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LA INDUSTRIALIZACION

PIONERA DE VENEZUELA
(1820-1936)

Gerardo Lucas

0
DEDICATORIA

En el bautizo del libro Industrialización Contemporánea (1937-2000) en la UCAB, en 2006, Catalina Banko, Manuel
Donis, Gerardo Lucas, Armando Branger y Juan Calvo.

A mi profesora y tutora, Académica de la Historia, Catalina Banko, cuyo estimulo y


dedicación permitió la realización de esta Tesis de Maestría, su publicación por la
UCAB y su segunda edición revisada y ampliada.

1
INDICE Página
PROLOGO de la 1ª Edición de la UCAB 5
I. INTRODUCCIÓN 10
II. INDUSTRIALIZACIÓN PIONERA: CARACTERIZACIÓN GENERAL 17
1.- Antecedentes: artes y oficios 17
Antecedentes europeos 18
Los oficios en España 19
Los oficios de indios 19
Oficios de los esclavos 20
Regulación de los oficios 21
Adiestramiento artesanal 21
Desarrollo artesanal 1832-1833 22
Movimiento gremial 23
2.- Etapas de la preindustrialización 24
Etapa inicial (1820-1870) 24
Etapa de auge 1870-1914 30
Etapa de declinación 1914-1936 32
3.- Pioneros Industriales 33
4.- Inventos, patentes y marcas 39
5.- Desfase tecnológico 42
6.- Fuentes de energía 45
Fuerza hidráulica 45
La máquina de vapor 46
La energía eléctrica 49
7.- Liberalismo y proteccionismo 50
8.- Localización geográfica 55
9.- Mercados regionales 62
III. INDUSTRIALIZACIÓN PIONERA: ANÁLISIS SECTORIAL 66
1.- Alimentos 66
Azúcar 66
Refinación de azúcar 66
Trapiches a vapor 67
Centrales azucareros 68
Caramelos 69
Aceites 69
Chocolates 71
Frigoríficos 74
Mantequilla 76
Molinos 76
Molinos de trigo 76
Molinos de maíz 78
Pastas 80
Panaderías 81
2.- Bebidas 84

2
Amargos 84
Cerveza 85
Gaseosas 88
Ponches 91
Rones 91
3.- Tabaco y Cigarrillos 93
4.- Textiles 98
Cordelería 98
Telares 99
Sombreros 105
5.- Calzado y Tenería 107
Calzado 107
Tenerías 111
6.- Madera 113
Muebles y Aserraderos 113
7.- Artes Graficas 115
Papel 115
Imprenta 118
Litografía 121
8.- Química 122
Velas 122
Jabón 128
Laboratorios 131
Pólvora 133
Fósforos 134
Gas 136
Hielo 137
9.- No Metálicos 139
Alfarería 139
Marmolería 140
Cemento 142
Vidrios 143
10.- Metálicos 143
Metalurgia 143
Latonería 145
Vapores 146
11.- Diversos 147
Electricidad 147
Petróleo 148
Cauchos 148
Plásticos 149
IV. CONCLUSIONES 150
BIBLIOGRAFIA

3
Presentación

La industrialización pionera en Venezuela: una obra pionera de


Gerardo Lucas

A principios de mayo de 1997, el Director de la Biblioteca y del Departamento de


Publicaciones de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), profesor Emilio Píriz Pérez,
me dio a conocer un borrador del estudio realizado por Gerardo Lucas sobre las industrias de
Venezuela, y me pidió que hiciera el prólogo a la edición que estaba preparando para la
imprenta que sería publicada con el nombre de La industrialización pionera en Venezuela.

Después de una primera lectura opté por limitarme al compromiso de hacer una
“Presentación” del libro, dejando la tarea de un Prólogo para otra persona menos involucrada
con el tema y más competente en esa disciplina social que llamamos Historia. Digo menos
involucrada porque durante muchos años, el tema de los inicios y el desarrollo de la
industrialización en Venezuela, ocupó el centro de mi atención como profesor de la cátedra
de Sociología Industrial, que entonces dictaba en la especialidad de Relaciones Industriales
de la Escuela de Ciencias Sociales de la UCAB. Llegué incluso a publicar entre los años 1975
y 1985, en forma sistemática, algunos cientos de páginas mimeografiadas, en las que se
recogían los resultados de mis investigaciones sobre el avance de la mecanización en la
pequeña industria, la minería y los servicios, durante las primeras décadas de la
independencia que servían de información y reflexión para mis alumnos.

También dirigí, en el curso escolar de 1972, una interesante Memoria de Grado que
llevaba el título El desarrollo del sector manufacturero en la Venezuela gomecista (1908-
1936), realizado por dos excelentes alumnas: Ana Teresa Azpúrua y Antonieta Mendoza. En
el trabajo mencionado se estudiaba la industrialización del país, en los años del auge
petrolero, cuando la producción y exportación de oro negro llegó a superar, en forma
espectacular, las exportaciones tradicionales de cacao y de café, que hicieron célebre la
economía agrícola del siglo XIX. A esta Memoria de Grado siguieron otras sobre el mismo
tema de la industrialización, pero comprendiendo períodos más recientes: la Venezuela de

4
Isaías Medina Angarita, la Venezuela de los albores democráticos, durante la presidencia de
Rómulo Betancourt, etc.

Fueron mis tutores en este esfuerzo de investigación, que ha conocido años de letargo
y luego años de reavivación, el Padre Hermann González y el Padre José del Rey Fajardo,
cuyos conocimientos y consejos como historiadores me fueron muy útiles. En especial por
lo que se refiere a la periodización y sistematización de los hechos registrados en la lectura
de los documentos del pasado, en las fuentes primarias y en los trabajos más recientes sobre
el tema. Con todo, debido a mis actividades administrativas y de docencia, nunca dispuse del
tiempo y de la tranquilidad suficiente para hacer el esfuerzo definitivo que se tradujera en
una obra de investigación publicable y respetable. En su estadio actual pretende llegar a ser
una visión de la “Evolución técnica e industrial de la Venezuela del siglo XIX”.

La presencia de estos signos de cambio y modernidad se encontraban dispersos en los


hinterlands regionales y en los distintos sectores de la economía. En el sector primario, con
la utilización de pilones mecánicos, movidos por las máquinas de vapor, para triturar el
mineral en los procesos de extracción del oro o del cobre, así como en la iluminación de las
galerías con lámparas de “kerosene” y en el uso de vagones de rieles para el transporte de
carga. En el sector secundario, los encontramos en la aplicación de maquinaria movida por
vapor o electricidad a los procesos de producción de las industrias de alimentación (azúcares,
aceites, molinos de grano, pastas, etc.), de bebidas (cerveza, licores, gaseosas, etc.), de tejidos
(telas, sombreros, calzado, etc.), en las tenerías, en los aserraderos, en los talleres
metalmecánicos, así como en las fábricas de cigarrillos, de papel, de vidrio, etc. En el sector
de los servicios, estos signos se hacen más evidentes con el desarrollo de ferrocarriles
comerciales y mineros; de líneas de vapores costaneros, lacustres y fluviales; sin olvidar el
telégrafo, el teléfono y la radio.

Al conocer el esfuerzo realizado por Gerardo Lucas para estudiar el proceso de la


preindustrialización venezolana, centrado en la inserción de las nuevas tecnologías en el país,
me sentí complacido de saber que la garra del tema se había apoderado del corazón de una
persona que, como el, sí estaba dispuesto a llevar a término, aun cuando fuera en forma de
ensayo, la importante tarea de explorar el pasado de un “pionerismo” industrial, que pueda
arrojar luces a nuestro presente e incluso a nuestro futuro.

5
Industrias importantes de hoy anuncian con frecuencia la celebración de aniversarios
que nos remiten a sus orígenes en el siglo pasado. Poco sabíamos, hasta este momento, de
sus fundadores y de su función emprendedora, así como de las innovaciones que introdujeron
conforme desarrollaban sus empresas. Ahora, mediante ese mosaico de hechos y vestigios,
armado por Gerardo Lucas, conocemos mucho más.

Al hojear las añejas revistas de aquella casi olvidada época, como El Cojo Ilustrado
y las Memorias y Cuenta del Ministerio de Fomento y de Obras Públicas, así como las
revistas técnicas que editaban, hallamos notables testimonios fotográficos de las industrias
pioneras, desarrolladas desde los años de la independencia hasta principios del siglo XX,
comprobando con satisfacción que en ellas estaban presentes siempre los grandes adelantos
de la ciencia del siglo XIX: el uso de las calderas de vapor, el aprovechamiento de la energía
hidráulica, del gas y de la electricidad, así como las nuevas máquinas industriales de poleas
y engranajes, que sustituían los métodos artesanales de producción. Esta visión totalizadora
también la facilita en su libro, Gerardo Lucas, tratando de ordenarlas en dos grandes
capítulos. El primero, donde ofrece una caracterización general de la industrialización
pionera, y el segundo, donde presenta una visión sectorial de la misma. Finalmente, se
incluyen, al final del libro índices que facilitan una ulterior consulta.

Hay que agradecer a Gerardo Lucas su valor en haber asumido con vocación y
empeño, la tarea de adentrarse en el pasado, a través de una gran diversidad de fuentes
primarias y secundarias, para determinar con el mayor rigor científico posible, las huellas del
largo y diseminado proceso de industrialización de nuestro país.

El resultado de este minucioso trabajo nos ofrece no solo un inventario de la


“industrialización pionera” de Venezuela, que ya es un aporte importante, sino también un
buen número de datos, que le dan una mayor coherencia y servirán de ayuda para la
interpretación ulterior de su significación.

Para quienes no tenían información alguna sobre este pasado industrial, el libro les
resultará ameno e interesante; quienes ya habían explorado el tema, ahora tendrán la
satisfacción de dimensionar su alcance y apreciar hasta dónde ha llegado Gerardo Lucas en
su encomiable esfuerzo.

6
No faltarán quienes, al hojear las páginas del libro, empujados por una visión crítica,
a la que siempre se expone toda publicación, se concentrarán más en las limitaciones de la
investigación presentada que en sus aportes. Se dirá, quizás, que falta una organización más
significativa de los períodos o de los hechos estudiados, que se dan algunas repeticiones en
algunos capítulos, que no cubre suficientes fuentes primarias, etc., etc. Pero, en verdad, se
necesitaba de alguien que abordara con decisión el tema, que se atreviera a agrupar toda la
información hasta ahora dispersa en una sola obra, que fuese más allá de los estudios
parciales, regionales o nacionales, que han sido publicados. Y Gerardo Lucas asumió ese
reto.

Este libro, o si se quiere la temática abordada en esta área de investigación, tiene algo
de provocativo. A los economistas que ubicaron la industrialización en fechas recientes del
siglo XX, el libro debiera hacerles reflexionar, ya que supera el nivel de lo meramente
anecdótico y ofrece una realidad más coherente de un pasado industrial poco conocido. A los
políticos que ubicaron el surtidor de la modernización del país en el año 1936, el libro les
obligará a replantear posiciones y a mostrarse abiertos a diferentes perspectivas desde la
óptica de una cultura general. Para los historiadores, este libro será una especie de
“revulsivo”, que les obligará a generar nuevos tópicos de investigación en torno a esta
temática.

Hay todavía mucho trabajo por hacer. Sería interesante periodizar con mayor rigor
los procesos de la mecanización industrial del siglo pasado y principios del presente para
ubicar el desarrollo de las fábricas e industrias en su respectivo momento y escenario,
juntamente con los avances técnicos registrados en el sector primario y terciario, y plantearse
un estudio más profundo de este tema.

Las fuentes primarias más útiles, para cualquier estudio sobre el siglo XIX de
Venezuela, aparte de la documentación recogida por los principales historiadores del país en
sus compendios de historia nacional y de las Memorias y publicaciones de los ministerios,
pueden ser los relatos de los viajeros extranjeros, europeos y norteamericanos, que visitaron
la Venezuela de esa época. En sus obras se encuentran referencias y anotaciones sobre
fábricas e “industrias” en sentido muy amplio, que encontraron en diferentes partes del país.

7
Con frecuencia, se detienen a describir las máquinas, los procesos, las técnicas o formas de
trabajo, tanto en los sectores del agro como en el de la minería y la manufactura.

En verdad, aún falta mucho por hacer. Pero Gerardo Lucas ha facilitado el camino,
ha abierto trochas y ha despejado algunas incógnitas. No ha sido el único, ya que él mismo
menciona un buen número de autores de los que obtiene información, pero sí es el que ha ido
más lejos hasta el presente y el que ha tratado de dar cierta unidad a todo ese proceso de
tantas décadas olvidadas.

Le felicito por esa iniciativa y considero que su obra deleitará a los amantes de la
cultura y a quienes disfrutan hojeando las páginas del pasado no solo con la nostalgia de la
edad, sino, y más aún, con la curiosidad del científico que cree que la “historia es maestra de
la vida”.

Caracas, 1997, José I. Urquijo, S. J.

8
INTRODUCCIÓN

El concepto de “industrialización pionera” se refiere al estudio de la experiencia


manufacturera nacional durante el período llamado preindustrial. Este se efectúa a través del
análisis fáctico de las primeras empresas en cada uno de los diferentes sectores industriales
que se crearon durante el período 1820-1936.

El estudio de las industrias pioneras en Venezuela coincide con el concepto de


“preindustrialización” planteado por Frédéric Mauro1, en el cual se presentan “formas
relativamente modernas de actividad industrial” y que, a nuestro juicio, se caracterizan por
la introducción de innovaciones tecnológicas en el período analizado, usualmente a través de
la mecanización y el uso de calderas de vapor. Frédéric Mauro distingue esta fase de la
“protoindustrialización” que corresponde a los antecedentes artesanales del proceso de
industrialización propiamente dicho.

No es nuestra intención estudiar el proceso de preindustrialización en todas sus


manifestaciones, sino que nos hemos de concentrar en la investigación sobre la inserción de
las nuevas tecnologías en el país, en un momento en que solo existía un sustrato de “artes y
oficios”. Al respecto es necesario aclarar que el proceso de industrialización se inicia con la
transferencia y adecuación de nuevas tecnologías productivas provenientes del exterior en el
espacio geográfico nacional.

Una revisión preliminar de las fuentes consultadas demuestra que en los 116 años
analizados se enraizaron en nuestro país más de 50 tecnologías que dieron pie a la creación
de ramas industriales previamente inexistentes, o que estaban suplidas por métodos
artesanales. Esta experiencia tan importante de la transferencia tecnológica merece por su
trascendencia un análisis más detallado.

Consideramos que la investigación histórica de la preindustrialización venezolana


tiene relevancia, puesto que las conclusiones del estudio empírico de nuestras primeras

1
Frédéric Mauro, Protoindustrialización y preindustrialización en América Latina, p. 3.

9
industrias, sus éxitos y fracasos, pueden arrojar luz sobre las líneas de nuestro proceder
futuro. Debemos señalar que la copia de modelos exógenos de comportamiento ha sido
usualmente lo que ha imperado en materia de política económica, descartando nuestra propia
experiencia.

La selección del tema de investigación histórica La industrialización pionera en


Venezuela 1820-1936 parte, en primer lugar, del interés personal del investigador en la
problemática del pasado, presente y futuro de la industrialización venezolana a través de años
de trabajo en el sector industrial y en la actividad gremial.

Estimamos que el tema escogido es original, casi en términos absolutos, puesto que
los trabajos de investigación publicados sobre ese proceso parten casi todos de 1936 o 1950.
Domingo Alberto Rangel2 hace un llamado a la “urgencia de un desarrollo industrial”, pero
no se dedica a estudiar las raíces históricas del problema, sino que lo hace posteriormente en
su obra Capital y desarrollo3. Por su parte, Tomás Enrique Carrillo Batalla analiza la
industria manufacturera desde 1936 y concluye que la información existente para el período
anterior a 1936 no nos permitiría plantear de una manera analítica el nivel de desarrollo
alcanzado por la industria manufacturera en Venezuela. El reconocido economista asevera
que la “completa ausencia de datos estadísticos al respecto hace imposible efectuar una
evaluación en términos cuantitativos sobre cualquiera de sus diversos aspectos”. Por tanto,
se limita a presentar una descripción aproximada acerca de las condiciones de la industria en
el período previo a 1936, y se concreta a estudiar fundamentalmente la etapa comprendida
entre 1920 y 19364.

Acerca de este problema, Orlando Araujo manifiesta que antes de la primera guerra
mundial, “la industria manufacturera, como tal, no existía en Venezuela (…). La manufactura
es, entonces, una actividad excepcional, a la cual se dedican unos pocos pioneros con cierto
aire de personajes extravagantes”5. Domingo Felipe Maza Zavala también coincide con este
criterio, afirmando que antes de 1936 no imperaba en el país “conciencia alguna de

2
Domingo Alberto Rangel, La industrialización de Venezuela, p. 7.
3
Domingo Alberto Rangel, Capital y Desarrollo. La Venezuela agraria, p. 299.
4
Tomás Enrique Carrillo Batalla, El desarrollo del sector manufacturero industrial en Venezuela, pp. 11-13.
5
Orlando Araujo, Caracterizaciones históricas de la industrialización de Venezuela, p. 5.

10
industrialización nacional (…) sin embargo, existían algunas empresas industriales,
principalmente localizadas en Caracas, Maracay, Valencia, Puerto Cabello y Maracaibo” 6.

Esta óptica sobre la preindustrialización venezolana es la que ha prevalecido hasta


nuestros días. En efecto, Vladimir Acosta en un estudio reciente sobre el siglo XIX
venezolano reitera el mismo concepto de que la “manufactura no tuvo prácticamente ningún
desarrollo importante o duradero” en aquel tiempo7. Debemos destacar, sin embargo, los
trabajos realizados por Marco Aurelio Vila, quien comienza a rescatar nuestra experiencia
industrial del siglo XIX a lo largo de sus indagaciones en el proceso histórico nacional.

Tomando en cuenta las consideraciones antes expuestas, estimamos que el presente


trabajo puede constituirse en un aporte original porque la experiencia industrializadora en
Venezuela antes de 1936 ha sido escasamente investigada, de manera especial en referencia
al siglo XIX. El estudio analítico de este tema puede revelar, o traer a la luz, interesantes y
desconocidos aspectos que permitirán reevaluar los criterios predominantes en torno a
nuestro pasado histórico en materia industrial.

Al respecto, es menester destacar un estudio del historiador Carlos Riojas López,


quien estudia el proceso de la protoindustrialización en México subrayando el papel
fundamental del conocimiento y la información en los cambios de los sistemas
manufactureros y su conexión con una red de distribución tanto en lo interno como hacia el
exterior. De esa manera se va fortaleciendo la división del trabajo y la especialización
productiva. En la medida en que se incrementa la productividad agrícola y su
comercialización, es posible promover la diversificación económica mediante el desarrollo
de la manufactura en los centros urbanos que pasan a ser puntos de concentración poblacional
y “nodos articuladores” de las distintas fases de la producción8.

Tomando en cuenta el caso venezolano, establecemos el final del período


considerado, no en 1914 como lo sugiere Mauro, sino en 1936, fecha tradicional de corte en
la periodización histórica venezolana, por considerar que el proceso de industrialización

6
D. F. Maza Zavala, Condiciones generales del Área Metropolitana de Caracas para su industrialización, p.
59.
7
Vladimir Acosta, Reformas liberales y acumulación originaria en América Latina. Colombia y Venezuela en
el siglo XIX, p. 405.
8
Carlos Riojas López, Estudios proto-industriales: origen y legado, pp. 347-348.

11
moderno comenzó “tardíamente” en nuestro país, ya que la segunda guerra mundial (1939-
1945) ocasionó en Venezuela lo que se ha denominado una “industrialización forzosa”9 por
la falta de abastecimientos procedentes del exterior. Por lo tanto, señalamos el año 1936 como
límite del actual estudio, porque en ese momento comienzan cambios cualitativos de diverso
orden en la sociedad venezolana a raíz de la muerte de Juan Vicente Gómez, tales como
cambios institucionales que se expresan en la creación del Banco Industrial en 1937, y
transformaciones importantes en el ámbito político y social.

El objetivo general del trabajo consiste en examinar el proceso de industrialización


pionera en Venezuela, también denominada “de preparación industrial” 10, enfatizando en el
análisis del proceso de transferencia tecnológica desde Estados Unidos y Europa que condujo
al desarrollo de una industria manufacturera mecanizada en un país en el que aún
predominaba el sector estrictamente artesanal.

Como objetivos específicos nos hemos propuesto analizar los siguientes problemas:

a. ¿Quiénes son los empresarios pioneros y su nacionalidad; qué papel jugaron las
casas comerciales, los inversionistas extranjeros, los artesanos y los profesionales
nacionales?
b. ¿Cuál fue el desfase o lag tecnológico existente desde que se inventó determinada
tecnología en los países industrializados hasta que se aplicó en Venezuela?
c. ¿Cuáles fueron los inventos nacionales, las patentes que pasaron de ser inventos
para convertirse en innovación tecnológica, al ser empleados con fines
productivos?
d. ¿Cómo funcionó el sistema de protección arancelaria y cuál fue la experiencia
adquirida en relación a su aplicación o rechazo a dicho régimen?
e. ¿Cuál fue la localización de las industrias y las razones determinantes para su
emplazamiento en ciertas ciudades?
f. ¿Cuál fue el destino de los productos: mercados nacionales o extranjeros? En el
caso de tratarse de mercados nacionales, habría que determinar si existía ya un

9
Ignacio M. Purroy, Estado e industrialización en Venezuela, p. 53.
10
Adolfo Dorfmann, Industrialización en América Latina y las políticas de fomento.

12
hábito de consumo previamente creado por productos artesanales locales o bien
importados.

Sostenemos la siguiente hipótesis de trabajo, o más bien una propuesta de respuesta


tentativa a un problema. Consideramos que antes de 1936, sí hubo un considerable esfuerzo
de transferencia tecnológica e implantación de procesos mecanizados y lanzamiento de
nuevos productos en el país, lo que conllevó al establecimiento de más de 50 nuevas ramas
industriales, hasta entonces inexistentes en el país.

Es posible, sin embargo, que muchas empresas constituidas en el siglo XIX hayan
desaparecido a raíz del impacto de la primera guerra mundial, la crisis de 1929, los
desórdenes monetarios de los años treinta, entre otros factores negativos. Esta situación,
unida al retraso posterior del proceso de modernización en Venezuela, al compararse con
otros países latinoamericanos, ha conducido a la idea, errada a nuestro juicio, de la escasa
importancia que tuvo el proceso de preindustrialización en Venezuela.

Por ello se requiere, tal como nos lo ha sugerido Federico Brito Figueroa a lo largo
de sus clases de posgrado, que vayamos “deshilachando” el tema, siguiendo pequeñas pistas
que nos indica la bibliografía y tratando de reconstruir su origen a través de fuentes
documentales primarias, a fin de verificar y ampliar la información hallada. Sin embargo, la
extensión temporal y la variedad de ramas industriales se convierten en obstáculos para
profundizar en esta temática que, por lo tanto, podrá en las actuales circunstancias
constituirse tan solo en una aproximación al problema central.

Al analizar el tema de la preindustrialización en los aspectos referentes a la


experiencia de transferencia tecnológica, trataremos de abordarlo con “criterio de totalidad”.
En efecto, el tema central nos conduce a estudiar los orígenes de las tecnologías en los países
industrializados con el propósito de comparar el desfase tecnológico nacional con respecto
al internacional. También analizaremos la preindustrialización en el contexto de
determinadas estructuras económico-sociales y políticas. Se estudiarán los aspectos
referentes a la política industrial tomando en cuenta la aplicación de medidas proteccionistas
o liberales, además de indagar en torno a la innovación local e internacional en materia de
patentes.

13
Asimismo, es necesario puntualizar que nuestra experiencia actual en materia
industrial o tecnológica nos da luz sobre la búsqueda en el pasado, para entender las actitudes
de los empresarios y conocer su comportamiento, todo lo cual puede nutrir nuestro
conocimiento actual.

Acerca de la periodización del proceso de preindustrialización en Latinoamérica,


Frédéric Mauro establece dos etapas11: la primera es anterior a 1873 y la segunda llega hasta
1914. Nuestra investigación referida al caso venezolano se extiende hasta 1936, con la
finalidad de estudiar los fenómenos que se manifiestan en los años inmediatos del
posgomecismo, debido a la incidencia de los efectos de los ingresos originados en la
explotación petrolera que promovió en su primera etapa una mayor capacidad de importación
de bienes manufacturados.

La primera etapa, anterior a 1873, se caracteriza por un conjunto de experiencias


incipientes en el campo de la manufactura, enmarcadas en una política de corte liberal y en
una situación caracterizada por la inestabilidad política. Consideramos que la fecha de inicio
de esta etapa en Venezuela se sitúa en 1823, al concluir la guerra emancipadora y
particularmente con la firma en 1824 del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con
los Estados Unidos. En este contexto de estabilidad política, se hace posible la llegada de
comerciantes y empresarios extranjeros, portadores de nuevas tecnologías. Es en 1823 que la
familia de John Dallett establece su fábrica de jabones y velas; al año siguiente, el coronel
Francisco Avendaño instala su litografía en La Guaira y el Intendente Escalona ofrece
maquinaria industrial; en 1825, John Gill establece una agencia para la fundición de tipos
New England.

La segunda etapa se inicia en 1870 en un ambiente de mayor estabilidad política, tras


la conclusión de las contiendas civiles, en cuyo contexto se observa un momento de particular
auge industrializador potenciado por el arancel proteccionista aplicado en 1881, que se
convierte hasta 1914 en el factor fundamental para perfilar la época de oro de la
preindustrialización gracias a la consolidación de empresas pertenecientes a los renglones de

11
Frédéric Mauro, Ob.cit., p. 3.

14
cervecería, textileras, calzados, tabaco, molinos y muchas otras que serán estudiadas con
detenimiento.

En el transcurso de la tercera etapa, entre 1914 y 1936, se produce en Venezuela una


tendencia regresiva en la preindustrialización, en contraste con el inicio del proceso de
industrialización en los grandes países latinoamericanos. De acuerdo con nuestras
observaciones, este fenómeno obedece a la influencia de una serie de factores: a) La guerra
mundial (1914-1918) que dificulta las importaciones de materias primas y equipos para una
industria muy dependiente de materias primas y repuestos provenientes del extranjero; b) La
política inmigratoria del régimen gomecista restringe la entrada de contingentes extranjeros
portadores de experiencias tecnológicas; c) La crisis mundial que estalla a inicios de los años
veinte; d) La crisis mundial de 1929 que afecta fuertemente al país; e) La devaluación del
bolívar en 1934 que estimula las importaciones y desestimula la industrialización; f) La
existencia de un sector petrolero que se abastece directamente de suministros provenientes
del exterior. Todos estos factores condujeron a un período de relativo estancamiento y retraso
si establecemos comparaciones con la etapa anterior y también con la experiencia de otros
países.

El presente trabajo consta de dos partes. En la primera se aborda el análisis de la


preindustrialización a partir de una perspectiva teórica, tomando en cuenta los aportes de
diversos autores que han investigado este tema. La segunda parte está consagrada al estudio
específico de los distintos sectores industriales que se insertaron en Venezuela y de las
empresas que formaron parte de ese proceso.

15
II

INDUSTRIALIZACIÓN PIONERA: CARACTERIZACIÓN


GENERAL

1.- Antecedentes: artes y oficios

Cuando se inicia el proceso de industrialización pionera en Venezuela, al concluir la


guerra por la independencia, ya existía un importante desarrollo artesanal en el país que desde
el período colonial satisfacía parte de las necesidades de bienes manufacturados.

Estas actividades llamadas “artes y oficios” representaban el sector secundario de la


economía, sobre el cual se sobrepuso el proceso de preindustrialización en el transcurso del
siglo XIX. Por ello reviste gran importancia conocer las características y el grado de
desarrollo alcanzado por las artesanías en el momento en que se inicia la preindustrialización.

Es menester puntualizar que el proceso de industrialización no es el desarrollo de la


actividad artesanal, como se podría pensar apriorísticamente, sino que son dos procesos
separados que confluyen y se complementan. En todo caso, el proceso industrial suplanta las
artesanías, si se toma en cuenta el grado de desarrollo de las fuerzas productivas.

El proceso de las “artes y oficios” se origina en nuestro país en el período colonial,


por la influencia de la tradición europea de los gremios, mientras que la industrialización
pionera, cuyas bases se encuentran en la Revolución Industrial, constituye un proceso de
transferencia tecnológica desde los países industrializados, que se caracteriza por la
mecanización, la utilización de la energía de vapor y el lanzamiento de nuevos productos.
Ambos procesos están íntimamente ligados en el tiempo histórico que estamos analizando,

16
el primero con tendencia a la declinación y el segundo en ascenso, por lo cual es importante
identificar sus respectivas características.

1.1.- Antecedentes europeos

En la sociedad medieval europea, el trabajo artesanal urbano se realizaba en el taller.


Esta unidad de producción giraba alrededor de un maestro con amplio conocimiento del
oficio y de un grupo de oficiales y aprendices, quienes se comprometían a trabajar durante
los años necesarios para aprender dicho oficio.

El maestro producía principalmente por encargo o para un comerciante que anticipaba


una cantidad de dinero y se dedicaba a distribuir los productos. El maestro sentía gran orgullo
por su producto y, de acuerdo a su mentalidad, lo importante no era elaborar grandes
cantidades, sino obtener artículos de gran calidad, de lo cual se desprende el calificativo de
“obra maestra”.

Los maestros de un determinado burgo o localidad se organizaban en una asociación


según el arte u oficio a que estaban dedicados. Estas asociaciones tomaron el nombre de
“guildas” en Inglaterra, “artes” en Italia y “corporaciones” en España12. El origen de los
gremios se remonta a las asociaciones de trabajadores que, desde finales del siglo XI, habían
constituido cofradías en las que se reunían diferentes profesiones, “las cuales adoptaron como
modelo las corporaciones mercantiles y las asociaciones religiosas…” 13.

Los miembros de las corporaciones eran los únicos aptos para ejercer los oficios que
estaban sometidos a una rigurosa reglamentación, en la que se establecía el número de
maestros que podían ejercer esa función, las horas de trabajo, las características de la calidad
del producto, así como también sus medidas y precios de venta. También las corporaciones
actuaron como sociedades de socorro mutuo para ayudar y pensionar a enfermos o
incapacitados que habían ejercido esa profesión14.

12
Max Weber, Historia económica general, p. 127.
13
Henri Pirenne, Historia económica y social de la Edad Media, p. 132.
14
Robert Latouche, Orígenes de la economía occidental, p. 13.

17
1.2.- Los oficios en España

La España del descubrimiento y de la conquista de América estaba imbuida del


espíritu de la reconquista, clima que no era el más propicio para el desarrollo de las artes y
oficios. El embajador veneciano Federico Badoer señalaba en 1557: “… no creo que haya
país más desprovisto de artífices que España…”15. Igualmente, el viajero francés Bartolemey
Joly hacía notar en 1603 “el retraso de los españoles en las artes mecánicas y las ciencias”16.

A finales del siglo XVI, España era más rica en términos monetarios que sus vecinos,
circunstancia que favoreció finalmente el desarrollo económico de Inglaterra, Francia,
Holanda e Italia, que produjeron la mayor parte de los bienes que eran necesarios para España
y América17. El siglo XVII representó una etapa de declinación para España, en lo referente
a despoblación, aumento de los costos internos y precios que asestaron un golpe mortal a su
competitividad. “El comercio con la América española lo efectuaban en realidad los
extranjeros, por lo menos en forma indirecta”18. Más del 90% de las mercancías embarcadas
en Cádiz procedían principalmente de Francia, Inglaterra y Holanda.

1.3.- Los oficios de indios

A partir de la conquista, los indios estaban sometidos a los españoles a través de


diversos regímenes. Uno de ellos era la Encomienda, que establecía que el blanco enseñara
la religión, la lengua, las costumbres y usanzas, cuidando del bienestar indígena, mientras
este prestara servicios durante un número determinado de días en el mes.

Existían oficios a los que los indios podían dedicarse y otros que les estaban vedados.
Según las Ordenanzas de Mérida de 1620-1621, a los indios les estaba prohibido trabajar en
los obrajes de los españoles, así como en los trapiches e ingenios de miel y azúcar. Tampoco
podían trabajar el lino, la lana y el algodón para los españoles. Estos últimos podían utilizar
a tal efecto la mano de obra negra19.

15
Carlo María Cipolla, Historia económica de la Europa preindustrial, p. 247.
16
Carlo María Cipolla et al., La decadencia económica de los Imperios, p. 148.
17
Ibídem, p. 149.
18
Henri See, Orígenes del capitalismo moderno, p. 45.
19
Marco Aurelio Vila, Síntesis geohistórica de la economía colonial de Venezuela, p. 271.

18
En otras regiones, los indios podían producir lienzos, alfombras, tapetes, cojines,
tejidos de algodón, así como desempeñarse como molineros y curtidores. En la zona Chama-
Mocotíes, la población se dedicaba a diferentes oficios y estaban claramente especificados
los emolumentos que percibían los tejedores de algodón: 18 pesos de plata anuales; los
curtidores: 12 pesos de plata por seis fanegas de maíz; los alfombreros (tapeteros y cojineros):
14 pesos y el sustento ordinario; los arrieros, pastores y molineros: 10 pesos al año y 6 fanegas
de maíz Yucatán20.

1.4.- Oficios de los esclavos

Los esclavos negros comenzaron a llegar a Mérida a mediados del siglo XVI. De
acuerdo con su oficio se les asignaba el apellido, como Miguel Arriero o Antón Carpintero.
En la contabilidad de las minas de Cocorote, a mediados del siglo XVII, los esclavos
aparecían distinguidos siempre con apellidos que aludían a su oficio o que provenían de
gentilicios africanos.

A finales del siglo XVIII, ocurrió crecientemente que con los oficios aprendidos los
esclavos aspiraban a lograr su libertad. Se hizo referencia a un peón de albañilería que sabía
leer y escribir y que había huido de la casa de Julián Pérez; otro que huyó de la casa de
Requena en Valle de la Pascua, y que era sastre; y otro mulato, perteneciente a José Manuel
García, que andaba presumiendo de ser libre, con oficios como sastre y cocinero21.

En Caracas, en el siglo XIX, había alfareros, carpinteros, ebanistas, albañiles,


herreros, tallistas, cerrajeros, orfebres, tapiceros, doradores y diversas profesiones que eran
casi siempre desempeñadas por manumisos 22. Simón Rodríguez señalaba que las “artes
mecánicas están en esta ciudad (Caracas), y aún en toda la provincia, vinculadas a pardos y
morenos”23.

20
Ídem.
21
Miguel Acosta Saignes, Vida de los esclavos negros en Venezuela, Tomo 1, p. 244.
22
Marco Aurelio Vila, Ob.cit., p. 207.
23
Simón Rodríguez, Inventamos o erramos, p. 41.

19
1.5.- Regulación de los oficios

La práctica regulatoria de las corporaciones o gremios españoles se trasladó a


América. Cuando apenas se estaba iniciando la conquista, encontramos en 1538 una
Ordenanza de la Ciudad de Nueva Cádiz disponiendo “que ninguna panadería u otra persona
(…) sea osada de vender pan conocido o bizcocho sin que primero le sea puesto (precio)”
por los respectivos diputados. En 1590, fueron impuestas multas a varias panaderías de
Caracas, porque las pesas utilizadas no medían el valor correcto 24. Se reguló también la
posibilidad de ejercer oficios. Así el Cabildo de Caracas dispuso en 1650 que fueran
examinados los sastres, pintores y zapateros en cuanto a su capacidad para llevar a cabo esas
labores25. En 1753, el Cabildo caraqueño promulgó una ordenanza estableciendo el registro
de examen previo para optar al título de Alarife o Maestro de Albañilería, al igual que al
título de Platero Mayor, Carpintero Mayor, etc. Esta práctica continuó durante la República.
En la provincia de Maracaibo, el Reglamento de Policía Urbano y Rural, otorgó en 1835, en
un capítulo dedicado a los gremios, la condición de Maestros Mayores a aquellos que fueron
examinados y aprobados por el Concejo Municipal26.

1.6.- Adiestramiento artesanal

La enseñanza formal de los oficios fue realizada durante la colonia por las órdenes
religiosas. El canónigo merideño Francisco Antonio Uzcátegui adoptó la iniciativa de fundar
en 1788, a costa de su peculio personal, una Escuela de Artes y Oficios en la Villa de Ejido
donde instruían a “maestros principalmente en carpintería y herrería, por ser oficios que se
advierten de mayor necesidad…”27.

Simón Rodríguez, a principios del siglo XIX, afirma con referencia a los artesanos en
Caracas que “ellos no tienen quien los instruya; a la escuela de niños blancos no pueden
concurrir; la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos años al trabajo y en él adquieren

24
Eduardo Arcila Farías, Economía colonial de Venezuela, p. 117.
25
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 51.
26
Nury Pineda Morán, Acuerdos, Ordenanzas y Resoluciones de la Diputación Provincial de Maracaibo 1830-
1856, p. 343.
27
INCE, Testimonios sobre la formación para el trabajo (1539-1970), p. 70.

20
práctica, pero no técnica, faltándoles ésta, proceden en todo al tiento, unos se hacen maestros
de otros y todos no han sido aún sino discípulos…”28.

En las principales ciudades del país sabemos de la existencia de escuelas de artes y


oficios. En la provincia de Carabobo existía una Ordenanza sobre el aprendizaje de jóvenes
en talleres en la cual se estableció que los “discípulos deberán concurrir al taller por cuatro
años para aprender un arte y dos años para aprender un oficio y durante la mitad de ese
período no devengarán paga”29. La Diputación de Caracas fundó en 1851 una Escuela
Nocturna para Obreros y Artesanos donde se enseñaban “los fundamentos de aritmética,
álgebra, lectura y escritura” y a la cual asistieron más de 300 artesanos 30.

En Caracas funcionó la Escuela de Artes y Oficios para Obreros, Artesanos y


Aprendices que, en 1911, dirigió don Vicente Lecuna, donde se enseñaba dibujo, botánica,
carpintería, gimnasia, litografía, fundición, física, tornería, encuadernación y otros oficios31.

1.7.- Desarrollo artesanal 1832-1833

En la etapa republicana, la Sociedad Económica de Amigos del País, en su Anuario


de la Provincia de Caracas 1832-1833, recogió el censo de artesanos en momentos en que
se daban los primeros pasos en el proceso de preindustrialización, datos que nos permiten
identificar el avance de las artes y oficios para esa época:

En la capital se hallan establecidas fábricas de sombreros de castor, de seda, de lana


y de palma, naipes finos, rapé y cigarros y velas de sebo, loza ordinaria de torno y
mano, y de jabón negro, se construyen monturas primorosas que pueden competir
con las mejores de México, tan apreciadas en Europa, flores fungidas de toda clase
de telas y caracoles, se curten cordobanes y suelas, se hacen sacos y mochilas de
cocuizas, toda especie de cordelería ordinaria, bordados de hilo, seda y lana; se
fabrican muebles y adornos para menaje de las casas con el gusto más delicado, los
zapatos y las botas se trabajan a la perfección; la platería, aunque en el presente
tiene un atraso consecuente con la introducción de los abalorios, es susceptible de
un impulso ventajoso, la albañilería no ha tenido una mejora sensible aunque se
generalizan los conocimientos teóricos de arquitectura y ramas de las matemáticas
que antes desconocían los artesanos en su mayor número; la pintura permanece en
el mismo estado de parálisis, la herrería sufre la propia decadencia de la platería, a

28
Simón Rodríguez, Ob.cit., p. 41.
29
INCE, Ob.cit., pp. 213-214.
30
Ibídem, p. 227.
31
Valentina Lecuna, Vida e historia de Vicente Lecuna, p. 98.

21
pesar de haber artistas ventajosos cuyas obras no desmerecen al lado de las mejores
extranjeras32.
Entre los oficios mencionados están los de albañiles, carpinteros, herreros, tejeros,
loceros, pintores, faroleros, zapateros, sastres, talabarteros, albarderos, zurradores, plateros,
barberos y toneleros.

1.8.- Movimiento gremial

Con el advenimiento de la República se inició la organización gremial de los


artesanos. En 1841 se creó la Compañía de Artistas de Caracas con el objeto de “propender
al fomento y adelanto de las artes en el país, por cuantos medios justos estén a nuestro
alcance”, habiéndose reunido para tal fin 50 personas bajo la dirección de Juan García, siendo
secretario Ramón Irazábal33.

El primer periódico sobre la artesanía de que se tenga noticia fue El Artesano


Industrioso, editado en Mérida en 1846, entre cuyos objetivos se estipulaba que “no omitirá
diligencia alguna para poner en práctica a favor de los artesanos y venerables hermanos
Seráficos”34. Igualmente, en Caracas se creó en 1856 el periódico El Artesano35.

El movimiento artesanal trató de proteger a sus miembros e introdujo en el Congreso


nacional un proyecto de reformas de la Ley de Aranceles de Importación, el cual “fue
engavetado y nuevamente sacado a la luz el 22 de febrero de 1856 para su discusión”36, sin
que conozcamos los resultados de esta diligencia realizada por el gremio.

Como podemos observar para el momento en que se inicia el proceso de


preindustrialización, existía en Venezuela toda una tradición artesanal heredada de la Colonia
que, aún venida a menos a causa de los estragos de la guerra de independencia, seguía viva
y fue base del movimiento gremial artesanal que continuó vigoroso durante todo el siglo XIX
y principios de la siguiente centuria.

32
Sociedad Económica Amigos del País, Memorias y estudios (1829-1839), Tomo 1, p. 208.
33
El Liberal, Caracas, no. 258, 23 febrero 1841.
34
Morela Barreto, Un siglo de prensa laboral venezolana artesanal, p. 3.
35
Ibídem, p. 6.
36
Ídem.

22
2.- Etapas de la preindustrialización

El período de preindustrialización en Venezuela se inicia en la década de los veinte del


siglo XIX y se extiende hasta 1936, fecha en la cual comienzan a manifestarse cambios en la
organización institucional del país, que dieron pie a la moderna industrialización a través del
proceso de sustitución de importaciones.

La preindustrialización, a su vez, ha sido periodizada en tres etapas: la primera abarca el


período 1820-1870, que se caracteriza por la inserción en el país de múltiples iniciativas que
dieron pie a pequeñas y medianas industrias, que aportaron al país nuevas tecnologías y
productos. En la segunda etapa, entre 1870 y 1914, se instalaron las primeras industrias de
importancia y tomó auge el proceso de preindustrialización. La tercera etapa (1914-1936)
abarca la primera guerra mundial, la crisis de 1921, el colapso de 1929 y la política migratoria
restrictiva del régimen de Juan Vicente Gómez, circunstancias en que se desaceleró el
proceso de preindustrialización y prosperaron, relativamente pocas iniciativas, muchas de
ellas absorbidas por el clan que controlaba el poder político.

2.1.- Etapa inicial 1820-1870

El proceso de preindustrialización en Venezuela se inicia al concluir la guerra por la


independencia, gracias a las nuevas condiciones de estabilidad política, social e institucional
que permiten la activación del comercio, los oficios, las manufacturas y, en general, de las
actividades económicas.

La consolidación institucional se hace posible tras la creación de la República de


Colombia por el Congreso de Angostura en diciembre de 1819, el Congreso de Cúcuta en
1821, con la batalla de Carabobo el 24 de junio de 1821 y la conclusión definitiva de las
hostilidades con la batalla naval del lago de Maracaibo el 24 de julio de 1823 y la toma de
Puerto Cabello, el 8 de noviembre del mismo año.

23
A partir de 1824, con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con
los Estados Unidos, comienza un período de cambios económicos que dará inicio al proceso
de preindustrialización, gracias a la llegada de inmigrantes extranjeros portadores de las
nuevas tecnologías. A este tratado, siguió el que fue suscrito con Gran Bretaña, el 18 de abril
de 1825, confirmado por la República de Venezuela el 29 de octubre de 1834. Igualmente
tuvo relevancia el tratado firmado con Dinamarca en 1838 por el importante papel que jugó
el comercio con la isla danesa de San Thomas en el Caribe durante el siglo XIX37.

En materia de comercio exterior, el Congreso de Angostura había dictado las leyes


básicas del primer arancel de aduanas, aunque con anterioridad se había hecho un “ensayo
temporal de una regulación de las entradas de mercancías” en Cartagena, el 22 de abril de
1817, reglamentación que fue luego enmendada en varias oportunidades38. Es menester
recordar la situación en que se encontraba el país después de concluir las guerras. Pedro
Briceño Méndez se refiere a esa situación en 1828: “El gran mal que tenemos es la miseria.
No puede describirse el estado del país. Nadie tiene nada y poco ha faltado para que el hambre
se haya convertido en peste”39.

