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LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA
El hecho de que los gametos contengan la mitad del número de cromosomas asegura que, de haber
fecundación entre un ovocito y un espermatozoide, se mantenga el número de cromosomas total
característico de esa especie. Vamos a aclarar este concepto con un ejemplo: cada especie tiene una
cantidad particular de cromosomas en sus células. La especie humana posee 46 cromosomas en sus
células somáticas (todas las del organismo menos las sexuales) y 23 cromosomas en los gametos.
Los 46 cromosomas que se hallan en las células somáticas son, más precisamente, 23 pares. Cada
par está integrado por un cromosoma de origen paterno y otro de origen materno, que se
encuentran en los espermatozoides y ovocitos, respectivamente.
A los cromosomas de cada par se los denomina homólogos. Si se produce fecundación, es
decir si se une un ovocito con un espermatozoide, se genera una nueva célula formada por
46 cromosomas. Por lo tanto, la meiosis permite mantener constante el número de
cromosomas de una especie, en este caso 46 cromosomas que corresponden a la especie
humana. Durante el proceso de meiosis se produce el entrecruzamiento de segmentos entre
cromosomas homólogos, es decir que se intercambia información genética. Por otro lado,
cuando los cromosomas se distribuyen en los gametos lo hacen al azar. Ambos procesos
generan la variabilidad en los gametos, lo cual explica el porqué de las diferencias
fenotípicas, por ejemplo, entre hermanos cuando estos provienen de los mismos
progenitores.
La molécula de ADN contiene información que les permite fabricar proteínas. Ahora bien,
¿cómo es posible que la información contenida en un gen se manifieste por ejemplo en el
color de los ojos, la forma de la nariz o el color de una flor? La respuesta a esta pregunta
está en la síntesis de las proteínas. En la producción de proteínas hay dos etapas:
Transcripción: se fabrican moléculas de ARN (ácido ribonucleico), entre ellas el ARN
mensajero (ARNm) a partir de una hebra de ADN. El ARNm es una copia complementaria de
ADN en la que la base nitrogenada Timina es reemplazada por otra llamada Uracilo.
Traducción o síntesis: la molécula de ARNm se traduce a una proteína (compuesta por la
unión de diferentes aminoácidos) a partir de un código genético. Se denomina traducción
porque se pasa de un lenguaje de nucleótidos a otro de aminoácidos. El código genético
consiste en un sistema de tres nucleótidos consecutivos que especifica el orden de los
aminoácidos en una proteína. El ARNm formado sale del núcleo de la célula y se dirige al
citoplasma donde se lleva a cabo la traducción. Allí el ARNm se coloca dentro de una
estructura llamada ribosoma donde se realiza la síntesis de las proteínas. Durante la
traducción el ribosoma “lee” de a tres nucleótidos (3 nucleótidos = 1 codón) y el ARN de
transferencia (ARNt) coloca el aminoácido correspondiente, de acuerdo con el código
genético. Teniendo en cuenta esta información, ¿cómo se relacionan entonces los alelos con
las proteínas?
Por otro lado, la mayoría de las neuronas no puede ser reemplazada: los seres humanos
nacemos con el total de neuronas que tendremos a lo largo de toda nuestra vida. Si se
produce muerte neuronal no tenemos la capacidad de generar estas células de nuevo,
resulta entonces de vital importancia proteger y mantener las neuronas. En este contexto
es que la protección y el abastecimiento que las células de la glía le proveen a las neuronas,
un grupo de células tan sensible resulta una actividad fundamental para el correcto
funcionamiento de nuestro sistema nervioso.
Las principales funciones de las células de la glía son:
Características de los procesos de sinapsis Como se observa en este esquema, cada neurona
se encuentra hiperconectada, haciendo sinapsis con múltiples neuronas; actualmente se
estima que cada neurona recibe información de 10.000 botones terminales,
aproximadamente. Entonces, ¿qué sucede si una neurona recibe neurotransmisores de
muchas neuronas al mismo tiempo? Es en esta múltiple conectividad en la cual se basa la
sumatoria en tiempo y espacio de las sinapsis.
Es decir, que cada interacción neurotransmisor-receptor varía la permeabilidad de la
membrana postsináptica, produce el desplazamiento de iones y puede despolarizar o
hiporpolarizar la membrana postsináptica. El soma de cada neurona postsináptica actúa
como un centro integrador donde se realiza la suma de todos los estímulos que recibe, es
decir la sumatoria de los efectos de cada interacción neurotransmisor-receptor para
producir su despolarización o hiperpolarización final. En cada una de esas sinapsis se
produce una unión neurotransmisor receptor diferente, que genera una respuesta también
diferente. Si la unión neurotransmisor-receptor produce la despolarización, es entonces una
sinapsis excitatoria; si por el contrario produce la hiperpolarización se trata de una sinapsis
inhibitoria.
En el soma entonces se realiza la suma de esos movimientos de carga, producto de las
diferentes sinapsis excitatorias o inhibitorias y, si el resultado final es una disminución de su
carga negativa, se despolariza la neurona postsináptica y se genera un potencial de acción.
