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Alberto Aranda C.

, MSpS

SIETE ANIMALES
SÍMBOLO DE CRISTO

I'Buena
ItlPrensa
IIJBuena
IIPrensa
Siete an ima les sí In bolo de Cristo
Alberto Ar.nda c.. MSpS

Prime ra ed ició n: julio 20 18

ISBN: 978-607-8565-7 1-9


Co n 1,1S debidas licencias

iQ2 01 ~. Obra Nano nal de la Buena Prensa. A e,


México
www.buenaprellsa.com

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total o parcialmente Sin pernll so de los titu lares.

Impreso en MéxICo por Arbel llllprt!so res. S.A. de C.V.


Índice

Introducción 7

La gallina 15
Il La serpiente 21
III El cordero 31
IV El león 57
V El pez 63
VI El pelíca no 71
VIl El ave renix 75
Introducción

Las realidades divinas son misteriosas, esto


quiere dec ir que so n inefables, altísimas, nos
sobrepasa n tota lm ente. Existe el concepto de
miste rio dogm ático: "Verdad sobrenatura l
que si no hubiera sido revelada, no la conoce-
ríamos, y aún revelada no la podemos agotar
por ser sobrenatural ". AquÍ predomina lo ocu lto.
Tambi én existe el concepto de mi sterio de
sa lvación . Según sa n Pablo y según los Santos
Pad res es una rea lid ad oc ulta desde la eternidad
divina pero que Dios mi sericordiosamente nos
ha descubierto. AquÍ se manifiesta la apert ura.

-7-
8 Su:'tc- .uum31es ,ltllholo ,k Cri\to

En etJ pas sec ulares esta ba, primero, la idea del


Dios LlIli co y ~ upre m o, ese Dios es el D ios
del pueblo de Israel. Y despu és es el único
y supremo Dios de todos los pu eblos. Lu ego,
en forma culminante, no s apa rece ese Dios
qu e es úni co ese n cialmente pero en tres
Perso na s distintas.

Primero, J esús se 11 0S mu estra como Hij o de


Dios. Idea co ntrastante absolutamente co n la
idea de un solo Dios. "¿Por cuál de mi s obras
me quieren ustedes apedrear?". Preg untó Jes ús,
porque le querían dar el castigo de los blas-
femos. "No es por tus obras sino porque siendo
hom brc te l]U ieres prese ntar como Dios".

Cristo se había mostrado Hijo único de Dios en su


doctrin<l y en sus obra s marav illosas. C uando
le habí an preselltado a Jesús a un paralítico
para que lo curara , él dijo: " Tus peca dos te
son perdonados". Los escribas dij eron inme-
diatamente: "Éste blasfe ma, sólo Di os puede
AlberlO Ar.IIHU C.. MSpS 9

perd onar" y Jesús repli ca: "¿Es m ás fácil decir


tu s pecados te son perdonados que dec ir leván-
tate y anda?".

Ambas acciones, el perdón de los peca dos y la


curac ión instantánea son obras divin as, pero
la segunda era comprobable; en ca mbio, la
primera no se pod ía comprobar.

Para que vean qu e tengo poder de perdonar


los pecados (léase qu e soy Dios) yo te digo
levá ntate y anda.

En la ampli a conversación de sobrem esa en la


Última Cena, Jesús revela a "otro Parácl ito",
otro, Jesús, era uno. H ay que recordar que Pará-
clito ha sido traducido sólo por cOI/solador y
abogado . Es mu cho m ás amplio el signi fi ca do
de la palabra; no se puede expresa r en un a
sola palabra. En lenguas modern as no conozco
algun a qu e pueda hacerlo . Significa rí a "el que
te acom paI'ía, el asesor, el que te ilumin a,
10 SU:h' 3111111.11C\ símbolo JI' Cristo

qu e es ayud a, apoyo, defensor en la necesid ad ,


consolador en la tristeza", etcétera.

La Iglesia rec ibió esta revelac ión y la formuló con


términ os fi losófi cos: "Dios es un o en esencia y
trin o en personas".

J es ús es, pu es, la ca ra p erson al, mi se ri co r-


diosa, sa lva dora qu e nos revela al Padre . La
multipli cid ad de aspecto de es te " R evelado r
del Pad re", se puede va ler de mu chos títulos,
ideas y co mparac io nes.

Este folleto reúne siete animales sí mbolo de


C risto. Son siete animales, tom ados cinco de la
Sa nta Escritura y dos de la tradición simbólica
o m ítica .

Iremos así presentando los textos de la Escri-


tura rel ati vos a este simboli sm o; su hi storia, su
explicación y aplicac iones.
11

Mu chísimas rea lidad es qu e conocemos pueden


ser mencionadas, id eadas y representadas muy
concreta y direc tam ente, pero hay otras rea li -
dades qu e, a pesa r de ser muy co ncretas, no
tienen un a materialid ad total, por lo mismo
no pu eden ser co mo las anteri ores, y no
pu ede n se r represe ntadas en ell as mi smas, de
esta manera podemos represe ntar por ej emplo
" la patri a", " la bond ad " o " la moralidad" así
como en C risto, ento nces usa mos símbolos.

¿Cómo representar " la patri a" en su tota-


lidad? Con un sí mbolo: la bande ra. ¿Cómo
podríamos representar un a virtud, un atrI -
bu to espiritual en una perso na con fa ma de
sa ntidad? Con un símbolo. En un mártir, por
ejemplo, con un a palm a u otro sím bolo para
expresa r la virtud ca racterística o el hech o
principal qu e lo distin gue. Una azuce na, por
ej emplo, para representar la pureza; o Ull li bro
para representar al gran escritor o al doctor de tI
Iglesia. Un símbolo en el esc udo de un estado
12 Siete .:UIIIII;¡lc, mnbolo de Cuno

de la R.epública, o bien, un monumento mu y


carac terístico en el caso de un a ciudad .

Tratándose de C risto, podemos representarlo en


su aspecto fisico tradicional o en circunstancias
de su vida, como en el nacimiento o en la cru z.
Pero ¿cómo representar un aspecto no material
como la bond ad, la salvación, la m isericordia y
tantos otros? Igualmente con símbolos.

H ay símbolos de C risto que él mismo usó,


como la ga llin a, con su amor matern al; o la
serpi ente, sa lvadora revelada en Moisés. H ay
otras formas expresadas por testigos, como el
cordero, usado por el Bautista o por el autor del
Apoca lipsis. Y ex isten también for mas expre-
sadas por la tradición m ás antigua, el
C01110

pez, o tambi én por una tradi ción aunqu e no


tan antigua, pero basada en una observac ión
no tradicional o no rea li sta, aunqu e ace p-
t ada , co mo la d e l pe lícano para expresa r su
miserico rd ia salvadora. Y aún otra proveni ente
Alberto Ar:mru C., MSpS 13

de un ave mítica - el ave fé nix-, pero también


usa da para expresa r a C risto resucitado, esa es
la fin alid ad de esta obrita. Queremos mostrar
el origen y las interpretaciones tradicionales de
cada uno de esos símbolos.