A mediados de la década de 1820 se multiplicaron las noticias relativas al


establecimiento de nuevas industrias con la llegada de empresarios extranjeros que conocían
las tecnologías en su país de origen.

Ya en 1808 se ubica la llegada de la primera imprenta a Venezuela40, y posteriormente


se instala la primera imprenta de Maracaibo en 1821, aún bajo el dominio realista41. En 1823,
se instaló en La Guaira la primera litografía del país, tecnología que había sido inventada 25
años antes42. Asimismo, en 1824 se lanza a la venta una máquina para fabricar papel 43 y en
1825 se establece una agencia para la fundición de tipos New England en Caracas. Estos son
los elementos que conforman el inicio de las artes gráficas en el país.

37
Tratados públicos y acuerdos internacionales de Venezuela.
38
Roberto Moll, Lecciones de economía venezolana, p. 165.
39
Hermano Nectario María, Historia de Venezuela, p. 467.
40
Pedro Grases, Orígenes de la imprenta en Venezuela, p. XIV.
41
José I. Arocha, Diccionario geográfico, estadístico e histórico del estado Zulia, p. 180.
42
Galería de Arte Nacional, Carmelo Fernández, p. s/n.
43
Guillermo Schael, Caracas de siglo a siglo, p. 85.

24
La industria de jabones y velas fue otra actividad que tuvo rápido impulso. Arístides
Rojas refiere la fundación en Caracas de la primera “cerería” por Atanacio Llovera y Otáñez,
a principios de 180044. Sin embargo, se atribuye el primer establecimiento moderno de jabón
y velas a los norteamericanos John Dallett y Day en 182345.

El interés por la industria comenzaba a despertar. El Intendente de la Provincia de


Venezuela Juan de Escalona dispuso en 1824 que “fueran sacadas a la venta y negociadas en
forma cómoda para los compradores, a fin de estimular la industriosidad y oficios entre los
mismos”, varias máquinas entre las que se encontraban “una de telar ropa”, “otra de telar
medias”, y otra de hacer papel, aunque esta última se hallaba incompleta 46. Hay que recordar
que el rubro más importante de las importaciones en aquel entonces era el textil.

Durante esa década comenzaron a aparecer nuevas tecnologías en nuestro medio. La


primera panadería francesa y la primera sastrería se instalaron en Caracas en 1825. También
hay que resaltar en el sector textil la fundación en 1829 de una manufactura de sombreros
utilizando “técnicas tan productivas como en los Estados Unidos”47. La primera botica
extranjera es fundada por un escocés en 1824. Es conveniente puntualizar que en ese mismo
año, el Dr. J. G. B. Siegert preparó por primera vez su famoso “Amargo” en Angostura, que
dio pie a la industria de amargos, bebida que –junto con el ron Santa Teresa- es quizás la más
antigua de las existentes hoy en día.

Con el Congreso Constituyente de Valencia de 1830 tiene su inicio la República de


Venezuela y se concreta la disolución de la República de Colombia. Este período estuvo
políticamente sometido al poder ejercido por el general José Antonio Páez a lo largo de sus
dos gobiernos: 1831-1835 y 1839-1843, y el de José María Vargas (1835-1836) y la
presidencia ejercida por Carlos Soublette entre 1837-1839 y 1843-1847.

Este período se caracterizó por el arranque de un país que había sufrido graves
perjuicios por la prolongada guerra de independencia y que poseía una considerable deuda
externa. Sin embargo, su recuperación comenzó cuando las exportaciones pasaron de

44
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
45
Ídem.
46
Benjamín Frankel, Venezuela y los Estados Unidos, p. 155.
47
Carlos Miguel Lollet, Ob.cit., p. 160.

25
2.505.809 de pesos en 1831-1832 a 9.503.500 pesos en 1841-184248. El ciclo económico en
este lapso duró 20 años extendiéndose desde 1831, para alcanzar su cúspide en 1837 y
concluir con la crisis deflacionaria de 1847-185149.

En este período, la Sociedad Económica de Amigos del País, creada por decreto de
octubre de 1829, promovió el interés por la artesanía y las “industrias”. Esta institución se
encargó de elaborar el Anuario de Caracas mediante la elaboración de censos, dando a
conocer la “población industrial” existente, o sea, la población ocupada en las diferentes artes
y oficios. En 1841 se formó la Compañía de Artistas de Caracas, que se constituyó como el
gremio de los artesanos que asumió la defensa de sus intereses50.

Las mercancías de importación fueron divididas en cuatro clases al instaurarse un


nuevo régimen arancelario en 1834. Los niveles de imposición tenían fines fiscales y no
proteccionistas, puesto que la principal fuente de ingresos públicos radicaba en las aduanas,
principalmente mediante el cobro de derechos de importación.

Durante esos años se aprobó la Ley sobre Patentes de Invención (1842), y se organizó
la primera exposición de artículos producidos en el país (1844), donde se exhibieron los
productos nacionales y los logros alcanzados por las artes y oficios locales.

En el transcurso de ese lapso surgieron diversas iniciativas industriales que


representaron importantes innovaciones tecnológicas para aquel momento. En el ramo de
alimentos se constituyó la primera tabaquería; un saladero de carne para la exportación en
Unare; la primera refinería de azúcar instalada por Sauvage en Maracay y una fábrica de
fideos en La Guaira en esa misma década.

En el campo de las artes gráficas, las mismas adquieren impulso en la década de los
veinte. En 1833 se instala la primera librería en Caracas. En 1839 se imprimen los primeros
periódicos con reproducciones litográficas y en 1842 se instala la empresa de litografía de
Müller y Stapler; al año siguiente se promueve la Fábrica Nacional de Papel y en 1845 la
primera tipografía en Mérida. En el sector químico, en aquellos años destaca una nueva

48
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 215.
49
Ramón Veloz, Economía y finanzas de Venezuela 1830-1944, pp. 14 y 66.
50
Gerardo Lucas, Comportamiento de los precios en el siglo XIX en Venezuela, p. 20.

26
jabonería, y la primera farmacia, además de una droguería. También se instala una fundición
y una quincallería.51

Como se puede apreciar, la preindustrialización en este período inicial se caracterizó


por modestas iniciativas pero que representaban la introducción de nuevas tecnologías para
Venezuela.

Con la presidencia de José Tadeo Monagas (1847-1851) comienza la hegemonía del


clan oriental, ya que su mandato es sucedido por la elección de su hermano José Gregorio
(1851-1855), quien adquiere renombre gracias a la abolición de la esclavitud, y finalmente
la segunda presidencia de José Tadeo Monagas entre 1855 y 1858. En este último año se
produjo el levantamiento armado que encabezó Julián Castro, obligando a Monagas a
presentar su renuncia al cargo. Casi de inmediato estalla la Guerra Federal (1859-1863) que
concluye con el Tratado de Coche. Falcón gobierna entre 1863 y 1868 en medio de un clima
de gran inestabilidad política. Esta etapa concluye con la Revolución de Abril de 1870 cuando
Antonio Guzmán Blanco ocupa la capital de la República, dando inicio a un prolongado
período de dominación política.

Este lapso, caracterizado por la inestabilidad política y social, coincidió con el ciclo
económico 1852-1869, siendo los años extremos del período de deflación de precios,
mostrando su fase ascendente alrededor de 1859. En el transcurso de esos años, el sector
artesanal se organiza publicando El Artesano Industrioso en Mérida (1846) y El Artesano en
Caracas (1856). La Sociedad Artesana Amigos del Progreso introduce en 1855 un proyecto
de reforma a la Ley de Arancel de Aduanas, con carácter proteccionista, que quedó
engavetado. También es relevante la aprobación de la Ley de Patentes de Invención, el
primero de mayo de 1854.

Desde el punto de vista de la preindustrialización, en la segunda mitad de esta centuria


se incorpora la máquina de vapor al proceso productivo. Este fue el caso del trapiche en la
hacienda El Charral en Valencia, técnica que había sido aplicada en una imprenta en 1858,
y en la navegación en el lago de Valencia (1857). En esa década se registra la difusión del

51
El Liberal, Caracas, no. 258, 23 de febrero de 1841.

27
uso de la máquina de vapor, al punto de que el Arancel de Aduanas dedica un ítem a ese
rubro desde 1854.

La industria de alimentos presenta diversos avances en esta etapa. En 1852 se


establece la panadería de Ramella que llega a ser muy reconocida en Caracas. Destaca
también la instalación de una fábrica de aceite de coco en 1855, la fundación de la empresa
de chocolates La India (1861), la extracción del aceite de ajonjolí (1863), el saladero de carne
para la exportación (1865), entre muchas otras iniciativas52.

La industria textil muestra también significativos avances. El primer telar mecánico


se establece en 1850 y la primera hilandería de algodón en Maracay (1856). En 1858 se
instala en Macarao una industria para la elaboración de pabilo, que para la época se puede
considerar de cierta envergadura.

A lo largo de estas décadas se produce una proliferación de empresas de carácter


industrial, tendencia que se intensificará en los años posteriores a 1870, al lograrse la
pacificación con el ascenso al poder de Antonio Guzmán Blanco, después de un extenso lapso
de contiendas civiles que habían truncado el incipiente proceso de transformación
económica.

2.2.- Etapa de auge 1870-1914

El general Antonio Guzmán Blanco entra en Caracas en abril de 1870 dando inicio a
su primer período de gobierno conocido como el “Septenio” (1870-1877), para retomar la
presidencia en el “Quinquenio” (1879-1884) y el “Bienio” (1886-1888). Entre esa fecha y
1899, año en que toma el poder Cipriano Castro, se alternan gobiernos de variado cariz
político. Al arribar al poder Cipriano Castro en 1899, permaneció en el cargo presidencial
hasta 1908, siendo sucedido por el general Juan Vicente Gómez (1908-1935).

En el marco del escenario internacional, en la etapa de preindustrialización según


Frédéric Mauro, en 1873 “estalla la crisis de corto plazo que marca el principio de la fase B
del movimiento de Kondratieff en el mercado internacional. Esta fase dura hasta 1893-1896.
Después vinieron los años de la belle époque hasta 1914, cuando con la guerra en Europa

52
Gerardo Lucas, Ob.cit., p. 23.

28
comienza un nuevo y profundo cambio en la estructura económica mundial. Durante la
depresión a largo plazo, Europa buscó salidas para su mano de obra, capitales, mercancías y
tecnologías” 53.

El ciclo internacional de precios refleja, en efecto, desde 1873 hasta 1895 una etapa
de declinación de precios. En Venezuela, esta etapa se desfasa, ya que entre 1873 y 1884 el
nivel de precios de exportación se mantiene en expansión y solo se inicia la contracción a
partir de 1885 hasta comienzos del siglo XX, alrededor de 1903, cuando el ciclo internacional
comienza otra fase de alza que se extiende hasta 1914.

Ese lapso fue el más favorable para la preindustrialización en Venezuela, ya que a


partir de 1870 se desenvuelve un proceso de relativa estabilidad interna y prosperidad
económica, lo cual se refleja en un significativo avance en la modernización institucional y
material del país.

Precisamente, en esta época surgen iniciativas industriales de cierta envergadura: la


cigarrillera El Cojo (1875), la tenería de Gustavo Zingg (1876), la fábrica Frey y Hill de
jabón Las Llaves en Puerto Cabello (1878) y los Telares de Valencia (1879), a las que se
sumaron otras nuevas y pujantes empresas entre 1880 y 1890. También se caracteriza esta
etapa por la progresiva difusión del uso de las máquinas de vapor. A partir de 1888, con la
fundación de Maracaibo Electric Light se inaugura una nueva era con el empleo de energía
eléctrica y de plantas generadoras instaladas en grandes empresas, como es el caso del
Frigorífico de Puerto Cabello, y también en varias industrias cerveceras que contaban con
fuentes de energía propia. Este auge se prolonga hasta 1914, año en que estalla la primera
guerra mundial.

2.3.- Etapa de declinación 1914-1936

Sobre este período es difícil plantear conclusiones definitivas en cuanto al


comportamiento industrial. En tal sentido, coincido con la historiadora Marisol de Gonzalo
en su planteamiento acerca de la existencia de “poca información industrial hasta 1936, hecho

53
Frédéric Mauro, Ob.cit., p. 13.

29
particularmente lamentable pues ha sido de particular importancia para el avance del
proceso”54.

Si emprendemos un análisis teniendo en cuenta subperíodos, se podrían establecer los


siguientes: a) 1914-1918, ya que durante la primera guerra mundial reinó el estancamiento
debido a que era imposible importar equipos y maquinarias, materias primas y repuestos
destinados a una industria altamente dependiente de componentes importados. Marisol de
Gonzalo periodiza desde 1914 hasta 1925, sosteniendo que “hubo un considerable avance en
la industria vinculado al estallido de la guerra, que se prolongó durante los inicios de la
década de los 20, de nuevo con un grado de intensidad menor que en otros países de la
región”55; b) 1918-1929. Al concluir la guerra se manifiesta una tendencia a la expansión,
seguida por la crisis de los años 1920 y 1921, que afectó a la industria local por la fuerte
inflación que provocó56. A partir de 1925 se nota el impacto de la presencia petrolera en el
aumento de los niveles salariales internos, aunque su impacto sobre la industria fue limitado
debido a la política de importación de bienes industriales terminados que concedió el
gobierno a las concesionarias; c) 1929-1936, años que coinciden con la crisis mundial y la
prolongada depresión que afectaron a toda la actividad económica de Venezuela,
ocasionando la quiebra de muchas industrias, lo que se unió al efecto negativo que tuvo la
revalorización del bolívar en los años treinta al abaratar las importaciones. De ahí que el
Censo Industrial de 1936 proyectara la imagen de un sector manufacturero debilitado 57.

3.- Pioneros Industriales

Es una constante en la historia de las civilizaciones que la transferencia tecnológica para


un determinado país esté a cargo de extranjeros que conocen las técnicas desde su nación de
origen, quienes a través de los movimientos de migración difunden dichos conocimientos.

54
Marisol Rodríguez de Gonzalo, “Industria” en Diccionario de Historia de Venezuela, tomo 2, pp. 540-541.
Cf.: Gerardo Lucas, Ob.cit., p. 29.
55
Ídem.
56
Ídem.
57
Ministerio de Fomento, Censo industrial, comercial y empresas que prestan servicios 1936.

30
Venezuela no escapa a esta constante universal y de allí que al hacer el estudio histórico
de nuestras primeras industrias encontramos que buena proporción de los pioneros son de
origen extranjero. En los inicios de la República fueron algunos norteamericanos los primeros
en establecerse en Venezuela, siendo precisamente Estados Unidos el primer país no latino
que suscribió un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en 1824 y que mantuvo hasta
los años treinta prácticamente la mitad del flujo comercial exterior de Venezuela. Los
norteamericanos Mateo Gallagher y Juan Lamb fueron los que trajeron la primera imprenta
desde Trinidad a Caracas en 1808, lo que permitió la publicación de la Gaceta de Caracas,
desde el 24 de octubre de ese año58. Es menester puntualizar la latinización de los nombres
de Mateo y Juan como una constante en aquellos tiempos, tal como ocurría con muchos de
los nombres de personas con apellidos extranjeros que identificamos en este estudio.

El norteamericano Juan Dallett, de Filadelfia, se inicia bajo la tutela de unos parientes


residenciados en Venezuela, para abrir en 1823 una fábrica de jabón y velas en Caracas.
Dallett se asocia luego con John Boulton en el negocio del comercio y la navegación,
sociedad que perduraría durante muchos años59. En 1825, el norteamericano John Hill
establece la primera empresa para tipos “New England” y su aplicación en artes gráficas 60.
G. E. Moore, también norteamericano, establece en 1829 la primera fábrica de sombreros en
Caracas61.

Ciudadanos franceses juegan también un papel importante en la preindustrialización. Ya


para 1791 hay información de que un “francés fugitivo de Martinica” es quien implementa
un trapiche movido por energía hidráulica en Venezuela62. En las artes gráficas fueron Juan
Baillio y Luis Delpech, franceses, quienes en 1810 trajeron la segunda imprenta a Caracas63.
Después de la primera panadería francesa de Caracas (1825), en 1889 una de las panaderías
más importantes de la ciudad era la de Montauban Augé, cuyo símbolo eran los colores de la
bandera francesa64. En igual sentido, florecen las ebanisterías, imprentas, jabonerías, entre
diversos rubros manufactureros. En 1833 se había instalado la primera librería en Caracas y

58
Pedro Grases, Orígenes de la imprenta en Venezuela, p. XIV.
59
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 155.
60
Carlos Miguel Lollet, Ob.cit., p. 160.
61
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 215.
62
Marco Aurelio Vila, Geoeconomía en Venezuela, Tomo 1, p. 324.
63
Alejandro de Humboldt, Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, Tomo 2, p. 334.
64
Alfredo Cortina, Caracas la ciudad que se nos fue, p. 137.

31
en ese mismo año, el Sr. Lasperrière inaugura la primera farmacia65. En 1886, un grupo
francés crea la fábrica Dinamita Nobel en Ciudad Bolívar para ser usada en la explotación
minera66.

También durante los primeros años de la República encontramos la presencia de


empresarios daneses, dada la importancia del tráfico comercial con la isla caribeña de San
Thomas. Torvald Aagard estableció en 1839 un taller litográfico67, y en 1842 Weise y Cía.
instaló la Sombrerería La Palma, en ambos casos en Caracas68. Wilhelm Stürup, danés,
proveniente de San Thomas fundó la Botica Central en la esquina de Pajaritos en 183869.

El capital británico también contribuyó al desarrollo preindustrial. Encontramos en las


primeras etapas nombres escoceses como Mc Clong, quien en 1824 fundó la primera Botica
de Caracas70 y el señor Mc Manus creó la primera zapatería en 183271. Sin embargo, el capital
inglés aparece más ligado a compañías anónimas, hacia finales del siglo XIX y principios de
la siguiente centuria, más que a empresas manufactureras de tipo personal que caracterizaron
el desarrollo temprano de esta actividad. Vale mencionar la Fábrica Británica de Aguas
Gaseosas que funcionaba en Maiquetía hacia 1912, con sus marcas Kola, Ginger Ale y Soy-
Soy72. La inversión británica más importante correspondió a la Lancashire Investment & Co.,
la cual en 1910 instaló en Puerto Cabello la Venezuelan Meat Co., destinada a la exportación
de carnes congeladas y cueros curtidos73.

Los inmigrantes italianos también jugaron un papel importante especialmente en las


zonas andinas. Fue el ciudadano de ese origen Gerónimo Astengo, quien constituyó la
primera fábrica de calzado en La Guaira en 1860, la cual luego fue vendida a A. Delfino S.
y Cía. y posteriormente a J. Boccardo y Cía., siendo esta la empresa más destacada del
ramo74. En el país se instalaron numerosas fábricas de pastas italianas, siendo una de las

65
Ídem.
66
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 396.
67
Galería de Arte Nacional, Carmelo Fernández, p. s/n. Fue famosa la litografía elaborada por Carmelo
Fernández en 1842: Bolívar en el Chimborazo.
68
Van Praag Hnos., Guía o Directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906.
69
Noti-Vargas, Vol. 4, no. 1, enero-febrero 1989.
70
Lollet, Ob.cit., p. 160.
71
Ídem.
72
El Cojo Ilustrado, Vol. 38, 1912, p. 202.
73
El Cojo Ilustrado, Vol. 35, 1910, p. 507.
74
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.

32
primeras la que se ubicó en La Guaira en 1846 75. Es menester puntualizar que a finales de
siglo se cotizaban en la Bolsa de Valores las acciones de la Compañía de Pastas Italianas,
Escobas y Velas76. En el ramo de las panaderías destacaron Pablo Ramella y R y J. Benolli77,
así como Fillipi en Carúpano, donde fue decisivo el aporte corso. En el campo de la
marmolería dominaban los italianos como José Roversi, Eusebio Chellini, E. Garibaldi y
Francisco Pigna hacia finales del siglo XIX78.

El contingente alemán también desempeñó un rol importante a partir del establecimiento


de la República en cuanto a la fundación de sastrerías, fundición de metales y droguerías. G.
Valentiner y Cía. estableció su botica y droguería en La Guaira continuando con la tradición
familiar79.

El alemán J. Friede y el danés Stürup eran considerados como los fundadores de la


latonería más antigua de la capital a finales de siglo. Entre los integrantes de la comunidad
alemana, hay que destacar la presencia de Gustavo Zingg quien en 1876 fundó una tenería
en Maracaibo; también resalta Johnatan Frey con la fábrica de jabón Las Llaves en Puerto
Cabello (1878), bajo la razón social de Frey y Hill80. Igualmente la casa Blohm, especializada
en la actividad comercial, también incursionó tardíamente en la industria con la empresa
cigarrera CAVET en 1932, en sociedad con Kölster, Osio, Reddrick y Boulton81. Frey Hill,
César Müller y A. Hellmund se asociaron en 1893 para participar en la industria cervecera
en Valencia y Puerto Cabello82. De esta forma se puede observar que la inmigración alemana
tiene un papel relevante en el sector farmoquímico, y en industrias asociadas a esos procesos.
En cuanto a la migración suiza, hay que destacar a los hermanos Fullié.

Si bien los extranjeros fueron el factor fundamental para hacer posible la transferencia
tecnológica manufacturera al país, también tuvo importancia la participación de empresarios

75
Enrique Rivodó, Compendio, apuntes y tradiciones de La Guaira (1499-1899), p. 95.
76
Van Praag Hnos, Guía o Directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906.
77
Ídem.
78
Ver capítulo referente a “Industrias no metálicas-marmolería”.
79
Noti-Vargas, Ob.cit., p. 7.
80
Miguel Elías Dao, Puerto Cabello, p. 234.
81
Otto Gerstl, Memorias e historias, p. 234.
82
Ministerio de Fomento, Memoria, 1898, p. XLII.

33
nacionales como factor relevante para la difusión de las nuevas tecnologías en un país con
escasa inmigración.

En las artes gráficas, que fue de las primeras industrias, se observa claramente este
fenómeno. Valentín Espinal, dirigente gremial de los artesanos de Caracas, aprendió su oficio
en el trabajo de taller. A su vez, José Félix Monasterios fue discípulo de Espinal y fue quien
llevó el primer taller tipográfico a Mérida en 1845 83. En la tercera parte de este trabajo nos
hemos de referir a los hermanos Martínez como grabadores.

Otros empresarios venezolanos aprendieron sobre las tecnologías en el exterior y luego


trajeron al país sus conocimientos en la materia84. Los hermanos Branger, cuyo padre era de
origen francés, “habían recibido su educación y entrenamiento en Estados Unidos” cuando
fundaron en 1910 Telares de Carabobo en Valencia85. Por su parte, Ricardo Zuloaga, Alberto
Smith, José Antonio Mosquera, hijo, Eduardo Montauban promovieron en 1895 la
Electricidad de Caracas empresa que se integró en un comienzo con 24 accionistas86.
También está el caso de la compañía Petrolia del Táchira en 1878, en la que se adecuaron
tecnologías procedentes del extranjero87.

Entre los promotores locales aparecen también algunos políticos y militares que con sus
recursos o influencias apadrinaron diversas inversiones, como ocurrió con la prensa del
coronel Francisco Avendaño88 y la tenería de Páez89. Por su parte, Pablo Giuseppi Monagas
logró la adjudicación del monopolio de la fabricación de fósforos 90. Los generales Manuel
Corao y Félix Galavís fundaron la Cervecería de Maiquetía en 191291, mientras que el
general Juan Vicente Gómez fue propietario de múltiples compañías. Esta es solo una breve
enumeración de las empresas constituidas por venezolanos en la época.

Es interesante notar que existieron empresarios de gran empuje ya que con su iniciativa
impulsaron la creación de muchas sociedades industriales. Entre ellos destacan Carlos y

83
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 564.
84
Weine Karlsson, Manufacturing in Venezuela, p. 121.
85
Ídem.
86
Alfredo Baldo Casanova et al., Hace 90 años nació la Electricidad de Caracas, p. s/n.
87
Rómulo Betancourt, Política y petróleo, p. 25.
88
Reyes Baena, Ob.cit.
89
Oldman Botello, Maracay, noticias del viejo valle, p. 106.
90
Marco Aurelio Vila, Geoeconomía de Venezuela, tomo 1, p. 408.
91
Domingo A. Rangel, Capital y desarrollo, tomo 2, p. 374.

34
Ricardo Zuloaga con la Electricidad de Caracas en 189592, antes mencionada, a lo que se
agregaron otras empresas: una fábrica de hielo en 188893; la Fábrica Nacional de Papel en
190594; la marca Maicena en Caracas95; las bebidas gaseosas marca Cli-clo96; la Fábrica
Nacional de Fibras y Cordeles; una fábrica de escobas de millo en El Encanto97; la Fábrica
Nacional de Cemento en 190798; la fábrica de mosaicos que fue adquirida a los sucesores de
Ramón Velásquez, su fundador, y la Cervecería Caracas en 192599.

Los sucesores del británico John Boulton también tuvieron una resaltante actividad en la
manufactura100. Destacan los Molinos de La Guaira (1861); la jabonería y velería El Milagro
de Maracaibo; la fábrica de clavos (1870); una empresa de gas para la iluminación en
Caracas101, y más tarde participaron en otras iniciativas industriales como la Venezolana de
Tabaco, CAVET.

Dentro de esta línea de empresarios es menester mencionar a Ernesto G. Branger, José


Antonio Mosquera hijo, Carlos Stelling, Emilio Conde, A. J. Guruceaga, entre otros.

4.- Inventos, patentes y marcas

La Ley del 21 de abril de 1842 sobre Patentes de invención, mejora e introducción de


nuevos ramos de industria102 fue promulgada durante la segunda presidencia del general José
Antonio Páez, en un clima en el cual según Tomás Polanco Alcántara “hubo evidente
progreso de las instituciones y efectivo inicio de la vida republicana103, aun cuando desde
1842 “Venezuela se vería envuelta en una crisis económica que se acentuaría durante el

92
Juan Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 181.
93
Aquiles Nazoa, Caracas física y espiritual, p. 94.
94
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. LXXII.
95
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, T. 1, p. 330. Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. LXXII.
96
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. XVI.
97
J. Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 181.
98
“Los cincuenta años de la fábrica de cemento”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, setiembre
1957, p. 16.400.
99
Domingo A. Rangel, Ob.cit., p. 374.
100
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 234.
101
Ídem.
102
Ministerio de Fomento, Recopilación de leyes y reglamentos de marcas de fábrica, patentes de invención y
tratados internacionales sobre la materia.
103
Tomás Polanco Alcántara, Perspectiva histórica de Venezuela, p. 72.

35
período del presidente Soublette104. Dicha ley sufrió posteriormente modificaciones, en 1854,
1860, 1878 y 1927, con sus respectivas resoluciones para su reglamentación.

La ley protegía a través del otorgamiento de una patente a todo individuo que inventara
“algún arte, máquina, manufactura o composición de materia” por un término de quince
años105, o el autor de una “mejora o perfeccionamiento” por un período de diez años.
Actualmente tenemos información sobre inventos, marcas y patentes registradas a partir de
1863, y ello nos permite identificar las áreas hacia las cuales se dirigieron los inventos
locales.

Por estar fundamentada la economía venezolana en la exportación de café, no es de


extrañar el interés por aumentar la productividad y competitividad de la producción local. El
conocido empresario J. A. Mosquera patentó en 1875 la invención de un “cilindro de hierro
para descerezar café”106; también obtuvo ese privilegio Albert Jay Smith en 1880 para
“mejoras de máquinas para descerezar café”107. En el mismo año, Fernando de la Villa
patentó la “máquina secadora de café y cacao”108.

En el sector de alimentos, dado que buena parte de la dieta estaba basada en granos, se
observan inventos en esa área. En 1865, Emilio Conde obtuvo privilegio para instalar una
“máquina de mondar y deshollejar granos de maíz para la panificación” 109. Juan Bautista
Carreño patentó en 1886 la “máquina para pelar toda especie de granos”110. José Antonio
Villavicencio inventó una “máquina para descascarar, secar, y limpiar granos” en 1886111.

En el ramo de calzados dominaba el uso de la alpargata y los inventos en esta área fueron
numerosos. E. Ibarra Herrera y Ángel Aldano Herrera crearon en 1875 una “máquina para
tejer capelladas de alpargatas”112. Víctor M. Pérez y C. M. Osuna registraron en 1902 el
perfeccionamiento de máquinas de tejer capelladas “de un solo hilo o pabilo, o crochet o

104
Guillermo Morón, Historia de Venezuela, p. 388.
105
Ministerio de Fomento, Recopilación de leyes y reglamentos de marcas de fábrica….., p. 25.
106
Ministerio de Fomento, Memoria, 1875, p. XII.
107
Ministerio de Fomento, Memoria, 1880, p. 36.
108
Ibídem, p. 37.
109
Ministerio de Fomento, Memoria, 1865, p. IX.
110
Ministerio de Fomento, Memoria, 1886, p. XVII.
111
Ministerio de Fomento, Memoria, 1888, p. LXII.
112
Ministerio de Fomento, Memoria, 1875, p. XIII.

36
estambre”113. Jorge Padrón inventó en 1905 una “máquina para hacer capelladas sin taloneras
y piezas de alpargatas”114. Rafael Yáñez registró en 1907 una “mejora en la fabricación de la
rutinaria alpargata” y el “aparato para tejer capelladas” para ese tipo de calzado 115. Antonio
Olivero y Esteban Yáñez incorporaron en 1909 también mejoras en la fabricación de
alpargatas116.

Se puede observar que los inventos fueron dirigidos a lograr progresos en la


productividad de las industrias autóctonas ya que a nivel internacional no existían, o no se
conocían soluciones prácticas para los problemas cotidianos de dicha producción. Este
aspecto nos da materia para la reflexión sobre el uso de nuestros recursos para la innovación
tecnológica en la actualidad. Los inventos suelen orientarse a solucionar problemas en
variadas actividades y, a título de ejemplo, mencionaremos algunos. Julio García inventó en
1875 el “sistema de navegación a vela con rumbo directo”117; Gabor Naphegy el “proceso
para fabricar palillos de fósforos” en ese mismo año118; Antonio Félix Castillo una máquina
para producir tejidos en 1880119; C. Blanco el sistema para fabricación de jabón al año
siguiente120. José A. Domínguez creó el “procedimiento para conservar carne fresca” en
1886121, Eliodoro González P. registró la invención en 1905 del “ponche crema”122, para
mencionar algunos de las muchas innovaciones de esa época.

La Ley de 25 de mayo de 1878 estipuló que “el autor de una invención o descubrimiento
ya patentado en el extranjero podrá obtener un privilegio en Venezuela; pero la duración del
mismo no podrá exceder el tiempo para el cual haya obtenido anteriormente la concesión en
el extranjero”123. Se hicieron convenios sobre marcas de fábrica con Francia, Dinamarca,
España, Bélgica, Alemania y otros países, asegurando a los nacionales de esos países iguales
derechos en esta materia que a los venezolanos y viceversa.

113
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. XVI.
114
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. LXXII.
115
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. CXII.
116
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. LXI.
117
Ministerio de Fomento, Memoria, 1875, p. XIII.
118
Ibídem, p. XVIII.
119
Memoria de Fomento, Memoria, 1880, p. 37.
120
Memoria de Fomento, Memoria, 1881, p. 92B.
121
Ministerio de Fomento, Memoria, 1886, p. LVIII.
122
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. XLVII.
123
Ministerio de Fomento, Recopilación de leyes y reglamentos…., p. 46.

37
La Ley de Marcas de Fábrica y Comercio del 24 de mayo de 1877124, sancionada durante
la presidencia de Francisco Linares Alcántara, siendo ministro de Fomento R. Villavicencio,
permitía “obtener protección o garantía de cualquiera legítima marca de fábrica o de
comercio para cuyo uso se tenga un privilegio exclusivo”125.

Las marcas nacionales se concentraron fundamentalmente en productos de consumo


masivo y, como indica Catalina Banko, estaban relacionados con mayor frecuencia a
“cigarrillos, tabacos, jabones, velas, harinas, féculas, aguas y bebidas gaseosas”; productos
intermedios como aceites industriales, repuestos, artículos de ferretería, y bienes de capital,
etc.126 Asimismo, la autora señala que es a partir de 1904 cuando el número de marcas
extranjeras comenzó a superar a las nacionales127.

Como hemos podido observar, ya para fines del siglo XIX empezó a imperar mayor
competencia en los mercados locales de los productos de consumo masivo, lo que exigió a
los productores nacionales y extranjeros a diferenciar sus marcas y buscar seguridad jurídica
en la legislación vigente.

5.- Desfase tecnológico

La velocidad de transferencia de las tecnologías hacia el sector productivo nacional


durante el período analizado fue relativamente lento, si consideramos que la media del tiempo
transcurrido entre la fecha de un invento y su actualización en el país se encuentra entre los
30 y 40 años. Tenemos que advertir que tomamos como punto de partida el año de la
invención y no el momento de la generalización de su uso en el país de origen, por razones
de exactitud y disponibilidad de información.

Existen algunos casos de extrema tardanza, entre los cuales destacan el uso de la imprenta
y la refinación de azúcar, que superaron los 300 años. La primera imprenta en Venezuela se
estableció en 1808, con el equipo que originalmente vino con la expedición de Miranda en
Los Cayos, y que definitivamente trajeron los norteamericanos Gallagher y Lamb, antes

124
Ibídem, p. 33.
125
Ídem.
126
Catalina Banko, “Contribución a la historia de la manufactura en Venezuela” en Revista Universitaria de
Historia, No. 1, 1982, p. 131.
127
Ídem.

38
mencionados128. Fue probablemente por razones de orden político que el invento de
Gutenberg no llegara antes al país, pues en América se había instalado inicialmente en el
Virreinato de México en el siglo XVI, y ya era de uso extendido en los Estados Unidos.
Factores exógenos debieron también imperar para la tardanza en la transferencia de la
tecnología de refinación de azúcar, pues suponemos que en esos procesos que implican
mayor valor agregado se tenía más interés en mantenerlos en Europa y procesar allí la materia
prima americana, como efectivamente sucedió durante el período colonial. La refinación de
azúcar que se conocía artesanalmente en la India, se convirtió en proceso manufacturero en
Lisboa y Amberes en el siglo XVI, mientras que su inicio en Venezuela fue realizado por
Antonio de Sauvage en Maracay en 1844129. Es necesario visualizar estos casos como
extremos, posiblemente influenciados por factores político-económicos que impidieron una
transferencia tecnológica más temprana.

Existe un conjunto de tecnologías que se iniciaron en Venezuela durante el período


estudiado, pero cuyo origen se pierde en la historia y no es posible precisar su desfase
tecnológico. En esas industrias, posteriormente, ha habido avances puntuales en algunas
partes del proceso productivo, pero una investigación más profunda del sector permitirá
identificar el correspondiente período del retraso. A título de ejemplo, mencionamos las
tecnologías en las industrias de alimentos, como pastas, chocolates, grasas, en la industria de
la fundición, en alfarería, en el sector farmacéutico, por mencionar algunos de ellos.

En contraste, existieron algunas tecnologías cuyo período de transferencia fue muy corto,
debido aparentemente a razones de mercado que lo hicieron atractivo para su implantación
más inmediata. Ese es el caso de la industria del hielo, la electricidad, los cigarrillos y la
dinamita. Habiendo sido Venezuela desde la época colonial un importante exportador de
tabaco, es lógico que existiera un uso extenso de este producto y, por ende, condiciones
favorables para su comercialización. Conocemos de la existencia de la Gran Fábrica de
Tabacos y Cigarrillos La América de F. de P. Guerrero, fundada en 1853130 y la empresa
cigarrera El Cojo de Agustín Valarino y Manuel P. Echezuría de 1875131, que logró una alta

128
Pedro Grases, Orígenes de la imprenta en Venezuela, p. XIV.
129
Oldman Botello, Maracay, noticias del viejo valle, p. 123.
130
Van Praag Hnos, Guía o Directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906.
131
Carlos Febres, “Las primeras industrias en Venezuela”, El Nacional, 23 setiembre 1979, p. 5.

39
mecanización. Sin duda, habían incorporado la tecnología norteamericana para picar tabaco
inventada en 1860, pues para 1882 tenía un “tren de máquinas movidas a vapor”. Con
respecto a la máquina para elaborar cigarrillos que James A. Bonsack desarrolló en Virginia
en 1881 para producir 120.000 cigarrillos diarios132, podemos afirmar que nuestros
competidores criollos no estaban muy rezagados cuando para 1882 produjeron 6,5 millones
de cajetillas al año.

La Guaira siempre tuvo fama de ser uno de los lugares más calurosos del Caribe, quizás
esta razón explica la rápida transferencia de la tecnología del hielo. Carlos Zuloaga suscribió
en 1888 contrato para instalar la primera “fábrica de hielo artificial”133, cuando apenas siete
años antes, en 1881, se instaló una planta de ese tipo en Londres, bajo los principios
propuestos por Joseph Black alrededor de 1761, perfeccionada posteriormente, hasta que los
ingenieros franceses Edmond y Ferdinand Carré lograron inventar un equipo de refrigeración
mediante el uso de agua y amoníaco que fue patentado en 1862.

La explotación minera del oro en Guayana propició la instalación por parte de un grupo
francés en Ciudad Bolívar de una fábrica de dinamita Nobel en 1886, diecinueve años
después que el invento de la dinamita fuera patentado por el famoso ingeniero sueco134.

El caso de la Maracaibo Electric Light, nueve años después de que Edison inventara el
bombillo en 1879, es un ejemplo excepcional en cuanto a la rapidez en la transferencia
tecnológica. Un gran acontecimiento fue la instalación del alumbrado eléctrico, el 24 de octubre
de 1888, gracias al esfuerzo de una empresa nacional, The Maracaibo Electric Light Co., con
lo que esta ciudad tuvo el privilegio de ser la primera del país en contar con este servicio que
era un elocuente signo de progreso. Hasta 1916, la empresa fundada por Jaime F. Carrillo
suministró energía eléctrica solamente para el alumbrado público y para el consumo privado
para ciertas horas del día, y posteriormente el servicio se extendió para todas los horarios y
usos, domésticos, industriales, comerciales, etc.135

132
Allan M. Brandt, The cigarrette century: the rise, fall and deadly persistence of the product that defined
America, pp. 28-33.
133
Fulgencio López Castro, La Guaira. Presente y pasado, p. 67.
134
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 396.
135
Regina Mizrahi, “Maracaibo. Primera ciudad venezolana en servicio de energía Eléctrica” en Revista Líneas.
Setiembre-octubre 1988.

40
Estas experiencias nos permiten entender que la existencia de condiciones locales
propicias y mercados particularmente apropiados son importantes factores que inciden, entre
otros, en la velocidad de la transferencia tecnológica.

Cuadro no. 1
Desfase tecnológico
Número de años en que tardó un invento en ser transferido a Venezuela para 22
casos en el período 1820-1936

Número de años Número de inventos Distribución Distribución


%
1-10 1 1 4.5
11-20 3 4 18.2
21-30 2 6 27.3
31-40 4 10 45.5
41-50 2 12 54.5
51-60 2 14 63.6
61-70 3 17 77.3
71-80 1 18 81.8
81-90 1 19 86.3
91-100 1 20 90.9
+ 100 2 22 100.0
Fuente: Cuadro elaborado con base en los diversos datos recopilados en la investigación

6.- Fuentes de energía

6.1.- Fuerza hidráulica

El proceso de industrialización va inexorablemente unido a la mecanización y a la


incorporación de nuevas fuentes de energía. En ese sentido, la preindustrialización en
Venezuela, a partir de 1820, se vincula a tres fuentes de energía no convencionales que

41
sustituyen la fuerza del hombre y de los animales. Ellas fueron la fuerza hidráulica, la fuerza
de vapor y la energía eléctrica por generación hidráulica, del gas, carbón y petróleo.

La primera aplicación de la fuerza hidráulica a la manufactura, de que tengamos


conocimiento, fue la realizada en 1858 por Juan Nepomuceno Machado en sus telares
mecanizados que estaban localizados en el pueblo de Macarao, al oeste de Caracas, donde se
utilizó fuerza hidráulica “gracias a una acequia que tomaba aguas del río Guaire, con una
potencia de 12 caballos de fuerza”136.

Richard Holt hace una excelente descripción de la importancia de esta fuente de


energía en el medioevo, que es aplicable a los inicios del siglo XX:

La aplicación en el medioevo de la energía hidráulica a un limitado número de


procesos industriales ha sido exagerada por los historiadores de la tecnología
porque, excitados por la novedad, no han logrado ver el escaso impacto económico
que tuvo por la abyecta pobreza de la sociedad medieval, lo que aseguró que la
producción de bienes (commodities) fuera en pequeña escala y mano de obra
intensiva, en lugar de capital intensivo; estos, podemos maquinar, rara vez valía la
pena producirlos porque el mercado potencial era muy pequeño y difuso para
justificar la producción en gran escala y al mismo tiempo la mano de obra seguía
siendo muy barata. (…) la mecanización solo puede ser justificada cuando hay un
alto nivel de demanda del producto y la utilización de maquinaria trae importantes
reducciones en el costo137.
6.2.- La máquina de vapor

La máquina de vapor fue concebida por James Watt, quien era fabricante de aparatos
de laboratorio en Glasgow (Inglaterra). En 1782 ideó la forma de convertir el movimiento
oscilatorio en circular, invención que tuvo rápida aplicación en locomotoras (1784) y en
fábricas de hilados (1785).

Uno de los primeros usos que tuvo la máquina de vapor en Venezuela fue en la
navegación. En 1826 se realizó el primer viaje con un barco de vapor a paleta entre Maracaibo
y el río Zulia, es decir, 19 años después que Fulton aplicó la invención en su propio barco.

136
Marco Aurelio Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo I, p. 327.
137
Richard Holt, “The medieval mill. ¿A productivity breakthrough?” en History Today, London, Vol. 39, July
1989, p. 31.

42
Esta embarcación fue traída a Venezuela por el norteamericano Samuel Glover y fue utilizada
en el lago de Maracaibo.

En el área azucarera fue donde la máquina a vapor tuvo primeramente aplicación.


Aparte de la ya mencionada refinería de Sauvage, José Donato Austria instaló en 1859 en la
hacienda El Charral, cerca de Valencia, el primer trapiche movido por vapor, en tanto que
otros seguían movidos por agua138. Esta iniciativa fue relativamente temprana si
consideramos que en Santo Domingo el primer ingenio que utilizó esa innovación fue La
Esperanza, del cubano Joaquín Manuel Delgado en 1874139. El ingenio a vapor se extendió
con relativa rapidez en esta industria desde inicios del siglo XX140. La hacienda Guasimal en
Carúpano contaba con “Ingenio a Vapor y Alambique Sistema Egrot de destilación continua”
en 1910141.

La introducción de la máquina de vapor no tuvo el mismo ritmo en todos los


sectores142. Los primeros molinos a vapor para trigo fueron establecidos en 1856 en La
Guaira por Diego Campbell y H. L. Boulton para la firma Molinos de La Guaira143. Manuel
Landaeta Rosales sostiene que la primera imprenta con prensas mecánicas a vapor fue
introducida en Caracas por Manuel María Zarzamendi en 1858144. En el área de la tenería, la
firma Boccardo y Cía. en Catia poseía sus máquinas de vapor en 1898, empresa que tuvo un
costo de medio millón de bolívares, incluyendo el edificio 145. También tenían un taller de
corte, prensas y máquinas movidas a vapor en la sección de zapatería146. En 1918 se instaló
una nueva tenería en Valencia “con máquina a vapor que quemaba leña”147.

En el ámbito de los aserraderos se utilizó extensamente la energía a vapor. En 1891,


la Compañía Proveedora de Maderas del País, aserradas al vapor, contaba con un capital de

138
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 69.
139
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 324.
140
Alberto Rodríguez, El azúcar como hacedor de historia y comunidades, p. 59.
141
F. Benet, Guía General de Venezuela, p. 44.
142
El Cojo Ilustrado, Vol. 35, 1910, p. 616.
143
Enrique Rivodó, Compendio, apuntes y tradiciones de La Guaira, p. 100.
144
Manuel Landaeta Rosales, Gran recopilación geográfica, estadística e histórica de Venezuela, Tomo I, p.
214.
145
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.
146
El Cojo Ilustrado, Vol. 9, 1897, p. 874.
147
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 313.

43
Bs. 320.000 y cotizaba sus títulos-valores en la bolsa148. En 1899 se anunciaba en El Cojo
Ilustrado la existencia del Aserradero al Vapor Toro Hnos. en Cagua149.

