Está en la página 1de 219

136 ESTADOS UNIDOS

ciudadanos ó de las corporaciones que los


representan, las rebeliones no son mas
que revindicaciones legítim as, pero cuan­
do en lugar de hacerse contra tiranías,
desconocedoras de los derechos de indivi­
duos, pueblos, provincias ó Estados, se in­
tentan contra poderes legítimamente cons­
tituidos, fieles guardadores de lasliberta-
des públicas, son crímenes que merecen
represión y castigo ejemplares.
iíbsssáaÉSesáeeÉ$tÉm

CAPÍTULO IX.

««#
Los elementos monárquicos, reacciona­
rios y ultramontanos, en Portugal como
en España, se opondrán á la idea de la
Federación Ibérica, combatiéndola como
hasta ahora lo hicieron con todas las ideas
de progreso. No sólo la combatirán de
frente, sino que procurarán falsearla, in­
troduciendo en la democracia ibérica sus
agentes secretos para dividirla y anular
sus esfuerzos, descubrir y desconcertar ■ t
sus planes y sus propósitos. Pero esta
táctica jesuítica es ya demasiado conoci­
da, para que pueda producir todos ios
138 BSTADOS UNIDOS

efectos que sus maquiavélicos autores se


propongan,
Desde que á principios del siglo comen­
zó la revolución política y anticatólica en
España y en Portugal, ni las malas artes,
ni las rebelioaes, ni áun las victorias de
las reacciones absolutista y teocrática,
han logrado impedir que la ley del pro­
greso se cumpla. Las derrotas de los par­
tidarios de la libertad, léjos de afirmar
de consolidar las reacciones triunfantes,
han servido de estímulo, á los progresos
de la opinión pública, que en principios
adelantaba tanto más cuanto más vio­
lentas é intransigentes eran las reaccio-
nes. Así hemos visto que cada nueva re-
voluciod ha destruido obstáculos tradicio­
nales, ha realizado los progresos en que
la precedente se había detenido asustada,
ó indecisa al menos ante la magnitud de
la empresa.
Desde el liberalismo monárquico y ca­
tólico de hasta el republicanismo fe-
DE IBERIA. i3 9

deral y la libertad de cultos con la sepa­


ración de la Iglesia y del Estado, procla­
mados en las Górtes de 1873, y cuyo resta­
blecimiento reclama hoy la gran j^yoría
de la democracia española, han pasado
tres cuartos de siglo, en los cuales las
reacciones vencedoras imperaron, éjiin-
peran aún, durante los más largos períor
dos. ¿De qué les han servido sus encarni­
zadas luchas y las sangrientas persecu­
ciones con que trataronde anular las ideas
de progreso, y de aniquilar á sus apósto­
les y defensores?
Esa soberana que se llama la opinión
pública, se impone »de tal manera á sus
enemigos, que hasta cuando la vencen
tienen que empezar transigiendo con ella,
respetando algo de lo que las revolucio­
nes habian establecido. ’»
^Hoy mismo, ^lio vemos á la reacción
monárquica y teocrática, imperante des­
de hace seis añosprocurando liberali­
zarse, si no para satisfacer, al-ménos pa-
140 ESTADOS UNIDOS

ra engañar la opinión pública, haciendo


creer á los incautos que la Restauración
es compatible con el progreso?
Aunque estas añagazas no convencen á
ninguna persona sensata, prueban al mé-
nos la desconfianza de la reacción triun­
fante en sus propias fuerzas, y el recono­
cimiento del poder de la opinión pú blica,
que obliga á sus adversarios vencedores,
á pasar por las horcas caudinas rindién­
dole parias.

Los sofistas gobernantes, sin embargo,


se engasan en sus cálculos, porque los
progresos de la opinión pública son ince­
santes, hasta el punto de que las refor­
mas, que la hubieran satisfecho hace
quince años, las considera hoy no como
un adelanto, sino como el máximum do
reacción posible, y léjos de agradecerlas,
la irritan.' ,
DE IBERIA. 141

Uno de los signos característicos de la


potencia de las ideas de progreso, se ve
palpablemente en el hecho de que nunca
las reacciones pueden volver al punto de
partida, mióntras que cada revolución va
mucho más adelante que su predecesora,
relegando á la historia por insuficientes,
á cada nueva generación, las reforrnas é
instituciones por las que' en tiempos an­
teriores combatiera el pueblo henchido de
entusiasmo. Estos precedentes de’la his-
toriade nuestra patria, en el siglo actual,
bastan á demostrar que la República De­
mocrática Federal, es la heredera forzosa
de la restauración monárquica; y que si
los republicanos portugueses y españoles
están á la altura de las necesidades de la
época, y comprenden lós4ntereses de la
causa que sustentan, asegurarán su éxi­
to, uniéndose para crearlos Estados Uni­
dos de Iheria. f .
Realizándolo así, harán desaparecer
las causas principales, engendradoras de
142 ESTADOS UNIDOS

las reacciones políticas y teocráticas, que


hasta ahora dificultaron-ó impidieron el
progreso social.y político, así en-España
como en Portugal.

«**

Trasformándose en los Estados Unidos


de Iberia, Portugal y España entrarán en
upa nueva era, cjiyos intereses, nuevos
también, por lo grandes y por lo nobles,
harán 4 osaparecer los bastardos y mez-
quinos que hoy pululan y preponderan en
su sepo, imposibilitando el ,desenvolvi-
mieato y.la.^ vacion y grandeza moral y
material d e ,ambos pueblos. Será para
ellos .codao-el descubrimiento de un nuevo
mundo, en el que trocarán sus qarabelas
en poderosos ^vapores trasatlánticos; su
forzada y epapobrecida inercia, en produc­
tora actividad; su voz desoída ó menos­
preciada en el areópago de las grandes
¿naciones,'en atendida y respetada,autori-
l)ft IBKÍtIA.

dad; y las pasiones bajas -y degradantes,


que la corrupción monárquica desén^iiel-
ve y satisface, en levantadas y generosas
aspiraciones, que ensanchando los pe­
chos, los predispongan al acometimiento
de las más gloriosas y patrióticas empre­
sas.
I

Es más que probable que yo no tenga la
dicha de presenciar esta evolución rege­
neradora, esta síntesis de los progresos
políticos, realizados en nuestro siglo por
las dos naciones ibéricas, pero estoy con­
vencido [áe que no acabará esta centu­
ria sin que sea un hecho consumado; y
quiero al raénos tener la honra de haber
contribuido con mi pobre óbolo á su rea­
lización.

*#

Las ideas por buenas y útiles que sean


no se realizan, sino cuando la opinión pú­
blica, convencida de su bondad, so iden-
144 JSSTADOS ÜNIDOí^

tilica coa ellas; y, más ó méaos latentej la


aspiración á la unidad ibérica existe en
los pueblos peninsulares, y se ha inani-
iestado ya en varias ocasiones, siquiera
haya sido en formas diversas. Hoy ad­
quiere carácter práctico bajo la forma fe­
derativa, gracias al progreso de las ideas
republicanas y federales en ambos países;
y si á estos gérmenes, que la hacen, no
sólo, viable, sino robusta y potente, se
agrega el desprestigio de las instituciones
monárquicas, no puede ménos de recono­
cerse que se acerca rápidamente la hora
en que pasará de la teoría á la práctica,
con empuje irresistible, como satisíaccion
de una imperiosa necesidad social é his­
tórica.

l; i
i, . *i \ A •
L^ ••

; ii V;. ‘»u ,‘V, í


«

fí^ t • ;; - íH i- i i \ ’ / ;:o:.’ •• / r ^ lll ; ’ .llii


*^h J :>1 f l^lj- ,-.í -i"'. •f> ' i “i . ■ *•»
*;•.;• . ... '.• • i;-*-..-»
c* r • . >• ■ f-
f . .1 :
r- i • ' ■ ■.• ■ , t I:] . ■
v.‘ Ui íj;
-OJfí- ^ I' ¿ikis CA.PÍTULO X.
fiíül *qít<; . . - i, Í/ : q . .
<.*i Iji l¡ I i íiVi *> ■ ■»■-j ' ' í 1(*> i ‘ *1.
*4>*
- c - ii í ü ' Í M i P r a j í 3Ui 1. ii ./
¿Qué causas, qué razones pueden indu­
cir,á,los portugueses á.unirse á los espa­
ñoles . con los lazos de una democrática
f •’ *1 _ ^ > é i * .;~y .

