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FEDERICO SANCHEZ DE LORIA ERRAZURIZ

MARQUÉS DE VILLA ROCHA

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FEDERICO SANCHEZ DE LORIA ERRAZURlZ
JMAIIQUkS l->li Yll.l.A НОСИЛ

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I m p r e n t a "San F r a n c i s c o " — P a d n Las Casas


LOS GARCIA DE LA HUERTA

Linaje originario de las montañas de Santander, con ra-


mificaciones en toda esa comarca del Cantábrico, y qu*í
tiene sus casas solariegas en el valle de Carriedo y también
en el vecino de Toranzo. En el pueblo, o mejor dicho, barria-
da de San Martín de Villafufre, antiguamente denominada de
Valsallo, a corta distancia de Villacarriedo cabecera judicial
del partido, alzábase aún en 1920 la vieja y señorial casona
llamada de "Los Pozos", cuna de este linaje, en ruinoso esta-
do por cierto, pero luciendo sus aleros y artesonados de sin-
gular hermosura, y ostentando en su fachada una pompo-
sa piedra armera, entre cuyos cuarteles además del corres-
pondiente a García de la Huerta, campeaban las alianzas de
Vega, de Diego y de Madrazo. En la fecha indicada f u é visi-
tada y reproducida fotográficamente, como puede verse, jun-
to con la reseña pertinente, en "Arqueología Nobiliaria" obru
escrita e ilustrada por Don Fernando Márquez de la Plata
y Echenique, Conde de Casa de Tagle de Trassierra. Las ar-
mas propias del apellido que se analiza son: En campo de
oro el árbol verde sobre cuyo tronco pasa un lobo negro len-
guado de rojo, y alrededor, una orla azul cargada con cuatro
torrecillas de plata, tales como aparecen esculpidas en la pie-
dra, y como constan de la ejecutoria litigada en 1817, en la
Real Chancillería de Valladolid, por don Ildefonso García de
la Huerta, vástago de este solar y vecino de Salamanca, cu-
yo extracto va en apéndice. Igual descripción hace de ellas
el cronista Morales en su manuscrito intitulado "Casas Sola-
res y A r m a s " que se custodia en la sección correspondiente
de la Biblioteca Nacional de Madrid (Z-12,folio 258).
Conservábanse hasta hace treinta y cinco años, apro-
ximadamente, en el Archivo Municipal de Villacarriedo, los
padrones de hidalguía que cubrían del año 1588 al de 1794
inclusive, cuidadosamente reunidos por el erudito investiga-
— 6 —j

dor y genealogista, Prebístero Don Mateo de Escagedo y


Salmón, Rector de la Colegiata de Santillana, autor de "So-
lares Montañeses". En 1930, sólo se encontraron dos del año
1794, compulsados nuevamente por dicho historiador, y es
de temer que en la actualidad ni siquiera estos existan, des-
truidos como aquellos más antiguos por la incuria e incul-
tura de gente que no ha sabido atesorar debidamente las tra-
diciones y el acervo de las generaciones f o r j a d o r a s de su
nacionalidad. (1)
La línea de Chile se desprende del tronco formado por
MANUEL GARCIA DE LA HUERTA y su muier Doña
FRANCISCA SAENZ DE BUSTILLO, vecinos nobles del va-
lle de Carriedo, en la segunda mitad del siglo XVI, cuyos
nombres surgen del árbol genealógico ejecutado con docu-
mentos a la vista, a mediados del siglo XVIII, para el Licen-
ciado Don Miguel García de la' Huerta y Rosales, Abogado
de las Reales Audiencias de Lima y de Santiago de Chile,
cuyo original obra en poder de sus descendientes los señores
D. Pedro y D. Mario García de la Huerta y Matte, vecinos de
esta capital.
Hijos de los anteriores y como ellos natural del mismo
valle íuélo DOMINGO GARCIA DE LA HUERTA Y SAENZ
DE BUSTILLO, que contraio matrimonio allí con DOÑA MA-
NUELA VELEZ DE LA PORTILLA, cuyos legítimos padres
Simón Vélez y Doña Juliana de la Portilla eran hidalgos de
idéntica oriundez.
F r u t o del anterior enlace: JUAN, el mayor, de quién se
hablará más adelante, y Domingo García de la Huerta y Vé-
lez de la Portilla, nacido este último en 1688, marido que f u é
de Doña María del Campo. Figura inscrito este caballero, a la
edad de 64 años, en 1752, en un padrón o catastro de Ensena-
da (folio 241-43) que se conserva en la Municipalidad de San-
tander, en cuyo documento aparecen 19 propietarios de ape-
llido García de la Huerta, con la constancia de ser todos ellos
hijosdalgo.
DON J U A N GARCIA DE LA HUERTA Y VELEZ DE
LA PORTILLA vino al mundo en San Martín de Villafufre
y en ¡su iglesia parroquial de San Juan f u é bautizado el día 28'
de Septiembre de "1685 (2). Siendo aún mozo, pasó a Chile,
cuando recién se iniciaba el siglo dieciocho, alcanzando el gra-
do -de Capitán de Milicias de Infantería de Santiago y el cargo
de Comisario de la Caballería. Faltándole un mes para que
cumpliera los veintiún años recibía en la Catedral metropoli-
tana, el 15 de Agosto de 1706, de manos del Pad^e Maestro
F r a y Manuel de Olivera, de la Orden de Santo Domingo, las
bendiciones nupciales para unirse con Doña Agustina de Itu-
rriaga y Olivera, sobrina carnal del oficiante, dotada en la
cantidad de 2.718 pesos, por escritura otorgada a 2 de Sep-
tiembre del mismo año ante el escribano Domingo de Oteiza.
El novio aportaba más modestamente la cantidad de 500 pe-
sos, amén de su capa y espada y otros efectos personales. E r a
dicha señora f r u t o de la unión contraída por el Capitán Fran-
cisco de Iturriaga y Martínez de Medina, de vieja prosapia
vascongada, cuya ascendencia va en nota, (*) con doña María
de Olivera y Maturana, santiaguina, hija esta última del Al-
férez Manuel de Olivera, portugués oriundo de la Villa de Ca-
milla, (*) y de Doña Beatriz de Maturana y Muñoz, la que,
siendo viuda, otorga ante el escribano Jerónimo de Ugas (vol.
331) a 13 de Julio de 1667, poder para testar en el que se
declara legítima hija del Capitán Juan Bautista de Maturana
v Negrón de Luna y de Doña Mariana Muñoz de Bobadilla.
Provenía en línea recta Doña Beatriz, del hidalgo alavés Juan
Bautista de Maturana, natural de Vitoria, muerto por los in-
dios en 1551 y de su m u j e r Doña Constanza Negrón de Luna.
Del referido enlace nacieron:
a) El Presbítero Don Juan García de la Huerta e Itu-
rriaga, bautizado en el Sagrario el 15 de Septiembre de 1707,
Cura y Vicario de la doctrina de Tango, titular de una rica ca-
pellanía amayorazgada de 3.200 pesos, fundada el 26 de Sep-
(#) Renuncia de F r a y Manuel de Olivera y M a t u r a n a a 18-XII-
1670-vol. 297-Escrib. de Santiago.
que otorga poder para testar ante F e r n a n d o de Palacios, año
1646, (vol. 952) en el que nombra a sus padres P e d r o Gonzá-
lez de Olivera y Doña María González de Faria.
tiembre de 1696, ante el escribano Manuel Cabezón, por el Li-
cenciado D. Bartolomé Muñoz Negrón, su tío, con antelación
de varón a hembra y ele clérigo a fraile. Falleció el presbítero
Don Manuel García ele la Huerta bajo disposición testamen-
taria ante el escribano Gómez ele Silva (vol. 724, año 1749-
1750.
b) Don "Marcos García de la Huerta e Iturriaga, marido
de Doña Josefa de Gamboa y Gajardo, h i j a legítima de Don
Andrés de Gamboa y Zúñigg-Arista y ele Doña Nicolasa Ga-
jardo y Oyarzún-Lartaun, cuyas ascendencias van en nota
(*)• Los hijos nacidos de esta unión fueron los que siguen:
1) Don José; 2) Don Ignacio; 3) Doña Cayetana; 4)
F r a y Juan de la Orden de Ermitaños, eiuién renuncia a sus
legítimas ante el escribano Ignacio de Henestrosa (col. 577,
años 1766-69). Desnués de fallecido don Marcos García de la
Huerta, sacaron sus herederos a remate, el día 9 de Septiem-
bre de 1796, ante el Maestre de Campo don Pedro José de
Ugarte, alcalde ordinario de Santiago, la finca que entre otros
bienes le perteneciera, sita a las puertas mismas de la ca-
pital. a los pies del cerro ele San Cristóbal, (vol. 944 del escri-
bano Agustín Díaz).
c) Doña Ana García ele la Huerta e Iturriaga, m o n j a
profesa ele velo negro, en el Convento de Santa Clara ele la
Victoria, la que renuncia a sus legítimas ante el escribano
Juan Bautista de Borda (vol. 848, años 1734-36).
d) Doña Agustina García ele la Huerta e Iturriaga, ca-