La empresa de cigarrillos El Cojo instaló en 1883 máquinas a vapor para fabricar


sobres de cartas (enveloppes) y producía 30.000 hojas diarias de papel 150. La fábrica de
fósforos de Federico E. Schemmel en Maracaibo utilizaba en 1909 una “caldera de vapor de
60 caballos de fuerza”151. La fábrica de jabón y velas El Milagro de Maracaibo poseía una
“caldera de vapor de 60 caballos de fuerza” en 1909152. En Maiquetía se fundó en 1896 “una
fábrica de velas esteáricas, velas corrientes, pastas italianas, aceite de coco (…) que para
1920 ya estaba mecanizada y contaba con una planta eléctrica que empleaba petróleo
nacional”153.

En 1897, la planta cervecera en Puerto Cabello “generaba su propia fuerza


eléctrica”154. La Venezuelan Meat Co. operaba sus frigoríficos y tenerías en Puerto Cabello
con su propia planta generadora “funcionando con máquinas de 1.000 H/p, empleando
petróleo y carbón mineral”155. En 1910, la tenería se denominaba Tenería Eléctrica de Puerto
Cabello.

Como hemos podido observar, el accionar de las calderas de vapor fue desplazando
paulatinamente la fuerza del hombre y las bestias, así como la fuerza hidráulica directa. Las
calderas se nutrieron al principio de madera y posteriormente de carbón mineral y de petróleo.

6.3.- La energía eléctrica

The Maracaibo Electric Light Co. fue establecida, como dijimos, en 1888 por Jaime
T. Carrillo y José Antonio Parra Chacón, siendo la primera en Venezuela y la segunda en
América Latina156. La fundación de la compañía Electricidad de Caracas en 1895, con sus

148
C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 156.
149
El Cojo Ilustrado, Vol. 12, 1899, p. 356.
150
Rafael Cartay, Historia económica de Venezuela, p. 69.
151
El Cojo Ilustrado, Vol. 33, 1909, p. 372.
152
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 212.
153
R. Cartay, Ob.cit., p. 71.
154
El Cojo Ilustrado, Vol. 8, 1897, p. 148.
155
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 16.
156
R. Mizrahi, Ob.cit., setiembre 1988.

44
plantas de El Encantado y de Los Naranjos y, posteriormente, en Mamo, permitió servir a las
nuevas industrias como ocurrió desde su inicio con la Cervecería Nacional157.

En Caracas se producía harina de maíz con molinos de piedras verticales que en 1920
estaban accionados por electricidad158. Los hermanos Conde elaboraban en 1903 su “maíz-
oriza”, cuya masa era trasladada a un “extenso fieltro movido por electricidad”159.

La panadería P. Ramella se reorganizó en un moderno establecimiento mecanizado,


alrededor de 1903, donde su propietario estaba utilizando “máquinas modernas, según los
más adelantados modelos que se conocían, todos movidos por electricidad160.

Los Telares Caracas, fundados en 1908 en la parroquia San José, tenían maquinaria
inglesa con 600 spindles y 100 telares mecánicos con “energía proveniente de la planta del
Encantado”161. En 1905, Ricardo Zuloaga instaló la Fábrica Nacional de Papel en una zona
cercana a El Encantado162.

La Cervecería Venezolana de Maiquetía “empleaba energía procedente de la planta


de Mamo y calderas de vapor de las minas de carbón de Naricual” 163. La fábrica de pólvora
localizada en Sabana de Cúpira (Catia) tenía en 1860 maquinaria que era en un principio
movida a mano, pero ya en 1920 empleaba energía eléctrica y producía entre 1.500 y 2.000
Kg. de ese material164.

En los años veinte, de manera particular, se observa una clara tendencia a la


modernización en la que evidentemente tienen una particular influencia los nuevos artefactos
introducidos por las compañías petroleras. Observamos así que las viejas cocinas que
utilizaban carbón, comienzan a ser sustituidas por cocinas que utilizan quemadores que
producen calor limpio mediante el uso de kerosene, gasolina u otros derivados del petróleo.
Una de las más conocidas eran las cocinas marca Red Star. Así también se fue difundiendo
la adquisición de refrigeradoras eléctricas, siendo las primeras de marca Frigidaire, que eran

157
Aquiles Nazoa, Ob.cit., p. 94.
158
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 69.
159
El Cojo Ilustrado, Vol. 29, 1903, p. 349.
160
Ídem.
161
Weine Karlsson, Manufacturing in Venezuela, p. 96.
162
Juan Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 182.
163
Domingo A. Rangel, Capital y desarrollo, tomo 2, p. 374.
164
Marco A. Vila, Ob.cit., p. 327.

45
vendidas en el Almacén Americano. Posteriormente ingresaron los artículos de la firma
General Electric con artefactos que revolucionaron la vida cotidiana de los venezolanos 165.

7.- Liberalismo y proteccionismo

La política económica en el ámbito arancelario en el período 1820-1936 puede


dividirse en dos etapas: la primera entre la fecha de inicio y 1881, en la cual dominó un
criterio arancelario liberal, y un segundo período entre 1881 y 1936, en el que se instauró una
política de protección arancelaria para algunas industrias.

La política arancelaria que se implementó desde el inicio de la República fue


eminentemente de corte liberal por la conjunción de los siguientes factores: 1) como reacción
a la política económica colonial signada por prácticas mercantilistas e intervencionistas
orientadas a favorecer a la Metrópoli; 2) como consecuencia del poder de las ideas liberales
en boga tanto en Europa como en los Estados Unidos 166; 3) debido a que alrededor del 75%
de los ingresos fiscales provenía de la renta aduanera, alrededor de 1832, se consideraba que
una política proteccionista podría incidir en el deterioro de la renta fiscal, al reducirse el
volumen de las importaciones167.

En materia arancelaria, el primero de enero de 1820 se aprobaron las leyes básicas


del primer arancel de aduanas. Posteriormente, Santos Michelena, en el proyecto de ley sobre
derechos de importación para el Congreso en 1826, recogió los planteamientos de Adam
Smith, mediante la aplicación de niveles arancelarios más bajos para promover el comercio
lícito y quitar incentivos al contrabando, fomentar el comercio e incrementar los ingresos
fiscales168. En esa oportunidad propuso derogar el Arancel de Aduanas aprobado en
Cartagena en 1817 por estimar que esa disposición fue dictada por el gobierno español “sobre
el principio de favorecer el consumo de las producciones peninsulares y prohibir el de las
naciones extranjeras”. Michelena propuso un sistema ad-valorem, aunque para ciertos
productos se establecieron principios proteccionistas, por los que “algunas mercancías
pagaban un derecho específico mayor que el que antes pagaban, por ser de aquellas que se

165
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…, p. 157.
166
Adam Smith, La riqueza de las naciones.
167
Guillermo Morón, Historia de Venezuela, Tomo V, p. 241.
168
Roberto Moll, Lecciones de economía venezolana, p. 165.

46
producen o manufacturan, o pueden introducirse fácilmente por el contrabando” 169. Este
proyecto, aunque se desconoce la suerte que corrió en aquel momento, es una manifestación
del espíritu de la época.

José Rafael Revenga, en su condición de ministro de Hacienda, se dirigió al


Libertador en 1829 para indicar su opinión en torno a la política arancelaria:

Se desea la práctica de cobrar los derechos de importación sobre el valor de las


facturas (…) mientras Colombia no tenga consulados en todos los principales
mercados europeos y mientras que en los nuestros no se reciban muy frecuentemente
precios corrientes de todas partes, es y será permisivo el impuesto ad-valorem porque
careciéndose de datos para juzgar el fraude sería imposible aplicar el remedio.
Nuestra situación, por el contrario, requiere se apliquen los artículos sujetos a leyes
especiales. La inmensa distancia en que se encuentran las Artes entre nosotros, de
los progresos que han hecho en naciones de más edad, hace aún más impreciso al
presente que en cualquier otro tiempo, el considerar principalmente los derechos de
entrada, como moderadores de la industria interior. Por no haberse presentado a
ello toda la debida atención, han cesado ya entre nosotros las más de aquellas
ocupaciones que proveen de materia a los cambios mismos de la sociedad, y
recibiendo todo del extranjero y todo ya hecho y preparado para el uso, se haya
destruido la ocupación de gran número de ciudadanos. Nuestro país es
exclusivamente agricultor; será minero antes que fabricante, pero ha de proponerse
a disminuir la dependencia del extranjero, ha de exaltarse por medios indirectos a
que vengan a habitarle algunos artesanos, y que en ellos se introduzcan capitales en
nuestra tierra”170.
La posición de Revenga contrasta con la de Michelena porque este último apoyaba
un sistema ad-valorem, mientras que el primero puntualizó que esa modalidad de comercio
era fácilmente burlada mediante la subfacturación. De hecho, el arancel posteriormente
aprobado en 1830 es un sistema mixto, que admite la importancia del arancel específico.

Durante ese período de apertura comercial se firmaron tratados de Amistad, Comercio


y Navegación con los Estados Unidos en 1824 y con Gran Bretaña al año siguiente. También
se suscribió un convenio con Dinamarca en 1838, nación con la que se sostenía un intenso
tráfico a través de la isla de San Thomas y que llegó a ocupar el tercer lugar en el comercio

169
Tomás Michelena, Reseña biográfica de Santos Michelena, p. 32.
José Rafael Revenga, “Para su Excelencia el Libertador…”, Caracas, 22 de agosto de 1829, en La Hacienda
170

Pública de Venezuela, pp. 203-204.

47
exterior venezolano. Tales tratados se basaron en el principio de la “igualdad absoluta” y la
aplicación de la cláusula de la “nación más favorecida”171.

El primer Arancel de Aduanas se dictó tras el nacimiento de la República de 1830


mediante la Ley del 14 de octubre de ese año 172, que establecía derechos ad-valorem entre
10 y 37% y derechos específicos. Algunos artículos estaban exentos de derechos y se prohibía
la introducción de otros, como la sal, el tabaco, el café, el cacao, el azúcar, las mieles, el
aguardiente de caña “porque estos se producían en el país”. La nueva Ley de Derechos de
Importación, decretada el 26 de octubre de 1831, determinó la existencia de cinco
clasificaciones con derechos ad-valorem: la primera con 3% y la quinta llegaba hasta el
32%173.

Para esa temprana época estaba ya planteada la discusión entre los partidarios del
proteccionismo y los del librecambio. Marco Aurelio Vila comenta que la artesanía en
Maracaibo se enfrentaba en 1831 a una situación de notoria inferioridad frente a las
importaciones extranjeras. Este fue el caso de la fabricación de velas de sebo y jabón,
destilación de licores, zapaterías, hojalaterías, herrerías, talabarterías, entre otras actividades.
Para 1832, la “producción de velas y jabón de baja calidad se realizaba en casi todos los
centros poblados de la región. El jabón se enfrentaba a la competencia del jabón extranjero174.

La Ley de Aranceles de Derechos de Importación del 12 de mayo de 1834175 clasifica


las mercancías en cuatro clases: 1) Mercancías secas, incluso ropa hecha; 2) Ferretería y
quincallas; 3) Caldos, comestibles, lozas y víveres y 4) Drogas, medicinas y tintas. Las
mercancías no expresadas en el arancel –que era alfabético- pagaban 25% sobre el avalúo en
lugar del 5% previsto anteriormente. Se estableció el arancel en centavos por unidad (arroba,
botella, caja, docena, etc.), cambiando el sistema predominante ad-valorem del anterior.

Posteriormente, fueron aprobadas las siguientes normativas, todas dentro de la tónica


liberal: Ley del 16 de mayo de 1836; Ley del 28 de abril de 1838; Ley del 7 de mayo de 1841;
Decreto del 8 de noviembre de 1856; Decreto del 23 de abril de 1858; Decreto del 27 de

171
Tratados públicos y acuerdos internacionales, p. 114.
172
T. E. Carrillo Batalla, Historia de las finanzas públicas, Tomo I, Vol. 1.
173
Roberto Moll, Ob.cit., p. 178.
174
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, pp. 108 y 249.
175
T. E. Carrillo Batalla, Ob.cit., p. 375.

48
diciembre de 1858; Decreto del 14 de noviembre de 1861; Decreto del 26 de noviembre de
1861 y la Ley del 25 de mayo de 1867176.

Durante ese largo período se fue organizando el movimiento gremial de los artesanos
con la finalidad de defender sus intereses. En 1841, “varios artesanos de la capital animados
del más puro patriotismo y con el objeto de propender al fomento y adelanto de las artes en
el país, por cuantos medios estén a su alcance, se han reunido formando una sociedad con el
título distintivo de Compañía de Artistas de Caracas para su conservación, adelanto y
prosperidad, y un fondo de ahorro. Al presente cuenta con un número de cincuenta
miembros”177.

En 1855, Pascual Casanova, en nombre de los artesanos introdujo en el Congreso


Nacional un proyecto de reformas de la Ley de Aranceles de Importación, que fue engavetado
y sacado a la luz nuevamente el 22 de febrero de 1856 para su discusión 178.

En 1856, la Sociedad de Artesanos envió la siguiente nota:

… la Sociedad de Artesanos, amigos del Progreso invita como antes lo ha hecho, a las
demás de la República para que saliendo de la abominable inercia en que reposan,
formen y sostengan corporaciones cuyas tendencias sean reclamos a los mandatarios, la
protección de las Artes, que es la del pueblo: pedir a grito herido la reforma de la Ley
de Arancel de Importación, la más inicua y atentadora contra los inmunes derechos del
pueblo179.
El contenido de este documento nos revela la preocupación de los artesanos por el futuro:

¿Creerán sin duda los representantes que los Artesanos de Venezuela no experimentan
la miseria que lamentan? ¡Oh! Bajad por un momento hacia nosotros, visitad los talleres
y los veréis despoblados. Mientras que en los años 46 y 47 se ocupaban muchísimas
personas en distintos trabajos, hoy los vemos vagar por las calles y posadas en
detrimento de la moral pública. En aquellos años de feliz recordación se ocupaban
solamente en la elaboración de tabacos y cigarros de papel entre mujeres u hombres más
de mil personas; pues bien, hoy en día no se ocupan en esto ni veinte. Sin duda se creerá
que el guarismo es exagerado; informaos y veréis que no se miente; lo mismo sucede con
la zapatería, carpintería, talabartería y demás artes; todo, legisladores de Venezuela,
viene elaborado del extranjero y de esta manera ¿creéis que podemos ser felices? No,

176
Roberto Moll, Ob.cit., p. 375.
177
El Liberal, Caracas, 23.02.1841, no. 258.
178
Morela Barreto, Un siglo de prensa laboral venezolana artesanal (1846-1937), p. 6.
179
Ídem.

49
mil veces no; la felicidad de Venezuela consiste en el trabajo y éste es el que no hay en
nuestra patria, porque sus legisladores es lo que menos han atendido180.
De esta forma fue aumentando la presión a favor de una política proteccionista de las
artes, oficios y manufacturas a nivel nacional. Ello ocurre también en el contexto
internacional. En España, algunos autores han presentado la suspensión de la base del arancel
de 1869, como preámbulo proteccionista de las medidas adoptadas en 1875, aun cuando esta
tendencia entró en España con fuerza a partir de 1890181.

En Venezuela, el viraje al proteccionismo se dio con la Ley de Arancel del 28 de mayo


de 1881, durante el gobierno constitucional de Antonio Guzmán Blanco, conocido como el
Bienio. Con respecto a la reforma de orientación proteccionista se dijo entonces que tenía el
“propósito de que hubiese comida barata, que el labrador tuviese tranquilo bienestar y se
asegurase el porvenir del pueblo tan lleno de virtudes”182. Los niveles arancelarios de los
principales productos nacionales se elevaron significativamente a partir de 1881, medida que
se mantuvo hasta 1930.

8.- Localización geográfica

La decisión sobre la localización geográfica de una nueva industria es crucial para su


éxito y tiene que tomar en consideración factores como la cercanía de los mercados, el
suministro de materias primas, la disponibilidad de mano de obra, las fuentes de energía, la
zonificación y los servicios, entre otros. Cada tipo de industria contará con un factor de
localización que tendrá mayor importancia relativa sobre los demás. Precisamente, la
decisión sobre la localización definitiva tendrá en cuenta los factores de mayor peso.

En el proceso de industrialización pionera, en lo relativo a la localización geográfica,


jugaron un papel fundamental los puertos, debido a la relevancia del abastecimiento de
materias primas importadas para esas industrias. Un segundo factor fue la localización
cercana a las ciudades más pobladas, que eran los mercados a los cuales abastecían. También
es importante el comercio de cabotaje que comprende el transporte de productos por la costa
a otras ciudades en un país, cuyas vías internas dejaban mucho que desear. Es necesario

180
Ídem.
181
José María Serrano Sanz, El viraje proteccionista en la Restauración, p. IX.
182
Ramón Veloz, Economía y Finanzas en Venezuela 1830-1944, p. 201.

50
recordar que durante el siglo XIX las grandes casas comerciales tenían su sede en los puertos
del país a través de los cuales se efectuaban las operaciones de importación y exportación.

La Guaira, como primer puerto del país, recibió las primeras iniciativas manufactureras
citadas anteriormente: las máquinas litográficas Senefelder en 1823 183. También la fábrica
de jabón y velas de Dallett y Day se localizó en La Guaira en ese mismo año184. Enrique
Rivodó, cronista de La Guaira, registró en 1846 el establecimiento de la primera fábrica de
fideos en ese puerto185. En 1856 se instalaron los primeros molinos a vapor para trigo y en
1861 Diego Campbell y H. L. Boulton fundaron Molinos de La Guaira186. También allí se
fundó la fábrica de pastas de Leandro Hnos. en El Cardonal y la de Saguese 187. Gerónimo
Astengo, precursor en la industria de calzado, tenía en 1860 cuarenta operarios en un taller
ubicado en La Guaira188. Con posterioridad, Astengo fundó en el puerto la fábrica de calzado
y alpargatas, y una talabartería. En 1860 funcionaba una planta para aserrar madera 189. En
1874 se registró la construcción en El Peñón de La Guaira de la primera goleta –La Nueva
Guaireña- por Dowe o Dovoe190. El Gran Aserradero y Fábrica de Muebles El Túnel fue
instalado en 1886 en La Guaira por Rodríguez y Ceballos y Cía. En el listado de empresas
de 1883 aparecía una fábrica de bebidas gaseosas en el puerto191. Carlos Zuloaga obtuvo en
1888 un contrato para instalar una fábrica de hielo artificial en La Guaira192. A principios de
siglo funcionaba la fábrica de fécula de maíz La Nacional de Carlos Rivero193. Por entonces,
P. Ramella tenía sucursal de su panadería en La Guaira. En 1906, Kuipers Perret y Cía.
fabricaba velas esteáricas La Luz y jabón La Victoria. Braun y Cía. tenía una botica en La
Guaira, al igual que Valentiner y Cía.194 El aserradero El Catón aparecía en la Guía
Telefónica de 1937195.

183
Galería de Arte Nacional, Carmelo Fernández, 1982.
184
Benjamín Frankel, Venezuela y los Estados Unidos 1810-1880, p. 155.
185
Enrique Rivodó, Compendio, apuntes y tradiciones de La Guaira (1499-1899), p. 95.
186
R. Cartay, Ob.cit., p. 69.
187
Van Praag Hnos., Guía o Directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906.
188
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.
189
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo I, p. 165.
190
E. Rivodó, Ob.cit., p. 106.
191
E. Rivodó, Ob.cit., p. 113.
192
Fulgencio López Castro, La Guaira, presente y pasado, p. 67.
193
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. XVI.
194
Van Praag Hnos., Guía o Directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906.
195
C. A. Nacional de Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica 1937.

51
Maiquetía se desarrolló con posterioridad a La Guaira. A principios del siglo XX
operaron allí los molinos de maíz de Chapellín y Cía. y de Leandro Hnos. 196. En 1896 se
constituyó una fábrica de aceite de coco, nepe de coco y tártago197. En 1912 se estableció la
Cervecería Venezolana en Maiquetía, empleando energía eléctrica de la planta de Mamo y
carbón de Naricual198. Alfonso Toro instaló en 1913 una fábrica de bebidas gaseosas 199.
Boccardo tenía en Maiquetía una “buena tenería”200. La fábrica de vidrio que al inicio se
fundó en Caracas en 1912 se trasladó a Maiquetía en 1930201.

Puerto Cabello se constituyó en la plaza mercantil de entrada para la región centro-


occidental del país y se convirtió en un espacio propicio para una temprana industrialización
que se evidencia con una importante lista de iniciativas: Fábrica de aceite de coco (1855);
jabón Las Llaves y velas La Estrella de Johnatan Frey (1878); fábrica de chocolates de J.
Genis (1893); Limonadas y Aguas Gaseosas de F. H. Hemsen (1894); fábrica de bebidas
gaseosas de D’Arango Hnos. (1894); Tenería Eléctrica de Puerto Cabello (1895); C. A.
Explotadora de Mármoles Cañango (1895); Cervecería de Puerto Cabello de C. Müller y A.
Hellmund (1898); fábrica de alpargatas de Rafael Medina (1898); Aserradero de Frey y Cía.
(1906); planta de acetileno en el dique flotante Restauradores (1906); La Porteña, fábrica de
cigarrillos de J. A. López; Fósforos Tipo Sueco de Luis Gramko (1909); Venezuelan Meat
Co. (1910); la Tenería Nueva (1910); cigarrillos El Sol de Carabobo y Bon Ami de Sebastián
Tuozzo; vapores Nuevo Fénix y Nuevo Mara, construidos en Puerto Cabello, son todos
ejemplos del esfuerzo pionero industrial.

Maracaibo, además de su valoración urbana propia, debe ser considerada como el puerto
por excelencia para toda la zona de influencia del lago, tanto andina como colombiana, donde
se crearon una serie de industrias de las cuales destacamos los siguientes ramos: la primera
imprenta (1821); sombreros de Max Ferrer y Hernán Quevedo y Cía. (1821); la Botica
Inglesa de Cook Sucs. (1871); la tenería de Gustavo Zingg (1876); jabonería El Milagro de
la casa Boulton (1877); cigarrillos La Especialidad de Justo Inciarte (1886); C. A. Alumbrado

196
Miguel Tejera, Venezuela pintoresca e ilustrada, Tomo I, p. 166.
197
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo I, p. 166.
198
Ídem.
199
Ministerio de Fomento, Memoria, 1913, p. LVII.
200
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.
201
Marco A. Vila, Ob.cit., Tomo I, p. 331.

52
Eléctrico de Maracaibo (1888); Cervecería Regional de Maracaibo (1897); fábrica de
cigarrillos El Águila y fósforos El Cóndor y fósforos Three Stars (1903); pastas La Honradez
de Antonio Hernández González y harina de maíz amarillo y de arvejas La Honradez (1907);
fábrica de maíz F. Schemmel (1907); Botica Nueva de Belloso (1908); Maizena Venezolana
(1914) de Diego Peña Córdoba; C. A. Central Azucarero del Zulia (1914); telares La
Hispano-venezolana (1920); Aserradero Maracaibo (1920); Tipografía Panorama; Fósforos
Suecos de J. Henríquez y Cía.; fábrica de mosaicos de Ramón Illaramendi (1921); taller
metalúrgico de Claudio Henríquez (1921); Ponche Ideal de César León (1922); Amargo
Orinoco de M. A. Belloso Hnos. (1922).

Entre los puertos, aunque de menor importancia relativa en el proceso industrial, se


encuentra Ciudad Bolívar: Amargo de Angostura de J. G. B. Siegert202; cigarrillos La Popular
de Miguel Rodríguez (1880); Tejería al Vapor (1883); Fábrica de Dinamita Nobel (1886);
Fábrica de Fuegos Artificiales (1922).

Carúpano, ubicado en la región oriental, adquirió gran dinamismo gracias en buena parte
a la inmigración corsa que se dedicó al cultivo y comercialización del cacao. Allí se
desarrollaron diversas industrias pioneras: velas y jabón de Hnos. Vásquez y Rodríguez
(1907); Hacienda Guasimal y su industria destiladora (1910); fábrica de pastas de A. Lucca,
hijos; panadería Fillipi; fábrica de calzado de Eduardo Bor y Cía. y el Gran Taller de
Alpargatería El Trabajo de Pedro A. Plaza y Cía. También las otras capitales de oriente
mostraron alguna iniciativa de industrialización. En Cumaná: fábrica de tabacos La
Cumanesa (1893); Telares e Hilanderías Orientales (1910); la Compañía Industrial del
Manzanares para explotar productos derivados del coco. En Barcelona: Agua Mineral La
Lajita de J. A. Marcano Raffeti (1912).

Caracas fue sin lugar a dudas la zona que contó con la mayor industrialización del país
por ser la capital de la República y el centro urbano de mayor dimensión, cuyo nivel de
consumo inducía a la creación de algunas plantas manufactureras para la satisfacción de la
demanda local. Las principales empresas ubicadas en Caracas serán analizadas en la tercera
parte del trabajo.

202
Rolf Walter, Los alemanes en Venezuela y sus descendientes 1870-1914, Tomo II, p. 163.

53
La ciudad de Valencia era la segunda en importancia después de Caracas, siendo las
principales iniciativas con avances tecnológicos las siguientes: el trapiche a vapor en El
Charral (1859); hacienda Las Tinajas (1864); Telares de Valencia de Domingo Olavarría
(1879); pastas italianas de E. Branger (1883); pastas La Italiana de V. Valtuano (1885); gran
fábrica de cigarrillos Mi Compadre (1890); sombreros de terciopelo de Degwitz (1893);
Cervecería de Valencia (1897); harina Flor de Maíz La Perla de Betancourt y Vaquero;
fábrica de aceites de Pérez, Aickman y Cía., promovida por Carlos Stelling; fábrica de
alpargatas y tenería de A. J. Guruciaga (1901); alpargatas La América de Eduardo Guerrero
(1907); Cueros al Cromo de Ernesto Branger (1907); Cementos Carabobo de Carlos Stelling;
Central Azucarero Tacarigua (1914); bebidas gaseosas Carabobo de Tuozzo, Núñez y Cía.
(1914); Aceite Branca de E. J. Branger (1915); Fábrica de bebidas gaseosas G (1937).

También debemos mencionar a la ciudad de Maracay: Refinería de Azúcar Venezolana


(1844); Tenería San Ignacio de José Antonio Páez (1844); Ingenio Azucarero La Trinidad
(1853); Hilandería de Algodón (1856); la primera imprenta de Valentín Gordils (1879);
Tabaco Hueva de Meneses Capriles (1893); Kola Las Delicias (1905); Lactuario Maracay
(1911); Fábrica de Aceites Maracay (1911); Fábrica de Papel de Maracay (1912); Velas y
Jabones El Prado de Roberto Santana (1925); Telares de Maracay (1926); Aserradero de
Hernández y Cía. (1937). En la vecina ciudad de Cagua encontramos el Aserradero al Vapor
Toro Hnos. (1899) y en La Victoria está la Fábrica de Hielo de Vicente Bocco (1937).

En los Andes, hacia finales del siglo XIX, también estaban localizadas numerosas
industrias. En Táchira: la compañía minera Petrolia (1878); Cervecería de los Andes de
Oquendo y Cía. (1883); fábrica de pastas de E. Branger en Capacho (1896); Fábrica de Aguas
Gaseosas de A. Araujo (1906); fábrica de gaseosas y pastas Empresa Alfa (1907);
procesamiento de café en la hacienda Bramón ubicada en Rubio (1929). En Valera
encontramos cigarrillos Ambiente de los Andes de M. Spinetti (1880); taller de alpargatas La
Andina del italiano Juan B. Scrocchi (1894); la empresa Gran Destilación de Motatán (1896).

Hemos constatado que la preindustrialización en Venezuela se inició y propagó a partir


de los principales puertos, donde se localizaron las primeras industrias. La disponibilidad e
importancia relativa de los componentes de los productos fueron determinantes en la

54
definición de la localización industrial y la concentración poblacional en la zona costero-
montañosa.

9.- Mercados regionales

La industrialización pionera se desarrolló con el objetivo de satisfacer la necesidad de


determinados artículos en mercados locales, en las principales ciudades y sus zonas de
influencia. La temprana mecanización de los procesos aún no había alcanzado niveles de
productividad tales que justificaran que las plantas o talleres elaboraran grandes volúmenes
de productos, salvo algunas excepciones.

La producción para mercados nacionales comenzó a existir en algunos casos de artículos


de consumo masivo, ya entrado el siglo XX, utilizando como canales de comercialización el
tráfico de cabotaje y las vías internas que unían los pueblos y ciudades a los puertos.

El mercado internacional, con la excepción de la planta inglesa de carnes congeladas en


Puerto Cabello, no tuvo relevancia en la etapa de preindustrialización, aunque se observa que
algunos productos –licores y chocolates, entre otros- obtuvieron premios por su calidad en
ferias internacionales, pero sus exportaciones carecieron de significación económica.

La característica regional o local de los mercados queda ampliamente demostrada a través


de la industria cervecera alrededor de 1890. Aun teniendo en cuenta que las inversiones en
equipos de nuevas industrias cerveceras era considerable, se hizo necesario instalar múltiples
plantas para satisfacer la demanda nacional: Cervecería de los Andes (1883); Cervecería
Nacional (1893); Cervecería de Puerto Cabello (1897); Cervecería de Valencia (1897);
Cervecería Regional de Maracaibo (1897); Cervecería Venezolana (1912) en Maiquetía;
Cervecería Caracas (1925); Cervecería El Águila (1927); Cervecería Polar en Caracas
(1941). Con el tiempo, la conquista de mercados en otras regiones fue produciendo un
proceso de concentración en el sector. Es sintomático el caso de la Cervecería Venezolana
de Maiquetía que para 1923 se propuso su unificación a la Cervecería Nacional, ya que “sus
productos, que antes solo se vendían en las costas de Oriente y Puerto Cabello y otras
regiones del interior han invadido el mercado de Caracas, haciendo fuerte competencia a la

55
Cervecería Nacional203. Posteriormente esta empresa fue absorbida por la Cervecería
Caracas.

La característica local de los mercados también se muestra en el campo de las bebidas


gaseosas, ubicadas en las principales ciudades del territorio. Había fábricas de gaseosas en
La Guaira (1883); limonadas y aguas gaseosas en Puerto Cabello (1894); Kola Champaña,
Champaña Cli-ko, Kola, Ginger-Ale, entre otras en Caracas (1905); Aguas Gaseosas de A.
Araujo en Táchira (1906); Agua Mineral La Lajita en Barcelona (1912); bebidas gaseosas
Carabobo en Valencia (1914); bebidas gaseosas en Los Teques (1922); Kola Las Delicias en
Maracay (1929), así como también pequeñas empresas en gran número de ciudades204.

Este mismo fenómeno se manifiesta en casi la totalidad de las industrias durante el siglo
XIX y principios del XX. En cierto momento del desarrollo industrial, algunas empresas más
competitivas comenzaron a invadir nuevos mercados regionales –como sucedió en 1920 con
la Cervecería Venezolana- y se observa también esa tendencia en el caso de cigarrillos, rones,
cervezas, telas, velas y calzado.

En el ramo de cigarrillos, por ejemplo, a finales de siglo en Carúpano los agentes de la


empresa El Cojo anunciaban diversas marcas: La Cubana-Fábrica de tabacos y cigarrillos;
La Hoja de Cuba de Pérez y Morales, todas ellas de Caracas; Gran fábrica de cigarrillos Mi
Compadre de Valencia y La Porteña de Puerto Cabello205. Dada la tradición de la industria
del tabaco y cigarrillos debió ser una de las primeras en ampliar su red de comercialización.

En el campo de las bebidas alcohólicas, cuenta Otto Gerstl, empleado de las casas
Boulton, que en 1920 las de mayor venta eran el ron, la cerveza, el vino y el brandy, estos
dos últimos de origen foráneo. Gerstl señala que para 1917 el ron más popular en Maracaibo
era La Ceiba, cuando H. L. Boulton introdujo la marca Santa Teresa206. En Puerto Cabello,
los rones más populares eran: Taparita de Gustavo Fernández y Cía.; Ibarra de Tomás
Sarmiento; Santa Teresa de los Vollmer; Montero de la hacienda Montalbán y Pampero de
Alejandro Hernández.

203
Juan Michelena, “Unificación de cervecerías. Síntesis de proyecto de unificación de cervecerías nacional y
de Maiquetía en Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, octubre 1923, p. 2130.
204
Referencias bibliográficas en la sección del estudio referente a Bebidas Gaseosas, Parte no. 3.
205
Referencias bibliográficas en la sección del estudio referente a Cigarrillos, Parte no. 3.
206
O. Gerstl, Ob.cit., p. 51.

56
Entre las empresas textiles destacaban Telares de Caracas y Valencia y Telares
Carabobo. Al respecto acota Otto Gerstl que para 1920 “ya había exceso de telas criollas”,
pero para 1926 se desarrolló una importante expansión en la fabricación de tejidos de algodón
gracias a la aplicación de medidas proteccionistas207.

Dado el pequeño número, aunque de gran envergadura, de las textileras nacionales su


esfuerzo de comercialización nacional se hizo en base a la red de casas comerciales
tradicionales con agencias en las principales ciudades y localidades que eran visitadas por
los llamados “agentes viajeros”. Las marcas que se comercializaban en zonas más amplias
en torno a las ciudades fueron los jabones y las velas. En la jabonería se distinguió por su
calidad el Jabón Las Llaves de Frey y Cía. de Puerto Cabello. Gerstl señala que la jabonería
y velería El Milagro, fundada por Boulton en Maracaibo, “nunca conquistó mayor mercado
en el centro”, ni logró “hacer un jabón azul/blanco como el de Frey & Compañía”, firma que
dominaba dicho mercado208. En velas esteáricas destacaban Mendoza y Cía. de Caracas –
precursora de la Cervecería Polar, velas esteáricas La Luz de Kuipers, Perret y Cía. de La
Guaira, velas esteáricas La Estrella de Frey y Cía.209

Como ya lo afirmamos anteriormente, la producción manufacturera para el mercado


internacional fue prácticamente inexistente, si consideramos que aún no se había alcanzado,
salvo para algunos productos de consumo masivo, ni siquiera un abastecimiento parcial del
mercado nacional.

Existió como excepción el establecimiento con capital británico en 1910 en Puerto


Cabello de la Venezuelan Meat Co. por parte de la Lancashire Investment Co. para la
exportación de carnes congeladas, cueros, aceites, sebos y otros subproductos, dentro de una
estrategia internacional británica de distribución.

En este contexto debemos mencionar que se enviaron algunos productos nacionales como
muestras a ferias internacionales en París, Madrid, Chicago y otras ciudades ganando premios
de significación. Dentro de este conjunto debemos mencionar los chocolates de J. Genis de
Puerto Cabello que era bastante apreciado en España e incluso exportado a los Estados

207
Ibídem, p. 161.
208
Ibídem, p. 126.
209
Referencias bibliográficas en la sección del estudio referente a JABONES Y VELAS, Parte no. 3.

57
Unidos. Ponche Crema de Eliodoro González obtuvo el premio Grand Prix en Londres y
Medalla de Oro en la Exposición Internacional de San Luis (Missouri) en 1904 y distinciones
en la Exposición Marítima Internacional de Burdeos (1907)210; los calzados de Boccardo y
Cía. fueron premiados en las exposiciones de Filadelfia (1876), París (1878), Buenos Aires
(1882), Caracas (1883), Nueva Orleans (1885) y Chicago (1893)211.

210
Eliodoro González nació en Guarenas en 1871 y falleció en Caracas en 1923. Fue el creador del famoso
Ponche Crema en 1900. En 1905 patentó el producto que se convirtió en una famosa bebida de origen
venezolano.
211
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.

58
III

INDUSTRIALIZACIÓN PIONERA: ANÁLISIS


SECTORIAL

10.- Alimentos

10.1.- Azúcar

En la versión de Alexander von Humboldt: “Muy tarde verosímilmente hacia fines del
siglo XVI pasó la caña de azúcar de las Islas Antillanas a los Valles de Aragua”212. Con el
tiempo, la caña de azúcar dio pie a una próspera actividad que producía aguardiente, papelón
y azúcar. Durante el período que nos interesa, se dieron en este sector dos tipos de
innovaciones tecnológicas: la refinación del azúcar y la introducción de la máquina de vapor
en la producción de los ingenios.

10.1.1.- Refinación de azúcar

La expansión de la explotación azucarera en el Nuevo Mundo entre los siglos XVI y


XVIII trajo como consecuencia el desarrollo de la industria refinadora del azúcar crudo en
Europa:

Lisboa y Amberes fueron importantes centros de refinación, enviando Bélgica su


primer embarque de azúcar refinada a Inglaterra en 1540. Alemania instaló una
refinería en Angsberg, seguido por Londres que ya en 1689 disponía de 50 refinerías
y la de L’Havre no se quedaba muy atrás. Sin embargo, hay que advertir que la
refinación de azúcar era conocida por los hindúes en el año 600 d.C. La primera
refinería en América fue construida en Nueva York en 1689213.

En Venezuela, la primera refinería de azúcar fue establecida por Sauvage en Maracay


en 1844214, prácticamente 300 años después de su aplicación en Lisboa y Amberes. Allí se
refinaba azúcar moscabado proveniente de varias haciendas de los Valles de Aragua, entre

212
Alexander Von Humboldt, Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, T. 1, p. 131.
213
Alberto Rodríguez, El azúcar como hacedor de historia y de las comunidades, p. 41.
214
R. Cartay, Historia económica de Venezuela, p. 68.

59
ellas, La Trinidad del general José Antonio Páez. Sauvage utilizaba diversos adelantos
técnicos, como calderas de vapor y una caldera de clarificación, entre otras. Este tipo de
azúcar no tuvo gran difusión porque aún predominaba la costumbre de usar el tradicional
papelón215. Juan Vicente González hizo referencia en 1859 a los “obreros de la Refinería de
Azúcar Venezolana”216. De acuerdo a la información de Otto Gerstl, Sauvage trabajó durante
1856 para la casa Boulton y luego figuró bajo la razón social Sauvage Mastern217.

En 1887, Manuel Hernaiz obtuvo autorización para instalar el sistema de “ingenio


central”, tal como se denominaba a este tipo de empresas en Cuba 218. Luis Bennett, de
Caracas, fue autorizado con derecho exclusivo para organizar una compañía anónima con la
finalidad de establecer un tren completo para la refinación de azúcar, destilación de
aguardiente, usando azúcar moscabada con máquinas modernas. Las refinerías podrían
instalarse en Caracas, Miranda, Carabobo y el estado Zamora219.

A principios del siglo XX, la tecnología para la refinación de azúcar se fue


difundiendo con cierta rapidez. En 1903, Heriberto Tamayo de El Tocuyo registró una marca
de Azúcar Cristalizada La Estrella220. E. Franklin obtuvo protección oficial para el Azúcar
de Guatire que se producía en el Ingenio El Marqués221. La conocida hacienda Mopia fue
refugio en tiempos de Juan Vicente Gómez de la familia del coronel Nicomedes Zuloaga,
siendo destruida con posterioridad al pasar a ser propiedad del general Elbano Mibelli222.
Este último instaló allí, en 1919, el Ingenio Mopia dando a conocer el anuncio del “azúcar
cristalizada superior”, marca Santa Teresa223. La C. A. Central Caracas registró en la ciudad
capital el azúcar refinado con la denominación de Central Caracas en 1920224, año en que
también Hernández Delgado & Cía. obtuvo protección oficial para el azúcar refinado Central
El Ávila que se elaboraba en Caracas225. En ese año, la firma García y Hernández constituyó

215
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, tomo 1, p. 309; Catalina Banko, De trapiches a centrales
azucareros, pp. 37-38.
216
Oldman Botello, Maracay, noticias del viejo valle, p. 123.
217
Otto Gerstl, Memorias e Historias, p. 81.
218
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…, p. 25.
219
Ministerio de Fomento, Memoria, 1891, pp. 148-149.
220
Ministerio de Fomento, Memoria, 1903, p. XLVII.
221
Ministerio de Fomento, Memoria, 1914, p. 106.
222
Juan Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 52.
223
Indicador de Caracas y la República, p. s/n.
224
Ministerio de Fomento, Memoria, 1920, pp. 659-660.
225
Ibídem, p. 37.

60
en Guatire una empresa para la elaboración de azúcar cristalizado y papelón bajo la
denominación de Hacienda La Margarita226. Francisco Victoriano Calzadilla registró en
1924 la marca Carabobo para el azúcar que fabricaba en Valencia227.

10.1.2.- Trapiches a vapor

En 1791, un francés fugitivo de Martinica había introducido los trapiches de agua,


según lo afirma Marco Aurelio Vila228. José Donato Austria instaló en 1859 en la hacienda
El Charral, cercana a Valencia, el primer trapiche movido a vapor, en tanto que otros seguían
siendo movidos por agua229. Esta iniciativa fue relativamente temprana si consideramos que
en Santo Domingo, territorio eminentemente azucarero, se utilizó por primera vez la máquina
a vapor en 1874230.

En Maracay existía un ingenio azucarero en La Trinidad, hacienda que era propiedad


del general Páez. La misma contaba “con una máquina a vapor de 12 caballos de fuerza”,
alrededor de 1853231. La máquina a vapor fue concebida por James Watt, quien era fabricante
de aparatos de laboratorio en Glasgow (Inglaterra) en 1782232, invención que luego sería
aplicada en las fábricas textiles y en la industria ferroviaria.

Para principios del siglo XX, el uso del vapor en las haciendas venezolanas estaba
muy extendido aún en los lugares más alejados. A título de ejemplo citamos el ingenio a
vapor Hacienda La Colorada, que en 1929 anunciaba la existencia de un trapiche donde se
preparaban panelas233.

10.1.3.- Centrales azucareros

En cuanto a los centrales azucareros que se constituyeron, es necesario prestar mayor


atención. El primer central zuliano se estableció en 1912 en el Municipio Bobures del Distrito

226
Ibídem, p. 171.
227
Ministerio de Fomento, Memoria, 1924, p. 7.
228
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, p. 324.
229
R. Cartay, Historia económica de Venezuela, p. 69.
230
Alberto Rodríguez, Ob.cit., p. 59.
231
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Aragua, p. 217.
232
Maurice Niveau, Historia de los hechos económicos contemporáneos, p. 36.
233
Fernando Benet, Guía general de Venezuela, p. 44.

61
Sucre, bajo la razón social de Compañía Anónima Central Azucarero, que después pasó a
denominarse Central Azucarero del Zulia. La empresa estaba dotada de un moderno sistema
de riego e instalaciones provistas de calderas, además de tener una excelente ubicación por
la calidad de la tierra para los cultivos234. Los abanderados del proyecto fueron Antonio José
Meléndez del ingenio El Banco y Antonio Pirela Páez. En 1916, la firma Boulton era la
mayor acreedora del central, cayendo este en problemas y retrasos financieros en plena
primera guerra mundial, por lo cual en 1920 la factoría se vio obligada a concluir sus
actividades235.

En breve tiempo surgió otra iniciativa con la constitución de la firma Venezuela Sugar
Company, conocida posteriormente como Central Venezuela, que pasó a ser uno de las
factorías azucareras más importantes del país hasta mediados del siglo XX. La firma
comenzó a organizarse en 1912 y se constituyó formalmente al año siguiente. Entre sus
promotores sobresalían algunos miembros del círculo mercantil de Maracaibo. La compañía
compró terrenos y haciendas en Bobures para el cultivo de la caña de azúcar. Disponía de un
muelle de madera con una longitud de 160 metros, hasta donde llegaba un ferrocarril, cuyo
tramo central era de 13 kilómetros. En la labor agrícola se empleaban tractores lo que
representaba un avance de significación en cuanto al empleo de modernos equipos 236. En
Trujillo se instaló en 1913 el Central La Ceiba, aun cuando su vida fue muy breve porque en
1918 estaba cerrando sus puertas237.

Paralelamente se constituyó en 1913 la C.A. Sociedad Industrial Azucarera del


Tacarigua, en las proximidades del Lago de Valencia, que empezó a operar en 1914 como
una cooperativa privada bajo el nombre de Sociedad Industrial Azucarera de Tacarigua, con
un capital original de Bs. 200.000. Esta empresa fue vendida poco después al general Juan
V. Gómez. Tras la muerte de este último, la propiedad pasó a manos del gobierno nacional y
en 1946 fue traspasada a la Corporación Venezolana de Fomento (CVF)238.

234
Catalina Banko, Ob.cit., pp. 65-66.
235
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 81 y 124.
236
Catalina Banko, Ob.cit., pp. 67-69.
237
Ibídem, pp. 70-71.
238
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 264.

