expulsión, muchos lugares quedaron despoblados y los señores aprovecharon
para exigir fuertes condiciones económicas a los colonos potenciales, lo que ralentizó la repoblación
y consolidó el poder de los señores.
La decisión tuvo consecuencias irrevocables en la economía de la monarquía hispánica en la
península al completo, pues hubo un retroceso de unos 50 a 60 años, en un momento, además, en
el que Francia comenzaba a coger fuerza y poder.
Pero el empeño reformista de Olivares iba más allá de estas medidas, de esta manera presentó el
Gran Memorial de 1624. El valido proponía medidas cautelares contra miembros de la nobleza, que
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la Iglesia no pudiera tener grandes propiedades, que se fomentara una mejor relación entre Castilla y
los demás reinos, y sobre todo, que se avanzara hacia la unión de todos los reinos del monarca.
Para lograr este último objetivo, Olivares proponía varios métodos:
1. Alianzas matrimoniales.
2. Otorgar a los nobles de un reino cargos en otro.
3. La movilización militar como demostración de fuerza.
4. Visitar un reino y bajo pretexto de sofocar una rebelión, utilizar al ejército para imponer las
leyes castellanas.
5. Llevar a cabo la Unión de Armas, es decir la creación de un ejército permanente mediante la
cooperación de todos los reinos.
La Unión de Armas fue uno de los proyectos predilectos del conde duque para superar el obstáculo
que representaban los fueros de los distintos reinos de la península. Sin embargo, ni las Cortes de
Aragón, ni de Cataluña, ni de Valencia aceptaron reclutar hombres para servir en el extranjero. A
pesar del rechazo, la Unión de Armas se proclamó en julio de 1626.
Otro de los grandes empeños de Olivares fue la reforma fiscal. Impuso obligaciones fiscales a los
nobles y trató de favorecer a Castilla, exigiendo más impuestos a los demás reinos. Creó también
nuevos impuestos para sufragar la guerra de Flandes. Todas estas medidas provocaron diversas
revueltas en Vizcaya, Cataluña, Portugal, Andalucía o Aragón. Destacan las de Cataluña y Portugal.
CATALUÑA, 1640
Causas: Desarrollo:
- No accedieron a colaborar - Los campesinos atacaron a los tercios y se desató la
ni con hombres ni con revuelta.
dinero a las luchas de la - La revuelta se convirtió en un movimiento de
monarquía. oposición a la monarquía.
- Como respuesta, Cataluña - Cataluña pidió la protección a Luis XIII de Francia.
se convirtió en frente de - En 1651, el ejército bajo el mando de don Juan José
guerra contra Francia. de Austria asedió Barcelona, que se rindió en 1652
aceptando la soberanía de Felipe IV, a cambio de la
promesa de que sus leyes serían respetadas.
PORTUGAL, 1640
Causas: Desarrollo:
- Portugal no contribuía regularmente con sus - En diciembre de 1640 Juan de
impuestos. Braganza fue proclamado Juan
- Olivares deseaba contar con tropas portuguesas IV de Portugal.
para someter Cataluña, lo que se usó como - En 1668, España acabó
pretexto para organizar una revuelta contra reconociendo la independencia
Juan de Braganza, que podía reclamar el trono. de Portugal.
Estas rebeliones provocaron el fracaso de las políticas de Olivares, quien se retiró del gobierno en
1643, siendo sucedido por su sobrino, Luis de Haro. La situación política y económica en el interior
forzó una política exterior de pacificación:
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- En 1648, España reconoció la soberanía e independencia de las Provincias Unidas, mediante
el Tratado de Munster.
- En 1659, España firmó la Paz de los Pirineos con Francia.
En 1661 falleció Luis de Haro y Felipe IV se dedicó por sí mismo a las labores de gobierno hasta su
muerte, en 1665.
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TEMA 13. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS
13.1. LA PAX HISPÁNICA (1598-1648)
En la fase previa al comienzo de la guerra, existió en Europa un breve periodo de paz en el que los
Estados e Imperios comenzaron a reforzar sus posiciones silenciosamente. En esta etapa los dos
grandes imperios europeos, el español y el Sacro Imperio Germánico, comenzaron a revelar una crisis
profunda.
Por lo que respecta a la Monarquía Hispánica, la situación estuvo marcada por varios factores:
- Desgaste por las guerras con Inglaterra, Francia y Provincias Unidas.
- Agotamiento de recursos castellanos.
- Epidemias.
- Crisis de subsistencias.
Esta difícil situación, llevó a Felipe III a decantarse por una política de conservación y pacificación. Por
ello, ya antes de la llegada al trono de Felipe IV, se había firmado la paz con Francia (1598), con
Inglaterra (1604) y con las Provincias Unidas (1609). Aún así, evitando el conflicto bélico, la
Monarquía Hispánica trató de obstaculizar y desgastar a sus enemigos. En este sentido, se llevó a
cabo una “pacífica” guerra económica:
- Impuso embargos comerciales y navales.
- Aumentó los derechos aduaneros.
- Llevó a cabo una guerra de corso contra los rebeldes holandeses.
- Reforzó su presencia en el estrecho de Gibraltar.
- Puso todo su empeño en controlar el tráfico comercial.
Provincias Unidas Felipe III hizo uso de las alianzas matrimoniales, casándose con Margarita de
Austria y negociando el enlace de Isabel Clara Eugenia con el archiduque
Alberto de Austria, gobernador de los Países Bajos, a los que se cedió la
soberanía.
Aún así continuaron los enfrentamientos, lo que finalmente forzó la apertura
de negociaciones y la firma de la Tregua de los Doce Años (1609-1621). Esta
tregua supuso el reconocimiento de las Provincias Unidas como estados
libres, pero no mejoró la situación de los católicos en dichos estados ni frenó
la expansión comercial holandesa, que tanto dañaba a la Monarquía
Hispánica.
Inglaterra La estrategia española fue apoyar la rebelión de Irlanda. Jacobo I, nuevo rey
británico, buscó la paz con España. Esta paz supuso para Inglaterra una
pérdida de apoyos por parte de las Provincias rebeldes, que veían cómo las
comunicaciones entre España y Países Bajos volvían a la normalidad.
Italia Francia había ocupado Saboya, sin embargo, España pudo quedarse con el
marquesado de Saluzzo (parte de Saboya). El objetivo de Francia era impedir
el Camino Español, y el de España fortalecerlo.
Además, Venecia se enfrenta al Papado con el apoyo francés. Francia se hace
con el control de la población y soluciona el problema.
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Mientras tanto, en España, y dentro de esta línea de pacificación, se acordaron los enlaces del
príncipe Felipe de España con Isabel de Borbón, y de Luis XIII con la infanta Mauricia, buscando así un
fortalecimiento de las relaciones con Francia. En cuanto al Mediterráneo, la principal preocupación
siguió siendo la lucha contra berberiscos y otomanos que, como ya hemos visto, conllevaría la
expulsión definitiva de los moriscos de España.
Por tanto, las líneas maestras de esta política de conservación y pacificación fueron:
- La defensa de la fe católica y la lucha contra el infiel.
- La quietud de Italia.
- La paz con los estados del Norte.
- La amistad con Francia.
- La protección del estrecho.
La ruptura del equilibrio tiene lugar en 1616 cuando Venecia se enfrenta al archiduque Fernando de
Estiria porque éste había dado refugio a los uscoques (cristianos refugiados del Imperio Otomano
que suponían una amenaza para el comercio veneciano).
España decidió apoyar al archiduque en su candidatura al trono del Sacro Imperio, para castigar a
Venecia que se había aliado anteriormente con los franceses.
Por si fuera poco, el virrey de Nápoles desplegó una gran Armada en el Adriático, sumándose a los
uscoques. Finalmente, y por el coste que suponía a la Monarquía Hispánica el mantenimiento de los
conflictos contra Venecia, se llegó a un acuerdo, mediante la Paz de Madrid de 1617. Por este
acuerdo España retiraba su Armada, el archiduque dejaba de dar refugio a los uscoques armados y
los venecianos aceptaban un costoso desarme para conservar sus posesiones.
Asimismo, podemos destacar diversas causas políticas y religiosas. Entre las más importantes:
- Según la paz de Augsburgo, los eclesiásticos que abandonaran la fe católica para convertirse
al protestantismo no podían conservar ni sus propiedades ni los beneficios eclesiásticos.
Muchos se negaron a respetar esta limitación.
- La aparición del calvinismo supuso una tensión constante.
- La influencia de la Compañía de Jesús, que recuperó para el catolicismo territorios en el Sur
de Alemania y en Centroeuropa.
- En 1608 se creó la Unión Evangélica protestante, formada por los príncipes del Palatinado,
Brandeburgo, Baden, Wurtemberg y Hessen.
- En 1609 se fundó la Liga Católica liderada por el duque Maximiliano de Baviera.