Como siempre, la fina lidad es dar a co noce r


más claramente para que sea am ado más ca ri-
ñosa men te, para qu e sea seguido más de cerca.

En el musica l Codspell, la bellísima ca nción-


orac ión temática di ce: "Querido Se ñor: todos
los dí as te pido tres cosas: conocerte más clara-
mente, amarte más ca rill osa mente y seguirte
más de cerca".

Si este folleto qu e qu iere ay udar a conocer más


a C ri sto lo consigue, está colmada su fin alidad ,
pues del conoc imiento se deriva n el amor y
lu ego la vid a.

El autor
1. La gallina

Para los q ue han crec ido en una gran ciud ad ,


no hay la ex periencia de los qu e crec im os en
un pueblo peq ueño de ambiente se mirural:
haber visto un a ga llin a clueca em poll ando a

- 15-
16 Silo' te' .lllimJl ~ si lllbolo dC' C rmo

sus hijitos y lu ego muy maternalmente cuidán-


dolos y arropándolos bajo sus alas. Jesús nació,
crec ió y predicó en ese ambiente semi rural,
por eso la finalidad de la comparación con la
ga llin a era muy elocuente.

En un a colin a con gran proximidad a Jeru-


sa lén hay un a pequeña capi lla ll amada en latín
Domilllls Flevit, "El Señor lloró". Expresa
el profundo dolor de Cristo previendo la
destrucción de la Ciudad Santa, capita l de su
patria. En la base del altar hay un mosaico que
aquí reproducimos: una ga llina con aureola
extiende sus alas maternales y protectoras sobre
sus polluelos. Un texto alusivo escrito en latín
rodea al círculo. Es el día de la entrada mesiánica
en Jerusa lén.
Albt'rlo Ar.mdJ e . MSpS 17

Lu cas 19, 41-42. Lamentación sobre Jeru sa lén'

Al acercarse y divisa r la ciudad , dijo llorando


po r ella: " Ojalá tú reconocieras hoy lo
que conduce a la pa z. Pero eso aho ra está
oc ulto a tu s oj os. Te lle ga rá un día e n qu e
tu s enemi gos te rod ea rán de trin cheras,
te siti arán y te ce rca rán po r tod as partes .

L.1 S (iCI' b í b Jic.l~ f U t'TOll to l l1.1d.I\ de La Hib/ia de 1/H~·.~I/'(lll/1(''''ll. t·d.


de LU IS A lomo Sc hók d , :!OIl9.
18

Te derribarán por tierra a ti y a tus hijos


dentro de ti, y no te dejarán piedra sobre
piedra; porque no reconociste el 1110lTIento

en que fuiste visitada por Dios".

Lucas 13, 3-l-35 (también en Mateo 23, 37-39).


Apóstrofe" Jerusa lén

¡Jerusa lén, J erusa lén, que matas a los profetas


y apedreas a los enviados. cuántas veces quise
reulllr a tus hijos como la gallina reúne a los
pollitos bajo "" alas; y tú no quisiste! Por
eso, la casa de ustedes quedará desierta. Les
digo que no rne verán hasta el 1l10mento en
que digan: iBelldito rl ql/,. ,';el/,. o, I/o'I/br,.
del Sen",!

Hace alios, el P. Basilio Núñez escribió un folle-


tito sobre el tema de la ga llina dlleca, imagen de
Cristo. En México y parte de la América Hispana
decimos {l/leca. Un muy buen diccionano, el de
Albt:rto Ar.lIl~b e MSpS 19

María Moliner, nos dice que e/lleca viene de e/vcar


porque la gallina hace e/o, do, especialmente la
cu leea que está en estadu de empollar o cuidando
ya de la pollada.

La ga ll ina se ha pasado prácticamente un mes


empoll ando en el nido SIn que nadie la supl,\.
Cuando ya pudo salir con sus poll itos, aunque
Aaca, es feliz. Los pollitos, a diferencia de otras
aves son casi autónomos; sin embargo, están
il/defel/sos, necesitan de cuidado, alimento, calor
y defensa. Si se dispersan, se perderían o morirían
"¡defel/sas. Vemos a una mamá muy cariiiosa,
atenta, dedicada tota lmente a sus hijitos.

Citando al padre Basil io: "la ga llina está cargada


de compromiso, misericordia, ternura, trabajO,
perdón, va lentía, amor, paciencia y dOIl para
los pequeños".

¡Qué bella imagen de la misericordia encontró


el Sell0r para expresar su amor! ¡Cuántas veces
20 SIete anullale'i \ímoo lo dI:" Cristo

habrá visto a un a ga llin a clueca, ta l vez la VIO

en su propia casa y quedó impres ionado '


11. La serpiente

La serpiente es un an imal muy peculiar: su


figura, el no tener patas, su forma de moverse
arrastrándose (en latín, arrastrarse se dice
serpere), su vivir entre piedras o rocas o en 1<1

- 21 -
22

arena del desierto (se creyó que se alimentaba


de ti erra); igualmente se la podía enco ntrar en
los árboles O podía trepar por una pared; su
peligrosidad (abund an las venenosas); así como
su fi gura, que ll egó a tener un gran papel en la
mitología orienta l y en el folklore de muchos
otros pueblos. Como anim al qu e aca rrea 1,1
desdicha o C01110 símbolo sexual que da la vida,
puede expresar la muerte, el mal, la astucia,
etcétera. Llegó a ser símbolo de una divinidad.

Mientras que el gr iego sólo conoce el término


op/lis (oqnc;): serpie nte, o ~jidna (E;(lOva): víbora,
el hebreo tiene ocho térm 1Il0S di ferentes. Pero
Jesús tomó la narrac ión de la serpiente de
bronce eri gida por Moisés en la larga ca min ata
del desierto, como signo de vida, de sa lvac ión,
culmin ada en la cruz.
Alherto Aranda e , M~p~ 23

Nli meros 2 1, 4-9. La serpiente de bronce

Desde Monte Hor se enCJl11111aron hacia el


Mar Rojo, rodeando el territorio de Edom.
El pueblo estaba extenuado del camino, y
habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué
nos has sacado de Egipto, para morir el! el
desierto? No tenenlOS ni pan ni agua, y nos
da náusea ese pan insípido",

El Sdior envió contra el pueblo serpientes


venenosas, que los lllordían, y nluneron
muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió
a Moisés, diciendo: " Hemos pecado hablando
contra el Sellar y co ntra ti; reza al Señor para
que aparte de nosotros 1., serpientes". Moisés
rezó al Sellar por el pueblo, y el Sel10r le
respondió: " Ha z un a serpiente venenosa y
colóca la en un esta ndarte: los mordidos de
serpientes quedarán sa nos al mirarla". Moisés
hi zo un a serpiente de bronce y la colocó en
un estand arte. C uando una serpiente mordía
24 Siete ,mi males ~imbolo de Cristo

.1 uno. él miraba a la serpiente de bronce y


quedaba sa nado.