federación? . ¡ ^
, ¿Qué causas, qué razones inducen á;los
antiguos principados, reinos y provincias
de la vieja monarquía española á- abrazar,
hasta
é».
identificarse con ellas, las ideas fe.-
derales, y ,á solicitar á sus vecinos los
'#
portugueses, para constituir juntos los
E s ta o s Unidos de Iberia? ^
Las causas determinantes del fedéra­
lo
140 ESTADOS UNIDOS

lisnao ibérioo de los portugueses son; en


primer término, el convencimiento de su
irremediable decadencia, consecuencia de
su aislamiento, agravado por el aumento
y mayor fuerza de las grandes potencias
en general, y particularmente por el de
Kspaña; y en segundo, por la manifiesta
incapacidad de la dinastía reinante, que,
supeditada á la política inglesa, imprime
á su autoridad el carácter de un bajalato
británico.
No hay portugués medianamente ilus­
trado, que espere de la r.monarquía cons­
titucional, ni de su dinastía, jnada bueno,
nada grande para su pátria. ¿Qué tiene,
pues, de extraño, que las personas ilusr
tradas é independientes, que deploran la
postración del país, vean •en la Federa­
ción Ibérica el único remedio á tantos
males, la única esperanza de dignidad, de
prosperidad y de lisongero porvenir para
Portugal? ,
¿No es, por otra parte, la federación da
DE IBERIA. 147

los pueblos la aspiración de la democra­


cia universal, la última palabra do la
cienciaj política moderna?
Los portugueses que así lo compren­
den y qvie árealizarlo se consagran, prue -
ban su patriotisraoj y que, hombres de su
época, están á la altura de las circuns­
tancias.
De q:i8 así.lo sienten y Ip comprenden
las más elevadas inteligencias portugue­
sas' contemporáneas, tenemos miles de
prueban; pero'paréceme que basta con ja
siguiente: ,f
«Portugal es una nación enferma, y del
peor género de enfermedad, la languidez,
la extenuación gradual, que sin fiebre, sin
delirio,.^consume con.mayor seguridad
cuanto ménos se^vó^el órgano atacado, y
ménos. se atina con el nombre déla mis­
teriosa dolencia. La dolencia, sin embar­
go, existe. El mundo portugués agoniza
afectado de .atonía, taüto en la constitu­
ción íntima de la sociedad como en el rao-
14 8 ESTADOS UNIDOS

vimiento, en la circulación de la vida po­


lítica.

«En esta hora do abatimiento profundo,


una revolución providencial para nos­
otros hace brotar la democracia del suelo
ardiente de España, y dirige esa democra­
cia á su única forma, la federación, ¡Su­
ceso maravilloso, que deja caer en nuestro
regazo el remedio que exigen nuestros
males y une finalmente á los dos pueblos
de la Península por una misma necesi­
dad, en una misma aspiración, en un
mismo ideal.
»La democracia y la ^federación van á
resolver en Portugal la crisis que sufri­
mos hace cuarenta años, porque la demo­
cracia es la caida del reino burgués, y la
federación es el renacimiento de la vida
local .y la ruina de la unidad centraliza-
dora>

A nthero do Q uental.'
DE IBERIA. 149

Esta pintura del estado de Portugal, no


puede ser más gráfica, ni más exactas ni
sensatas las apreciaciones del ilustrado
escritor lusitano, sobre la influencia que
han empezado á ejercer en su país las
ideas republicanas y íederales, y las espe­
ranzas que en el espíritu público despier­
tan. ¿Qué podria añadir yo á este cuadro,
pintado con mano maestrá, que no fuera
pálido é incompleto?
Los españoles, como los ilustrados y
patriotas portugueses, pensamos que en
la gran patria Ibérica está el remedio de
los males de las pequeñas patrias llama­
das Portugal y España.
Sólo tein:) quolos portugueses no com­
prendan, que precisamente por ser los más
débiles, de ellos depende, en primer tér­
mino, que este ideál común se realice, por
ser del todo contraproducente que la de­
mocracia ibérica española se imponga á
la portuguesa.

’I »4 .
V'•
1.50 ESTADOS UNIDOS

***
En los antiguos reinos, provincias
1
y
principados de JEspaña, las tendencias fe­
deralistas responden al progreso de las
ideas por una parte^ y por otra á la reac­
ción contra la centralizadgra política de
los gobiernos constitucionales, que desde
hace cuarenta y cinco*años, vienen au-*
mentando I9.S atribuciones del gobierno
central, á espensas de los derechos muni­
cipales y provincia/les., Estos organismos
han llegado á verse coínpletamente anu-
lados por el Estado nacional, que a.rreba-
tándoles cuantOtde su antigua autonomía
les dejara la monarquía absoluta, los¡ha
convertido en instrumenlos, ten agentes
pasivos de gobiernos que más que nacio­
nales debieran llamarse de pandilla. ■
Á estas causas debe agregarse la .no
raénos grave, de haber los partidos me-
diOvS, desde 181^3, descapitalizado á las
grandes ciudades, que fueron cabeza d«
. DE IB ER IA . -151
reiuo.ó de priacipado, estableciendo una
nueva división territorial, en la que sólo
conservaron de la antigua el organismo
militar, las capitanías generales, cu^'a
autoridad se extiende á todas las nuevas
provincias enquecadaunade las antiguas
fué dividida. En gran parte también han
conservadola organizaciónjudicial, pues­
to que las Audiencias 6 tribunales de se­
gunda instancia, corresponden, casi por
cpínpleto, álos de la antigua división ter­

ritoria

l. ,
Encambio, política, administrativamen­
te, dejaron de exi.stir iámbas Castillas,
Aragón, Valencia, Galicia, León, Extre­
madura, Cataluña y los reinos andaluces.
Granada, Sevilla, Madrid, Valencia, Va-
lladolid, Zaragoza, Barcelona y la Coru-
ña, quedaron, cual cabezas sincuerpo, por
haber perdido I política y administrativa-
mente su antigua jurisdicción, en prove-
clio de las nuevas provincias, más ó iné-
nos artiflciales y oportunamente consti-;'
152 ESTADOS ÜKÍDOS

luidas, muchas de cuyas capitales no son


más que centros burocráticos, que no tie­
nen vida propia ni ra^on de ser, que no
responden ni histórica, ni política, ni
geográficamente á ninguna necesidad ni
intereses naturales ni propios de la región
en que existen.
Por todas estas causas la federación re­
presenta para las capitales de la división
territorial histórica, la reconquista de sus
perdidos derechos, y con ellos su influen­
cia política, su prosperidad y engrande­
cimiento.
Valladolid quiere volverá ser capital de
Castilla la Vieja, y no un centro adminis­
trativo, supeditado al poder central, como
Soria ó Ávila, Castellón ó Cuenca. Este
mismo espíritu influye en el federalismo
de Zaragoza, de Valencia y de las demás
grandes capitales de los antiguos reinos y
principados. Las mismas capitales de las
nuevas provincias, sometidas hoy á la ar­
bitrariedad gubernamental de la Córte,
DE IBERIA. 153

preferirían depender de las autoridades


de sus Estados respectivos, mejor que de
las nacionales, cerca de las que difícil­
mente tienen acceso, y que desoyen sus
más justas reclamaciones, cuando no se
someten á los caprichos de su política, de
sus más bastardos intereses y corrupte­
las, engondradoras del caciquismo, y con
éste de la corrupción electoral.