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- La libertad religiosa a los protestantes de Bohemia para calmar la Unión Evangélica,
concedida por el emperador Rodolfo II, mediante la Carta de Majestad (1609).
- La elección imperial de Fernando de Estiria, ya que había sido educado por los jesuitas y era
partidario de reprimir el protestantismo.
- La alianza de las dos ramas de Habsburgo.
La respuesta del bando católico fue inmediata, el ejército imperial, comandado por Wallenstein y
apoyado por los ejércitos de Baviera y España, se dirigió al Norte para hacer frente a protestantes y
daneses. En 1627, lograron entrar en Dinamarca y ocupar Jutlandia, forzando así la firma de la Paz de
Lübeck (1629). Por este tratado, el rey danés renunció a sus pretensiones sobre los obispados
secularizados del Norte de Alemania, y el líder del ejército imperial, Wallenstein, recibió el ducado de
Mecklemburgo, arrebatado al duque, que se había rebelado contra el emperador.
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Gracias a esta nueva victoria, el emperador contó con una posición suficientemente fuerte como
para aplicar una política de centralización y antiprotestante.
- Confiscaciones de tierra, con las que pagar a sus aliados. Así, surgieron nuevos terratenientes
adictos al emperador.
- Promulgó el Edicto de Restitución, por el que había que devolver las tierras y bienes
eclesiásticos que habían sido secularizados desde 1555. Sin embargo, al utilizar estas
posesiones para premiar a sus familiares, provocó el descontento de los príncipes católicos.
En 1630 se celebra la Dieta de Ratisbona, donde Baviera aprovechó para protestar contra el
emperador, y pedir la destitución de Wallenstein y la reducción del ejército imperial, alegando
abusos por parte de ambos.
En el seno del bando católico, Wallenstein volvió a ser acusado de traición por querer hacerse con la
corona de Bohemia así que fue destituido y asesinado en 1634.
Tras tres victorias del emperador, los protestantes solicitan la firma de un acuerdo, la Paz de Praga
(1635). Este acuerdo suponía el regreso al status quo inicial de la Carta de Majestad de 1609 y el
abandono de la aplicación del Edicto de Restitución.
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5. Las paces en Europa
La Paz de Westfalia (1648) consta de dos tratados, el de Münster, firmado por los estados católicos,
y el de Osnabrück, firmado por Suecia y los príncipes protestantes.
Supuso no solo el fin de la Guerra de los Treinta Años, sino también la inauguración de un nuevo
orden internacional y el reconocimiento de la propia política internacional.
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En esta época, se firmaron otros dos tratados con repercusión internacional:
- El tratado entre las Provincias Unidas y la Monarquía Hispánica (1648) por el que ésta
reconocía a las siete provincias del Norte como estados libres, independientes y soberanos.
España conservaba Filipinas, y prohibía a Holanda sacar sal de Venezuela y comerciar con
esclavos. Pero los holandeses obtenían importantes ventajas:
- No tenían que renunciar a los territorios ocupados a lo largo de la guerra, ni en
Europa ni en las colonias.
- No tenían que garantizar el culto público a los católicos. Se convierte en un Estado
calvinista.
- Podían navegar y comerciar libremente en territorios no españoles (Holanda sigue
muy limitada).
- La Paz de los Pirineos (1659) entre España y Francia. Esta última se quedaba con el Rosellón,
Conflent, Cerdaña, Artois, Ainaut, Luxemburgo y varias plazas flamencas. A cambio, no
ayudarían a los rebeldes portugueses y prometían rehabilitar a Condé, que era aliado de los
españoles. El acuerdo quedó finalmente formalizado con el enlace de Luis XIV y María Teresa
de Austria.
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TEMA 14. LA GESTACIÓN DE LOS GRANDES IMPERIOS
EN EL NORTE Y EL ESTE DE EUROPA
Obstáculos: vencer la resistencia de la población húngara y reconquistar a los turcos los territorios
perdidos.
Las políticas centralistas de Fernando III y de Leopoldo I provocaron un recrudecimiento de la
resistencia húngara. Por otro lado, para hacer frente al problema turco, se puso en marcha la Santa
Alianza antiturca en 1684, con la que lograría recuperar Transilvania y la Hungría otomana en 1699.
Además, se aprovechó la coyuntura para imponer el carácter hereditario de la sucesión al trono para
asegurar el linaje de los Habsburgo.
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Así pues, en 1680 se establecieron ciertas políticas centralizadoras:
- Creó un ejército permanente e impuso nuevos impuestos.
- Potenció instituciones tradicionales en beneficio de una administración más centralizada:
consejo secreto, consejo de guerra, cámara áulica y cancillerías en Austria, Bohemia y
Hungría.
Por otro lado, destaca la intención de colocar a su hijo Carlos I al frente del trono de España,
participando así en la Guerra de Sucesión española. No logró sus objetivos, pero sí consiguió adquirir
nuevos territorios a costa de la Monarquía Hispánica (parte de Italia).
El sucesor de Leopoldo, José I ascendería al trono en 1705 y continuará la política centralista de su
padre, convirtiendo Viena en sede de la Corte y capital del incipiente Imperio.
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- Firmó sendas paces con Dinamarca y Rusia.
- Reforzó la autoridad real.
- Se ganó la confianza de la Dieta (parlamento Sueco).
- Reformó las finanzas y la justicia.
- Reestructuró el Consejo Real, subdividiéndolo en 5 especializados.
Sin embargo, los avances políticos de Gustavo Adolfo quedaron truncados con su muerte en 1632. El
gobierno quedó entonces en manos de un Consejo de Regencia, hasta 1645, en que Cristina, hija del
fallecido rey, alcanzó la mayoría de edad. Pero su reinado fue breve, en 1654 abdicó en su primo,
Carlos Gustavo, para poder convertirse al catolicismo.
El reinado de Carlos X Gustavo (1654-1660) estuvo marcado por la guerra con Dinamarca y Polonia
en el exterior, y por tensiones entre el monarca y la aristocracia en el interior. El rey trató de
recuperar posesiones que habían pasado a la nobleza e impuso sobre esta nuevas cargas fiscales.
Pero al finalizar el breve reinado de Carlos X se abrió un nuevo periodo de regencia, y la nobleza
volvió a ganar posiciones.
En 1674 Carlos XI ascendió al trono y suscribió una alianza con Francia, que sumergió al país en una
nueva guerra. Esta política internacional no dio los frutos deseados, así que hubo de centrarse en la
política interior.
Principales medidas de gobierno:
- Devuelve tierras a la nobleza.
- Logró la autorización de la Dieta para poder legislar sin tener que convocarla.
- Reformó las finanzas para sanear la economía.
- Reorganizó el Ejército al modelo prusiano-austríaco.
A Carlos XI le sucedió Carlos XII, cuyo reinado (1697-1718) estuvo marcado por la decadencia de
Suecia, la pérdida de su predominio en el Báltico, el absentismo regio y el vacío de poder. A su
muerte, como ni tan siquiera había sido nombrado un sucesor, se optó por adoptar un régimen de
tipo parlamentario.
14.2.2. Dinamarca
En 1588, Cristián IV ascendió al trono de Dinamarca y Noruega. Pasaba así a gobernar la primera
potencia del Norte de Europa, gracias a su dominio de la navegación por el estrecho del Sund.
Dinamarca y Noruega constituían una monarquía electiva, cuya soberanía residía en el rey y en un
Consejo de Estado aristocrático que funcionaba como órgano consultivo, y que tenía competencia
para autorizar las declaraciones de guerra y los impuestos extraordinarios. Sin embargo, Cristián IV
gobernó como si de una monarquía hereditaria se tratase:
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Las constantes tensiones nobiliarias también pasaron factura a su sucesor, Federico III (1648-1670),
que acabó institucionalizando la monarquía consiliar, es decir apoyada en el protagonismo de la
nobleza. El rey procedió, asimismo, a reducir los impuestos, pero la situación no mejoró demasiado.
Pronto, dos nuevas guerras y la mala situación interior pusieron fin al “constitucionalismo
aristocrático”. Así, en 1660, los Estados Generales, molestos con los privilegios de la nobleza y con la
marcha de la guerra, exigieron una importante reforma fiscal y financiera. La resistencia de la nobleza
dio al traste con la monarquía consiliar y llevó al establecimiento de una monarquía hereditaria,
absoluta y luterana. El rey por fin tenía poder para reorganizar y centralizar su Estado, labor a la que
se consagró el sucesor de Federico, Cristián V (1670-1699).
14.3. POLONIA
En 1572 la situación polaca no era precisamente positiva: resurgen las tensiones entre la monarquía
y la nobleza, la unidad territorial parecía imposible de conseguir y el Estado perdía territorios frente a
otras potencias.
