Está en la página 1de 15

Concepto de Obsolecencia Programada: es la determinación o programación del fin de la vida útil de

un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por
la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o
inservible.

https://es.wikipedia.org/wiki/Obsolescencia_programada

Marco Teorico:

Historia y antecedentes de la Obsolecencia Programada: es introducida como una practica monopolista


tras generaciones

Caracteristicas de la Obsolecencia Programada:

introducion de nuevos productos que sean incompatibles con los anteriores

orientadas normalmente a consumo masivo

Impacto que tiene en el mundo:

impacta las economias, mediante la aceleración

impacta el medio ambiente, puesto que generan contaminación por la fabricación que se da en masa y
por ende la generación de desechos

Futuro

http://www.ecointeligencia.com/2014/06/obsolescencia-programada-tipos-formas/

http://www.actibva.com/magazine/consumo/obsolescencia-programada-un-duro-enemigo-para-el-ahorro

http://www.gestion.org/marketing/50499/la-obsolescencia-
programada/#El_futuro_de_la_obsolescencia_programada

Obsolescencia programada: tipos y formas


por RES el día 10 junio, 2014 sobre DISEÑO
No podemos negar que la durabilidad de los productos utilizamos es muy importante
desde el punto de vista ambiental. Como hemos visto en otras ocasiones, hasta la segunda
mitad del siglo pasado los equipos y bienes de consumo se consideraban algo que debía
durar ya que se invertía mucho dinero en ellos y debían estar en uso tanto tiempo como
fuera posible.
Pero fue en los años XX del siglo pasado cuando se empezó a fraguar lo que conocemos
en la actualidad como la obsolescencia programada.
Podemos definir la obsolescencia programada como el intento por parte del fabricante de
un bien de reducir el ciclo de vida de un producto para que el consumidor se vea obligado a
adquirir otro similar
Uno de los primeros en estudiar este fenómeno fue Vance Packard en su obraThe Waste
Makers. En ella podemos encontrar la una clasificación por tipos de la obsolescencia
programada.
Para este autor son tres:

Obsolescencia de función
Se da cuando un producto sustituye a otro por su funcionalidad superior.

Obsolescencia de calidad
Se da cuando el producto se vuelve obsoleto por un mal funcionamiento programado.

Obsolescencia de deseo
Ocurre cuando el producto, aun siendo completamente funcional y no habiendo sustituto
mejor, deja de ser deseado por cuestiones de moda o estilo, y se le asignan valores
peyorativos que disminuyen su deseo de compra y animan a su sustitución.

Así mismo, podemos encontrar tres formas de obsolescencia programada:


Obsolescencia incorporada
La primera de ellas, podría fácilmente ser considerada como un delito, ya que provoca un
perjuicio económico a los usuarios que adquieren el producto con expectativas de duración
y disponibilidad. Es fuente de controversia y es la forma más tratada en todas las fuentes
de información.
Obsolescencia psicológica
Un gran número de electrodomésticos, especialmente los que se conocen
como PAE (Pequeño Aparato Electrodoméstico), no duran tanto como en el pasado,
y ¡todos tenemos experiencias recientes a este respecto! Además los fabricantes
promueven nuevos productos en función de la moda y el lujo, haciendo que los modelos
anteriores no sean atractivos.
La Obsolescencia Psicológica es común en la industria de la moda, y cada vez más, en la
los bienes de consumo

Obsolescencia tecnológica
Otra forma de obsolescencia programada es la actualización continua y rápida de
productos como ordenadores, de entretenimiento, telefonía móvil.
La obsolescencia programada genera compras de sustitución e ingresos para las
compañías

Este fenómeno es parte de la lógica del esquema extraer – fabricar – eliminar de las
sociedades de consumo del siglo XX y comienzos del XXI. Ante estos planteamientos
aparecen conceptos como el de Economía Circular, ya tratado en ecointeligencia y uno
de nuestros preferidos.
Y no nos olvidemos que la extensión de la vida del producto es la antítesis de
la obsolescencia programada. La oferta de producto de alta durabilidad y de servicios
complementarios relacionados con el producto para su uso adecuado, su mantenimiento y
su reparación es otro de los enfoques clave hacia un uso más sostenible de los
productos que adquirimos.
En nuestras manos como consumidores está cambiar esta tendencia.
¿Te unes a este movimiento?
inShar e114