••

Considerando el federalismo español


bajo este aspecto, se presenta con un ca-
racter nacional, y podría decir tradicional,
de satisfacción de legítimos intereses v e­
jados ó desconocidos por el doctrinaris-
mo monárquico constitucional, con lo que
aumenta considerablemente la fuerza de
las ideas democráticas y federales, de ca­
rácter puramente político y teórico.
Con beneficio de las provincias en que
están divididas las antiguas, las ciudades
154 E ST A D O S U N ID O S

capitales de los Estados federados, adqui­


rirán un considerable desarrollo m aterial
é intelectual, una prosperidad y uña cul­
tura que, irradiando en torno suyo, lle­
vará los adelantos de la civilización á to­
dos los extrem os de los territorios de su
jurisdicción. '
Estas autonom ías política y adm inis­
trativa , crearán nuevos intereses verda­
deram ente nacionales, im posibilitan las
x'eacciones, y darán una seguridad has­
ta ahora desconocida á todas las conquis­
tas del progresó.
Todas estascau sas parécerae que bastan
para'explicar y comprender, cómo la idea
federal se arraiga tan profundamente en
las grandes ciudades.
De todas estas causas naturales procede
también el iberism o, adem ás del general
convencim iento de los españoles, de que
de la unión de ámbos pueblos dependen la
seguridad de su independencia, su prospe­
ridad é importancia en el mundo civilizado.
DK IBERIA. 15 5

Además de estas ,razones, qae las perso­


nas ilustradas comprenden'y el pueblo
presiente, la^d^mocracia federal ve en la
Federación Ibérica una garantía eficací-
^ sima para las libertades'públicas, y de
respeto por lo"s poderes nacionales á las
autonomías de los Estados federados, y
á las de los municipios que los coin-
■ .f I
pongan. . ,
i:
I iI
t.
»I

‘ i C' ■ 41


>' Í
'ir
DadjCs estos precedentes;' las bases del
pacto federal ibérico deben dar satisfac-
cion, al mismo tiempo que á los principios
democráticos, á todos los intereses mora-
.les y materiales que acabo de mencionar.
Los principios democráticos, como ya
he dicho, se condensan en los derechos del
. •

hombre y del ciudadano, en el sufragio


universal y en la elegibilidad y responsa­
bilidad de todos los cargos y funciones
públicas; y deben consignarse á la cabeza
156 ESTADOS UNIDOS

de la Constitución íederal y en las de los


Estados, si la federación ha de merecer el
nombre de democrática. Los que así no lo
quieran, los que pretendan dejar á cada
Estado íacultad omnímoda de legislar so­
bre los derechos individuales y los demás
principios democráticos, podrán ser fede­
rales más órnenos pactistas; pero lo serán
á la manera de Bismark, y no demo­
cráticamente.
La federación, en este caso, léjos de ser
un progreso, sería una reacción, tanto
más temible, cuanto que convertiría en
derecho las pretensiones de los ultramon­
tanos, de hacer retrogradar la sociedad
hasta los organismos tradicionales, des­
truidos por las revoluciones de nuestro
siglo, en provecho de la libertad y de la
civilización.

••

Si el partido republicano histórico pre-


b S iB É ftíA . Í5 7

Aere la federación al unitarismo, es por­


que encuentra en ella más sólidas garan­
tías de respeto á los principios democrá­
ticos, más facilidades para la realización
de todo progreso, por lo cual sería ilógico
elevar el pacto á la categoría de dogma,
para colocarlo por encima de los princi­
pios democráticos.
. Puesto que nuestro partido declara
ilegislables esos principios para los po­
deres nacionales, claro es que no puede
ménos de hacer otro tanto con los de los
Estados federados y *con los munici­
pios. »' I '
Para todo demócrata merecedor de este
nombre, las formas de Gobierno, los sis­
temas y las instituciones políticas, tienen
por objeto primordial garantizar los dere­
chos de los ciudadanos; son medios y no
fines; y las conquistas alcanzadas ya en
esté sentido, así en la opinión pública
como en las instituciones, no deben vol­
ver á ponerse en tela de juicio bajo nin-
158 ESTADOS UNIDOS
•4*1^ •**' * ^
¿un pretexto, por más plausible que á
primera vista parezca. • •bo’l »■ *
Todas las - conveniencias , todas las
ventajas dé la Federación Ibérica, se­
rían nulas, se convertirían en»un verda­
dero retroceso, si ésta no se fundaba en
los principios democráticos; sino*'garan-.
tizaba á todos los ibéros sus derechos de
hombre y do ciudadano, almismo tiempo
que su autonomía á los Estados federados.
I¿Qué les importaría á los ciudadanos, ó
qué ganarían con que íueraridos poderes
de su Cantón ó Estado los que tuvieran la
facultad de legislar contra»sUs derechos
ó libertades, en lugar de ser los de la na­
ción’, cómo ‘hasta ahora*? ¿Valdría para
esto la pena' de establecer la' República
Federal? ÍOlí ! ( li
No hay derecho contra ‘el derecho; y
siendo' primordial reí dedos ciudadanos,
' no puede ser aceptable para los demócra­
tas Federación que)no tenga por objeto
garantizar su ejercicio, ' '
C ^ í »-Vi í . i ■ i l

mmu
V , . f'-i'VMii ;^<*m
•íir.í '¿
;í ¡jl ’j í » *víí “tpí í'i ír

- I XV = ¡fn “^
— • r*' é*•• /
•f>*
:>:i
íf 1- !

y. n CAPITULO 'XL

•M, ., ^; . , '
.rt.La*i-M ¡r<. - * «
-Para- toáos • los demócratas ibéricos,
la creación'de , los Estados''•Unidos de
Iberia'tiene por objeto;'garantizar á los
habitantes'de la Península’y de sus islas
adyacentes, así en eUMediterráneo como
W
I en-el Océano Atlántico, y á los de las is­
las de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y otras
dependencias portuguesas y española's en
diversas partes del mundo, los derechos
individuales; y su más perfecta autono­
mía á los Municipios y Estados existentes
ó que se establezcan 'en lo futuro. Cada
una de estas autonomías no tendrá más .
límite que los de las otras; y todas y cada
160 ESTADOS UNIDOS

una serán salvaguardia de las libertades


y derechos de los ciudadanos ibéricos, y
de los de los extranjeros que en su juris­
dicción residan; y por esto los consigna­
rán á la cabeza de sus Constituciones,
lo mismo en la de la Federación que en
la de cada uno de los Estados que la com­
pongan.
Según estos principios, los poderes pú­
blicos federales, y los de los Estados, no
pueden legislar sobre las libertades y de­
rechos de los ciudadanos, ni intervenir
directa ai indirectamente en la manera de
ser ni en las funcionesi de las corporacio­
nes jurídicas autonómicas délos Estados
y de la Federación, en tanto que se con­
serven en los límites de su derecho; sien­
do legítima la resistencia de los que vean
atropellado el suyo, y obligatorio para los
poderes constituidos, y para cada uno de
los ciudadanos, el obligar á volver al lí-i
mite de sus atribuciones, á los poderes
públicos que invadan las de los otros; y á
DE IBERIA. 161

cualesquiera, autoridades, corporaciones


ó individuos que los desconozcan 6 con­
culquen.

••

Aunque no me propongo hacer aquí un


proyecto de Constitución Ibérica, paréce-
me oportuno, tratándose de los derechos
de los ciudadanos, base de toda Gonstitu-
‘ ' ' I
cion democrática, reproducir la declara­
ción de derechos y prmcipios referentes á
la personalidad humana, y á las atribucio­
nes de los poderes públicos^, consignada en
el título preliminar del proyecto de Consti­
tución federal déla República,presentado
á las Córtes Constituyentes el 18 de Julio
de 1873, por los representantes de la na­
ción, D. Francisco Diaz Quintero, D. Ra­
món de Gala y D. Eduardo Benot,.y que á
la letra dice:

ti
.} . : -í *il Mí

,>r^!í.Jú'K lúe
-iMv'i (• üfi'ví^uio' '<3b ^ '1 o u p ^OUÍ'. ' u n •
.f ínli'

CONSTITUCION DEMOCRATICA FE D E R A L
I -í ; . n : ‘T oupníj'A
DE LÁ REPUBLICÁí ESPAÑOLA. .
. ,b .JoiJ .• í’ hi/ s
í ' J ‘ ’í^’ T ' . ^ í ' u i í J ' e ’ i?f:i í- í *I

( í^Ií ri: V,en‘“fi i;»i hebiíenoí-TOí} i l


, J .-, ,^Í5> . , •■ , ' r- . . . .'
Déreohos n&turaies dé la pérsonalidai
íio.) hutnana/””*^ '‘
; !)P,ín9"**^'TM. 3(lctj»i|GíÍ r.l ’i ÍU " -
Artículo !ir llja 'naoioa española fecó-^ ’*
noce á cualquier persona^qne viva en ter-’ *
ritorio.español,^*como naturales é' impres-' •
crlptibles,,todos sus derechos al Íuteg‘ro‘^’
desenvolvimiento de sus facultades físi-=
cas, intelectuales y morales, y por consi­
guiente le declara los siguientes derechos
personales y sociales:
DE IBERIA.
r TT

