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¿Tienen existencia en la actualidad la revolución proletaria

y el socialismo mundial?
¿Es la lucha por la liberación palestina una acción revolucionaria?1 2

Gabriel Robledo Esparza

XV COLOQUIO INTERNACIONAL VIRTUAL


CARLOS MARX:
Problemas y tareas del siglo XXI

La liberación de Palestina en la dialéctica de la Revolución


Proletaria y el Socialismo Mundial

El tema, los objetivos y los ejes problemáticos de este XV Coloquio


Internacional de la Cátedra Internacional Carlos Marx, constituyen una trampa
ideológica pequeño burguesa.
En el tema se postula la existencia de una revolución proletaria y un
socialismo mundial, de los que forma parte la lucha por la liberación palestina.
Sin embargo, en la actualidad no existen ni revolución proletaria ni
socialismo mundial y la lucha del pueblo palestino no es otra cosa que una
confrontación entre dos estados capitalistas.

Surgimiento de la revolución proletaria internacional.


La relación de explotación existente en las primeras etapas del régimen de
producción capitalista obliga a los obreros a desarrollar una lucha defensiva en
1
Ver: Robledo Esparza, Gabriel, Capitalismo moderno y revolución, 3 tomos, Biblioteca
Marxista, Sísifo Ediciones, México, 2008.
2
Ver: Robledo Esparza, Gabriel, La Lógica de Hegel y el marxismo, Biblioteca Marxista,
Sísifo Ediciones, México, 2009

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contra de las depredaciones del capital.
La acción de los trabajadores discurre por varias fases hasta que alcanza su
plenitud en un poderoso movimiento, integrado por diversas asociaciones de
obreros (uniones, sindicatos, etcétera) que reclaman a los capitalistas la
satisfacción de sus intereses vitales formulados como reivindicaciones
económicas y políticas de su clase a los capitalistas y su estado.
Las exigencias de los obreros tienen como finalidad poner un dique al
proceso de extinción física que les provoca el capital y a reconstituir y desarrollar
su capacidad productiva como la parte variable del mismo.
Al lado del movimiento obrero tiene lugar la formación de grupos de la
intelectualidad pequeño burguesa, la cual se encuentra también sujeta a muchas
formas de explotación por el capital, con el cual entra en franca lucha.
La intelectualidad se radicaliza y emprende la búsqueda del camino de la
revolución.
En toda esta situación que Marx y Engels develan mediante el instrumento
teórico del materialismo histórico se encuentran los elementos, las condiciones, la
dinámica y la necesidad del tránsito del capitalismo al socialismo.
Para que los trabajadores realicen el cambio que está implícito en el régimen
de producción capitalista es necesario que adquieran conciencia de la naturaleza
exacta de esta formación social y de su papel en la transformación revolucionaria,
que se organicen y actúen para recuperar sus fuerzas productivas, sustraídas y
detentadas por la burguesía (propiedad colectiva de la los medios e instrumentos
de producción), que las sometan a su poder y las utilicen para restituir las
capacidades de la especie y desarrollarlas plenamente.
Con la finalidad de cubrir todos esos requerimientos se impone que los
trabajadores despojen del poder político a los capitalistas y lo ejerzan ellos
mismos bajo la forma de una dictadura de clase (dictadura del proletariado); con
base en esto, deben desposeer a los capitalistas de la propiedad de los medios e
instrumentos de producción y asumirla ellos mismos colectivamente.
Todo lo aquí planteado sólo es posible si, con base en los grupos radicales
de la intelectualidad, que hagan propia la teoría del materialismo dialéctico, y