La crisis provocó la llegada al trono de Segismundo III Vasa (1587-1632) y posteriormente, de su hijo
Ladislao IV (1632-1648). En esta etapa, la Dieta (parlamento) supo fortalecer su posición reforzando
el carácter electivo de la monarquía y controlando el ennoblecimiento. Además, hay que tener en
cuenta que desde principios del XVII la nobleza comenzó a ejercer habitualmente el derecho a la
desobediencia, convirtiéndose así en un claro obstáculo para el desarrollo del absolutismo.
De hecho, la nobleza polaca era especialmente poderosa, pues copaba la administración, los altos
cargos eclesiásticos y poseía la mayor parte de la riqueza. Por el contrario, el campesinado se hallaba
sometido a un duro vasallaje. Además, no había prácticamente una clase burguesa.
Segismundo III trató de unificar definitivamente Polonia y Suecia, para convertirlas en la primera
potencia del Báltico y del Este de Europa, sin embargo Suecia se rebeló y frustró el proyecto en 1598.
Principales medidas de gobierno:
- Limitar el derecho al veto de la baja aristocracia.
- Aumentar los impuestos.
- Reforzar el control sobre el Ejército.
No obstante, el monarca no logró imponer sus reformas, ya que la nobleza recurrió a su derecho a la
desobediencia y consiguió que la Dieta reforzara su control sobre la política monárquica. Al mismo
tiempo, las tensiones religiosas aumentaban, sobre todo entre judíos y los católicos.
Posteriormente, durante el reinado de Ladislao IV primero, y de su hermano Juan Casimiro V
(1648-1668) después, la nobleza aumentó aún más su poder: aplicó constantemente el derecho al
veto y logró que los acuerdos tuvieran que ser unánimemente aprobados por la Dieta para ser
aplicados. La situación se complicó aún más debido a la coexistencia de distintas etnias y credos
religiosos, así como por las invasiones extranjeras y las pérdidas territoriales.
En la década de los sesenta la población polaca había quedado reducida a la mitad, su moneda se
había desestabilizado y el comercio dañado. La actitud de la nobleza tampoco ayudó, ya que, con su
oposición a las reformas monárquicas, acabó provocando una crisis política que alcanzó su punto
álgido con la dimisión de Juan Casimiro V en 1668. La Dieta eligió a un nuevo rey, incapaz de mejorar
la situación. Finalmente se impuso el prestigio del Mariscal Sobieski, que había logrado rechazar a los
turcos. Fue elegido sucesor al trono en 1673, con el nombre de Juan III Sobieski, pero tampoco logró
frenar la crítica situación polaca.
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La debilidad de la monarquía, en gran parte propiciada por el constante ejercicio del veto por parte
de la nobleza, así como el hundimiento de la escasa burguesía y del empobrecido campesinado
llevaron a Polonia a una situación de clara debilidad, que la convirtió en fácil objetivo de otras
potencias.
14.4.1. La Smuta
1584-1605 Regencia de Boris Godúnof que se Momento de crisis económica, política y
autoproclamó sucesor al trono. social.
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- Confió al Consejo Privado la gestión de sus recursos, de sus territorios patrimoniales y de casi
toda su correspondencia. Para ganar efectividad se creó en 1654 una Chancillería Privada.
- Modernizó el Ejército.
Dificultades:
- Una sociedad extremadamente dividida y desigual: una nobleza que vive de las rentas de la
tierra y al servicio del Zar y un campesinado sometido a fuerte vasallaje.
- Al haber perdido la salida al mar, sus posibilidades comerciales se vieron restringidas, y con
ello su crecimiento urbano se estancó, para solucionarlo el Zar atrajo a artesanos y maestros
que pudieran fomentar el desarrollo técnico y de manufacturas.
- El comercio con el extranjero tuvo que aceptar el control del Estado.
- La sociedad se dividió aún más, sobre todo debido al uso de mano de obra no especializada y
a la coacción sobre los trabajadores.
- Inestabilidad interna.
- Con los conflictos con Polonia, Rusia recuperó la ciudad de Smolensko.
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TEMA 15. LAS MONARQUÍAS OCCIDENTALES EN
CONFLICTO EN LA ÉPOCA DE LUIS XIV (1661-1715)
15.1. FRANCIA BAJO EL REINADO DE LUIS XIV
Luis XIV fue el único hijo de Luis XIII y Ana de Austria. Fue educado por el cardenal Mazarino y por su
madre, y de ellos heredó el sentido político y el gusto por la etiqueta española. Luis XIV vivió las
revueltas de la Fronda, por lo que esta experiencia marcará su modo de gobernar, que se
caracterizará por tres normas fundamentales:
1. Mantener el orden.
2. Impedir la desintegración territorial y social.
3. Garantizar la seguridad interior y exterior.
Para ello habría que fortalecer el Estado, limitar el poder de las instituciones políticas intermedias,
modernizar la administración y la fiscalidad, y reforzar el Ejército permanente. A la muerte de
Mazarino, Luis XIV decidió incluso gobernar sin primer ministro.
a) La administración
Luis XIV puso un gran empeño en convertirlo en un aparato efectivo, centralizado y exclusivamente
dependiente de la corona. La reestructuración es profunda y afecta a los cuerpos del Consejo
Superior, Consejo de Despachos (provincias), Consejo de Hacienda y Consejo de Estado.
Los colaboradores del rey fueron siempre personajes ennoblecidos, que debían al rey su fortuna y
posición.El núcleo de gobierno estaba formado por los secretarios de Asuntos Exteriores, Marina,
Guerra y Casa Real, y por el inspector general de Finanzas. Los personajes más prominentes fueron:
- Jean Baptiste Colbert: hombre de confianza de Mazarino. Se encargó de asuntos
administrativos y militares.
- Marqués de Louvois: controlaba el departamento de Guerra.
Envió intendentes a todas las provincias, para que actuaran como fieles ejecutores y vigías de los
intereses de la corona. Tenían competencias de justicia, policía y finanzas.
c) Control religioso
Luis XIV adoptó el lema de Un Dios, una fe, una ley, un rey. Esto le llevó, inevitablemente, a entrar en
conflicto con el Papado y con las minorías religiosas.
- Galicanismo
Ya desde el Concordato de 1516, el rey francés contaba con cierto control sobre la Iglesia francesa.
Ante esta situación, Inocencio XI amenaza con excomulgar al monarca y, éste, junto con el alto clero
francés, redactó los Artículos Galicanos en los que se afirmaba que el rey no debía obediencia al
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Papa. No obstante, Luis XIV necesitaba el apoyo del Papa para su política exterior e Inocencio XI
falleció en 1689. El nuevo papa, Inocencio XII reconoció a los nuevos obispos franceses, a cambio de
que se retractaran y de que el rey dejara de difundir los Artículos Galicanos.
- Jansenismo
Luis XIV se mostró contrario al Jansenismo y logró que la Asamblea General del clero francés
condenara sus tesis. Sin embargo, una parte del clero se negó a suscribir la condena y estalló el
conflicto. En 1668, se firma una solución de compromiso con la llamada Paz de la Iglesia. Pero en
1693, el jansenismo se volvería más virulento, convirtiéndose en un importante foco de oposición al
rey.
- Calvinismo
Luis XIV aceptó la tolerancia religiosa hasta 1680, cuando modificando el Edicto de Nantes, empezó a
tomar medidas para limitar el culto privado de los hugonotes. En 1685 promulgó el Edicto de
Fontainebleau por el que se forzaba a la conversión sin posibilidad de abandonar el país. Aun así,
250.000 personas consiguieron escapar.
d) Control económico
La política económica estuvo principalmente en manos de Colbert.
La fiscalidad se centró en mejorar la recaudación, recortar gastos y aumentar los ingresos. Entre
1661 y 1671 Colbert logró duplicar los ingresos de la Corona, pero la guerra con Holanda, los gastos
de la Corte y la construcción de Versalles contrarrestaron su política económica.
Mercantilismo y colbertismo: la base de su política fue fomentar el comercio, exportando productos
en lugar de materias primas, imponer aduanas y restricciones a las importaciones. Para ello fomentó
la construcción naval y creó compañías comerciales, como la Compañía de las Indias Orientales y
otras que ostentaban el monopolio del comercio en territorios concretos. Al mismo tiempo, para
fomentar el comercio interior, mejoró las vías y caminos.
Sin embargo, la producción no mejoró, sino que se estancó. La situación se agravó cuando el rey
antepuso las necesidades militares a los planes económicos de Colbert. El ministro logró, a pesar de
todo, ciertas mejoras. Quizá su mayor error fue descuidar la agricultura, principal fuente de la
riqueza francesa.
e) Reforma militar
El Ejército francés aprendió nuevas tácticas de guerra, mejoró su aprovisionamiento y se vio
sometido a un proceso de uniformización. El éxito fue tal que a comienzos del siglo XVIII contaba con
400.000 hombres.