Si, por el contrario, la sumatoria produce la salida de iones positivos o entrada de iones
negativos y por ende se negativiza aún más su interior, se produce la hiperpolarización de
su membrana, la cual no produce un potencial de acción. Esta propiedad que poseen las
neuronas de sumar diferentes estímulos nos confiere la gran diversidad y especificidad
durante todo el tiempo de funcionamiento de nuestro sistema nervioso. Otro mecanismo
que nos confiere la gran diversidad y especificidad en el funcionamiento de nuestro sistema
nervioso es la característica de que un mismo neurotransmisor puede producir una sinapsis
inhibitoria o excitatoria en una determinada neurona u órgano por la interacción con su
receptor. Sin embargo, aún a través de una sinapsis excitatoria (es decir en la que se estimula
y produce un potencial de acción en la neurona postsináptica) se puede producir un efecto
inhibitorio sobre un órgano o tejido y un efecto excitatorio sobre otro.
Para poder comprender este mecanismo veamos un ejemplo. Ante una situación de estrés
(como un examen) o peligro, uno de los primeros neurotransmisores que entra en acción es
la adrenalina; este neurotransmisor a través de sinapsis excitatorias recorre la distancia que
envía el mensaje de estrés a diferentes órganos blanco. Recordemos que en una sinapsis
excitatoria la liberación del neurotransmisor y su interacción con los receptores produce la
despolarización de la membrana, por ende, el inicio de un nuevo potencial de acción en la
neurona postsináptica. Ante esta situación de estrés o peligro disminuye la actividad de, por
ejemplo, todo el sistema digestivo; es decir que la adrenalina tiene un efecto inhibitorio
sobre los órganos responsables del proceso de digestión. En simultáneo, ante el peligro el
individuo se prepara para un potencial escape y/o inicia un estado de alerta general, la
adrenalina a través de sinapsis excitatorias acelera la respiración, el ritmo cardíaco y tensa
los músculos. En resumen, la adrenalina tiene un efecto ex citatorio en el sistema
respiratorio, circulatorio y muscular y un efecto inhibitorio en el sistema digestivo.
En síntesis, el tubo neural origina el sistema nervioso central y las neuronas motoras de los
nervios craneales y espinales. Las células de la cresta neural tienen la propiedad de migrar
y alejarse entre sí. Ellas formarán el sistema nervioso autónomo y las neuronas sensitivas de
los nervios craneales y espinales. En todo este proceso, las células del tubo neural y de la
cresta neural se dividen repetidas veces y luego se diferencian adquiriendo la forma y las
funciones del tejido nervioso. A diferencia de la mayoría de los animales, los Primates y
dentro de ellos los humanos adquieren su dotación de neuronas durante la primera mitad
de su desarrollo. Las primeras sinapsis aparecen en el segundo mes de gestación y durante
el tercer trimestre se genera una explosiva producción de sinapsis estableciéndose múltiples
conexiones.
2.3 Desarrollo cerebral prenatal
Durante el desarrollo embrionario se producen millones de neuronas, muchísimas más de
las que se conservan en forma definitiva. Se calcula que se generan 50.000 neuronas por
segundo durante la vida intrauterina y se producen unas 100.000.000.000 durante los cinco
primeros meses para luego ir decayendo su número durante la vida de los individuos. En
estos nueve meses el cerebro crece y se desarrolla influenciado por factores tanto genéticos
y ambientales como nutricionales, sensoriales, hormonales, entre otros. Es relevante tomar
en cuenta la importancia de la salud y la nutrición de la madre y el posible contacto con
sustancias tóxicas como alcohol, tabaco, drogas de abuso, virus, etc. Como mencionamos
previamente, un factor ambiental que influye en el desarrollo cerebral está relacionado con
los aspectos sensoriales y sensitivos. El feto, especialmente en el tercer trimestre, es
sensible a los estímulos del ambiente externo materno. Hay investigaciones que demuestran
que responde más rápidamente a las palabras del idioma de su madre que a aquellas en
otro idioma. Por lo tanto, siendo estos factores relevantes en el desarrollo, nos
preguntamos: ¿la experiencia puede cambiar la estructura cerebral? Sabemos que aquellas
redes neuronales que son activadas permanentemente crecerán más y harán nuevas
conexiones, mientras que aquellas que son raramente excitadas van siendo dejadas de lado.
La eliminación de estas sinapsis se llama poda o recorte sináptico.
Esto permite la construcción de nuevos aprendizajes. Entre los procesos de desarrollo
prenatal del sistema nervioso encontramos: Proliferación neuronal “neurogénesis”: entre el
segundo y el cuarto mes de vida intrauterina se produce la proliferación celular, llamada
neurogénesis. En este proceso el número de células generadas en el encéfalo fetal es entre
un 30 y un 70% superior al número del adulto. Las células “sobrantes” sobreviven por un
período de días a semanas (durante la gestación), tras lo cual, en forma espontánea, se inicia
una cascada de cambios degenerativos y un proceso fisiológico de muerte celular
programada o apoptosis. Migración neuronal: entre el tercero y el quinto mes ocurre la
migración de los neuroblastos, guiadas por procesos gliales en base a señales químicas,
como las moléculas de adhesión celular y factores de crecimiento neuronales.