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grupos de las capas más avanzadas del proletariado, se forme un partido que sea
la conciencia y el nervio vital del proletariado y lo guíe hasta la conquista del
poder, el establecimiento de su dictadura y la construcción del socialismo.
La primera revolución proletaria de la historia
La que acabamos de exponer es la primigenia teoría de la revolución
proletaria, producto del trabajo intelectual de Marx y Engels.
Esta doctrina es la que alumbra el camino del movimiento del proletariado
durante la segunda mitad del siglo XIX.
En este período el capitalismo internacional continúa desarrollándose
ascendentemente; fortalece el carácter positivo de sus elementos constitutivos a la
vez que en la misma medida vigoriza su negatividad, su cualidad de disolventes
del régimen capitalista y sustancia del nuevo régimen.
En los primeros años del siglo XX la negatividad interna del régimen
capitalista llega a un altísimo nivel, al tiempo que la teoría de la revolución
proletaria se amplía y perfecciona con los aportes de Lenin y Stalin, contenidos en
la que se denomina teoría leninista del partido, de la revolución proletaria, de la
dictadura del proletariado y de la construcción del socialismo, la cual confirma y
desarrolla la formulación original de Marx y Engels.
Se gesta un poderoso movimiento obrero internacional que tiene como
remate la formación de grandes partidos comunistas de masas que propugnan la
revolución proletaria y el socialismo marxista.
Se produce entonces, bajo la égida del proletariado ruso y del partido
comunista bolchevique, la primera revolución proletaria de la historia.
La revolución rusa de 1917 y el régimen económico-social que se empezó a
forjar en Rusia a partir de 1930 fueron, la primera una revolución proletaria típica-
mente marxista y el segundo un régimen de socialismo marxista que se produjeron
en circunstancias históricas específicas y por tanto tienen características también
peculiares.
La revolución rusa fue, por tanto, una revolución proletaria que llevó a la
clase obrera rusa al poder y que culminó con el establecimiento en Rusia de un
régimen socialista clásico.

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El socialismo posterior a la segunda guerra mundial
La revolución rusa fue el punto de partida de un movimiento que tenía como
finalidad extender el régimen socialista marxista a los demás países capitalistas,
es decir, de un proceso socialista internacional cuyo núcleo debería ser la
revolución proletaria. Su tarea consistió en desarrollar en las naciones capitalistas
el movimiento obrero y los partidos comunistas que deberían conducirlo a la
implantación del socialismo.
Después de la segunda guerra mundial, el socialismo ingresó a una nueva
fase de su existencia.
En su naturaleza de socialismo formal se extendió más allá de Rusia, a una
serie de países de Europa oriental, en los cuales se estableció a través de
insurrecciones internas dirigidas por sus partidos comunistas y mediante el apoyo
del ejército de liberación soviético.
Se formó así el sistema de países socialistas.
El régimen económico-social que en este sistema prevaleció fue el
socialismo marxista, cuyo modelo era el socialismo que se había instaurado en
Rusia al término de la Primera Guerra Mundial.
En este socialismo, tras la conquista del poder, el proletariado estableció su
dictadura, por medio de la cual se abolió la propiedad privada sobre los medios e
instrumentos de producción y se constituyó la propiedad colectiva sobre los
mismos; la burguesía fue sometida al poder del estado proletario y por último
definitivamente eliminada como clase social. La transformación revolucionaria de
la propiedad privada de los medios e instrumentos de producción en propiedad
colectiva y la formación del estado proletario, fueron los ejes fundamentales del
socialismo soviético.
Sin embargo, el socialismo soviético se implantó únicamente como una
forma que conservaba un contenido capitalista.
La degeneración del socialismo formal
El movimiento revolucionario y su resultado inexcusable, la instauración del
socialismo y la formación de un grupo de países socialistas, fueron presididos por

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la teoría marxista, la cual fue llevada al seno de la clase de los trabajadores por
los partidos revolucionarios.
De inmediato se desplegó la naturaleza formal del socialismo, es decir, de
un régimen socialista en la forma pero que conserva un contenido capitalista.
En el socialismo soviético el desenvolvimiento de la forma socialista genera
el de su contenido capitalista y viceversa.
Su mutuo engendramiento se trueca en su recíproca negación.
Se inicia así, en la década de los años 50 del siglo pasado, la degeneración
del régimen socialista.
En el sistema de países formalmente socialistas, después de conquistar
el punto más alto de su desenvolvimiento, se produce el fortalecimiento de su
contenido capitalista, lo que lleva a la degeneración del socialismo formal, el
cual primero evoluciona hacia una variedad híbrida –socialismo en
degeneración, capitalismo sui generis- que prevaleció en Europa del este por
cerca de 50 años y después se trueca en un régimen capitalista clásico que
acaba con el último vestigio de aquella forma
La degeneración franca del régimen del socialismo formal se inicia a
partir de la abjuración que del marxismo-leninismo se hace en los
congresos XX y XXII del Partido Comunista de la Unión Soviética y culmina
con la defenestración, en 1989, de todos los gobiernos llamados socialistas
y la instauración de regímenes ya francamente capitalistas.
El sistema de países socialistas se transformó en un grupo de
naciones totalmente integradas al sistema mundial del capitalismo.
La revolución socialista mundial fue vencida y regresada a su punto de
partida y el capitalismo, bajo una forma u otra, extendió de nuevo su
dominación, con fuerza centuplicada, sobre todo el planeta.
Esta situación descrita cierra toda una fase de existencia de la
revolución mundial, durante la cual el progreso de la teoría y el movimiento
revolucionarios del proletariado, que desembocó en la revolución socialista
internacional y en la formación de un sistema de países socialistas, produjo
necesariamente su propia negación.