62
10.1.4.- Caramelos

Las barras de caramelos (candy bars) comenzaron en los Estados Unidos alrededor
de 1890. En 1917 se contaba la existencia de más de 30.000 marcas de ese producto en ese
país239. Pablo Cavalli (Caracas) registró en 1907 la fabricación, sin marca determinada, de
dulces diversos, entre los cuales se encontraban caramelos, drops, dulces con forma de frutas,
etc.240 En 1913 estaba operando la fábrica de caramelos Excelsior de J. G. Müller y otra con
el nombre de Sport, propiedad de Villasmil Hnos. José Reyes y Cía. de Caracas oficializó en
1919 la marca La Estrella Roja para caramelos finos de chocolate, miel, limón y vainilla241.
En 1920, Francisco Gamundi Canals registró también en Caracas la marca L’Arlesienne de
caramelos y bombones finos242. Por su parte, José Mendozza de Caracas poseía en 1921 una
fábrica de artículos de confitería, pastelería, chocolatería y bombones marca La Libertad243.
Manuela Rojas de Herrera obtuvo protección oficial en 1923 para la marca La Cojita
destinada a conservas elaboradas a base de coco, actividad que se había iniciado en 1874 en
Caracas244.

La proliferación de fabricación de dulces en los años veinte resulta llamativa y


coincide con la instalación de algunas pequeñas empresas de refinación de azúcar. En 1924,
Eliseo Suárez Meza de Caracas registró los bombones, caramelos y dulces con el nombre de
Suizos F. B., además de otro producto denominado Caramelos Suizos. En el mismo año,
Clemente Malpica de Valencia logró la protección oficial para fabricar caramelos La
Sultana245. En 1926, Carlos Falkinhagen de Caracas consignó su marca La Especial de jalea
de frutas246.

239
Lorimer Cavins, The wonderland of knowledge, p. 661.
240
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. 15.
241
Ministerio de Fomento, Memoria, 1919, pp. 495-496.
242
Ministerio de Fomento, Memoria, 1920, p. 15.
243
Ministerio de Fomento, Memoria, 1921, p. 146.
244
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 187.
245
Ibídem, pp. 193-194 y 203.
246
Ministerio de Fomento, Memoria, 1926, p. 146.

63
10.2.- Aceites y grasas

Este sector comprende diversos productos industrializados, como aceites, mantecas,


mantequillas que pueden ser de origen vegetal o animal. Se encuentra también la grasa de
cerdo fundida o más conocida como manteca. Los aceites son muy variados, siendo extraídos
del coco, ajonjolí, algodón, maní, oliva (este último es importado). La industrialización de
los aceites está ligada en muchos casos a la fabricación de jabones y velas por la utilización
de materias primas semejantes.

Según la información de Marco Aurelio Vila, en 1855, la Diputación Provincial


autorizó la instalación de una fábrica de aceite de coco y semillas de algodón tanto en Puerto
Cabello como en Valencia247. Fue en 1863 cuando Mariano Espinoza obtuvo el “privilegio”
para la “extracción de aceite de ajonjolí”248. La producción de aceites se difundió con rapidez
y Miguel Tejera señalaba en 1875 en su Venezuela pintoresca e ilustrada que se estaban
produciendo “aceites de diversas clases entre los que sobresalían los de coco, tártago y
ajonjolí”249. Augusto Nelli registró en 1884 la preparación de aceite de coco en Cumaná,
aunque sin marca específica250. En los años posteriores, se fue incrementando esta actividad
industrial en algunos puertos. En 1892 se registró la Fábrica de Sebo en Puerto Cabello por
J. Nicanor y J. A. Navarro, y en Maiquetía se radicó en 1896 una fábrica de aceite de coco,
tártago y nepe de coco, que para 1920 ya se encontraba mecanizada y contaba con una planta
eléctrica que utilizaba petróleo nacional251.

En 1906, Antonio P. Mora firmó un contrato con el gobierno para la fabricación de


grasas alimenticias y margarina, de acuerdo a los últimos adelantos alcanzados en el exterior.
Se estipuló en el documento la exoneración de impuestos para la importación de insumos
destinados a las operaciones de la empresa 252. En ese mismo año, Juan Santana De León
registró la producción de manteca pura de cerdo, sin denominación de marca, que fabricaba

247
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 163.
248
Ministerio de Fomento, Memoria, 1892, p. XLII.
249
Miguel Tejera, Venezuela pintoresca e ilustrada, Tomo 1, p. 334.
250
Ministerio de Fomento, Memoria, 1884, p. 41.
251
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, p. 166.
252
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…, p. 37.

64
en Acarigua253. Para 1907 se anunciaba en Coro el jabón de aceites de coco y grasa Una Mina
y SFL Coro, entre otros254. En Valencia, Pérez, Aikman y Cía. registró su aceite comestible,
aunque sin nombre específico, en el año 1909255.

La Venezuelan Meat Company, de capital inglés, fue instalada en 1910 en Puerto


Cabello, estando dedicada a la producción de aceite de pata de ganado, abonos, sebo y
manteca de marrano256, como complemento al beneficio y exportación de carne congelada
que era en realidad su principal actividad.

En 1910 se celebró un contrato entre el gobierno y Juan Santana de León para la


modernización tecnológica de la elaboración y “refinación de manteca de cerdo”257. En ese
año fue registrada la manteca de chicharrón El Globo de Palenzona y Cía. en Caracas258.
Mayor difusión adquiere en estos años todo lo relativo a la extracción de los subproductos
animales. Así es que J. Trujillo Arraval, médico de profesión y especializado en la producción
de artículos farmacéuticos, se comprometió con el gobierno a establecer una fábrica de
estearina y productos obtenidos por medio del refinamiento de las grasas animales, sobre
todo del sebo, derivado secundario de los mataderos, que se utilizaba solamente para algunos
productos de bajo rendimiento. El objetivo era instalar una planta de este tipo en San
Fernando de Apure o en Puerto Cabello259.

Otto Gerstl, apoderado de las casas Boulton de Maracaibo, informa acerca de los
hábitos de los venezolanos alrededor de 1920, específicamente en relación con el consumo
de aceite comestible, que venía en su mayor parte de Italia y España bajo la forma de aceite
de oliva. Al mismo tiempo, esa casa de comercio tenía una clientela para el aceite fino francés
marca Duret260.

El sector aceitero evidenció una fuerte competencia con el surgimiento de diversas


empresas, como por ejemplo, la manteca de coco Cocoman, consignada en Caracas en 1913

253
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…., p. 50.
254
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. 92-C.
255
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 70.
256
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 166.
257
Ministerio de Fomento, Memoria, 1910, p. XVIII.
258
Ídem.
259
Edgar Abreu, Entre campos y puertos..., pp. 54-55.
260
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 53.

65
como marca a favor de Salvador Geherdt261. En 1914, Ernesto L. Branger registró una marca
de fábrica para “aceite de comer” en Valencia262. En ese mismo año, Carlos Stelling
estableció en la capital carabobeña una fábrica de aceites en la que se empleaban las semillas
de algodón de la región, en sociedad con Francisco de Sales Pérez y el inglés Aikmann,
empresa que giraba bajo la razón social Pérez, Aikmann & Cía. 263, que en 1937 continuaba
operando en el ramo264. Otro producto destacado fue la manteca vegetal Indus, procesada en
1926 por La Industrial del Manzanares, ubicada en Cumaná265. La Fábrica de Aceites de
Maracay era una empresa subsidiaria de Telares de Maracay, fundada esta última en 1926.
Ambas se complementaban ya que la fábrica textil empleaba como materia prima el algodón,
mientras que la de aceites explotaba el aceite extraído de las semillas. La misma compañía
también importaba ajonjolí y maní para la obtención de aceites de esas materias primas 266.
Juan E. París de Maracaibo registró en 1928 la marca Esmeralda para el aceite que
fabricaba267.

Rafael C. París de Maracaibo obtuvo en 1928 protección oficial para su manteca de


cochino Hojas de Plata268. La C.A. Industrial Productora de Grasas fue fundada “por un
reducido grupo de empresarios venezolanos” en 1935 con un capital de Bs. 200.000, con el
objetivo de elaborar la manteca vegetal Los Tres Cochinitos y el aceite de mesa El Dorado269.
En 1940, el Informe Ford señalaba que la industria de aceites vegetales era nueva, ya que
hasta entonces se producían grasas usadas en ciertas industrias como las de jabón y otros
derivados extraídos de animales270. Sin embargo, hemos visto que su tradición se remonta a
mediados del siglo XIX.

261
Ministerio de Fomento, Memoria, 1913, p. LVIII.
262
Ministerio de Fomento, Memoria, 1914, p. XLIII.
263
Ídem.
264
C. A. Nacional Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica 1937,
265
Ministerio de Fomento, Memoria, 1926, p. 39.
266
Oldman Botello, Las primeras industrias de Maracay, p. s/n.
267
Ministerio de Fomento, Memoria, 1928, p. 52.
268
Ibídem, p. 308.
269
Jorge Villalba, Agricultura, industria y comercio, p. 46.
270
Ford, Bacon and Davis, Informe preliminar de carácter económico industrial sobre los Estados Unidos de
Venezuela.

66
10.3.- Chocolate

El chocolate El Indio se anunciaba como la fábrica más “antigua y acreditada del


país”271, la cual habría sido fundada en 1845. Estaba localizada en Caracas y regentada por
José Hermann, quien consiguió su marca de fábrica para cacao, chocolate y confituras El
Indio en 1915. En cuanto al registro de patentes más antiguo para este producto, el mismo se
ubica en 1863 cuando se concedió “privilegio” para la fabricación de chocolate a Juan B.
Barboza272.

Los hermanos Fullié, de nacionalidad suiza, fundaron en Caracas en 1861 la fábrica


de chocolates La India, marca que fue registrada con esa denominación en 1880273. Su
producción, empleando máquinas perfeccionadas, sustituyó en gran parte al chocolate en
bola hecho de cacao molido grueso y de fabricación doméstica274. Esta planta contaba con
26 máquinas grandes y varias pequeñas, de origen francés y alemán, y producían 1.000
kilogramos de chocolate al día275. En 1892 obtuvo oficialmente la marca de fábrica Chocolate
La India276.

En 1913, uno de los hermanos Fullié había muerto y el otro debió ausentarse del país
por razones de salud, por lo que resolvió vender la fábrica277. Así es que la empresa bajo la
razón social de Fullié y Cía., registró nuevamente la marca La India en aquel año, contando
con un capital de Bs. 500.000, para la producción de chocolates en tabletas, caramelos,
dulces, bombones, confites, etc.278 Sus promotores fueron Julio Blanco Ustáriz, Lewis J.
Proctor, L. Pérez Díaz, Rafael Max Valladares, Alfredo y Oscar A. Machado. Obtuvo la
medalla de mérito, oro y plata, y el Gran Premio en Chicago en 1893. Para 1920 continuaba
con el mismo capital y producía 15.000 kilogramos de chocolate al mes. En 1918 la nueva
empresa adquirió un terreno entre las esquinas de Rosario a San Roque, donde instalaron la
fábrica que en 1926 se modernizó con nuevas maquinarias279. Vendían también avena-cacao

271
El Cojo Ilustrado, Vol. 39, 1912, p. 572.
272
Ministerio de Fomento, Memoria, 1863, p. CXIV.
273
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 34.
274
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 327.
275
Rafael Cartay, Historia económica de Venezuela, p. 69.
276
Ministerio de Fomento, Memoria, 1892, p. LIII.
277
“La fábrica de chocolates La India”, Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, no. 356, 1943, p. 8.900.
278
Ídem.
279
Ídem.

67
marca La India y la Phosphatine Fullié, catalogada como “alimento completo para todas las
edades”280.

Acerca de la moderna planta construida en 1926 se afirma que se había renovado


totalmente la maquinaria con la instalación de…

…potentes refinadores de cilindros de acero, pesadores automáticos y maquinarias


para la fabricación de chocolate fondant y con leche. En esa fecha se trajo un técnico
francés y lanzó con su marca diversos tipos de chocolates con leche y bombones. A
pesar de la magnífica calidad de los productos el público no les dio acogida por ser
criollos y fue necesario presentarlos con el nombre de Duncan para que el público
los consumiera y encontrara excelentes. Recientemente, después de estar acreditada
la marca y desaparecida del público la novelería de los productos extranjeros se ha
permitido saber que el Duncan es un producto de La India281.

Otro registro de marca de fábrica de chocolates y cacao denominada Al Indio fue


presentada en 1879 por Luis Rus y Cía., Sucesores de A. Duvall & Cía. 282 La fábrica de
chocolate de J. Genis, ubicada en Puerto Cabello, presentó sus productos en la exposición de
Caracas en 1883. Al respecto se comentó que:

…ha exhibido muestras notabilísimas de este artículo aromatizado con sarrapia, uno
de nuestros productos más apreciados en el Amazonas y que le da un gusto en
extremo agradable. Este chocolate es tan bueno, siendo el mejor, el más acreditado
en el país, se fabrica de vainilla y canela, en Venezuela y en la misma España es
bastante apreciado y la fábrica lo exporta también a los Estados Unidos283.

En 1891, Utrera y Cía. solicita en Caracas protección oficial a su marca Los Indios
para chocolates en tabletas y cacao soluble en leche o agua. En el mismo año aparece la marca
La Tropical de Gregorio Pérez. Igual procedimiento de registro realizó Enrique Olivares en
Valencia para su marca de chocolates A la Venezolana. Estos productos eran de diverso tipo:
“chocolates de familia”, de canela, etc. Utilizaba máquina movidas a vapor. Incluso se ofrecía
como una novedad el chocolate en pasta envuelto en papel284. En 1895, S. A. Ettedgui obtuvo

280
Ídem.
281
Ídem.
282
Edgar Abreu, Inicio de Modernidad…, p. 33.
283
Rafael Ramón Castellanos, Caracas en el Centenario del Libertador, Tomo 2, p. 325.
284
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 37.

68
su marca de fábrica La Indiana para chocolates fabricados en Puerto Cabello para su
exportación285. La gran fábrica de chocolates y cacao Sultana del Ávila era la marca de la
firma perteneciente a Ramella Hnos. y Pablo Ramella Sucs. de Caracas286, que además eran
propietarios de cinco establecimientos dedicados al rubro de panaderías en Caracas y dos en
La Guaira (Ver sección Panaderías)287.

Además de las ya mencionadas existieron otras fábricas de chocolate en la capital.


Chocolates Oka de Pérez y Cía. obtuvo su autorización en 1914288. En 1915, G. J. Sanabria
Boulton registró la marca Caracas para el chocolate que elaboraba y expendía289. Julio C.
Ayala y Cía. dio a conocer en Caracas la marca García y Ponsetti de bombones y chocolate
en tablas290. La actualmente reconocida marca de chocolates El Rey de Tuozzo y Zozaya
quedó registrada en 1929 en Caracas291. La publicidad de Crema de Chocolate Yogi apareció
en 1939 como perteneciente a la Compañía Industrial Venezolana de Cacao292.

Otra modalidad fue el registro de marcas para una “clase de cacao no manufacturado”
que “producen y exportan”, como fue el caso de Raffalli Hermanos en 1923, empresa ubicada
en Carúpano. Estas marcas eran: El Peñón, Real Corona, Flor Caribe, Real Choroní y Flor
de Paria293.

Por su parte, la familia Franceschi representaba una antigua tradición en el ramo


cacaotero. En 1828 había llegado a Carúpano Vicente Franceschi desde Córcega y dos años
después inició sus negocios mercantiles para luego dedicarse al cultivo de cacao, labor que
fue continuada por sus descendientes294. A. Franceschi e Hijos, de Río Caribe, registró en
1923 como marcas de “los tipos o clases de cacao sin manufacturar, que producen y
expenden”: Santa María, Irapa Flor, Ceiba, Corona Imperial, San José de Choroní, Río
Caribe y Santa Elena295. En ese mismo año, P. Prosperi & Cía. de Caracas obtuvo protección

285
Ibídem, p. 39.
286
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 748.
287
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, T. 1, p. 327.
288
Ibídem, pp. 89 y 94.
289
Ministerio de Fomento, Memoria, 1915, pp. 476-477.
290
Ministerio de Fomento, Memoria, 1928, p. 291.
291
Ministerio de Fomento, Memoria, 1929, p. 254.
292
Guillermo Veloz Mancera, La guía inquilinaria del Distrito Federal, p. s/n.
293
Ministerio de Fomento, Memoria, 1923, pp. 30-33.
294
“En 1830 Vicente Franceschi” en Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, octubre 1967.
295
Ministerio de Fomento, Memoria, 1923, pp. 37-51.

69
oficial para una “clase de cacao no manufacturado” que producen y exportan: Couronne
Royale, Dos Coronas, Santa Rosa y Royal Ceiba296. Angeli Hermanos de Caracas y Carúpano
registró también en 1923 el cacao no manufacturado que producía y vendía: Flor de
América297.

10. 4.- Carnes

10.4.1.- Tasajo

Desde el siglo XIX, Venezuela desarrolló una actividad ganadera de importancia


destinada a la exportación de cueros. Posteriormente, adquirió relevancia la colocación en el
mercado externo de carne salada denominada “tasajo”, que era utilizada para alimentar a los
esclavos antillanos. De esta forma, con el inicio del siglo XIX y la creación de la República
de Venezuela, una de las primeras iniciativas en esta materia correspondió al general José
Félix Blanco con la instalación de una salazón de carnes en Unare en 1842, producto que era
enviado a La Habana298, donde existía abundante esclavitud que era empleada en la
explotación azucarera. El norteamericano Dovale, en representación de un grupo de
capitalistas de ese mismo origen, solicitó en 1865 autorización para instalar un saladero de
carne a lo largo de un río tributario del Orinoco299. En febrero de 1898 se inauguró un nuevo
matadero en Caracas, dotado de “moderna arquitectura” y de todas las instalaciones
necesarias para ese tipo de empresas, dadas las precarias condiciones en que se encontraba
el existente hasta la fecha en la capital de la república300.

4.2.- Carnes refrigeradas y procesadas

La elaboración de subproductos de la carne sufrió una verdadera revolución con la


invención del sistema Tellier que, desde 1872, aseguró el sistema de refrigeración artificial,
con lo que se incentivó la exportación de carne refrigerada hacia los Estados Unidos. En
América Latina, el primer frigorífico fue construido en Argentina en 1882, y al año siguiente
su propietario George Drabble realizó el primer envío de carnes congeladas a Londres. Estas
exportaciones fueron creciendo de manera acelerada, aun cuando no fue sino en 1914 que la

296
Ibídem, pp. 150-152.
297
Ibídem, p. 153.
298
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 68.
299
Benjamín Frankel, Venezuela y los Estados Unidos 1810-1888, p. 215.
300
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 317.

70
producción de los frigoríficos superó a la procedente de los tradicionales saladeros 301. La
primera planta de beef-extract se instaló en Fray Bentos en Uruguay en 1863, considerada
como la pionera en su condición de empresa industrial moderna en ese país, la cual fue
promovida por la Liebig Meat Extract Co. de Londres. En 1904 se instaló el primer
frigorífico en Uruguay donde también la ganadería había adquirido gran expansión302.

En materia de carnes procesadas es interesante mencionar que a fines del siglo XIX
comenzó el consumo de Diablitos Underwood en Venezuela, tal como se desprende de la
información sobre la importación de este producto por Puerto Cabello en 1896 con destino a
Caracas. Al respecto, es menester destacar que William Underwood fue un inmigrante
británico que en 1820 fundó en Boston esta nueva industria.303

Un primer indicio del interés por implantar el sistema de frigoríficos para luego
exportar las carnes congeladas es el contrato suscrito por Federico Enrique Martínez en 1905,
pero por falta de cumplimiento de los compromisos adquiridos, el mismo fue derogado en
1907304. En ese mismo año se otorgan privilegios a Esteban Herrera Sucre para la preparación
de carnes frescas destazadas para la exportación con la construcción de plantas
refrigeradoras, siendo la de Puerto Cabello la primera en ser instalada. En 1909, Herrera
Sucre traspasó sus derechos a la compañía inglesa The Venezuelan Meat and Products
Syndicate de Londres, adquiriendo además para esta sociedad los terrenos de la C. A.
Cervecería Nacional, ubicada en Puerto Cabello305.

La compañía congeladora logró su título definitivo de propiedad en 1911 mediante el


compromiso de construir la calzada que se dirigía a Borburata. Después la empresa continuó
ampliando sus espacios con la compra de otros terrenos particulares aledaños y algunos
pertenecientes al Ayuntamiento306. En 1911, Herrera Sucre ya no se desempeñaba como
representante legal de la congeladora, labor que quedó a cargo del inglés E. L. Rees, quien

301
George Wythe, Industry in Latin America, p. 80.
302
Ibídem, p. 131.
303
Diablitos Underwood, Historia de un líder, p. s/n. El consumo de Diablitos Underwood en Venezuela se
difundió rápidamente al punto de que pasó de 13.000 cajas en 1949 a 775.000 en 1960, lo que motivó la
fundación en este último año de Diablitos Venezolanos C.A. en Caracas y al año siguiente de otra planta en
Cagua.
304
Edgar Abreu, Entre campos y puertos..., p. 37.
305
Carlos Valery Ardila, “La Congeladora de Puerto Cabello” en Nikita Harwich Vallenilla (Coord.):
Inversiones extranjeras en Venezuela siglo XIX, pp. 414-415. Véase sección Cervecerías.
306
Ibídem, pp. 416-419.

71
luego cedió este puesto a Magnus Work. Este último traspasó en 1919 los bienes de la firma
a la Lancashire General Investment Company de Valencia, la cual había iniciado sus
actividades desde 1914 comprando hatos en la región llanera (Apure, Guárico y Cojedes). La
estrategia de la empresa consistía en poseer gran número de hatos que producían la materia
prima para la compañía de carnes congeladas. A raíz del estallido de la primera guerra, las
oficinas de la empresa se trasladaron de Londres a Chicago307.

La Lancashire General Investment Co., denominada desde 1919 Venezuelan Meat


Export Company Limited, de capital inglés, fue propietaria de buen número de hatos
ganaderos en Venezuela que proporcionaban la materia prima para abastecer la planta
frigorífica. Esta planta, que era más conocida en Puerto Cabello como la Congeladora o la
Compañía Inglesa, representó en la época una alternativa a las existentes en países del Cono
Sur debido a la menor distancia respecto a los mercados. Inversiones de significación fueron
realizadas para la compra de razas de ganado que permitirían mejorar la calidad de la carne
utilizada en el frigorífico, tomando en consideración la necesidad de contar con una excelente
materia prima para la exportación, que se dirigió a Inglaterra hasta alrededor de 1930308.

Esta compañía fue una empresa de tamaño considerable que se conectaba con rieles
al puerto, además de fundar una tenería para la preservación de los cueros 309 (ver sección
Tenerías). Asimismo el ferrocarril Puerto Cabello-Valencia fue de gran utilidad para el
transporte de las reses. También producían aceite de pata de ganado, abonos, sebos y manteca
de ganado, funcionando con máquinas de 1.000 HP y empleando petróleo y carbón
nacional310. La relación de estas empresas con la explotación ganadera llevada a cabo por el
general Juan Vicente Gómez es estudiada detalladamente por el investigador norteamericano
Doug Yarrington, de manera especial en todo lo relativo a la corrupción que se había tejido
en torno a los intereses económicos encabezados por el dictador venezolano311. Los
problemas de la compañía comenzaron a mediados de los años veinte, a raíz de
desentendimientos con Gómez en torno a los precios del ganado que este suministraba al

307
Ibídem, pp. 423-427 y 450-451.
308
Weine Karlsson, Manufacturing in Venezuela, p. 146.
309
El Cojo Ilustrado, Vol. 35, 1910, p. 507.
310
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 240.
311
Doug Yarrington, Corruption, state formation, and popular response during the regime of Juan Vicente
Gómez 1908-1935.

72
frigorífico. De este modo se inició la declinación de la empresa y la drástica caída de su
producción312. Como consecuencia de estos problemas, la Congeladora envió sus
maquinarias a Argentina y Uruguay, desde donde llegó a exportar carne congelada a
Venezuela tras la muerte de Gómez. En las instalaciones de la Compañía Inglesa se prosiguió
con la fabricación de hielo, y desde la década de los cincuenta la firma comenzó a alquilar
sus equipos de refrigeración para pescaderías y comerciantes de alimentos, de acuerdo a la
información que nos brinda el detallado trabajo de Carlos Valery313.

Precisamente, Gómez instaló en los años treinta la Ganadera Industrial Venezolana


en Maracay con el objetivo de exportar carne, pero no logró penetrar el mercado británico
que era abastecido desde Argentina y Uruguay. También estaba el Matadero Modelo de
Maracay o Planta Ganadera, mejor conocida con esta denominación, que fue inaugurada el
24 de julio de 1928 utilizando terrenos donados por Juan Vicente Gómez a quien perteneció
la empresa. Tras su muerte la firma pasó a ser controlada por el Ministerio de Agricultura y
Cría314.

10.5.- Productos lácteos

La fabricación de mantequilla adquiere cierta difusión desde finales del siglo XIX.
En 1896, Alberto Capriles registra la elaboración de mantequilla y encurtidos, aunque sin
una marca específica, en su fábrica ubicada en Maracay que responde a la razón social de
Industria Nacional315. En estos años en que parece haber un gran ímpetu para la
agroindustria, Vicente y Alí Gómez, hijos del gobernante venezolano, registraron en 1910 en
Maracay la mantequilla El Diamante316. Trujillo Roche y Cía. logró en 1911 un contrato para
establecer en Maracay y sus alrededores un lactuario para la fabricación de leche condensada,
esterilizada, azúcar de leche, crema, mantequilla y quesos finos 317. Al respecto es menester
destacar que la leche condensada ya era conocida en Venezuela gracias a las importaciones
de este producto desde los últimos años del siglo XIX. Esta empresa de Trujillo Roche y Cía.
se convirtió en 1912 en Lactuario de Maracay con un capital de Bs. 280.000. Poseía una

312
Carlos Valery, Ob.cit., pp. 478-480.
313
Ibídem, pp. 480-482.
314
Ibídem, p. 482.
315
Ministerio de Fomento, Memoria, 1896, p. XXXII.
316
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 82.
317
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…, pp. 50-51.

73
pasteurizadora, aparatos centrifugadores, refrigeradoras, máquinas para elaborar cremas y
otros equipos destinados a homogeneizar la leche. Utilizaba motores a vapor y eléctricos,
calderas y además fabricaban envases. Podía procesar por día hasta 10.000 litros de leche
cruda, 700 Kg. de mantequilla, 400 Kg. de queso y 500 litros de leche esterilizada. Trabajaba
allí un químico holandés Enrique Peeters y la empresa contaba con apenas 26 obreros. El
presidente de la firma era el general José Eloy Anzola318.

A esta industria se encontraba anexa otra que era llamada “salchichería” en la que se
producían conservas alimenticias, donde trabajaban alrededor de 21 personas. El director
técnico era el español Francisco Martínez. Aparte se encontraba otra fábrica de envases de
hojalata y una fábrica de hielo. Lactuario de Maracay fue visitado por Juan Vicente Gómez
en 1913 quien admiró la utilización de prensas mecánicas. En 1917, esta empresa fue vendida
a Juan Vicente Gómez, propiedad que fue confiscada en 1936, pasando así a ser administrada
por el Estado319.

10.6.- Molinos

10.6.1.- Molinos de trigo

La producción de harina de trigo en forma artesanal existía desde los tiempos de la


Colonia, cuando se cultivaba el grano en la región central. En efecto, El Cojo Ilustrado de
1903 reproduce una foto de las “ruinas de un antiguo molino español” de dos pisos,
localizado en Cagua320. John Boulton trajo en 1826 su primer embarque con 269 barriles de
harina de trigo, negocio que continuará siendo parte de sus más importantes negocios durante
más de un siglo, dado que la producción nacional no alcanzaba para cubrir la demanda
interna321.

La Sociedad Económica de Amigos del País dedicó su tercer cuaderno del 15 de enero
de 1832 a un extenso ensayo referido a la siembra, molienda y preservación del trigo322,

318
Ibídem, pp. 369-370.
319
Ibídem, pp. 370-372.
320
El Cojo Ilustrado, Vol. 20, 1903, p. 682.
321
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 45.
322
Sociedad Económica de Amigos del País, Memorias y Estudios, T. 2, p. 28.

74
cereal que tuvo sustancial significación en la alimentación cotidiana, por lo que para abaratar
el producto en 1847 se redujeron los impuestos sobre la harina 323. El cronista de La Guaira
Enrique Rivodó asegura que en 1856 se instalaron en ese puerto los primeros molinos de
vapor de trigo324. Sin embargo, otras fuentes aseguran que en 1861 Diego Campbell y H. L.
Boulton fundaron los Molinos de La Guaira para el procesamiento de ese grano325. Susan
Berglund afirma al respecto que “antes de 1870 la Casa (Boulton) también invirtió pequeñas
sumas en actividades tales como molinos de trigo, fabricación de jabón y velas, el ferrocarril
de Petare, el tranvía de La Guaira, caminos, etc.”326. Este empresario se asoció, en efecto, en
La Guaira en 1861 con Diego Campbell, quien había obtenido el privilegio para moler trigo,
el cual podía importar libre de derechos. Al inicio, Campbell poseía las dos terceras partes
de la empresa y Boulton era dueño del resto, pero más tarde este último compró esa parte de
las acciones, aun cuando la administración siempre estuvo en manos de Campbell. El molino
terminó sus operaciones en 1874 fecha en que venció el privilegio327.

El Arancel fijado en 1867 determinó que el “trigo en granos” estaba libre de pagar
derechos arancelarios, pero la “harina de trigo en barriles de 80 1/2 a 92 Kg. debía pagar 500
centavos por barril y 250 centavos el medio barril. La harina de trigo en otros envases pagaba
26,08 centavos por kilogramo. En otras palabras, se había impuesto un régimen de protección
arancelaria a la molienda nacional de trigo 328. H. L. Boulton y Cía. registró en 1901 la
elaboración en Caracas de harina de trigo con las marcas Mi Preferencia, en letras rojas, y
Pan Rico, en letras azules329. En 1905, José Hilario Mora, vecino de Caracas, logró suscribir
un contrato para establecer molinos de trigo para la elaboración de harina y afrecho con las
más modernas maquinarias existentes330.

En 1924, Heriberto Tamayo de El Tocuyo registró la marca de harina de trigo La


Estrella331. La gran difusión de la dulcería en sus distintas variedades impulsó la fabricación

323
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 159.
324
Enrique Rivodó, Compendio, apuntes y tradiciones de La Guaira 1499-1899, p. 100.
325
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 69.
326
Susan Berglund, El crédito mercantil de Páez a Guzmán Blanco, p. 59.
327
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 321.
328
T. E. Carrillo Batalla, Historia de las finanzas públicas, T. 27, pp. 179 y 204.
329
Ministerio de Fomento, Memoria, 1901, pp. 46-47.
330
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, pp. 318-320.
331
Ministerio de Fomento, Memoria, 1924, p. 279.

75
de artículos relacionados, como fue el caso de las barquillas para contener helados, que eran
elaboradas con harina de trigo por Enrique A. Chapellín en Caracas con la marca ICYPI332.
En los Andes, la producción de trigo fue una verdadera tradición que ha continuado hasta
nuestros días e incluso se han encontrado evidencias de un “molino de trigo” en Mérida en
1929333. Entre 1928 y 1929 se registraron las siguientes marcas de harina de trigo: Harina
Maracay de Marco Tulio Ramírez en Maracay; Bandera Roja de René Pérez Conde y Cía.
en Maracaibo y Gran Tipo de P. Amistesarove en Caracas334.

10.6.2.- Molinos de maíz

Se tienen noticias de que en 1863 se había instalado en Caracas la primera máquina


de moler maíz335. Sin embargo, el registro de marcas y patentes de fábrica indica que se
concedió el “privilegio” a Emilio Conde para una “máquina de mondar y deshollejar granos
de maíz para la panificación” en 1865336. Luego, en 1873 Domingo A. Olavarría estableció
la primera máquina de moler maíz en Valencia337.

El censo de 1888 identifica en Caracas cinco molinos de maíz 338, y también se


menciona en 1890 la instalación de un molino de maíz en Caracas, con la finalidad de
producir maíz tostado, harina de maíz crudo fino (funche), harina de maíz Cariaco, y también
harina de arroz. Esa empresa empezó a trabajar con molinos de piedra verticales que en 1920
estaban movidos por electricidad. Utilizaba maíz del Tuy, Aragua y Carabobo, así como maíz
amarillo del Zulia. El arroz era nacional y extranjero. En la fecha antes mencionada tenía 14
empleados y beneficiaba 2.000 sacos de 50 Kg. al mes339.

En 1891 se cotizaban en la Bolsa de Comercio de Caracas los valores de La Popular-


Compañía de Moler Granos (de maíz) con un capital de Bs. 600.000 y 15% de prima en sus

332
Ministerio de Fomento, Memoria, 1928, p. 6.
333
F. Benet, Guía general de Venezuela, p. 208.
334
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, pp. 260 y 273-274.
335
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 69.
336
Ministerio de Fomento, Memoria, 1865, p. CLIV.
337
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 69.
338
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del Distrito Federal, p. 272.
339
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, T. 1, p. 330.

76
transacciones340. Marco Aurelio Vila afirma que “un molino de maíz instalado en 1890 estaba
totalmente electrificado”341.

Michel de Lemos y Cía. registró en 1901 su marca Maizeina que era fabricada en
Caracas como una harina de maíz “disoluble”342. Al año siguiente, Eugenio Méndes y
Mendoza de Caracas logró protección para su marca Fécula Indiana que consistía en una
harina elaborada con base en fécula de maíz343. La firma Conde Hermanos comenzó a
promover en 1903 su producto “maíz-oriza”, producto de la nueva industria de harinas de
maíz y arroz, que se estableció en la capital 344. El maíz era sometido a una trituración previa
y después pasaba a los aparatos de lavado, depuración y molido. La masa era trasladada a un
extenso filtro movido por electricidad y luego era conducida a largas mesas impermeables.
Desde allí la maicena o maíz-oriza se dirigía a los depósitos donde se almacenaba el gluten
desprendido en la fabricación. Como subproductos estaban entonces la sémola y el gluten345.
Este producto era anunciado como el mejor para elaborar pan, postres, cremas y atoles,
vendidos en los principales almacenes y boticas de la capital. La empresa Conde Hermanos
estaba ubicada entre las esquinas de Marrón a Dr. Paúl, no. 6346. Por su parte, Pérez y Anselmi
(Caracas) registraron en 1903 Harinolina, harina que era extraída de la leche del maíz blanco.
En el mismo año, Betancourt y Vaquero, obtuvieron protección oficial para fabricar la harina
de maíz denominada Flor-maíz-perla en Valencia347. En 1904, José Gregorio Nuñez de
Caracas registró la marca Maizarina elaborada con fécula de maíz348.

En 1906, en Maiquetía se encontraban los siguientes molinos de granos: Chapellín y


Cía. de José Antonio Chapellín, dedicado a moler y pilar maíz; Chirinos y Cía. y Leandro
Hnos.349 En aquel mismo año, José Ignacio Padrón de Caracas obtuvo protección oficial para
elaborar Gofio crema especial que era una sustancia alimenticia preparada con harina de maíz

340
Carlos M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, pp. 156-158.
341
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del Distrito Federal, p. 273.
342
Ministerio de Fomento, Memoria, 1901, pp. 46-47.
343
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. 16.
344
El Cojo Ilustrado, Vol. 20, 1903, p. 259.
345
Ibídem, p. 349.
346
Ibídem, p. 350.
347
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 57.
348
Ministerio de Fomento, Memoria, 1904, pp. 32-33.
349
Van Praag, Guía o Directorio Anual de Caracas, 1906, p. 515.

77
Cariaco puro, azúcar y leche350. Otra fábrica de maicena se instaló en 1908, la cual llegó a
tener a su cargo 45 trabajadores en 1920 y utilizaba máquinas para el procesamiento de maíz
nacional351.

En 1902 fue concedida protección para la fabricación de los siguientes productos:


Maizena y Sémola de Maíz a Ángel D. Volcán352; Polvo de arroz de Leiva a Miguel de Leiva
y Cía.; al año siguiente se otorgó marca de fábrica para una “preparación a base de maíz”
llamada Fécula Indiana a Eugenio Méndez y Mendoza de Caracas; de “invención “ y “mejora
de invención de Maizena y sémola de maíz” a Michel de Lemos y Cía. de Caracas; fécula de
maíz, para preparar manjar blanco y pudin de chocolate, marca La Nacional, a Carlos Rivero
de La Guaira. En 1905, Carlos Zuloaga obtuvo la marca de fábrica Maizena en Caracas353.

En 1906 se otorgó la marca de fábrica Harina de Maíz a F. E. Schemmel de Caracas


y Maracaibo, que era presentada en sacos de 46 kilogramos de harina de maíz 354, y también
en ese año La Honradez a Antonio Hernández González de Maracaibo, marca de una harina
de maíz amarillo y blanco y de arvejas, para cuya fabricación se utilizaban máquinas a
vapor355. Pedro Herrera Malpica registró en 1909 Fécula de maíz Cariaco para ser elaborado
en Caracas356. Bernard J. Kenny de Caracas consignó en el mismo año la marca Maizina
Americana para una fécula preparada con maíz357. Federico Evaristo Schemmel de
Maracaibo obtuvo en 1909 protección para la harina que elaboraba bajo la denominación de
Harina de maíz358. Por su parte, Leandro Miranda oficializó la fécula de maíz llamada Flor
de Maicena, también en 1909359.

Alfonzo Rivas y Cía. fue fundada en 1910 por Miguel y Santiago Alfonzo Rivas con
el objetivo de elaborar harina de fécula de maíz que fue lanzada al mercado en 1915 con la
marca El Águila. Este producto obtuvo en 1916 el premio Cruz del Mérito en la Exposición
Internacional de Milán. Debido a sus variadas aplicaciones en la cocina criolla este artículo

350
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 61.
351
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, T. 1, p. 330.
352
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. XIV.
353
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, pp. 47 y 57.
354
Ibídem, p. 62.
355
Ibídem, p. 63.
356
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. 216.
357
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 70.
358
Ibídem, p. 71.
359
Ídem.

78
conquistó con rapidez el mercado venezolano a pesar de la gran competencia existente en el
ramo. Muy recordada es la canción de su comercial: “La Maizina Americana… gran producto
nacional… gran producto nacional… lleva el Águila en la caja… distintivo sin igual” 360.

Otras patentes otorgadas en el ramo de harinas de maíz fueron las siguientes: en 1912
fécula de maíz Cariaco a Pedro Herrera Malpica de Caracas y harina de maíz Maize-Flora a
Lorenzo Adrián Bradizco de Caracas361. En 1914, Maizena Venezolana a Diego Peña
Córdoba de Caracas. En 1916, el preparado de maíz denominado Maicena Caracas a Tamayo
y Cía. de Caracas362, al año siguiente Flor de Maicena a Ricardo Baquero Villanueva de
Caracas363, y en 1921 la marca Maizeína a Tamayo y Cía. en Caracas364. Ernesto L. Branger,
hijo, registró en 1927 en Turmero el producto llamado La Indiana, elaborado con maicena365.

Otto Gerstl señala que “los molinos para moler maíz, marca Corona se vendían en
grandes cantidades” en el país366. Precisamente, resulta llamativa la gran difusión de
pequeños establecimientos fabriles en esta rama en las primeras décadas del siglo XX.

6.3.- Otras harinas

Una variante de las harinas utilizadas en la época fue la harina de plátano que estaba
elaborada en Caracas por E. Méndez y Cía., con la marca Banarina en 1902367. En 1908, Luis
Ramírez Pacheco registró la harina de plátano La Indígena que era fabricada en Caracas368.
Al año siguiente, Juan Bautista Ascanio obtuvo protección oficial para el producto
Minerarina que consistía en una harina de cereales, enriquecida con minerales, que era
considerada un excelente alimento para embarazadas, niños y ancianos369. En 1918, Nazario
Aponte de Aragüita hizo lo propio con la marca La Suprema para la harina de “bananos” que
producía en esa localidad370.

360
“El maíz, base de una legítima industria nacional, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, octubre
1967.
361
Ministerio de Fomento, Memoria, 1912, p. 27.
362
Ministerio de Fomento, Memoria, 1916, p. 255.
363
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 115.
364
Ministerio de Fomento, Memoria, 1921, p. 93.
365
Ministerio de Fomento, Memoria, 1927, p. 84.
366
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 54.
367
Ministerio de Fomento, Memoria, 1902, p. 17.
368
Ministerio de Fomento, Memoria, 1908, p. 121.
369
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 71.
370
Ministerio de Fomento, Memoria, 1918, p. 16.

79
10.7.- Pastas

El uso de pastas en la dieta alimenticia del venezolano es anterior a lo que usualmente


se supone. Enrique Rivodó, cronista de La Guaira, indica que en 1846 se registró el
establecimiento de la primera fábrica de fideos en ese puerto371. Pedro Cunill Grau comenta
que en esos años la presencia de inmigrantes italianos incidió en la instalación de diversas
fábricas de pastas, del tipo fideos, tallarines, macarrones y otras variedades utilizando
máquinas a vapor, sobre todo en Caracas372. Por su parte, León Suárez fundó en Caracas en
1879 una fábrica de pastas italianas373.

En la Exposición Industrial de 1883, Ernesto Branger presentó sus Pastas Italianas,


y en 1886 se concedió una marca de fábrica para la elaboración de ese producto a Manuel
Rivero Escudero en Caracas374. Sin embargo, ya en 1884, Chapellín y Cía. había obtenido la
marca llamada El Progreso para los fideos elaborados en su fábrica de Caracas375. En ese
mismo año, obtuvo igual privilegio Luis Allegri para la elaboración de fideos y macarrones:
La Genovesa, la cual fue traspasada a Eduardo Montauban y Cía. en 1918376. Este último
empresario agregó entonces las pastas italianas a sus actividades tradicionales propias del
rubro de panaderías.

En 1885 quedó registrada la Compañía Nacional Anónima Fabricación de Pastas


Italianas, con productos sin marca377, y en 1891 se inscribió en la Bolsa de Comercio la
Compañía de Pastas Italianas, Escobas y Velas, disponiendo de acciones nuevas con 2% de
prima378. En Puerto Cabello, la sociedad Ettedgui obtuvo en 1895 protección oficial para las
pastas alimenticias La Americana379.

Ya en el siglo XX encontramos pastas La Infalible de Maximiliano Veres en Caracas


(1904); pastas La Italiana de Vicente Vettuono en Valencia en 1907, compañía que había

371
Enrique Rivodó, Ob.cit., p. 95.
372
Pedro Cunill Grau, Geografía del poblamiento venezolano en Venezuela, tomo 3, pp. 1647-1648.
373
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 70.
374
Ministerio de Fomento, Memoria, 1886, p. IX. Según consta en la Memoria del Ministerio de Fomento de
1884, pp. 30-31, en aquel año Manuel Rivero Escudero ya había obtenido autorización para constituir la fábrica
de pastas, para lo cual se le concedió derecho de importar trigo para la preparación de la harina.
375
Ministerio de Fomento, Memoria, 1884, p. 132.
376
Edgar Abreu, Inicio de Modernidad…, p. 35.
377
Ministerio de Fomento, Memoria, 1885, p. 139.
378
Carlos M. Lollet, Ob.cit., pp. 156-158.
379
Ministerio de Fomento, Memoria, 1895, p. XXXVIII.

80
sido fundada inicialmente en 1885 en Maracaibo, lo cual nos da una idea de la gran difusión
para la primera década del siglo de esa tecnología para elaborar artículos de alimentación.

En La Guaira fueron fundadas en 1906 las fábricas de pastas: El Cardonal de Leandro


Hnos. y otra perteneciente a Saguese380. En 1906, Vicente Vattuono, registró la marca La
Italiana para elaborar en Valencia pastas alimenticias (fideos, tallarines, macarrones)381. En
ese mismo año, José Antonio Hernández González de Maracaibo obtuvo protección oficial
para la marca La Honradez, pastas que eran elaboradas en forma de fideos, así como también
A. Lucca, hijo, en Carúpano382.

En los Andes, la inmigración italiana y la producción de trigo impulsaron la


producción de pastas. En la segunda década del siglo operaban en Mérida la compañía de M.
Lizardo y la de C. Valeri383, y en el Táchira la fábrica de fideos Capacho de E. Branger384.
En 1914, José A. Chapellín, ubicado en Maiquetía, logra protección para las pastas italianas
La Especial385. En 1917, Vicente Secretal registró El Gallo como marca de pastas italianas
que fabricaba en Caracas386. En 1920, aparece un anuncio de Roberto Eduardo y Co, empresa
ubicada en Caracas, que preparaba pastas italianas La Nacional y contaba con tren de pilar y
moler maíz387.