Sabiduría 16, 5-7. Causa de la sa lvación

Así cu ando les sobrev ino la terrible furi a de


las fi eras y morían mordidos por serpientes
huidizas, tu ira no duró hasta el fin al; para
que esca rmentara n, se les asustó un poco, pero
tenían un emblema de sa lud como recorda-
torio del mandato de tu ley; en efecto, el que
se volvía hac ia él sa naba no en virtud de lo
que veía, sino gracias a ti , Salvador de todos.
Alberto Arand.l c.. M5pS 25

Por eso, J esús dice:


Juan 3, 14-IH

Como Moisés en el desierto


leva ntó la serpiente, así ha
de ser levantado el Hijo del
Hombre, para que quien
crea en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo,
que entregó a su 1-1 ijo
único, para que qUIen crea
en él no nluera, sino tenga
vida eterna. Dios no env ió
a su Hijo al mundo para
ju zgar al 1l1UIldo, Silla

para que el mundo se sa lve


por medio de él. El que cree
en él no es juzgado; el que
no cree ya está juzgado,
por no creer en el J-J ijo
único de Dios.
26 ~ll!te lnun.lks \ilnbolo de Cri~to

Ju an 8, 28-30

C uando haya n levantado al Hij o del Ho mbre,


comprenderán que Yo soy y que no hago
nada po r mi cuenta, sino que hablo como
mi Padre me ense í'ió. E l que me envió está
conmigo y no m e dej a solo, porque yo hago
siempre lo que le agrada. Por estas palabras
muchos creyeron en él.

y un poco m ás ad elante, e n Ju an 8, 57-59:

Le replica ro n los judíos: "No has cumplido


ci ncuenta a " os, ¿y has conoc id o a Abrahán?".
J esús les d ij o: " Les aseguro, antes de q ue
ex istie ra Abrahán , existo yo".

R ecogieron piedras para apedrea rlo; pero


J esús se escondió y sa lió del templo.

E se "existo yo" es n ad a m en os que el n o mbre


personal de Dios, el qu e solo él podría pronun ciar.
Albnlu Aranda ( ' . M">p":o 27

C u and o M oisés preg untó w no mbre al que le


habló desde la za rza ardi endo:

Éxodo 3, 13- 15

"Si ellos me preguntan cómo se ll ama , ¿qué


les respondo'''. Dios dij o a Moisés: "Soy el
que soy. Esto dirás a los israelitas: Yo soy me
envía a ustedes". Dios añadió a Moisés: "El
SeI10r Dios de sus padres, Dios de Abrahán ,
Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a
ustedes. Éste es mi N ombre para siempre: así
¡ne llanlarán de generación en generació n".

Po r esto, los judíos se ho rro ri za n y qllleren


d a rle la mu erte de los blas fem os.

Juan 10,3 1-33

Los judíos to maron piedras para apedrea rlo.


Jesús les dUo: " l'or enca rgo dell'adre les hi ce
28

ver Illu chas obras buenas: ¿por c uál de dlJ ,


Ill e ,¡pedrea n)". Le contesta ro n los judíos:
" Por 11 in gu na obra buena te ~lp ed rea I11 os.
sino por la blasfemia. porq ue siendo hombre
te haces Di os·.

Pero aparece la sublimid ad de la Pasc ua; de la


Illu erte a la vida nueva; de la g ran humill ac ió n
a la m áx ima exa ltac ió n .

Ju an 12.32

C uando yo sea elevado de la tierra, atraeré


a todos luc i,¡ m í - lo decía indi ca ndo de q ué
111uer te iba a Illorir-.

Así pues, el SeñorJesús, al haber tom ado la imagen


de la serpiente de bronce eri gida por M oisés, se
nos muestra C0 l11 0 el redentor qu e " habiendo
amado a los suyos, los amó hasta lo último".
Alberto Ar,md.l c.. MSpS 29
30

y de su muerte nació la vida nueva del resu-


citad o que nos quiere comun icar, de su humi-
ll ación vino la gloria verdadera, de su dolor la
alegría perfecta.

"Do nd e- nac ió IJ tnlll'nc. allí resucitó 1.\ vida "


III. El cordero

Es LI no de los símbolos de C ri sto más cono -


cidos y usados. Hay dos orí ge nes bíblicos:

- 31 -
32 SIl:I~ JIIlIllJI('~ ,imbulo tilo" Cristo

l. El testimonio de Juan Bautista.

2. E lmúlriple (un as 30 c itas) de] Apocalipsis.

1. El cordero en el evangelio de Juan

Juan 1,29-34

Al día siguiente Ju an viu acercarse a Jesús y


dijo: "Ahí está el Cordero de D ios, que quita
el pecado del mundo. De él yo dije: Detrás
de mí viene un hombre que es más importante
que yo, porque existía antes que yo. Yo no lo
conocía, pero vine a bautizar con agua para
que él fuera manifestado a ¡srael".

Juan dio este testimonio: "Contemplé al E'pí-


ritu, que bajaba del cielo como una pa loma y se
posaba sobre él. Yo no lo conocía; pero el que
me envió a bautizar me había dicho: 'Aq uel
AlbntoAT'lIllda ( .M\p\ 33

sobre el que veas bajar y posa rse el bpíritu


es el que ho de bauti zar con Espíritu Sa nto'.
Yo lo he visto y ,u cstiguo que él es el H;¡o
de DIOS".

Por dos veces, Ju,111 el Bautista llam a cordero aJ esús:

Ju an 1, 29

Al día siguIente Ju ,ln VIO acercarse ,' Jesús y


dijo: "A hí est,i el Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo".

y Juan 1, 35-36

Al día sIguiente estaba Juan con dos de SLlS

discípu los. Viendo pasar a Jesús, dice: 'Ahí


está el Cordero de Dios"'.

Un o de los dos discípulos era Andrés y proba -


blem ente el o tro er" Juan. H ay bibli stas que han
pensado que la pa labra ara m ea ori g in al talyá lo
34 ~ It'tt" ,1Il1l1l.tle\ \ lInbolo de Cn~tn

111 iS1110 puede sign ifi ca r cordero que sieruo, porque la


pa labra cordero aun refiriéndose al cordero pascual
no tiene prácticamente idea de sacrificio redentor.
Si n embargo, el eva ngelista Juan sí hace relación
entre C risto inmaculado y cordero pascua l.

Jn 19,36 dice a propósito que no qu ebraro n las


piernas de J esús porque estaba ya mu crto: " Esto
suced ió de modo que se cumpliera la Escritura
qu e dice: 1\'0 Ic q/lcbraráll lIi /111 h'les,,",

Un a y otra op ini ón son plenas de se ntido, Si


se toma el de siervo, se deben tomar en cuenta
los cuatro cantos del Siervo de Yahvé, Allí se
prese nta a un perfecto di scípulo qu e reúne a su
pu eblo y es lu z de las naciones, qu e predica la
verdade ra fe . que ex pía a su mu erte los peca dos
del puebl o y es glorificado por Dios, y propia-
mente los textos ace rca de l sier vo doli ente y
su explicación vica ri a, los que J esús recog ió
ap l icá ndolos a sí mi sm o y a su mi sió n , y la
primera pred icac ió n cri st ian a que reco noc ió
Alberto Aranda c.. MSpS 3S

en Cristo al siervo perfecto anunciado por


IsaÍas (Mt 12 , 17-21; Jn 1, 29).