La migración neuronal es un proceso en el que los neuroblastos migran hasta su ubicación
definitiva. Las células gliales acompañan y sostienen a los neuroblastos para que puedan
alcanzar esa ubicación. Los neuroblastos en estas etapas aún están indiferenciados, por lo
que pasan a la fase de diferenciación neuronal que les permitirá adquirir las características
morfológicas y fisiológicas de la neurona madura. Además, se establecen las diferentes
sinapsis, si bien en el desarrollo se producen muchísimas más sinapsis de las necesarias
durante la sinaptogénesis, con lo que muchas de esas conexiones son posteriormente
eliminadas. Una variedad de problemas intrauterinos y perinatales – como infecciones, falta
de oxígeno, exposición a alcohol o drogas psicotrópicas– puede alterar la migración de
neuronas y la expresión del potencial genético para muchas funciones.
Organización: posteriormente adquieren prioridad la organización y la arborización
dendrítica, axonogénesis y sinaptogénesis, respectivamente, en las cuales las neuronas van
estableciendo circuitos neurales de complejidad creciente. Este proceso, además de estar
regulado genéticamente, es sensible a la experiencia, y es la base más importante de la
plasticidad del sistema nervioso (neuroplasticidad) referida a los procesos de desarrollo
normal y al aprendizaje. Las conexiones sinápticas pueden ser más rígidas, como en las
neuronas que controlan funciones autonómicas –respiración, ritmo cardíaco– para lo cual
se requieren conexiones muy precisas, y este proceso está fundamentalmente bajo control
genético. Por ejemplo, los axones que se originan en la retina están programados para llegar
a la corteza visual del cerebro, pero las conexiones locales específicas dependen de señales
provenientes del ambiente. En las áreas de asociación, las conexiones son más flexibles,
pudiendo ser modificadas hasta en la edad adulta. Mielinización perinatal: la mielinización
es el recubrimiento de las neuronas con mielina, lo que permite una adecuada conducción
y transmisión de los impulsos nerviosos. La mielinización es fundamentalmente un proceso
posnatal, ya que al finalizar el segundo trimestre de la gestación se han mielinizado las raíces
y la médula espinal y se ha iniciado en el tronco encefálico.
• Déficits cognitivos
• Déficits conductuales
• Retraso madurativo del lenguaje
El retraso del desarrollo del cerebro inducido por malnutrición calórico-proteica precoz no
se recupera completamente.
Luego de un daño del cerebro en desarrollo no solo hay una pérdida de las funciones
presentes, sino también una imposibilidad de realizar funciones cerebrales futuras de
manera que los niños irán retrasándose gradualmente en el logro de los objetivos de
desarrollo cognitivo. Es importante conocer el desarrollo cerebral en la infancia y
adolescencia ya que el impacto de la desnutrición será diferente según sea que la actividad
cognitiva esté emergiendo, desarrollándose o ya haya sido establecida.
2.6 El sistema nervioso central (es el centro de integración y control del cuerpo)
El sistema nervioso central (SNC) es el centro de comando del organismo. Es una parte del
sistema nervioso cuya función es analizar e integrar información del medio interno y externo,
para así generar una respuesta coordinada a la información recibida.
El SNC está conformado por dos estructuras continuas entre sí, el encéfalo y la médula
espinal. Ambas estructuras están envueltas y protegidas por tres capas de meninges, también
ejecuta tres funciones principales: detección de estímulos, transmisión de información y
coordinación general.
Definición y funciones Una división del sistema nervioso cuya función es analizar e integrar estímulos provenientes de los medios
interno y externo para generar respuestas coordinadas a dichos estímulos.
Cerebro Conformado por dos hemisferios cerebrales divididos en cinco lóbulos cerebrales (frontal, parietal,
temporal, occipital, ínsula y límbico).
La corteza cerebral representa la capa externa de sustancia gris que está compuesta de giros
(circunvoluciones) y surcos.
Tronco encefálico Conformado por el mesencéfalo, puente y bulbo (bulbo raquídeo o médula oblongada).
Contiene los núcleos de los nervios craneales, regula funciones vegetativas y contiene tractos nerviosos.
Cerebelo Está conformado por el vermis, dos hemisferios, tres lóbulos y diez lobulillos.
Sus funciones incluyen coordinación motora, precisión y aprendizaje motriz.
Médula espinal Se extiende entre el foramen magno y las vértebras L1/L2. Está compuesto por cinco segmentos (cervical,
torácico, lumbar, sacro y coccígeo) y da origen a un total de 31 pares de nervios espinales.
Meninges Incluyen a la duramadre craneal y espinal, y a las leptomeninges: aracnoides y piamadre. Envuelven y
protegen al sistema nervioso central.
Ventrículos y líquido Cavidades llenas de líquido cefalorraquídeo interconectadas mediante forámenes. Incluyen a los ventrículos
cefalorraquídeo laterales, tercer ventrículo y cuarto ventrículo.