Para evitar que un Ejército tan grande pudiera rebelarse contra el rey, se potenció la disciplina
mediante las academias de cadetes, y se sometió a los jefes militares a la autoridad de la Corona, de
manera que la dirección de la guerra estaba exclusivamente en manos del gobierno.
f) La Corte: Versalles
Luis XIV destacó especialmente por poner en marcha una maquinaria propagandística destinada a
fortalecer su imagen y su autoridad. El eje de esta estrategia fue la Corte, convertida en escenario
privilegiado de la majestad real. La vida entera de la Corte era un ritual, destinado al fortalecimiento
y engrandecimiento de la Corona.
Con este objetivo se restauraron y ampliaron los palacios, y se inició la construcción del Palacio de
Versalles, a donde la Corte se trasladó en 1682. Luis XIV pretendía demostrar así no solo su propia
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majestad, sino también que no tenía miedo al pueblo, que años antes había desatado los disturbios
de la Fronda.
La importancia de la Corte francesa fue tal, que el francés se convirtió en la lengua europea por
excelencia y sus manifestaciones artísticas fueron imitadas a lo largo y ancho del continente.
El reinado de Carlos II comenzó marcado por la enfermedad del joven monarca y por la terrible
situación económica de la monarquía. Ya su padre, Felipe IV, preocupado por la salud de su
primogénito, había establecido que la reina madre actuara como gobernadora, asesorada por una
junta de gobierno. Pero esta junta no llegó a tomar las riendas del gobierno, y, en su lugar, se delegó
la administración en unos validos, Nithard y Valenzuela, que no pertenecían a la alta nobleza. Las
enemistades y conjuras imposibilitaron el buen gobierno.
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a Toledo. Valenzuela fue apresado y desterrado, mientras que don Juan José de Austria fue
nombrado primer ministro por su hermanastro. Sin embargo, el nuevo ministro moriría en 1679, sin
haber podido llevar a cabo sus planes de gobierno.
El gobierno pasa, pues a:
- Duque de Medinaceli (1680-1685), principales medidas:
- Devaluó la moneda
- Potenció el comercio con América
- Protegió la industria textil
- Conde de Oropesa (1685-1691), principales medidas:
- Proyectó una reforma de la hacienda:
- Única contribución, millones.
- Reducir la deuda pública.
- Modernizar la gestión fiscal.
- Revalorizó la figura del Secretario de despacho universal.
La política de Oropesa le atrajo la animadversión de la nobleza, que finalmente propició su caída en
1691.
Ante la falta de descendencia de Carlos II, se formaron tres facciones en la Corte en torno a la posible
solución sucesoria:
- Sucesión bávara: José Fernando de Baviera. Es nieto de Margarita de Austria, hermana de
Carlos II, pero enseguida se retira.
- Sucesión austríaca: apoyada por la reina Mariana de Neoburgo y el emperador Leopoldo.
- Sucesión borbónica: Luis XIV. Apoyada por el arzobispo de Toledo, cardenal Portocarrero, y
una parte de la Corte convencidos de que sólo el rey sol podría proteger España.
En su testamento, Carlos II optó por esta tercera opción, pero el descontento de las partes desataría
la Guerra de Sucesión.
La reina dice que fue el cardenal el que engañó al rey para que cambiara su testamento.
23
- No volvió a convocar las Cortes.
- 1703 llega a un acuerdo económico con Inglaterra: Portugal anula para ella el arancel
aduanero, a cambio de que aquélla permita el comercio de vinos portugueses en sus
territorios.
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TEMA 16. PARLAMENTARISMO Y REPUBLICANISMO
EN EUROPA: INGLATERRA Y HOLANDA
16.1. EL REPUBLICANISMO NEERLANDÉS (1651-1688)
Holanda era una de las provincias de las Provincias Unidas, pero la más importante. A lo largo del
siglo XVII, Holanda fue asentándose como primera potencia dentro del comercio europeo.
El éxito comercial holandés llevó al naciente Estado republicano al enfrentamiento con una serie de
potencias dispuestas a rivalizar con él: España, Inglaterra y Francia.
La hegemonía neerlandesa parecía indiscutible, sin embargo, en 1654 Holanda tuvo que retirarse de
sus asentamientos en Brasil, y en 1667 de Norteamérica. A estos reveses comerciales, se sumó la
crisis económica, lo que llevó a los Estados Generales a tomar la vía del gobierno personal.
En 1672, previendo un inevitable ataque francés, Holanda otorgó al joven Guillermo de Orange los
títulos de capitán y almirante general, que se convirtieron en vitalicios, una vez que Francia inició la
invasión de las provincias. Guillermo se convertía así en estatúder (básicamente, casi rey).
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Además, en 1674 firmó la Paz con Inglaterra, lo que le sirvió para ampliar aún más sus poderes, y
para encaminar al país hacia una posible alianza. En 1677 Guillermo se casó con su prima María, hija
de Jacobo II, y, por tanto, heredera al trono de Inglaterra → Guillermo III de Inglaterra.
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La situación económica inglesa no era la mejor. La monarquía británica se caracterizaba por tener
una hacienda realmente débil que subsistía gracias a los subsidios franceses, desde 1670. Esta
dependencia económica del absolutismo católico colaboraba, evidentemente, a acrecentar el
rechazo frente a los grupos católicos y otros grupos no anglicanos.
Es en esta situación cuando la dicotomía court / country (corte / país) comenzó a hacerse cada vez
más evidente. Este enfrentamiento puede explicarse de la siguiente manera: el pueblo descalifica a la
corte y a la ciudad de Londres, en defensa de un estilo austero, moral, puritano, tradicional, y de
adhesión a las instituciones locales.
La corte se identificaba con el partido tory (conservador) y el pueblo con el partido whig
(progresista). Así, mientras los primeros procuraban mantener la estabilidad en la medida de lo
posible y evitar cualquier conflicto dentro de la monarquía, los segundos se caracterizaron por un
anticatolicismo radical, que desembocó en la oposición a Jacobo II y el apoyo a Guillermo de Orange.
El parlamentarismo británico anglicano acabó aliándose con el holandés Guillermo de Orange, para
expulsar al católico Jacobo II de Inglaterra. La exitosa campaña militar de Orange en Holanda, al
lograr frenar el avance francés, fue definitiva en este sentido. Así, poco después, en 1688, el
estatúder de Holanda desembarcó en Inglaterra, contando con el apoyo del Parlamento, y
provocando la huida de la familia real inglesa. En 1689, Guillermo de Orange y su mujer, María,
fueron coronados reyes de Inglaterra.
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- El Parlamento debe reunirse, como mínimo, una vez al año.
De esta manera, se implantaba un modelo de monarquía limitada, que parecía quedar consolidado
con el Act of Settlement de 1701, por el que se acordaba que la sucesión al trono recayese en la
dinastía de los Hannover.
No obstante, ciertos problemas seguían todavía latentes:
- Desequilibrio interregional
En el primer aspecto, Irlanda y Escocia continuaron sin participar ni social, ni económica, ni
políticamente dentro de la monarquía. En Escocia, los highlanders se mostraron contrarios a Orange
aunque el movimiento fue perdiendo fuerza. Por su parte, Irlanda continuó apoyando la causa
jacobita, pero se vio sometida y reprimida por los ejércitos ingleses. El Tratado de Limerick de 1691
puso fin al conflicto con una durísima represión.
- La cuestión religiosa
Se proclamó la tolerancia religiosa no extensiva ni a los católicos, ni a los ateos.
- La inestabilidad financiera
En cuanto a la economía, el nuevo gobierno puso en marcha una política de créditos a largo plazo y
bajo interés, para paliar la debilidad de la hacienda.
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16.5. LOS MODELOS POLÍTICOS BRITÁNICO Y NEERLANDÉS
Frente a la tendencia absolutista del continente europeo, los casos de Inglaterra y Holanda
constituyen una novedad. Sin embargo, ambos modelos, aún coincidiendo en su rechazo del
absolutismo, presentan algunas diferencias.
- Provincias Unidas
En Provincias Unidas la organización política era fuertemente provincial: cada provincia se
organizaba de una manera distinta, aunque todas contaban con un representante y ministros y
consejeros en los Estados Provinciales. Estos Estados contaban con su propio Gran Pensionario, que
se hacía cargo del poder delegado de la asamblea. Pero, por encima de todos estos organismos,
existía un capitán de guerra y almirante general.
A pesar de ser una potencia comercial, Holanda también acabó resintiéndose en su economía. En
este contexto, el republicanismo holandés continuó retrocediendo, a favor del estatuderato y el
poder centralizado.
En 1702, tras la muerte de Guillermo, se hizo con el liderazgo del país el pensionario de Holanda,
Anthonie Heinsius, respaldado por unos Estados Generales que no estaban dispuestos a asentar un
estatuderato hereditario, como había deseado Guillermo III. El republicanismo volvió al primer plano
de la vida política de las Provincias Unidas hasta 1720, año en que murió Heinsius. Nueve años más
tarde el heredero de Orange, Willem Carel Hendrik Friso, nieto de Guillermo III, se convertía en
estatúder bajo el nombre de Guillermo IV.