AquÍ ponemos las citas y los versículos esen-


cia les entre paréntesis, pero sería muy bueno
leer en nuestra Bibl ia todos los Cantos del
Siervo de Yahveh:

Isaías 42, 1-9 (1-4)

Miren a Ini siervo,


a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi Espíritu ,
para que promueva
el derecho en las naciones.
No gritará, no clalnará ,
no voceará por las ca lles.
No romperá la catia quebrada,
no apagará la mecha vaci lante.
Promoverá fielmente el derecho,
no vaci lará ni se quebrará,
36

hasta implamar
el derecho en la tierra ,
y su ley que esperan ¡." islos.

[S;lÍas 49, [ -7 (1-3)

Escúchenm c, islas;
preste n ;!teneió n , pueblos lej 'lIlos:
Estaba yo en el vientre.
y el Sel; or me llamó:
en b~ 1'lltnl1;as 111aterna'i.
y prolluJl ció mi 1l00nbre.

HI ZO dé mi boca una espad,1 afiladd .


me escondió en la sombra de su mano;
m e hi zo fl echa puntia g uda,
me g uardó en su a(¡.lba
y me dijo:
Tú eres mi siervo - lsr,Ie1-,
de qu ien estoy o rg ulloso.
A lht'rlo Ar,md.l e . M')pS 37

Isa ías SO, 4-11 (6-7)

ofrec í la espalda
a los qu e m e apaleab;¡ n ,
las m ejillas
a los qu e m e arra ncaba n la barba:
no m e tapé el rostro ante ultraj e,
y salivazos .
El SCJ'ior m e ay uda,
por eso no m e acobarda ba;
por eso endurecí el rostro como piedra,
sabie ndo que no qu ed aría defraud ado.

Isa ías 52, 13 -1 5

Miren, mi siervo tendrá éx ito.


subirá y crecerá ITtllCho.
Com o muchos se espantaro n de él,
porque desfi gurado
no parecía ho mbre
ni tení a aspecto hUln ano;
así asom b rará a mu chos pu eblos;
38

ante él los reyes cerrarán la boca,


al ver a l ~o qu e nunLI se habíJ VISto
y contemplar algo in.ludlto.

2. El cordero en el Apocalipsis

Apocalipsis sign ifi ca revelac ió n. E l Apoca lipsis


es el último libro del Nuevo Testamento. Es
un libro algo d ifícil de leer. H ay un eno rme
número de cosas si mbólica,: personas, animales,
números ... Tiene un leng u;ue al que no estamos
acostumbrados. Lleno de visio nes, revelaciones
y profecías.

D e m anera equívoca se le ve n principalm ente


las relacio nes catastró fi cas: destru cc ió n, fi n del
Inundo. Po r esto, el tan prestigiado Diccio-
nario dd uso del español de M arí a M oliner
defin e "a pocalipsis" y "a poca lípti co" CO I11 O:

" Fin del mundo", "situ ac ió n o esce na t"span-


tosa o trt"mend a, un a visió n o situ ac ión apoca-
líptica. osc ura, eni g m ática".
Alberto AranJJ c.. MSpS 39

Pero más all á de esta VlSlOn , adentrándose en


él y ayudándose de introdu cciones y notas,
hay otra; un a de un libro de esperanza, de
con fia nza, escrito para rev ivir la 1110ral de los
cristianos perturbada por crueles persec uciones.

No hay qu e temer, aunqu e por algún tiem po


hay qu e sufrir por el nombre de C risto, serán en
definiti va vencedores de Sa tan ás y de todas sus
m aqulll aclOnes.

Atribuido al apóstol Ju an ; sin embargo, aunq ue


presenta un parentesco inn egable con SlIS

dem ás escritos j oá nicos también se d istingue


clara mente de ellos por su lenguaje, por su
estilo y por algu nos puntos de vista teológICOS
(referentes, especialmente, a la Paru sía). Escrito
por algui en del cí rcul o del apóstol, no se puede
dudar de su ca nonicidad. Así lo explica el autor
de la traducción al libro en la Biblia de J eru-
sa lén , nueva ed ició n.
40

El cordero d egoll ad o pero viviente con


po de res espec iales y triunfa nte nos ,¡ parece
un as treinta veces. Va m os a prese nta r la
m ayo ría seJ'iala ndo el tem a y destaca ndo los
sig nos y sus apli cac io nes .

D espués d el sa lud o, aparece una vIsió n prepa-


ratori a (Apoe 1, 9- 30). Siguen los m ensaj es a
las Siete Iglesias: Efeso, ESl1lirn a, Pérga m o,
Ti ,1tira, Sa rdis, Fil adelfi a y Lao di cea. En el
ca pítul o cuatro está la gra n visió n d e Di os y del
cord ero. La am plísima y sorpre nde nte visió n
nos presenta a D JO' en su trono de glo ria y po der.
R odeado por los veint icuatro ancianos, siete
antorchas arde n .

En el t ro ll O ,¡ parecen c uatro viVientes alados y


lle nos d e oj os por to das partes. Un o ti ene fi g ura
d e leó n : el seg un do, d e nov illo : d e ho mbre,
el tercero, y de ág uila el último. Alaban conti-
nu am e nte a Dios ,¡compall ad os e n su alaban za
po r los vell1ticuatro anc ianos.
41

Estos viviente., pJ rece n o n glll alm ente e" rre~.1r

el amplio poder cósmico de Di o~ . Un a tradi-


ció n mu y antIgua los hace n represe ntar a los
cuatro evall gelistas: el león ,1 M arcos, el ho mbre
a M ateo, el to ro a Lu cas y el águila a JU dn .

En el ca pítulo V, Di os en su tro no tIene un


libro, como rollo, está sell ado con siete sell os, es
dec ir, de po r sí no se podrá leer. Ante la in ca-
pac id ad de que alg ui en pu eda revelar lo que
allí está escrito, h,1Y lIall to y afli cc ión. H asta
qu e un o de los ancianos dice al bi so nte: " no
llo res, pues ha triun ta do el León de la T ribu
de Jud á, el retoño de D av id . Se podrá abrir el
libro y sus siete roll os".