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En este punto, el socialismo marxista, como régimen económico-
político característico del sistema de países socialistas, ha sido totalmente
aniquilado; después de un proceso de degeneración, es definitivamente
transformado en un régimen típicamente capitalista.
Los medios e instrumentos de producción se han convertido en
propiedad privada de los integrantes de una clase surgida de la propia
burocracia obrera, se han restaurado plenamente la relación trabajo
asalariado-capital y la producción y la acumulación incesantes de
cantidades crecientes de plusvalía, es decir, de trabajo excedente sin
retribuir que mediante su explotación se extrae a los trabajadores en el
proceso de producción.
El Estado reasume su naturaleza de órgano de dominación de la
nueva clase poseedora sobre los trabajadores.
Los antiguos partidos comunistas son transformados en agencias
que justifican ideológicamente y organizan la dominación de los nuevos
capitalistas sobre los obreros.
El sistema de países socialistas se desintegra y en su lugar se forma
un grupo de naciones que compiten entre sí para ver cuál de ellas restaura
más rápido y más profundamente el régimen capitalista.
El movimiento comunista internacional, integrado por organizaciones
de obreros y partidos comunistas que propugnan por el establecimiento del
socialismo marxista, deviene en la actividad de organizaciones obreras
sometidas ideológica y organizativamente a la mediana y pequeña
burguesía y de partidos que sostienen los principios de esas clases
sociales.
Los movimientos democrático-burgueses en las colonias y en los
países capitalistas menos desarrollados pasan de ser impulsados por el
movimiento comunista internacional a su dirección y promoción por la
burguesía y la pequeña burguesía internacionales.
La teoría revolucionaria, el marxismo-leninismo, fue revisado en toda
su extensión.

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Las tesis marxistas-leninistas de la explotación capitalista, de la
revolución proletaria, de la construcción del socialismo y del movimiento
comunista internacional fueron sustituidas por la forma ideológica
transfigurada de los intereses de clase de un sector de la burguesía y de la
pequeña burguesía internacionales, a la cual se le proporcionó una leve
capa de barniz marxista.
Con el derrumbe del régimen socialista degenerado en 1989,
también se lanzó al basurero de la historia esta revisión de la teoría
revolucionaria.
De tal suerte, la teoría revolucionaria quedó reducida a un catálogo
de postulados que, habiendo estado plenamente vigentes durante una
larga época, no han registrado desarrollo alguno, no tienen ahora ningún
contacto con la realidad y se encuentran en un estado de animación
suspendida, en los anaqueles de las bibliotecas, los cenáculos de la
academia y los sitios y las páginas web.
La revolución proletaria en el mundo moderno
Después de la segunda guerra mundial el capitalismo internacional
entró en una fase superior de su existencia.
En este período se consuma definitivamente el proceso de
aniquilación del movimiento y la teoría revolucionarios.
El régimen capitalista, comandado ya sea por la gran, mediana o
pequeña burguesía, es el único que existe en todos los países del mundo.
No hay un solo país en el que esté establecido el socialismo
marxista.
En los días que corren, no hay sobre la faz de la tierra un solo
partido que esté basado en los principios del marxismo-leninismo, ni que
tenga al proletariado moderno como su base social.
La clase obrera internacional está dotada de una conciencia y una
organización burguesas; su actividad política consiste en sacar adelante
las reivindicaciones de un sector de la burguesía en contra de otro; no
posee una conciencia ni una organización revolucionarias ni despliega una