En 1924, Alciro Rincón de Maracaibo recibió protección oficial para su marca La


Americana de pastas italianas y también harinas de maíz, entre otros productos388. Había
otras fábricas de pastas ubicadas en Trujillo, Lara, Falcón y Zulia389.

La Compañía Anónima de Galletas y Pastas recibió en 1939 una exoneración para


importar materias primas, medida que condujo al reclamo de otros industriales: Antonio de
Maio; V. Di Lena; Alfonzo Rivas y Cía.; C. Montalbán; Guillermo González F.; Pastas Finas
Alimenticias La Avileña; P. Altatí; Guzmán Alfaro y Sres.; Tamayo y Cía.; Pedro F. París;

380
Fausto Bassini, Guía Turística y comercial de Venezuela y Caracas, p. s/n.
381
Ministerio de Fomento, Memoria, 1906, p. 126.
382
Ibídem, p. 199.
383
Van Praag Hnos., Guía o directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906, p. 543.
384
Ibídem, p. 576.
385
Ministerio de Fomento, Memoria, 1914, pp. 162-163.
386
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 115.
387
“Avisos”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, abril 1920.
388
Ministerio de Fomento, Memoria, 1924, p. 123.
389
Van Praag Hnos, Guía o directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906, p. 603.

81
M. Guzmán Guzmán; Tomás y Alberto Acuña; Armando Capriles y Cía.; Delgado y Cía.; H.
L. Boulton y Cía.; D’Ambrosio Hermanos; A. Bocalandro; Echenagucia Hermanos; J.
Cabrera y Cía.; E. París Espino y Luis Morales390. Se trata en este caso de la tradicional
polémica entre los partidarios del proteccionismo y sus detractores, problema que habrá de
intensificarse en los años posteriores, especialmente en los años de la segunda guerra
mundial.

10.8.- Panaderías

El trigo fue un cultivo tradicional introducido desde la época de la Colonia, como ya


señalamos anteriormente. La producción nacional fue complementada con importaciones
para elaborar pan de manera artesanal. Tempranamente, la primera panadería se estableció
en Caracas en 1825, siendo de origen francés391.

La Sociedad Económica de Amigos del País puntualizó en 1834 que el trigo,


fundamental para la elaboración de la harina, debía ser sometido a medidas de protección
dado que era necesario tomar en cuenta el elevado consumo de ese producto en Venezuela392.
Especial atención se brindó a este rubro a fin de promover el cultivo de trigo, su molienda y
preservación393. La Diputación Provincial de Maracaibo reguló en 1846 el establecimiento
de torreones o chimeneas en las panaderías y alambiques “para no molestar a los vecinos con
el humo” cuando se encontraban ubicadas en poblados394, lo cual demuestra la gran extensión
de esta actividad artesanal.

En los años 40 y 50, aparecen en la prensa numerosos anuncios de panaderías, incluso


algunas de ellas recalcando que utilizan harina española, como las pertenecientes a Esquivar
Hnos. (Caracas y La Guaira), Panadería de las tres naciones de Vicente Hernández y Cía.,
Panadería Vizcaína, Panadería Venezolana, Panadería de San Mauricio de Juan F. de
Aldrey y Panadería de la Catedral, entre las más reconocidas395.

390
Cámara de Comercio de Caracas, “Una medida de protección a nuestras industrias” en Boletín, mayo 1939,
p. 7.402.
391
G. Veloz Mancera, La guía inmobiliaria…, p. s/n.
392
Sociedad Económica de Amigos del País, Memorias y estudios, T. 1, p. 103.
393
Ídem.
394
Nury Pineda Morán, Acuerdos, ordenanzas y resoluciones de la Diputación Provincial de Maracaibo, p.
310.
395
“Avisos” en El Liberal, Caracas, 1840-1847 y Diario de Avisos, Caracas, 1855.

82
En 1852 se instaló en Caracas, en la esquina de Las Gradillas, una panadería que era
propiedad de Lucas Ramella. En los años 80 fabricaba unos bizcochos “muy finos” que eran
exportados a Trinidad396. En 1885, Pablo Ramella Sucs. registró la marca R para diversos
artículos, como pan de trigo, bizcochos, galletas, confituras, etc.397 Esta misma empresa
giraba en 1920 con un capital de Bs. 700.000 y tenía cinco sucursales en Caracas y una en
La Guaira, contando con un personal conjunto de 244 trabajadores. Los locales situados en
Caracas fueron fundados en el siguiente orden y ubicación: Las Gradillas (1852); Ferrenquín
(1886); Peinero (1888); Guanábano (1894) y Altagracia (1905)398. Producía pan y galletas,
utilizaba fuerza mecánica e importaba mensualmente entre 1.000 y 1.500 sacos de harina de
trigo399. En el edificio de Las Gradillas poseía una moderna planta mecanizada con máquinas
amasadoras de pan, hornos y talleres de panificación, y también para la elaboración de
galletas y dulces. El Cojo Ilustrado señala que “la antigua manera de amasar pan, poco
higiénica” debido a la falta de “limpieza e inocuidad del producto” ha iniciado su declinación
gracias a que el “señor Ramella ha introducido máquinas modernas, según los más
adelantados modelos que se conocen, todos movidos por electricidad”400.

En la década de los ochenta era costumbre que el pan se distribuyera en barriles que
estaban debidamente identificados. Los de Montauban tenían los colores blanco, azul y rojo
de la bandera francesa. Los de Ramella utilizaban el blanco y rojo. Esta empresa fabricaba el
denominado “bollito de Lourdes”, mientras que Montauban se destacaba por elaborar el pan
de banquete que era considerado un lujo401. En aquellos años se desató un conflicto
denominado “castro-francés” debido a que Félix Castro asumió la defensa de los
consumidores contra las panaderías cuyos propietarios eran de origen francés para que los
“diputados de abastos” obligaran a bajar los precios del producto402.

La modalidad impuesta por Pablo Ramella de haber registrado su marca de fábrica


para el pan de trigo marca R, como lo indicamos anteriormente, dio pie a que la competencia

396
Jesús Rosas Marcano, “La vida cotidiana de la Caracas guzmancista” en Venezuela 1883, tomo II, p. 27.
397
Edgar Abreu, Inicios de Modernidad…, p. 35.
398
Van Praag Hnos., Guía o directorio anual de Caracas, 1906, p. 247.
399
El Cojo Ilustrado, Vol. 29, 1907, p. 594.
400
Ídem.
401
Jesús Rosas Marcano, Ob.cit., p. 27.
402
Ídem.

83
utilizara el mismo estilo, ya que en 1888 se registró el pan de trigo marca B de J. Barnola
Sucs. y, al año siguiente, Montauban Augé y Cía. registró su marca de pan de trigo M.403
Montauban y Cía. oficializó en 1908 varias denominaciones para sus productos elaborados
en Caracas: la marca M, diseñada con puntos en galletas de soda, tipo María, de París y otras
variedades; la marca M, hecha con perfiles, para galletas tipo Petit Beurre y Vainilla; marca
Champagne, y otras bajo el nombre de Bordelais, a las que se agregaron Reims Montauban
y Almendra404. También en 1908, Domingo Collado Martín de Caracas obtuvo protección
para la marca C de sus productos de panadería, galletas y bizcochos, y otras galletas
denominadas Londres405. Luego, en 1909, apareció el pan de trigo marca C de Domingo
Callado Marín406 y, en 1921, el pan de trigo marca S de Anna María Saturno Di Ferrero en
Caracas407. Desde finales del siglo XIX, Boulton era el principal importador de trigo
destinado a las panaderías, tal como lo informa Otto Gerstl en sus memorias 408.

Alfredo Cortina relata que a principios de siglo XX:

El pan llegaba a la casa a horas tempranas de la mañana y a horas de la tarde. Los


repartidores usaban una mula con dos tambores colgantes con tapas de zinc. Los
barriles llevaban una banda pintada, en grandes franjas alrededor, la bandera
francesa, porque pertenecían a la panadería Montauban, una de las mejores de
Caracas, donde se hacía además el pan de piquito, el famoso francés que llamamos
de canilla409.

Las labores de la panificación estaban difundidas por todo el país. En Carúpano, a


título de ejemplo, se encontraba la panadería Fillipi y La Competidora de José Félix Reyes410.
A principios de siglo, se diversificó la panificación hacia nuevos productos, algunos de los
cuales alcanzaron gran fama entre los consumidores.

Una empresa que adquirió gran prosperidad fue la perteneciente a Juan Puig Canals,
proveniente de Mallorca, quien se residenció en Caracas en la primera década del siglo XX.

403
Ministerio de Fomento, Memoria, 1889, p. 327.
404
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 36.
405
Ministerio de Fomento, Memoria, 1908, p. 172.
406
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. XIV.
407
Ministerio de Fomento, Memoria, 1921, p.110.
408
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 34.
409
Alfredo Cortina, Caracas, la ciudad que se nos fue, p. 137.
410
Iván Gómez, “La prensa de Carúpano en el siglo XIX” en Tierra Firme, no. 21, enero-marzo 1988.

84
Anteriormente se había establecido en Tabasco, México, como fabricante de galletas,
trasladándose luego a Venezuela, donde en 1911 fundó la fábrica mencionada. En 1912 se
registró la marca Galletas Puig Canals que eran preparadas en la Fábrica Nacional de
Galletas, donde el producto era envasado en latas, siendo los tipos más reconocidos los de
crema-limón, María, soda, champañadas, etc.411 Posteriormente, bajo la razón social de
Canals & Company de Caracas registró en 1917 la marca D. Sémola para pastas de harina de
trigo, ampliando así sus rubros de producción412.

La empresa A. y E. Banchs de Caracas fabricaba en 1922 el Pan de banquete y el Pan


de Mesa413. Manuel Ternel, hijo, fundó en 1924 la empresa La Borinqueña en Maracaibo,
que contaba con un surtido de galletas de soda, otras tipo María, novia, rellenas y princesas
en el mercado para 1952414. En 1935 se fundó también en Maracaibo la fábrica de golosinas
La Suiza, dedicada a la elaboración de galletas, como las de soda, familia, delicia, baby, entre
otras, además de los helados El Polo415.

10.9.- Conservas de alimentos

El proceso de transformación y conservación de ciertos productos para luego ser


envasados en frascos de vidrio comenzó a tomar cierto impulso a finales del siglo XIX. Ese
fue el caso de Manuel Olavarría y Nicolás Eloy Bello, quienes lograron un contrato para
instalar una empresa de pesquería, para preparar y conservar pescados, ostras y otras especies
marinas. Se les autorizaba además a extraer sus aceites para la venta en el país o para la
exportación, tomando en consideración la necesidad de no destruir los criaderos de peces.
Asimismo, Olavarría y Bello se comprometían a utilizar los métodos más avanzados en la
materia en los Estados Unidos y Europa416. En 1896 se concedió derecho exclusivo a
Federico Bauder para preparar y conservar carnes ahumadas y cocidas, privilegio que
traspasó en 1898 a la firma North America Development Company417. Juan Romero Sansón
se comprometió en 1897 a constituir una industria en oriente para preparar y conservar

411
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 84. Esta empresa actualmente posee modernas plantas
procesadoras en Los Cortijos (Caracas), Cagua y Las Tejerías (Aragua).
412
Ibídem, p. 113.
413
Ibídem, p. 161.
414
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 467.
415
Ibídem, p. 366.
416
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…., p. 21.
417
Ibídem, p. 31.

85
pescado y la extracción de sus aceites, actividad que sería novedosa en cuanto a las
maquinarias que habría de adquirir con ese objetivo418. Dentro de este mismo rubro, José
Roura, de origen español, firmó en 1901 un contrato para instalar en Maracaibo y en
Margarita la industria de conservas de pescado, aves o carnes diversas 419.

Otro contrato fue suscrito en 1909 con Juan Romero Sansón, de origen español,
residenciado en Caracas, para la instalación de una empresa consagrada a la preparación y
conservación de pescado, langostas, ostras y la extracción y beneficios de sus grasas y
huesos420. Al año siguiente, Vicente Noguera Ortiz logró un contrato para la industrialización
de la carne vacuna con el objetivo de elaborar extractos y conservas, aclarando que no se
trataría de tasajo ni salazones, sino que se aplicarían procedimientos utilizando modernas
tecnologías421.

Por su parte, Juan Magdaleno y Cía. obtuvo en 1884 contrato para instalar en Caracas
una industria dedicada a “curar y preservar” en su propio jugo toda clase de frutas con la
maquinaria más adelantada para el momento 422. En 1887, Vicente Augusto Velutini obtuvo
el derecho de exclusividad para establecer fábricas para la conservación de sardinas y otros
pescados, a cuyo efecto se le otorgaría protección arancelaria para la importación de
sardinas423. Otra iniciativa fue la de Juan Pablo Tamayo, quien obtuvo en 1907 autorización
para crear una industria de esterilización y conservación del jugo de frutas, utilizando
prensas, máquinas para rayar frutas y lavar envases424.

10.10.- Beneficio y envasado de café

Fernando de la Villa registró en 1880 ante la Oficina de Patentes una máquina


“secadora de café y cacao” como “invención, obteniendo la autorización para su
funcionamiento al año siguiente”. Con posterioridad se desarrollaron muchos negocios

418
Ibídem, p. 32.
419
Ibídem, pp. 33-34.
420
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, pp. 96-98.
421
Ministerio de Fomento, Memoria, 1910, pp. 6-8.
422
Ministerio de Fomento, Memoria, 1884, pp. 25-26.
423
Edgar Abreu, Entre campos y puertos…, p. 26.
424
Ibídem, pp. 43-44.

86
dedicados al beneficio del café, su colocación en paquetes o sacos para su venta. Tal es el
caso de Toribio González, quien en 1904 registra la marca Tupinamba del café molido que
empaquetaba en su establecimiento ubicado en Caracas425. En 1916, J. Sánchez Vegas y Cía.
de Caracas consignó la marca El Cacique para los productos de su molienda de café, arroz y
otros granos, la extracción de crema de maní y la pulverización de granos426. En 1922, la C.
A. Sucesora de La India de Fullié & Cía. obtuvo autorización para el empleo de la marca
Café Bolívar para el café tostado en granos o molido que producía en Caracas 427. En ese
mismo año, Domingo Trujillo A. fabricaba el café Fama de Moka en Caracas428 y los
hermanos Casanova lograron protección oficial para el café El Paují que era procesado en
Caracas y provenía de la hacienda del mismo nombre del estado Aragua429. En 1923, García
& Cía. registró en Caracas el café El Árabe430. Francisco Blanco Díaz aparece en 1925 con
la marca de café El Gallo en Caracas431. Al año siguiente quedó registrada la marca de café
León R de Ramón León en esa misma ciudad432. Alberto León logró en 1927 la protección
oficial de la marca Supremo de café molido que era procesado en San Cristóbal433. En el
mismo año, Armando Capriles de Maracaibo consignó su marca La Imperial de café y al año
siguiente La Estrella de Eduardo Ramírez en Maracaibo. De gran importancia es el registro
en Caracas de una marca de café molido muy tradicional: Fama de América, perteneciente a
Bernardo González434.

11.- Bebidas

11.1.- Amargos

El amargo es un género de bebida que en un inicio fue elaborado con fines


medicinales y que eventualmente era empleado como complemento de otras bebidas.
Angostura Aromatic Bitters es la marca con la cual Johann Gottlieb Benjamín Siegert,

425
Ministerio de Fomento, Memoria, 1904, pp. 30-31.
426
Ministerio de Fomento, Memoria, 1916, p. 256.
427
Ministerio de Fomento, Memoria, 1922, p. 40.
428
Ibídem, p. 89.
429
Ibídem, pp. 159.
430
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 167.
431
Ibídem, p. 207.
432
Ibídem, p. 225.
433
Ibídem, p. 235.
434
Ibídem, pp. 237 y 266.

87
médico prusiano, y sus sucesores han promovido su producto que fue elaborado por primera
en 1824435. Sin embargo, debido a que se aplicó un fuerte arancel a la importación de varios
insumos necesarios para su elaboración, se redujo sensiblemente el margen de ganancias del
Amargo. El conde Erbach, quien se hallaba en Ciudad Bolívar en 1888, informó que la
familia Meinhardt, emparentada con los Siegert, continuó con la fabricación de esta bebida,
pero con escaso capital436.

Este amargo es hoy en día el más reconocido, pero durante el siglo XIX surgieron
varios competidores: Bitters Amargo Libertador 1815, que fue Medalla de Oro en San Luis
en 1904 y fue embotellado por Manuel V. Hernández E. en Caracas. De esta bebida se
afirmaba que era útil para “curar el paludismo, la dispepsia, los cólicos…”437. En 1903 fue
registrada como licor el Amargo Libertador 1815438. E. Falagan registró en 1904 en Caracas
la marca Amargo Tónico Amarillo439. Carlos González Buría hizo lo propio con el Amargo
Estomacal Aromático y Tónico en 1905440 y Gerónimo Valery con el Amargo Tónico El
Brasil en 1914441; Fermín Orliac con el Bitter de Guayana en 1917 y M. A. Belloso & Hnos.
de Maracaibo con el Amargo Orinoco en 1922442. En 1905, Juan Petrocinio Cuellar registró
la invención de un procedimiento mejorado para fabricar amargo de Angostura en Caracas443.
Como se ha podido constatar, fue a principios del siglo XX cuando esta bebida tomó auge al
punto de que aún está entre nosotros, pero con pocos competidores.

11. 2.- Cerveza

En la antigüedad se catalogaba como cerveza toda bebida fermentada de cereales. Ya


en el siglo I de la era cristiana, la cerveza era conocida en Francia. Durante el siglo VI, los
conventos la elaboraban y solían diferenciar entre la fuerte (Patersbier) y la suave
(Konventbier). Así en 1290, en la ciudad libre de Nüremberg se decretó que en la elaboración

435
Rolf Walter, Los alemanes en Venezuela y sus descendientes 1870-1914, Tomo II, p. 163.
436
Ídem.
437
Van Praag Hnos., Guía o directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906, p. 621.
438
Ministerio de Fomento, Memoria, 1903, p. LXVII.
439
Ministerio de Fomento, Memoria, 1904, p. XLII.
440
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. CIII.
441
Ministerio de Fomento, Memoria, 1914, p. 92.
442
Ministerio de Fomento, Memoria, 1922, p. 104-A.
443
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. CIII.

88
de cerveza se utilizara solamente cebada. En 1542 se preparó en Munich la primera cerveza
blanca y años más tarde se autorizó el establecimiento de la primera fábrica de cerveza en
América mediante Cédula del Virrey en Naxera, México444.

En el siglo XIX, el consumo de cerveza se había extendido a todas partes del globo.
La técnica más usual era la procedente de Bohemia, donde fue aplicada industrialmente hacia
1842. La primera cerveza que se produjo artesanalmente en Venezuela fue en la Colonia
Tovar en 1844, luego que Codazzi instara a los colonos a sembrar cebada para ser utilizada
en la elaboración de pan y cerveza445.

Tenemos conocimiento de que en 1848, en La Guaira, se registró el incendio de una


cervecería perteneciente a León Torres y Cía.446, pero no tenemos otra información acerca de
ese establecimiento. Por su parte, Caracas se abastecía en 1877 de cerveza procesada en
Estados Unidos que llegaba en barriles y tenía olor a azufre. También se importaba en
botellas desde Alemania447. En la Exposición Aniversario de 1883 en Caracas, la empresa
Oquendo y Cía. presentó la denominada “cerveza de los Andes”, probablemente una de las
primeras de tipo artesanal en el país448.

La creación de cervecerías como fábricas en gran escala en etapas tempranas de


desarrollo449, fue común en los países de América Latina, como por ejemplo las cervecerías
Cautemoc (1890), Moctezuma (1894) y otra denominada Modelo (1925) en México.

La C. A. Cervecería Venezuela fue constituida el 20 de abril de 1893 en Caracas con


un capital de Bs. 600.000 por iniciativa del ingeniero José Antonio Mosquera, hijo. Este
último había creado en Detroit, Estados Unidos, la Sociedad Mosquera y la Julia’s Food Co.
La de Caracas comenzó sus actividades con una capacidad instalada de 80.000 litros
mensuales. Posteriormente, su capital fue aumentado a Bs. 2.500.000 en 1901, pero reducido
luego a Bs. 1.410.000. Para finales de la primera guerra mundial producía 250.000 litros al
mes y en 1920 disminuyó a 125.000 litros mensuales, empleando a 111 personas450. En la

444
“Artes y secretos de la buena bebida” en El Nacional, 27.11.1987.
445
Soledad Araya, “En la Colonia Tovar. Buscando nuestros orígenes cerveceros” en El Nacional, 27.11.1987.
446
E. Rivodó, Compendio, apuntes y tradiciones de La Guaira, p. 96.
447
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 328.
448
Rafael Ramón Castellanos, Ob.cit., tomo 1, p. 118.
449
W. Karlsson, Ob.cit., p. 161.
450
Ídem.

89
esquina de La Torre se hallaba el Detal de la Cervecería Nacional en la esquina de La Torre,
de Gustavo Strich, donde expendían “cerveza, clara, oscura, porter y la famosa malta451.

El 24 de enero de 1897 fue inaugurada una empresa cervecera en Puerto Cabello con
una moderna planta que generaba su propia fuerza eléctrica. Al año siguiente obtuvo su marca
de fábrica como Cervecería de Puerto Cabello-Valencia a nombre de César Müller y A.
Hellmund. Esta compañía vendió en 1901 sus propiedades inmuebles, máquinas y aparatos
a la C. A. Cervecería Nacional, situada en Puerto Cabello, por Bs. 400.000, ompañía que se
dedicaba a la fabricación de cerveza y hielo452. La nueva empresa, es decir, la Cervecería
Nacional pasó a controlar la producción de cerveza en esta zona, contando con capitales de
envergadura, entre los que se encontraban los provenientes del Gran Ferrocarril de
Venezuela, por intermedio de Gustavo Knoop453. Por entonces, los capitales alemanes en
Puerto Cabello habían alcanzado gran relevancia. En 1897 se fundó la Cervecería de
Valencia, situada en la avenida Camoruco454.

El 12 de junio de 1897 abrió sus puertas la Cervecería de Maracaibo con un capital


de Bs. 864.000. En el primer semestre se produjeron 88.970 litros de cerveza y 6.270
quintales de hielo. La Junta de Administración estaba presidida por Joaquín Estrada, Ricardo
Oliva y J. N. C. Henríquez, entre otros. La maquinaria utilizada era alemana y estaba
gerenciada por un maestro cervecero alemán. El lúpulo, la malta, botellas, calderas e
instalaciones para la refrigeración eran importados desde Hamburgo455. La Cervecería de
Maracaibo registró la marca Cerveza Pilsen en 1903456. Vendía hielo en barras “con tanta o
más utilidad que la cerveza que se conservaba en cajas de madera, forradas con cincho de
zinc”, producto que era considerado de “muy buena calidad” 457. En 1923, su directiva estaba
comprendida por Jossy Da Costa Gómez (presidente) Eduardo Riboli, R. Alegretti, Augusto
Otamendi y Otto Gerstl458.

451
El Cojo Ilustrado, Vol. 41, 1913, p. 544.
452
Carlos Valery Ardila, “La Congeladora de Puerto Cabello” en Nikita Harwich Vallenilla (Coord.):
Inversiones extranjeras en Venezuela siglo XIX, pp. 414-415.
453
Ibídem, pp. 415-416.
454
El Cojo Ilustrado, Vol. 9, 1897, p. 653.
455
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1897, p. 129.
456
Ministerio de Fomento, Memoria, 1903, p. CXI.
457
O. Gerstl, Ob.cit., p. 50.
458
Ibídem, p. 152.

90
La difusión de esta bebida es significativa ya que en 1925 se funda la Cervecería del
Zulia en El Milagro con la fabricación del tipo Pilsen y Negra. Esta empresa se fusionó con
la Cervecería de Maracaibo en Cervecerías Unidas Zulia y Maracaibo, bajo la
administración de Christern, Zingg & Co.459

La Cervecería Venezolana de Maiquetía se instaló en 1912 y se dedicó a la


fabricación de diversos tipos de esta bebida, empleaba energía eléctrica proveniente de la
planta de Mamo y calderas de vapor. Un ramal ferroviario descargaba en la misma fábrica la
cebada importada. Producía un promedio de 63.000 litros mensuales. Entre sus accionistas
iniciales estuvieron los generales Manuel Corao y Félix Galavís. En 1923 se propuso su
unificación con la Cervecería Nacional ya que sus “productos que antes sólo se vendían en
las costas de oriente y Puerto Cabello y otros lugares del interior han invadido el de Caracas
haciendo fuerte competencia a la Cervecería Nacional”460. Para 1926 su capital ascendió a
Bs. 3.500.000, cuando fue absorbida por la Cervecería Caracas461. Su marca de cerveza
recibía la denominación de Victoria462.

La Cervecería Caracas fue fundada en 1925 con un capital de Bs. 1.900.000, monto
en el que los Zuloaga aportaron Bs. 850.000, el resto Oscar Augusto Machado y la Fábrica
Manufacturas de Vidrio S. A.463.

La Cervecería El Águila fue fundada el 11 de junio de 1926, siendo promovida por


Eduardo Röhl, experto por entonces en ese tipo de industria, especialidad que había estudiado
en Alemania, a lo que se sumaba su conocimiento acerca de la fabricación de vidrio. Entre
los fundadores destacamos a las firmas H. L. Boulton y Cía., la sucesión Vollmer y Carlos
Osío. La empresa estaba situada en la urbanización San Bernardino, utilizando las aguas del
río Anauco. La planta poseía sala de cocimientos, laboratorios y departamento de filtros,
departamento de refrigeración de mostos, sala de molinos, posta de decantación y estanques.

459
Ebelio Espinola, Las actividades económicas de Gustavo Zingg…, p. 148.
460
Juan Michelena, “Unificación de cervecerías. Síntesis de proyecto de unificación de cervecerías Nacional y
de Maiquetía” en Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, octubre 1923, p. 2.130.
461
Domingo A. Rangel, Capital y desarrollo, p. 374.
462
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 388.
463
D. A. Rangel, Ob.cit., p. 374.

91
También contaba con una fábrica de vidrio que se complementaba con la elaboración de
cerveza al suministrarle los envases necesarios464.

En 1941 se fundó la Cervecería Polar C. A. en Antímano por iniciativa de Lorenzo


Mendoza Fleury, propietario de la Fábrica de Velas Esteáricas Mendoza y Cía.

11.3.- Gaseosas

La instalación de fábricas de bebidas gaseosas en las principales ciudades del país


comenzó a finales del siglo XIX, gracias a la existencia de equipos de gasificación adecuados
para la producción en mercados locales. En algunos puertos se instalaron las primeras
empresas de este tipo de bebidas. Por ejemplo, La Guaira contaba con una fábrica de bebidas
gaseosas en 1883465. F. H. Hemsen e hijos de Puerto Cabello lograron en 1884 la marca de
fábrica para Limonadas y Aguas Gaseosas466. G. A. Betancourt y Cía. de Caracas, fundada
en 1876, registró en 1891 su marca El Gallo para bebidas gaseosas (limón, frambuesa,
granada)467. Al año siguiente, Enrique Franco López logró protección oficial para la
fabricación en Caracas de aguas gaseosas y minerales, sin denominación especial468. Pero,
fue a principios del siglo XX que la actividad adquirió mayor auge.

En 1897, Carlos Zuloaga obtuvo protección oficial para su marca Z que sería
elaborada en Caracas. Este conocido empresario era también propietario de la fábrica de hielo
y bebidas gaseosas La Mejor. En 1904 registró su marca de bebida refrescante Kola
Champaña469. Carlos Ruiz y Cía. consignó en 1916 la marca Saca Ratón para las aguas
gaseosas y los jarabes que fabricaba en Caracas470.

En la ciudad capital, en 1905, Ricardo Martínez obtuvo marca de fábrica para Kola
Champaña471. En La Guaira se encontraba la planta de bebidas gaseosas Himiob y Cía.,
situada en la calle Bolívar472. En 1906, Carlos Zuloaga registró en Caracas Champaña Kli-

464
Cervecería El Águila, Cervecería El Águila, p. s/n.
465
E. Rivodó, Ob.cit., p. 113.
466
Ministerio de Fomento, Memoria, 1894, p. CLV.
467
Ministerio de Fomento, Memoria, 1891, p. 390.
468
Edgar Abreu, Inicio de modernidades, p. 37.
469
Ibídem, p. 58.
470
Ibídem, p. 112.
471
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. CIII.
472
Van Praag, Guía o directorio anual de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906, p. 496.

92
Ko Nacional como bebida gaseosa473. En ese mismo año, Henrique Ganteaume, de Caracas,
obtuvo autorización para las aguas gaseosas (soda, limonada, kola) con la marca The British
Soda Water Factory474. En 1909, Pedro Herrera registró Refrescos Americanos en Caracas475.
En 1911, Isaac De Sola registró en Caracas la marca Excelsior de bebidas gaseosas476. En la
foto de la llegada del Secretario de Estado norteamericano Philander Knox, en 1912, a la
estación de ferrocarril de Caracas se mostró la Fábrica Británica de Aguas Gaseosas y sus
marcas Kola, Ginger-Ale y Soy-soy477. En el Táchira se encontraba alrededor de 1906 la
Fábrica de Aguas Gaseosas de A. Araujo. Después de 1907, los Belloso establecieron en
Maracaibo una Fábrica de Aguas Gaseosas478.

En El Cojo Ilustrado de 1912 se anunció la existencia de una gran fábrica de soda con
su marca La Campana de García Hnos. en Caracas, indicando que esta “marca es la predilecta
de las familias”479. Además del ingreso del famoso refresco Coca Cola, que tenía su sede en
Atlanta (Estados Unidos), el año 1912 fue muy prolífico en cuanto al registro de bebidas
gaseosas nacionales: J. Marcano Raffetti en Barcelona el Agua Mineral La Lajita480; Carlos
Zuloaga en Caracas las aguas gaseosas Agua Radiaris481; Otero & Talavera de Caracas la
bebida gaseosa Eureka482; Manuel Alonso Toro en Maiquetía con aguas gaseosas sin
denominación particular483; Henrique González en Valencia con la marca G de bebidas
gaseosas, entre ellas, soda crema, frambuesa, kola champaña484. Tuozzo Núñez y Cía. en
Valencia con las bebidas gaseosas Carabobo en 1913, año en que también Carlos Zuloaga
presentó la gaseosa Victoria Espumante485, además de Chupi Water y Frutina, ambas bebidas
refrescantes elaboradas por Isaac de Sola486. Guillermo Eloy Gallegos con las bebidas
gaseosas marca P en Caracas, también en 1913487. Al año siguiente, Eliodoro González

473
Ministerio de Fomento, Memoria, 1906, p. 140.
474
Ibídem, p. 173.
475
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. CIV.
476
Ministerio de Fomento, Memoria, 1911, p. 66.
477
El Cojo Ilustrado, Vol. 38, 1912, p. 202.
478
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 154.
479
El Cojo Ilustrado, Vol. 38, 1912, p. 154.
480
Ministerio de Fomento, Memoria, 1912, p. 42-A.
481
Ibídem, p. 133.
482
Ibídem, p. 170.
483
Ibídem, pp. 47-48.
484
Ibídem, pp. 214-215.
485
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, p. 88.
486
Ministerio de Fomento, Memoria, 1913, pp. 45-46.
487
Ibídem, pp. 93-94.

93
obtuvo protección para la marca Cerecita que era una bebida elaborada a base de cerezas488.
Fonseca y Cía. de Los Teques recibió certificación oficial para la marca F de aguas y bebidas
gaseosas y jarabes en 1916489. En ese mismo año, M. A. Belloso y Hno., en Maracaibo,
registró la marca Trébol para bebidas gaseosas, aguas minerales y jarabes490, así como la
denominación Jarabe de frutas por parte de E. González P. en Caracas491. Al año siguiente,
la conocida casa de comercio R. & O. Kolster de Puerto Cabello inscribió la marca B de
bebidas gaseosas del tipo crema soda, kola champaña y otras492. Carlos Ruiz y Cía. en 1917
registró los refrescos y jarabes Saca Ratón493. Briceño Rincón de Caracas en el mismo año:
Agua Milagrosa494. Luis F. Betancourt de La Victoria obtuvo protección oficial para las
bebidas gaseosas ABC en 1918, año en que también C. J. Beier & Comp. de San Fernando
de Apure registró la fabricación de bebidas gaseosas sin marca, además de Rafael Uzcátegui
de La Guaira con la denominación La Nacional del mismo producto495.

Ya en la década de los veinte esta actividad se expandió hacia otras ciudades. Ángel
Jaime tenía instalada en 1920 en Maracay una fábrica de bebidas gaseosas Dos Coronas496.
Al año siguiente, Teolinda Benotti registró la marca B. No. 3 de bebidas gaseosas y jarabes
que se preparaban en Los Teques497. Yolanda Benedetto registró Gaseosas en Los Teques en
1922498. Para ese mismo año se hace referencia a los siguientes productos: Francisco
Schettino M. con marca S (bebidas gaseosas) en Caracas; Rodríguez Azpúrua & Cía. de
Caracas con jarabe de frutas sin denominación específica; Pedro R. Bernotti: V. No. 3, con
un producto kola, limonada y agua de soda en Los Teques; Sosa Arévalo y Cía. producía en
la capital bebidas gaseosas y limonadas marca Corona; la Cervecería Venezolana de
Maiquetía fabricaba la bebida gaseosa marca M. y los Hnos. D’Arango elaboraban en Puerto
Cabello bebidas gaseosas D.499 En 1923 aparecen las siguientes bebidas gaseosas: de Yanes

488
Ministerio de Fomento, Memoria, 1915, pp. 368-370.
489
Ministerio de Fomento, Memoria, 1916, p. 250.
490
Ibídem, p. 251.
491
Ibídem, p. 254.
492
E. Abreu, Inicios de modernidad…, p. 116.
493
Ministerio de Fomento, Memoria, 1917, p. 106-A.
494
Ídem.
495
Ministerio de Fomento, Memoria, 1918, pp. 50-57.
.496 Ministerio de Fomento, Memoria, 1920, pp. 651-652.
497
Ministerio de Fomento, Memoria, 1921, p. 310.
498
Ministerio de Fomento, Memoria, 1922, p. 91-C.
499
Edgar Abreu, Inicios de modernidad…, pp. 159, 160 y 163-165.

94
Hermanos Sucs. en Los Teques, la marca Y, y de José Flores Díaz de La Guaira la marca El
Cóndor500. También fueron registradas en ese mismo año las gaseosas La Caraqueña y
Freskola de José Mendozza y Royal de Miguel Ángel Landáez & Cía., en ambos casos de
Caracas501. La gran extensión en la fabricación de bebidas gaseosas se puede observar
también con Soda Charallave y La Mirandina de Ocumare del Tuy en 1924, perteneciente a
Saa & Cía., a la que se agregó la marca C de los Hnos. Medina L. de Maracaibo502. Al año
siguiente se tiene la referencia de las marcas Cola Cook de M. A. Cook & Cía. de Maracaibo;
Pelícano y El Milagro de José Antonio Morales en Caracas; Quenepe Peraza & Rodríguez
en Maiquetía503. Entre 1926 y 1927 continuó el registro de numerosas marcas de este tipo de
bebidas: La Mariposa en Villa de Cura de M. Pérez P.; Carora de Herrera & González en
Carora; Kola Bandera de Manuel Alonzo Toro y Cía. en Maracaibo; Las Delicias de Pablo
Vicente Zuloaga, chofer de Juan Vicente Gómez, en Maracay; El Polo de Antonio González
Revenga y Cía. en La Victoria; Extra de Andrés A. Leal E. en Caracas; El Torito de Luis M.
Garrido en San Felipe; Coca-Soda de Eduardo Lesseur en Caracas; Sifón de Santos
Berrizbeitia en Cumaná; Julep de la Cervecería de Maracaibo; Soda Imperial, Piñola, Lago
Dry y Crema Kola de Juan E. Paris y Cía. en la capital zuliana504. Las marcas registradas en
bebidas gaseosas y jugos entre 1928 y 1929 fueron las siguientes: El Obrero de Tomás
Arrivillaga & Cía. en Turmero; La Flor de Italia de Defendente Balestrini en Barquisimeto;
una bebida sin denominación particular de M. A. Belloso y Hno. en Maracaibo; el jugo de
uvas Briand’s de Guillermo Carrizo en Maracaibo; marca R. No. 1 de Marco Tulio Ramírez
en Maracay; agua mineral gasificada El Águila de la Cervecería El Águila en Caracas; Kola
Díaz de Edgardo Alberto Díaz en Maracaibo; La Escocesa de Vicente Palumbo en Caracas;
el jarabe Red Kane Sirup de Julio Blanco Uztáriz en Caracas; Indiana de Carlos F. Feo en
Los Teques y la bebida sin alcohol de frutas La Frutal de Luis A. Pardo en Caracas505.

500
Ministerio de Fomento, Memoria, 1923, pp. 123 y 131.
501
Ibídem, pp. 189 y 202.
502
Edgar Abreu, Inicio de modernidades…, pp. 189 y 191.
503
Ibídem, pp. 210 y 213.
504
Ibídem, pp. 228-232, 235, 238, 240 y 249.
505
Ibídem, pp. 253, 259, 260, 265 y 276-277.

95
Benet en su guía de 1929 apunta la existencia en Valera, Táchira y Falcón de buen
número de plantas para elaborar gaseosas, así como también en el Zulia. En Rubio se hallaba
la empresa Alfa de gaseosas y pastas506.

En 1922, Boulton importó el refresco Coca Cola a Maracaibo para satisfacer los
gustos de la clientela norteamericana residente en la ciudad507. Recordemos que para esa
época estaba en su apogeo el proceso de perforación de pozos petroleros en el Zulia, hecho
que motivó el ingreso de gran número de técnicos norteamericanos.

En la Guía Telefónica de 1937 estaban incluidos los nombres de Luis Prince Navas
en Los Teques; en La Victoria la Fábrica de Kola de L. F. Betancourt y en Maracay la
Fábrica de Kola de Sánchez González508. Se confirma así la fuerte expansión y competencia
existente entre las distintas empresas industriales que estaban dirigidas hacia la satisfacción
de los mercados locales.

11.4.- Ponches

Eliodoro González P. registró en 1905 como “invención” su Ponche Crema cuyo


reconocimiento se ha extendido hasta el presente509. Entre tanto, el mercado se encontraba
en ascenso y en 1913 Black Mount Bros. registró en Los Teques Ponche Inglés510. En 1922,
César A. León hizo lo propio con Ponche Ideal511. En ese mismo año, Rodríguez y Azpúrua
consignaron en Caracas su Ponche Nacional512. La Cervecería de Maracaibo dio a conocer
en 1928 la marca Delaware Punch, un ponche sin alcohol513.

Alberto Arvelo Larriva, citado por Aquiles Nazoa, escribió en 1919 los siguientes
endecasílabos para la propaganda del Ponche Nacional, rival de Ponche Crema, revelando
así el grado de competencia que se había desatado entre los fabricantes514:

Leda al Cisne, después del embeleso

506
F. Benet, Guía general de Venezuela, p. 81.
507
O. Gerstl, Ob.cit., p. 51.
508
C. A. Nacional de Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica 1937.
509
Ministerio de Fomento, Memoria, 1905, p. 506.
510
Ministerio de Fomento, Memoria, 1913, p. 134.
511
Ministerio de Fomento, Memoria, 1922, pp. 165.
512
Ibídem, p. 172.
513
Ministerio de Fomento, Memoria, 1928, p. 15.
514
Katty Solórzano, “El comer venezolano visto por Aquiles Nazoa“ en El Desafío de la Historia, año 2, no. 9,
pp. 94-95.

96
del primer beso tierno y pasional, le preguntó
¿y a qué te supo el beso?
Y dijo el cisne con el pico tieso:
¡A Ponche Nacional!

11.5.- Rones

Otto Gerstl, representante en Maracaibo de las casas Boulton, decía en los años veinte
que “las bebidas alcohólicas de más venta eran el aguardiente, el ron, la cerveza, el vino y el
brandy”. El whisky era aún considerado una bebida exótica515. Pero los orígenes de la
fabricación de aguardiente para el mercado se remontaban al siglo anterior.

En 1864, en la hacienda Las Tinajas, cercana a Valencia, funcionaba “una máquina a


vapor de 16 caballos fabricada en Glasgow (Inglaterra) que generaba energía para una fábrica
de aguardiente”516. A finales del siglo XIX, Próspero Rey y Cía. de Caracas recibió como
reconocimiento por la calidad de su Ron Caracas la medalla de primera clase en las
exposiciones de Buenos Aires y medalla de bronce en Burdeos en 1882517.

En La Ceiba destacaban el Ron Ceiba, Ron Fino y Ron Imperial elaborados por José
R. Ramírez, que contaba en 1885 con nuevos aparatos franceses tanto para preparar el ron
común como el fino518.

M. Ordóñez & Cía. de Valera anunciaba la Gran Destilación de Motatán en El Cojo


Ilustrado de 1896, que contaba con “superiores aparatos y maquinarias importadas de París”.
No utilizaba sustancias nocivas según lo revelaban los análisis químicos de los doctores A.
P. Mora en Caracas y D. Martelli de Pisa, Italia. Vendía su ron fino El Progreso en las plazas
de los estados andinos, Lara, Zamora y otros, que era distribuido por H. L. Boulton y Cía.,
siendo considerado una bebida que sustituía el buen brandy”519.

La hacienda Guasimal, propiedad de Francisco Requena en Carúpano, contaba en


1910 con su “ingenio al vapor, alambique sistema Egrot de destilación continua, pozo con
molino de viento”, y una amplia producción de caña de azúcar, además de poseer una

515
O. Gerstl, Ob.cit., pp. 49-50.
516
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 238.
517
José Ángel Rodríguez, Los paisajes geohistóricos cañeros en Venezuela, pp. 100-101.
518
Ibídem, p. 96.
519
El Cojo Ilustrado, Vol. 6, 1896, p. 122 y José A. Rodríguez, Ob.cit., p. 101.

97
plantación de “6.000 árboles de castillas elásticas” (caucho)520. La Casa Boulton en
Maracaibo vendía el Ron La Ceiba, que era el más popular en la segunda década del siglo
XX, a la que se agregó más tarde el Ron Santa Teresa521.

Delgado y Martínez anunciaban en 1913 su Ron Imperial, “cuyo agradable gusto,


delicado aroma y magníficas condiciones higiénicas” hacía que fuera preferido, siendo
expedido en “todas las botillerías y al por mayor… en la dirección de Traposos a Chorro no.
20”522.

12.- Tabaco

El cultivo del tabaco que había estado sujeto al régimen del Estanco en la época
colonial se constituyó en una actividad con larga tradición en Venezuela. En los tiempos
modernos, tras la creación de la República, apunta Arístides Rojas que fue León Suárez quien
creó la primera tabaquería y cigarrería en Caracas en 1833, una vez que fue abolido el Estanco
del Tabaco que reservaba para el Estado la producción y comercialización de este
producto523. Posteriormente se crearon otras empresas que perduraron como la Gran Fábrica
de Tabacos y Cigarrillos La América de F. de P. Guerrero C. A. y Sucs., fundada en 1853524.

Las primeras fábricas de cigarrillos comenzaron por producir el llamado “cigarrillo


de grano” que debía ser torcido por el mismo fumador. Se expedía la picadura en bolsitas y
se adjuntaba un paquetico de papel especial. Después llegaron los cigarrillos ya terminados
en cajetillas de papel525. Las cigarrerías utilizaban tabaco nacional, mientras que las
tabaquerías solían usar el tabaco procedente de Cuba.

En 1873 esta industria fue tomando impulso con la fundación de El Cojo de Agustín
Valarino y Manuel Echezuría, para la fabricación de cigarrillos, con sucursales en Valencia
(1876), Maracaibo (1877) y Ciudad Bolívar (1879). La empresa comenzó importando de La
Habana 10 barriles de picadura y de Barcelona (España) 5 cajas de papel para cigarrillos, que
inicialmente era picado a mano. Las marquillas eran litografiadas en Caracas por Juan

520
El Cojo Ilustrado, Vol. 35, 1910, pp. 616-617.
521
O. Gerstl, Ob.cit., p. 51.
522
El Cojo Ilustrado, Vol. 40, 1913, p. 288.
523
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 106.
524
Van Praag Hnos., Guía o Directorio de Caracas, Distrito Federal y la República, 1906, p. 440.
525
A. Cortina, Caracas la ciudad que se nos fue, p. 87.

98
Remstedt y Enrique Neun, y algunas eran traídas del exterior. Fue la primera empresa en
crear “talleres de mujeres” para la elaboración de cigarrillos526.