- Inglaterra
La Revolución Gloriosa fue un ejemplo de consenso revolucionario en el Parlamento que sirvió para
reafirmar y afianzar el peso de dicha institución frente a la Corona. No obstante, la revolución no fue
tan revolucionaria: las élites políticas no cambiaron y las reformas del Ejército, que ahora daban
fruto, no se debían a la Revolución sino al gobierno de Jacobo II, por citar dos ejemplos.
La Revolución marcó el momento en que Gran Bretaña tomó el relevo de Holanda a nivel
internacional. Contaban con una mayor solidez por su centralismo frente a la división provincial
neerlandesa.
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TEMA 17. CRISIS Y TRANSFORMACIONES EN EL SIGLO
XVII: POBLACIÓN, ECONOMÍA Y SOCIEDAD
Sin embargo, este fenómeno no fue constante a lo largo del siglo, ni tuvo el mismo efecto en todas
las áreas geográficas:
Europa centro-oriental: Países mediterráneos:
- Grave retroceso. - En dos etapas: finales del XVI y
- En un corto periodo de tiempo, mediados del XVII.
marcado por los conflictos bélicos. - Especialmente grave en Castilla.
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No obstante, los comerciantes y empresarios también fueron los que fomentaron el mercantilismo, al
acudir constantemente a la Corona en busca de privilegios y medidas proteccionistas.
Además, hay que tener en cuenta, que el deseo de aumentar la producción propia y la riqueza
nacional, conllevó una política internacional belicosa, ya que se entendía que la expansión de la
propia economía sólo podía lograrse a costa de los demás estados. De ahí, la creación de compañías
comerciales y la sucesión de conflictos por razones económicas.
Pero no todos los sectores se beneficiaron del proteccionismo, ya que mientras que se estimuló
enormemente la industria, se marginó la agricultura. Los estados optaron por invertir en sectores
que consideraban claves como la minería, la metalurgia y los artículos de lujo.
Por otra parte, para mantener la producción en el interior, se optó por favorecer la inmigración de
artesanos especializados y por castigar a quienes difundieran los “secretos de la producción”.
Asimismo, se crearon talleres-correccionales para emplear a los pobres y se ensalzó el trabajo.
Por supuesto, la aplicación del mercantilismo varió, dependiendo de la habilidad y orientación
política de los gobernantes. También hay que señalar que hubo excepciones, por ejemplo, en
Holanda, aunque se constituyeron compañías comerciales privilegiadas, se optó también por la
defensa de la libertad comercial.
Elementos básicos del mercantilismo:
- Aumento del poder estatal.
- Apología del trabajo y del comercio.
- Vigilancia de la balanza comercial.
También es cierto que se trató de innovar en las técnicas agrícolas e introducir nuevos cultivos,
aunque más en unos países que en otros. Así, destacó Países Bajos por la mejora de las técnicas de
cultivo, que pronto fueron asumidas por Inglaterra.
En cuanto a la introducción de nuevos cultivos, lo más destacable fue la difusión del maíz en el norte
de España, el sur de Francia y el norte de Italia. Pero también se difundieron otros, como el arroz, el
lino, el cáñamo y la plantación de árboles frutales.
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obra barata. Por supuesto, el control que los gremios ejercían sobre las actividades económicas de la
ciudad favoreció esta tendencia. Además, el empresario que escapaba a la vigilancia del gremio,
podía producir productos de baja calidad, aumentando así sus ventas.
Se produjo así la generalización del trabajo a domicilio, la acumulación del capital y la difusión de las
relaciones de mercado, desarrollándose así el capitalismo.
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- La sociedad urbana
Las ciudades se independizaron del control de los señores, alcanzando una libertad y autonomía
corporativa. No obstante, se trata de una independencia relativa, ya que la monarquía no cejará en
su empeño de controlar a las ciudades.
Destaca la burguesía: grupo social encargado de la administración de las ciudades y principales
agentes del comercio y las finanzas, los burgueses aspiraban al ennoblecimiento. Para identificarse
con la nobleza, recurrieron a la adquisición de tierras y a la ocupación de cargos y oficios, en muchas
ocasiones mediante compra. De este modo, la burguesía se equiparó cada vez más al modo de vida
nobiliario, tanto en costumbres como en riqueza, abriendo así camino a la movilidad social entre
diferentes estamentos.
- La sociedad campesina
Se produce el empobrecimiento del campesinado medio, principalmente a causa del estancamiento
de la producción, la pérdida de derechos y bienes comunales, la crisis de subsistencias, la guerra, la
desigual presión fiscal, la progresiva pérdida de los medios de producción a manos de otros grupos
sociales, el endeudamiento y el fortalecimiento de los vínculos de dependencia.
- La sociedad marginada
Constituyen la sociedad marginada los desposeídos, los ociosos, los desempleados, los vagabundos y
los pobres. A lo largo del siglo XVII, la polarización de la sociedad, que ya había comenzado en el XVI,
se va a hacer cada vez más intensa.
Los movimientos migratorios de estos sectores marginados se hicieron cada vez más habituales. Para
paliar el problema, los países católicos respondieron con instituciones caritativas, mientras que en
otros países se planteó la pobreza como la consecuencia del mal gobierno y de los defectos del
sistema, por lo que el Estado y la sociedad tenían la responsabilidad de responder ante el problema.
En dichos países, el socorro a los pobres se secularizó, pero esta atención siempre venía acompañada
de un control de los pobres y marginados, por parte del Estado.
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TEMA 18. EL SIGLO DE LAS LUCES Y EL DESPOTISMO
ILUSTRADO
18.1. CARACTERÍSTICAS DE LA CULTURA EUROPEO-OCCIDENTAL EN EL SIGLO XVIII
- La civilización de la escritura
La alfabetización se extiende, principalmente en las ciudades. Los medios de comunicación se
diversifican, aparecen los primeros diarios y se elimina casi por completo la censura en algunos
países, como Inglaterra y Holanda.
Es vital tener en cuenta que antes de que estallara la Revolución Francesa, casi la mitad de los
hombres adultos tenían acceso a la información escrita, ya fuera porque sabían leer o porque eran
oyentes. La costumbre de reunirse en bares y cafés a escuchar leer las noticias del día estaba muy
extendida. Es especialmente interesante tener en cuenta dos detalles:
- La aparición de la prensa económica.
- La extensión de la prensa en lengua francesa, ya que el francés ha sustituido al latín como
lengua internacional.
Aún así, la mayor parte de la población europea continuaba siendo analfabeta. A pesar de ello,
cuentos, viñetas y relatos trataban, muchas veces, de compensar este analfabetismo.
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- Olimpia de Gouges, Los derechos de la mujer y de la ciudadana, 1791.
- Mary Wollstonecraft, Vindication of the Rights of Women, 1792.
Otro cambio interesante es la aparición, entre la nobleza inglesa del XVIII, de la costumbre de
permitir a los hijos decidir su matrimonio. De todas formas, la mujer mantiene esferas de acción de
gran importancia: la atención a los pobres y enfermos, actuar como aglutinante social en las
reuniones y eventos, y ser comunicadoras intelectuales, sobre todo dentro del clima elitista de los
salones.
Fines XVIII - principios XIX Recepción de la Ilustración en la Europa del Este y Sureste, y en
las colonias americanas.
- Contexto
Surge de una élite europea con gran confianza en sí misma gracias a la expansión del comercio y de
la navegación. Se trata de un momento de relativa paz y estabilidad en Europa y de dominio europeo
sobre todos los demás continentes. Además, el desarrollo social y político de Holanda e Inglaterra
potenció el comercio y la aparición de una actitud crítica.
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abogan por la idea de que la razón humana es limitada y que, por tanto, debe fundarse en la
razón divina, revelada en Cristo.
2. La naturaleza: un concepto que aparece muchas veces reemplazando a la noción de Dios. La
naturaleza se identifica con lo dado, real y positivo, en que deben fundamentarse la ética y la
política. Se avanzará en la concepción y teoría del derecho natural.
3. La tolerancia: sobre todo tolerancia religiosa.
4. El progreso: la creencia en un progreso indefinido en lo material y lo espiritual. La evolución
tiende, por naturaleza, al perfeccionamiento. Las Guerras Mundiales supusieron un choque
de realidad e intelectual enorme, pues se dieron cuenta que los grandes avances científicos
(poder nuclear) habían acabado con muchísimas vidas.
5. La civilización: entendida tanto como el estadio más avanzado de la sociedad y la cultura,
como el proceso mismo por el que se alcanza dicho estadio. Engloba conocimientos, valores,
técnicas, cultura, etc…
Todas las ideas de la época iban quedando recogidas en La Enciclopedia. Destacan Montesquieu que
planteó la separación de poderes, y Rousseau que defendía la soberanía popular. En España destacan
Jovellanos, Campomanes o Feijoo.