(*} Este era hijo del Capitán Francisco de Iturriaga, de la Casa So-
lar de su apellido, en el Duranguesado, Vizcaya, dueño de la ha-
cienda de Teño por él comprada en 1.000 patacones el día 18 de Fe-
brero de 1681, y de Doña Agustina Martínez de Medina y Navarro,
dotada por sus padres Nicolás Martínez de Medina y Doña Magda-
lena N a v a r r o de León con 600 cuadras de tierra en Teño. Procedía
esta última señora del matrimonio de J u a n N a v a r r o Vásquez con
Doña Mariana de León. Era nieta m a t e r n a de Marcos Hernández
Marín y de Doña Luciana de León. Fueron, los bisabuelos Bartolomé
Sánchez N a v a r r o y Doña María F e r n á n d e z ; Alonso Vásquez y Do-
ña María Sánchez.
(Amesti Casal, Casas Troncales de Colchagua),
sada con Don Félix Pérez,, la que testa en Curicó, con descen-
dencia, (vol. 12 de notarios).
E n f e r m a en cama de la dolencia que había de ocasio-
narle la muerte, otorgó doña Agustina de Iturriaga ante el
escribano Juan de Morales Melgarejo (vol. 586, años 1717-1*8)
poder para testar a su marido, en virtud del cual dictaba
Don Juan García de la Huerta ante José Alvarez ele Henes-
trosa, en 20 de Abril de 1718, las postreras voluntades de su
difunta esposa, en cuyas exequias gastóse, según consta, la
apreciable suma de 350 pesos, y el sepelio tuvo lugar en la
Iglesia ele Santo Domingo.
(;¡=) He aquí la ascendencia de Doña Ana Josefa ele
Gamboa y Gajardo, ya dichos sus padres:

(*) Abuelos: Martin de Gamboa y Doña Ana de Zúñiga-Arista; An-


drés G a j a r d o y Doña Josefa de O v a r z ú n - L a r t a ú n
Bisabuelos: A n d r é s López de Gamboa y Doña Petronila de las
Cuevas y Morales; Francisco de Zúñiga-Arista y Doña Inés J o í r é de
.Loaisa; Gregorio G a i a r d o y Doña María González Rainedo: J u a n de
Oyarzún-Lartaún y Doña Teresa del Pozo Silva y Lemos.
Terceros abuelos: Martín Ruiz de Gamboa y Doña Catalina Ver-
dugo de Silva; Luis de Morales Cuevas y Doña Sebastiana de Vi-
jlanueva Soberal, Francisco de Zúñiga-Arista y Doña Francisca d e
Junco; Diego J o f r é de Loaisa y Doña Ana Varas Ponce da León;
Alonso G a j a r d o y Doña Paula F e r n á n d e z de Soto: J u a n González Rai-
nedo y Doña J u a n a de Medina; J u a n de Oyarzú n-Lastaún y Doña
3-regoria Frías Cabrera; Alonso del Pozo Silva y Doña Teresa Alva-
rez de Toledo Lemos.
Cuartos abuelos: Andrés de G a m b n j y Doña Juana López de Au-
lestia; Lorenzo Núñez de Silva Fonseca y Doña Catalina Verdugo
de Sarria; Diego de Morales Córdoba y Doña Beatriz de las Cuevas
Baleazar: Francisco de Zúñiga-Arista y Doña Cándida J o f r é de Loai-
sa; José de Junco y Doña María de Agurto y Escobar; Francisco Va-
ras Pacheco y Doña Isabel Ponce de León; J u a n G a j a r d o ; J u a n de
Oyarzón-Lartaún y Doña Inés de Bazán, la heroína de Castro; J u a n
Rodríguez del Pozo y Doña Greg'oria Núñez de Silva; F e r n a n d o Al-
varez de Toledo y Doña Jerónima de 'Lemos; Quintos abuelos: An-
drés López de Gamboa y Doña Catalina de Barona; Santiago de
Uriona y Aulestia y Doña Mariana de Escobar Villarroel; Alonso
de Córdoba y Doña Mariana Sánchez de Morales; Luis de las Cue-
vas y Doña Mariana de Baleazar,
Habiendo enviudado, paso Don Juan García de la Huer-
ta y Vélez ele la Portilla a contraer segundas nupcias con
otra señora santiaguina llamada Doña Ana Lorenza de
la Iglesia y Frías a la que sus padres, por carta otorgada a
6 de Septiembre de 1718 ante el escribano Juan de Morales
Melgarejo, dotaron en la cantidad de 2.534 pesos. Fueron és-
tos el Alférez Lúeas ele la Iglesia, natural de Orense, Galicia,
dueño de la hacienda de Quilapún, en la jurisdicción de San-
tiago, y doña Juana de Frías su mujer, natural de esta úl-
tima ciudad. Llamabánse los abuelos paternos Juan de la
Iglesia y clona Antonia Bravo, ambos de Orense, y los ma-
ternos Francisco Antonio de Frías, también oriundo de Ga-
licia, y doña Ursula de Maturana y Saavedra, santiaguina.
De este segundo enlace del fundador de la familia en Chile
proceden:
a) Don Pedro García de la Huerta e Iglesia, el primo-
génito, de quien se hablará más adelante.
b) Fray José García de la Huerta e Iglesia, de la Or-
den de la Merced.
c) Fray Domingo García de la Huerta e Iglesia.
el) Don Carlos García de la Huerta e Iglesia.
e) Doña Dominga García de la Huerlta e Iglesia, solte-
ra, fallecida bajo disposición testamentaria ante el escribano
José Briceño (vol. 923, años 1791-92).
f ) Doña Margarita G a r d a ele la Huérta e Iglesia, que
testa ante el escribano José Alvarez ele Henestrosa (vol, 561.
año 1749), sin sucesión de Don Bernardo Pedroso.
g) Doña Teresa García de la Huerte e Iglesia.
h) Doña Rosa García ele la Huerta e Iglesia.
i) Doña Nicolasa García ele la Huerta e Iglesia, clota-
tacla en 1742 ante el escribano Santibánñez (vol. 683 ( en
1.005 pesos y 7 reales y medio, para su matrimonio con Don
Domingo ele Luna y Cárdenas y Jofré. hijo legítimo de Don
Pedro ele Luna y Cárdenas y ele Doña Antonia Jofré, natural
dicho señor de la ciudad ele la Rioja del Tucumán, en don-
— 11-

de sus padres llamados Don Pedro de Luna y Cárdenas y


Doña Antonia Moreno del Alamo pertenecían a las familias
mas ilustres y linajudas establecidas en esa gobernación des-
de los primeros tiempos de la conquista. (3) Tuvo en su ma-
trimonio Doña Nicolasa García ele la Huerta numerosos hijos,
a saber: 1) Doña J u a n a ; 2) Doña María; 3) F r a y Francisco,
sacerdote de la Orden de Ermitaños; 4) Don Pedro Nolasco;
5) Doña Petronila; 6 y 7) Don José y Don Ramón, Jesuítas
ambos; 8) Don Domingo; 9) Don Antonio; 10) Don F e r m í n ;
11) Don Félix F e r m í n ; 12) Doña Isabel; 13) Doña Juliana;
14) Doña Teresa, monja de velo negro en el monasterio de
la Limpia Concepción; 15) Don Agustín de Luna y Cárdenas
y García de la Huerta.
Ni el transcurso de los años ni la enorme distancia hi-
cieron olvidar al caballero montañés el solar de su mayores,
y tuvo buen cuidado de hacerse empadronar en el correspon-
diente registro de su lugar de origen, junto con su prole ame-
ricana. En el único padrón de 1794 que se conservaba, como se
h a dicho, hasta el año 1930. en el archivo de la Municipalidad
de Villacarrieclo, y evidentemente copiada a la letra de algu-
na de fecha muy anterior, podía leerse la inscripción siguien-
te :
"DON JUAN GARCIA DE LA HUERTA Y SU.-LEXITI-
MA MUJER Y SUS LEXITIMOS HIJOS, DON CARLOS, DO-
ÑA NICOLASA Y DOÑA TERESA. AUSENTES EN LAS
INDIAS, HIJOSDALGO". (4L
Pese al grado de Capitán de Milicias y al cargo de Co-
misario ele la Caballería, correspondientes a su hidalga cuna,
dedicóse Don Juan. García de la Huerta, muy provechosa-
mente, a las actividades del comercio, labrando en él una res-
petable fortuna. E r a dueño en la capital del reino de un flo-
reciente negocio en el que se expendían ricas sedas y tercio-
pelos, paños de Castilla y puntas de Flandes, a la par que to-
da clase de aperos para las cabalgaduras y mil otros artícu-
los de lujo y de necesidad.
— 12 —j