En 1881, la empresa fundó el periódico El Cojo como órgano propagandístico. Poco


después se inició la introducción de maquinarias de vapor para las cuatro fábricas ubicadas
en Caracas, Valencia, Maracaibo y Ciudad Bolívar, que en total incluían un conjunto de 400
operarios527.

Jesús María Herrera Yrigoyen se asoció en 1882 a la fábrica El Cojo. Tras la muerte
de Manuel María Echezuría, fundó junto con Agustín Valarino, una empresa industrial
denominada también El Cojo, dedicada a los trabajos tipográficos. Herrera Irigoyen es el
fundador de la revista El Cojo Ilustrado, cuya duración se extendió desde el primero de enero
de 1892 hasta el primero de abril de 1915528.

James A. Bonsack desarrolló una máquina para producir cigarrillos en 1881 en


Virginia, EEUU, que producía 200 cigarrillos por minuto, con un total de 120.000 al día,
equivalente a lo que elaboraban 48 operarios especializados. En 1884, James A. Duke,
adquirió dos de estas máquinas para su fábrica en Carolina del Norte, convirtiéndose así en
el primer productor con un millón de cigarrillos al año. Luego de fusionarse con otros cuatro
competidores formó en 1890 la American Tobacco Company, que prácticamente tuvo el
monopolio del mercado norteamericano para los próximos veinte años529. Estos adelantos no
tardarán en ser incorporados por la industria tabacalera venezolana.

Para 1880, María Spinetti instaló en Valera una fábrica de cigarrillos denominada
Ambiente de Los Andes y, luego en 1886, Henríquez C. estableció otra en Escuque que
llevaba el emblema denominado Juventud. En esta zona de Trujillo hacían chimó y
elaboraban cigarrillos en pequeñas cantidades530

526
M. J. Gornés Mac Pherson, De la conquista a nuestros días. Historia del tabaco, pp. 81-82. El autor
realizó un detallado estudio incluyendo listados con los propietarios de fábricas de cigarrillos y tabaquerías y
sus respectivas marcas, indicando en cada caso el año de su fundación. Asimismo incorporó datos sobre las
exportaciones de tabaco desde 1830 hasta 1932.
527
Ibídem, pp. 82-83.
528
Oscar Palacios Herrera, “Jesús María Herrera Irigoyen” en Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo 2,
p. 689.
529
Allan M. Brandt, The cigarrette century: the rise, fall and deadly persistence of the product that defined
America, pp. 28-33.
530
Felipe Colmenares, Economía y política en Trujillo durante el guzmancismo, p. 45.

99
En 1888 se registraron las primeras marcas de fábrica para cigarrillos: Mi Compadre
de S. Vizcarrondo y otra llamada Sin Marca de Augusto Oquendo531. Es interesante
puntualizar que los registros de marcas de fábrica comenzaron en 1886, aun cuando el sistema
de patentes estaba funcionando desde inicios de los años sesenta. A fines de la década de los
ochenta aparecieron marcas como La Popular en Ciudad Bolívar, de Miguel Rodríguez, y en
Maracaibo: La Especialidad de Justo Inciarte532. Los cigarrillos en los años venideros serán
líderes en cuanto a solicitudes de marcas.

En 1892 se fundó la fábrica de tabacos La Cumanesa en Sucre que ha perdurado hasta


tiempos recientes533. El 25 de febrero de 1893 se estableció en Maracay una fábrica de tabaco,
mediante contrato suscrito por Manases Capriles y el Ministerio de Fomento para “producir
tabaco hueva con maquinaria moderna”534.

William Curtis en su periplo por Venezuela mencionaba alrededor de 1896 que “…la
manufactura de cigarros es extensa, pues en la vecindad (Ciudad Bolívar) se cultiva excelente
tabaco. En casi todas las casas las mujeres ocupan su tiempo libre enrollando hojas para el
producto conocido en la nomenclatura norteamericana como Wellingstongas”535.

En 1898, Germán del Gallego inauguró su fábrica de cigarrillos Flor de la Habana


en Maracaibo536. En Caracas se encontraban las siguientes empresas: El Cojo; La Cubana
(tabacos y cigarrillos) de Francisco González y Cía.; La Esperanza (tabacos y cigarrillos) de
Gerónimo Emiliano Cornival; La Hoja de Cuba (tabacos y cigarrillos) de Pérez y Morales.
En Valencia: Mi Compadre (cigarrillos) y en Puerto Cabello: La Porteña (cigarrillos) de J.
A. López y Cía. En Carúpano existían seis representaciones de marcas de cigarrillos de otras
zonas del país537.

La Fábrica Nacional de Cigarrillos, fundada en Caracas con un capital de Bs. 20


millones, divididos en 200.000 acciones de cien bolívares cada una, celebra el 25 de febrero

531
Ministerio de Fomento, Memoria, 1888, p. CLII.
532
Ministerio de Fomento, Memoria, 1889, p. LXXII.
533
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
534
Luis Cordero Velásquez, La ciudad vegetal, p. 35.
535
William E. Curtis, Venezuela: país de eterno verano, p. 270.
536
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 128.
537
Juan Gómez, “La prensa de Carúpano en el siglo XIX” en Tierra Firme, no. 21, p. 102.

100
de 1906 un contrato de exclusividad en el que se compromete a pagar al gobierno nacional
Bs. 800.000 por ese privilegio538.

Como consecuencia del monopolio constituido en este ramo, el número de empresas


cigarrilleras en Caracas se redujo de once en 1893 y dieciséis en 1906 a una en 1909 y
1912539. Por ello, en Maracaibo se cerraron las fábricas existentes con lo que quedaron
privados de trabajo miles de obreros, lo cual ocasionó protestas por parte de los empresarios
afectados. “Las gestiones ante el Gobierno Nacional para eliminar el monopolio fracasaron
pues el propio Castro era dueño de la cuarte parte de la compañía monopolizadora…”540.
Según Otto Gerstl, “Cipriano Castro tenía el 25% de las acciones de la Fábrica Nacional de
Cigarrillos541. En 1909, eliminado el monopolio tras la caída de Cipriano Castro, se
registraron 31 marcas de fábrica en Caracas, la mayoría de las cuales pertenecía al ramo de
cigarrillos542.

El problema de esta concentración de empresas, aparentemente ya venía gestándose


desde finales del XIX. El diario El Pregonero de Caracas indicó el 21 de febrero de 1900 que
hasta el año anterior había en Caracas más de 100 fábricas de cigarrillos, que ocupaban
alrededor de 4.800 trabajadores. Para 1900 no llegaban a 20 con 480 trabajadores 543. A pesar
de la eliminación del monopolio creado en 1906 y eliminado en 1909, el problema volvió a
presentarse en 1911, cuando la fabricación de cigarrillos se concentró nuevamente en una
única compañía, la Unión Fabril Cigarrera con un capital de Bs. 12.500.000, monopolio que
tuvo corta duración544.

En su libro Memorias e Historias, Otto Gerstl informa que en 1917 las fábricas de
alguna importancia estaban situadas en Caracas en su mayoría, siendo las más notables545:

538
Catalina Banko, “Contribución a la historia de la manufactura en Venezuela” en Revista Universitaria de
Historia, no. 1, enero-abril 1982, p. 132.
539
Ibídem, p. 137.
540
Nikita Harwich Vallenilla, “El modelo económico del liberalismo amarillo. Historia de un fracaso 1888-
1908” en Política y Economía en Venezuela, p. 242.
541
O. Gerstl, Ob.cit., p. 52. Esta información ratifica lo ya indicado por Nikita Harwich Vallenilla, Ob.cit., p.
242.
542
Catalina Banko, Ob.cit., p. 135.
543
Rafael Cartay, Ob.cit., p. 71.
544
C. Banko, Ob.cit., p. 143.
545
O. Gerstl, Ob.cit.,p. 52.

101
Cuadro no. 2
Principales marcas y fábricas alrededor de 1917
EMPRESAS MARCAS
Unión Fabril Cigarrera Excelencia; Eminentes; Elegantes; Fama de
Cuba; Alma Llanera.
Industria Cigarrera Sultanes; Patriotas; Favorita; Mascota
Quintana y Cía. El Águila Roja
Lorenzo A. Marturet Húsares; Vuelvan Caras
Macera y Cía. Flor del Ávila; Quinteño
Luis Bigott B.B.; Flor del Zulia; Bandera Roja
Fuente: Otto Gerstl, Memorias e historias, p. 52.

En 1918 se instaló una fábrica de cigarrillos que en 1920 reunía un capital de Bs.
550.000 y contaba con un personal integrado por 50 obreros y 225 obreras546. Para 1919, en
Caracas, Luis Bigott anunciaba la marca Flor del Zulia547. La C. A. Cigarrera Bigott fue
fundada en 1921 con un capital de Bs. 600.000 y 20 empleados548.
En 1925 se constituyó la fábrica Flor de Aragua promovida por Rafael Requena en
Maracay549. En 1932, Blohm, Kölster, Carlos Osio, June Riddick y John Boulton Olavarría
fundaron la C. A. Venezolana de Tabaco (CAVET), con un capital de Bs. 2 millones, siendo
su presidente John Boulton Olavarría550. Su primer producto fue Capitolio que era “su marca
de batalla” y como “cigarrillo fino” el Astoria. Luego esta empresa fue vendida a la C. A.
Tabacalera Nacional551. En esa misma década Sebastián Tuozzo anunció los cigarrillos Sol
de Carabobo y Bon Ami de Valencia552.

Para 1940, el Informe Ford, Bacon, Davis se refirió a la industria del tabaco señalando
que “Venezuela casi da abasto a su consumo de tabaco y cigarrillos. Hay tres grandes fábricas

546
Indicador de Caracas y la República 1919-1920, p. s/n.
547
O. Gerstl, Ob.cit., p. 52.
548
Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, no. 109, diciembre 1922, p. 1777.
549
O. Botello, Las primeras industrias en Maracay, p. 13.
550
O. Gerstl, Ob.cit., p. 234.
551
Ídem.
552
J. Villalba, Ob.cit., p. 48.

102
de cigarrillos en Caracas que emplean tabaco producido en el país. Los tabacos importados
llegan aproximadamente al 15% del consumo del país…”553.

13.- Textiles

13.1.- Cordelería

Ricardo Zuloaga fundó en la parroquia San José de Caracas a principios del siglo XX
la Fábrica Nacional de Fibras y Cordeles, que era conocida como la Cordelería. Fabricaba
toda clase de mecates y cabuyas y utilizaba sisal de México y lino puro de Italia para la
cabuya554. Ya desde 1925 la empresa se vio envuelta en apuros, situación que empeoró con
la crisis mundial al punto que en 1930 el negocio fue liquidado 555. También a inicios de la
centuria, en 1901, Jesús Lameda obtuvo privilegio exclusivo para el cultivo del banano y la
explotación de sus fibras. Asimismo, se estipuló el compromiso de proteger y apoyar la
fabricación de artículos que emplearan la fibra del banano, como sacos, cabuyas y mecates556.

Tejera señaló en 1875 que se fabricaban cuerdas, alpargatas, aparejos de enjalma y


sacos ordinarios, utilizando en algunos casos “pita”557. Ricardo Zuloaga, por su parte,
introdujo el sisal en 1912 en la hacienda Vigirima en Guacara, material que hasta la fecha
era importado desde México, y también incorporó el ajonjolí a la producción. Gustavo
Vollmer sembró con éxito el yute en su hacienda La Urbina y en Pichao, cerca de Santa
Lucía, que era usado para fabricar “coletos” para el enfardaje de las mercaderías 558. Una
importante fábrica de fibras y cordeles fue fundada en 1926 en Guacara559. A raíz de los
problemas derivados de la crisis, la Cámara de Comercio de Lara se quejaba en 1933 de que
la industria de sacos de henequén se encontraba “en completa decadencia y a punto de
desaparecer” si no se presentaba una mejoría en los precios560.

553
Ford, Bacon and Davis, Informe preliminar de carácter económico industrial sobre los Estados Unidos de
Venezuela.
554
Juan Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 187.
555
Ibídem, p. 188.
556
Ministerio de Fomento, Memoria, 1901, pp. 41-42.
557
Miguel Tejera, Venezuela pintoresca e ilustrada, p. 333.
558
“La industria de telares en Venezuela” en Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, 1923, p. 1863.
559
Roberto Moll, Lecciones de economía venezolana, p. 220.
560
Cámara de Comercio de Lara, “Anotaciones” en Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, 1933, p.
5808.

103
13.2.- Telares

La industria textil fue adquiriendo importancia en la economía nacional durante el


siglo XIX, ya que el vestido constituía un mercado de consumo de gran amplitud. En la
empobrecida economía venezolana, más del 65% de las importaciones totales estaba
integrado por telas y artículos de ese ramo.

En 1824, siendo intendente del Departamento de Venezuela el brigadier general Juan


de Escalona, tenemos las primeras noticias del sector cuando se dispuso que fueran puestas
en venta y negociadas varias máquinas para “telar ropa” y otra para “telar medias”, a fin de
“estimular la industriosidad y oficio” en la población561. Hacia 1825, según la información
de Arístides Rojas, se estableció la primera sastrería por parte del Sr. Mellior562. Diez años
más tarde, en 1835, se inauguró la sastrería alemana de Tresect en Caracas563 y aconteció el
hecho curioso de que “un señor de nombre José María Benítez aplicó el caucho a las telas,
para hacerlas impermeables”, invención del escocés Charles Macintosh en 1823 564.

Nuevamente, a mediados de siglo aparecieron noticias sobre este ramo. En la Gaceta


de Venezuela se mencionó el establecimiento de un telar en 1850565. En 1856 se fundó en
Maracay la primera hilandería de algodón566. En 1857 se introdujo la máquina de coser y al
año siguiente se instaló en Macarao el primer telar mecanizado, lo que constituyó un hito en
la historia de la industria textil nacional, tratándose de una inversión que alcanzó los 250.000
bolívares567. Se movía con fuerza hidráulica gracias a una acequia que tomaba aguas del río
Guaire con una potencia de 12 caballos de fuerza. El telar solo producía pabilo y su
producción alcanzaba a 200 libras diarias568. Marco Aurelio Vila sostiene que producía
Coarse Grey Calico y Lamb Wick569. La maquinaria empleada era norteamericana,

561
G. Schael, Caracas de siglo a siglo, p. 85.
562
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
563
Ídem.
564
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 326.
565
Gaceta de Venezuela, 10.03.1850, no. 979, p. 106.
566
J. Villalba, Ob.cit., p. 13.
567
R. Cartay, Ob.cit., p. 69.
568
Ídem.
569
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 327.

104
probablemente de Filadelfia570. Buena parte del mercado del pabilo estaba constituida por las
fábricas de alpargatas, tipo de calzado que era utilizado por la mayor parte de la población.

La reactivación del cultivo de algodón para la exportación a partir de 1860 en


Venezuela es atribuida por Karlsson a la reducción drástica de las exportaciones de algodón
de Estados Unidos a Inglaterra a causa de la Guerra de Secesión. Las exportaciones de
algodón de Venezuela pasaron de 500 toneladas en los años cincuenta a 2.000 y 5.000
toneladas anuales entre 1856 y 1875, pero volvieron a caer de manera sensible en los años
posteriores571.

En 1863, a través del registro de patentes se concedió privilegio para la fabricación


de liencillo a Juan Machado572, en coincidencia con los años de la guerra civil
norteamericana. La empresa fracasó poco después y su maquinaria pasó a manos de Telares
de Valencia, que fue fundada en 1877573.

En 1875, Miguel Tejera manifestó que en el país se tejía “liencillo de algodón por
medio de máquinas y a mano; hamacas, chinchorros, y también ricos encajes, mantas y
manteles”574. Domingo Olavarría fundó en 1877 la Compañía de Telares, con un capital
nominal de Bs. 600.000, empresa que luego se conoció como C. A. Telares de Valencia575.
Tenía sus departamentos de producción bajo la dirección de cuatro catalanes expertos y “se
hilaba y tejía el algodón y se hacían géneros de punto”576. Su capital social y maquinaria
duplicaba a la de Macarao, la cual fue absorbida por esta compañía, cerrando así aquella sus
operaciones577. Producía 400 libras de pabilo al día y algo de liencillo y almina. En 1883 fue
adquirida y ampliada por Francisco de Sales Pérez y Cía.578 Los telares que eran 18, alrededor
de 1890, aumentaron a 170 para 1912, lo que indica el rápido desarrollo de esta actividad,
cuya producción se fue duplicando cada dos años entre 1903 y 1910579.

570
W. Karlsson, Manufacturing in Venezuela, p. 118.
571
Ibídem, p. 119.
572
Ministerio de Fomento, Memoria, 1863, p. IX.
573
Salvador Lairet, El algodón y la industria textil, pp. 85-86.
574
M. Tejera, Venezuela pintoresca e ilustrada, p. 333.
575
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
576
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 238.
577
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
578
Ídem.
579
S. Lairet, Ob.cit., pp. 85-86.

105
En 1912, dicha firma estableció un departamento de tintorería para hilos y telas de
color. Alrededor de esa fecha la planta operaba con unos 5.000 husos. Al principio utilizaba
algodón importado pero luego fue intensificando el empleo de materia prima nacional. En
1920 incrementó su capacidad en 100 telares mecánicos adicionales. En los años previos a la
primera guerra mundial, se habían instalado otros cinco telares en el país, además de Telares
de Valencia580.

Telares Caracas se constituyó en 1908 en la parroquia San José con el aporte de los
dueños de Telares de Valencia, invirtiendo un capital de 1.5 millones de bolívares. Su nueva
maquinaria inglesa incluía 6.000 husos (spindles) y 100 telares mecánicos. Su energía
provenía de la planta de El Encantado. Dos años más tarde, fue creado un departamento
especial con ocho máquinas tejedoras y cuatro hosiery machines de origen español581.

En 1910 se fundó Telares de Carabobo en Valencia582. Esta fábrica estaba dirigida


por los hermanos Branger, quienes “habían recibido su educación y entrenamiento en Estados
Unidos”583. La empresa tenía un alto grado de integración pues poseía telares mecánicos,
tintorería, tejidos y una planta de aceite de semillas de algodón llamado Aceite Branca. Su
maquinaria era de origen inglés. La planta textil fue reformada por parte de una nueva
administración en 1929 y pasó a llamarse C. A. Sucesora de Ernesto L. Branger584. Este
último empresario había prosperado en el negocio de la tenería, destinado fundamentalmente
a la producción de alpargatas, interesándose luego en el ramo del pabilo y los textiles.

Telares de Caracas y Valencia f4ue establecida en 1911 mediante la fusión de las


fábricas ubicadas en ambas ciudades, con un capital de Bs. 4.040.000, y una capacidad de
producción de 700 toneladas de textiles por año585. Durante las décadas siguientes, según
Karlsson, esta empresa fue la que llegó a generar mayor empleo. En 1920 trabajaban 900
mujeres y 100 hombres entre las dos plantas. El presidente de la firma fue E. A. Wallis. La
producción subió de 9.000 piezas de tela (de 50 metros) a 14.000 y de 2.500 docenas de

580
Ídem.
581
W. Karlsson, Ob.cit., p. 120.
582
“La industria de telares en Venezuela” en Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, febrero 1923, p. 1863.
583
W. Karlsson, Ob.cit., p. 121.
584
Ídem.
585
O. Gerstl, Ob.cit., p. 113.

106
camisetas a 5.000 entre 1911 y 1920586. En 1922, Telares de Caracas y Valencia tenía 251
telares en sus instalaciones de Caracas y 200 telares en la planta de Valencia, ambas
funcionando con 200 caballos de fuerza y un capital social de 5.050.000 bolívares. Entre
1914 y 1922 sus utilidades promedio fueron del 13% de su capital, registrando en ese aspecto
su punto más alto en 1919 y el mínimo en 1921, como consecuencia de la crisis económica
de aquel año587.

En 1911 se instaló al norte de Caracas una fábrica de tejidos, y en 1913 una fábrica de
weaving, las cuales fueron fusionadas en 1914 como Telares de Catia, tras lo cual fue cerrada
la primera de ellas. En 1915 se contaba con cuatro textileras que empleaban 1.800 personas,
operaban un total de 19.000 spindless y 500 telares mecánicos. Esta cantidad era superior a
la reportada para Argentina y Chile, y prácticamente igual a la colombiana 588. Karlsson señala
que la principal razón que explica la inicial tardanza y luego el rápido crecimiento entre 1900
y 1915 se debía a la necesidad de protección que fue desatendida en los primeros tiempos y
recién fue aplicada desde 1896: “Para 1910, Venezuela, México y Colombia tenían las tarifas
más altas de América Latina”589.

Telares de Palo Grande comenzó sus operaciones alrededor de 1916, alcanzando en


1920 un capital equivalente a 4 millones de bolívares590. Para 1922 tenía 109 telares con una
fuerza de 130 caballos, de los cuales 59 eran nuevos. La rentabilidad del capital entre 1920
y 1922 (primer semestre) fue del 8.4%591. La expansión más importante de la empresa
corresponde a 1924.

En 1920 se intentó establecer una industria textil en Maracaibo, con los telares La
Hispano-Venezolana en el municipio Altagracia, con capital proveniente de Barcelona
(España), integrado por Bs. 1.750.000. Luego, la maquinaria y los equipos fueron vendidos
por Bs. 900.000 a un sindicato que operó con el nombre de Telares Altagracia, iniciativa que
fracasó posteriormente592.

586
W. Karlsson, Ob.cit., p. 123.
587
Ídem.
588
Ídem.
589
Ibídem, p. 123.
590
Ibídem, p. 125.
591
“La industria de telares en Venezuela” en Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, febrero 1923, p. 1863.
592
Ídem.

107
En opinión de Otto Gerstl, hacia 1926 se pudo presenciar un fuerte empuje de parte
de los fabricantes nacionales de tejidos de algodón para el incremento y diversificación de su
producción, quienes recibieron la ayuda de considerables derechos arancelarios593.

Una empresa de gran envergadura fue la C. A. Telares e Hilanderías Orientales, que


había sido fundada en 1910 por M. F. Muñoz en Cumaná, alcanzando un capital social de
Bs. 3.000.000 para 1922594. Al inicio, la fábrica fue arrendada a Silvio A. Braschi, “con la
obligación de pagar a los accionistas ½% mensual, mas habiendo fracasado el Sr. Braschi, la
empresa asumió desde entonces la administración de las propiedades”. En efecto, en 1916 se
designó una nueva directiva compuesta por M. F. Núñez como presidente, Julio C. Velutini,
M. Badaracco, Luis A. Castillo y Luis Felipe Landáez 595. La fábrica se encontraba “en mal
estado” y las utilidades fueron bajas por la “falta de agujas para tejidos de punto (…) el alto
precio del algodón americano (…) circunstancias anormales del mercado por la competencia”
y en 1919 se compraron 50 telares y se produjo el ensanche de la sección de las hilanderías.
Desde mediados de 1920 se inició una tendencia hacia la baja de los precios que condujo a
una “crisis en el comercio de telas” por la paralización en la demanda, que logró revertirse
gracias a la reducción a la mitad de la producción596.

Hilanderías Orientales utilizó los servicios de otras empresas para hacer frente a las
necesidades de piezas que no pudieron importar. En la Fábrica de Vidrios de Caracas se
construyó un horno de fundición para elaborar repuestos y en Caracas se fabricaban las
lanzaderas de madera. En la C. A. La Industrial de Manzanares se hacían los trabajos del
taller. La fábrica localizada en Cumaná poseía telares, hilanderías, tintorería, un
departamento de punto, estufa, talleres, planta eléctrica y depósitos. En 1921 persistió la crisis
del comercio, a la que aludimos anteriormente, pero al año siguiente tras la recuperación
llegó procedente de Barcelona (España), Juan Onus Soler para la “construcción de nuevos
departamentos” y se aumentaron los telares a 166. En 1924 se reformó el arancel para la
protección industrial, aun cuando en esos años continuó una cuantiosa importación de
textiles. En 1929 se decidió vender “el tren completo para la fabricación de géneros de punto”

593
O. Gerstl, Ob.cit., p. 161.
594
Telares e Hilanderías Orientales, Memoria 31.12.1917 a 31.12.1938.
595
Ídem.
596
Ídem.

108
a José Ventura Mauri. A partir de 1930 se buscó la fusión con Telares de Caracas y Valencia,
y Telares de Palo Grande, sin llegar a concretarse. En 1932 vendieron sus activos para no ir
a una liquidación y luego de una ligera mejoría en 1934, se manifestó una nueva crisis hacia
1937597.

Telares de Maracay se instaló en 1926, siendo propiedad del general Juan V. Gómez.
Se inició con una plantilla de 700 personas, de las cuales 40 eran catalanes encabezados por
el técnico Nicolás Perelló Bonnin. Su producción inicial fue de 12.000 hilos de tela semanales
mediante el empleo de 300 telares y 10.000 husos, con los que se confeccionaban productos
de algodón, como driles, toallas, paños, sábanas, etc. En un anexo se encontraba una fábrica
de aceites y jabones598.

Justo González fundó en 1927 Manufacturas The Best, como empresa personal que
estaba dedicada a la confección. La planta estaba ubicada en la avenida El Milagro no. 171
en Maracaibo599.

13.3.- Sombreros

Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, el uso del sombrero en el vestir tenía
una importancia que hoy en día es difícil de imaginar, y de ahí que su aplicación a la temprana
industrialización no se hizo esperar.

En 1829, el estadounidense G. E. Moore estableció en Caracas una fábrica de


sombreros “utilizando técnicas tan productivas como en los Estados Unidos 600. Según
Arístides Rojas, ya se había establecido la primera sombrerería de Caracas en 1823, que era
la perteneciente a Próspero Rey. La fábrica de sombreros La Palma de Weise y Cía. fue una
casa inaugurada en 1842601. En 1838 hallamos referencias a la firma alemana D. Jahn y Cía.
dedicada a la sastrería y sombrerería. Otra compañía muy reconocida era la perteneciente a
Federico Fourastié, quien asociado a su hermano Raymundo, constituyó Fourastié Hnos.
También se encontraba la firma de Federico Wassermann, todas ellas en Caracas. En los años

597
Ídem.
598
O. Botello, Las primeras industrias en Maracay, p. s/n.
599
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 587.
600
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 215.
601
Rojas, Arístides, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 180.

109
cuarenta funcionaba en Puerto Cabello una fábrica de sombreros de última moda que
utilizaba materiales procedentes de Europa: C. G. Behn y Cía.602

En 1855 llama la atención el aviso correspondiente a Adolfo Cohen y Cía. con su


negocio llamado Al gran sombrero negro en Caracas, destacando la “puntualidad, eficiencia,
pronto despacho” y buenos precios de las mercancías603.

En 1875, Miguel Tejera refiere la existencia de “fábricas de sombreros de seda, lana,


jipijapa, palma, cogollo de palma y paja de las sabanas”604. Los sombreros Borsalino hicieron
su entrada al país por contrato exclusivo de distribución con Italia para la firma Riboli, Abbo
y Cía. de Maracaibo, que fue “quizás la primera firma italiana en el país, pues data de
1854”605. Hacia 1876 se hacían en Maracaibo sombreros de “empleta”, una hoja de palma
más ancha que el “cogollo”. La hoja de cogollo se exportaba a Curazao donde se
confeccionaban sombreros tipo Panamá606.

Desde 1887 operaba en Maracaibo la fábrica de sombreros al vapor de Christern y Cía.


que tenía variedades tanto para damas como para caballeros y más tarde también para niños.
Utilizaban materiales como el fieltro, el terciopelo y la paja. A finales de la centuria, la fábrica
pasó a funcionar bajo la razón social de Christern, Zingg y Cía., integrada por Carl Wilhelm
Christern y Gustavo Zingg. Entre 1912 y 1913, además de esta última empresa, existía otra
fábrica de sombreros al vapor en Maracaibo que era la de Numa P. León. Algunos de los
sombreros fabricados en la época tenían nombres como Kaiser, Germania, entre otros607.

En la Exposición Industrial de 1883 se exhibieron productos de sombrerería


confeccionados por diversas compañías: Dubbers y Cía.; Pedro Gilmayr; Nemesio López; C.
Martínez González y Henrique Rodríguez Díaz608. Al año siguiente, y tal vez bajo la
inspiración de la exposición, se fundó la fábrica de sombreros de Pérez y Domínguez609. Para

602
“Avisos”, El Liberal, Caracas, 1838 a 1841.
603
“Avisos”, Diario de Avisos, Caracas, 1855.
604
Miguel Tejera, Ob.cit., p. 333.
605
Marisa Vannini, Italia y los italianos en la historia y la cultura de Venezuela, p. 523.
606
O. Gerstl, Ob.cit., p. 35.
607
Ebelio Espinola, Las actividades económicas de Gustavo Zingg (1898-1946), p. 174. Christern, Zingg y
Cía. se constituye en 1911, después que C. Christern se va a Europa: Ibídem, p. 54.
608
Rafael Ramón Castellanos, Ob.cit., Tomo 2, pp. 115-119.
609
Van Praag Hnos., Guía o Directorio anual de Caracas 1906.

110
finales de siglo, en 1892, Max Dohrn registró la primera marca de fábrica como Sombreros
La Moda610. En 1893 fue creada en el estado Carabobo una “fábrica mecanizada de
sombreros de fieltro, lana y paja”611. En 1907, Guillermo Degwitz recibió privilegio por cinco
años para fabricar sombreros de terciopelo en Valencia, además de registrar patente de
invención de “maquinaria para acepillar sombreros de terciopelo Degwitz” 612. En 1917,
Pedro M. Arvelo registró la marca Sombreros La Moda Chic en Caracas613. A. Mutañez Sucre
producía en 1921 “sombreros de pajilla extranjera elaborados en Carora”614. En ese año, la
firma Max Ferrer y Hernán Quevedo y Cía. dio a conocer en el Zulia “también productos de
la llamada paja italiana, tanto en estilos para hombres como mujeres, que nada tienen que
envidiar a la manufactura extranjera” y fueron presentados en la Exposición Regional
Zuliana615. Marco A. Vila afirma que “existían en La Guaira varias fábricas de sombreros.
Los alemanes predominaban en esa industria”616.

En el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas de 1921 aparecen como miembros


de esa corporación José Farage & Hno., Clementina Janet y Cía. y Pablo Rojas, todos ellos
propietarios de fábricas de sombreros en Caracas617.

En el contexto de la fuerte depresión de los años treinta, los fabricantes de sombreros


de paja de Caracas, Valencia y Carora, “en vista de la competencia poco ventajosa que venían
haciendo unos y otros, y agravada por la depreciación del bolívar”, celebraron en 1932 un
convenio de precios y plazos de venta, que fue publicado en el Boletín de la Cámara de
Comercio de Caracas. Lo suscribieron R & M. Aristiguieta, Pedro Bermúdez, Pernía Rangel
y Cía., todos ellos de Caracas. Valencia estuvo representada por Federico Kummerow y Cía.,
Otto Schirmer y Cía., A. Logorno y Cía. y Luis Campi, y por Carora: Juan A. Pérez618.

610
Ministerio de Fomento, Memoria, 1892, p. 502.
611
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, p. 312.
612
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. LVX y LVXI.
613
Ministerio de Fomento, Memoria, 1917, p. 104-F.
614
Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, 1921, p. 993.
615
Ídem.
616
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 163.
617
Cámara de Comercio de Caracas: Boletín, 1921, p. 993.
618
Cámara de Comercio de Caracas, “Convenio de los fabricantes de sombreros del país” en Boletín de la
Cámara de Comercio de Caracas, p. 5608, setiembre 1932.

111
14.- Calzado y Tenerías

14.1.- Calzado

La producción de calzado fue una actividad tradicionalmente artesanal, pero dada su


importancia fue objeto de transformaciones en la etapa temprana de industrialización.
Arístides Rojas identifica como la primera zapatería que se instaló en Caracas la del escocés
Mac Manus en 1832619. Adolfo Ernst señala que alrededor de 1863 llegó a Caracas el
norteamericano J. Cummnis quien trajo “máquinas de coser zapatos y obreros expertos en
ese modo de hacer zapatos y estableció la primera fábrica de calzado”, a la que siguieron
luego otras empresas semejantes620.

En relación con esta importante rama industrial, El Cojo Ilustrado editorializa


afirmando que

La industria de la zapatería se ha desarrollado de modo tan favorable para el país,


que ya no es posible la introducción en él de calzado que en perfección y precios
pueda competir con el que se trabaja entre nosotros. Ese desarrollo ha traído la
instalación de las tenerías y máquinas modernas para aprovechar los materiales que
ofrece nuestro suelo…”621

La firma J. Boccardo y Cía. era para 1898 la mayor y más antigua empresa en la
industria del calzado en el país. Fue fundada en el año 1860622 por Gerónimo Astengo, quien
se apartó de la compañía en 1877, quedando el negocio bajo la razón social de A. Delfino y
Cía. Este último se separó a su vez en 1889 y desde entonces figuraba como único dueño J.
Boccardo. En 1860, en La Guaira, la casa trabajaba con 40 operarios. En 1898 llegó a
producir “diariamente de 600 a 700 pares de calzado y 100 docenas de alpargatas, todo hecho
a mano”623.

A la firma Boccardo y Cía. pertenecieron los siguientes establecimientos: fábrica de


calzados, alpargatas y artículos de talabartería en Caracas; fábrica de calzado y alpargatas,

619
Lollet, Ob.cit., p. 160.
620
Adolfo Ernst, Obras Completas, Vol. 3, p. 556.
621
El Cojo Ilustrado, Vol. 2, 1897, p. 874.
622
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.
623
Ídem.

112
detal de calzado y talabartería en La Guaira. También poseía otra fábrica de los mismos
artículos en Ciudad Bolívar. En París tenía una casa de comisión, lo cual nos indica el peso
económico de dicha firma.

La casa de Caracas ha sido premiada en las exposiciones de Filadelfia (1876); París


(1878); Buenos Aires (1882); Caracas (1883); Nueva Orleans (1885-1886) y
Chicago (1893). En la Exposición Centenaria de Bolívar obtuvo el primer premio y
lo mismo en la de Chicago, en los ramos de calzado, talabartería y tenería. La suela
y el calzado obtuvieron premio de plata en Argentina624.

Era tal la popularidad y expansión de los mercados de venta de esa firma que, para
1920, tal como nos informa Otto Gerstl, “los zapatos que calzaban en Los Andes eran
fabricados, casi exclusivamente por Boccardo”, y de manera especial las alpargatas por ser
un artículo de uso cotidiano para la población de escasos recursos625.

Otra destacada empresa, por la magnitud de su capital y su presencia en distintos


puntos del país, era la zapatería de Paúl y Cía. que tenía sala para la venta al detal que estaba
situada de Gradillas a Sociedad, en la que sobresalía el elegante estilo de la decoración.
Poseía un taller de corte, maquinaria a vapor y prensas, además de una amplia tenería que
estaba localizada en Catia. La empresa Paúl y Cía. “anunciaba para Pascuas y Año Nuevo de
1896 un amplio surtido de calzado para señoras y señoritas: botas de solapa de glacé, doble
cosidas; para caballeros: botines y brodequines, así como surtidos para niños y niñas” 626.

La Gran Fábrica de Calzado Altuna C.A., fundada en 1885, estaba localizada entre
las esquinas de San Francisco a Pajaritos627, también ofrecía su alpargatería y talabartería al
mayor y detal, tal como aparecía en los anuncios de El Cojo Ilustrado en 1895628.

Tanto en Caracas como en el interior se fabricaban “alpargatas en grandes cantidades


con una máquina muy curiosa que tejía la capellada y las tiras laterales. Alfredo Cortina

624
Ídem.
625
O. Gerstl, Ob.cit., p. 91.
626
El Cojo Ilustrado, Vol. 6, 1896, p. 122.
627
Marco A. Vila, Ob.cit., T. 1, p. 329.
628
El Cojo Ilustrado, Vol. 4, 1895, p. 380.

113
afirma lo siguiente: “Siempre oí decir que esa máquina había sido inventada en Venezuela,
único país del mundo donde ese tipo de calzado se fabrica”629.

En efecto, en 1875 los señores E. Ibarra Herrera y Ángel Aldano Herrera obtuvieron
patentes de invención de una “máquina para tejer capelladas de alpargatas” 630. También en
1905 Jorge Padrón registró una “máquina para hacer capelladas con taloneras y prensas de
alpargatas”. En 1907, Rafael Tañez registró un aparato con la misma finalidad631. Antonio
Olivero y Esteban Yáñez patentaron en 1909 la invención de una “mejora a la fabricación de
alpargatas”632.

En 1894, el italiano Juan B. Scrocchi estableció en Valera el primer taller de fabricación


de alpargatas con una lona llamada “andina”. Trabajaba con 35 operarios633. En la prensa de
fin de siglo se anunciaban los trabajos en la fábrica de calzado de Eduardo Bor y Cía. y en el
Gran Taller de Alpargatería El Trabajo de Pedro A. Plaza y Cía., situados en Carúpano634.
En 1898, Rafael Medina de Puerto Cabello dio a conocer su respectiva marca de fábrica 635.
En ese mismo año, Rafael Medina T. instaló una fábrica de alpargatas en Puerto Cabello 636.
A. J. Guruceaga Sucs., fundada en 1901 en Valencia, tenía fábrica de alpargatas y tenería. En
1907, Eduardo Guerrero registró Alpargatas La América en Valencia637.

Otra firma muy reconocida fue la perteneciente a J. M. Benarroch, fundada el 1º de


junio de 1887 por José Moisés Benarroch, quien ubicó su zapatería en la esquina de
Traposos638. En 1912 se registró la marca de fábrica de calzado y modas La Vencedora de J.
M. Benarroch y Cía. En 1920 entró a trabajar en la compañía Carlos Beracasa, quien se
incorporó en calidad de socio a la firma en 1936. La producción industrializada de calzado

629
Alfredo Cortina, Caracas la ciudad que se nos fue, p. 88.
630
Ministerio de Fomento, Memoria, 1875, p. XII.
631
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, pp. LVXI-LVXII.
632
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. LXXI.
633
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
634
Juan Gómez, La prensa de Carúpano en el siglo XIX.
635
Ministerio de Fomento, Memoria, 1898, p. CXIV.
636
Ídem.
637
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. LXXI.
638
Benarroch y Beracasa S. A., 100 años de compromiso con los venezolanos 1887-1987, p. s/n.

114
se inició en 1932 y la empresa empezó a operar bajo la razón social de Fábrica de Calzados
Rex S. A. en 1944639.

El progreso tecnológico de la industria del calzado se fue consolidando en las


primeras décadas del siglo XX. En 1907, Rita de González patentó su invento de “fabricación
especial de calzado de lujo, rematado a mano sin suela, para niños” en Caracas 640. En ese
mismo año se instaló en Caracas una fábrica de botas de goma 641. Adolfo L. Caro registró
formalmente en 1914 la marca de calzados La Universal642. En 1919 se dio a conocer la
zapatería El Comercio de Cesidio Ottaviano; la Zapatería Pichin de José Valle, localizada
entre las esquinas de Madrices a San Jacinto y la fábrica de hormas para zapatos de Antonio
Quintero, situada de Puente Negro Primero a Natividad643.

14.2.- Tenerías

El general José Antonio Páez era propietario de una curtiembre cuyos productos
fueron presentados en la exposición celebrada en Caracas del 25 al 27 de diciembre de 1844
y salieron “muy bien parados”, según la crónica de El Venezolano, del 18 de enero de 1845644.
En 1847, Páez instaló en Maracay una tenería para producir suelas, bajo la razón social de
Tenería de San Ignacio, donde se trataban los cueros, principalmente los provenientes de sus
propios hatos645.

La curtiembre como actividad industrial mecanizada tuvo sus comienzos en


Venezuela cuando el italiano Gerónimo Astengo estableció, además de la zapatería, una
tenería en La Guaira en 1860, tal como lo indicamos anteriormente, en la que desde 1889
figuró como único socio Boccardo y Cía.646 En 1898, la tenería tenía un local en Catia y otro
en Maiquetía, el primero funcionaba a vapor y le costó “a los propietarios más de medio
millón de bolívares, incluyendo edificio”647.

639
Ídem. En 1927 se agregó la producción de sombreros, constituyéndose el 10 de enero de 1944 en la Fábrica
de Sombreros Victoria C. A.
640
Ministerio de Fomento, Memoria, 1907, p. LIV.
641
Ídem.
642
Ministerio de Fomento, Memoria, 1914, p. 161.
643
Indicador de Caracas y la República 1919, p. s/n. OK
644
El Venezolano, Caracas, 18.01.1845.
645
O. Botello, Maracay. Noticias del viejo valle, p. 106.
646
El Cojo Ilustrado, Vol. 10, 1898, p. 93.
647
Ídem.

115
Con respecto a la ciudad de Valencia, en 1873, los apellidos como Zabaleta, Revenga,
Dacharly, Rodríguez y Arocha estaban relacionados con la industria de la tenería 648. En 1876
fue fundada en Maracaibo la tenería de Gustavo Zingg649. En el Censo de 1876 encontramos
tenerías en Mérida, Guárico, Anzoátegui, Caracas y Bolívar, principalmente, las cuales
operaban todavía con un sistema artesanal650.

En 1881, la oficina de patentes concedió un privilegio para la “manufactura de pieles


adecuadas al calzado” a Nicolás Feliberto Emanuel651. En la exhibición de 1883 apareció
bajo el nombre de “productos de tenería” la empresa Ratto y Cía.652; A. J. de Guruceaga Sucs.
de Valencia, fundada en 1901, poseía también fábrica de alpargatas y tenería. La firma de
Paúl y Cía., dedicada al calzado, tenía además hacia 1898 una amplia tenería localizada en
Catia. Según el “Editorial” de El Cojo Ilustrado, el desarrollo de la industria del calzado “ha
traído la instalación de las tenerías y máquinas modernas para aprovechar los materiales de
nuestros suelo…”653. En Puerto Cabello, a través de las fotografías de El Cojo Ilustrado, se
puede apreciar el edificio y algunas secciones de la Tenería Eléctrica de Puerto Cabello, que
tenía una considerable dimensión654.

En 1907, Ernesto L. Branger de Valencia registró la marca Cueros al Cromo655. En


1910 tenemos información acerca de la construcción en Puerto Cabello de una Tenería
Nueva656. La Tenería Anglo-Venezolana, ubicada en Valencia, pertenecía a Temístocles
López, Carlos Stelling y John Miller657. Es probable que se trate de una tenería que, según
información de Marco Aurelio Vila, inició sus operaciones en 1911. En 1920 reunía de 60 a
80 trabajadores, cuyas labores incluían tareas manuales junto al empleo de máquinas a vapor,
utilizando materiales como el mangle y el dividive658. Una nueva tenería con un capital de
Bs. 500.000 se instaló en 1918 en Valencia con maquinaria a vapor que utilizaba leña como

648
Marco A. Vila, Una geografía humano-económica de la Venezuela de 1873, p. 208.
649
Ebelio Espinola, Las actividades económicas de Gustavo Zingg (1898-1946), pp. 7 y 54.
650
Ministerio de Fomento, Memoria, 1876, p. XIV.
651
Ministerio de Fomento, Memoria, 1881, p. IX.
652
Rafael Ramón Castellanos, Ob.cit., Tomo 2, p. 119.
653
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 717.
654
Ídem.
655
Leonor Barrios Arismendi, “Desarrollo industrial valenciano 1870-1945” en Mañongo, no. 25, 2005, p. 119.
656
El Cojo Ilustrado, Vol. 34, 1910, p. 506.
657
O. Gerstl, Ob.cit., p. 196.
658
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 238.

116
combustible. En 1920 esta empresa reunía un total de 39 trabajadores659. La Tenería 5 de
Julio de Acosta Hnos. fue fundada en Maracaibo el 8 de octubre de 1924, operando como
sociedad en nombre colectivo todavía en 1952. La fábrica estaba ubicada en la avenida Los
Haticos660.

15.- Madera

Un anuncio de 1841 indica que en Caracas estaba funcionando la carpintería y


ebanistería Compariol y Cía., que realizaba trabajos para viviendas y puentes de madera661.
Para la siguiente década, la prensa refiere la existencia de la carpintería de Juan José Padrón
que elaboraba artículos para la construcción, como viguetas y vigas, así como también la
carpintería de Sánchez y López662. Marco Aurelio Vila sostiene que en 1860 existía ya en el
distrito Vargas un "taller de aserrar madera”663, aunque al parecer este sector se fortaleció
recién en las últimas décadas del siglo. En 1877 se instaló en Cagua el Aserradero al Vapor
Toro Hnos., que continuó trabajando en los años cuarenta del siglo XX en la fabricación de
escobas estilo americano, cajas de madera y pipotes, entre variados productos664.