Vías nerviosas y tractos Las vías nerviosas son secuencias de neuronas que se conectan sucesivamente para conducir un tipo
nerviosos específico de información. Los tractos son vías nerviosas especializadas dentro del SNC
Una de las características anatómicas más visibles del SNC es la presencia de áreas
claramente distinguibles de sustancia gris y sustancia blanca. La primera contiene
principalmente cuerpos neuronales y cumple, sobre todo, tareas de integración. La
sustancia blanca, en cambio, está conformada en mayor medida por fibras nerviosas, que
son los axones de las neuronas recubiertos de mielina (sustancia con alto contenido graso
que permite acelerar la conducción de los impulsos nerviosos); su principal tarea es, por lo
tanto, la difusión de los mensajes a gran velocidad.
El sistema nervioso central (SNC) es el centro de comando del organismo. Es una parte del
sistema nervioso cuya función es analizar e integrar información del medio interno y externo,
para así generar una respuesta coordinada a la información recibida.
El encéfalo se encuentra ubicado en el centro del cerebro –sistema nervioso central- y realiza
funciones muy diversas. De todas las funciones que desempeña, destaca el control de la
actividad del cuerpo y recepción de información del interior y del exterior.
Dicho de otra forma, el encéfalo se encarga de asociar los componentes físicos con los
psicológicos, así como adaptar la información del cerebro con esa que se recibe del exterior
mediante los sentidos.
Cada hemisferio está compuesto de seis regiones denominadas lóbulos (lobos): frontal,
parietal, temporal, occipital, ínsula y límbico.
Cada lóbulo cerebral lleva a cabo un grupo específico de funciones. Es por esto por lo que ha
sido posible mapear la corteza cerebral en áreas funcionales como la corteza motora y la
corteza sensitiva. Estas áreas de la corteza están subdivididas basadas en su nivel funcional
en áreas primarias, secundarias y asociativas.
2.6.2 Lóbulos
Pese a que la distinción de lóbulos en el cerebro se realiza para facilitar su descripción y no
cumple estrictamente con una división funcional, es posible asignar algunas tareas
principales a cada uno.
Estas divisiones jerárquicas están íntimamente comunicadas entre sí lo cual les permite
procesar estímulos sensitivos y generar respuestas corporales adecuadas al estímulo. Cada
lóbulo está delimitado por surcos específicos y se especializa en funciones diferentes. El surco
más prominente es el surco central (“de Rolando”), el cual divide los giros precentral del
lóbulo frontal y el giro postcentral del lóbulo parietal. Estos giros albergan la corteza motora
y la corteza somatosensitiva primaria, respectivamente. Estas son las regiones donde son
iniciadas las funciones motoras y donde son recibidas las sensaciones generales. Como ya se
mencionó, la sustancia blanca cerebral (centro oval) yace en la profundidad de la corteza,
donde conforma gran parte de las estructuras cerebrales profundas.
2.6.3 Estructuras subcorticales
Se conoce con el nombre de estructuras subcorticales a un conjunto de estructuras incluidas
en la profundidad del cerebro. Están constituidas por el diencéfalo, núcleos de la base,
sistema límbico y glándula hipófisis (pituitaria).
2.6.3.1 Diencéfalo
El diencéfalo se ubica en la profundidad del telencéfalo, el cual lo envuelve casi en su
totalidad. Es un conjunto de cuatro estructuras nerviosas ubicadas a ambos lados de la línea
media, en contacto con el tercer ventrículo. Estas cuatro estructuras son:
Tálamo: Una masa ovoidea de tejido nervioso conformado a su vez por cuatro grupos de
núcleos: anterior, medial, lateral e intralaminar. El tálamo es un centro de relevo de
información sensitiva y motora hacia y desde la corteza cerebral, respectivamente.
Epitálamo: Representado por la parte más posterior del diencéfalo, está conformado por el
cuerpo (glándula) pineal, la estría medular y el trígono de la habénula. El epitálamo está
involucrado en el control del ciclo circadiano (sueño-vigilia), y en el control e iniciación del
movimiento.
Subtálamo: Ubicado hacia ventral del tálamo, está conformado por el núcleo subtalámico, la
zona incerta (de Forel) y el núcleo peduncular (peripeduncular). El subtálamo está
especializado en el control, integración y precisión de la actividad motora.
Las funciones generales del sistema límbico se relacionan con el control de las emociones,
olfato y homeostasis. Una estructura particular del sistema límbico es la formación del
hipocampo, involucrada en la memoria a largo plazo y navegación espacial. Además, el cuerpo
amigdalino está relacionado con el miedo.
También se pueden mencionar las diferentes partes que lo componen, que se enumeran a
continuación:
La cara anterior del puente presenta varias estructuras de importancia, los surcos
bulbopontino y pontomesencefálico o pontopeduncular (también llamados póntico inferior y
superior respectivamente), el surco basilar y las fibras transversas del puente. Cuatro pares
craneales emergen de la cara anterior del puente: trigémino (par craneal V), abducens (par
craneal VI), facial (par craneal VII) y vestibulococlear (par craneal VIII). La cara posterior
contiene la mitad superior de la fosa romboidal (romboidea), la eminencia media, el surco
mediano (medio) posterior, colículo facial, estrías medulares, locus coerulus y el área
vestibular.