Tenía ya cumplido los cincuenta y cinco años, cuando so-


brevínole la enfermedad que había de poner término a su días.
E n gravísimo estado hizo llamar a su casa al escribano José
Alvarez de Henestrosa, el día 3 ele Enero de 1741, y ante dicho
ministro de f e a duras penas alcanzó a otorgar un poder para
testar a su esposa Doña Ana Lorenza de la Iglesia, no tenien-
do, según hay constancia ele ello, ni fuerza para estampar su
firma al pie del documento en el que manifestaba, entre otras
cosas, su voluntad ele ser enterrado en la Iglesia ele la Mer-
ced. (5) Cumpliendo con este cometido, su viuda extendió ante
el mismo notario sus disposiciones testamentarias,, con fecha
21 de Febrero siguiente. Acatando los deseos del difunto, f u n -
dóse con el quinto remanente de sus bienes, una capellanía, a
perpetuidad, sobre el Convento ele la Merced, para el eterno
descanso del alma clel fundador del vínculo y la ele su esposa,
capellanía cuyo primer patrono debía ser el propio hijo de am-
bos, F r a y José García de la Huerta, mercedario, ya nombrado.
El 21 de Enero había pasado por casa del recién falleci-
do caballero, el Maestre de Campo clon Francisco ele Tagle y
Bracho, Alcalde Ordinario ele Santiago, en cuya presencia y
la de otros testigos procedióse al minucioso a la par que in-
terminable inventario ele los bienes y especies dejados por el
extinto, entre los cuales no faltaron, por cierto, ni la calesa
con sus muías, ni la rica vajilla de plata, ni los esclavos ne-
gros ele Guinea, ele ambos sexos, para el servicio de la casa.
Más de treinta, años sobrevivió doña Ana Lorenza a su ma-
rido, y sólo con fecha 28 de Junio de 1772 dictaba a su vez
sus últimas voluntades al escribano Santiago ele Santibáñez
(vol. 715). En ellas fundaba dos capellanías, con capital ele
1.000 pesos, una ele las cuales para la celebración ele la fiesta
de San Pedro Nolasco, santo al que era muy devota, cuyo
nombre dió a su primogénito, patronímico que desde enton-
ces ha venido repitiéndose traelicionalmente en esta familia,
hasta nuestros días.
DON PEDRO GARCIA DE LA HUERTA E IGLESIA,
primogénito de la r a m a según clona ele su familia en Chile,
es el que perpetúa el apellido en su integridad, sin perjuicio
ele que sus demás hermanos puedan tener y tengan hasta la
fecha, representación por varonía, que lleve ya sea el patro-
nímico sólo de García, ya sea el solariego de Huerta, indis-
tuitivamente.
Prosiguiendo el rumbo señalado por el autor de sus días,
no. f u é ajena su vida a las actividades comerciales, y como
su esposa aportara, al parecer, una dote substancial, f u e en
realidad Don Pedro García de la Huerta e iglesia caballero de
holgada posición económica. El día 11 de Junio de 1747, re-
cibía en la Catedral de Santiago las bendiciones nupciales
que le fueron impartidas por el Doctor Don Pedro ele Vila,
Provisor y Vicario General, para unirse con Doña María Ig-
uaria de Rosales y Euiz de Aguirre, natural ele ía capital ctel
Jtieino, señora que aportaba en dote la casa ele su morada,
tasada en más ele 10.000 pesos, dos esclavas negras, madre
e hija, llamadas Gertrudis y Nicolasa, para su servicio, ricos
vestidos, diamantes, perlas, alhajas ele oro y vajilla de pla-
ta labrada. El novio traía por su parte, a más de cierta canti-
dad módica de dinero, un calesín con sus respectivas muías,
un negro esclavo y alguna cantidad de plata labrada. (6)
E r a la novia hija legítima del Licenciado peruano Don Juan
de Rosales, Abogado de la Real Audiencia ele Lima y después
de la de Santiago, y de Doña Catalina Ruiz de Aguirre su
m u j e r , natural de esta última ciudad. Fueron los abuelos pa-
ternos Juan ele Rosales, natural de la villa de la Higuera,
cerca de Sevilla, y la limeña Doña María ele Sotomayor, y los
maternos Pedro Luis ele Aguirre, natural ele Pasajes en la
provincia ele Guipuzcoa y Doña Cipriana ele Abaitúa, santia-
guina. Llamarónse los bisabuelos Domingo de Rosales y
Montoya y Doña Catalina Martínez, naturales de la Higuera;
Pedro Ruiz Rezabal y Doña Simona ele Aguirre, ambos del
puerto ele P a s a j e s ; Luis Sotomayor de la Cruz y Doña Jose-
f a ele la Rosa, oriundosele Galicia: Lorenzo de Abaitúa y
Abatao. natural ele Duranguesaelo, Vizcaya,' Sargento Mayor
de los Reales Ejércitos en 1685 y cliez años más tarde Alcal-
de de Santiago, y Doña María de Fuentes y Morlanes, na-
tural ele la villa de Ateca, en Aragón, fallecida bajo disposi-
— i4 —

ción testamentaria ante el escribano ele Santiago Domingo


ele Oteiza, a 15 ele Agosto ele 1705.
Entre los bienes que poseyó Don Pedro García de la
Huerta, f i g u r a n las ricas haciendas ele Chacabuco y la ele
Santa Rita de Pirque en la jurisdicción de Rancagua esta
última, famosa por los célebres vinos que siguen ostentando
el nombre de la santa abogada de causas imposibles. Este
predio, gravado, en más de 6.000 pesos que correspondían a
varios censos y capellanías, comprado al Tesorero clon Ig-
nacio ele los Olivos por escritura ele l 9 ele Septiembre de
17-59, ante el escribano Bernardo de Bustinza, pasó cinco
años más tarde, a poder de Doña Josefa Gana y Torres quien
dió por él la respetable suma el/ 30.000 pesos, transferencia
realizada ante el escribano Gómez ele Silva (vol. 746).
Capitán, como su padre, de las Milicias ele Infantería de
Santiago, f u é comisionado, en 1768, para llevar a cabo la ex-
pulsión ele la Compañía de Jesús, ordenada por Carlos III,
tarea cuanto más ingrata que a dicha Orden pertenecía su
propio cuñado el padre Francisco de Rosales, condenado a
morir en el destierro, en Italia.
Con fecha 14 de Noviembre ele 1780, fundaba un patro-
nato ele legos con capital ele 1.000 pesos, sobre el solar y ca-
sa de su morada situadas a dos cuadras más abajo de la
plazuela ele Santo Domingo, que lindaba por el frente, al sur,
calle Real por medio, con la casa que después de los días de
Doña Feliciana Lanz y Girón ele Montenegro pasaron a ser
propiedad ele su yerno Don Juan Darroch, por el fondo, es
decir, al norte, con las del caballero irlandés Don Juan Cra-
nisbro; por el costado oriente con el solar y casas del Sar-
gento Mayor de Milicias Don Pedro Fernández de Palazue-
los, y por el poniente, así mismo calle Real por medio, con
la propiedad de Don Antonio de la Lastra. El dicho capital
debía redituar anualmente 50 pesos a sus patronos, que se-
rían por orden: En primer término ,el Licenciado Don Mi-
guel García de la Huerta y Rosales al que sucedería su her-
mano primogénito Don Pedro. En caso ele fallecimiento de
— 15 —j

este último, eran llamados, sucesivamente, Don Narciso


Montenegro, y Rubio y Don Pedro Montenegro y Tribillos.
Por fin, y en el caso de venir a f a l t a r todos los anteriormen-
t e nombrados, se fundaría a perpetuidad una capellanía, a
favor de la Recoleta Franciscana que aún está al otro, laclo
del río Mapocho, donde se venera la imagen de Nuestra Se-
ñora de las Cabezas. Faltándole al fundador del vínculo la
suma de 200 pesos para completar los 1.000 que a este efec-
to dedicaba, manifestó su voluntad Don Pedro García de la
Huerta, de que el referido censo no empezara a redituar
hasta cinco o seis años después de su fundación.

Gravemente enfermo, otorgó Don Pedro García de la


Huerta ante Justo Vares del Trigo escribano de Santiago, el
5 de Octubre de 1781 (vol. 886) poder para testar a su es-
posa Doña María Ignacia de Rosales, en virtud del cual dic-
tó dicha señora, a poco de enviudar, el 30 de Enero de 1782,
ante Miguel Gómez de Silva (vol. 899), las últimas dispo-
siciones de su difunto marido, declarando que éste, después
de haber recibido todos los sacramentos y auxilios espiritua-
les de la religión, había sido sepultado, según fuera su deseo,
en la vecina iglesia de Santo Domingo, con doble de campa-
nas, y asistencia del cura y del sacristán que llevaba la Cruz
alta, y lucido acompañamiento ele otros religiosos y mona-
guillos revestidos* ele sobrepellices. En este documento se
nombran también los legítimos hijos y herederos habidos du-
rante el matrimonio que f u e r o n ;
a.) Don Pedro Anselmo García de la Huerta y Rosales
de quien se hablará más adelante
b) El Licenciado Don Miguel García de la Huerta y
Rosales, al que se dedicará, a continuación, un párrafo.
c) Doña Taclea Genoveva García ele la Huerta y Rosa-
les, monja carmelita,que también será objeto ele una reseña.
—16 —

ci) Doña Francisca de Paula García cíe la Huerta


y Rosales. Esta señora f u é dotada, por una carta exten-
dida ante el escribano Justo Vares del Trigo, el año 1780
(vol. 885) en la cantidad de 10.448 pesos, por sus padres,
más 2.000 dados en arras por su esposo el caballero vizcaíno
Don Adrián ele Basabilbaso, Oficial Real Interventor de las
Reales Cajas ele Santiago, Contador Ministro de la Real Ha-
cienda, natural de la anteiglesia de Mallabia, en la merinclad
de Durango, ele donde tanmbién f u e r a n originarios sus hidal-
gos padres Don Domingo de Basabilbaso y Doña María ele
Urízar y Amézaga, descendientes de los nobles solares de sus
apellidos. (7) Doña Francisca de Paula vióse favorecida er
el testamento de su madre, con una capellanía de 500 pesos
de cuyos réditos se había ele costear anualmente, en el con-
vento de Santo Domingo, una novena al Sagrado Corazón ele
Jesús.
Después que hubo entregado Don Pedro García de la
Huerta su alma a Dios, en Santiago, usando del poder para
testar que le otorgara su marido, ante Justo Vares del Tri-
go, a 5 ele Octubre de 1781, (vol. 886), hacíalo su viuda ante
el escribano Tacleo Gómez de Silva, el clía 30 de Enero de
1782 (vol. 899).
Cinco años después, comparecían ante el notario Tacleo
ele los Alamos, con fecha 27 de Mayo de 1786, Doña María
Ignacia de Rosales, Don Pedro, el Licenciado Don Miguel y
Doña Francisca de Paula García de la Huerta y Rosales, sus
hijos, y el marido de esta última, Basabilbaso, y celebraban
un compromiso por el cual, según sus propios términos, "de-
seando guardar la buena paz y armonía que entre personas
tan inmediatas y de ilustres nacimientos debe observarse",
nombraban a los doctores Don Martín ele Ortúzar y Don
Juan Antonio ele Zañartu para proceder a las particiones ele
los bienes del difunto marido, padre y suegro de los que en
ese acto comparecían y estampaban sus f i r m a s en señal de
acuerdo. (8).
17 - +