Versícul o 6. Aquí aparece el cordero:

A poca lips i ~ 5.6 -14

Entre el trono y los Cll ,lt ro vivientes y los


ve intic u ,ttro Jn c ianos v i que estab,t e n pi e
42

un cord ero C0l11 0 sacrifi ca do, con siete

cuernos y siele ojos - los ISJete l espíritus de


Dios ell lliados por lodo el IIIIIlIdo-. Se acercó
a recibir el rollo de la m ano derecha del
que estaba sentado en el trono. C u ando lo
rec ibió, los c uatro v iv ientes y los veintic uatro
ancia nos se postraro n ante el cordero. Cada
lino tenía un a cítara y un a copa de o ro llena
de perfumes - las oracio nes de los sa ntos-o
Ca ntaban un cá ntico nuevo:

" Eres dIg no de rec ibir el rollo y ro mper


sus sdlos, po rqu e fui ste degollado y con tu
sa ngre compraste par,J Dios ho mbres de toda
raza , leng ua, pueblo y n ació n; hiciste de
ellos el reillo de IIl1eslro Dios y 5115 sacerdotes, y
re inarán en la tierra".

M e rU é y esc uché la voz de muchos ángeles


qu e estaban alrededor del tron o, de los
v iv ientes y los anc ianos: erall milloll es )1
I/Ii((ollcs. y d ec ían con voz potente:
Alberto Arnnda c.. MSpS 43

"Digno es el Cordero degollado de recibir el


poder, la riqueza, el saber, la fuerza, el honor,
la gloria y la alaba nza",

y esc uché a todas las cr iaturas, cuanto hay


en el cielo y en la tierra , bajo tierra y en el
mar, que decían:

"A l que está sentado en el trono y al Cordero


la alabanza y el honor y la gloria y el poder
por los siglos de los siglos",

Los cuatro vivientes respondían Amé" y los


ancianos se postraban adora ndo,

E l cord ero degollado pero vivo, los siete cuernos


y los siete ojos, inm edi ata m ente nos dicen a
C ri sto resucitado, El cuerno en la Bibli a sign i-
fica fuerza, poder, yel número siete, totalidad ;
esto es o mnipotencia, Los ojos representan d
conoc imi ento, la sabiduría omnisciente, el que
todo lo conoce,
44

La im age n leída o esc uchada es mu y ex pre-


siva, pero cuand o vemos un a representación
para los oj os nos parece algo monstruoso. Así
lo representó nada menos que Alberto Du rero
(1471-1528), el enorme pintor alem án , en un
grabado.
Albl'r!u Ar,lIId,l l "' M\p\ 45

Al ir abrie ndo los sel los y revelando su sentid o


van apareciendo suces ivam ente siete ca ballos de
distinto color: blanco, rojo. negro. verdoso ... a
cada uno se le dio poder sobre la cuarta parte
de la Tierr.l, para m atar con espada. co n el
hambre, la peste y las fieras.

Al ,lbrir el qu into sell o aparec ieron a todos los


que habí.lIl recibido el martirio y se le dio a
cada un o Ulla vest idura blanca. Al abr ir el sexto
sello sobrevino una calamidad terrítica y todos
los hombres clama n :

Apocalipsis Ó. 16-17

Ca(enll sobre lIosotro5 y ocúlte nll os de la mirada


de aquel que se sienta en el trono y de la ira
del Cordero. Porq ue ha ll egado el di" solel/llll'
de Sil ira y, ¿quién podrá resistir'

Luego viene la visión de los marcados con el


sell o: 144 non y después un a Illuchedumbre
Inm ensa. Estaban delante del trono y del
cordero vestidos con ropas blancas, ll evando
palm as en sus m anos. Todos cl amaban: " La
victo ria es de nuestro Dios, que está se mado
en el trono, y del cordero".

Al abri r el co rd ero el sép tim o se ll o "se hi zo


un sil encio en el cielo, co mo d e media hora,
y enton ces" los siete ánge les qu e es tán ante
el tro no se les dieron siete tromp etas". Al ir
toca nd o los siete ángeles las siete tromp etas,
gra nd es catacl ismos, plagas, destrucción
y mu erte para todos los que no qui siero n
co nvert Irse. Cada un o es rep rese ntado p o r
un ¡ay!

Viene luego la visión de la muj er vestida de sol,


coronada por doce estrell as con una lun a baj o
los pi es. La tradición ha visto en ell a a M aría
Sa ntísima. Luego, el dragón quiere devorar al
rec ién nac ido de la muj er.
Alberto Aramb c.. M~pS 47

H emos vi sto el cordero y el rollo se ll ado. Esta


visión es mu y poco representada tal vez porqu e
no se ve la co nex ión entre cordero y sobre todo
porqu e no estamos acostumbrados a la image n
de un roll o y menos sellado.

H abía en la antigüedad dos tipos de libro:

- El rollo, un a tira más O menos larga y que


icl aro!, se enrolla.

- El VO /l/llleII , con hojas superpu estas CO Ill O

en nuestros libros actu ales.


48

Después se ha colocado al cordero sobre un


libro y los siete sell os se han convertido en siete
li stones de seña lamiento terminados por un
meda llón y con frecuencia cada medallón ll eva
la letra inicial, ¡claro, de los siete sacra mentos!

Sólo he encontrado u na imagen del cordero


abriendo un volum en sell ado .
Alberto Ar.lIldJ c.. MSpS 49

El dragón que combati ó contra sa n M ig uel. En


el ca pítulo 12 , e l v id ente oyó una voz po d eroscl
qu e decía:

I-I a llegado la victoria , el poder y el remado


de nuestro Dios y la autoridad de su C ri, to;
porqu e ha sido expu Isado el que ,I( usaba a
nuestros hermanos , el qu e los acusaba día y
noche ante nuestro Dios. Ello; lo derrotaron
con la san gre del Cordero y con su testimonIo,
porqu e despreciaron la vida hasta morir. Por
eso que se alegren los cidos, y sus habi ta ntes.
Pero, ¡ay de la tierra y del mar! , porque el
Diablo ha baj ado hasta ustedes. enfurec ido,
porque sabe que le qu eJ ,1 poco tiel1lpo.

Al parecer, luego la bestia a qui en só lo no


ado rarán aqu eLl os "c uyo s no mbres no est31l
reg istrados d es d e el princ ipio d e l mund o
e n el libro d e la v ida del Cordero degoll ado"
(Apoe 13, 8). En el ca pítulo 15 se esc ucha el
cá ntico de M oisés y de l cordero:
50 Siett!' animales ~ílllbo l o de Cristo

G randes y admirabl es son tus obras,


Señor Dios Todo poderoso;
justos y acertados tu s ca min os,
R.ey de las nac io nes.
¿Q uién no te respetará, Sello r,
qui én no dará gloria a tu no mbre?
Tú sólo eres sa nto,
y todas las I/ aciol/es ve/ldrál/
a adorarte e" ,,, presellcia,
porqu e se han revelado
tus dec isiones.