, Derechos, Personales. * i
. fU'A w.
Á la vida. ^ ^ .ji v •
Á la libertad de la^ j)er.soria. y segu­
ridad. >*[/;'*' '-'V. í*—^'
Á la eleccioa ^jnv|ola(íilid^djdel domi-
r r ... v í v ^ r ' ' . ! I - *■
Á la libertad de cultQs,|,, ,
A la emisión deí peus^paiento é iftvio-
labilidad de la corresppnd^acia.* ,
Á la mstruccion. , . . c^. . *.
A la libertad de easeus^|)zíi..jj,^ . i
‘ Al de petición, acción, populan,^den un-
dayqiD ét^a.
Al dé locomoción, vocación y libiertad
dé trabajo en bien del individuo y de la
sociedad. ‘ * .
Al de propiedad délos rendimientos del
trabajo, pero‘sin facultad desamortizarla.
i i
' Derechós soc'mlés.'*^ '
‘.'i 1.
Al de reunión y raanifestaéion pacíficas.
464 ESTADOS UNIDOS

Al de asociación para los fines de la vida


humana.
Á las ventajas establecidas d que se e s -
tai)J,ecieren por Jas leyes, len igualdad con
los demas séres sociales.
, Al de iguakiadvde cpndiciones para re­
cibir los beneficios de la instrucción y de
la educación elem entales-, kc-í-.
,AJ^de.ppporciqn^lidadr cpPflos haberes
en la distribución do las cargas públicas
votadas legalm ente. u -íj
Al de participación en .el gobierno de la
sociedad por^rpedio suíragio... >;.
Á hacer ejecutar cuanto podra jare per-
juicÍQ§.^ ^a,sociedad yi;&us .individuos.

' ' '^JSfat'uralezd ^de estos^ derechos', .


jei ^’
{. ]pJS;tos derechps pertenecen con
igualdad á todps las personas, cualquiera
que sea la diferencia entre sus tuerzas fí­
sicas, intelectuales y morales.
Se derivan de la naturaleza humana y
de lú necesidad de cadú sér.
DÉ IBERIA. 165
i« :

Son, por tanto, anteriores y superiores


á toda legislación; no tienen para cada
uno más límite que el de su armonización
con los derechos de los demas, y jamás
prescriben.
Art. 3.® No. es lícito á ningún indiví-
i

dúo, ni á ninguna colectividad, ni á nin­


gún poder
» público, impedir, cualesquiera
que sean l^s circunstancias, el libre ejer­
cicio de estos derechos á la persona que
se encuentre en el pleno goce de ellos.,.
La Federación española tiene por objeto
armonizarlos, y se obliga á garantizarlos
íntegramente por medio de su Constitu­

f ción democrática y de la organización fe­


deral délos poderes públicos; y.caso de
infracción ó violación de los derechos,
asegurará á cada individuo lesionado la
debida reparación. ,^
Art, 4.® Armonizados en las leyes .es­
tos derechos, nadie será obligado á hacer
lo que no manda la ley, ni privado do lo
que ella no prohíbe. La ley, bien sea que
16G ESTADOS UNIDOS

proteja, bien que castigue, será igual para


todos.'"- ■ - '
í.t í:'’A‘
Artr'b.® Líi'^'leyes tienen’sú fuerza
o
hasta serreemplazadaspor ótras, y á nin­
guna de sus disposiciones Ve dará e'^ecto
* 4- .neiíti''
retroactivo.
“ 6 :®" ^El' pjiéblo no gobierna sino por
medio ^'de áuS’repréSeñtáútVs*V autorída-
- ' * ‘5^^ * *
des, creadas por'la Constitución, y nadie
'■’m á s'^ e el Poder legislativo puede sus-
^'pender ¿‘dispensar las iByesJ’ls su cumpli-
mleilto, en todo d'en parte, hi^á'úadie más
al^tongreso^'correspón^^^^ interpre-
^‘tarl¿SÍ‘^‘^'^^ ' ?’iM V '• ' •'"‘M
"‘‘ -^ííaintrfpretacion constará en una ley.
ÍNi las íéyes ni|loS reglamentos pueden
*' alterar íos principios , ' garantías y ‘dere-
^chos reconocidos en la Gonstitíicion. ^
'dualqüíér^prec'epto'en contra lleva en sí
. un vicio de nulidad intrínseca Oé ‘insubsa-
^nabíe/‘Ningíina ’ autoridád puede ejercer
^ funciba ^alguna que no le esté ’conferida
^ por Ist COnstitúciWó por laá’leyes. •
. r <.c, !•
» fI ■ ' ■ ■ i
DE IBERIA. 167
^ 'V ■
?
T'»"-’’"r
NulidaáJ^'de^la 't'iMadon de éstos
M ‘• r. I deréchós. '" ■' I.
. I I/ ^ ->1 ^ * oj. 1 7i T’
Art.j 7.“ Toda autoridad usurpada ó co­
hibida es ineficaz y sus ^ctos son nulos,
I ^ • j

Ni el Congreso, ni el Poder ejecutivo fe­


deral, ni laS; legislaturas cantonales, ni
los gobernadores, ni los municipios^, ni los
alcaldes, se atribuirán nunca, ni otorga­
1 rán jamás facultades extraordinarias por
las que la vida, él pensamiento, los actos,
el honor ó las fortunaside los españoles,
queden á merced de, persona alguiiaf,,, ,
Actos de esta naturaleza llevan consigo,
una nulidad perfecta, y sujetarán á los
que lo formulen, firmen ó. consientan á l,a
responsabilidad y pena de los traidores á
la pátria. .
Art. 8.° Si* todavía
♦ alguien
» infringe
' los
derechos naturales déla personalidad hu-^
mana, con violencia tal que no consienta ,
tiempo j5 recurso para impetrar y obtener
los auí^ilios y garantías de la le y , y no
168 DSTADOS UNIDOS

halla otro medio de impedir el atentado


que rechazarlo’por medio de^la fuerza, el
individuo ó la colectividad que detuvieren
al agresor injusto, ó resistieren Ja violen­
cia á los derechos de la personalidad’ hu-
r' * • I
mana, no podrán ser castigados, ni arres­
tados,’ni molestados en noodo alguno por
su resistencia á tan trascendentales in­
fracciones.
iO jj
9 '. l
'Reparación de las infracciones!

Art. 9,® El que violé en lo más mínimo


cualquiera de los derechos imprescripti­
bles del hombre, dejará de séf considera­
do como persona en el pleno goce de sus
derechos naturales, y será’'tratado como
delincuente ó criminal.
La sentencia compete exclusivamente
al Poder judicial, y jamás, ni en ningún
caso, al Poder ejecutivo, ni al Poder le­
gislativo.
A.rt. 10. Siempre que resulte violación
*D1Í ÍB*ERÍA. _ Í6 9

de derechos, el Poder Judicial decretará


simultáneamente:' ‘ ^ ‘
1. ^ Que há lugar ‘á indemnizar el pér-
juicio ocasionado. ‘ ‘ *
2. ® Que há lugar á penar ál délin-
cuente.
, Al t.’l l . ^ La pena cbilsistirá siempreisn
la privación temporal dé alguno ó algunos
de los derechos naturales. * ^^
Art. í2\ ' La pena es ésendalraenté per­
sonal é in tra sm isib le/ peniteciéiáíua y

temporal.I ■ f «. M ■ { 'b J • ’ •■* ''' ‘

Nadie, pues, responderá por otro, ni


con su persona ní' con ’siis Méiles. *'
La pena es también indepétídiénte dé lá
. . '• . iVot '!;) '• :i*ii
repairacion.,
Así, nunca se reputará como pena lo
L "'' ^“ l ' I i¡'iP
que deba satisfacer erdelincuénte por in -
demnizacion, devolución ó reparación..
Art. 13. Toda pena tiene por objeto:
1. ^ Reparar el mal causado.
• . ’ >jíj • ' '•
2. ° Evitar su repetición. "
3. ’ Moralizar al delincuente*
it o ESTADO S Ü N U X )S

Art. 14. No habrá penas que no estén


en las ieyes, ni se impondrán las legales
sino en la forma y con las circnastancias
expresas en el texto legal, taxativamente*
Art.
i.'
15. Los *derechos
A> J
naturales de un
delincuente, que el Poder judicial puede
declarar en suspenso, por el tiempo que
determ ine.la sentencia , son sólo los s i­
guientes:
El derecho á la libertad personal.
El dOjlibre elección de domicilio.
El de libertad de locomoción y libertad
de trabajo. :
El de la libertad de reunirse y asociarse
á sus.sem ejantes.
El de libre disposición de la parte de su
trabajo que utilice la sociedad para repa­
ración del mal causado.
El de igualdad de derechos con los de­
más sóres sociales.
El dé los derechos políticos y el de aque­
llos entre los civiles quie determine la sen­
tencia*
HE IBERIA. 171

Art. 16, El delincuente conserva el de;t ’


recho de petición y el de libre disposición
del remanente de su trabajo, y, I03 dere­
chos civiles de que no le haya librado ^la ,
sentencia. - cj ^
Tiene también derecho
I I•
á la« retroactiyi-,
I I • ’ *

dad (iedíLS leyes :que.boneíicien-su,condU .