De poco o nacía valió esta tentativa conciliatoria contra


el genio pendenciero del Licenciado D. Miguel García de la
Huerta, quien al poco tiempo, iniciaba en contra de su propia
madre una acción judicial a fin de obligarla al pago de varios
años de los réditos correspondientes al capital de 1.000 pesos
constituido, como está dicho anteriormente en patronato de
legos a favor suyo, por el difunto padre, sobre la casa de su
morada. Este Don Miguel García de la Huerta vino al mun-
do en la capital de Chile, en el mes de Mayo de 1757, recibien-
do las agua bautismales sólo dos años después, en la catedral
metropolitana, el día 21 de Julio de 1759. actuando de madri-
na su hermana mayor Doña Francisca de Paula. Siendo muy
mozo fuése a Lima, en donde tenía distinguida parentela, por
parte de su madre. Allí prosiguió- sus estudios hasta recibir
el título de Abogado de aquella Real Audiencia el 7 de Mar-
zo ele 1782, año en que tuvo, que regresar a Chile, con moti-
vo del fallecimiento del autor de sus días. Recibióse nueva-
mente de abogado, siendo incorporado con anuencia de los se-
ñores Acevedo, Gorbea, Medina y Urriola, Oidores de la Real
Audiencia, el día 20 ele Septiembre de 1784. Aunque dueño, de
la hacienda de Quilapún, en la jurisdicción ele Santiago, que
le venía de su bisabuelo Don Lucas ele la Iglesia, pese a su
condición social y al ejercicio ele la abogacía, desarrollóse la
existencia de este caballero en un clima de pobrezas y desa-
ciertos que pueden atribuirse, sin lugar a dudas, al carácter
atrabiliario de que hizo gala, en el transcurso de los años. Los
términos airados con que esmalta sus escritos denotan a las
claras el genio atrevido e impetuoso del personaje. (9) Lle-
vado de su natural violencia al extremo de mantener en per-
petua zozobra a los graves Oidores de la Real Audiencia, vióse
aplicar reiteradas multas v sanciones que llegaron hasta la
prohibición del ejercicio ele la abogacía. Corría el año 1789,
cuando, habiendo rehusado su asesoramiento al juez subdele-
gado de Santiago, en una causa criminal, f u é condenado por
la Audiencia Gobernadora, al pago ele una multa de 25 pesos
y la suspensión total de su profesión, por espacio, ele dos años.
P e nada le valió aducir motivos de salud e invocar su reco-
_ 18 —

nocida pobreza, pues f u é compelido finalmente, el 30 de Julio


de 1789, a la entrega, por falta de dinero, de una espada con
guarnición de plata, que era de su uso personal, en manos
del Regidor Perpetuo Don Juan José de Santa Cruz y Silva
que también era Receptor de Penas ele Cámara, para que di-
cha prenda fuese sacada a subasta y con su importe se satis-
faciera la penalidad impuesta. Los oidores que fallaron en es-
te proceso, estimaron que los términos empleados por Don Mi-
guel García de la Huerta era?? "impropios de su nacimiento".
No escarmentó el belicoso letrado y vióse envuelto, nue-
vamente, en otro conflicto al parecer ele mayores proporcio-
nes. Habiendo vuelto a proferir denuestos y amenazas contra
los componentes ele la Real Audiencia, f u é condenado por ellos
al pago de una multa no ya ele 25 sino ele 200 pesos y a la sus-
pensión ele su oficio por el tiempo de seis años. Fu ése a Espa-
ña en 1805, a reclamar de este fallo: Cuando regresó a Chile,
ya todo había cambiado con la revolución emancipadora ele
1810. (10) Las últimas noticias que se tienen de este pinto-
resco aunque poco simpático personaje, son las patéticas sú-
plicas que en su testamento otorgado ante el escribano Ta-
cleo Gómez de Silva, en 15 de Septiembre de 1792, (vol. 904)
le dirige su desconsolada madre Doña María Ignacia de Ro-
sales : Dice "que le perdona de todo corazón los muchos dis-
gustos y los crecidos gastos que le ha ocasionado con motivo
del pleito que .le sigue; ie pide que se deje de hostilizar a sus
hermanos después que ella fallezca, y, finalmente, amenaza
;on desheredarlo totalmente, a favor de sus otros h i]os, si no
acata sus últimos deseos".
Doña Tadea Genoveva García ele la Huerta y Rosales,
profesó en el convento del Carmen Bajo de San Rafael, fun-
dación del célebre Corregidor de Santiago, Coro.nel Don Luis
Manuel de Zañartu y de su m u j e r Doña María del Carmen de
Errázuriz y lVIaclariaga, bajo el nombre de Sor Taclea de San
Joaquín. En 1771. ante el escribano Santibáñez, hizo renun-
cia de sus bienes, cuando estaba pronta a pronunciar sus vo-
tos solemnes. Famosa por sus dotes artísticas y poéticas, "ta-
ñía el arpa y cantaba como los propios, ánglees", al decir de
— 19 —j

sus contemporáneos. Fué autora, entre otras cosas, cíe un


romance que a continuación se reproduce, compuesto con mo-
tivo de las terribles inundaciones del río Mapocho en las que
por poco perecen ahogadas todas las religiosas enclaustradas
de su convento, librándose Doña Tadea de la muerte, merced
al arrojo de Don Pedro García de la Huerta quien a riesgo de
su vida, lanzóse al agua con su cabalgadura, logrando poner
a salvo a su aterrorizada hermana. En la detalladísima rela-
ción de las angustias y tribulaciones que tuvieron que sopor-
t a r las reverendas madres, quéjase, ingratamente, Sor Ta-
dea, de que los salvadores, hombres del pueblo en su mayoría,
aprovechándose del pánico "las tomaban mal", vale decir que
posaban sus plebeyas y mal intencionadas manos en partes
que nunca hubiesen soñado aquellas seráficas palomas, aun-
que en tales casos bien podría argüirse de que la necesidad
tiene cara de hereje. Vióse favorecida Sor Taclea ele San Joa-
quín en el testamento de Doña María Ignacia de Rosales su
madre, la que instituyó, sacado del quinto remanente de sus
bienes, un patronato de legos de 1.500 pesos, exento de la ju-
risdicción eclesiástica, a beneficio espiritual del alma de la
fundadora y la de su marido, pero cuyos réditos había de per-
cibir mientras viviese la dicha religiosa su hija, haciéndose
la fundación del vínculo efectiva, a perpetuidad, después de
los días ele la referida carmelita. Fué Sor Tadea en distintas
ocasiones Priora o Abadesa de su convento, cargo que desem-
peñaba en 1816.

RELACION DE LA INUNDACION QUE HISO EL RIO


-MAPOCHO DE LA CIUDAD DE SANTIAGO DE CHILE EN
E L MONASTERIO DE CARMELITAS TITULAR DE SAN
R A F A E L EL DIA 16 DE JULIO DE 1783.
' ESCRITA EN VERSO OCTASILAVO POR UNA RELI-
GIOSA DEL MISMO MONASTERIO QUE LA REMITIO A
SU CONFESOR QUE SE HALLABA AUSENTE DE CUYAS
MANOS LA HUVO UN D E P E N D I E N T E DE LA AUTORA
QUIEN LA. DA A LA ESTAMPA.
R О M А N С Е

Qué confuso laberinto! mostraba, que en un momento


qué Babilonia de afectos! desquiciaba ele sus eges
qué océano de congojas! el Globo, y más desatento,
combaten mi corazón, presentó al Cielo batalla,
queriendo sea mi pecho y viniendo a rompimiento,
nueva palestra de penas, en mutua lid disputaban,
de martirios teatro nuevo? con recíproco ardimiento,
al relacionar el caso por fin quedaron triunfantes,
más lastimo,so, y más tierno, las Nubes y huyendo el viento,
que el asunto menciona quedaron con altibés,
en sus anales el tiempo; satifasciendo su intento.
más clevienclo obedecer, Parecía que Nectuno
me es indispensable hacerlo. dejando su antiguo puesto,
Y así dad Cielos valor, se difundía en las Nubes,
dadme voces Santo Cielo, sin mirar en su respeto,
para n a r r a r un asunto, y liquidando los Mares,
en que desfallece el eco. jusgó, que del Firmamento
en que entre los nulos suspiros, llover Océanos hiso
agonizando el aliento, para nuestro sentimiento,
respira sólo pezares, pues de este modo se hacía,
anima sólo tormento. más caudaloso y violento,
Pero sí expresando penas, el Gran MAPOCHO, que corre
se minora el sentimiento a la f r e n t e del Convento,
por la agena compasión, el cual compitiendo ya,
que en parte lo hace más lento: con rápido movimiento,
os impartiré noticia con Ebros y Manzanares,
con legal razonamiento; y al Nilo aún llevando, resto,
de lo que Dios permitió su sonido hera aterrante
sucediese en mi convento al más impávido aliento.
día dies y seis de Junio, Qué temor no causaría,
de ochenta, y tres, que violento- en quienes sabían de cierto,,
el Ayre rompiendo Montes que se hallavan indefensas,
con altivo movimiento, sercadas del Elemento?
con armados Uracanes, La mañana así pasamos,
sin saber el detrimento, o compasivo su pecho,
que ya causaban las Aguas y sin poderlo estorvar,
en la Muralla, y Cimiento, los que improbavan su intento,
porque nada nos decían, se botó fogoso a la Agua
atendiendo al sentimiento, con riesgo tan manifiesto,
que era regular tener que todos los sircunstantes
en riesgo tan manifiesto. lo vosiferaban muerto:
A la una, y media del día, mas dándole paso franco
con más que casual intento, el amor, o el .buen deseo ,
subieron dos a la Torre, y con grande vigilancia
y al correr la vista, es cierto, hizo picasen de presto
que cubrió su corazones • unos quartos, que a la diestra
mortal desfallecimiento, hacían calle al Convento,
viendo que el Río arrancaba, en que represaba el Agua:
los T a j a m a r e s de asiento pero cayendo con esto,
y con ímpetu varía tomó rápida corriente
sin defensa en el Convento, con menor peligro nuestro.
se encontró para el adbitrio, El Toque de las Campanas
sin margen el pensamiento, sirvió, para que al momento
y tocando las campanas diez, que enfermas en las cama
pudo tomar nuestra orilla y algunas con crecimientos
sin el menor detrimento, de Calenturas, se hallaban,
a Plegaria con intento, tuvieran conocimiento
de que nos'favoreciesen, del inminente peligro,
no se veía movimiento, en que se veía el Convento,
de que hacerlo procurasen, el susto solo Ies fué,
pues estaban muy de asiento activo medicamento,
en el Puente, y la Rivera para recuperar fuerzas,
con pávido desaliento, y corroborar aliento,
más de cinco mil personas , y tomando sus vestidos,
que con clamor, y lamento, enderesaron sus pasos
causaban más coníución, con trémulo movimiento
que alivio a nuestro tormento. al Coro, donde esperavan
Más haciendo la Plegaria, fuese su fallecimiento.
al llegar un Cavallero (*) Allí sólo se escuchaba,
no pudo contener brioso, en murmullo descompuesto