A l inicio de l ca pítulo 19 se oyó un g ran ruido


com o multitu d inme nsa qu e decía:

y escuché un fum or co mo de un a gran


multitud , como r uido de aguas torrenciales,
como fragor de tru enos muy fu ertes: ¡Aleluya
ya reina el Sell or, Dios [nuestro] Todopode-
roso! Alegrémonos, regoc ij ém onos y demos
glo ria a Dios. po rque ha llegado la boda del
Cordero, y la nov ia está preparada. La han
A!berto Aranda c.. MSpS 51

vestido de lino puro, resplandeciente -el


lin o son la s obras bu enas de los sa ntos-o Me
dijo: "Escribe: Dichosos los convidados a las
bodas del Cordero y añad ió: Son palabras
auténticas de Dios".

En el capítu lo 21, 1-4:

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. El


primer cielo y la primera tierra habían desa-
parecido, el mar ya no existe. Vi la C iudad
Santa, la nueva Jerusalén, bajando del cielo,
de Dios, preparada como novia que se arregla
para el novio. O í una voz potente que sa lía
del trono: M ira la morada de Dios entre los
hombres: habitará con ellos; ellos serán su
pueblo y Dios mismo estará con ellos . Les
secará las lágrimas de los ojos. Ya no habrá
muerte ni pena ni llanto ni dolor. Todo lo
antiguo ha pasado l·· .J.
52 Sito,.: .l n in1Jlt"~ ~lIllbolo JI: en,1O

En el versíc ul o 9S5.

Me trasladó en éx tasis a un a montúi a grande


y elevada y me mostró la C iudad Santa, Jeru-
sa lén, que baj aba del cielo, de Dios, resplan-
dec iente con la gloria de Di os. Bri liaba como
pi edra preciosa, CO IllO j aspe cristalino. Ten ía
una murall a grande y alta, con doce pu ertas
y doce ángeles en las puertas, y grabados
llos nombres [ de las doce tribus de Israel. A
o riente tres pue rtas , al no rte tres pue rtas,
,, 1 ,,'r tres puertas, a occ idente tres puertas.
La mu ra lla de la ciudad tiene doce pi edras de
ci miento, qu e lleva n los nom bres de los doce
apóstoles del Cordero.

Sig u e la d escripción de la nu eva J e ru sa lén


pe ro lu ego se dice algo extrao rdinario, ex traor-
din ario p orqu e ¿có m o po drí a h ab er comuni-
cac ió n co n Di os sin Sa ntua ri o' E l tex to n os
lo revela:
Alberto Aranda e, MSpS 53

No vi en ell a templo alguno, porque el


Seño r D ios To do pode roso y el Cordero
so n su templ o. La ciud ad no necesita qu e
la ilumin e el sol ni la luna, po rque la
ilumin a la glori a de Di os y su lámpara es el
Cordero. A Sil I IIZ camil1ará" las l1 aciones, y
los reyes del mundo le ll eva rán sus riquezas.
Sus pl/ ertas l/ O se cerrarán de día. No ex istirá
en ell a la noche. L e traerá" la riq ll eza y el
esplC/ldor de las ,JOcio"es. No entra rá en ell a
nada profa no, ni depravados n i menti rosos;
só lo entra rán los insc ri tos en el libro de la
vid a del Cordero.

M e mostró un río de agua VIva, brillante


como cri stal, que brotaba del trono de Dios
y del Cordero. En medio de la plaza)' e" los
",á~~e"es del do crece el árbol de la vida, qlle da
fmto doce I/cces: cada mes IlIIa cosecha, y SIlS hojas
SO l/ medicinales para las l/oriol/es,
54

Sigue el capítu lo 22 que es el último del libro:

Yo, Jesús. env ié a mi ángel a ustedes con


este testimonio acerca de las Iglesias. Yo soy
el retoño que desciende de David. el astro
brillante de la mal;ana.

El Espíritu y la novia dicen: Ven. El que


escuche diga: Ven. Quien tenga sed venga,
quien quiera rec ibirá sin que le cueste nada
agua de vida. Yo amonesto a los que escu-
chan las palabras proféticas de este libro: Si
" lguien aliade ,ligo, Dim le aliad lrá las pbgas
escntas en este libro. SI ,lIguien quita algo
de las palabr,,, proti:tic<IS de este libro, Dios
le quitará su participaCIón en el árbol de la
vida y en la Ciudad Santa. que se descrihen
en este libro.

El que atestigua todo esto dice: Sí, vengo


pronto. Amén. Ven, Selior Jesús. La graCia
del Selior J esús esté con todos. Amén.
Albt'rlO Arnnda e . MSpS 55

y así termin a este libro ta n espec ial.


IV. Elleón

Encontramos sólo un lu ga r donde el león sea


un signo de C risto. Está en el Apoca lipsis 5, 5.
Allí aparece el rollo sellado con siete sell os y
todo mundo estaba preoc upado hasta el llanto

- 57-
58 Siete Jn nnalc~ símbolo de Cri,w

porqu e no habí a nadi e qu e pudi e ra romp er


los sellos:

Pero un o de los anc ianos me dij o: No llores;


que ha vencido el leó" de la Irib" de J lldá,
reIO" o de David: él puede abrir el rollo de los
siete sellos.

En tre el trono y los cuatro vivientes y los


veinticuatro ancianos vi que estaba en pi e un
cordero como sacrificado.

Ve m os cóm o el león es símbo lo de C risto y se


le rel acio na inmed iatamente con o tro símbo lo
que ya vimos: el cordero (pág. 31). H ay o tra
alu sió n al sí mb o lo leó n . Está e n el G é n esis
4, 6- 12. E s la bendició n del patriarca J acob a
su hij o Judá:

A ti , Judá, te alaben tus hermanos;


tu mano en la cerviz de tus enemigos:
¡incl ínense ante ti los hijos de tu padre!
Alberto Ar;mda c., MSpS 59

Cachorro de león, Judá:


de la caza, hijo mío, vuelves;
se agacha, se echa cual león
o cual leona, ¿quién le va a desa fi ar?
No se irá el cetro de l1Iano de Jud á,
el bastón de mando de entre sus piern as,
hasta qu e venga el que le pertenece,
y al que harán homenaje los pueblos.
El que ata a la vid su borrico
y a la cepa el pollino de su asna;
el que lava en vino su túnica
y en sangre de uvas su sayo;
el de oj os rubi cundos por el vino,
y blanquea n sus dientes más que leche.

Con una alu sió n pro fética a C risto pero ¿po r


qué el león? H ay que d ecir que en hebreo hay
cinco palabra s para dec ir león y dos para decir
cacho rro de león . El león qu e h abitaba en esas
ti erras, leo pers;CIIs, era m ás pequ eño que el
león africano qu e conocem os hoy: pmll/¡era leo.
Llegó a ser mu y abundante c uando el territorio
60 Sletlo arutn.¡les ~ílllbo l u de Cnuo

de Israel qu edó despoblado por la deportac ión


qu e hi zo Asi ri a (2 R e 17, 25), cuando vienen
los cr uzados ya se habían extin guido.