100
¿Otros 3 Minutos De Lectura?
1. Obsolescencia programada: ¿oportunidad o fraude?
2. El análisis del ciclo de vida
3. La Economía Circular y sus escuelas de pensamiento

c2c, ciclo de vida, consumidores, cradle to cradle, obsolescencia programada, recursos


naturales, sostenibilidad, top

Guía de bombillas de bajo consumo (1)


Guía de bombillas de bajo consumo (2)

Obsolescencia programada: ¿oportunidad o


fraude?
por RES el día 11 enero, 2011 sobre DISEÑO

Consumo y tecnología no van a la misma velocidad. Un ejemplo en


el que nos podemos ver reflejados: La impresora ha dejado de funcionar. Es imposible
imprimir y en el servicio técnico nos dicen: “será difícil encontrar las piezas para repararla.
Repararla no le saldrá a cuenta”. “Llévate ésta que además está en promoción”. Si
cedemos, seremos víctimas una vez más de lo que conocemos como obsolescencia
programada.
Thomas Alva Edison quería crear una bombilla que iluminara el mayor tiempo posible. En
1881 puso a la venta una que duraba 1.500 horas. En 1924 se inventó otra de 2.500 horas.
Con la sociedad de consumo en ciernes, aquello no era una buena noticia para todo el
mundo. Diversos empresarios empezaron a plantearse una pregunta inquietante: “¿Qué
hará la industria cuando todo el mundo tenga un producto y este no se renueve?”. Una
influyente revista advertía en 1928 de que “un artículo que no se estropea es una tragedia
para los negocios”.
Un poderoso lobby presionó para limitar la duración de las bombillas. En los años cuarenta
consiguió fijar un límite de 1.000 horas. No salió al mercado ninguna de las patentes que
duraban más, existiendo un diseño de bombilla con una duración de 100.000 horas.
Este enlace se puede ver una bombilla centenaria con unos 110 años de funcionamiento
ininterrumpido.
Otro ejemplo destacado es el de la cadena de montaje de Henry Ford. El cochemodelo
T fue un éxito para la industria automovilística americana, pero tenía un problema que en
los locos años veinte era todavía incongruente: estaba concebido para durar. Ese fue
su punto débil. Desde la competencia, General Motors, consciente de que no derrotaría a
su rival en ingeniería, apostó por el diseño. Dio retoques cosméticos a sus coches, lo que
le permitió que los clientes cambiaran de utilitario muy a menudo. En 1927, tras vender 15
millones de unidades, Ford retiró el modelo T.

Tras el crash del 29, Bernard London introdujo el concepto de obsolescencia programada y
propuso poner fecha de caducidad a los productos con el fin de animar el consumo. En los
años cincuenta la sociedad de consumo se había instalado en todo Occidente. El diseñador
industrial Brooks Stevens sentó las bases de esa obsolescencia programada, donde ya no
se trata de obligar al consumidor a cambiar de tecnologías, sino de seducirlo para que lo
haga. El caso de las medias de nylon es bastante relevante.
Pero en nuestros días, la era de la informática ha creado al consumidor rebelde. La
abogada Elisabeth Pritzker demandó a Apple tras descubrir que las baterías de litio de los
reproductores de música iPod estaban diseñadas para tener una duración corta.
Los bienes que desechamos se convierten en residuos y se reciclan, destapando a su vez
malas prácticas. En Africa los niños queman el plástico que recubre los cables para
recuperar el metal que está en su interior. El material entra en estos países como producto
de segunda mano, pero sólo el 20% se aprovecha, quedando el resto allí como basura.

Podemos concluir que la obsolescencia programada es un recorte deliberado de la vida de


un producto para incrementar su consumo. Es la lucha del negocio contra la tecnología, y
la ética contra el capitalismo.