(*) D. Pedro García de la Huerta y Rosales.


— 2 2 -
suspiros, llantos, clamores, mas de dos varas en alto
con profundo rendimiento, estorbavañ entrar dentro,
a que se verificase y así su propio, peligro
en todo el alto decreto. industrió su entendimiento,
Sólo ciábamos las quejas para entrarse por el Torno,
al Divino Sacramento., y practicando el intento,
de permitir se atraviese de allí los botó el impulso,
aquel Túrbido Elemento, que batía con estremo:
a inundar su Templo Santo, por fin rompieron el Torno,
sin atención, y respeto y con ímpetu violento
a la Inmunidad Sagrada, los ayudó a entrar el Agua,
debida a su acatamiento: y aliándose en salvamento,
difundíamos el alma discurrieron por los Claustros
con el agua, a nuestro Dueño ciando voces y diciendo,
deseando ser por su amor que nuestro Ilustre Prelado (")
Olocoustos de su fuego, nos imponía precepto,
antes que fuesen las vicias y nos mandaba salir
de la Inundación trofeo. sin escusa ni pretesto.
Mas aquel Dios de piedades, Salimos todas del Coro,
a favorecer propenso, al oir el intimamiento.
que puso a Isac en el Monte, mas sin corazón salimos,
por probar su rendimiento, porque se quedó en su centro.
y sin descargar el golpe, Avistamos nuestros Claustros,
Je f u é el sacrificio acepto, que hechos lagunas de cieno
ordenó que sobornados no clavan margen alguno,
tres hombres con el Dinero, para transitar sin riesgo.
y también ele compasivos, Enderesamos los pasos
no reparasen el riesgo, acia la guerta, creyendo,
y arrojándose a las Aguas, ciue su mucha elevación
surcando Mares de Yelo, favoreciese el intento;
aportasen al Compaz; pero también encontramos,
pero allí se vieron presto inundado aquél terreno,
casi aogados por las Aguas, pues no sesaban las Aguas,
que recogidas en centro

(*) El Iltmo. Sr„ Doctor D. Manuel de Alday y Axpé, que dig-


namente ocupa la Silla Episcopal de esta Santa Iglesia, como
su XIX Prelado.
—23 —

de desquadernar el Cielo. a una quinta que contigua


Viendo en este estado el caso, se hallava mas del Convento.
y que entreteniendo el tiempo, Allí estuvimos un rato,
se acercaba más la Noche, pero era con igual riesgo,
y el peligro iba en aumento: porque las altivas Olas
advitraron taladrar estremecían el suelo.
la Muralla con intento, En este breve intervalo
de que uyendo por allí, atravesó nuestro pecho
tomásemos mejor puesto. nueva zaeta de dolor,
Executose al instante que rompiendo el sufrimiento,
el discreto pensamiento, hizo liquidar el Alma
pero con Ja precisión, en una raudal tan violento,
f u é el Taladro tan pequeño, que pudo quisá igualar
que al salir, más que Azeituna, al encrespado Elemento,
se nos aprensaba el Cuerpo. por ver que yá la Custodia
No sacamos con nosotras, con ligero movimiento
mas que a nuestro dulce Dueño, la llevara un Sacerdote
que pendiente de la Cruz sin otro acompañamiento,
nos daba a sufrir Exemplo. que pocas luces que hallaron
A penas salimos fuera, con milagroso portento,
quando ya nuestro Convento ardiendo sobre las Aüiias,
lo robavan sin reparo, que (respetando el intento,
y con tal atrevimiento, con que fueron encendidas,
que no podrá reponerse quanclo en nuestro encerramien-
lo perdido en mucho tiempo, to
pero es lo menos sensible, elamavamos a la Madre
comparándolo al tormento, de piedad por valimiento)
que toleramos al ver se estavan en el Blandón,
el gentío tan atento, sin ceder al movimiento,
quanclo en brazos de los peones con que vatían las Olas:
nos transportaban sin tiento; y siguiendo el Barbolento
y a unas las tomaban mal, de la Venerable Ymagen,
y a otras echavan al suelo, a quién el fiel Elemento
У algunas bien embarradas, llevaba sobre su faz
heran de la Risa objeto. con pasmoso rendimiento,
De este modo nos pasaron, al entrar el Sacerdote
con tumultuoso ardimiento, le salieron al encuentro.
para servir en el Culto ele no aliar cituación fija,
del Divino Sacramento. de parte del Padre Prior
El que acometió la empresa llegó luego un mensagero
llevado de ardiente zelo, de la Observancia, diciendo
porque ha echado todo el resto que teníamos muy pronto
se ha exedido el así mismo, su Magnífico Convento,
de sacar a la Deidad y con grande cortecía,
f u é un hijo ele San Francisco igual a su entendimiento,
Religioso Recoleto: (*) f u é en Persona por Nosotras,
que con la Agua a la cintura, llevando para el intento,
y por las rejas rompiendo, el C a r r u a j e necesario,
sacó Custodia, y Viril, que pudo aprontar más presto.
y las llebó a su Convento, Seguimos nuestra derrota
Propia acción de tales Padres con mas esforzado aliento,
que en todo acontecimiento al ver que Dios nos franqueaba
ele piedad, y devoción a quel Moysés verdadero,
no miran su detrimento, que sin temor a las ondas,
y que quedará gravada las dominaba el primero,
para perpétua Memoria, habriendo segunda senda,
y tierno agradecimiento. como el otro en el Bermejo.
Y bolviendo a la estación Mas no faltaron, desgracias
donde estavamos quando esto los t r a b a j o s de los Justos:
se determinó dexarla, mas Quiero decir con esto,
y buscar seguro puesto, que se continuó el Crisol,
clamando al Señor, nos diese y pruebas ele Nuestro Dueño;
gran paciencia, y sufrimiento pues como el llover seguía,
para seguir un Certamen hera indispensable efecto,
ele tanto padecimiento . que los carros se calasen
Mas el Padre ele piedades, ele Aguas de Cielo, y de Suelo,
que siempre acredita el serlo, y penetrasen agudas
determinaba Clemente, a las de f u r i a objeto,
minoraba el desconsuelo, se t r a n s f o r m a r a n en hielo.
y prevenir el alivio, A mas de esto se quebravan
a proporción del tormento. los carros por el gran peso,
Se vió esto verificado, siendo preciso acuñarlos
pues estando en el aprieto,
{*) El R. P, Fray Manue] de la Puente,
— 25 —j