El Gran Aserradero y Fábrica de Muebles El Túnel, perteneciente a Rodríguez


Ceballos y Cía., fue instalado en La Guaira en 1886. Utilizaba maderas de superior calidad y
fabricaban puertas, muebles, aleros, ventanas, pisos, etc. Tenía una sucursal en Caracas que
estaba ubicada entre las esquinas de Sociedad a Traposos665. Resulta de interés consignar que
Manuel A. Matos, el famoso financista y varias veces ministro de Hacienda en las últimas
décadas del siglo XIX, fue propietario hacia 1891 de la próspera compañía del Aserradero y
Venta de Maderas, ubicada de Solís a Caño Amarillo666. En 1892 se contabilizaron cuatro
aserraderos al vapor en Caracas, entre ellos el perteneciente a Lucas Ramella y Cía. En el
mismo año, se encontraba en operaciones la destacada empresa Proveeduría de Madera del

659
Ibídem, p. 239.
660
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 375.
661
“Avisos”, El Liberal, 1841.
662
“Avisos”, Diario de Avisos. Semanario de las Provincias, 1852 y 1855.
663
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p 165.
664
“Avisos”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, julio 1940.
665
C. M. Lollet, Ob.cit., p. 160.
666
Van Praag, Guía o Directorio anual de Caracas 1891-1892. Matos fue propietario también de la C. A.
Pastas, Velas y Escobas.

117
País, que trabajaba con máquinas al vapor con un capital de Bs. 320.000, firma que cotizaba
sus acciones en la Bolsa de Comercio, con una prima del 15%. El presidente de la directiva
era H. L. Boulton y el vicepresidente Marcos Santana667. León Suárez fundó en 1894 una
fábrica de escobas en Caracas668.

El Taller Mecánico de Carpintería de Eduardo Braasch & Cía. anunciaba en 1895 la


fabricación de muebles de nogal, puertas, ventanas, techos, romanillas, entablados, utilizando
máquinas de “tornear, colar, acepillar, escoplar, aserrar, espigar, taladrar, etc.” 669.

En 1898 se estableció en Mérida el primer aserradero mecánico, y en 1903 otro en


Barinitas670. Al año siguiente, el Aserradero al Vapor Toro Hnos., localizado en Cagua,
anunció que estaban utilizando un “carro de tiro de dos juntas de bueyes, fabricados en los
aserraderos para cargar troncos de árboles, con ruedas de 10 pies ingleses de diámetro”,
además de fabricar cajas vacías y pipotes, así como también molinos de maíz 671. En 1903
aparecieron referencias a la fábrica de escobas fundada por Feo Hermanos de Cagua. En ese
mismo año, Martínez, Egaña & Cía. dieron a conocer la existencia de la Mueblería Moderna
en Caracas, resaltando la calidad de sus productos, entre ellos los escaparates de nogal con
espejos “bisantes”672.

El Aserradero Ramella y Cía., situado de Solís a Caño Amarillo, estaba incluido en


la Guía de Van Praag de 1906, así como también el aserradero perteneciente a Frey y Cía.
en Puerto Cabello y el aserradero El Túnel de La Guaira673. También para ese año se hizo
referencia a El Carpintero Moderno de Juan Padrón, en el que se construían muebles, hormas
de madera para contener papelón y otros artículos especializados para la manufactura de
cigarrillos674.

Ricardo Zuloaga agregó a la fábrica de papel la industria para elaborar escobas con
millo sembrado en El Encantado, iniciativa que se concretó alrededor de 1905, aunque no

667
Ídem.
668
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
669
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 165.
670
Ibídem, p. 253.
671
El Cojo Ilustrado, Vol. 12, 1899, p. 355.
672
El Cojo Ilustrado, Vol. 21, 1903, p. 356.
673
Van Praag Hnos, Guía o Directorio Anual de Caracas 1906, p. 563.
674
Ídem.

118
produjo los rendimientos esperados675. En 1913 fue instalado el aserradero Anauco de N.
Ríos y Cía., localizado en la esquina de Urapal en La Candelaria (Caracas), que contaba con
moderna maquinaría y utilizaba diversas maderas, como caoba, cedro de Maracaibo,
apamate, jabillo, mangle, etc.676. En 1921, en el estado Lara había una considerable
producción de maderas, especialmente de cedro y caoba en los distritos Cabudare, Urdaneta
y Crespo. Más de 100 tipos de madera fueron enviadas al Ministerio de Fomento y a la
Exposición de Caracas organizada por iniciativa del “Concurso La Hacienda”677.

En 1919, Soto Rivera se asoció en Maracaibo “a un gran aserradero el que al poco


tiempo tuvo dificultades”678. En la Bolsa de Maracaibo se cotizaban en 1920 las acciones del
Aserradero Maracaibo que disponía de un capital de Bs. 2.000.000679. En la Exposición
Regional del Zulia de 1921 se presentaron productos de los talleres de ebanistería de Manuel
S. Taborda, Rafael Pérez y Cirilio Ocando. En el ramo de maderas se encontraban el
Aserradero de Maracaibo y el Aserradero El Comercio680.

En la Guía Telefónica de 1937 se menciona el aserradero El Cantón en Maiquetía y


otro de Hernández y Cía. en Maracay681. En 1939 se anunció el Aserradero San Agustín de
Armando Hernández y Cía. en Caracas682.

La firma Muebles Azpúrua, fundada en 1928, se convirtió en compañía anónima en


1942, estableciendo sus fábricas en la avenida principal de San Agustín del Sur, calle El
Carmen de Prado de María y en el callejón Las Mercedes en Chacao, para 1952683.

16.- Papel e Impresiones

16.1.- Papel

La invención del papel proviene de China, donde era elaborado con base en materiales
como el bambú y trapos. En tiempos modernos, el consumo de papel fue aumentando de

675
Juan Röhl, Ricardo Zuloaga, p. 184.
676
El Cojo Ilustrado, Vol. 40, 1913, p. 288.
677
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, no. 87, febrero 1921, p. 953.
678
O. Gerstl, Ob.cit., p. 133.
679
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, no. 88, marzo 1921, p. 994.
680
Ibídem, p. 1.000.
681
Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica de 1937, p. s/n.
682
G. Veloz Mancera, La guía inmobiliaria, p. s/n.
683
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 525.

119
manera vertiginosa. En 1799, Nicholas Louis Robert inventó en Francia una máquina para
hacer papel. Los hermanos Fourdrinier, ingleses, adquirieron una patente y perfeccionaron la
máquina que con modificaciones es la misma que se estuvo usando hasta tiempos
recientes684.

En Venezuela tenemos conocimiento de que en 1824, siendo intendente del


Departamento de Venezuela, el brigadier general Juan de Escalona dispuso que fueran
“sacadas en venta y negociadas en forma cómoda para los compradores” varias máquinas
entre las que estaba una de “hacer papel (incompleta)”, las cuales se hallaban en la “antigua
casa de la factoría” donde podían ser demostradas por los señores J. Manuel Landa y Vicente
Lecuna685.

En 1843 se fundó en Caracas la Fábrica Nacional de Papel686, promovida por Julio


José Vial en Las Adjuntas, cerca de Caracas. Allí se utilizaban maquinarias y productos
químicos importados y se producía papel común y fino. Sin embargo, la sociedad tuvo serios
problemas financieros por lo que sus labores se vieron interrumpidas687. En 1852 se hizo el
intento de instalar una fábrica de papel para lo cual se constituyó en Caracas una compañía
que cedió cierto número de “bonos” al ayuntamiento local. Existe una correspondencia
dirigida al “Recaudador de Rentas de la Provincia”, invitando al ayuntamiento a asistir a la
reunión. Pero no pasó de ahí, y el proyecto no pudo materializarse688. Grabor Npahegyi, de
origen norteamericano, obtuvo en 1875 el derecho de “manufacturar papel en Venezuela, lo
cual le permitió embarcar (…) el equipo necesario libre de derechos”. Debido a que intentó
introducir además otros artículos, tales como licores y conservas, ello ocasionó “un
‘incidente’ que no permitió se materializara la inversión”689.

En el registro de Marcas y Patentes encontramos en 1878 la autorización para el


“funcionamiento” de la “fabricación de papel de estraza” a José García. Posteriormente, en
1881 se otorgó un privilegio para una fábrica de papel a Nicolás Filiberto Emanuel690, la cual

684
Enciclopedia Británica, Enciclopedia Barsa, Tomo 11, p. 320.
685
J. G. Schael, Caracas de siglo a siglo, p. 85.
686
R. Cartay, Ob.cit., p. 68.
687
Ibídem.
688
Lorenzo Vargas, Aspecto biográfico de Petare, p. 288.
689
Benjamín Frankel, Ob.cit., p. 146.
690
Ministerio de Fomento, Memoria, 1881, p. 92. Roberto Salas Capriles, Se busca un industrial, Caracas, s/e,
1980, p. 37.

120
posiblemente es la que fue inaugurada por Antonio Guzmán Blanco, aun cuando la misma
tuvo corta vida. La empresa El Cojo (cigarrillera) instaló en 1883 máquinas de vapor para la
fabricación de sobres de cartas (en francés, enveloppes) con una producción de 30.000 hojas
diarias de papel691.

En 1905, Ricardo Zuloaga fundó como promotor la Fábrica Nacional de Papel, con
un capital Bs. 540.000. Fue instalada a “un tiro de piedra” de El Encantado. La cercanía a
este último sitio y el agua abundante proveniente del río Guaire pasaron a ser factores básicos
para la ubicación de la empresa en aquel lugar. Como materia prima fue usada la “enea”
(espadaña) que era transportada por el Gran Ferrocarril de Venezuela, aun cuando la misma
resultaba costosa debido a los traslados. A pesar de este inconveniente, la industria marchó
satisfactoriamente en aquel tiempo692.

La Fábrica de Papel de Maracay fue fundada en noviembre de 1912, siendo su


promotor Carlos Delfino, de acuerdo a la información suministrada por Oscar Gámez. Sus
actividades se iniciaron con una diversificada línea de productos que, para 1934, satisfacía la
demanda nacional693. Según otra versión, fue en 1915 que se instaló la Fábrica de Papel
Maracay, bajo el auspicio de Juan Vicente Gómez, Félix Galavís, el industrial Pius
Schlageter y Mauricio Sosa Báez. Al principio producía papel de estraza, empleando pastos
localizados alrededor del lago de Valencia. Hacia 1929 la empresa se encontraba fabricando
un tipo de papel imitación de seda694. La fábrica de Maracay producía además un papel para
envoltura con base en pulpa importada de Suecia, que era superior a la de El Encantado695.
En los años 50, la planta de Maracay se especializó en el papel “tissue”696.

En 1924 se estableció en Maracay otra fábrica de papel697. Sin embargo, después de


la gran crisis y según el Censo Industrial de 1936, aparecían solamente dos “molinos de
papel” localizados en Aragua y Miranda, empleando 134 personas y con un capital de Bs.

691
R. Cartay, Ob.cit., p. 69.
692
Juan Röhl, Ob.cit., p. 132.
693
Oscar Gámez Arévalo, “Pioneros de la industrialización en Venezuela” en Revista Corpa, año I, no. 4,
noviembre 1987, p. 23.
694
O. Botello, Ob.cit., p. s/n.
695
Juan Röhl, Ob.cit., p. 183.
696
Oscar Gámez Arévalo, Ob.cit., p. 23.
697
O. Botello, Las primeras industrias de Maracay, p. s/n.

121
3.540.000. Por tanto, se podría inferir que la fábrica creada en 1924 desapareció en medio de
las dificultades económicas de la siguiente década698.

16.2.- Imprenta

En 1806, Francisco de Miranda trajo una imprenta en su expedición a bordo del


Leander, con la que se editaron proclamas y otros documentos relativos a la acción política
que estaba emprendiendo. Tras el fracaso de la expedición, la imprenta fue trasladada a
Trinidad. La fecha de introducción de la imprenta en Venezuela corresponde a la instalación
del taller de los norteamericanos Gallagher y Lambas en 1808699. Posteriormente, dicha
imprenta “fue contratada en Trinidad por Manuel Solórzano, ejecutor de las instrucciones del
comerciante de La Guaira Francisco González de Linares, a quien había encargado el Capitán
General las gestiones correspondientes”700. El 24 de octubre de ese año apareció el primer
impreso nacional con el número uno de la Gaceta de Caracas. Al respecto se puede afirmar
que esta invención de Gutenberg llegó a Venezuela con un retraso de “300 años”. También
Humboldt señaló ese desfase tecnológico en el caso de la introducción de la imprenta en
Venezuela:

Al recordar que en los Estados Unidos del Norte publican periódicos en pequeñas
ciudades de 3.000 habitantes, sorprende el saber que Caracas, con una población de
40 a 50.000 almas, carecía de imprenta antes de 1806; porque no puede darse el
nombre a las prensas que de año en año se ha probado imprimir algunas páginas de
un calendario o mandato del Obispo. El número de personas conocedoras de la
necesidad de leer no es muy grande, aun en aquellas colonias españolas más
avanzadas en civilización; aunque sería injusto atribuir a los colonos lo que ha sido el
resultado de una política suspicaz701.

Inmediatamente le siguió en 1810 la empresa de Juan Baillio y Cía. que estaba


formada por Juan Baillio y Luis Delpech. Humboldt menciona que Luis Delpech es francés
y “entroncado con una de las familias más respetables del país, la de los Montilla” y tiene el
mérito de haber montado “por primera vez una hermosa imprenta en Caracas”702.

698
Ministerio de Fomento, Censo industrial, comercial y empresas que prestan servicios 1936.
699
Pedro Grases, Orígenes de la imprenta en Venezuela, p. 7.
700
Ibídem, p. XIV.
701
Alexander Von Humboldt, Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente, T. 2, p. 334.
702
Ídem.

122
La industria de la impresión recibió continuos avances en los años sucesivos. John
Hill, de origen norteamericano, estableció una agencia dedicada a la fundición de tipos New
England en Caracas en 1825703. Manuel Landaeta Rosales sostiene que la primera imprenta
con prensas mecánicas a vapor fue instalada en Caracas por Manuel María Zarzamendi en
1858704. Suponemos que se refiere a la innovación que en 1800 había puesto en práctica
Carlos Stanhope en Inglaterra, con la primera prensa de hierro fundido que empleó la palanca
en lugar del tornillo. En 1815 se sustituyó la plancha por un cilindro giratorio de impresión
y se obtuvo la prensa de cilindro705.

En las siguientes décadas se radicaron imprentas en el resto del país. En 1821 se fundó
la primera imprenta en Maracaibo706 y, según Arístides Rojas, fue en 1833 cuando se
estableció la primera librería en Caracas, la de Damiron y Dupuy707. En Mérida, el primer
taller tipográfico fue instalado en el año 1845, siendo su encargado José Félix Monasterios,
discípulo de Valentín Espinal708. En 1879, Valentín Gordils fundó la primera imprenta en
Maracay709. En 1889 se editó el primer periódico en esa ciudad: El Polluelo de Edith Germán
Lozada710.

En la época en que se fundó la Imprenta Nacional (1877), “llegaron los profesionales


contratados en Suiza”, uno de los cuales fue el artista y gran señor de las artes litográficas
don Pius Schlageter”, de acuerdo a la información de Lucas Manzano711.

El periódico Panorama de Maracaibo se imprimía en la Litografía Panorama, la cual


había sido traída por los hermanos Belloso Rossell, dueños de una librería especializada en
textos escolares712.

En 1921 eran miembros de la Cámara de Comercio de Caracas las siguientes firmas


dedicadas al ramo de imprentas: Empresa Gutenberg de J. N. Arocha y C. A.; Tipografía de

703
Carlos Miguel Lollet, Ob.cit., p. 160.
704
Manuel Landaeta Rosales, Gran recopilación geográfica, estadística e histórica de Venezuela, Tomo I, p.
214.
705
Enciclopedia Británica, Enciclopedia Barsa, Tomo 8, p. 328.
706
José I. Arocha, Diccionario geográfico, estadístico e histórico del estado Zulia, p. 180.
707
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
708
J. F. Reyes Baena, Valentín Espinal, p. 59.
709
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 312.
710
Luis Cordero Velásquez, La ciudad vegetal, p. 35.
711
Lucas Manzano, Crónicas de antaño, p. 170.
712
Otto Gerstl, Ob.cit., p. 79.

123
Lujo; Herrera Irigoyen & Cía. con su empresa El Cojo, fundada en 1873, que ofrecía servicios
de tipografía especial, fábrica de sobres, sellos, libros en blanco, clisés, encuadernación,
papelería, etc.; la litografía El Comercio de Pius Schlageter que realizaba trabajos de
tipografía, encuadernación, sellos y libros en blanco; C. Tarifa y Cía. con talleres
tipográficos, encuadernación, sellos de caucho, libros en blanco, etc.; P. Valery Rízquez &
Cía. con una fábrica de sobres, sellos de caucho, etc.713

16.3.- Litografías

En Venezuela, el procedimiento de la litografía encontró “su temprana introducción


en 1823 cuando el coronel Francisco Avendaño instaló la primera prensa en La Guaira (…)
siendo una de las primeras que produjo la empresa Senefelder de Alemania”714. Este proceso
fue inventado por Johan Aloys Senefelder en Munich en 1796 y consistía en dibujar con lápiz
graso o tinta litográfica sobre la cara pulimentada de la piedra litográfica, para después
reproducirla715.

En 1839, el danés Torvald Aagard fue el primero en utilizar esa invención en


Venezuela para la impresión de periódicos, además de diseñar vistas del Ávila para
membretes empleados por los comerciantes de Caracas. Asimismo, acompañó la edición de
El Venezolano del 17 de diciembre de 1842 reproduciendo dibujos de Carmelo Fernández
sobre la repatriación de los restos del Libertador716. Según Arístides Rojas, fueron los señores
Müller y Stapler los primeros en establecer una empresa litográfica en 1842, teniendo gran
difusión en el país717. En ella se formaron los hermanos Martínez, grabadores que en 1849,
se trasladaron a Bogotá introduciendo allí el novedoso sistema718. Esta actividad prosiguió a
lo largo de todo el siglo en distintos establecimientos de pequeñas dimensiones. En la
exhibición de 1883, en conmemoración del natalicio del Libertador, Juan Remstedt presentó
sus productos litográficos719.

713
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, febrero 1921, no. 87.
714
Galería de Arte Nacional, Carmelo Fernández, p. s/n.
715
Enciclopedia Británica, Enciclopedia Barsa, Tomo no. 9, p. 386.
716
El Venezolano, Caracas, 17 diciembre 1842.
717
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 7.
Reyes Baena, Valentín Espinal, p. 59.
718
Galería de Arte, Carmelo Fernández, p. s/n.
719
Rafael Ramón Castellanos, Caracas en el Centenario del Libertador, Tomo 2, p. 119.

124
17.- Productos químicos

17.1.- Velas

Desde los tiempos más antiguos la iluminación se hacía con velas de grasa de animal
que se denominaba “sebo”, o de sustancias vegetales llamadas “cera”. También se empleaban
lámparas con mechas de algodón las cuales se alimentaban con aceite de tártago, coco, pino,
colza o aceites de ballena (esperma), entre otros720. En el interior de las casas de Caracas, no
había otro alumbrado que el de los candiles de aceite con 3 o 4 agujeros bajo el recipiente y
provistos de mechas de algodón721. Arístides Rojas refiere el establecimiento en Caracas de
la primera “cerería” a principios de 1800, fundada por Atanacio Llovera y Otáñez 722.

La primera empresa de fabricación de velas de que tengamos conocimiento fue la


instalada en La Guaira por los familiares del norteamericano John Dallett para la producción
de jabón y velas723. Dallett y Day, manufactureros norteamericanos, pioneros en Venezuela,
abrieron una factoría de jabón y velas en 1823, según se desprende de los despachos
consulares de Lowry a Adams, en La Guaira del 22 de marzo de 1822724.

Benjamín Frankel sostiene que…

…aun cuando EEUU no reconoció a la Gran Colombia hasta 1824, la empresa


norteamericana había puesto pie firme en Venezuela. Las cifras del censo indicaban
total ausencia norteamericana en La Guaira en 1803, pero para 1822 varios
norteamericanos representaban establecimientos comerciales de los Estados Unidos,
incluyendo las firmas Alderson e Iribarren; J. Lennon y Forsyth725.

John Dallett, aunque 4 años más joven que Boulton, había llegado antes que éste a
Venezuela, donde se inició en el comercio bajo el tutelaje de unos parientes residenciados en
Caracas. Comenzó primeramente con un primo la administración de una jabonería y velería
en la capital, pero poco después abrió también en La Guaira una casa comisionista y además
un negocio de importación y exportación726.

720
Enciclopedia Británica, Enciclopedia Barsa, Tomo 9, p. 386.
721
Galería de Arte Nacional, Carmelo Fernández, p. s/n.
722
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 180.
723
Lorimer Cavins, The wonderland of knowledge, p. 661.
724
Susan Berglund, El crédito mercantil de Páez a Guzmán Blanco, p. s/n.
725
Benjamín Frankel, Venezuela y los Estados Unidos, p. 155.
726
O. Gerstl, Ob.cit., p. 306.

125
John Boulton estableció en La Guaira en 1826 un negocio de importación de víveres
y exportación de productos nacionales. En 1833 se asocia con John Dallett de
Filadelfia, pero como éste volvió al año siguiente a los Estados Unidos dedicándose
a la actividad naviera, es sucedido en esta empresa por sus dos hermanos y más tarde
por su sobrino. Estos posteriormente se retiraron de Venezuela, el último en 1860727.
Respecto a la continuidad de la fábrica de velas original, comenta Otto Gerstl:

Cuando unos 30 años antes J. Boulton se asoció con los Dallett, tenían estos una
fábrica de jabón y velas. No encontré datos, si ésta continuó o cerró en el curso de los
años, pero quiero creer que había continuado y que H. L. Boulton y C. tenía
conocimientos e intereses en esta industria….728.

En 1821, el Dr. Manjot presentó a la “Sociedad Fomentadora” en Francia las llamadas


“bujías sileraphites”, que fueron reconocidas como superiores a las velas por su sequedad y
ausencia de grasa y olor de sebo, y que más tarde fueron promovidas extensamente en
Venezuela. Esta información fue del conocimiento de la Sociedad Económica de Amigos del
País, que se encargó de publicar en forma extensa el procedimiento de la “fabricación de
velas” en su Memoria no. 12 en 1833729. Con base en esta información, José María Vargas
se propuso promover una fábrica para producirlas en Venezuela, pero seguramente los
posteriores avatares políticos se lo impidieron.

En 1831, en la ciudad de Maracaibo “se producía jabón y velas de sebo”730 mediante


procedimientos artesanales. Hacia 1832, la producción de velas y jabón de “baja calidad se
realizaba en casi todos los centros poblados de la región”, producto que se enfrentaba a la
competencia del producto proveniente del extranjero”731.

En 1856 se produjo el primer cambio importante en el alumbrado público y privado


cuando llegaron a la ciudad algunas lámparas de aceite de colza (col silvestre), que por ser
muy viscoso requería de un movimiento para elevar el aceite hasta la mecha. Por ser costosos,
tanto las lámparas como el aceite, fueron desplazadas por el querosén llamado “aceite de
Filadelfia” por su origen. Debido a que eran más baratos que los aceites y de mayor poder

727
Ibídem, p. 32.
728
Ídem.
729
Sociedad Económica de Amigos del País, “Fabricación de velas”, Memorias y Estudios, no. 12, 12.12.1833,
p. 191.
730
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 209.
731
Sociedad Económica de Amigos del País, Memorias y Estudios, p. 301.

126
lumínico, estas lámparas se impusieron para el alumbrado de las calles de cuyo encendido al
anochecer se encargaba el “sereno”, quien se convirtió en toda una institución en la
Venezuela del siglo XIX732.

El régimen arancelario tuvo efectos negativos en cuanto a la instalación de fábricas.


En 1848 no se aplicaron medidas proteccionistas, sino que se declararon “libres de derechos
de importación por seis años a partir de 1851 las curtidurías y fábricas de velas y jabón”, lo
cual no favoreció el desarrollo de tales industrias en Venezuela. En 1854-1855, el arancel de
derechos de importación, en la versión de Ramón Veloz, “necesitaba reformas debido a los
adelantos de la industria, con sus inventos, lo que daba lugar a conflictos para los empleados
aduaneros, por no existir calificaciones o denominaciones especiales en el arancel vigente”.
El arancel de derechos de importación, adaptado al sistema métrico decimal (1868) estableció
una serie de aranceles que afectaban la importación de velas y sus insumos733.

En 1859, los “señores Pellier & Compañía fundaron en Caracas la primera fábrica de
velas de esperma”. El 21 de enero de 1866 “se inaugura el alumbrado público de kerosene en
las parroquias Candelaria y San Juan”734.

H. L. Boulton Jr. y Cía., en Maracaibo, estableció en 1871 una fábrica de jabón735.


Pensamos que la Jabonería y Velería El Milagro debe ser la misma a la que se refiere Marco
A. Vila cuando menciona que en el caserío de El Milagro, cercano a Maracaibo, se instaló
una pequeña factoría para producir jabón y velas. La jabonería El Milagro producía velas
esteáricas marca El Sol, con un bajo porcentaje de parafina. La producción se consumía
principalmente en el Zulia y en los Andes736. En 1920 subsistía aún con un total de 16
empleados. Se utilizaban materias primas nacionales como el coco y el sebo, trabajándose
con máquinas a vapor737.

Probablemente, el efecto de la política arancelaria indujo a una mayor actividad


productiva en el sector. En materia de patentes y marcas de fábrica Martín Tovar Galindo

732
Ernesto Fagurides, “Aquellos faroles”, Revista Líneas, año 1, noviembre-diciembre 1986, no. 5, p. 35.
733
Ramón Veloz, Economía y Finanzas en Venezuela 1830-1944, pp. 105-106.
734
Aquiles Nazoa, Caracas física y espiritual, pp. 91-92.
735
R. Cartay, Ob.cit., p. 69.
736
O. Gerstl, Ob.cit., p 48.
737
M. A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 212.

127
obtiene un privilegio para producir “ácido esteárico” en 1873 738. En el registro de patentes
aparece en 1878 una autorización para el funcionamiento de una “máquina para fabricar
velas” al Sr. Olavarría739.

Alrededor de 1880 se obtenía aceite para lámparas mediante el empleo de tártago,


coco y pino en ciudades del interior, como Trujillo, por ejemplo. Ese aceite era usado para
las lámparas con las cuales se alumbraban por las noches. Además se fabricaban también
velas de grasa animal y de cera740.

En 1883, en la Exposición celebrada en ocasión del Centenario del Libertador,


aparece Pedro Planas y Cía. con productos de jabonería y velería y Neptalí Urdaneta con
artículos de velería741. Johann Frey instaló la empresa Jabón Las Llaves, destinada a la
fabricación de jabón y velas, en 1884, en Puerto Cabello, la cual fue registrada en 1889742.
Poco después, en 1895, abrió una sucursal en Valencia743. En 1886, unos ciudadanos
franceses constituyeron la fábrica de Dinamita Nobel en Ciudad Bolívar donde el “alumbrado
de las galerías se hacía con velas esteáricas de las cuales se consumían 20.000 kg.
anualmente”. Marco A. Vila señala que “este consumo originó que en otros lugares de
Venezuela se abrieran fábricas de velas”744.

Se puede inferir que las primeras fábricas de velas esteáricas fueron simultáneas al
establecimiento de Dinamita Nobel, alrededor de 1886, pues es de origen francés al igual que
la tecnología esteárica que existe en Caracas desde 1885. Vale decir que esta tecnología se
transfirió desde su invención en Francia en 1821, en forma lenta. La Sociedad Económica de
Amigos del País ya la conocía en 1833, doce años más tarde. En 1875, Martín Tovar Galindo
obtuvo el privilegio para fabricar ácido esteárico, es decir, 54 años más tarde, y en 1885 ya
existía en Caracas la fabricación, o sea, 64 años después de su invención.

En 1896 se inauguró en Maiquetía una fábrica de velas esteáricas, velas corrientes,


pastas italianas y aceite de tártago, coco y nepe de coco. En 1920 esta industria estaba

738
Ministerio de Fomento, Memoria, 1873, p. XXXIII.
739
Ministerio de Fomento, Memoria, 1878, p. XXXIV.
740
Felipe Colmenares, Economía y política en Trujillo durante el guzmancismo, p. 45.
741
Rafael R. Castellanos, Ob.cit., Tomo 2, pp. 118-119.
742
Miguel E. Dao, Puerto Cabello, p. 171. Ministerio de Fomento, Memoria, 1889, p. LXXII.
743
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
744
M. A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 2, p. 408.

128
totalmente mecanizada y disponía de una planta eléctrica propia movida por petróleo
nacional. Empleaba 45 personas y contaba con capital holandés 745.

Jacobo Zeñan de Pool registró en 1891 la marca El Ancla tanto para la fabricación de
velas esteáricas como para la elaboración de jabón con el mismo nombre746. En el resto del
país prosperaron las fábricas de velas. En Carúpano, para fin de siglo, existía una fábrica de
jabón y velas esteáricas de los Hnos. Vásquez y Rodríguez747.

Kuipers Perret y Cía., en 1901, tenía en La Guaira la fábrica de velas esteáricas La


Luz y jabón Victoria. En Puerto Cabello estaba Frey y Cía.748 En Falcón: López Fonseca,
Senior Hnos. En Lara: velas esteáricas de Braschi e Hijos. En Maracaibo operaban como
jabonerías y velerías las siguientes: Rafael Belloso Boscán; Boulton Jr. y Cía., Cook Hnos.,
Salvador Durán T., entre otros. En Maiquetía, Chapellín y Cía., era fabricante de velas.
Roberto Santana fundó en 1925 en Maracay una fábrica de perfume, velas y jabones El
Prado. Luis Guevara poseía una empresa dedicada a la elaboración de velas con sede en
Ciudad Bolívar.

17.2.- Jabón

La manufactura de jabón, velas y aceites estuvo íntimamente asociada debido al


origen común de sus materias primas. Tenemos noticias de que un industrial obtuvo en 1855
de la Diputación Provincial de Carabobo un privilegio para elaborar aceite de coco, “por un
sistema nuevo que consistía en extraer por medio de cocción y en hornos apropiados, la
acuosidad de la pulpa de coco (copra), para luego reducir por medio de una máquina esta
pulpa”, sometiéndola finalmente a presión para clarificar el aceite749.

H. L. Boulton logró en 1863 constituir una especie de “cartel” con los principales
fabricantes del ramo, suscribiendo un contrato por el cual Boulton se comprometía a
abastecerlos de las materias primas necesarias y estos a comprarlas exclusivamente a esta
firma. Cada fábrica seguía siendo independiente y Boulton “estableció una administración

745
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del Distrito Federal, p. 273.
746
Ministerio de Fomento, Memoria, 1891, p. XLVI.
747
Juan Gómez, La prensa de Carúpano de fin de siglo, p. 102.
748
O. Gerstl, Ob.cit., p. 49.
749
M. A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 240.

129
separada de sus otros negocios para este cartel, el cual desde el principio dejó utilidades”750.
Unos meses más tarde, Boulton se asoció con los hermanos Fabricio y Francisco Conde del
estado Falcón, quienes habían obtenido una patente para fabricar jabones mediante un
“método en frío”. Al respecto comenta Gerstl que al año siguiente los hermanos Conde se
trasladaron a Puerto Cabello, donde abrieron otra fábrica, “siempre como socios de Boulton
y parece que esta funcionó 2 o 3 años bajo la administración de ellos, quedando luego Boulton
único dueño de la empresa”. En 1858, Pedro y Fabricio Conde fueron expulsados del país
junto al general Juan Crisóstomo Falcón y Ezequiel Zamora en medio de los conflictos que
precedieron a la Guerra Federal. Con posterioridad regresaron a Caracas y en junio de 1873
Fabricio Conde obtuvo un crédito de parte de Boulton para la fabricación de jabón y velas,
para lo cual hipotecó la fábrica. Gerstl presume que Conde quebró más adelante y que tal vez
esta fue la maquinaria que Boulton instaló en Maracaibo en 1877 en su fábrica del Milagro 751.

La jabonería El Milagro fue fundada en 1877 por el “joven H. L. Boulton Jr”, con un
capital que creció rápidamente de 6.500 a 17.000 pesos 752. Al respecto, Otto Gerstl afirma:
“El Jabón Amarillo era nuestro caballo de batalla, era mezcla de pez rubia, soda cáustica
(eran importados), aceite coco y sebo, a lo cual se le agregaba silicato de sodio para la venta
del producto en ciertas regiones, abaratando así su costo”753. El 31 de enero de 1876 habían
comprado en 2.000 Venezolanos un hato ubicado en el barrio El Milagro al general Rafael
Pulgar, donde establecieron la jabonería754.

Allí vendían jabón para lavar ropa, color amarillo o marrón claro, cortado en barras
marca Caimán y cortado en panelas llamado Jabón Americano, además de un jabón “casi
negro, más barato Jabón Motatán”, que se vendía exclusivamente en el estado Trujillo.
Aparte se elaboraba en pequeñas cantidades un jabón semejante al de tocador, color blanco,
denominado Jabón de Almendras755. En opinión de Gerstl, la jabonería y velería de Boulton

750
O. Gerstl, Ob.cit., p. 322.
751
Ídem.
752
Ibídem, pp. 35-36.
753
Ibídem, p. 69.
754
Ibídem, p. 37.
755
Ibídem, pp. 48-49.

130
siempre mantuvo sus ventas en el Zulia y en los Andes, pero no logró vencer la competencia
de Frey y Cía. que dominaba el mercado de la región central756.

Jabón Las Llaves, por su parte, fue fundada en Puerto Cabello en 1878 por la firma
Frey y Hill. Inició operaciones con la fabricación de un jabón veteado en azul y blanco,
conocido como Jabón de Castilla. En 1943, sus socios fueron incluidos en las “listas negras”
por su presunta vinculación con el nazismo, por lo que la firma pasó a formar parte del
consorcio C. A. Las Llaves, sucesora de Frey y Cía.757.

En Caracas, a principios de siglo, se anunciaban los siguientes productos: Jabón Siglo


XX de Montauban y Cía.; Jabón Victoria de Kuipers Perret y Cía.758 Stürup y Cía. publicitaba
en El Indicador de Caracas la jabonería S. T. Simón, localizada al sur-este de la ciudad
capital, donde se elaboraban jabones de toda clase, de coco y de mantequilla 759. Asimismo,
aparecen en 1921 como socios de la Cámara de Comercio de Caracas los siguientes
empresarios del ramo: Mendoza y Cía., fabricantes de jabón y velas; Lehman & Cía. que
elaboraba jabones, polvos y perfumes760. Marco Aurelio Vila comenta al respecto:

Utilizando 950 personas con jornales de Bs. 25,00 a 100,00 por semana y con un giro
de Bs. 300.000,00 operaba en Caracas en 1920 una fábrica de jabón de ropa, jabón de
tocador, lociones, polvos, perfumes y tintas de escribir. Esta industria fue fundada en
1908 y exportaba sus productos a Nueva York, Puerto Rico, Colombia, etc.761

En Valencia, la firma Pérez, Aikman y Branger se dedicaba a extraer aceites que eran
exportados, aunque en pequeña escala762. En esa misma ciudad, Marco Aurelio Vila se refiere
a la existencia de una industria de jabón de olor y perfumes desde 1882, pero que fue

756
Ibídem, p. 126.
757
Miguel E. Dao, Puerto Cabello, p. 141.
758
Hnos. Van Praag, Guía o Directorio Anual de Caracas, 1906. Kuipers y Perret era propietario también de
velas esteáricas La Luz.
759
El Indicador de Caracas y la República 1919-1920, p. s/n.
760
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921 (Listado de miembros de la Cámara).
761
M. A. Vila, Aspectos geográficos del Distrito Federal, p. 273.
762
Henri Pittier, “Aceites vegetales” en Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, setiembre 1927, p.
3.832.

131
liquidada en 1887763. De igual manera, señala que otra fábrica, establecida en 1895, estaba
utilizando “aceite de coco y grasas de ganado” para la fabricación de jabón764.

En Carúpano se encontraba la Fábrica de Jabón y Velas Esteáricas Hnos. Vásquez y


Rodríguez765. Angeli Hnos. poseían una fábrica de jabón y velas tanto en Caracas como en
Carúpano766. La Compañía Industrial de Manzanares fue instalada en 1912 en Cumaná con
un capital de Bs. 200.000 para la explotación y producción de todas las materias derivadas
del coco767. En el Táchira, en 1927, estaba situada la fábrica de jabón Anselmi y otra en el
Zulia, perteneciente a Francisco Cruz. También había industrias dedicadas a la elaboración
de jabones en Mérida, Valera, Lara y Falcón768.

17.3.- Laboratorios

Arístides Rojas nos brinda información sobre las “primeras” empresas de diferente
género que se radicaron en Caracas. En el ramo que nos ocupa se menciona como la primera
“botica extranjera” la que había sido fundada por Mac Clong (1824); la primera “farmacia”
de Laspierre (1833); la primera “droguería” de Alfredo Braun (1837)769, la cual tuvo una
sucursal en La Guaira770.

La Botica Central fue establecida en 1838 por el farmaceuta danés Wilhelm Stürup,
proveniente de San Thomas que era una importante posesión danesa en el Caribe. Su hija
Sofía contrajo matrimonio con Hugo Valentiner, y uno de los hijos de esta unión, Guillermo,
continuó con el oficio familiar. Así, a principios de siglo encontramos la firma G. Valentiner
& Cía. como propietaria de una botica y droguería ubicadas en La Guaira. Este fue el inicio
del Grupo Vargas771.

Las boticas en Caracas alcanzaron en 1880 al número de 17. A continuación se inserta


un listado de las principales boticas existentes en Caracas en 1880: Principal de Jorge Braun;

763
M. A. Vila, Aspectos geográficos del estado Carabobo, p. 238.
764
Ídem.
765
Juan Gómez, La prensa de Carúpano en el siglo XIX, p. 102.
766
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921 (Listado de miembros de la Cámara).
767
F. Benet, Guía general de Venezuela, pp. 365, 347, 441 y 741.
768
Ídem.
769
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
770
R. Cartay, Ob.cit., p. 71.
771
Noti-Vargas, Vol. 4, no. 1, enero-febrero 1989.

132
Central de Guillermo Stürup; Alcántara Hnos.; El Águila de Eduardo Gathman; Botica
Alemana de Eduardo Albrand; Suárez Planchart y Cía.; Lourdes de R. A. Aguilar y Morlet;
San Ramón de Felipe González y J. N. Alcántara; Vargas de Marvez; San Juan de G. Fischer;
González y Cía.; El Cojo de Otto Val-Brusch, C. Vetter y J. Alcántara; Venezolana de
Alejandro Espinel; Candelaria de A. Meyer; Rocha y Santa Rosalía de F. Ascanio772.

La Botica Inglesa de la antigua firma A. Cook & Hermano Sucs., situada en


Maracaibo, era también una droguería, a la vez que era propietaria de una fábrica de bebidas
gaseosas, de un laboratorio y de una jabonería y velería. Los norteamericanos Frederik Cook
y su padre William fueron acusados por las autoridades del estado Zulia de ejercer “actividad
sediciosa”. Por ello, la farmacia de Cook “senior” fue puesta “en depósito y Fred encarcelado
lo cual provocó la protesta norteamericana en 1871” 773. Para 1920, recuerda Gerstl que
continuaba funcionando la Botica Inglesa, donde laboraba uno de sus “amigos viajeros Ángel
María Ortega” 774, quien más adelante crearía su propia cadena de farmacias.

Manuel y Samuel Belloso habían establecido en la primera década del siglo XX en la


avenida Colón la Botica Nueva, negocio en el que agregaron la elaboración de “productos
medicinales y una fábrica de aguas gaseosas”. En 1925, ya en pleno proceso de
modernización en el marco del auge de la explotación petrolera, M. A. Belloso y Hermano
inauguró su moderno edificio frente a la plaza Baralt de Maracaibo donde instaló su farmacia
Botica Nueva. Fue el primer edificio de cuatro pisos en la ciudad y contaba con el primer
ascensor eléctrico instalado de ese centro urbano. Tenía 20 metros de altura y era denominado
el “rascacielos” de Maracaibo. Fue también la primera botica que tenía grandes
departamentos separados para atender los ramos de regalos y juguetería775.

La fabricación de agua de colonia se inició en 1906; se trataba de una empresa familiar


que en 1920 producía 5.000 litros anuales776. En esa misma década, Juan Bernardo Arismendi
junto a Pedro y Rafael González Rincones fundaron los Laboratorios Técnico-Químicos y
lanzaron novedosos productos farmacéuticos. Los laboratorios de Pulmobronk C. A.,

772
Néstor Oropeza, Historia de la farmacia en Venezuela, pp. 33 y 132.
773
Benjamín Frankel, Venezuela y los Estados Unidos, p. 146.
774
O. Gerstl, Ob.cit., p. 97.
775
Adolfo Romero Luengo, Maracaibo… un poco de su historia, tomo 2, pp. 365-370.
776
Marco A. Vila, Aspectos geográficos del Distrito Federal, p. 273.

133
localizados entre las esquinas de Peligro a Puente Restaurador en Caracas, fueron creados en
1935 por Tomás Mijares M.777. En el campo de la óptica, los primeros laboratorios fueron
los pertenecientes a H. Behrens y Cía. desde 1918778.

17.4.- Pólvora

En la Sabana de Cúpira (Catia) se producía pólvora alrededor de 1860, que era


utilizada para cacería y barrenos. La sal de nitio era importada, el azufre era nacional y el
carbón vegetal era de Majagua. La maquinaria era en un principio movida a mano, pero ya
en 1920 se estaba utilizando energía eléctrica que permitió alcanzar una producción mensual
de 1.500 a 2.000 Kg.779

En relación con el desarrollo industrial de las minas de El Callao, informa Marco


Aurelio Vila que para el año 1886 una compañía francesa montó cerca de Ciudad Bolívar
una fábrica de dinamita Nobel, la cual fue destruida a causa de un siniestro. El consumo de
dinamita en las minas de cuarzo subía a 25.000 Kg. al año. El alumbrado de las galerías se
hacía con velas esteáricas cuyo consumo era de 20.000 Kg. al año, hecho que originó que en
otras partes de Venezuela se abrieran fábricas de este tipo de velas 780.

Alfredo Nobel, ingeniero sueco, patentó en 1867 la dinamita, continuando luego con
el perfeccionamiento de este explosivo. En el año 1889, Nobel realizó la combinación de
nitroglicerina con otros componentes obteniendo la balistita, que fue una de las primeras
pólvoras que no producían humo. Igualmente perfeccionó los detonadores de seguridad para
los explosivos que había producido. Con las ganancias obtenidas con sus inventos y sus
múltiples y prósperas empresas llegó a amasar una gran fortuna, destinando por testamento
una buena parte de la misma para otorgar premios a las figuras más destacadas a nivel
mundial en el campo de la literatura, medicina, física, química y paz781. En El Cojo Ilustrado
de 1895 apareció la imagen de la extinguida fábrica de dinamita en Ciudad Bolívar 782.

777
Raúl Lamas, Venezuela y su industrialización, p. 497.
778
Ibídem, p. 537.
779
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo I, p. 327.
780
Ibídem, p. 408.
781
Enciclopedia Barsa, Tomo II, p. 122.
782
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 396.

134
En 1906 apareció el anunció de la Gran Fábrica de Pólvora y Fuegos Artificiales de
José Colome en la Guía de Van Praag783. En 1913 se hacía referencia a una fábrica de pólvora
ubicada en el Distrito Federal con un capital de Bs. 60.000, y una fábrica de fósforos con Bs.
5.500 de capital, en la misma localidad784. En Ciudad Bolívar existía una fábrica de fuegos
artificiales hacia 1922. En Caracas, J. R. Urbano dirigía una fábrica de fuegos artificiales y,
por su parte, Andrés Vidal e Hijos era propietario de una fábrica de pólvora La Nacional,
según consta en la Guía Telefónica de Caracas de 1937785.

17.5.- Fósforos

La introducción de los primeros fósforos de azufre se produjo en 1838 en La


Guaira786. Fue en 1853 cuando Juan F. Delgado creó la primera fosforera en Caracas 787.
Posteriormente, durante el gobierno de Guzmán Blanco, fue patentada en 1875 la invención
de una “procesadora para fabricar palillos de fósforos, y en ese mismo año, Cedeño y Morales
dirigían una fábrica de fósforos en el estado Carabobo788. Es en 1881 que F. Alberto creó la
“primera fábrica de cerillas”789. Estaba además la fábrica de Braun y Cía. en los años ochenta.
En 1882, F. Stürup obtuvo el privilegio por el plazo de tres años para la “fabricación al vapor
de toda clase de fósforos”790. Esta última utilizaba máquinas a vapor y por 1885 tenía 50
operarios en actividad, empleando además el sistema de trabajo a domicilio con 20 o 30
familias de Caracas que armaban las cajitas de papel y cartón. En 1883 se estableció una
fosforera en Maracaibo791. En esta misma ciudad, en 1891, J. Henríquez y Cía. registró una
marca de fábrica para “fósforos suecos”792.