La cara anterior del bulbo contiene numerosas características anatómicas como la fisura
mediana ventral o anterior, pirámides y olivas. Además, contiene emergencias (orígenes
aparentes) de los siguientes nervios craneales: hipogloso (par craneal XII), glosofaríngeo (par
craneal IX) y vago (par craneal X). La cara posterior también está cubierta de muchos
elementos anatómicos como el surco mediano posterior, fascículo y tubérculo grácil, fascículo
y tubérculo cuneiforme, tubérculo trigeminal, funículo o cordón lateral, mitad inferior de la
fosa romboidal y el óbex (cerrojo).
2.8 El cerebelo
El cerebelo está ubicado en la fosa craneal posterior, detrás del tronco encefálico y del cuarto
ventrículo. Está separado del cerebro mediante el tentorio (tienda) del cerebelo. Se encuentra
en comunicación con el tronco encefálico mediante los pedúnculos cerebelosos superior,
medio e inferior, los que además sirven como medio de fijación del cerebelo.
Las funciones del cerebelo incluyen aprendizaje, control y precisión de la actividad motora
voluntaria. El cerebelo no inicia movimientos, pero es capaz de modularlos. La irrigación del
cerebelo deriva de las arterias cerebelosa: posteroinferior (PICA), anteroinferior (AICA), y
superior (SUCA).
El cerebelo consta de tres partes: dos hemisferios unidos en la línea mediana por el vermis.
La cara superior (tentorial) del cerebelo está orientada superiormente y la cara inferior
(occipital) enfrenta a las fosas cerebelosas del hueso occipital. Está dividido en sentido
anteroposterior en tres lóbulos y subdividido en aproximadamente diez lobulillos,
denominados con números romanos del I al X.
La médula espinal posee cuatro caras, varios surcos y una fisura anterior que la recorren en
sentido longitudinal. La fisura es denominada así para diferenciarla de los surcos que son
considerablemente más estrechos. Está constituida por sustancia gris central rodeada por
sustancia blanca. La irrigación proviene de arterias espinales (una anterior y dos posteriores)
y de arterias segmentarias medulares provenientes de diferentes fuentes según su altura.
La médula espinal cumple dos funciones principales: es el centro de la actividad refleja de casi
todo el cuerpo y además conduce información entre el encéfalo y el resto del organismo.
Es la vía conductora de impulsos entre el cerebro y el resto del cuerpo, incluyendo los órganos
internos, y también es el centro de la mayoría de los movimientos reflejos. Sus tres
funciones principales son:
1. El transporte de información entre los nervios espinales y el encéfalo
2. El control de las reacciones automáticas o reflejos espinales
3. La transmisión de los impulsos nerviosos hacia los músculos, vasos sanguíneos,
glándulas y órganos.
En el segmento terminal de la médula espinal, las raíces anteriores y posteriores de los nervios
espinales que se formarán a nivel de los forámenes de la columna tienen una longitud inusual.
Esto les da una apariencia de cola de caballo a lo cual la estructura debe su nombre (cauda
equina, latín para cola de caballo).
2.9.1 Meninges
Las meninges son tres membranas que envuelven el sistema nervioso central. Se denominan
meninges craneales cuando envuelven al encéfalo, mientras que al atravesar el foramen
magno y envolver la médula espinal pasan a denominarse meninges espinales. Entre las
funciones de las meninges están proteger el sistema nervioso central, dar soporte a los vasos
sanguíneos que nutren al SNC y contener al líquido cefalorraquídeo (LCR). Las meninges
incluyen una meninge gruesa más externa (paquimeninge) llamada duramadre, y dos
meninges internas más delgadas (leptomeninges). Su orden de la más superficial a la más
profunda es el siguiente:
Duramadre - Es una envoltura gruesa que en su parte craneal consta de dos hojas: perióstica
y meníngea. La duramadre perióstica se adhiere al endocráneo y la duramadre meníngea,
más interna, se separa de ella en determinados sitios, constituyendo espacios que alojan a
vasos sanguíneos especiales llamados senos venosos durales. A nivel del foramen magno,
ambas hojas se fusionan en una sola para conformar la duramadre espinal (antiguamente
conocida como theca o teca). Esta porción de la duramadre envuelve a la médula espinal y
está separada del conducto vertebral por el espacio epidural en el cual se puede encontrar
tejido adiposo y plexos venosos.
Aracnoides - La aracnoides es una membrana ubicada profunda a la duramadre y en íntimo
contacto con ella. Existe un delgado espacio potencial entre ambas denominado espacio
subdural en el cual en condiciones normales solo se encuentra una fina película de líquido
intersticial. La aracnoides carece de vasos sanguíneos.
Piamadre - La piamadre es la más interna de las meninges y se adhiere íntimamente a la
superficie del tejido nervioso que conforma el SNC. La piamadre está altamente
vascularizada, y los vasos sanguíneos que esta contiene irrigan la superficie del tejido
nervioso. La piamadre espinal continúa caudalmente más allá de la médula espinal como
una estructura llamada filum terminal interno, que se extiende hasta el nivel de la vértebra
S2. El espacio ubicado entre la piamadre y la aracnoides se denomina espacio
subaracnoideo. Este espacio contiene el líquido cefalorraquídeo y los vasos superficiales del
encéfalo y la médula espinal. A nivel craneal este espacio posee prolongaciones
(granulaciones aracnoideas) que desembocan en el sistema venoso y permiten el drenaje
del líquido cefalorraquídeol. A nivel espinal existen dilataciones de este espacio
denominadas cisternas.