en medio del Elemento. mas omitir no podré


Otras que en cabalgaduras y todo lo diré en esto,
venían, traían de lleno que el Prelado de esta Casa,
tocia la inclemencia, y otras es el más caval sugeto,
mas penoso aclimento que han producido las Yndias,
de la Lobreguee, privando y en este acontecimiento
de tino aún al más Inspecto; y ha echo F r a y Sebastian Dias,
y si algunos compasivos lo que el solo hubiera echo.
clavan luz en tal aprieto; Nos pusieron en un Claustro
se espantavan los cavallos, separado largo trecho,
y ponían en mas riesgo. de los que ellos habitavan:
En fin entre esta Borrasca, y aunque no era nada estrecho
llegamos al íelis Puerto tenía solo trece celdas,
de la Casa de Belén: Empesamos a buscar
llamase así este Convento, modo de secar de presto
de Hijos de Santo Domingo, la ropa, porque pegada
donde guardan lo perfecto las mas traían al Cuerpo,
y puro de su Instituto excepto algunas, que quiso
con prontitud y desvelo; Dios, favorecer en esto,
y como fuimos entrando pues ni aún en las alpargatas
a este retrato del Cielo, recibieron detrimento;
conocimos la habitavan de que echo el repartimiento
Angeles en Terreo Cuerpo; en Oficinas precisas,
que con grande prontitud quedaron solo de resto
al imperio de un solo Eco Nueve, para veinte y ocho,
y avezes a una mirada que heramos en surtimiento
servían al pensamiento. entre Monjas, y criadas:
Nos dieron tal ospedaje, siendo menester por esto
que el mas caval desempeño acompañarse ele quatro,
será amitirlo la pluma, y cinco en cada aposento,
y remitirlo al silencio; pero a otras les fué preciso,
pues si esplanarlo pensara, el andar por algún tiempo,
haciendo narración de esto, con sapatos ele los Padres,
en mayor golfo se viera hasta que fueron haciendo.
naufrago mi entendimiento, Se estableció la Observancia
que en el que se halló mi vicia, con puntualidad y arreglo,
quando lo estava mi cuerpo; tocándose campanilla
a Oración, Coro, y Silencio, dóneles nos aliamos aora:
Refectorio, y demás Actos, con comodidad y aseo.
y todos a su ora y tiempo. En tres Claustros vien labrados
La Clausura la guardamos, con muy delicioso huerto,
haciendo el adagio cierto Oficinas necesarias,
de ser en quatro paredes y sobre todo el recreo 1
Víctimas del sufrimiento. del Coro con su Capilla,
Allí nos decían Misa, „iue aunque esto es algo pequeño,
en Oratorio buen puesto, encierra la Magestad,
y en días de Comunión, que contiene todo el Cielo.
consagraba el Prior para esto; Aqu-í estamos asistidas
mas nos quedaba el dolor, de los Padres, cuyo Zelo
de no tenerlo allí expuesto, atiende a lo espiritual,
para hallar con su precencia y temporal, con desvelo,
mayor consuelo, y aliento. sin dispensar su cuvdado
Mas así lo disponía lo ínfimo ni lo Supremo,
el Artífice má/; diestro, porque el Lince c!e su Prior
para pulir a las Almas, se ase Argos en nuestro
quitando el sencible afecto, obsequio
y como había privado pues su grande caridad,
de lo acomodado al Cuerpo, y su magnanimo genio,
acrisolar el espíritu, lo asen executar aora,
de aquello menos perfecto ; lo que ejecutó primero,
y para hacerlo mejor, y jusgo que sin mudansa
y lograr mas vien su intento, siempre seguirá lo mesmo;
quiso darnos nueva mano, pues hombres de su estatura
con enfermarnos de nuevo, lo acaban tocio perfecto.
y muy pocas se eceptuaron, Esplanar el grande estrago,
de no estarlo en este tiempo, que hiso el río en mi Convento
y vino a coronar la obra, f u e r a detenerme mucho,
una criada muriendo. .mas no siendo ese mi intento,
Aquí pasamos tres meses, diré solo lo inundó
gastándose mucho tiempo, tocio, y parte botó al suelo.
en componer unos Claustros Lo restante se está aora
en forma de Monasterio. con firmesa componiendo,
Cuya composicinó echa, para mudarnos allá,
nos pasó el Prelado luego, y edificarlo de nuevo,
-—27 —

retirando el edificio, El Señor lo determine,


quanto se pueda hasta adentro si es su Voluntad hacerlo,
y murallarlo de cal y de nó, se cumpla en todo
y ladrillo, porque esto, su beneplácito eterno.
clizen vasta a preservarnos,
y ponernos a cuvierto. F I N
•28

Prosiguiendo la filiación de esta familia, se dirá que f u é


perpetuada por el va nombrado primogénito, DON PEDRO
GARCIA DE LA HUERTA Y ROSALES, natural asimismo
de Santiago de Chile. De genio y comportamiento muy distin-
tos por cierto al de su turbulento hermano Don Miguel, las
buenas prendas que adornaban a este caballero motivaron que
fuese comisionado, en 1779, para la repartición de limosnas en
ciertos barrios de la capital particularmente afectados por la
terrible epidemia que causara entonces tantas víctimas. (11)
Al año siguiente, es decir, en 1780, con motivo cíe la guerra
contra la nación inglesa, f u é enviado a la plaza ele Valdivia con
el grado de Alférez ele una de las cuatro compañías ele una
fuerza ele 300 hombres. En esa guarnición permaneció dos
años hasta que habiendo fallecido su padre pidió y obtuvo li-
cencia para regresar a la capital del reino, acogiéndose a re-
tiro. Desde el 18 ele Abril de 1782 tuvo a su cargo, durante cin-
co años ,el importante rubro de minería del ingrediente de azo-
gue, sin que le fuese pagado durante todo ese tiempo, el por-
centaje que le correspondía. Más adelante obtuvo el nombra-
miento de Guarda General ele Almacenes a cuyo cargo estaba
confiada la custodia del cobre y clel azogue, con el sueldo anual
ele ochocientos pesos. Finalmente, consiguió clel Gobernador
Don Ambrosio de Benavides el nombramiento ele Ministro In-
terventor de las Reales Cajas de Santiago, ñor notoria falta
de vista clel titular que no era otro que su propio cuñado Don
Adrián ele Basabilbaso, jubilado por el motivo indicado, el 31
ele Diciembre ele 1786. (12^
Sintiendo acercarse la muerte, y estando en cama, otorgó
sus últimas disposiciones testamentarias ante el escribano Ig-
nacio de Torres, con fecha 5 de Enero ele 1807, señalando su
voluntad de ser sepultado en la Iglesia ele Santo Domingo y
nombrando a su viuda y a los legítimos herederos habidos ele
ella.
Vivió casado con Doña Juana ele Dios Díaz de Saravia y
Moranclé con la que había contraído matrimonio en 1787, h i j a
legítima de Don Francisco Díaz ele Saravia, natural de Villar-
cayo en las montañas de Burgos, y de Doña Josefa ele la Mo-
Doña Juana de Dios de Saravia y Morandé de García de la
Huerta

Propiedad ele D. Carlos Sánchez de Loria y García de la Huerta


— 29 —j

i-anclé y Caxigal del Solar, casados en Concepción en 1757, her-


mana esta de la Marquesa de Casa Real. Prosiguiendo la as-
cendencia de esta señora, se dirá que fueron sus abuelos Juan
Díaz de Saravia, bautizado en Quecedo el 20 de Noviembre de
1661, casado en el vecino pueblo de Villarcayo en 1689, con
Doña Josefa de la Torre, y allí empadronado como caballero hi-
jodalgo en 1704. Fueron sus abuelos maternos el Capitán ele
Fragata ele la Armada francesa Juan Francisco Briancl de la
Moriganclais, bautizado en Saint Malo, Bretaña, el 12 ele Di-
ciembre de 1682, pasado a Chile en donde fué Capitán ele Ca-
ballos en 1717, allí casado el 25 ele Mayo de 1716, con Doña
Juana Caxigal del Solar y Gómez de Silva, por cuyas venas co-
rría, en línea recta, como es notorio, la sangre ele los reyes de
Portugal y de Castilla. Los bisabuelos per parte paterna lla-
máronse Juan Díaz ele Saravia, natural de Quecedo, empadro-
nado allí como hijodalgo, en 1681, casado en ese mismo pueblo
con Doña Juana ele Huidobro y Alonso de Huidobro, hija legí-
tima de los señores ele la noble casa de su apellido, de donde
proceden, per línea de hembra, los García y Huidobro, Mar-
queses ele Casa Real. La filiación de los Díaz ele Saravia ha si-
do tomada ele la ejecutoria litigada en la Real Chancillería de
Vallaclolid el 31 de Julio de 1760, por Don José Alonso ele Sa-
ravia y su mujer Doña María Díaz de Saravia, documento que
pertenece a Don Elíseo Valenzuela, en Santiago de Chile. En
cuanto a los demás ascendientes maternos de Doña Juana ele
Dios Díaz de Saravia y Moranclé, no se mencionan por perte-
necer a linajes demasiado conocidos y que han sido analiza-
dos por los más prestigiosos gsnealogistas chilenos.
Los hijos habidos por Don Pedro Anselmo García de la
Huerta y Rosales en su matrimonio fueron los siguientes:
a) Don Pedro Vicente García de la Huerta y Saravia, que
sigue.
b) Don Juan Manuel García de la Huerta y Saravia.
c)' Don José Rafael García ele la Huerta y Saravia, el que
viudo sin hijos de su pariente Doña Mercedes ele An-
clía-Varela y Moranclé, los tuvo ele su segunda esposa
Doña Rosa Ramírez ele Salclaña Rosales y Larraín que
— 30-

f u e r o n : Doña Carolina. Doña Isabel y Doña María del


Carmen, casadas con Don Enrique Moller, Don Amál-
elo Droste y Don Guillermo Deputrón, respectivamen-
te.
d) y e) Doña María del Carmen y Doña Mariana García ele
la Huerta y Saravia, solteras,
f ) Doña Taelea Gertrudis García de la Huerta y Saravia,
que contrajo matrimonio, sucesivamente, con su primo
Don Manuel Ignacio ele Valdés y Saravia, y con Don
Diego Mitchelb
DON PEDRO VICENTE GARCIA DE LA HUERTA Y
SARAVIA ,que prosigue la línea, f u é poseedor de una cuantio-
a fortuna que supo acrecentar por el acertado manejo de los
negocios. Toda su vida, puede decirse, figuró en el Congreso
Nacional, en calidad ele Diputado y de Senador de la República,
ocupando por primera vez un sillón parlamentario, en 1826,
bajo la presidencia del General Blanco Encalada. Estuvo en el
parlamento, ininterrumpidamente, por espacio de cuarenta
años iniciando su primer decenio ele congresal ele 1831 a 1841,
bajo al gobierno ele Prieto y de Portales. Fué reelecto para el
decenio ele 1841 al 51, gobernando el Genera) Bulnes y por
tercera vez, de 1851 al 61, bajo la presidencia ele Don Manuel
Montt. La muerte lo sorprendió cuando ocupaba su sillón sena-
torial, durante el decenio ele 1861 a 1871, siendo, el primer
mandatario su propio cuñado el Excmo Señor Don José Joa-
e[iiín Pérez Mascayano y Larraín.
Vivió casado con Doña Perpétua Pérez Mascayano, nieta
legítima por varonía, del Teniente Coronel Don José Pérez
de la Quintana y García de Manruesa, natural de Colinclres, en
las montañas de Santander, que en su matrimonio con la dis-
tinguida criolla Doña María del Rosario de Salas y Ramírez
de Salas descendiente como su marido de hidalgos solares mon-
tañeses, fundó la familia ele su apellido. Prior del Real Tribu-
nal del Consulado y autor ele una interesantísima y bien docu-
mentada historia del reino de Chile ,fué amparado este caba-
llerso por la Real Audiencia, en su calidad de notorio, hijodal-
go, previa presentación ante dicho tribunal de una volumi-
Don Pedro García de la Huerta y Saravia