El león es admirado y temido por su fu erza, su


habilidad para la caza y su po deroso ru gido. Se
le aplicó el apel at ivo de león a personaj es pode-
rosos y temibles, se admira y alaba grandemente
a person<ties que han cazado leones. Sa nsón
destrozó uno con sus manos. D e David se di ce
qu e cazó leo nes (1 Sa m 17, 36).

El león significaba el poder de Dios, de su


ay uda decisiva. Por eso se le augura al qu e pone
en él su confi an za:
Alherto Ar,mda e M'lp~ 61

Sa lm o 91, 10-13

El mal no te alcanzará,
Nila plaga se acercará a tu tienda;
que él ordenará a sus ángeles
que te guarden en todos tus caminos.
Te ll evarán ellos en sus manos,
para que en piedra no tropiece tu pie;
pisarás sobre el león y la víbora,
hollarás alleonci llo y al dragón.

Aunqu e también el león puede expresar el


ataq ue del malvado p ero que será venc ido con
el poder de Cr isto.

1 Pedro 5, 8-10

Sean sobrios, estén siempre alertas, porque su


adversario el Diablo, como león rugiendo, da
vueltas busca ndo a quién devorar. Resístanlo
firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en
62 SIete :mlnl.llc, ~illl bo l o de Cri!>to

el mund o sufren las mismas penalidades. El


Dios de rod a gracia qu e por C risto Jesús los
ll amó a su gloria eterna, después que haya n
padec ido un poco, los res tablecerá y fo rta-
lecerá, los hará fu ertes e in conmovibl es.
V. El pez

Entre los símbolos cri sti anos m ás anti guos está


el del pez por referencias literari as y porqu e
tradu ce fi g urati va m ente el célebre ac rósti co
IXeYL = pez.

- 63-
64 ~h.'h: JI11111:1h.-" simbolo dt: Cr i ~ lo

Iesus: Jesús
Xristos: es el C risto,
0 eu: E l hij o
Yi os: de Dios
I:oter: Sa lvador

Es un verd adero "minisÍmbolo" de fe, en un a


grafí a:

C reo en
- Jesús, el hombre pero que es
- C ri sto: esperado desde los siglos,
- Hij o de Dios: el Verbo hecho carne,
- Salva dor nu estro
Alberto Aranda C. M-"'pS 65

¿De dónde provIene esto? El inicio del Eva11-


geli o según san Marcos comienza asÍ. Hago la
transcripción de l gr iego (Apxit TOU euayye;l..íou
'Illcrou XplcrTOU Yíou 8eou) en letras latinas:
Alje 111 E(Jallghelill. leslI JrisllI hill III Ihell.
"Comienzo de la Buena Nueva, de Jesús,
el Cristo, el Hij o de Dios". Las primeras
letras de la "DefInición" de Jesús son en griego
1, J, TH, 1. Son las primeras letras del nombre
IJTIS = PEZ. Le añad ieron la sigma y ¡ya
quedó! Unido a la cesta de pan tiene además
un significado eucarístico.

La inscripción sepulcral de Abercio

Abercio fue obispo de H erápolis en Frigia (actual


Turquía) en tiempos del emperador Marco
Aurelio (1 61-180). Si l11eón Metafrasto la dio a
conocer, pero se creyó que era una l11Vencióll.
66

El sa bi o W. M . Ramsey en contró ,1 fines del


sig lo antepasado un os amplios fragmentos de la
in sc rip c ió n. Los rega ló a l Papa Leó n X II! y
se conservan e n el Museo Vatica no.

Ci udadano de elegIda cIudad, he (0"'-

tru ido este (moIlUllH'lltO) estando v ivo, para


qu e aquí ten ga noble lu gar mi cuerpo. Mi
nombre es Aberc lo, dIScípulo dd piados"
pastor -que apacient'l rebaños de ovejas por
monte, y Jlanura,- que tIene gra ndes ojos que
todo lo miran de lo ,l Ito (Cristo). É l me hI ZO
doctor en escritos di gnos de fe ... Me envIó a
roma para que contempl ara el pal.lC io y viera
,1 la rellJa (/tI (~bia) con su túnica dorada }
con ,m zapatos de oro; vi allá un pu eblo
que tiene un ,ell o Junllnoso y vi la llanura
de Siria y todas las cllIdades (h.1sta) Nísibe
pas.mdo el Éufrates. Dondequiera encontré
herm anos ... teni endo a Pablo co nmigo; la
fe me condUjO a todo lugar y dondequi era
to mé como alimento el pez de la fuente,
,\l1ll'rlO AI.urd.r l M"'p'" 67

g ran de. p UfO (Cri:¡to l'lI Id C 'lIúlr;Stlc1) que la


sa nta vIrgen (/" (~les ia) fJeSCJ v lo ofrele a los
amigos pa rd qu e siempre se nucran, cell iendo
un vIno agrad abl e q ue se ofrece nwzdado
(con ag ua) jun to con el pan.

Estas cosas (yo) Abercio, las dicté para que se


esc riban e n mi presenc ia. Ten ía 72 años . el
que comprend.1 estas cosas (y esté) conform e
en codo conm igo ruegue por Aberc io. Q ue
nin g uno ponga a OCro en Ini tlllllba; si no
dará al fi sco de los roma nos dos mIl denanO\
de oro y J (111 i) noble patri a H ierápolí s, 111 i 1.

Tertuliano "De baptismo"

Q uimu s Septil1lus Te rtullianu s nac ió en 1,1


ciudad de Ca rrago, en el Áfr ica imperi al, hacia
el año I (,( ). Su padre fu e un centuri ó n ro man o
de reli gió n pa ga na. R ecibió una sóli da fO I"I1I .1-
ció n cie nt ítica, espec ialm ente jur ídi ca, y un.\
68 Siete ;mln1Jte\ \1I11holo de (:n\to

vasta form3C ió n re tónca. Convertido al C ri S-

tianismo e n I~oma hacia el año 195, regresó a


su c iud ad n ,lta l, donde dio comi enzo a su labor
literaria e n defe nsa del cristi anism o:

Nosotros, pequeJ'lOs peces, llamados ,\sí por


el nombre de nuestro lays = pez, J esucri sto,
nacemos en el agua y 11 0 podenlos conse rva r
nu estra vida de otl'O modo que perma-
neciendo en esa agua. Es por di o qu e esa
serpiente terriblemen te 1ll0n"tfuosa, que no
tenía derecho J ense.; ar, ha sabido encontrar
un med.o 11\falible para hacer monr a estos
peces: sacándolos del ag ua.
AJberto Ar.llld.1 ( ,MSpS 69

La aSOC laC lon del Icht/¡ ys co n la Euca ristía es


enfati zada en el epitafi o de Abercio, obispo
de Hi erápolis del siglo 11 , y en el epitafio de
Pec to ri o de Autun . Abercio nos decía más
arriba qu e en su viaj e a R oma, en todas partes
recibió como alimento "el Pez del manan-
tial, el grande, el puro", como también "vino
mezclado con agua junto con pan". Pectori o
también habl a del Pez como un deli cioso
alim ento espiritual qu e nos da el "Sa lva dor
de los Sa ntos". La asociac ión con la Eu ca ristía
también es evid ente en los frescos de la cata-
cumba de Santa Prisc il a.
70

Desde el siglo 11, el delfín es, con frecuencia,


el pez de preferencia para este símbolo por ser
considerado un amigo del hombre. Después
del siglo IV, el simbolismo del pez g radual-
mente disminuyó. En la actualid ad, en medio
del mundo pagano y agresivo co ntra los verda-
deros cristianos, los que se deciden a ser fieles
al SCli o r una vez más está n recobrando este
símbolo para identificar su compro miso de fe
hast,l la muerte.