Los ilustrados propusieron llevar a cabo una serie de reformas para conseguir la evolución de la
sociedad y criticaron muchas bases del Antiguo Régimen, lo que a nivel político desembocaría en el
liberalismo y sus revoluciones, y por otra en el despotismo ilustrado protagonizado en España por
Carlos III. Consistía en un sistema de gobierno en el que el Rey buscaba la mejora de las condiciones
de vida de sus súbditos y el crecimiento económico pero sin que eso perjudique su poder absoluto
(“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”), al ser un sistema contradictorio, fracasó.
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- Reorganización de la fiscalidad: evitar las desviaciones de la recaudación y restringir las
exenciones.
- Racionalizar y clarificar el Derecho: recopilando los corpus legislativos.
- Fomentar el desarrollo económico haciendo uso de los avances de la ciencia y de la técnica.
- Fomentar el desarrollo de la cultura y la difusión del saber mediante la creación de escuelas
e instituciones.
- Secularizar la monarquía y la sociedad: cierta tolerancia religiosa.
Exponentes: Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, Maria Teresa y José II de Austria y
Carlos III de España.
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TEMA 19. FRANCIA Y GRAN BRETAÑA EN EL SIGLO
XVIII
19.1. FRANCIA: DE LA REGENCIA A LA REVOLUCIÓN
19.1.1. La regencia (1715-1723)
A la muerte de Luis XIV, Francia se hallaba sumida en una difícil
situación, marcada por el agotamiento económico. El heredero
al trono era menor de edad así que el ejercicio del poder recayó
en Felipe de Orleans.
Éste consiguió hacerse con el control del consejo de regencia,
con el control de la nobleza titulada, con el apoyo de las
instituciones tradicionales y el respaldo del Parlamento de París.
Fue precisamente el Parlamento quien le apoyó para revocar las instrucciones de Luis XIV y devolver
al regente todo el poder, a cambio de recuperar el derecho a plantear quejas y protestas ante las
leyes enviadas por el rey para su registro.
Primera etapa de regencia:
- Trasladó la Corte de Versalles a París y aumentó el gasto.
- Reforma de las instituciones centrales: creando 7 consejos dirigidos por grandes nobles, pero
también participaron muchos nobles togados.
- 1718: se recuperan las secretarías ante las ineficaces reformas.
- 1718-1720: endeudamiento total. Se crea el Banco Central y una compañía comercial a los
que les traspasa la deuda estatal. Finalmente el Parlamento le acaba acusando de
especulación, quiebra y fracaso.
- Las tensiones religiosas:
- El jansenismo: apoyado por el Parlamento de París.
- El galicanismo.
1758-1770
1770-1774
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1. El ministerio Borbón (1723-1726) Importante!!
Entre 1723 y 1726 el gobierno estuvo en manos del duque de Borbón, mientras el rey aumentaba
progresivamente su confianza en Fleury, su preceptor.
La primera misión del duque fue acordar el enlace del rey. Optó por rechazar la opción de una boda
española y decidió apostar por la hija del destronado rey de Polonia, María Leszczynska. La boda se
llevó a cabo en 1725.
Por lo demás, este gobierno se caracterizó por los problemas económicos, las crisis agrarias y el
malestar social. En esta situación, la imposición de un nuevo impuesto sobre la renta en 1725 facilitó
que Fleury lograra la destitución del impopular duque de Borbón.
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No es extraño, por tanto, que, en 1753, el Parlamento presentara las Grandes Remontrances, en las
que se autoproclamaba garante de las leyes del reino y en las que afirmaba el deber de las
instituciones intermedias de limitar el poder del rey. Es más, ya que los Estados Generales no se
habían convocado desde 1614, el Parlamento se adjudicó la representación del país. Todo ello llevó a
la suspensión de los actos parlamentarios y al arresto y exilio de varios de sus miembros.
La reacción del rey fue imponer la ley del silencio sobre la Unigenitus y fortalecer el Gran Consejo
que, a partir de 1755, pudo ejecutar actas (para hacer leyes) sin intervención parlamentaria.
Paralelamente, comenzó a extenderse la idea de crear un único Parlamento sin administraciones
intermedias.
En 1756, una nueva guerra, la de los Siete Años, llevó al monarca a subir de nuevo los impuestos y a
proclamar una nueva Declaración de Disciplina, que restringía el derecho del Parlamento a la
reconvención y prohibía a los parlamentarios la huelga. La oposición fue tan fuerte y el clima tan
tenso que no llegó a ejecutarse.
Se declaró entonces una importante crisis de gobierno que se zanjó con el nombramiento de Étienne
Choiseul como primer ministro de facto, por consejo de la marquesa de Pompadour (cortesana y
amante real).
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En 1774 murió Luis XV, dejando en herencia a Luis XVI y su esposa María Antonieta una nación
sumida en el descontento, el agotamiento económico y la decadencia del Antiguo Régimen.
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19.2. GRAN BRETAÑA: LA DINASTÍA DE LOS HANNOVER
19.2.1. Jorge I (1714-1727)
La dinastía de los Hannover supuso, principalmente, la consolidación de la sucesión protestante en
Inglaterra. De hecho, Jorge I llegó al trono gracias a la Act of Settlement, por la que se dotaba de
estabilidad a la dinastía.
Pero no todos acogieron esta medida con agrado. Ni el partido Tory aceptaba a la nueva dinastía, ni
ésta al partido Tory. Por ello, las primeras decisiones del monarca fueron:
- Sustituir a los ministros tories, por whigs: Townshend, Walpole, Stanhope y Halifax.
- Disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, para acabar con el poder tory.
- Procesar, por traidores, a los depuestos ministros tories.
Casi al mismo tiempo, se produjo una nueva sublevación en Escocia, que fue aprovechada por el
Parlamento para aprobar la Septennial Act, por la que las elecciones parlamentarias pasaban a
celebrarse cada siete años, en vez de cada tres. Sin embargo, cuando parecía que el gobierno
asentaba su poder, se produjo una crisis interna acerca de la conveniencia de firmar alianzas con
Francia, lo que conllevó la caída de Townshend y Walpole. El primero acabó dirigiendo un pequeño
grupo de oposición, con gran influencia sobre el príncipe heredero.
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19.2.2. Jorge II (1728-1760)
La muerte de Jorge I en 1727 no vino acompañada de un cambio de primer ministro, y Walpole
continuó siendo el hombre fuerte del gobierno.
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19.2.3. Jorge III (1760-1811)
Dado que en 1751 había muerto el príncipe de Gales, hubo de ocupar el trono el nieto de Jorge II, el
rey Jorge III.
- Primeros gobiernos
El deseo de alcanzar la paz con Francia provocó la caída de Pitt y la llegada al gobierno de un tory, el
conde de Bute. El nuevo ministro animó al rey a que se involucrara en el gobierno, cosa que hizo,
tratando de controlar al Parlamento mediante sobornos.
El primer éxito de Bute fue la firma, en 1763, del Tratado de París que garantizaba la paz. Sin
embargo, su influencia sobre el rey y su política alentaron a la oposición, que logró su caída ese
mismo año. Desde entonces y hasta 1770, la inestabilidad ministerial constituiría la tónica habitual.
Durante ese tiempo, iría conformándose, dentro del Parlamento, un partido de “amigos del rey”.
Al mismo tiempo, se fraguaba en Inglaterra un nuevo movimiento, el radicalismo, que, estructurado
en asociaciones, aspiraba a conseguir la libertad de prensa y reforma del sistema electoral. La tensa
situación social y política hizo que el rey situara a un tory al frente del gobierno: Lord North.
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TEMA 20. AUSTRIA Y PRUSIA BAJO EL DESPOTISMO
ILUSTRADO
20.1. EUROPA CENTRAL: EL SACRO IMPERIO, AUSTRIA Y PRUSIA
Tras la Guerra de los Treinta Años, el Sacro Imperio Germánico entró en una fase en la que las
ambiciones y deseos de independencia de algunos príncipes se fueron haciendo cada vez más
fuertes. Ese fue el caso de Austria y Prusia, que llegaron a erguirse como entidades con personalidad
propia, y con vínculos territoriales y políticos fuera de los límites imperiales. En su camino hacia la
consolidación política, tanto Austria como Prusia optaron por el Despotismo Ilustrado.