miniatura en marfil, propiedad de D. Carlos Sánchez de Loria,


y García ds la Huerta
31

nosa y detallada información de nobleza en la que acreditaba


entre otras cosas, haber sido su tatarabuelo legitimo por línea
de varón, Don Pedro Pérez de la Quintana, natural asimismo
de Colindres, Caballero de la Orden de Calatrava y General
de la Flota de Don Felipe III. En cuanto a la familia materna
de Doña Perpétua f u é formada por la unión del caballero ala-
vés Don José Santos de Mascayano y Salazar, hijo de otro Don
José y de Doña Angela de Salazar, su m u j e r , descendientes de
los nobles solares ele sus apellidos en el valle de Aramayona.
Avecindado en Chile desempeñó Don José Santos de Masca-
yano los importantes cargos de Juez Real Subdelegado de
Aconcagua y de Corregidor y Justicia Mayor del partido ele
Itata. En su mujer Doña María Teresa de Larraín y Salas,
hija legítima del Corregidor Don Martín José de Larraín y
Vicuña y ele Doña María Antonia de Salas y Ramírez ele Sa-
las hubo entre otros hijos a Doña María de la Luz de Masca-
yano .y Larraín, Madre de Doña Perpetua, ya nombrada, la
cual tuvo a su vez por sus legítimos hijos:
a) Don Pedro García de la Huerta y Pérez Mascayano,
marido ele Doña María de las Mercedes Santiago
-Concha y Toro, descendiente directa por línea pater-
na de los Marqueses ele Casa Concha y de Rocafuerte.
y por la materna ele los Condes ele la Conquista.
b) y c) Doña María de las Mercedes y Doña María del
Rosario García de la Huerta y Pérez Mascayano, ca-
sadas y con descendencia ele sus primos Don Zenón y
Don Liborio Freire y Caldera, hijos legítimos del Ge-
neral Don Ramón. Freire y Serrano, Presidente ele la
República, y de Doña Manuela Caldera y Mascayano,
hija esta última del Mayorazgo Don Francisco de Pau-
la Caldera y Fontecilla Palacios y de Doña Micaela de
Mascayano y Larraín.
d) y e) Doña Luisa y Doña María del Tránsito García
de la Huerta y Pérez Mascayano, bautizada en el Sa-
grario esta última el 12 de Agosto de 1848, esposas
ele Don Evaristo y de Don Mariano Sánchez ele Loria
y Fontecilla, destacados políticos y diplomáticos, des-
— 32 —j

cenclientes directos por línea paterna ele los Marque-


ses de Villa-Rocha y por la materna de la marquesa-
ele Villapalma de Encalada, ambos con descendencia.
f) Doña Perpétua García de la Huerta y Pérez Mascaya-
no, m u j e r legítima de Don Gustavo Guzmán caballero
nicaragüense,
g) Doña Natalia García de la Huerta y Pérez Mascayano,
sin hijos ele su marido Don Daniel de Urrejola y Un-
zueta.
h) Don Manuel García de la Huerta y Pérez Mascaya-
no, distinguido servidor público y Ministro ele Estado,
con sucesión de Doña Ceferina Izquierdo y Urmeneta,
su esposa, nieta legítima de Don Santos Izquierdo y
Romero, Caballero ele la Orden de Montesa.
i) Don Federico García de la Huerta y Pérez Mascaya-
no, que tuvo sucesión ele su matrimonio con Doña
Eneclina ele Ossa y Ossa, descendiente del noble solar
de sus apellidos, de la Villa ele Elorrio, en Vizcaya.

(1 ) Datos proporcionados al autor ñor el eminente ge-


nealogista e historiador Don Mateo de Escagedo y
(2 ) Copia legalizada obra en el expediente para ingresar
a la Orden de Malta del autor.
(3 ) Escribano de Santiago, Juan Bautista ele Borda, vol.
654, años 1742-43.
(4 ) Copia legalizada, obra en el expediente para ingresar
a la Orden de Malta del autor.
(5 ) Escribano ele Santiago, vol. 548, pieza 1®.
(6 ) Escribano ele Santiago, Taeleo Gómez ele Silva, vol.
899, años 1781-82.
(7 ) Escribano de Santiago, José Briceño, vol. 918, años
1787-88.
(8 ) Escribano ele Santiago, Tadeo ele los Alamos, vol.
909, años, 1785-86.
(9 ) Real Audiencia, vol. 1.659, pieza 32.
(10) Real Audiencia, vol 984, pieza 3^, años 1785-92.
Doña Perpetua Pérez de la Quintana y Mascaya.no de García
de la Huerta

miniatura ejecutada por Monvoisin, propiedad de D. Cardos


Sánchez de Loria y García de la Huerta
— 33 —j

(11) Diccionario Biográfico de D. José Toribio Medina.


(12) Real Audiencia,"vol. 2211, pieza З^1.

Las ejecutorias de hidalguía de los García de la Huerta,


que están en la Chancillería de Vallaclolid, se deben al erudito
investigador y publicista Don J u a n M'ujica de la Fuente.

DON V I C E N T E ANTONIO GARCIA DE LA H U E R T A


Y MUÑOZ, DRAMATURGO Y POETA

Nació en Zafra, provincia de Badajoz, el 9 de Marzo de


1734, hermano menor de Don Tiburcio García de la Huerta y
Muñoz, bautizado allí el 15 de Abril de 1732, el que, avecin-
dado en la Villa de los Molinos, litigó su hidalguía en la Real
Chancillería de Vallaclolid, en 1763 (leg. 964, Nl-> 17). E r a n hi-
jos ambos hermanos ele Don Juan Francisco García ele la
Huerta y de doña María Muñoz su mujer. Este Don J u a n
Francisco siendo vecino de Arancla de Duero también había
litigado su hidalguía en la misma Chancillería, el año 1747
(leg 939, № 18) y ele su ejecutoria se desprende que f u é
bautizado en la iglesia paroquial ele San Juan, en el pueblo
de San Martín de Villafufre, el 16 de Octubre de 1707. Ana-
lizando la ascendencia, aparecen los abuelos paternos: J u a n
García de la Huerta, bautizado en el mismo lugar y parroquia
el 19 ele Abril ele 1673, empadronado en su calidad ele hijodal-
go en 1704, en 1722 y en 1740. casado allí mismo el 28 ele
Julio ele 1695 con Doña María Gómez ele Villafufre, bauti-
zada el 10 de Febrero de 1671. hija legítima de Gabriel Gó-
mez ele Villafufre y de Doña María Rodríguez, siendo el di-
cho Gabriel hijo no legítimo ele Juan Gómez de Villafufre y
ele Ana Díaz. Los bisabuelos paternos llamarónse J u a n Gar-
cía de la Huerta, bautizado en la parroquia y villa ya cita-
dos. el 17 ele Noviembre de 1650, empadronado entre los hijos
dalgo en 1694 ,en 1704 y en 1722, Doña Ana González con la
que casó en la misma localidad el 16 de Enero de 1671, h i j a
legítima dicha señora, de Domingo Gutiérrez y de Doña Jua-
na González. Los tercero? abuelos fuerónlo Domingo García
— 34 —j

de Ja riuerta, empadronado en su calidad de hijodalgo, allí


mismo, en 1674 y en 1692, y su m u j e r Doña María de la He-
rrán. Por fin nómbrase al cuarto abuelo por v a r o n í a : Domin-
go García. Como se vé, la familia a la. que pertenecía el poeta
y literato Don Vicente Antonio García de la Huerta, podía, a
falta de riquezas, hacer alarde por lo menos, de una vieja y
auténtica nobleza ele sangre, y es la misma, a todas luces,
que la de Chile, a la que indudablemente está ligada, por la-
zos muy cercanos aunque indeterminados hasta ahora de pa-
rentesco.
Se presume que en su niñez pasó Don Vicente Antonio
García ele la H u e r t a a Zamora, y prosiguió más tarde sus
estudios en Salamanca, radicándose posteriormente en Ma-
drid, en donde obtuvo el cargo ele archivero en casa del Du-
que de Alba, cuya influencia debió el ser nombrado Oficial
Primero de la. Biblioteca Real. Más adelante, en reconoci-
miento ele su cultura sobresaliente, tuvo a su cargo la redac-
ción ele los epitafios e inscripciones de los monumentos que
se erigieron en Madrid para f e s t e j a r la entrada d¡e Carlos
III. Los arcos triunfales que representaban a los distintos
países y dominios integrantes del 'inmenso imperio español,
lucieron en sus portadas letrillas alusivas y alabanciosas ta-
les como las que correspondieron, entre otras, al Perú y a
Chile, respectivamente, y que decían así:
"Si milagro del valor f u é un tiempo Chile y Arauco
hoy de Carlos en obsequio serán del amor milagro",