Una seliora me dio el testimonio de unos


jóvenes en Cuba que por poner el signo del pez
en un vehícu lo fueron conde nados a diez ali os
de cárcel. Si usas este símbolo, no lo defraudes,
que no sea decoración. ¡Que represente al
Señor y tu total ad h esió n de fe sin co nt ar
el costo l
VI. El pelícano

El pelíca no, pelecal/I/s al/ aCTo/atus, es un ave


ac uáti ca. Se ca rac teri za por su largo pico que
conlleva un a espec ie de saco para ll eva r la pesca
antes de traga rla, la obser vac ión lejana al ver , ti

- 71 -
72

pecho ensangrentado y regurgitando para dar


de comer a sus polluelos hizo creer que cuando
esta ave no tenía comida para dar a los hijitos,
les daba de su propia sangre.

Muy representado desde la antigüedad es


mencionado en uno de los más bellos himnos
de la tradición cristiana. Atribuido tradicio-
nalmente a sa nto Tomás de Aquino, el himn o
ll amado "Adoro te devote", fe anoro fOil nevociólI:
Alberto Aranda c.. M')pS 73

Pie pellica/le leSII DOIII;/le,


Al/e ill111/1111dll1ll 11l11J1da tilO sa l/guille,

CII;1I5 11110 5t;lIa 5alll/llll Jacere


TOtllll1 IIl1l1ldlll/l qll;t 00 011111; 5celere.

Traducción:

Señor Jesús, bondadoso pelícano,


Iílllpj anle, a 1l1í inlllundo, con tu sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.

Es claro que se aplica este símbolo a la Euca-


ristía donde Cristo nos alimenta con su propio
cuerpo y sa ngre.
VII. El ave fénix

Se trata de un ave mitológica, conocida ya en


Herodoto. Hay versiones un poco diferentes.
pero genera lmente se habla de un ave de plull1.lS
doradas y rojas originaria de Etiopía. Al Llho ,k

- 75-
76 ~H:'tc: allllll.l l e~ ~írnbolo de CmlO

cientos de aií os, cuando llegaba al fi n de su


cicl o vital, hacía un nido de hierbas arom áti cas
qu e después encendí a y de sus ceni zas renacía .
Simboli zaba muy n aturalmente un re/lacer. Por
su simbolog ía entró a la iconografí a cri sti ana.

El p o d er qu e adq uiri ó la im age n , tras se r


acogida en el seno del cr istiani smo primiti vo
en torn o al al10 200, favo reció la utili zac ión ,
Alberto AfJndd C. MSpS 77

con mott vos catequetlcos, de un a ico nografí a


simbólica y abreviada. Fue frecuente la reuti-
li zac ión de tem as que habían gozado de gran
popul arid ad en el ámbito paga no para trans-
mitir con ceptos e ideas de ca lado, como el
de la Salvación. Un interés, "evangeli zador"
moti vó parte de las compos iciones qu e deco-
raron los cementerios paleoc ri sti anos, los cuales
se convirtieron en verdaderos transmisores de
un a reli gión y de un a fe que se mantení an ,
en el siglo 111, en situ ación de cl andestinidad .
78

El pnmer arte Cristiano tomó fuerza a partir


de la primera paz de la Iglesia tras las viru-
lentas persecuciones de Decio y Va lerlano,
apropiándose de signos e iconogramas -entre
los cua les se encontraba el ave fénix-, que de
forma temprana se perfilaron como im ágenes
con futuro en un a ci ud ad, Roma, que debía
triunfar frente al todavía poderoso paganismo
Imperante.

Significativamente, una de las Imágenes más


antiguas del ave fén ix en la pintura cristiana
es la que aparece en la capi ll a griega de la cata-
cumba de Priscila, probablemente para simbo-
li zar aquel cristianismo perseguido que se
fortalecía gracias a sus m árti res.
Al berto AWltb C. MSpS 79

La incorporación del fénix a la primera icono-


grafía cristiana suponía la recuperación de un
prestigioso mIto oriental.

Los primeros cristianos vivían en medio de


una sociedad mayoritariamente pagana y hostil.
Desde la persecución de Nerón (a110 6-+ d. C.)
se consideraba que la religión era "una supersti-
ción extraila e ilegal". Los paganos desconfiaban
de los cristianos y se mantenían ,1 distancia,
80

sospechaban de ellos y los acusaban de los peores


delitos. Los perseguían, los enca rcelaba n y los
condenaban al destierro o a la Illu erte. Como no
podían profesar abiertamente su fe, los cristianos
se valían de símbolos qu e pintaban en los muros
de las catacumbas y, con mayor frecuencia,
grababan en las lápidas de mármol que cerraban
las tumbas.

Como a todos los antiguos, a los cristia nos les


agradaba mucho el simbo li smo. Los símbolos
expresaban visib le m ente su fe. El término
"sím bolo" se aplica a un signo co ncreto o a
un a figura que, de acuerdo con la intención del
autor, evoca una idea o un a realidad espiritu.l !.
Tabla de ilustraciones representativas

A hJTde la capi lla DmllillH:i FI1>II.I. J cru sa lén 17


C mt ó bJ I de ViliJlpand o.

AtOllCs )1 la ,(rr/Uf'/I l f de IHeH/ e!' (dccalh:) . 1 6~3 25


Albt:rto lJ urero, A.po{" lips l ~· (octallc) , 149B 44

Cordt'm, Basíli ca de Sa n COSIll{" y Damián. R.o l11 a 47


C¡Jfduo. M anuscri to carolin g io del siglo IX d. C. 4X

Sdlo dí' S/n'I1II1, mil1lstro de JcroboJ I1l . ~I glo IX ,1. C. 60

Cristo I'el/cedo r, R áve na. lu li a 62

Acrónim o anti guo, Éfe3o. siglo 1I [ d . C. 6 -1

Pez, cJCél clIm ha siglo JI d. C. 68


Pa (, " (fl n.~l i(o, Sa n Ca lixco, \ Iglo J l. R 0111 .! 69

Pclírm/(l. Ca ted ral de Aqlllsgrán . A lcm an lJ 72

A l'ffé"i.Y. C atJcumba d e Pri \c ila. R om a 7(1

AIII!.fé /lix. Mu seo Paleoc risu ano. Aqll ll c.l, llal la 77

1!I't f é"ix. Ca tacumbas de San C ahxto. R o ma 78


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