Os dejamos con el avance del documental Comprar, tirar, comprar, dirigido por la
alemana Cosima Dannoritzer, donde se denuncia esta práctica común en la sociedad de
consumo desde hace cerca de un siglo. Además aparece Michael Braungart explicando el
paradigma cradle to cradle. No os perdáis el documental completo.
’ Comprar, tirar, comprar’ . Avance

Obsolescencia programada: un
duro enemigo para el ahorro
 Cómo conseguir que tu campaña de financiación colectiva triunfe
 Curso “Estrategias de inversión con Warrants” Barcelona
 PORTADA

4 COMENTARIOS

EVA C26 DE MARZO DE 2014


ME GUSTA1
Todos somos testigos de cómo, año a año, los aparatos electrónicos,
electrodomésticos u otro tipo de dispositivos evolucionan, introduciendo
grandes mejoras que se traducen en una mejor funcionalidad. Mejoras
que, sin embargo, no siempre alargan la vida útil del aparato. ¿Quién
no ha vivido la curiosa paradoja en la que sale más barato adquirir un
nuevo producto que arreglar el antiguo?
En realidad, pocos son los artículos que no están “programados para
morir” antes o después. Fotocopiadoras que de repente dejaron de
funcionar, baterías de teléfonos que se rompen, bombillas que un buen
día dejan de lucir…. Estos y muchos más ejemplos son víctimas de lo
que hoy en día podemos llamar como: obsolescencia programada. ¿A
caso no existe ningún aparato que pueda durar toda la vida?

Obsolescencia programada: ¿trampa


silenciosa para la sociedad del consumo?

La obsolescencia programada es una estrategia comercial que consiste


en la planificación del fin de la vida útil de un producto o servicio,
de tal forma que tras un periodo de tiempo (calculado por el fabricante o
por la empresa) se quede obsoleto o inservible.
En definitiva, es una especie de artimaña mediante la cual hacen que un
objeto tenga quesustituirse en cierto periodo determinado. Puede
que suene un poco a paranoia, o a conspiración, pero no os miento si os
digo que todos los sufrimos día a día.
¿Pero esto no hace que la imagen de las empresas se vea afectada
negativamente? Para nada. La planificación es tan cuidada que
el producto o servicio dura el suficiente tiempo para que las
empresas no vean afectada su imagen de calidad, e incluso genere
beneficios. Pero, ¿sería razonable penalizar esta práctica?
Una variante de la obsolescencia programada es la obsolescencia
percibida. Esta se produce cuando la maquinaria publicitaria saca todas
sus armas para crear en el consumidor la necesidad de poseer el último
modelo lanzado.
La obsolescencia programada puede esconderse bajo un eslogan
como” hacer la vida más fácil”, “adaptarse a los tiempos que
corren”, etc. Aunque podamos seguir utilizando el “menos nuevo”,
hacen que nos encaprichemos con otro más grande y bonito pero de
similares funcionalidades.
Las consecuencias de estos fenómenos son claras. El bolsillo del
consumidor se ve afectado al verse obligado a sustituir su producto por
otro nuevo. En contra, las empresas consiguen mas demandan y, por
ende, aumentan sus beneficios. Sin duda, desde sus inicios, el
objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico.
Por otro lado, las consecuencias psicológicas también son evidentes.
Llegan incluso a modificar nuestras pautas de consumos (comprar, usar,
tirar, comprar…) haciéndonos desear productos que ni necesitamos.
Sin embargo, el principal problema está en la gran cantidad de
residuos que se originanactualmente al realizarse este fenómeno una
y otra vez en todo el mundo. Es por esto que la sostenibilidad de este
modelo a largo plazo es muy discutida por organizaciones ecologistas.
¿Cuándo surgió?

Este concepto se remonta a 1932, cuando Bernard London


propuso terminar con la crisis de la Gran Depresión a través de la
obsolescencia programada y obligarla por ley (aunque nunca se
llevase a cabo). Su objetivo era obligar a las fábricas a producir objetos
que rápidamente se deterioraran y que tengan que ser sustituidos por
otro nuevo para, así, reactivar la industria y la demanda de productos.

Aunque, tal y como hemos dicho, nunca se llegó a imponer por ley, sí se
tomó comomodelo de línea de negocio en muchas empresas,
especialmente en el rubro de la electricidad y bombillas de la luz.
Alcanzó su mayor popularidad en 1954 cuando Brooks Stevens,
diseñador industrial deEEUU, dio una conferencia sobre lo que suponía
la nueva producción en masa y lo que implicaba económicamente una
producción más barata y con precio más bajos, utilizando de este modo
el término de obsolescencia programada.

