Está en la página 1de 5

Ejemplo de obsolescencia funcional:

Es el caso de las impresoras que al cabo de 2000 copias o bien al cabo de 3 años deja de funcionar.

Existen impresoras que dejan de funcionar al llegar a un número determinado de impresiones;


lavadoras que se estropean a los 2.500 lavados exactos y ya no se pueden reparar; televisores
limitados en 20.000 horas de duración y son sólo un ejemplo.

Uno de los casos más conocidos es de los primeros iPods, cuya batería estaba programa para durar
entre 8 y 12 meses. Apple recomendaba cambiar el aparato por uno más nuevo. Tras una denuncia
de consumidores, la empresa se comprometió a asegurar dos años de vida en sus iPods y
estableció un departamento de recambios.
Obsolescencia de diseño:

Es el caso de la ropa. Estamos acostumbrados a que cada 15 días las grandes empresas de moda
nos presenten nuevas colecciones. Eso significa que, si al cabo de 15 días o un mes deja de estar de
moda, ya no lo volvemos a usar y queda totalmente obsoleto, aunque podamos seguir utilizándolo.
Obsolescencia tecnológica:
En este caso nos lo encontramos muy a menudo con los teléfonos móviles, los cuales están
desarrollados con sistemas operativos que implementan nuevas funcionalidades con cada nueva
versión. Esto significa que el dispositivo al actualizar su sistema operativo no es capaz de funcionar
como antes. El consumidor empieza a tener problemas con su móvil ya que no es tan veloz como
antes, o bien no tiene suficiente memoria para albergar nuevas aplicaciones o imágenes.

También podría gustarte