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lucha que tenga como finalidad el derrocamiento del régimen burgués y la
instauración del socialismo; se encuentra por completo sometida a la
dominación ideológica y organizativa de la burguesía y de la pequeña
burguesía.
Los conflictos entre naciones son, sin excepción, enfrentamientos
determinados por su naturaleza capitalista.
La teoría revolucionaria es una mera curiosidad bibliográfica, objeto
del culto de un pequeñísimo sector de la intelectualidad pequeño burguesa.
En el lenguaje de la Cátedra Internacional Carlos Marx, en la
actualidad no existen ni la revolución proletaria ni un socialismo mundial y la
lucha por la liberación palestina es una reivindicación de un Estado capitalista.
En el Estado Palestino existe un régimen típicamente capitalista. La
producción se basa en la propiedad privada sobre los medios e instrumentos de
producción por la clase de los capitalistas, en la relación trabajo asalariado-capital
que se caracteriza por la producción y acumulación de cantidades crecientes de
plusvalía que se obtienen mediante la explotación de los trabajadores palestinos
por la pequeña, mediana y gran burguesía palestinas. El Estado Palestino es el
órgano de dominación de los capitalistas palestinos sobre la clase obrera
palestina; mantiene las condiciones generales de la explotación capitalista y
promueve el desarrollo de la clase de los capitalistas. En el Plan estratégico de su
economía –todo un plan de desarrollo- define los estímulos, beneficios,
prebendas, etcétera que se otorgan a los capitalistas para incentivar la inversión
nacional y extranjera.
Tareas de la intelectualidad radical.
Ante la total inexistencia del movimiento y la teoría revolucionarios, las
acciones de los potenciales revolucionarios tienen una dirección específica.
La intelectualidad radical (integrada por la intelectualidad pequeño burguesa
radical y por trabajadores intelectuales radicalizados), estimulada por las
condiciones de vida a que la somete el régimen burgués, se ve obligada a inquirir
teóricamente acerca de la situación propia y de la clase obrera en el régimen del
capitalismo de consumo y sobre la naturaleza esencial de éste. Hasta hoy, este

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impulso la ha llevado a recaer reiteradamente en las formulaciones revisionistas
de la teoría de la revolución. Para dar el salto hacia una concepción científica del
régimen de producción capitalista en su fase actual de capitalismo de consumo es
necesario que la intelectualidad radical realice una inmensa labor teórica, de igual
envergadura cuando menos que las producciones de los clásicos. Esa tarea debe
comprender lo siguiente:
-Reivindicación del marxismo leninismo, empresa que abarca: a) exclusión
de las tesis revisionistas del cuerpo de la teoría revolucionaria, b) delimitación de
aquello de la doctrina marxista así depurada que es aplicable a ambas fases del
régimen capitalista (teorías económica, de la lucha de clases, de la revolución
socialista con sus postulados fundamentales de la conquista del poder por el
proletariado, la abolición de la propiedad privada sobre los medios e instrumentos
de producción y el establecimiento de la propiedad colectiva sobre los mismos,
etcétera), c) determinación más precisa de lo que en la primera fase se adelantó
sólo como una mera indicación y que en la etapa actual adquiere una relevancia
fundamental (conceptos de: naturaleza esencial del ser humano, anulación y
reapropiación de su esencia natural humana, comunismo como la absoluta
colectivización del ser humano, etcétera) y d) reconocimiento de la Lógica de
Hegel como el método científico del marxismo.
-Desarrollo creador del marxismo leninismo, cuando menos en los
siguientes aspectos: a) análisis del proceso histórico del paso de la primera a la
segunda fase del capitalismo, b) estudio del nacimiento y extinción del socialismo
que se instauró en la primera fase del capitalismo, c) utilización, en a) y b), de la
Lógica de Hegel como método científico del conocimiento (doctrina del ser y
doctrina de la esencia) y, desde luego, de aquellos principios del marxismo que
tienen vigencia para ambas fases del capitalismo, d) determinación de las
características específicas del capitalismo de consumo (consumo masivo,
individuación de los trabajadores, etcétera), e) discernimiento de las formas
particulares de explotación y depauperación de los trabajadores que se dan en la
sociedad de consumo, f) identificación de los elementos que en la sociedad de
consumo constituyen los gérmenes de la segunda etapa del socialismo, g)