^ *flí/ Ht‘ iv f I
Art.,.i7., España tendrá para, todos jlps
Estados una misma legislación suí^tap)iyfi^c,j,
en materia crim inal, ^qu,e formar^ .parte
,de esta ConstUncion, ^ » -
íiU ; 9Í •• .(.'n* ' ’i *
Prohibicionos parpótuas que ©xige el recQ-" *
nocimieotO) de les dorecbds patúrales^ ;
I »' í ' - j r ' dBí »
Art. 18. Por tanto, y como consecuen-w
cia natural de las decía raciones hechas e n
el párrafo primero de esteitítulo* tí ?
Queda p roh ib id toda desigualdad de-
derechos y deberes ante la ley y toda d es­
igualdad para ámbos. sexos envíos dere*'
chos civiles.
172 ESTADOS irNIDOS

Queda abolido todo privilegio, y prohi­


bida ante la ley toda distinción de razas ó
de clases.
Queda prohibido todo título de nebleza
y todo tratamiento gerárquico en todas
las esferas del Poder.
Queda abolido todo monopolio que no
• r

esté esencialmente ligado á los servicios


ó inventos de utilidad pública.
Ninguna pena pasará de la persona de
delincúente.
Queda abolida todá pena infamante.
Queda prohibida toda aplicación de ley
posterior á la perpetración de un delito, 4
salvo en lo beneficioso al reo. 1
Queda prohibida la creación de tribu­
nales de excepción para juzgar á los pre­
suntos reos.
Queda abolida la pena de muerte para
toda clase de delitos. •
Queda abolida para siempre, en terri­
torio español, la esclavitud del hombre.
Queda abolida toda prestación personal,
DE IBERIA. 173

así en la Península, como en las provin­


cias de Ultramar. • '
Quedan abolidas las quintas, y la ma­
trícula y las levas. '
Queda prohibida la incomunicación de
los detenidos y de los presos provisional­
mente.
Quedan abolidos los azotes, las marcas
de hierro' ardiendo; toda clase de penas
crueles ó castigos desusados ó raortiflca-
ciones de cualquier género que ñieron.
Queda abolida la muerte civil.
Queda prohibida toda confiscacihiá.'
Queda prohibida toda caución ó fianza
en cuya virtud sufra un inocente pena por
el delito’de'un reo. ‘ • i í
Queda suprimida toda’subvención á fa­
vor de determinado culto; ' ’
Queda prohibido el reconocimientó, por
parte del Estado de los votos religiosos.
Quedan secularizados los cementerios.'
Quedan declarados civiles los registros
de nacimiento j matrimonio y defunción.
ni Inof't'r rff» v
174 BSTADOS UNIDOS
' r«j • ' TP

Queda prohibida toda disposición pre- •


veníiya^.|íiue50í^ra alejerpicio délos
derechos de este título. ‘ y r a'V >
r^'urnt.’-r í 4 p ) . jj í .*ü | r* ^ lO
. jJ^ClsraQlpii^s geneualeg. j.ro'K' f> <

A.Ttvf9'3. í>»La3 declaracieuefe,^derechos


y garantías que octtiraera ia Góastitucióri, h
no será.ü;r. en tendidas’ cómo ■negación rde
otros deuophosr ¡y<garantías rao enurüera- r'
dos, pero sobe.raiiía»'det
pueblo y de la forma repiiblipana dolí Go«-
biemojí ó rioionD*)
l^a preserttfti efiuwracÍQU no coarta da
facultad délos Estados para'aeoráar.á'sos '
habitiantesietRos- dore'íhos'. y rotraagaraui-.
tías, en armonía ponj¡los.enüraeradosíen. -
la Gonstituoiton.'•fii ocn I'.*« !>biíífr**ií| • íy,*{f(j
Art..,23^.ii Los anteriores defeehoí^ :yIpro- r.q
hibioiones sfi coasidera:Fé,n'3siempre .como
base deilaGenstitucion dhdecal delipaís,
corno, ^pu)e6to^jlafií(jQnstitudnnjfffl.ca^ ob
tonales y municipales, y como dogmas
í 1q

políticos sobre los cuales no tienen in-


fluencia las decisiones de las . mayorías.
Art. 24. Esta Constitución, las leyes
que en su consecuencia dicten las Córtes,
y los tratados con las potencias exterio­
res,I son la ley suprema de la nación.
Los Cantones están obligados á confor­
marse con ella.

*•

Lo que precede, siquiera no pasara de


proyecto Constitucional, puede conside­
rarse como la última'palabra de carácter
oficial, dicha por los republieanos espa­
ñoles, á propósito de los derechos ilegis-
lables del hombre y del ciudadano, y de
las atribuciones del poder nacional, y en
ese concepto lo he reproducido aquí: y
también para que conste que hasta para
los legisladores mas radicales del fede­
ralismo, en 1873, no se trataba de desha­
cer la nación para reconstituirla por el
-4 ? 6 É 3 T A D 0 8 tlíI C O S ;
— .......................................
kaáiM
pacto^ sino de íederalizarla, reduciendo
las atribuciones d e . los poderes público?
nacionales hasta (.hacerlo? compatibles
•con
• las autonomías de los Estados ó Can-
tones y la de los municipios.

< .T

fv íVí:■'.Sf¡^í'■ ' ‘ í'/ij* ' I

y¡>'f*’.i
;/i'í »b ; • *(• . ‘ ti’

, 1 . •; j M
‘ . I •i i ' , •I ' í'i i íl. fíi
r>í> *{ .oü, j/ •
ÍTJ V
-í 1 .'9-<■
, ; •*4i.\
n Vi'‘ti
T 4
í • ‘‘i'
■ " ; ]. .r «'■j
•ob í 1 !• •' I r
- £ f i r 'í ' í ’ j -.1 , ‘ f{.‘-

fe ;iu<i ^ ; '1 *»’ f* ‘ *‘


f)
CAPITULO XII.

**•

Loa poderes públicos en toda Federación


ilemecrtitica son múltiples, puesto fque
proceden de autonomías 'diversas; la de
los ciudadanos y la de los Estados ó Can­
tones* Las autonomías colectivas, <5sean
los Municipios y los Estados, no pueden
absorber la autonomía del ciudadano, ne­
gándole el derecho de contribuir directa­
mente con su voto á la creación de los po­
deres públicos. No son los Municipios los
que eligen la Asamblea legislativa del
€anton ó Estado, sino todos ios ciudada­
nos de este. En cambio son los delegados
n
178 ESTADOS vmms

de los Ayuntamientos quienes nombran «r


Consejo del Estado.
Por esto, en las instituciones federa­
les, están representados en el Poder legis­
lativo federal, la unidad nacional por eP
Congreso, expresión de lo^ derechos ó au­
tonomía de la universalidad de los ciuda­
danos, y la de los Estados 6 Cantones, por
el Senado ó Consejo federal.
El Congreso es elegido por los ciudada­
nos, que nombran un di¡>uiado por ^tan­
tos miles de habitantes; el iSenado^ Con­
sejo federal se 'compone de represeiUaPtes ‘
de ios Estados, nombrando cada uno de-
estos número igual de senadores, sin te­
ner en cuenta su mayor ó menor/pobla­
ción, ni su extensión territorial, i.
La iniciativa legislativa reside exclusi­
vamente en el Congreso para toda ley de
carácter nacional.
La misión del Senado es garantizar Ios-
derechos de cada Estado contra las in­
trusiones y tendencias unitarias que pu -
P I IBERIA. 179
oliera tener el Congreso nacional, en de­
trimento de la autonomía de los Estados
federados.
■El Poder judicial es eleotÍTo, y por tanto
ímd-ependiente de los otros Poderes: es el
moderador ¿intérprete déla Constitución..
ocurren cuestiones ó dudas res-
peoto.á la legalidad de los actos, así del
Poder ejecutivo, como de los acuerdos y
del legislativo.
El Poder ejecutivo, en unas Repúblicas
^íederales es unipersonal, y colectivo en
•otras, lo que prueba que no es esencial en
'4l sistema federativo, que sea de una ó de
Qtra*man6ra; pero en todas es elegible,
. temporal y responsable, y parece lógico
‘que sea colectivo, como lo es en Suiza.
Las atribuciones de los Poderes aacio-
ttales en las Repúblicas federales, mu­
cho más restringidas que en las unitarias,
son distintas en las cinco federaciones
republicanas que hoy existen en Europa y
^en América; pero en todas ellas hay tea--
180 ESTADOS UNIDOS

