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SEXTO PASO

"Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios eliminase


todos estos defectos de carácter."
¿Para qué pedir algo sin estar preparados? Seria buscarnos
complicaciones. Los adictos aspiramos muchas veces a la
recompensa de un trabajo duro sin haberlo hecho. En el Sexto
Paso procuramos buena voluntad. La sinceridad que
aportemos al trabajar este paso será proporcional a nuestro
deseo de cambiar.
¿Queremos de verdad deshacernos de nuestros
resentimientos, de la ira y el miedo? Muchos nos aferramos a
nuestros temores, dudas, aversión u odio hacia nosotros
mismos porque hay cierta seguridad deformada en el dolor
conocido. Parece más seguro apegarnos a lo conocido que
soltarlo e ir en busca de lo desconocido.
Debemos abandonar nuestros defectos de carácter de forma
decidida. Sufrimos porque sus exigencias nos debilitan. Alii
donde éramos orgullosos, ahora vemos que no podemos
seguir siendo arrogantes. Si no somos humildes, nos humillan.
Si somos codiciosos, nos damos cuenta de que nunca estamos
satisfechos. Antes de hacer el Cuarto y el Quinto Paso
podíamos abandonarnos al miedo, la ira, la deshonestidad y la
autocompasión. Ahora, en cambio, la condescendencia con
estos defectos de carácter cumbia nuestra capacidad para
pensar de manera lógica. El egoísmo se convierte en una traba
insoportable y destructiva que nos encadena a nuestros malos
hábitos. Nuestros defectos consumen todo nuestro tiempo y
energía.
Examinamos el inventario del Cuarto Paso y vemos claramente
lo que estos defectos le están haciendo a nuestra vida.
Comenzamos a ansiar vernos libres de ellos. Rezamos o
estamos dispuestos y preparados de otra manera para dejar
que Dios elimine estas características destructivas.
Necesitamos un cambio de personalidad para seguir limpios.
Queremos cambiar.
Tenemos que abordar estos viejos defectos con una mente
abierta. Somos conscientes de ellos, sin embargo, seguimos
cometiéndolos mismos errores, incapaces de romper los malos
hábitos. Buscamos en la confraternidad el tipo de vida que
queremos para nosotros. Preguntamos a nuestros amigos:
"^Has conseguido desprenderte de ellos?" "Si, lo mejor que
pude", suelen contestarnos casi sin excepción. Cuando vemos
los defectos en nuestra vida y los aceptamos, podemos
desprendernos de ellos y proseguir nuestra nueva vida.
Cuando cometemos nuevos errores en lugar de repetir los
viejos, sabemos que estamos madurando.
Cuando trabajamos el Sexto Paso, es importante recordar que
somos humanos y que no tenemos que ponernos objetivos
inalcanzables. Este es un paso de buena voluntad. La buena
voluntad es el principio espiritual del Sexto Paso que nos ayuda
a tomar una dirección espiritual. Como somos seres humanos,
es natural que a veces nos desviemos del camino.
En esta etapa, la rebeldía es un defecto de carácter que nos
echa a perder. Si nos rebelamos, no perdamos la fe. La
indiferencia o la intolerancia que la rebeldía puede provocar,
se superan con un esfuerzo continuado. Seguimos pidiendo
buena voluntad. Puede que dudemos de que Dios quiera
aliviarnos o pensemos que algo va a salir mal. Si le
preguntamos a otro miembro de N.A., nos dirá: "Estas
justamente donde tienes que estar." Renovamos nuestra
disposición para vernos libres de nuestros defectos. Nos
rendimos a las sugerencias sencillas que nos da este
programa. Aunque no estemos completamente preparados,
vamos por buen camino.
La fe, la humildad y la aceptación reemplazan con el tiempo al
orgullo y la rebeldía. Aprendemos a conocernos. Vemos que
nos encaminamos hacia una madurez de conciencia. A medida
que nuestra buena voluntad se transforma en esperanza,
empezamos a sentirnos mejor. Entrevemos, quizás por
primera vez, lo que puede ser nuestra nueva vida. Con esta
perspectiva ponemos nuestra buena voluntad en actino y
pasamos al Séptimo Paso.

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