2.10 Sistema nervioso periférico (SNP) (representa las vías de comunicación entre el SNC
y el cuerpo)
El sistema nervioso periférico (SNP) está conformado por todos los nervios que emergen del
encéfalo y la médula espinal, es decir, a partir del sistema nervioso central. Si imaginas el
SNC como la carretera principal, el SNP estaría compuesto por todas las calles secundarias
que salen y entran a la principal; y que además permiten que los impulsos nerviosos viajen
desde y hacia las regiones más alejadas, o periféricas, del cuerpo humano.
El sistema nervioso periférico está casi completamente constituido por nervios. Existen dos
tipos de nervios: nervios craneales y nervios espinales. Funcionalmente, el SNP puede ser
dividido en sistema nervioso autónomo y sistema nervioso somático. Ambos pueden ser
subdivididos; el primero en simpático y parasimpático, y el segundo en motor y sensitivo.
A su vez, la división eferente tiene dos componentes:
1) el sistema nervioso somático: nervios craneales y espinales que inervan los músculos
esqueléticos, y
2) el sistema nervioso autónomo, que inerva la musculatura lisa, cardíaca y glándulas.
Puede sonar complicado, pero no lo es. Demos una mirada más de cerca a los términos
anatómicos mencionados anteriormente, para entender mejor la división periférica del
sistema nervioso. Este artículo te explicará la anatomía del sistema nervioso periférico.
untos clave sobre el sistema nervioso periférico (SNP)
Cuestionario de la tabla
Definición Una división del sistema nervioso compuesta por todo el tejido neural ubicado fuera
de la cavidad craneal y conducto vertebral.
Componentes anatómicos Nervios periféricos (nervios espinales, nervios craneales, nervios autónomos)
Ganglios
Componentes funcionales Sistema nervioso autónomo (SNA) - parte involuntaria que controla las células
cardiacas, musculares lisas y glandulares.
Sistema nervioso somático (SNS) - parte voluntaria que controla la musculatura
esquelética y procesamiento de la sensibilidad somática.
Función Conduce información motora y sensitiva entre el sistema nervioso central y tejidos
corporales periféricos.
El elemento funcional del sistema nervioso periférico son los nervios periféricos. Cada
nervio está conformado por un haz que contiene numerosas fibras nerviosas (axones) y sus
envolturas de tejido conectivo. La estructura comparable en el sistema nervioso central es
un tracto. Por otro lado, cada fibra nerviosa es una extensión de una neurona cuyo soma o
cuerpo celular está ubicado dentro de la sustancia gris del sistema nervioso central o dentro
de los ganglios del sistema nervioso periférico.
Los nervios periféricos que transportan información hacia el SNC se denominan aferentes o
sensitivos, mientras que los que llevan información desde el SNC son llamados eferentes o
motores.
Las neuronas aferentes conducen una gran variedad de impulsos desde los receptores u
órganos sensitivos. Por ejemplo, conducen sensaciones como el tacto, dolor, temperatura,
y posición en el espacio (propiocepción). Además, pueden transmitir algunos tipos de
sensibilidad más especializados; como es el caso del olfato, visión, audición y balance. Por
otra parte, las neuronas eferentes conducen información general hacia órganos efectores;
como el músculo esquelético, órganos y glándulas. Son responsables del inicio de la
contracción muscular voluntaria e involuntaria, así como de otras funciones como la
secreción glandular.
Los nervios pueden ser clasificados como craneales o espinales, de acuerdo al lugar del SNC
desde donde emergen. Los nervios craneales emergen desde el encéfalo mientras que los
nervios espinales abandonan el SNC desde la médula espinal. Existen 12 pares de nervios
craneales y 31 pares de nervios espinales; totalizando 43 pares de nervios que conforman
la base del sistema nervioso periférico.
Para aprender más sobre la estructura de los nervios periféricos y entender la diferencia
entre aferente y eferente, echa un vistazo a las siguientes unidades de estudio:
• Sensitivos
• Motores
• Mixtos
2.10.1 Nervios espinales
El segundo grupo de nervios periféricos son los nervios espinales, de los cuales tenemos 31
pares en total: ocho cervicales, doce torácicos, cinco lumbares, cinco sacros y uno coccígeo.
Su numeración se relaciona con los niveles vertebrales. Los nervios cervicales se nombran
según la vértebra ubicada inmediatamente bajo ellos; los demás, se nombran según la
vértebra inmediatamente superior a ellos. Si has leído con atención, habrás notado que el
número de vértebras y nervios cervicales no concuerdan, y estás en lo correcto. Hay ocho
nervios cervicales y siete vértebras cervicales. El octavo nervio cervical es la única excepción
a la regla antes mencionada y emerge entre la séptima vértebra cervical y la primera
vértebra torácica.