dencia manifiesta á aumentarlas más que


á disminuirlas*
De todos modos, las atribuciones de los
Poderes federales son siempre concretas,
y están taxativamente determinadas en
ei pacto ó Constitución federal; sea que
este se haya hecho por los Estados» que
íormaron la Federación, sea por^ Asam­
bleas representantes de la universalidad
de los ciudadanos 6 por un procedimiento
mixto.

*#

El mínimum de las facultades yStñbu-


cienes del Estado Federal, consiste, relati­
vamente á la administración interior de
la Federación, en todás aquellas cosas de
carácter general que, por pasar de los lí­
mites de cada Estado ó Cantón, ho pueden
ser atribuciones de estos* Así, por ejem­
plo, las carreteras ó canales ¡que Cruzan
varios Cantones ó Estados, los telégrafos
DE IB É R U , m
el servicio de correos nacional, continen­
tal y ultramarino, rio pueden ménosde
corresponder al Poder federal; sin perjui­
cio, por supuesto, de que cada Estado,
dentro del territorio en que se haya es­
tablecido, pueda crear los caminos, cor­
reos y líneas telegráficas que tenga por
conveniente,
' El Estado federal ó nacional, por ex­
plícito acuerdo de los Estados federados,
podrá también tener otras atribuciones,
aunquo^ nío‘ sean esenciales á su exis­
tencia.
Esenciales son la representación diplo­
mática y consular en el extranjero; la ce­
lebración dé tratados de comercio, por
ende las aduanas, y en general, toda '.cla­
se de relaciones con.los otros países; co­
sas todas ellas, que están íuera de los
derechos y atribuciones de cada Estado
d .Cantón^ Lo mismo puede decirse de las
fuerzas ^públicas de mar y tierra, de las
fortalezas, arsenales, y de todas las de-
i92 ESTADOS Í/NIDOS

pendencias anexas al servicio inilitar^


marítimo y terrestre.
La leí?islaí;ion civil y criminal, el siste­
ma económico y rentístico, la policía éá-
cargada del órden, laiastm cclonyta be­
neficencia, pertenecen de* pleno derecho
y coaslituyen parte esencial*de la antci*
üomía de los Estados. No obstaniet eato
no puede ser-obstáculo'para (pié por
acuerdo de todos sé convierta federal,
unificándose, la legislación cívit'y^crimi­
nal, y en todo ó em parte el sistema ren­
tístico, para que en lugar de recibiré!
gobierno federal de* la administr^cioa de
cada Estado, el producto de ias eontrtbn*
ciones que estos impongan á los municl-
TÚos ó á los ciudadanos, para contribuir á
dos gastos federales, convengan en que
el Poder eentral sepias imponga y cobre
directamente, como sucede^ con algunos
impuestos en la Federación Norte ame­
ricana. Todo esto es convéncional en la
práctica.
DE IBERIA. Í83

L^.circuiistaucias^ ias costum bres, los


intereses particulares ó generales y iias-
.ta ja s i^eocupacienc^ y los .hechos con-
suiaados, t o ^ ha inhuido ea la coastUu*
cioit de jaos Fed,oracioae8 -ív>y existentes,
y AO] puede d ^ r de influir en Jas nue-
TSB <iuo 9^ Jbrmen^.en ia deterraiuacion
del carácter de las convenciones y pactos,
r-ya s«» realicen en el seno de .naciones
npitarjam eatejconstituidas, que abañdo-
el unitarisiAO lijaranfederalizarsé, ysi
entre nacion€^,¡U)dependieutes (fue coa
pactos sinalagmáticos se unan..
Por naturales que sean todas estas
transacciones, la deuiocracia no puede
menos de subordinar su realización al
respecto,^al acatamiento que debe rendir
.á los^derechos del hombre, y á los’demás
principios demperátieps, queíen lodo el
mundo civilizadP .ha declarado üegislflD-
.hles, qqnsigüándplos á la pabeza d e sú s
4 Ad ’AdV AA U’«VtA
aoi Uk\.rt
p«t AATAA _
-América; y no solo en las Repúblicas fe­
1S4 KSTADOfl UNII>OS

derales, siao en las naitarias y hasta en


algunas monarquías.
Los pactos celebrados por los Estados 6
Cantones que se federan dejarían de ser
democráticos, sino se empezára por reco­
nocer en ellos, que los derechos del hom*
bre y la intervención directa de todos los
ciudadanos en la gestión de los asuntos
públicos, son condición esencial de toda
sociedad política democráticamente cons­
tituida, y por lo tanto, ilegislables para
todos los poderes constitutivos de la Fe­
deración.

««

Las instituciones democráticas tienen


por objeto asegurar al pueblo su sobera­
nía, á fin de que pueda ejercerla gober­
nándose á sí mismo. Como eb sistema fe­
derativo reparte entre las autonomías lo­
cales y regionales la parte adm inistrati-
ya, económica y jurídica que les es propia
DB IBERIA, 185

y que en la& naciones regidas por el sis­


tema unitario absorben los poderes na-
cienales, así el legislativo como el ejecu­
tivo, las democracias tienden á la Fede­
ración por encontrar en ella garantías
mas'eficaces para las libertades y dere­
chos de los ciudadanos, y para las auto­
nomías municipales y regionales de los
Estados. Pero como siempre que la sobe­
ranía se delega, pasa en parte y de hecho
del soberano al delegado, en las. más an­
tiguas Repúblicas federales existentes
hoy^ se ha puesto ea práctica, con el me­
jor éxito,.6Í procedimiento de la legisla--
cion directa, con la cual el pueblo ejerce
sin delegarla su soberanía; no sólo depo­
sitando en la urna sus votos para nom­
brar á los diputados que en su nombre
han de hacer las leyes, y á los adminis­
tradores que k s hdn de' poner en prácti-*
ca y velar por su ejecución, desde los
ediles del Municipio hasta los presidentes
'W* VJ li«M AVV A la AA j AÍTiA
fAA«i lAW
m KÍSTADfKSftNIDOS

para fijercer la iiiimativa le^islati^ j


para aaneionar las ley ^ coüStUü<iioua-
les hechas por sus represerit:antes en las
Asambleas.
De esta manera han' votado los ciuda­
danos de muchos Estados de la República
Norte Americana las reformas dé sus
Genstitucione?!, El misriao principio so
practica en la Gonfederaciou Súi^a, no
sólo en lo referente á la le^slacion can­
tonal, sino en la de la República 6 Goiifo-
deración.
Cuándo un míaímum de 50.000 oíu-
dadaños propone á Ift ÁdmiftislíacíOA fe­
deral una motlificác.ion oonstittfcionál,
ta debe ser discutida por la AsasiMéa, f
después votnda por el pueblo eá lofs ebníi-
cios con un sí ó un nó.
Las experiehcias de este sistema heclía»
basta ahora: ham dadorlos re^ultadns riiáft
satisíactorios, y no es dudoso qné «e
neraliíárá este phocédiinleínto á todos Ibs
países régridos derbocrátíeamieiite^ porjwr
f>B IBEIUa.
tí'modo más eficaz de conocer la cpiaicn
públicaj y de que ésta, cual soberana;
realice su vóIuntacL
«El puebio.propone y sanciona las leyes
«onstitucionales:» dirán en el porvenir,
en una ú otra íorma y todas las Constituí
dones republicanas.
Este procedimiento, sobre ser el más
democrático, es el único verdaderamente
eficaz para devolver al sistema represen­
tativo toda su pureza*
En tanto que el Poder ejecutivo esté en
manos de un rey 6 de un presidente; san­
cione las leyes, nombre ochenta ó cien
mil empleados, y tenga bajo su dependen­
cia al poder judicial, tendrá medios de
corromper á los diputados de la Nación
para obtener sus votos, como hasta ahora
ha sucedido en España, y como continua­
rá sucediendo, miéntras la Federación no
se establezca, y la legislación directa con

Kste sistema hace también innecesario


188 ESTADOS UNIDOS

el del mandato imperativo, de antiguo


imaginado para impedirel soljomo del di­
putado por el gobierno, pero desde que es­
te no tiene la iniciativa ni sanciona ias
leyes ¿qué interés puede tener en sobor­
nar á los diputados del país?
CAPÍTULO XIII.