Productos programados para morir

“Comprar, tirar, comprar”. Este es el nombre que recibe un documental


dirigido por Cosina Dannoritzer y coproducido por Televisión Española
que muestra qué es la obsolescencia programada y cuáles son sus
principales efectos y consecuencias.

En él nos muestran los ejemplos más polémicos de obsolescencia


programada. Entre ellos encontramos las bombillas. Cuando Edison
puso a la venta su primera bombilla en 1881, la duración de este
artilugio era de 1500 horas. Treinta años más tarde, se publicó un
anuncio donde aparecían unas bombillas cuya duración certificada era
de 2.500 horas.
Pronto descubrieron que ir prolongando la duración de la vida de las
bombillas solo supondría el fin de sus lucrativos negocios. Por este
motivo, un 25 de diciembre de 1924 se reunieron en Ginebra y
decidieron crear un cártel mundial donde pactaron limitar la vida útil de
las bombillas eléctricas en 1.000 horas.
Con el tiempo, el cártel fue denunciado y, supuestamente, dejó de
funcionar. No obstante la práctica de reducir a propósito la vida de las
bombillas sigue en vigor actualmente. A pesar de ello, una bombilla ha
conseguido sobrevivir a estas estratagemas y lleva encendida 111 años
en la estación de bomberos de California. Incluso puedes verla a través
de una webcam en Internet.
Otro ejemplo son las medias de nailon. A finales de los años 20, este
tipo de medias eran casi irrompibles. Debido al descenso de las
ventas dado que las mujeres no necesitaban comprar otras, años
después se comenzaron a comercializar las dichosas medias que toda
mujer conoce, las cuales se rompen con extremada facilidad.
En cuanto a las impresoras, ¿sabíais que la mayoría de estos
productos contienen un chip que registra el número de impresiones y
que, cuando estas llegan al límite marcado, automáticamente dejan de
funcionar? Cuando se rompen puedes llevarlas a reparar, pero la
mayoría de las veces te encontrarás con la rúbrica de que es más
barato comprar una que arreglarla.
A esta lista se suman los automóviles. Muchas veces he escuchado
decir que en los años 50 y 60, la vida útil de un coche era el doble que
en la actualidad, cuya duración media no supera las tres décadas. Ni
que decir tiene la obsolescencia programada que sufren piezas de los
coches como los frenos, los cuales, tras un número de frenados,
comienzan a perder capacidad.

Obsolescencia programada
Este artículo o sección posee referencias, pero necesita más para complementar
su verificabilidad.
Puedes colaborar agregando referencias a fuentes fiables como se indica aquí. El material sin
fuentes fiables podría ser cuestionado y eliminado.

La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación


del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de
antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto, éste se
torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.
Se cree que el origen se remonta a 1932, cuando Bernard London proponía terminar con la Gran
Depresión lucrándose a costa de la sociedad a través de la obsolescencia planificada y obligada
por ley (aunque nunca se llevase a cabo).1 Sin embargo, el término fue popularizado por primera
vez en 1954 por el diseñador industrial estadounidense Brooks Stevens. Stevens tenía previsto dar
una charla en una conferencia de publicidad en Minneapolis en 1954. Sin pensarlo mucho, utilizó el
término como título para su charla.

Índice
[ocultar]

 1 Consecuencia
 2 Obsolescencia programada y producción
 3 Detección
 4 Desechos y contaminación
 5 Obsolescencia por modas
 6 Obsolescencia de medicamentos
 7 Obsolescencia de componentes eléctricos y electrónicos
 8 Controversias de la obsolescencia programada
 9 Véanse también
 10 Referencias
 11 Enlaces externos

Consecuencia[editar]
El potencial de la obsolescencia programada es considerable y cuantificable. Es altamente
beneficioso para el fabricante, dado que en algún momento fallará el producto y obligará
al consumidor a que adquiera otro más satisfactorio,2 ya sea del mismo productor —mediante
adquisición de una pieza para arreglar el viejo producto o por compra de un modelo más nuevo—, o
de un competidor, factor decisivo también previsto en el proceso de obsolescencia programada.
Para la industria, esta actitud estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a
comprar nuevos productos de un modo artificialmente acelerado si desean seguir utilizándolos.3
La obsolescencia programada se utiliza en gran diversidad de productos.4 Existe riesgo de
reacción adversa de los consumidores al descubrir que el fabricante invirtió en diseño para que su
producto se volviese obsoleto más rápidamente a fin de que los clientes recurran a la competencia y
basen su elección en la durabilidad y buena calidad del producto.