Cada nervio espinal comienza con múltiples raicillas que se unen entre sí para formar dos
raíces principales. La raíz anterior transporta fibras motoras cuyos cuerpos neuronales se
ubican en el asta (cuerno) anterior de la sustancia gris de la médula espinal. La raíz posterior
transporta fibras sensitivas provenientes de neuronas cuyos cuerpos neuronales se ubican
en el ganglio de la raíz dorsal. En las regiones torácica y lumbar superior, la raíz anterior
también transporta fibras autónomas provenientes de neuronas preganglionares simpáticas
cuyos somas se encuentran en el asta lateral de la sustancia gris de la médula espinal. Las
raíces espinales anterior y posterior luego se unen entre sí para formar el nervio espinal,
que transporta información mixta (motora y sensitiva).
Los nervios espinales abandonan la columna vertebral a través de los denominados
forámenes intervertebrales ubicados entre dos vértebras adyacentes. Cada nervio entonces
se divide en dos ramos llamados dorsal o posterior, y ventral o anterior. Ambos transportan
tanto información motora como sensitiva (son mixtos). Los ramos posteriores se dirigen
hacia atrás y se dividen en ramos que inervan estructuras del dorso, incluyendo la columna
vertebral. Los ramos anteriores proporcionan inervación a la piel, músculos de los miembros
y parte anterior del tronco.
Inmediatamente después de la división del nervio espinal en dos ramos, se desprenden
pequeñas fibras comunicantes. Estos ramos comunicantes gris y blanco establecen una
conexión entre nervios espinales y los dos troncos simpáticos del sistema nervioso
autónomo que corren a lo largo de la columna vertebral. Es importante considerar que los
ramos comunicantes grises existen en todos los niveles de la médula espinal mientras que
los blancos solo desde T1 a L2.
2.10.2 Sistema nervioso autónomo
En situación de examen, un alumno suda, su ritmo cardíaco aumenta y sus pupilas se dilatan.
¿De dónde provienen dichas reacciones fisiológicas? ¿Cómo se generan y regulan las
funciones internas del cuerpo?
El sistema nervioso autónomo gobierna las funciones involuntarias e internas del cuerpo
que normalmente no involucran la conciencia, tales como los movimientos del sistema
digestivo y el corazón, las contracciones del músculo liso, vasos sanguíneos, vejiga o iris del
ojo, junto con las secreciones de varias glándulas. Los nervios autónomos se originan en el
encéfalo o médula espinal, al igual que los del sistema nervioso somático, pero a diferencia
de aquellos, las fibras autónomas están formadas por dos neuronas en lugar de una sola.
Finalmente, pero no esto menos importante, hemos llegado a la división autónoma del
sistema nervioso periférico (SNA). Es un sistema involuntario, es decir no poseemos control
consciente sobre él (auto=propio nomos=ley, es decir, está bajo su propio control o leyes).
El SNA es responsable de la inervación sensitiva y motora al músculo liso, vasos sanguíneos,
glándulas y órganos internos. Como tal, proporciona una regulación coordinada de las
funciones glandulares y viscerales, jugando un rol en la mantención de la homeostasis.
Los nervios autónomos también son periféricos, de modo tal que la estructura general de
un nervio periférico discutida anteriormente se aplica igualmente. Sin embargo, hay una
diferencia: todos los nervios autónomos motores hacen sinapsis en un ganglio simpático o
parasimpático. La porción del nervio que se encuentra antes del ganglio recibe el nombre
de porción preganglionar y lleva la información hacia el cúmulo de somas neuronales. La
parte localizada después del ganglio se denomina postganglionar y lleva el impulso en
camino directo hacia el efector.
El sistema nervioso entérico, yace en el interior de las paredes del tracto gastrointestinal y
está conformado por los plexos mientérico (Auerbach) y submucoso (Meissner). Ambos
trabajan en conjunto para controlar la peristalsis dentro del sistema digestivo. Este sistema
es a menudo es descrito como un segundo cerebro ya que actúa independientemente,
siendo solamente influenciado por impulsos provenientes del SNA. Es el menos conocido
de los tres, se encarga de generar respuestas emocionales a partir de la secreción de
neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y opioides endógenos. Gracias a este
sistema, entendemos mejor la relación entre neurotransmisores y emociones.
• Constricción de la pupila
• Reducción del volumen de los pulmones
• Disminución de la frecuencia cardíaca
• Estimulación del proceso digestivo
• Relajación muscular
• Estimulación de la excitación sexual (en este caso, no es la respuesta contraria al SNS,
si no que la complementa)
Tanto los nervios craneales como espinales contribuyen al sistema nervioso somático. Los
nervios craneales proporcionan control motor y sensibilidad a la cara. Con respecto a los
nervios espinales, como mencionamos anteriormente, los ramos posteriores viajan hacia
posterior para inervar la columna vertebral, músculos vertebrales y piel de la espalda
mientras que los ramos anteriores inervan los miembros y la parte anterior del tronco. La
mayor parte de los ramos anteriores se combinan entre sí para formar plexos desde los
cuales se desprende la mayor parte de los nervios periféricos principales. La excepción a
esta regla son los ramos anteriores de la región torácica que se distribuyen de forma
relativamente independiente unos de otros sin formar plexos. Por ejemplo, los nervios
intercostales y subcostal.