•♦*
Tantas y de tal- m agaitud, tan m aniñes-
as, tan palpables serán las ventajas que
los pueblos ibéricos deberán á su Federa­
ción, que no creo haya persona sensata é
ilustrada, que deje de verlas y de apre­
ciarlas.
,No se crea, sin embargo, que me h ag a
yo la ilusión de im aginar que tan benefi­
ciosa trasíormacion, no encontrará obs­
táculos en su camino; que los bastardos
intereses m onárquicos, .dinásticos y cle­
ricales, explotadores del fraccionamiento
de los pueblos ibéricos, no harán e síu e r-
«rrkCf T\fiT*n ímr\£krliT* A. ’t'jaí'iT»
190 ESTADOS ÜKIDOS

slIméaos, el establecimieaío de la Fede­


ración Ibérica. ¿Cuándo los reaccionarios^
no lucharon contra el progreso? Pero,,.
¡Cuándo éste dejó de vencerlos!
Las monarquías absolutas pertenecen
felizmente á la Historia: murieron para
no resucitar jamás.
Las monarquías coastitucionaies, esta­
blecidas en Portugal y en España en eJ
primer cuarto de‘este siglo, han dado do
sí cuanto podían d a r, y hoy son, en am­
bos países, un obstáculo al eumplimienío
de la ley del progreso, que impulsa á la
saciedad moderna, engendrando ea stt
seno nuevas necesidades, y con ellas* lar
zos nuevos con loS;qu6 son incompatkbtes^-
tronos j sus intereses dinástíocksp'é^ts^
sudcieate el doctrínarismo patlauseiiltf’*
rie^, que léjos de ser la leal expreaionde llt.
opinión pública , no sirve más qno parn^
elimlHándola de la r^e^enita<^

El: monarquismo constitucionalvbO obt


IHaiBRRlA, m
y^a'«káfS que uoa farsa ridicula cuando no
sangrienta: juego de compadres para
anos; campo de explotación para otros.
Por eso está moral mente muerto.

**♦

Las ideas democráticas lo han invadido


todo; dueñas de las conciencias lo son de
la opinkm pública, y solo las instituciones
rapuhHeanas pueden dar satisfacción al
■éspífife democrático de que está saturada
la átúidsfera que respiramos, no sólo en
Portugal
* y "ea‘ España, sino en todo ^
,ffifttwfó'tsiviiízado.
" NoM y üñivpepio ni monarquía en cuyas
éátrtífeíS'íre’germlifenMas ideas repuMi-
punte de hacer raciter los^
tronos seculares, sólidos en 'otros tiem -
Dos.r £
‘t--- Dormie
H-- ---se a nova-------
bao en la oninion
~£--- -
.pública, única base tpie dá solidez á las
instituciones políticas. Hoy tronos y d i-
itásÚhs 'ian^ftí'añ precaria exlstenfeia,' y
192 ESTADOS UNIDOS

se ven comprometidos, tanto sí resisten,


como si procuran satisfacer las exigen­
cias de los pueblos.
¡Cuáu diferente es el estado de las diez
y nueve repúblicas que hoy existen en
Europa y América! En ninguna de ellas,
exceptuando la francesa, que es la más
moderna, se conocen partidos monárqui­
cos grandes ni pequeños; y en Francia,,
donde aún .quedan restos de los antiguos:
partidos imperialista y realista, Boa tan-
impotentes, que dueños del poder; hace
once años, tuvieron que comservar la for­
ma de Gobierno republicana, y que entre­
gar, por último el mando á los republica­
nos verdaderos, llasta tal punto estaban
entre, nuestros vecinos desacreditadas las
instituciones del pasado, y las dinastías
que las .representaban.

m*

£ n Suiza, como en los Estados Giiido&


DE ILERIA* 103

de la América del Norte^ y desde Méjico á


Chile; hablad de monarquía, buscad par­
tidos que conspiren para establecerla,
periódicos que la defiendan, y estad se­
guros de que. se \reiráu tomándoos por
visionarios, lo mismo los ricos que ios po­
bres, los sábios que los ignorantes, ios
militares, y hasta los sacerdotes, sin ex­
cluir los católicos, por más que este repu­
blicanismo clerical parezca extraño á mu­
chos españoles y á*no pocos portugueses.
-Las RepúblicaSfSe aumentan, se afir­
man y se consolidan: las monarquías dis­
minuyen y se sostienen á duras penas
centra ei progreso de las ideas republica­
nas que germinan en su seno, y que bro-
tañ lozanas en la superficie, extendién­
dose con creciente rapidez,
íEstefenómeno moral y político, de ca­
rácter umversal, no es sólo eLresultado^
ni mucho móhos, de ía propagandá deios-
adeptos qué eu todas partes tienen las*
ideas republicañas; no. La generalización
494 ESTADOS UNIDOS

-del espíritu democrático y del republica­


no con él, lo mismo que de las ideas fe­
deralistas , son consecuencia natu ral de
los progresos cientíñcos, y con ellos, de
lo s de la instrucción y del aumento de la
riqueza y del bienestar, que afirm an el
sentim iento de la independencia y de la
dignidad personal, y como resultado n a tu ­
ra l el de la igualdad entre todos los hom ­
bres del mundo civilizado.
Los que como yo han consagrado las
escasas fuerzas do su inteligencia á pro­
p ag ar las ideas democráticas, y á preco-
nhíar las ventajas de la federación u n i­
versal, debemos reconocer que si hem os
encontrado,eco en la sociedad, no se debe
á -la s ideas en sí m ism as, tanto-como á la
aplicación del vapor á la navegación, á
los cam inos/de hierro, al telégrafo y á.
oíros inventos con que la ciencia m oder-
«•f rííMlifíi lrt«a vÍ5»iP»<a V A«it.r*pr-.bsi Iíiís rAla*
cKüies en tre los pueblos m ás lejanos,
creando intereses internacionáles tan ere—
DE IBKRIA. m
cíentes^itanf podeío^QS^Uí-ue ensan^chan el
concepto, la idea de la pátria/desde eies*-
trecho limite á rjueiates estaba -reducida,
hasta extenderla á todas las extremidades
del globa'terrestre,;y á; Ja humanidad en*
tera.
• Eq realidad, -el sentido *de la palabra
exíramero'ha desaparecido de Jas^ oos-
tumbres, y sólo queda eapié coaao'ua es*
torbO irritante;
=Para responder ;á: las ‘'necesidades nue­
vas y exigentes de las .relacioces huma­
nas^ Ja legislación internacional de todos'
los países aumenta tan rápidartíente'des*-
de hace cincuenta años, y liga á Jos pue*-
Mos con lazos tan ej^trechos, que puede
afirmarse que tiene ya casi tanta
fortanc^ík .como espec) cada ?la-

La*í^©racion de,loB>i?eye$ en;la quie so*-


4aba lY 4e i?ranciai. Jia.p r ^ r a n
Ji^íjs^grogaudo,tratado, soji/re tratado^. ik>'
¿adlo IoB Gobiernos de la
m ESTADOS UNIDOS

los de Africa y Asia, y hasta los de Amé- *


ric a , que ea su tiempo no existían.
El tratado internacional de correos, que
*hoy existe entre todas las naciones del
m undo, desde el Japón hasta Chile, desde
Suecia hasta la A ustralia, hubiera pasado
n o hace más de un siglo por utopia irre a ­
lizable, si algún sábio previsor se atrevie­
ra á proponerlo,
¿Qué resta ya de la rancia, estrecha y
m ezquina idea de la pátria, que tuvieron,
n u estro s abuelos? ¿Para quien, hombre
-extranjero y bárbaro enemigo son ya si-
nónimes?