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explicación de los rasgos esenciales del socialismo que surgen de la sociedad de
consumo (colectivización del consumo, abolición de la individualidad capitalista de
los trabajadores, abolición de la familia y el hogar individuales, etcétera). Una vez
conseguido este objetivo, la intelectualidad radical habrá logrado aclarar para sí
misma todas esas cuestiones teóricas y estará en posibilidad de pasar a la etapa
siguiente, en la cual:
-procederá a remover la conciencia burguesa y pequeño burguesa que
posee la clase de los trabajadores y a sustituirla por una conciencia proletaria, lo
cual significa que debe llevar a la clase de los trabajadores a la comprensión plena
de la naturaleza que tiene el régimen capitalista de consumo, del carácter de
propietarios privados de sí mismos que éste les ha conferido, de las formas
extremas que en él adquieren su explotación y depauperación y de la necesidad
de que unidos, organizados y conscientes den vida, por medio de los métodos
revolucionarios clásicos, al socialismo integral, el que además de la propiedad
colectiva sobre los medios e instrumentos de producción incluye la colectivización
del consumo y la supresión de la individualidad capitalista de los obreros;
-al mismo tiempo, deshará la organización burguesa y pequeña burguesa
de los obreros y los organizará en torno al denominador común de su naturaleza
de trabajadores asalariados y al proceso de dotación de la conciencia proletaria;
-en esta evolución se irán transformando cualitativamente la intelectualidad
radical y la clase de los trabajadores; la primera integrará a su ser las capas
superiores de la clase obrera y se convertirá en un partido revolucionario; la
segunda estará cada vez más y mejor organizada en torno a sus intereses de
clase, será una clase revolucionaria; partido y clase formarán una unidad
indisoluble. Partido y clase desarrollarán entonces la lucha por la instauración del
socialismo integral. Una vez que la clase obrera, guiada por su Partido
revolucionario, haya conquistado el poder, deberá realizar las transformaciones
revolucionarias en el régimen de producción: apropiación colectiva de los medios e
instrumentos de producción, colectivización del consumo, abolición de la
individualidad capitalista de los trabajadores, etcétera.

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Multitud de grupos y grupúsculos, en el tramo de existencia de la sociedad
de consumo, han intentado infructuosamente convertirse en Partidos
revolucionarios y organizar a los trabajadores en una clase revolucionaria. El
esquema de su acción es siempre el siguiente: se reúne un grupo de intelectuales
radicales que declaran su adhesión al marxismo-leninismo, al cual consideran una
doctrina completa y lista para aplicarse, y manifiestan su repudio al revisionismo
de todo tipo; se organizan de acuerdo con las directrices de la IIIa. Internacional y
toman como modelo al Partido Bolchevique: establecen Comités, Burós,
Conferencias, etcétera, entre los que reparten, conforme a una meditada división
del trabajo, todas las tareas imaginarias que algún día van a llevar al cabo; fundan
su órgano informativo, al que denominan “Iskra”, o algo así; otean el horizonte
político y siempre descubren que ahora sí el proletariado, obligado por la super
explotación capitalista, ha iniciado una lucha contra el régimen burgués; trazan
una estrategia y una táctica para la lucha revolucionaria, armados con las cuales
se lanzan a la conquista de la clase obrera. Invariablemente, una clase obrera
sometida organizativa e ideológicamente a la burguesía los repele sin que hayan
siquiera podido hacer contacto con su epidermis; sobreviene la crisis en la
organización “revolucionaria”, se produce sin falta la escisión y ya tenemos dos
grupos que seguirán el mismo ciclo descrito. Y así sucesivamente. Las
organizaciones que después de varios intentos de penetrar en la clase obrera, por
alguna causa sobreviven a esta fatalidad, se convierten, conservando su
estructura de Partidos “revolucionarios”, en aliados de la pequeña burguesía en
las luchas “populares” que sus diversos sectores despliegan contra la burguesía y
hacen de esa lucha pequeño burguesa el único contenido de su acción política.
Esto es así porque estos grupos nunca realizan las tareas necesarias, que
acabamos de describir, para tener un carácter verdaderamente revolucionario. Sin
embargo, el propio desarrollo del capitalismo en su fase de consumo habrá de
obligar a la intelectualidad radical a dar el salto cualitativo por el cual debe
convertirse en una organización verdaderamente revolucionaria
La trampa de la ideología pequeño burguesa.

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Considerar que existe una revolución proletaria y un socialismo mundiales y
que la revolución palestina es parte integrante de ese movimiento implica postular
que la actividad de la intelectualidad pequeño burguesa debe ser apoyar las
reivindicaciones capitalistas de un país capitalista (el Estado palestino disputa a
Israel el territorio y la libertad para desarrollar venturosamente su régimen
capitalista) frente a otro país capitalista.
Se difiere sine die lo que es la verdadera tarea histórica de la intelectualidad
pequeño burguesa: el desarrollo de la nueva fase de la teoría y el movimiento
revolucionarios.

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