En 1899 se concedió el monopolio para la fabricación de fósforos a Pablo Giuseppi


Monagas, quien jugó un papel muy activo en la política nacional. El embajador de los Estados
Unidos, Looms, informa al secretario Hay, el 3 de julio de 1899 que Monagas representaba
al capital francés. Según el convenio, el beneficiario debía establecer la fábrica en Caracas,

783
Hnos. Van Praag, Guía o Directorio Anual de Caracas, 1906.
784
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, pp. 82-83.
785
C. A. Nacional Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica, 1937.
786
E. Rivodó, Compendio, apuntes, tradiciones de La Guaira, p. 90.
787
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
788
Ministerio de Fomento, Memoria, 1875, p. LXII.
789
R. Cartay, Ob.cit., p. 70.
790
Ministerio de Fomento, Memoria, 1882, p. XLVII.
791
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 212.
792
Ministerio de Fomento, Memoria, 1891, p. CLXXIII.

135
manufacturar fósforos para el consumo interno y la exportación y pagar Bs. 600.000 anuales
al gobierno. El monopolio acabó con los esfuerzos de F. Alberto que, como ya indicamos,
había creado en 1881 la primera fábrica de cerillas793.

La Fábrica Nacional de Fósforos, fundada en 1904 con un capital de Bs. 5.500.000,


alcanzó tres años más tarde una producción de 2 millones de gruesas con una utilidad de Bs.
362.000 anuales. Esta firma surgió gracias a un contrato con Manuel Tejera, documento en
el que se prohibía la importación de fósforos. El contratista asumía el carácter de arrendatario
del privilegio oficial y utilizaría durante el término del contrato las máquinas e instalaciones
que el gobierno hubiera comprado a los distintos industriales. A los días, el contrato fue
traspasado a F. G. Valentiner que comenzó a presidir la Fábrica Nacional de Fósforos794.

El contrato mencionado fue anulado en enero de 1908 argumentando la libertad de


empresa, pero fue restituido el 17 de julio de 1909. Albert Pam fue el nuevo director de la
empresa monopólica, comprometiéndose a renunciar al cobro de daños y perjuicios por el
tiempo en que la empresa estuvo cerrada. En el contrato se estipuló que las materias primas
debían ser adquiridas en el país, siempre que fueran de igual calidad y precio a las importadas.
El capital de la empresa era de 5.500.000 bolívares, la segunda en importancia después de
las cigarrerías795.

En el artículo de Pío Gil sobre el Cabito, el autor destaca la existencia de una fábrica
de fósforos en la que uno de los personajes, Teresa, buscó trabajo, encontrando serias
dificultades porque “esta fábrica que le daba ocupación a muchas familias pobres de Caracas,
se había cerrado a causa del odioso monopolio respectivo, que introducía en grandes
cargamentos cerillas importadas”796.

En 1899 la fabricación de fósforos fue declarada arbitrio rentístico nacional y se


realizó un contrato para la fabricación, importación y expendio de fósforos con carácter de
exclusividad. Pero el contrato se anuló ese mismo año por incumplimiento de cláusulas.
Otero y Talavera, fabricante de cigarrillos había instalado una fábrica de fósforos mientras
duró la nulidad del contrato. El empresario afectado por la anulación del contrato, presentó

793
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 408.
794
Carlos Eduardo Febres, “Las primeras industrias en Venezuela” en El Nacional, 23.09.1979, A-5.
795
Ibídem.
796
Pío Gil, El Cabito, p. 254.

136
una reclamación ante el Ministerio de Fomento, que fue rechazada tomando en cuenta las
leyes vigentes que estipulaban que la fabricación, importación y venta de fósforos era un
arbitrio rentístico nacional.

Federico Schemmel & Cía. registró en 1903 la marca de fábrica para los cigarrillos
El Águila, y la de fósforos El Cóndor en Maracaibo, así como también fósforos Three Stars
en ese mismo año797. La fábrica de Schemmel en Maracaibo ocupaba un área de 8.750 metros
cuadrados, y estaba compuesta por cinco edificios donde se encontraban las maquinarias.
Tenía un laboratorio químico, depósito de materiales, caldera a vapor de sesenta caballos de
fuerza. Se empleaban maderas de procedencia nacional en la fabricación de 300 gruesas de
fósforos. Esta actividad ocupaba 100 familias, sin contar los trabajadores dedicados al corte
de la madera en las selvas del Zulia. La empresa contaba con una vía férrea propia, lo que
denota la importancia de esta firma798.

Luis A. Gramko de Puerto Cabello obtuvo protección oficial en 1909 para la fábrica
de Fósforos tipo sueco LAG799. J. M. Benítes & Cía. de Caracas hizo lo propio en ese mismo
año con la empresa Fósforos La Cerilla800. En 1921 aparece una referencia a una inversión
británica para fabricar fósforos, la National Match Factory of Venezuela Ltd., que era
miembro de la Cámara de Comercio de Caracas801.

17.6.- Gas

En 1880 se otorgó permiso de funcionamiento a la compañía de gas de Sebastián


Viale Rigo. En el artículo 4 del contrato se estipuló que “el alumbrado público deberá tener
la misma intensidad que en París”802. Sin embargo, esta empresa no llegó a prosperar. Enrique
Valiente, comerciante de Nueva York radicado en Caracas, fue el promotor de la Fábrica de
Gas, constituida en 1883, la cual debió afrontar muchas vicisitudes antes de entrar en
funcionamiento. Este ciudadano norteamericano, calificado como “activo, inteligente y
laborioso”, logró constituir definitivamente el 24 de febrero de 1884 la compañía y comenzar

797
Ministerio de Fomento, Memoria, 1903, p. LXXXIV.
798
El Cojo Ilustrado, Vol. 33, 1909, p. 372.
799
Ministerio de Fomento, Memoria, 1909, p. 63-D.
800
Ibídem, p. 68-A.
801
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921 (Listado de miembros de la Cámara).
802
Ministerio de Fomento, Memoria, 1880, p. XXI.

137
los trabajos de instalación bajo la administración del general Joaquín Crespo. El capital social
de la compañía alcanzaba a Bs. 1.500.000, de los cuales los principales accionistas
suscribieron Bs. 100.000. Entre los principales accionistas figuraban Antonio Guzmán
Blanco, Santana y Cía., J. E. Linares, H. L. Boulton, Ramón Rodríguez H., G. Bainbridge,
entre otros, actuando como gerente Eduardo M. Díaz. En 1885, H. L. Boulton fue nombrado
como presidente de la firma, con lo que la compañía de gas se transformó en empresa de luz
eléctrica803.

Durante el Bienio presidencial de Guzmán Blanco, se inauguró en Caracas en 1887


la compañía de gas, que contaba por entonces con 1.200 faroles. Sus oficinas de elaboración,
depósitos y talleres eran modernos. Se trataba de una empresa que después de haber pasado
“por mil vicisitudes ha logrado al fin alcanzar condiciones de estabilidad”. En 1891 sus
acciones se cotizaban en la Bolsa de Comercio por sobre la par a 102 bolívares804.

Esta empresa fue adquirida en 1911 por J. G. White y Co, sociedad inglesa, pasando
a denominarse Venezuela Electric Light Ltd. Entre 1913 y 1918 algunos financistas ingleses,
entre ellos Edgard Wallis, compraron la participación mayoritaria en la firma que estaba
ubicada en Caracas. El gas era empleado en ese tiempo para otros fines aparte del alumbrado.

Julio Roversi anunciaba en 1903 la fabricación de aparatos para la producción


automática del gas acetileno, que era de su invención. Ofrecía además quemadores, hornillas
Bensen, lámparas, tuberías, accesorios e instalaciones completas. En sus referencias
comerciales, Roversi indicaba como usuarios al Gran Ferrocarril de Venezuela, el faro de
Puerto Cabello, el hotel León de Oro, la tipografía Vidal, la panadería Solís, entre otros805.

La C. A. Gases Industriales de Venezuela se conformó en Maracaibo en 1925 bajo el


nombre de Maracaibo Oxygen Plan. El desarrollo petrolero promovió el aumento de las
necesidades de producir oxígeno y acetileno, lo que condujo en 1947 a adquirir equipos
adicionales y asociarse con la National Cylinder Gas Company de los Estados Unidos.

803
O. Gerstl, Ob.cit, pp. 322-323.
804
El Cojo Ilustrado, vol. 2, 1893, p. 74.
805
El Cojo Ilustrado, Vol. 20, 1903, p. 47.

138
17.7. Hielo

La industria de la congelación fue un ejemplo temprano y exitoso de transferencia


tecnológica en la Venezuela del siglo XIX. En efecto, fue el reconocido empresario Carlos
Zuloaga quien suscribió un contrato para instalar la primera Fábrica de Hielo Artificial en el
puerto de La Guaira, en el año 1888806. Este acontecimiento es por lo demás interesante, si
tomamos en cuenta que fue solo en 1881 cuando se instaló en Londres una máquina de
fabricar hielo basada en los principios tecnológicos de Blanck807. En esta iniciativa industrial,
nos comenta Juan Röhl, participó también Ricardo Zuloaga, siendo este el “primer negocio
de su vida”808.

Resulta llamativa la rapidez con que se transmitió esta tecnología a Venezuela y en


particular a La Guaira, puerto considerado extremadamente caluroso para la época. Este
desarrollo tecnológico se inició cuando Joseph Blanck logró congelar en 1775, por primera
vez, el agua al provocar su ebullición reduciendo la presión. Pero, fue Carlos Linde, de
nacionalidad suiza, quien logró un buen sistema de refrigeración para la industria cervecera,
que le había suministrado fondos para ese objetivo. En 1874 inventó una máquina
refrigeradora en la cual empleaba anhídrido sulfuroso, que luego sustituyó por amoníaco en
1877809.

Tempranamente, en 1884, Roberto Quesnel suscribió un contrato para instalar un


establecimiento para la conservación por medio del sistema artificial de frío o por el hielo de
toda clase de alimentos810. No sabemos si esta iniciativa se concretó en aquel momento, pero
sí tenemos conocimiento de la aplicación de esa invención a partir de 1893 con el desarrollo
de la fabricación de cerveza que conllevó al progreso conexo de departamentos dedicados a
la fabricación de hielo. El establecimiento de industrias cerveceras en Caracas, Maiquetía,
Maracaibo, Valencia y Ciudad Bolívar provocó la popularización del uso del hielo.

El viajero norteamericano William Eleroy Curtis afirmó en 1896 que en Caracas,


ciudad de 55.000 habitantes, “el hielo artificial es elaborado en una fábrica cuya capacidad

806
Juan Röhl, Ob.cit., p. 181.
807
Enciclopedia Barsa, Tomo 13, p. 44.
808
Juan Röhl, Ob.cit., p. 181.
809
Enciclopedia Barsa, Tomo no. 13, p. 42.
810
Ministerio de Fomento, Memoria, 1884, p. 29.

139
es de 2.000 libras por día” que se producía en la fábrica al precio de 5 centavos la libra. Por
entonces, se utilizaban máquinas francesas para la fabricación de hielo artificial que producía
en 10 minutos, de 450 gramos a 8 kilogramos de hielo. El representante en Caracas fue G.
Stürup y Cía. Sucs., descendientes del farmaceuta danés dueño de la Botica Central811.

Después de esa fecha, como ya hemos mencionado, se difundió su uso, al punto de


que aparecían noticias de fábricas de hielo no solo asociadas a las de cerveza, sino a la de
refrescos que también proliferaron en aquellos años. Para 1937, a título de ejemplo, tenemos
la fábrica de hielo de Vicente Bocco en La Victoria812.

La primera sorbetera (heladería) eléctrica llegó a Caracas recién en 1921, cuando la


pastelería La India comenzó a anunciar en la prensa la novedad de sus helados elaborados
con fuerza motriz, estableciendo su despacho a domicilio de sorbeteras, moldes y cajitas
“desde dos copas”. Con anterioridad, en 1856, Fausto Teodoro de Aldrey del Café Español,
y fundador del periódico La Opinión Nacional, había ofrecido los primeros sorbetes con hielo
importado de los Estados Unidos. En 1926, Gustavo Hernández registró la marca La
Exquisita de helados en Caracas813. En 1928, Mariano Fernández González de Caracas estaba
fabricando Palitos helados814. En ese mismo año, Alberto Espinoza elaboraba helados en
Caracas bajo la denominación de Pastelado.

La Compañía Venezolana de Productos Puros informaba en 1939 acerca de la venta


de helados marca EFE, iniciando así la época moderna de la refrigeración815. Esta empresa
fue fundada por Alberto Espinoza y su esposa Mila Fernández de Espinoza en 1926, y estaba
localizada de Ferrenquín a La Cruz en La Candelaria816. La marca EFE fue registrada en 1929
por Alberto Espinoza en Caracas817.

811
William E. Curtis, Venezuela. País del eterno verano, p. 84.
812
C. A. Teléfonos de Venezuela, Guía Telefónica 1937.
813
Ministerio de Fomento, Memoria, 1926, p. 47.
814
Ministerio de Fomento, Memoria, 1928, p. 261.
815
Regina Mizrahi, “EFE empresa pionera de los helados en Venezuela, Revista Líneas, enero-febrero 1988, p.
7. Las letras de EFE correspondían a las iniciales de los apellidos Espinoza – Fernández – Espinoza.
816
Ibídem, p. 8.
817
Ministerio de Fomento, Memoria, 1929, p. 268.

140
Gumersindo Pons, pionero de la industria metalúrgica, recuerda que en 1933 las
principales marcas de helados eran Cruz Blanca, Superior y EFE, siendo esta última la que
desplazó a las otras por su mejor calidad818.

18.- Productos no metálicos

18.1. Alfarería

La C. A. Alfarería y Calería fue la empresa más importante del ramo durante el siglo
XIX, tal como se infiere de su cuantioso capital social de Bs. 600.000, cuyas acciones se
cotizaban en la Bolsa de Comercio de Caracas con su valor “a la par” 819. Observando las
ilustraciones aparecidas en El Cojo Ilustrado de 1893 se puede apreciar las considerables
dimensiones de sus instalaciones en Catia820.

Para finales del siglo XIX existía una “tejería al vapor”, fundada por un ciudadano
norteamericano en 1883 en Ciudad Bolívar, que en esa época mostraba gran auge e
interesantes perspectivas, gracias a la minería que también atrajo la instalación de la Fábrica
de Dinamita Nobel por parte de un inversionista francés821.

Julio Campbell, en 1912, estableció en la parroquia de La Pastora, específicamente


en la esquina del Nazareno, una alfarería cuyos hornos le permitían producir 25.000 piezas
mensuales, en dos cocciones. Campbell, de origen norteamericano, instaló posteriormente
una empresa de automóviles en el “Garage” de la esquina de Llaguno822.

En Maracaibo también se desarrolló la industria de alfarería y en la Exposición


Regional de 1921, Pedro Simón Páez presentó una serie de productos entre los cuales
destacaron las tejas La Margarita al estilo francés, baldosas estampadas, vidriadas,
endosadas y azulejos, además de trabajos en cemento o concreto como tubos, columnas,
molduras de capiteles y otros. También existió en esa ciudad la fábrica de mosaicos de
Ramón Illaramendi, quien exhibió “dibujos de buen gusto en baldosas bien presentables” 823.

818
Gumersindo Pons, Entrevista, diciembre 1989.
819
Carlos M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 155.
820
El Cojo Ilustrado, Vol. 2, 1893, p. 11.
821
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 396.
822
El Cojo Ilustrado, no. 39, 1912, p. 488.
823
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921 (listado de miembros de la Cámara).

141
18.2. Marmolería

La industria de la marmolería comenzó a desarrollarse en Venezuela a fines del siglo


XIX a raíz del auge económico de la construcción y de las obras públicas que se
emprendieron durante el guzmancismo, y también gracias a la influencia que sobre la
arquitectura tuvieron los mármoles de Europa, en particular los procedentes de Italia.

La primera marmolería de que tenemos conocimiento es la fundada por José Roversi


en 1882 en Caracas, que anunciaba sus productos en El Cojo Ilustrado de 1903 exhibiendo
numerosos trabajos realizados para el Cementerio del Sur. El taller estaba localizado entre
las esquinas de La Palma y San Pablo en Caracas824.

Eusebio Chellini, de origen italiano, fundó en Caracas su fábrica de mosaicos en 1892.


Su empresa creció y tuvo éxito convirtiéndose en compañía anónima el 28 de agosto de 1909
con un capital social de Bs. 285.000. Esta fábrica de mosaicos, ornamentación, piedras
artificiales y tubos de concreto mantenía para esa época de 3.000 a 4.000 metros cuadrados
de mosaicos en su depósito localizado en la avenida El Paraíso, al lado de la plaza
República825.

En Puerto Cabello, debido a la existencia de ricos yacimientos, se creó el 7 de marzo


de 1895 la C. A. Exportadora de Mármoles de Cañango, con un capital de Bs. 400.000, la
mitad del cual quedó suscrito en favor de sus promotores Casimiro Isava, Luis Muñoz Tébar
y Rafael de La Cova826.

El prolífico pionero empresarial Ricardo Zuloaga también incursionó en el negocio


de la marmolería cuando adquirió una fábrica de mosaicos, localizada en Caracas, que
perteneció a los sucesores de Ramón Velásquez. Esta inversión no la mantuvo por mucho
tiempo, pues en breve se apartó de ese negocio827.

La influencia artística italiana seguía dominando este sector y nos encontramos a


Emilio Garibaldi quien anunciaba su Marmolería Artística en 1914, destacando su
monumento alegórico al 19 de abril que fue colocado en la plaza Madariaga en El Paraíso,

824
El Cojo Ilustrado, Vol. 20, 1903, p. 44.
825
El Cojo Ilustrado, Vol. 33, 1909, p. 180.
826
El Cojo Ilustrado, Vol. 4, 1895, p. 271.
827
Juan Röhl, Ob.cit., p. 189.

142
en conmemoración al centenario de la independencia, obra que nos permite apreciar los
excelentes niveles a que había llegado esta actividad en Venezuela. La marmolería de
Garibaldi estaba situada entre las esquinas de Sociedad y Camejo.

Cuando el italiano Francisco S. Piña llegó como inmigrante a Caracas “observó con
asombro que el pavimento usado en la capital era nada más que de mármol bruto”,
circunstancia que lo indujo a establecer una empresa el 8 de diciembre de 1900 bajo la
denominación de S. A. Marmolería la Nueva Industria, localizada en la Av. Este no. 32.
Construyó los altares de la iglesia Santa Capilla y la del Sagrado Corazón de Jesús 828.

La industria de la marmolería alcanzó fuerte dinamismo gracias a la inmigración


italiana de fines de siglo, por lo que no es extraño que un empresario de esa nacionalidad
fuera quien haya emprendido en Mérida la instalación de la primera fábrica de mosaicos y
piedra artificial en el año 1903.

18.3. Cemento

El cemento era conocido en Venezuela desde la época de Guzmán Blanco cuando se


empleó por vez primera en la pavimentación de la plaza Bolívar de Caracas. Para enseñar
todo lo relativo a su empleo llegó el técnico José Coulean, enviado por la fábrica francesa
Vicat. La primera fábrica nacional de cemento se estableció a principios del siglo XX en el
marco del auge del urbanismo.

Alberto Smith comenzó con la construcción de casas antitemblores entre 1902 y 1903.
En 1907 fundó la Fábrica Nacional de Cemento en La Vega, con un capital de Bs. 326.000,
y celebró un contrato con el ministro de Fomento J. M. Herrera Irigoyen para fabricar
cemento romano que vendería al gobierno por 16 bolívares el saco de 180 Kg. Comenzó en
1908 con un horno vertical estacionario que producía dos toneladas por día, del denominado
cemento Portland gris tipo 1 La Vega. En la segunda década de operaciones, la fábrica ya
disponía de un horno rotativo que permitía producir 50 toneladas diarias. En la cercanía de
La Vega había existencias de piedra azul de alta calidad que se podía mezclar con ripio de
baja calidad y obtener un producto apto para las construcciones829.

828
El Cojo Ilustrado, Vol. 42, 1914, p. 202.
829
“Cincuenta años de la fábrica de cemento”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, 1958, p. 16.400.

143
Su fundación se realizó con el aporte de más de cincuenta accionistas, siendo los más
destacados: Moisés Henríquez, Eduardo Montauban, Gumersindo Rivas, Rafael Mata,
Ricardo Zuloaga, Carlos Delfino y su promotor Alberto Smith, entre otros. Para 1916, su
capital aumentó a Bs. Bs. 2.000.000, fecha en que Carlos Delfino obtuvo el control de la
empresa al adquirir el 75% de las acciones. El cemento de fabricación nacional competía con
el “afamado cemento americano Atlas” que era importado por la Casa Boulton. Su
producción pasó de 254.000 sacos en 1907 a 374.000 en 1927 a 1.039.000 en 1937830.

En 1913 encontramos que R. González Vásquez era propietario de una fábrica de


artículos de cemento, localizada en la avenida San Martín, en Caracas, la cual estaba dedicada
a fabricar bloques, tubos, mosaicos y tejas831. Esta tecnología provino de Inglaterra, cuando
en 1840 habían desarrollado un sistema para producir losas (tiles) en forma mecanizada y
tuberías para drenaje con base en cemento, que por su bajo costo tuvieron gran popularidad
como drenajes832.

18.4. Vidrios

La primera espejería fue fundada por Jacquin en 1862 en Caracas, según nos relata
Arístides Rojas833. Sin embargo, no fue hasta 1905 cuando se instaló en Caracas la Fábrica
Nacional de Vidrio por iniciativa de Carlos Zuloaga con un capital de Bs. 600.000, el cual
fue incrementado a Bs. 850.000 en 1907. La empresa contó entre sus accionistas a G.
Vollmer, Tomás Reyna, Alfredo de la Sota, Rafael Mata y David León834. En 1912 se situó
en Caracas otra fábrica de vidrio, dedicada a elaborar envases y que en 1930 se trasladó a
Maiquetía835. Asimismo existe referencia a una nueva fábrica de vidrio en Caracas hacia
1924836, pero no se aportan otros detalles al respecto.

830
Ídem.
831
El Cojo Ilustrado, Vol. 40, 1913, p. 147.
832
Nicolás Goddard, “Royal shows and agricultural progress 1839-1989” en History today, London, vol. 39,
July 1989, p. 46.
833
Arístides Rojas, “Comercio, artes e industrias” en C. M. Lollet, La Bolsa de Comercio de Caracas, p. 160.
834
Carlos E. Febres, “Las primeras industrias en Venezuela”, El Nacional, 07.10.1979, Cuerpo A, p. 3.
835
Marco A. Vila, Geoeconomía de Venezuela, Tomo 1, p. 166.
836
Ibídem, p. 331.

144
En el aspecto comercial destaca la existencia de ópticas en Caracas de origen italiano:
Vanzini y Cía., fundada en 1889, y la Venezuela Optical, constituida en 1890 por Nicolás
Cantisani. En Valencia, Carrillo Rubes estableció en 1900 su Joyería y Óptica837.

19.- Productos Metálicos

19.1.- Metalurgia

Alfredo Jahn creó la primera fundición de metales en Caracas en 1836 838. Por
entonces debió existir algún grado de desarrollo en el ramo puesto que el 25 de marzo de
1832 se solicitó al Congreso la libre importación de hierro en barras y acero “a fin de que
nuestros artistas tengan esta materia prima a bajo precio, para que puedan manufacturarse
todos los instrumentos de agricultura y competir con los que introducen del exterior”839.

En el sector comercial se estableció en 1837 la primera quincallería alemana por parte


de J. F. Cordes. Por su parte, la Ferretería El Sol, situada en la esquina de Traposos, fue
fundada en 1851840.

En el sector industrial se emprendieron varias iniciativas. La fundición Winkeljohann


fue instalada en 1842, alcanzando gran desarrollo en las décadas posteriores. Gwyn y
Campbell, por su parte, proyectaron una empresa de este ramo que no se concretó. H. L.
Boulton y Diego Campbell crearon en 1870 una fábrica de clavos de hierro con maquinaria
y materia prima importada de los Estados Unidos841.

En el campo de la metalurgia, ya entrando en el siglo XX, encontramos una serie de


establecimientos. La Fundición de hierro y cobre Lebrún, de Luis Lebrún, es anunciada en
1906 por su especialización en maquinarias para moler café. Este taller estaba situado en la
plaza El Venezolano842.

Otra industria que trabajaba con metales fue fundada en 1925, estando al frente de la
misma Heriberto Tinoco a partir de 1927 y otros socios venezolanos, bajo la denominación

837
Marisa Vannini, Italia y los italianos en la historia y la cultura de Venezuela, p. 524.
838
Carlos M. Lollet, Ob.cit., p. 160.
839
Sociedad Económica de Amigos del País, Memorias e informes, Tomo 1, p. 74.
840
“Avisos”, Diario de Avisos, Caracas, 1851.
841
B. Frankel, Ob.cit., p. 217.
842
Van Praag, Ob.cit., p. 394.

145
de Fénix. Estaba ubicada entre San Francisco a Sociedad843. Según Marco Aurelio Vila, para
1926, existían en Caracas algunas importantes manufacturas de colchones844.

En 1933, según recuerda Gumersindo Pons, a su llegada de Cataluña, fue contratado


por Cuni y Campalans, como encargado de su taller. A partir de su testimonio, se puede
conocer la existencia de varios establecimientos metalmecánicos: el taller de Sosa Báez,
quien tenía estudios en Francia. Su taller era considerado el mejor en aquel tiempo, estando
localizado en la esquina de Garita; la fundición de Winkeljohann, probablemente de origen
sueco, y fundada en 1842, estaba ubicada en Capuchinos, de Pescador a Cochera. Entre 1922
y 1923, este taller estuvo bajo la dirección de Mauricio Sosa Báez, quien presumimos se
habría separado posteriormente; el taller de Eleazar Gómez era también muy reconocido y
operaba en San Agustín del Sur. Cuando falleció, sus hijos no quisieron continuar con el
negocio por lo que fue comprado por Ramón Ledi del Río, quien había trabajado con Pons.
Este taller prosiguió bajo la denominación de Eleazar Gómez Sucs., fundada en 1927. El
taller electromecánico de Cuni y Campalans estaba integrado por dos técnicos que llegaron
a Venezuela para montar Telares de Maracay y luego decidieron permanecer en el país. Cuni
era electricista y Campalans era mecánico; la fundición de Catia fue creada por Lavié, siendo
adquirida luego por el ingeniero Joaquín Avellán; el dueño de la fundición Pla, en Catia,
había venido a Venezuela para trabajar en los Telares de Maracay; Pons mencionó también
el taller de Carlos Arenas detrás de Nuevo Circo y el de Carlos Hernández en la misma
localidad845.

Gumersindo Pons se asoció con Esteban Godayol para instalar los Talleres Hispania,
localizados de Garita a Pescador, y se dedicaron entre otras actividades a la instalación de
frigoríficos. Ambos fueron fundadores de la Asociación de Industriales Metalúrgicos y
Mineros (AIMM), una de las cámaras industriales de mayor relevancia en Venezuela 846.

Recuerda Pons que en los años treinta, a causa de los efectos de la crisis de 1929,
había poco trabajo en Caracas, y los artículos más solicitados eran piezas para trapiches,
máquinas de moler café, rejas, puertas, techos y soldaduras de partes automotrices. Se

843
Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, “Industria nueva”, 1928, p. 4.112.
844
Marco A. Vila, Aspectos geográficos en el área metropolitana de Caracas, p. 97.
845
G. Pons, entrevista, diciembre 1989.
846
Ídem.

146
utilizaban desechos de hierro, nada de acero y tampoco aleaciones, los materiales eran
generalmente de baja calidad847.

En el occidente del país, durante la Exposición Regional del Zulia de 1921, Claudio
Henríquez presentó algunos trabajos entre los que sobresalió una gran campana y varias
piezas de cobre. El taller gráfico de C. L. Bohórquez expuso “perfectos niquelados,
electrotipos y troqueles de hierro”848.

19.2.- Latonería

Friede y Stürup anunciaban en 1906 que poseían la “latonería más antigua de Caracas,
dedicada a fabricar tuberías, canales y montaduras”849, aun cuando la Gran latonería y
fábrica de alambiques de Pedro Márquez fue fundada en 1873. José María Correa era
propietario de la Latonería Moderna, donde se realizaban trabajos de latonería en general e
importación de artículos del renglón sanitario, siendo miembro de la Cámara de Comercio
de Caracas, según consta en el respectivo Boletín de 1921850. Marisa Vannini señala que la
inmigración italiana también incursionó en este ramo gracias a la labor de Paolo Paoli quien
fundó una latonería y de Pascuale Abanese con una industria electroquímica851.

Domínguez y Cía., con destacada actuación en el ramo, se constituyó en Caracas en


1930 con un capital de Bs. 140.000. Fueron sus socios fundadores: Carmen Martínez de
González, Carlos S. Domínguez y Juan H. Domínguez, como apoderado. El objetivo de la
firma era manufacturar tapas de hojalata para botellas de refresco y cerveza. El equipo fue
adquirido en los Estados Unidos, alcanzando a producir 9 millares de tapas al mes.
Posteriormente compraron equipos para elaborar envases de hojalata y efectuar litografías de
avisos. En 1934, dada la situación depresiva de la economía, la empresa se vio en dificultades
hasta que comenzó a mejorar a partir de 1937852.

847
Ídem.
848
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921, pp. 993-994.
849
Hnos. Van Praag, Guía o Directorio Anual de Caracas 1906, p. 442.
850
Cámara de Comercio de Caracas, Boletín, 1921 (listado de miembros de la Cámara)-
851
Marisa Vannini, Ob.cit., p. 525.
852
Dominguez y Cía., Pionera en la manufactura de envases de hojalata, p. s/n.

147
19.3.- Joyerías

Eran numerosas las joyerías que se habían instalado en el siglo XIX, destacando la
presencia de extranjeros en esta rama empresarial. En los años cuarenta estaba la casa
Rosenberg Hnos., procedentes de Hamburgo, que fundaron una de las joyerías más famosas
de Caracas853. También aparecían avisos de Thor Aagaard, con oficio de joyero y platero,
especializado en grabados. Asimismo, Guillermo Stegmüller anuncia en 1847 que acababa
de llegar de Europa y estaba dedicado al trabajo de la joyería y platería 854. En 1852, un aviso
de prensa indicaba que en la Platería de La Palma, perteneciente a Alejandro Schiffer, se
realizaban prendas finas con diamantes y brillantes, y trabajos de joyería y platería en
general855.

Rolf Walter se refiere a Müller como relojero, grabador y joyero. En 1880, Ahrendt,
alemán, tiene en Caracas un negocio de joyería. Los Hermanos Gathmann eran propietarios
de la relojería y joyería, a la que el autor califica como la más antigua de Venezuela. Se
trataba de los hermanos Rudolf, Theodor y Wilhelm Gathmann (procedentes de Pfozheim,
ciudad destacada por la fabricación de joyas)856. En 1931 se hace referencia a la joyería como
una destacada industria nacional que se desarrollaba en Guayana y Margarita. En esta isla,
M. de J. Campo Navarro se destacaba por su trabajo en joyas de oro y perlas con un estilo
distinto al europeo857.

20.- Diversos

20.1.- Electricidad

La C. A. Empresa de Alumbrado Eléctrico de Maracaibo fue establecida en 1888 por


iniciativa de Jaime F. Carrillo y José Antonio Parra Chacín, quienes continuaron las gestiones
de la firma comercial Minlos Breuer y Cía., que las había iniciado en 1884. El alumbrado
eléctrico sirvió para conmemorar el centenario del nacimiento del general Rafael Urdaneta,
celebrado el 24 de octubre de 1888. Se trató en realidad de una verdadera hazaña porque los

853
“Avisos”, El Liberal, 1844.
854
“Avisos”, El Liberal, 1847.
855
“Avisos”, Diario de Avisos. Semanario de las Provincias, 1852.
856
Rolf Walter, Los alemanes en Venezuela, tomo 1, pp. 125-126.
857
“Avisos”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, noviembre 1931.

148
equipos llegaron al puerto el día 14 de setiembre y fueron desembarcados el 16, de modo que
la instalación se realizó en tiempo récord para cumplir con lo estipulado en el contrato que
se había firmado con el gobierno municipal el primero de junio de 1888. Al año siguiente fue
inaugurado el edificio sede de la empresa The Maracaibo Electric Light Company, que fue
la primera en Venezuela y la segunda en América del Sur. Hasta 1916 suministró solamente
corriente eléctrica para el alumbrado público y privado, de manera exclusiva para ciertas
horas del día. Pero a partir de ese año con la instalación de nuevas turbinas, la firma pudo
extender el servicio para otras actividades858. En 1895 contaba con un capital de Bs.
1.742.000 y en 1924 fue vendida a la firma canadiense Venezuelan Power Co.859.

La transferencia tecnológica de la electricidad en Venezuela fue rápida, considerando


que Tomás Alva Edison logró “una bombilla despojada de oxígeno al aplicar al bulbo de
vidrio una bomba neumática que le extraía el aire”. El 21 de octubre de 1879 logró una
lámpara incandescente de filamento de carbón vegetal860. O sea que nueve años después del
invento, la electricidad fue aplicada en Venezuela.

La Electricidad de Caracas, por su parte, fue fundada en 1895 por Ricardo Zuloaga,
Alberto Smith, José Antonio Mosquera, hijo, y Eduardo Montauban, con un capital de Bs.
500.000, con el objeto de vender y utilizar fuerza eléctrica en Caracas, desarrollándola en El
Encantado y Los Naranjos861. Los primeros faros eléctricos se prendieron el 8 de agosto de
1897, con asistencia del presidente Joaquín Crespo, iluminando la avenida Este, entre las
esquinas de La Torre y la Cervecería Nacional. Posteriormente, los sistemas de luz eléctrica
se extendieron a Valencia y otras ciudades del país, sirviendo de estímulo a la temprana
industrialización nacional.

20.2.- Petróleo

La Compañía Minera Petrolera del Táchira, constituida en 1878862, obtuvo título


definitivo de concesión de parte del presidente Guzmán Blanco en 1884, siendo sus

858
Fernando Guerrero Matheus, En la ciudad y el tiempo, pp. 223-226.
859
Ibídem, p. 226.
860
Regina Mizrahi, “Maracaibo. Primera central venezolana con servicio de energía eléctrica”, Revista Líneas,
setiembre-octubre 1988.
861
Alfredo Baldó Casanova, Hace 90 años cuando nació la electricidad de Caracas.
862
Rómulo Betancourt, Venezuela. Política y petróleo, pp. 25-26.

149
promotores Carlos González Dona, Antonio Pulido (dueño de los terrenos), el general Baldó
y J. R. Villafañe. Su producción, que apenas alcanzó a 60 barriles diarios en 1912, estaba
destinada a satisfacer el mercado local, dejando de operar en 1934. La empresa también fue
conocida como La Alquitrana o Petrolia. Su producción diaria de 15 barriles, atendía a las
reducidas necesidades de San Cristóbal y el resto del estado Táchira863. A pesar de su limitada
influencia, esta iniciativa tuvo gran importancia por constituir un temprano ejemplo de
producción nacional dirigida al mercado regional.

20.3.- Barcos de vapor

En los Estados Unidos, los barcos de vapor estuvieron en fase experimental entre
1788 y 1790. Los primeros barcos de ese tipo, propiamente dichos, fueron el Phoenix (1809),
el Walk in the waves (1818) y el New Orleans (1821)864.

El primer vapor a paleta que viajó entre Maracaibo y el río Zulia lo hizo en 1826, 19
años después que Robert Fulton inauguró este importante avance en materia de transporte.
El dueño de aquel vapor fue el norteamericano Samuel Glover, quien “lo trajo desarmado a
Venezuela” siendo utilizado para la navegación en el lago de Maracaibo865.

Ya en 1840 había anclado en La Guaira el vapor Flamer, procedente de Barbados. En


1846, Boulton recibió la designación de agente en La Guaira del vapor inglés Arab, que
circulaba en el lago de Maracaibo y los ríos afluentes, dato que nos indica la relevancia que
progresivamente iba adquiriendo esta casa de comercio866. En 1854 se formó Boulton, Sons
& Co., firma que junto a Harrassowitz & Co., fue de los principales accionistas de la
Compañía del Paquete-Vapor entre La Guaira y Puerto Cabello, vapor que tenía 210
toneladas y 60 metros de largo, con una máquina de 160 caballos de fuerza. El uso de este
medio de transporte se fue extendiendo, al punto que en 1868 el Congreso autorizó la
construcción de buques a vapor con armamento para perseguir el contrabando. Otro hito
significativo es la construcción en el Peñón de La Guaira de la primera goleta, la Nueva
Guaireña867.

863
Aníbal R. Martínez, Cronología del petróleo venezolano, pp. 33-38.
864
O. Gerstl, Ob.cit., p. 311.
865
Ídem.
866
Ídem.
867
Ibídem, p. 314.

150
Los Boulton, al incrementar su actividad naviera, adquirieron en 1875 el vapor
Gresford de la empresa alemana Hapag, rebautizándolo más adelante como República868. En
1880 ordenaron la construcción de su primer barco a vapor Maracaibo869. En 1895 comenzó
a operar el vapor nacional Boyacá, construido en Trinidad870.

El vapor Nuevo Fénix y su gemelo Nuevo Mara fueron construidos en Puerto Cabello.
Se trataba de naves movidas por dos paletas, de poco calado y que se caracterizaban por su
lentitud871. En ese puerto, que se comunicaba con una zona industrial pujante, se estableció
el dique astillero flotante Restaurador, en diciembre de 1906, bajo la dirección del jefe de la
Armada, Román Delgado Chalbaud872.

20.4.- Cauchos

La C. A. Nacional Manufacturera de Cauchos y Neumáticos General inició su


producción en 1914, incrementando su capital en pocos años873. Este desarrollo estaba ligado
con el inicio del tráfico automotor, e indujo a la creación de pequeñas industrias como la
planta vulcanizadora que existía en Valera en 1929.

20.5.- Plásticos

Jorge Hung fundó en 1935 una industria de plásticos que estaba localizada en Caracas,
entre las esquinas de 9 de diciembre y La Quebradita, teniendo posteriormente sucursales en
Barquisimeto. Esta firma es considerada la primera fábrica en el ramo, que alcanzaría
posteriormente gran crecimiento en todo el país.

868
Ibídem, pp. 57-58.
869
Ídem.
870
El Cojo Ilustrado, Vol. 5, 1895, p. 18.
871
O. Gerstl, Ob.cit., p. 88.
872
El Cojo Ilustrado, Vol. 28, 1907, p. 144.
873
“Chemical and rubber industry report” en Chemical and Rubber, Washington, US Dept. Of Commerce, Vol.
9, no. 1, January 1962, pp. 18-22.

151
IV

CONCLUSIONES

A través del estudio realizado pueden extraerse algunas conclusiones que expresan
los aspectos más resaltantes de la investigación, las cuales tienen carácter preliminar y
tentativo dado que esta es una de las primeras investigaciones realizadas en la temática de la
preindustrialización venezolana. El objetivo del trabajo es, por tanto, presentar hipótesis de
trabajo como punto de partida para futuros trabajos históricos.

1.- El proceso de preindustrialización no es un desarrollo o prolongación de la


actividad artesanal o de “artes y oficios” preexistentes en Venezuela desde su pasado
colonial. La preindustrialización es un proceso diferente, caracterizado por la introducción
de nuevas tecnologías productivas y relaciones de producción que terminan suplantando en
su importancia económica al sector artesanal.

2.- Hemos formulado una periodización en tres etapas. La primera abarca el período
1820-1870 que se caracteriza por la introducción de múltiples iniciativas industriales, dentro
de un marco económico liberal. La segunda se extiende desde 1870 hasta 1914, lapso en el
que el proceso de preindustrialización alcanzó mayor impulso, destacando el arancel
proteccionista de 1880. La tercera etapa está comprendida entre 1914 y 1936, tiempo que
estuvo signado por diversos acontecimientos como la primera guerra mundial, la crisis de
1929, la revaluación del bolívar en 1934, la política migratoria restrictiva, las importaciones
del sector petrolero, elementos que se constituyeron en factores que quitaron dinamismo al
sector manufacturero industrial.

3.- Al igual que otras experiencias en la historia de las civilizaciones, fueron los
extranjeros, fundamentalmente, los portadores de las nuevas tecnologías. Venezuela no
escapa a esta tendencia, y respecto a las nacionalidades de los primeros industriales destacan
los norteamericanos, franceses, ingleses, alemanes, italianos, daneses, suizos, españoles,
corsos, entre otros.

4.- En cuanto al registro de patentes de invención, encontramos que buena parte de


los inventos estaban dirigidos a la solución de problemas prácticos en los sectores
152
económicos más relevantes y extendidos para la época. Tal es el caso de inventos en la
industria relacionada a nuestros más importantes rubros de exportación: café y cacao,
patentando máquinas descerezadoras y secadoras. La utilización extensa del maíz para el
consumo local indujo el registro de maquinarias para procesar granos. En el calzado destaca
el uso generalizado de alpargatas y la aparición de maquinarias tejedoras de capelladas.

5.- La utilización del registro de marcas se concentró en los productos de consumo


masivo para la época, cuyos mercados dejaron de ser las primeras ciudades y empezaron las
primeras incursiones en el territorio nacional. Con mayor frecuencia las encontramos en los
cigarrillos, tabacos, jabones, velas, harinas, féculas, bebidas gaseosas y rones.

6.- El desfase o lag tecnológico en Venezuela en el período estudiado estuvo entre 30


y 40 años en promedio, desde que aparece un invento en Europa o en los Estados Unidos, y
su aplicación industrial en Venezuela. El aislamiento que implicó el sistema colonial
contribuyó a esta circunstancia, ejemplo del cual fue la tardanza en el empleo de la imprenta.
Por otra parte, donde se dieron condiciones favorables hubo éxitos en la velocidad de la
transferencia tecnológica, como es el caso de la fabricación de hielo, dinamita, electricidad,
entre otros.

7.- La fuente energética que propulsó la preindustrialización fue la fuerza a vapor,


que sustituyó la fuerza hidráulica y de sangre. A partir de 1852 comienzan a implantarse las
máquinas a vapor en el sector manufacturero que se van haciendo de uso creciente. Para
finales de siglo, con el establecimiento de The Maracaibo Electric Light Co., en 1888,
empieza a imponerse en las principales ciudades la fuerza eléctrica en su aplicación
industrial.

8.- La política arancelaria fue de corte liberal hasta la imposición del arancel
proteccionista de 1880, dictado fundamentalmente por motivaciones de carácter fiscal debido
a la dependencia del ingreso público de las aduanas. A partir de esa fecha se dio protección
a algunas industrias durante diferentes períodos.

9.- La localización de la industria pionera se hizo en primer lugar en los principales


puertos del país: La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, Ciudad Bolívar, dado que eran los
lugares más adecuados para incorporar los equipos y materias primas importadas, así como

153
usar el comercio de cabotaje en el mercadeo. Al mejorarse las vías terrestres y férreas, las
principales ciudades tendieron a mejorar en su desarrollo industrial.

10.- La industrialización pionera se desarrolló fundamentalmente para satisfacer los


mercados locales de las principales ciudades del país y sus puertos. Posteriormente, a través
del comercio de cabotaje y por las vías terrestres se comenzaron a expandir los mercados de
algunos bienes manufacturados de consumo masivo y la mayor utilización de las marcas,
como fue el caso de los cigarrillos, tabacos, jabones, velas, cervezas, rones, textiles, calzados,
entre otros. De allí que la preindustrialización fue concebida para el mundo local, como
ocurrió con la sustitución de importaciones que habría de orientarse posteriormente al
mercado nacional, y la industrialización competitiva estará dirigida por su parte al mercado
internacional.

Estas han sido las principales conclusiones del estudio y cada una de ellas amerita un
estudio por separado para convalidar, condicionar o descartar esa afirmación. Igualmente, es
menester emprender estudios detallados de los sectores industriales que apenas hemos
esbozado en sus rasgos más resaltantes, para llegar eventualmente a vislumbrar la realidad
más precisa de lo que significó y fue la preindustrialización en Venezuela.

154
V
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