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20.2.1. Federico Guillermo I (1713-1740) EXAMEN
Lo primero que hizo Federico Guillermo I, al acceder al trono, fue recordar que su coronación se
producía por derecho divino, consolidando así una monarquía de carácter dinástico, patrimonial y
absolutista. Siguiendo los pasos de su padre, absolutista total y déspota ilustrado, se centró en
fortalecer el ejército y en centralizar la administración. Con este objetivo, su primer ataque fue
contra la nobleza territorial (los júnkers), cuyas asambleas fueron eliminadas en 1717. Además,
procedió a transformar el dominio útil de la tierra en dominio directo. Estas medidas encontraron
una clara oposición en la nobleza que quiso recurrir a los tribunales imperiales para defender sus
derechos, pero, finalmente, Federico logró que aceptaran acudir al Colegio del Comisariado General,
haciéndose así él mismo con el control del problema.
Dentro de este proceso de centralización, en 1717, también se aprobaron otros dos decretos de
Ordenamiento Criminal General (código penal) y de Enseñanza General Obligatoria. El código penal
estaba hecho concretamente para su modelo de estado y la formación permitía la enseñanza a gente
profesional que no pertenecía a la nobleza.
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- En los distritos locales la autoridad estaba constituida por el Comisario de
Regimiento, que, a partir de 1723, fue sustituido por el Comisariado de Guerra e
Impuestos, encargado de la recaudación y del mantenimiento del ejército y la policía.
- En el campo, la autoridad era distinta según se tratase de territorios bajo dominio
real o no. En el primer caso, mandaban los alguaciles locales, y en el segundo, los
comisarios rurales.
Los impuestos y el servicio militar recaían con más fuerza sobre los estamentos populares, aunque la
nobleza también debía pagar impuestos. Además, todos los hijos de la nobleza debían servir como
alféreces del ejército.
Dentro del Estado prusiano, el Ejército tuvo una importancia vital, ya que funcionaba como principal
instrumento para la integración social y territorial, así como para acabar con el sistema político
tradicional.
Fue Federico Guillermo I quien inició el proceso para que Prusia pudiera contar con un ejército
permanente. Emprendió una reforma militar por la que se puso en marcha un sistema mixto, de
manera que el ejército estaba compuesto, en parte, por voluntarios y mercenarios extranjeros. Estos
mercenarios pasaron a integrarse en un cuerpo de élite: la Guardia Real. Esto no quiere decir que los
campesinos se vieran liberados de las levas obligatorias. De hecho, en 1733 se consolidó el sistema
de reclutamiento por cantones, que excluía a los nobles.
El ejército creció enormemente y mejoró sus métodos y técnicas. Se estableció una dura disciplina,
un constante entrenamiento y una jerarquía de oficiales. Para garantizar el buen funcionamiento del
ejército, todos los oficiales debían provenir de la nobleza y formarse en la Academia Militar de Berlín.
El ejército se convirtió así en el pilar básico del Estado prusiano, tanto de cara al interior, como al
exterior.
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20.3. AUSTRIA Y SUS DEBILIDADES
A lo largo del siglo XVII, Austria fue ampliando sus territorios, convirtiéndose en un reino complejo,
formado por territorios dispersos y muy diferentes entre sí, y por tanto, escasamente centralizado.
Además, los dos pilares sobre los que se asentaba el Estado austríaco eran, a la vez, sus dos grandes
debilidades:
- Los recursos del poder central eran pocos y procedentes, casi en su totalidad, del patrimonio
real.
- La administración era escasa y demasiado dependiente de cada territorio y estamento.
Austria asentaba, así, su dominio sobre un reino constantemente amenazado por el Imperio
Otomano y con una nobleza empobrecida y disminuida.
La cuestión sucesoria
En 1703, para asegurar la indivisibilidad de sus dominios, Leopoldo I había establecido la sucesión
femenina, en caso de que se agotara la línea masculina. Bajo el reinado de Carlos VI, se promulgó la
Pragmática Sanción (1713) con el objeto de asegurar la herencia dinástica de los dominios que
componían el reino de Austria. Por ello, ante la muerte del primogénito del rey, la sucesión a la
corona recayó sobre su hermana María Teresa, nacida en 1717.
Para asegurar la sucesión, el rey envió la Pragmática Sanción a las Dietas de su reino, para que la
aceptaran, reconociendo así a María Teresa como futura soberana. Solo Hungría y el Tirol pusieron
cierta resistencia, al considerar que se había violado su derecho a la consulta previa y de aprobación.
Sin embargo, la amenaza otomana hizo que Hungría acabara cediendo.
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En el plano económico tuvo más dificultades porque dependía en gran medida de territorios
extranjeros.
Así pues, en lo financiero, creó el Banco de Viena y redistribuyó los impuestos indirectos. En el sector
agropecuario, introdujo nuevos cultivos y técnicas, con el fin de aumentar la producción; no
obstante, estructuralmente todo siguió igual, pues el campesinado estaba sometido a la servidumbre
de la nobleza privilegiada. En lo industrial, limitó el poder gremial e impulsó la producción
campesina. Por otro lado, la expulsión de los artesanos protestantes afectó negativamente. En el
comercio, trató de buscar la autarquía, y, para ello, potenció el comercio exterior.
En 1736, el ejército se quedó sin cabeza, ante la muerte del príncipe Eugenio. Este hecho, en un
contexto de conflictos interiores y exteriores, era especialmente peligroso. En los últimos años del
reinado, Austria se vio envuelta en una guerra interior con Transilvania y en la guerra ruso-otomana,
que no finalizó hasta 1739. Se perdió así lo ganado con la Paz de Pasarowitz.
María Teresa heredaba un reino marcado por la grave situación en Hungría, el descontento general,
un ejército débil y la falta de recursos.
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- Organización administrativa: se creó el Directorio Público de las Cámaras y una serie de
diputaciones dependientes del mismo, para centralizar la administración no judicial. En 1761,
Kaunitz suprimió el Directorio y los sustituyó por un Consejo de Estado, encargado de
coordinar todos los asuntos referentes al gobierno interior.
De todas formas, todas estas reformas no fueron tan efectivas como parece.
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TEMA 21. ITALIA, ESPAÑA Y PORTUGAL EN EL SIGLO
XVIII
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nobleza togada, pero sí que logró llevar a cabo reformas en la enseñanza y la agricultura, tras
expulsar a la Compañía de Jesús.
- Parma
En Parma, la Casa de Borbón decidió llevar a cabo una política regalista, orientada a recortar los
privilegios del clero y a fortalecer el control del gobierno sobre la Iglesia.
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Lo primero que hizo Carlos III al llegar a España fue volver a colocar a Ensenada como ministro. Sin
embargo, la puesta en marcha de las reformas se llevó a cabo al fin de la Guerra de los Siete Años en
1763.
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La política de Pombal encontró, entre 1760 y 1780, tres grandes obstáculos:
- La invasión española en 1762, que obligó a Portugal a recurrir a Inglaterra para defenderse.
La monarquía inglesa no dudó en aprovechar la ocasión y presionó para que Pombal
recortara la influencia de sus compañías comerciales.
- Crisis económica dada la escasez del oro brasileño y el ascenso del precio del azúcar. Se trató
de promover las manufacturas.
- Crisis política desatada con el deterioro de José I. Su sucesora, María I destituyó a Pombal,
que fue inmediatamente acusado de corrupción y abuso de poder. Ésta procedió a excarcelar
a los prisioneros que habían sido encarcelados y permitió el regreso de los exiliados. Sin
embargo, muchas de las reformas pombalinas continuaron siendo aplicadas.
Entre las consecuencias del tratado de Utrecht, encontramos que Italia se reposiciona con nuevos
dominios territoriales por la pérdida de los mismos por parte de la monarquía hispánica. Los Austrias
europeos amplían los dominios territoriales y de influencia. Entra en juego el Estado de Saboya.
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TEMA 22. LOS PRINCIPALES CONFLICTOS
INTERNACIONALES Y LAS TRANSFORMACIONES
SOCIALES DEL SIGLO XVIII
22.1. LOS DESAFÍOS DE LA PAZ (1713-1721)
El siglo XVIII fue especialmente conflictivo, ya que la economía-mundo que se había comenzado a
configurarse en el siglo XVI había alcanzado ya un alto punto de desarrollo. En consecuencia,
cualquier conflicto acababa afectando a todos los estados europeos y a sus colonias. Por otra parte,
la guerra se racionalizó, la diplomacia se profesionalizó, y comenzaron a tejerse normas (derecho)
internacionales.
En este contexto, es preciso partir de la paz de Utrecht, que entre 1712 y 1713 puso fin a la Guerra
de Sucesión española. Y, la aplicación de lo que se aprobó se hizo efectiva hasta 1721. Al margen de
una serie de modificaciones territoriales, esta paz supuso el reconocimiento de dos nuevas
monarquías: Saboya y Prusia. Además, puso de manifiesto la voluntad rusa de intervenir en lo que
sucedía en el continente.