Obsolescencia programada y producción[editar]


La etapa inicial de la obsolescencia programada se desarrolló entre 1920 y 1930, cuando
la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis
detallado de cada sector deviene en el factor fundamental para lograr buen éxito.
La elección de fabricar productos que se vuelvan obsoletos de manera premeditada puede influir
enormemente en la decisión de ciertas empresas acerca de su arquitectura interna de producción.
Así, la compañía ha de ponderar si utilizar componentes tecnológicos más baratos satisface o no la
proyección de vida útil con la que estén interesados en dotar a sus productos. Estas decisiones
forman parte de una disciplina conocida como ingeniería del valor.

Detección[editar]
La decisión de recurrir a la obsolescencia programada no siempre es tan fácil. Se complica aún más
al entrever otros factores, como la constante competencia tecnológica o la sobrecarga de funciones,
que si bien pueden expandir las posibilidades de uso del producto en cuestión también pueden
hacerlo fracasar rotundamente. Otro problema es que al tratar de mantenerse competitivo dentro del
mercado, el productor se ve obligado a reducir la calidad del diseño o materiales, y aunque esto
técnicamente podría ser considerado obsolescencia programada, también podría ser clasificado
como obsolescencia intrínseca al proceso de fabricación5
Por ejemplo, en informática un software no desarrollado todo lo cuidadosamente que se debería
puede provocar obsolescencia del hardware en el cual se ejecuta.6

Desechos y contaminación[editar]
El objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico. Por ello otros objetivos como la
conservación del medio ambiente pasan a un segundo plano de prioridades.
La falta de una gestión adecuada de los productos manufacturados que se vuelven obsoletos
constituye un foco de contaminación. Es una consecuencia del sistema de producción y económico
contemporáneo, que promueve el consumo creciente. Por ello, la sostenibilidad de este modelo a
largo plazo es discutida.
Además, países del tercer mundo están siendo usados como vertedero de todos estos productos
inservibles; lo que está generando una considerable contaminación y destrucción del paisaje en
dichos países.

Obsolescencia por modas[editar]


Existe obsolescencia de otro tipo: la que vuelve obsoleto a un bien de consumo porque ha dejado
de estar de moda. Por ejemplo los colores, las formas y los materiales de la ropa, que denotan la
temporada de su adquisición. Esta modalidad de obsolescencia se puede aplicar a cualquier bien.

Obsolescencia de medicamentos[editar]
La mayoría de medicamentos contiene componentes químicos cuya vida útil es limitada, sin
embargo, algunos laboratorios reducen la fecha de caducidad de los fármacos que producen con el
fin de obtener mayores ganancias en el rentable negocio de la salud, ocasionando que los
pacientes desechen los medicamentos supuestamente vencidos para adquirir otros nuevos.7 8 9

Obsolescencia de componentes eléctricos y electrónicos[editar]


El procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla.
Cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que resulta más rentable comprar
uno nuevo que arreglarlo.
Generalmente el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suelen costar un
poco más que adquirir uno nuevo. Por ello normalmente el usuario suele desechar el producto
averiado y comprar uno nuevo. Esto ocurre en algunos componentes digitales de la computadora
tales como la impresora, las unidades de disco óptico, los monitores LCD o LED, la tarjeta madre o
el mismo microprocesador. Afortunadamente no ocurre así con los monitores CRT, parlantes,
equipos de audio y vídeo como el reproductor de DVD, televisores, videograbadoras, videocámaras,
radios, radiograbadoras, deck de casete, tornamesas, amplificadores, tocadiscos, equipos de
sonido hi-fi, minicomponentes, todos ellos -la gran mayoría analógicos- son reparables.
El problema se basa en la gran cantidad de residuos que se originan actualmente al realizarse este
fenómeno una y otra vez, cada día, en todo el mundo. En el orbe hay más de 7 000 000 000 de
habitantes, y el número continúa creciendo: hay un aumento poblacional de 210 000 personas por
día. La generación diaria promedio de basura «per cápita» es de 1 kg: alrededor del mundo, en tan
sólo un día se generan 7 000 000 000 kg de desechos. [cita requerida]
Una vasta cantidad de éstos no son biodegradables, y el tiempo que transcurre hasta que se
considere que ha ocurrido la descomposición, al menos parcial, puede ser muy prolongado.
Además muchas veces los residuos son altamente contaminantes. Esto incide negativamente tanto
en la integridad del entorno como en la salud de sus habitantes.
Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) contienen materiales recuperables, que
evitan la explotación de nuevos recursos naturales, y otros que pueden serinficionantes, de modo
que si no se les trata adecuadamente pueden resultar dañinos para el medio ambiente.
Tales elementos electrónicos contienen materiales tan contaminantes como el plástico, el
polipropileno (PP), las baterías de plomo, etc. El plástico es el material más lento para degradarse:
de 100 a 1000 años. Al aire libre pierde tonicidad, se fragmenta y se dispersa. Sin embargo,
enterrado dura más.
La mayoría está hecho de tereftalato de polietileno (PET), material duro de roer: los microorganismos
carecen de medios para atacarlos. El polipropileno tarda 1000 años en descomponerse, contamina
menos que el poliestireno (PS) pero también tarda. Aun así el plástico queda reducido a moléculas
sintéticas, invisibles pero omnipresentes.
Una de las partes muy preocupantes es la relativa a baterías (o acumuladores) de plomo, invento
que remonta a 1889. Debido a su elevado contenido de plomo implica grave peligro para el ser
humano y para el ambiente. Respirar polvo o emanaciones de vapor de este metal puede provocar
graves perturbaciones para la salud, incluida la muerte, además de perjudicar el entorno, advierte
el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). [cita requerida]
Según los cálculos de este organismo internacional, de los 2,5 millones de toneladas de plomo que
se generan anualmente en todo el mundo, tres cuartas partes sirven para la fabricación de baterías
que se utilizan en automóviles, teléfonos y computadoras portátiles o en las industrias.

Controversias de la obsolescencia programada[editar]


Teóricamente el mercado, mediante la libre competencia, deberá producir los bienes de la más alta
calidad para el consumidor al menor costo posible en el largo plazo. Sin embargo, existe una
contradicción intrínseca en este concepto, puesto que el mercado requiere que el productor, con el
fin de mantenerse competitivo, disminuya sus costos en todos las fases del proceso de producción
(costo-eficiencia). Esto usualmente se traduce en el pago de salarios mínimos, tercerización pero
también en el uso de materiales de menor calidad, pobre diseño. A esto se le puede denominar
obsolescencia intrínseca.10
El segundo problema es que ningún producto puede permitirse una vida útil mayor a la necesaria
para mantener el ciclo de consumo. Debido a ello se planifica la ‘caducidad’, falla o daño de un
producto después de un periodo específico, esto es obsolescencia planificada o programada
propiamente dicha.
Cuando se quieren imponer sanciones mediante legislación a la obsolescencia planificada, la
estrategia adoptada por las empresas es enmascararla dentro de lo que hemos denominado
obsolescencia intrínseca, suprimiendo o ignorando nuevas tecnologías que podrían suponer un
producto más duradero, sostenible o amigable con el ambiente.
La obsolescencia programada consiste en hacer descartable lo que por su esencia no lo es. Se
trata de una estafa de ciertos sectores deshonestos de la industria (específicamente de la
tecnología digital) que hacen deliberadamente perecederos a los productos que podrían ser
duraderos, con el objetivo de que el usuario los descarte y compre otros nuevos que también
durarán un tiempo limitado, y así se pase la vida; comprando, usando y descartando. [cita requerida]
Los productos digitales son los objetos en los que la obsolescencia programada se evidencia con
mayor magnitud[cita requerida]. Casi todos los componentes digitales de computadoras, en lugar de ser
duraderos y reparables, son descartables[cita requerida]. Sin embargo, la raíz del problema sigue
estando en la industria misma: los reparadores encuentran dificultades como unidades selladas
imposibles de desarmar y rearmar, unidades fabricadas siguiendo un proceso automatizado que, al
reproducirlo manualmente con fines de reparación, generan un costo de mano de obra mayor que el
costo del producto nuevo, o bien, directamente la imposibilidad de conseguir repuestos, ya sea
porque nunca han salido a la venta como tales o porque dejaron de fabricarse según el calendario
de obsolescencia programada que siguió la unidad.

También podría gustarte