««•

Si tan bárbaras rem iniscencias de las


preocupaciones de los siglos de ig n o ran -
-ciadesaparecen, rechazadas por la civili-
■xacion moderna, que estrechando las r e -
'laciones de los hombres de todo» los p aí-
les hace com prender que son igualea
DE IBERIA. 107

y hermanos, á pesar de las diferencias de


idiomas, religiones, leyes, usos y ‘cos­
tumbres; ¿cómo podrían perpetuarse en­
tre portugueses y españoles, nacidos y
criados en el mismo terruño, sin fronte­
ras naturales que merezcan tal nombre,
y sin intereses contrarios que les impidan
ligarse con los lazos de la Federación?
¿Qué montañas, que ríos, que mares se­
paran á España de Portugal? Ni el clima,
ni el idioma, ni las razas, ni las costum*
bres, ni los gustos, ni las producciones;
nada hay que se oponga por causas na­
turales, insuperables, á que se ligue fede­
ral mente el pueblo portugués con los otros
pueblos de la Península. Más diferencias
hay entre catalanes y asturianos, (Caste­
llanos viejos y andaluces ó extremeñas
y valencianos, que entre todos estos y los
portugueses.
■La unidad nacional no ha sido bastante
á borrar las diferencias distintivas de lájs
diversas razas que pueblan las regiones
<98 ESTADOS TJNIDOS

a p añ ó las, á pe?ar de la ’ceDtralizacioii


eonstiluciioüal y del, despotismo monár*
quico. ¿Cómo haWan de perder sus carac-
téres distintivos los portugueses, unién­
dose á los otroS'pueWos ibéricos federa­
tiva raen te j siendo la federación efícaz
garantía de la autonomía de su Gobierno,
y de respeto á sus usos} costumbres y le­
gislación?

Rasgos característicos de la elevación


imwai del'pueblo portugués, como el que
se revela en la abolición de la pena de
m uerte, qaé bacé cerca de medio siglo-
-eiiate de kecho y de derecho en su pátria,.
ten d m u la gloria los portugueses, al pac­
tar sus reciaos, de generalizarlo á-
toda la Península y á sus provincias ul-
trainaTÍDas; pues es seguro que sí lo exi-
giaU como condición indispensable del
jttcto, serla aceptado sin dificultad algu-
DE i b e r i a ; 1^-
m ; y España les debería efete progreso
rerdaderamente humanitario, que hasta
ahora no han podido implantar en olía
sus numerosos defensores.
Entre los rasgos de la civilización'por­
tuguesa i que nos referimos, se cuenta
también el Jurado, aclimatado ya en Por­
tugal, y cuyo definitivo refetablebimiento
en el resto de la Península, no podría m^-
nos de ser consignado en la Gonstítucioa
.federal ibérica, no sólo para dar eatisfac-
oion á la democracia española, qué hace
años ló'ensayó aunque tímldarneüt^^siüo
para salisfhcer el justo ie r^ h o de loá por­
tugueses de feer por é! juzgados éñ la p i-
tria mayor que adquiririan g'racias á ía
Federación.
% Ésta, como vemos, daría nue-
va fuerza y vigor á la democracia espa­
ñola, que agregaría á la superioridad de
sus ideales sobre los áe los otros partidos,,
la reutaja de aliar con su establecimiento
la realización de la unión ibérica, tradi­
cional aspiración de loa españoles, sio.
200 ESTABOS-UNIDÓS

distiucion de clames, de opiniones ni de


partidos.
Esto, para honra y gloria de los portu­
gueses, probaría, una vez más, hasta qué
punto,,gracias á la aplicación del princi­
pio federativo, los ménos pueden benefir- ‘
ciosamente influir en los destinos de ios
más, y los pequeños en la vida de los
grandes.-
En cambio, el gran movimiento indus­
trial, y el artístico, más importante toda­
vía, que caracterizan á la España con­
temporánea, no podrán menos de exten­
derse á Portugal, cuyo espíritu artístico
parece adormecido y apenas el industrial
da señales de vida.
CONCLUSION *

••
Orande sería mi satisfacción si hubiera
logrado llevar al ánimo de los lectores de
’las páginas que preceden el convenci­
miento de las ventajas de la Federación
Ibérica, así para el pueblo portugués,
como para los demás de la Península; y
a u n sería mas grande, si este convencí-
’miento engendrara en ellos la voluntad de
realizarla, persuadidos de que esto solo
' depende de que lo sientan así, y de que se
lo propongan,
¿VJUaUtélO UUffltliS J eSUlU1CÜUlUJUlUaiS
‘necesarias por la mayoría, no se hacen
.porque cada uno de los que lo desean se
202 ESTADOS UNIDOS

c re e im potente p a ra ello, y desconfía,^


porque los desconoce, de la voluntad y d e
la acción de los otros.
¿Cuántas ideas de m ejora, de progreso*
social, que g erm in an en las inteligenciaSy.
perm anecendargo.tieippo en estado la­
ten te, án tes de que circunstancias ía v o -
rab ies, en u n m omento dado las h ag a bro­
t a r en la superficie de la Sociedad, form u­
lándose y corporizándpse, por decirlo así,,
h a s ta . co n v ertirse e n hechos, por loi ao -
. cionij, aunque len ta, irresistible de la opi­
n ió n pública? ,
se halla en España*,predispue«ta,r
p re p a ra d a p a ra recibir con los brazos
ab ie rto s la Federación -peninsular; los
p o rtu g u eses toca ahora fijar sériamente*
s u atención en la situación que a tra v ie ­
sa n ; en el abism o en gue la Monarquía-
Ios h a sum ergido, y en el porvenir glo­
rio so que sólo pueden ya esperar del es­
tablecim iento de Ja República F ed eral
Ib é ric a .
OfS rBEifllA* m
Qae cada cual maaifieste su opimcticoa
tran^eza: que la afirme y la soátengá
con energía; que la propague con leal­
tad; que esté dispuesto á contribuir per­
sonalmente á la realización del ideal,
al que Portugal y España deberán una
nueva era de libertades, de prosperidad,
T de adelanto en las vías de la civiliza-
cion, y la Federación Ibérica será un he­
cho, porque será la tabla de salvación á
laque los púéblos peninsulares'sea^r-
ren en el inevitable y próximo naufragio,,
de una y otra^Monárquía.
Ante la clara, ante la espontánea,,
ante la enérgica afinnacion de la Fede­
ración Ibérica, hecha á uno y otro lado
de la frontera; pero afirmación categóri­
ca, pública y solemne; ante el abrazo fira-
ternal de portugueses y españoles; ante su
voz, proclamando que somos hermanos^
y que queremos ligarnos con los lazos de
la Federación, uno y otro trono,.>•ái los que
ya falta el sólido cimiento de íá opinión
204 BSTA 0 OS UNIDOS

pública, que se tam balean en el vacíOy.


c a e rá n cual caen los castUlos de naipes a i
p rim er sóplo.
Tal es la ley de su destino.
Las M onarquías cum plieron su misión^
e n Sla H istoria, y por grande que sea la
voluntad de los que las rep resen tan , les
e s imposible devolverles la vitalidad que
perdieron, y acomodarlas á las exigen-^
c ía s de la ley del progreso, que cada dia
engendra nuevas necesidades, no sólo
que no pueden satisfacer, sino que en*
cu en tra en ellos el obstáculo que á su sa—
lisfaccion se opone.

¡Hay de las caducas instituciones ¡hay


de las dinastías que llegan á hacerse Jin*
com patibles con el cumplim iento de la ley
del progreso! Su caída es inevitable; y s i
en lu g ar de dejar el paso franco, ap artán ­
dose para que la sociedad siga tranquila.
DE IBERIA. 205

y pacíficamente su camino, cegadas p®r el


orgullo, se empeñan neciamente en ser­
virles de estorbo, no solo están fatal­
mente condenadas á sucumbir en medio
de revoluciones terribles, sino que hacen
pesar sobre ellas la respensabilidad de
las catástrofes, de los cataclismos socia­
les, por su torpe obstinación provocados;
que no son las nuevas ideas, sino las cie­
gas resistencias en que tropiezan, las que
convierten la apacible corriente del pro­
greso en desbordado torrente; las que
transforman la pacífica evolución, en re­
voluciones sangrientas.

FIN.

También podría gustarte