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INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO

Se llama “Nuevo Testamento” a la colección de 27 libros inspirados por Dios que se


escribieron después de la resurrección de Cristo, a través de los cuales podemos
conocer la vida de Jesús de Nazaret y la Iglesia primitiva.
El magisterio de la Iglesia, es decir, el Papa y el Colegio de los Obispos, es el único
que tiene autoridad para dictaminar si un escrito es inspirado por el Espíritu Santo,
por ello fue la Iglesia que estableció el Canon Bíblico tanto del A.T. como del N.T.
Existen dos criterios que la Iglesia utilizó para fijar el canon del N.T., los cuales son:
a) Origen Apostólico: el libro debe de tener como autor a un Apóstol; por ello se
excluyeron escritos importantísimos como la Didajé o el Pastor de hermas.
b) Uso Litúrgico: el libro debía ser leído y usado en el culto cristiano primitivo
pues éstas lo consideraban inspirado. Por ejemplo los evangelios apócrifos,
es decir, falsos, como el de Tomás, de Pedro, de Judas nunca fueron usados
en las celebraciones, puesto que fueron posteriores al siglo II.
El nacimiento del N.T. tiene su inicio en la predicación, vida y celebración que los
Apóstoles realizaban. Jesús no escribió nada ni de su vida ni de su doctrina y
tampoco mandó a sus discípulos a escribir; en lo que insiste es en “Vayan y
anuncien la Buena Nueva”.
Cuando las primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo y los testigos
oculares de la vida y palabra de Jesús iban desapareciendo, se sintió la necesidad
de poner por escrito esa fe transmitida de viva voz. La Tradición garantiza la verdad
de la Biblia y nos transmite todo el depósito de la fe, es decir, como expresa San
Agustín: “¡Yo no creería en la Biblia si no hubiese la Iglesia que me la presenta y
me la explica!”

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