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El hombre de negro

Aparece en el segundo capítulo de la novela por primera vez.


Excusa por la cual Carmen escribe la historia es el apoyo en el que Carmen vulca todos sus
recuerdos.
Puede ser una alusión, una metáfora a la memoria, al paso del tiempo, pretexto para que la
narradora deje libre su fantasía.
Es un interlocutor soñado, es un pretexto para que la autora-narradora-protagonista deje
libre su fantasía y al mismo tiempo se convierta en parte activa de la narración,
interrogándola y obligándola a aclarar ideas. Carmen lo utiliza para narrar y hablar de ella
misma. Gracias al hombre de negro, Carmen puede colocarse en una situación en la que se
encuentra con su pasado, y le da rienda suelta a sus fantasías. Así trasladarla a ese “cuarto de
atrás” que todos llevamos dentro y que queremos ordenar.
Por lo tanto, es a través del hombre de negro que Carmen puede definirse y darle sentido a
su propia identidad. El hombre de negro también le ayuda a estimular su memoria, lo cual
permite que Carmen recuerde y reflexione. Pero lo hace de forma activa, interviniendo en la
narración con sus preguntas e incluso con sus acciones. Desconocemos su identidad, hasta
que la mujer del teléfono, Carola, revela su nombre.
Este personaje representa la figura del interlocutor idealizado y la figura del doble, el alter
ego o incluso el fantasma de Carmen, quien gracias al diálogo ayuda a la narradora
protagonista a construir, poco a poco, la memoria que con tanto deseo busca.

El interlocutor formula preguntas, pero no lleva guión; simplemente se encarga de hacer


posible la conversación, que surge de forma natural. Es el personaje más complejo y
enigmático.
El hombre de negro es una figura simbólica ambigua, podría ser el diablo, el interlocutor
deseado, el héroe de la novela rosa, el otro yo de la narradora-protagonista. Personaje que
entra en escena para que exista el diálogo.
El hombre de negro es la representación del diablo-dios.

Carol lo describe con una personalidad inesperada: agresivo, manipulador, machista…


A pesar de todos estos datos, la presencia real del hombre de negro nunca llega a quedar del
todo clara: tal vez no sea más que una ensoñación de la protagonista, y sin embrago deja
huellas de su estancia en la casa: la cajita dorada, los dos vasos…
Alejandro es una figura clave para el desarrollo de la trama, ya que lleva a Carmen a
confrontar aspectos oscuros y reprimidos de su pasado
CITAS:
“me pregunta el hombre de negro, señalándome un sitio a su lado en el sofá, como si fuera
él el dueño de la casa y yo la visitante.”
“La ambigüedad es la clave de la literatura de misterio —dice el hombre de negro—, no
saber si aquello que se ha visto es verdad o mentira, no saberlo nunca.”
“”¿Alejandro?... me lo figuraba”
“Ahora él ha sacado del bolsillo una cajita dorada, la abre y me la
tiende. Veo dentro unas píldoras minúsculas »

El padre de Carmen:
Al igual que la madre, el padre de Carmen no es un personaje que se desarrolle con detalle
en la historia, pero la protagonista ofrece una información variada y relevante de su figura
se menciona en varios momentos de la novela. El padre de Carmen es descrito como una
figura autoritaria y distante:. Estudió leyes en Madrid, ciudad donde ejerce de notario tras
hacerlo en Salamanca, donde "tenía su despacho". Es de ideas liberales, aunque no radical
en sus planteamientos, de ahí su sentido práctico: "Comemos dinero. decía mi padre con
gesto preocupado. cuando estábamos sentados a la mesa". junto a este personaje aparecen
vinculados sus dos hermanos, el tío Joaquín y el tío Vicente. El primero era alto, guapo y un
poco insolente. Lo fusilaron por socialista". El segundo guarda parecido con el padre en lo
que atañe a ese carácter reservado

CITAS DEL PADRE


“había un teléfono [...] donde se recibían recados para mi padre”
« Otro inconveniente fue convencer a mi padre, era la primera vez en mi vida que iba a
viajar sola »
« la conversación de mi padre: «Mira qué suerte, hay chicos jóvenes, podrás tener
amigos» »
« mi padre previsor, honesto y razonable »

« mi padre y él, olía a loción «Varón Dandy»

Amiga de Carmen
Juntas crean una especie de mundo imaginario llamado la Isla de Bergai un sitio muy
necesario para los niños durante la guerra civil donde están protegidos es como una
escapatoria. Este mundo imaginario es un lugar donde Carmen y su amiga pueden escapar
de la realidad y dar rienda suelta a su creatividad. En Bergai, Carmen e Isabel inventan
historias, exploran sus deseos y aspiraciones, y encuentran una forma de evadir las
restricciones de la vida cotidiana.La relación entre Carmen y su amiga es fundamental para
comprender la novela. A través de su amistad y su mundo imaginario, Carmen reflexiona
sobre la juventud, la creatividad y la amistad. La Isla de Bergai se convierte en un refugio en
el que Carmen puede explorar sus pensamientos y deseos más profundos, lo que a su vez se
relaciona con la reflexión de la protagonista sobre su vida presente y pasada.
Este personaje se basa en su mejor amiga Sofia Bermejo, de ahi el nombre de Bergai,
aunque ella ya habia muerto cuando escribe El cuarto de Atrás.
cap2 “y unas cartitas que nos mandábamos de pupitre a pupitre una amiga del instituto y yo,
la primera amiga intima que tuve”
cap6: “« -¿Bergai? Nunca he oído ese nombre.
-No me extraña, no viene en los mapas.
A Bergai se llegaba por el aire. Bastaba con mirar a la ventana, invocar el lugar con los ojos
cerrados y se producía la levitación. «Siempre que notes que no te quieren mucho me dijo
mi amiga- , o que no entiendes algo, te vienes a Bergai. Yo te estaré esperando allí.» Era un
nombre secreto, nunca se lo había dicho a nadie, pero ella ya se ha muerto. »

« Es un apócope de dos apellidos, el de una amiga y el mío, estaba de moda entonces la


contracción de nombres y apellidos para titular lo que fuera, es un estilo que se ha perdido
casi por completo»

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