"Más al Perú lo enriquecen Carlos tus leyes divinas


que el tesoro de sus minas".
Su espíritu inquieto no se amoldaba a la ocupación ru-
tinaria ele bibliotecario; fuése a P a r í s acompañando al Duque
ele Huésear, primogénito del ele Alba, aunque hay fundados
motivos p a r a suponer que más bien huyó de la capital de Es-
paña para evitar las ingratas derivaciones de una aventura
amorosa. Vivió un año en París (1766). Al año siguiente re-
gresaba a Madrid, y al poco -tiempo daba a la imprenta algu-
ШиНи^^ г
Г--.-' ' . . •• •
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Юоп Vicente Antonio García de la Huerta y Muñoz

Poeta y Dramaturgo
.— 35 —

ñas composiciones poéticas no del tocio halagadoras para el


Conde ele Arancla. No era la primera vez que Don Vicente An-
tonio García de la Huerta, atrevíase al topoderoso ministro
ele Carlos III. Siguiósele proceso por desacato y f u é condena-
do a cumplir pena ele presidio en el Peñón. Haciendo valer sus
influencias, pudo obtener la conmutación ele su pena por la
de elestierro en Granada, a donde tuvo que dirigirse. Sin em-
bargo, habiendo publicado una nueva carta en contra dé Aran-
cla, f u é procesado nuevamente, y toda intercesión f u é inútil
esta vez para librarlo de ser enviado al Peñón, saliendo ele
allí para Orán de donde regresó a España sólo en 1777.
A partir de entonces dedicóse casi exclusivamente a la
polémica con literatos nacionales y extranjeros. E r a Don Vi-
cente Antonio García ele la Huerta un espíritu apasionado,
violento y mordaz, características aumentadas por el destie-
rro de su patria donde a su regreso se encontró solo y casi
olvidado, desplazado por autores tales como Moratín, I r i a r t e
y Jovellanos. Las principales obras ele García ele la H u e r t a
son: "Biblioteca Militar Española" (1760). "Obras Poéti-
cas (1779). "La Fé t r i u n f a n t e del Amor" (1784). "La Ra-
ejuél". "Impugnación a las Memorias Críticas ele Cosme Da-
mián" 1785. "Segunda Impresión para los Lectores ele la Ten-
tativa ele las Reflexiones ele Tomé Cecial", y Otros Folle-
tos semejantes (1786), y la colección de obras dramáticas
publicadas bajo el título de "Theatro Español" (1785). Su
tragedia "Raquél o la Judía de Toledo" logró un éxito es-
truendoso pues f u é considerada como una victoria del teatro
español sobre el afrancesamiento de aquellos que encabeza-
ba su viejo enemigo el Conde ele Aranda. Hicierónse dos mil
copias ele ella, y no hubo compañía ele comedias que no la tu-
viese en su repertorio. Mesonero Romano dice al referirse a
ella: " E s la tragedia, más altamente española, en su esencia
y conjunto, que ostenta nuestro teatro moderno; su expre-
sión, la más noble y espontánea, y su versificación, la más
rica y armoniosa que j a m á s se oyó en nuestra escena. Toda-
vía hoy, después de tantos y tan apreciables autores como han
enriquecido ésta, es imposible desentenderse del encanto que
36

produce su lectura; todavía una vez leída es imposible olvi-


darla ni confundirla con otra alguna".
Y Menéndez Pelavo; " E s la única tragedia del siglo
X V I I I que tiene vida, nervio y alta inspiración. Hasta el ro-
mance endecasílabo adoptado por García de la Huerta, con-
tribuyó a poner el sello nacional a la pieza, siendo por decir-
lo así, una ampliación clásica del metro popular favorito de
nuestro teatro, dilatado en cuanto al número de sílabas, pero
conservando el halago de la asonancia, tan favorable a la re-
citación dramática".
E! Marqués de Valmar, en el "Bosquejo Histórico Crí-
tico de la Poesía Castellana del Siglo XVIII" escribe: "La
Raquél es de esas obras que sobreviven así a la censura de
una crítica estrecha, como a los dicterios del encono. En esa
tragedia cuyas imperfecciones se han complacido tantos en
descubrir y en ponderar, se encierra copioso caudal de la ín-
dole tradicional del pueblo castellano, y este es su tesoro de
alta valia que acaso no encontró en igual grado ninguno de
los insignes adversarios del controversista tenáz y agresivo".
La muerte sorprendió a Don Vicente Antonio García de
la H u e r t a en Madrid, el 12 de Marzo de 1787, nueve años des-
pués que hubo conquistado el más grande de sus triunfos.
Sus polémicas mordaces le valieron' enemigos tan despiada-
dos y rencorosos que aún después de muerto persiguiéron-
lo con odiosos epitafios,

Ejecutoria de Nobleza litigada en la Real Chancíllería


de Valladolid por Don Juan Antonio, Don Pedro, Don José
Antonio Manuel y Don Santos García de la Huerta y Pacheco
de la Mora, vecinos de Luena y Entrambasmestas, valle de
Toranzo, en 1740. Sala de Hijosdalgo, Legajo 1111, № 4.
I) D. J u a n García de la Huerta, vecino noble del barrio
de San Miguel, en San Andrés de Luena, valle de Toranzo,
y Doña Magdalena Saiz de Ruecla, su mujer.
II) D. Juan García de la Huerta, bautizado el 7 de Mar-
zo de 1596 en San Andrés de Luena y empadronado allí со-
mo hijodalgo en 1644 con sus dos hijos y sus dos hijas, y Do-
ña Catalina Sainz de Ontaneda su m u j e r . Fueron sus hijos
varones: D. Simón, y Don. Juan, que sigue, empadronados en
1651.
III) Don Juan García de la Huerta, bautizado en San
Andrés de Luena el 20 de Abril de 1618, empadronado en
1561, casado allí mismo el día 10 de noviembre de 1646 con
Doña Catalina Saiz ele Corbera.
IV) Licenciado Don Santos García de la Huerta, bauti-
zado en San. Andrés de Luena el 8 de Noviembre de 1648, em-
padronado allí en 1674, casado con Doña Catalina de Vallejo.
V) Don Santos García ele la Huerta, bautizado en San
Andrés de Luena el l 9 de Febrero ele 1672, empadronado allí
entre los hijosdalgo en 1704, casado con Doña Angela de la
Mora Pacheco, hija legítima de Don Pedro de Pacheco Ceba-
llos y de Doña Jacinta de la Mora, empadronada ya, viuda de
Don Santos García de la Huerta, como noble, en 1729, con
sus cinco hijos.
VI) a) Don Juan Antonio García de la Huerta, liti-
gante, bautizado el 12 de Octubre de 1704, empadronado en
1729 y en 1737.
b) Don Pedro, bautizado el 5 de Enero de 1710, litigan-
te, empadronado los mismos años, casado con Doña Bernar-
da Gómez, padres que l'ueron ele Don Fernando y Doña Ana
García de la Huerta y Gómez, empadronados como hijosdal-
go en 1737.
c) Don José Antonio Manuel, litigante, bautizado en
San Andrés ele Luena el 3 6 ele Mayo de 1715, casado con Da-
ña J u a n a de Rueda, pachtes ele D. Pedro, D. Juan y Doña Ma-
ría García de la Huerta y Rueda, empadronados en 1737.
d) Doña María, empadronada como noble en 1729.

Ejecutoria ganada por Don Ildefonso García de la Huer-


ta, en la Real Chancillería ele Vallacloliel, en 1817. Leg. 1039,
N ° 18.
I) D. Domingo García, vecino ele San Martín de Villa-
f u f r e , valle de Carnéelo, casado con Doña María Gómez-
II) D. Domingo García., casado en San Juan de Villa-
í u f r e el 17 de Noviembre de 1650, con Doña María Ruíz.
III) D. J u a n García de la Huerta, vecino de San Mar-
tín de Villafufre, casado en la Iglesia de San Juan el 15 de
Septiembre de 1695, con Doña, María Gómez de Villafufre.
IV) Licenciado D. Diego Joaquín García de la Huerta
bautizado en San Juan de Villafufre el 17 de Mayo de 1705,
casado con Doña Bernarda Sáez de Herrera.
V) D. Mateo García de la Huerta, casado con Doña Ma-
nuela López Muñoz.
VI) a) D. Benito García de la Huerta, Canónigo Racio-
nero en la Colegiatade Cascante en 1814.
b) D. Ildefonso García de la Huerta y López, litigante,
marido ele Doña Angela García Galbán en la que f u é padre
de D. Julián y D. Alejandro García de la Huerta y García
Galbán. El litigante dice aue desciende de la casa solar lla-
mada de los "Pozos" en el lugar de San Martín de Villafufre,
valle de Carriedo, en cuya portada están las armas de los
García de la Huerta, que son: "Un escudo en campo azul con
tres cuarteles los dos contienen dos manos y diez estrellas
y el otro un árbol frondoso a cuyo tronco está atado un fuer-
te alano".

Ejecutoria de Nobleza litigada en la Real Chancillería


de Valladolid por Don Manuel García de la Huerta, vecino
de Alceda, Le. 950, № 38, año 1755.
I) Don Juan García de la Huerta y Doña Catalina Saiz
de Corbera.
II) Don Pedro García de la Huerta.
III) Don Jacinto García de la Huerta y Doña María de
Ceballos .
IV Don Jacinto García de la Huerta y Doña Margarita
Ordoñez de la Concha.
V) Don Manuel García ele la Huerta y.Ordoñez ele la
Concha, litigante.

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