Los plexos nerviosos, formados por los ramos anteriores de los nervios espinales, son:
Por un lado, se genera la respuesta de ansiedad, a partir del sistema nervioso autónomo (simpático
y parasimpático) y a ciertas estructuras del sistema límbico. Por otro lado, se genera la respuesta
hormonal, en el hipotálamo se estimula la liberación de la neurohormona denominada “Factor de
liberación de corticotropina (CRH)” que actúa sobre la adenohipófisis estimulando la liberación de
adrenocorticotropina (ACTH) al torrente sanguíneo. Ésta viaja hasta la corteza suprarrenal
estimulando la liberación de cortisol (Fig. 5.11). Las funciones principales del cortisol son estimular
el metabolismo de hidratos de carbono, proteínas y grasas, la regulación de agua y sales,
incrementar el nivel de glucosa en la sangre y suprimir la acción del sistema inmunitario. Influye en
el comportamiento, el estado de ánimo, la excitación e incluso en la actividad de las neuronas del
cerebro, principalmente del hipocampo, amígdala y corteza prefrontal. Existe una retroalimentación
negativa (feedback negativo), por la cual, al aumentar los niveles de cortisol en sangre, estos se fijan
a los receptores del hipotálamo inhibiendo la secreción de CRH. Al mismo tiempo, el cortisol actúa
sobre la hipófisis inhibiendo la liberación de ACTH.
De esta manera disminuye la estimulación sobre la corteza adrenal y la liberación de cortisol
(feedback negativo). Los cambios fisiológicos y de comportamiento que se producen como respuesta
al estrés, así como las estructuras activadas del sistema nervioso central, dependen del tipo de
situación que provoque estrés, su duración y su intensidad. El organismo necesita de esta respuesta
hormonal para enfrentar estas situaciones estresantes, sin embargo, una activación prolongada de
este eje, reflejada en niveles elevados de cortisol, puede afectar negativamente importantes
mecanismos biológicos y actuar como factor de riesgo para la salud física y emocional de las
personas.
3.3 Hormonas implicadas en el estrés
como bien nos recuerda Harvard Health Publishing, la respuesta al estrés inicia en el cerebro. Allí la
amígdala codifica una señal de peligro que proviene de los órganos sensoriales (ojos y oídos,
principalmente). Cuando percibe peligro en dichas señales envía automáticamente un mensaje de
socorro al hipotálamo. Este es, como todo el mundo sabe, el centro de comando de nuestro
organismo.
El hipotálamo se comunica con el resto del cuerpo a través del sistema nervioso autónomo; esto es,
el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. Con ayuda de estos, el
hipotálamo envía señales para que se produzcan determinadas hormonas del estrés. Nuestro
organismo produce varias de ellas, de manera que a continuación te dejamos con 7 de las más
importantes.
1. Cortisol
El cortisol es una sustancia que secretan las glándulas suprarrenales y que está involucrado en el
metabolismo de la glucosa, la regulación de la presión arterial, la respuesta inflamatoria, la respuesta
inmunitaria y la liberación de insulina, principalmente. A menudo se llama “la hormona del estrés”,
aunque el cuerpo también la produce cuando no existen factores estresantes.
Se estima que esta hormona puede aumentar entre dos a cinco veces más en situaciones de estrés.
Media en la respuesta de lucha y huida, de manera que prepara al organismo para atacar o para
abandonar el lugar. Lo hace regulando los procesos que hemos citado, y existen varios marcadores
para identificar si el cortisol está alto.
2. Catecolaminas
Las catecolaminas son un grupo de mensajeros que, de acuerdo con los especialistas, se producen
principalmente en la médula suprarrenal. Las más importantes son la adrenalina, la noradrenalina y
la dopamina.
La adrenalina, también conocida como epinefrina, es una de las primeras hormonas del estrés que
se libera en situaciones de lucha o huida. No se segrega solo en contextos en los que media una
situación de extrema supervivencia, como popularmente se cree. Sabemos que este grupo de
hormonas se secreta entre dos y cuatro veces en contextos de estrés laboral.
3. Vasopresina
4. Gonadotropinas
En los casos anteriores se produce un aumento en la producción de los mensajeros, en este caso hay
un descenso. Tal y como nos recuerdan los expertos, las gonadotropinas son un grupo de hormonas
que regulan la función ovárica y testicular. Se distingue la hormona estimulante del folículo, la
hormona luteinizante y la gonadotropina coriónica humana.
Desde hace varias décadas los expertos han establecido una relación entre la hormona del
crecimiento y el estrés. Se puede secretar de dos a diez veces más de lo normal, todo con el objetivo
de aumentar la función metabólica. También puede mediar en el estado de alerta del sistema
inmunitario. Existe evidencia de que situaciones estresantes repetitivas pueden interferir en el
desarrollo de los más pequeños.
6. Prolactina
Bibliografía
2014. El cerebro lector: Últimas noticias de las neurociencias sobre la lectura, la enseñanza,
el aprendizaje y la dislexia. Buenos Aires, Siglo XXI.
2016. El cerebro matemático: Cómo nacen, viven y a veces mueren los números en nuestra
mente. Buenos Aires, Siglo XXI.
Martinez, C. M. (2018). Tipos de Neurotransmisores: Cuando la química no te deja sentirte
bien. Recuperado 26 diciembre, 2018, de https://blog.cognifit.com/es/tipos-de-
neurotransmisores/