Pero aunque abrió un periodo de estabilidad, la paz no duró mucho. En este sentido, durante este
periodo, los conflictos se focalizan en tres ámbitos territoriales:
22.1.2. El Mediterráneo
La Paz de Utrecht había significado para España la pérdida de los Países Bajos, Milán, Nápoles,
Cerdeña y Sicilia. Por ello, no es extraño que la monarquía hispánica estuviera decidida a mantener a
toda costa Parma, Plasencia y Toscana. Sin embargo, el conflicto se desató, en 1717, por la decisión
española de reconquistar Cerdeña, aunque el verdadero objetivo era recuperar Sicilia y asegurar a los
descendientes de Isabel de Farnesio la sucesión de Parma y Toscana.
Para solucionar el conflicto, Inglaterra interviene como mediadora en 1718. El acuerdo alcanzado
consistió en la renuncia del Emperador Carlos VI a la Corona española, el reconocimiento de los
derechos de Carlos de Borbón a Parma y Florencia y que el duque de Orleans y del elector de
Hannover tendrían reconocidos sus derechos en los tronos de Francia e Inglaterra.
En 1720, se firma el Tratado de Madrid: España se sumaba a la Cuádruple Alianza (Francia,
Inglaterra, Sacro Imperio, España), lo que suponía aceptar las cláusulas de Utrecht y la renuncia de
Felipe V al trono de Francia.
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22.1.3. El Báltico
Carlos XII de Suecia quería conquistar Noruega para contar con una salida al mar y para protegerse
de una posible invasión danesa. Para ello, se aprestó a obtener el apoyo de Rusia. Sin embargo, esta
posibilidad preocupó a Inglaterra, que se apresuró a suscribir un acuerdo con Francia, para evitar el
triunfo de la coalición ruso-sueca. En el curso del conflicto falleció el rey de Suecia. Su sucesor se
mostró más proclive a un acuerdo.
Como solución, se firmaron los Tratados de Estocolmo (1719-1720) por los que Suecia pactó con
Inglaterra, Francia y Prusia. Posteriormente suscribió también un tratado con Dinamarca. Pero a
pesar de que estas potencias habían llegado a un equilibrio, gracias a la renuncia de Suecia a sus
planes, el conflicto aún se prolongó por la intervención rusa. Esto se saldará en 1721 con la
devolución de Finlandia a Suecia, por parte de Rusia, aunque ésta mantenía otras importantes
conquistas. En consecuencia, Suecia dejó de ser una de las potencias más poderosas del Báltico, y su
lugar pasó a ser ocupado por Rusia.
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22.2.3. La liga de Hannover
La reacción al Tratado de Viena no se hizo esperar. Inglaterra, Francia, Prusia y Holanda se unieron
bajo la llamada liga de Hannover. No obstante, este pacto coincidió con la llegada al gobierno de
Francia del cardenal Fleury, que no confiaba en la permanencia de la alianza austro-española. Fleury
logró que Inglaterra y Austria llegaran a un acuerdo (1727):
- El Emperador Carlos VI suspendía temporalmente el monopolio de la Compañía de Ostende,
para no dañar el comercio británico, y renunciaba a los privilegios comerciales que le había
otorgado España.
- Inglaterra reconocía la Pragmática Sanción.
- Felipe V renunció a la conquista de Gibraltar, y se unió a estos acuerdos en 1728.
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monopolio español. En una situación de constantes tensiones, Francia e Inglaterra se enfrentan en la
Guerra del Asiento o del Capitán Jenkins. España aprovechó el enfrentamiento.
22.5.2. El continente
Mientras tanto, en el continente, se produjo una aproximación política entre Inglaterra y Rusia,
ambas unidas en su común enemistad hacia Prusia, a su vez aliada de Austria y Francia. El acuerdo
anglo-ruso consistió en fijar una serie de subsidios militares y financieros, que se pondrían en marcha
en caso de un enfrentamiento con Prusia.
Preocupado por estos acuerdos, el rey de Prusia decidió acercarse a Inglaterra. Ambas potencias
firmaron, así, el tratado de Westminster (1756), por el que se garantizaban mutuamente sus
posesiones continentales. La decisión de Prusia sorprendió a Francia, que decidió acercarse a Austria,
que necesitaba su neutralidad para recuperar Silesia a los prusianos. Por esta razón se suscribió el
Primer Tratado de Versalles en 1756:
- Cláusulas públicas:
- Francia prometía respetar los Países Bajos austriacos.
- Se comprometían a ayudarse en caso de agresión por parte de cualquier aliado de
Inglaterra.
- Cláusulas secretas:
- Acuerdo de ayuda mutua en caso de ataque a cualquiera de sus territorios.
- Posibilidad de incluir en el acuerdo a España, Nápoles, Parma y Toscana.
Un año más tarde, Francia y Austria reforzaron su alianza mediante el Segundo Tratado de Versalles,
en el que planteaban la futura reducción de Prusia a sus territorios originarios.
A su vez, los acuerdos anglo-prusianos habían enfadado a la zarina Isabel, que consideró rotos sus
acuerdos previos con Inglaterra. En consecuencia, al final de esta etapa quedaron configurados dos
bloques enfrentados:
1. Gran Bretaña y Prusia.
2. Francia, Austria y Rusia.
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22.6. LA GUERRA DE LOS SIETE AÑOS (1757-1763) Examen (origen, fases previas y consecuencias)
La guerra que se venía fraguando desde 1748, se desató por la decisión de Federico II de Prusia de
adelantarse al probable ataque ruso-austriaco, invadiendo Sajonia en 1756. Inmediatamente se puso
en marcha el juego de alianzas, de manera que casi todo el continente se vio abocado a participar en
la contienda. La situación se complicaría aún más en 1762, con la entrada de España en la guerra,
motivada por la firma de su Tercer Pacto de Familia con Francia (1761), y sobre todo a causa de sus
constantes enfrentamientos con Inglaterra a raíz de la política colonial. Sin embargo, casi al mismo
tiempo Rusia decidía abandonar la guerra, firmando la paz con Prusia en el mes de mayo de 1762.
Una guerra de este tipo traía consigo graves consecuencias para la política interior de cada estado, y
por ello, tras la retirada de Rusia, los contendientes comenzaron a plantearse la resolución del
conflicto. Así, entre 1762 y 1763 se firmaron los acuerdos correspondientes: primero los acuerdos
Preliminares de Fontainebleau entre Inglaterra, Francia y España, y un año más tarde, el Tratado de
París:
- Francia perdió islas en las Antillas y abandonó sus asentamientos en Canadá, Cap Breton, San
Lorenzo, Ohio y Mississippi; pero recuperó La Martinica, Guadalupe y Santa Lucía. En India,
volvió a los límites de 1748 y en África perdió Senegal.
- España recuperó La Habana y Manila, pero cedió Florida, que fue compensada por Luisiana.
Por su parte, Prusia y Austria firmaron el Tratado de Hubertusburg (1763), por el que Prusia
reafirmaba su dominio sobre Silesia, a cambio de devolver Sajonia y apoyar la candidatura imperial
del futuro José II.
Por último, el fin de la guerra reforzó la alianza entre Francia y España contra Inglaterra, ya que
ambas se habían visto perjudicadas por los tratados, a favor del naciente Imperio Británico.
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En 1774, Rusia y Turquía firmaban un nuevo tratado, por el cual la primera devolvía Moldavia,
Valaquia y Besarsabia, a cambio de la libre navegación en el Mar Negro y los estrechos, y de ser
reconocida protectora de los ortodoxos residentes en el Imperio Turco.
22.8.2. La burguesía
El cambio más significativo, en el caso de la burguesía, consistirá en la afirmación de su identidad o
conciencia de clase. Comenzaron a defender la idea de que el prestigio estaba más ligado a la valía
personal que al origen familiar. La movilidad social comenzará a ser una realidad, no sólo circunscrita
a la nobleza y la burguesía, sino también al estado llano en general. La burguesía se desarrolló con
más fuerza en Gran Bretaña y Francia, con menor intensidad en los países mediterráneos y con muy
poca intensidad en Europa del este.
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22.8.4. La dinámica social
El siglo XVIII funciona como puente entre una sociedad claramente corporativa y otra en la que ha
comenzado a calar el individualismo, sobre todo entre los grupos privilegiados. El sistema
estamental comienza a desaparecer y se detecta la aparición de una clase media. Sin embargo, el
crecimiento económico experimentado por Europa enriqueció a la nobleza y a la burguesía, y en
consecuencia empobreció a las clases más desfavorecidas. La pobreza creció tanto que en algunos
países se crearon talleres para forzar a los pobres a ser productivos. Por otra parte, la Ilustración y
las instituciones religiosas ampliaron la enseñanza y fomentaron la alfabetización, pero el
analfabetismo continuó siendo lo más extendido.
En esta situación, el individualismo de las clases altas chocó con las acciones colectivas de protesta
de las clases más bajas. Por tanto, el momento de mayor crecimiento económico se convirtió
también en el de mayor conflictividad social. Una confrontación social que provocaría la Revolución
Francesa y que iría aumentando a lo largo del siglo XIX.
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