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LEA, O, LA ESPERANZA DE LOS FEOS.

El inicio de la historia de Lea la encontramos en el marco de la llegada de Jacob a la casa de su


tío Labán, y el posterior casamiento de aquel, con las hijas este último (Gen 29:15-35).
El relato es uno de “Des-Amor”, de Des-Ilusión; pero también, de Resiliencia y
Resignificación.
Sin mucho comentar, abriremos el texto Bíblico por escenas.
PRIMERA ESCENA, vv. 15-20. Lea aparece aquí en medio de una “Transacción comercial” entre
hombres. Recordemos que en esta cultura no primaba el “Amor romántico”, como en la nuestra,
sino que lo importante era la “Permanencia del clan”:
las mujeres eran entregadas en matrimonio por el jefe de la tribu.
Lea se presenta en contraste con su hermana, ese “PERO” en el relato es bastante relevante.
Mientras que Raquel, de la que se enamoró Jacob, era hermosa; Lea era de “Ojos Delicados”,
un eufemismo para decirnos, no era tan “Bonita”.
De aquí en adelante, Lea vivirá bajo la sombra de su hermana Raquel, por la que sirve Jacob a
su tío durante siete años.
SEGUNDA ESCENA, vv. 21-30. Llega el momento de que Jacob reciba “el salario de su
trabajo”, Labán le debe entregar a Raquel. Jacob está, ¡tú sabes!, enamorado, tanto así, que el
tiempo de espera le ha parecido poco. Pero, sin que Jacob lo sepa, esa noche no le entregan a
Raquel, le entregan a Lea. Esa noche Jacob hace el amor con Lea, pensando que era Raquel.
“Le metieron Gato por Liebre”. La mañana siguiente amanece con dos frustrados: Jacob, por no
tener a su amada y Lea, por el desprecio demostrado por Jacob. A Jacob se le olvidó que nunca
se casaba la menor antes que la mayor. Protesta y Labán, que era un curtido comerciante, le
dice que debía trabajar siete años más por Raquel, Jacob acepta.
Si, el amor nos “apendeja”.
TERCERA ESCENA, vv. 31-35. Aquí empieza el drama en el seno de esta nueva familia. Se
presenta, como en la primera escena, un contraste, uno que afectará, en toda esta trama, las
relaciones poniéndolas tensas.
El “PERO” ahora es para la bonita, para Raquel.
Lea estaba bendecida con un don que era cotizadísimo en esos tiempos, el de la
MATERNIDAD; Raquel, bonita y todo, pero, no podía parir. Y es que, todo feo tiene su gracia, y
todo bello, puede poseer des-gracias. ¿Qué hace Lea para merecer el amor de Jacob? Usa su
don, empieza a parir.
Nació el primero, Rubén, y nada;
nació el segundo, Simeón, y nada,
SEGUÍA SIENDO “LA MENOSPRECIADA”, SEGUÍA MENDIGANDO AMOR;
nació el tercero, Leví, ya han pasado como mínimo 3 años, ya Rubén está en “Pre-Jardín”,
pero, nada,
no logra tener el amor su marido.
¿Se imaginan el grado de frustración y de desilusión? Y es que, la mayoría de nuestros
sufrimientos llevan por vía de “Des-Ilusión”, cuando lo que esperábamos no llega, no sale, no se
da. Deseamos buenas cosas, pero, ¿y si no? ¿Cómo lidiamos con la frustración, con la
desilusión? ¿Cómo sanamos eso?
Después de parir cuatro veces y sin los resultados esperados, Lea es capaz de romper “el
ciclo de mendicidad emocional”. Ya no “mendiga” el amor de Jacob, ahora “decide”, al
nacer Judá, alabar a Dios. De hecho, el nombre JUDÁ TRADUCE “ALABANZA”.
La alabanza es una postura del corazón, es un acto de resistencia frente a la crueldad de vida
y la desilusión.
¿Se acuerdan del “León De la tribu de Judá? Si, Jesús. Estamos aquí reunidos hoy por “la
Fea”.
La buena noticia del evangelio es que Dios usa a los descartados, a los desilusionados,
para traer, en medio de lo increíble, salvación.
Se dice que Borges, tomó un puñado de arena en el Sahara y lo depositó en otro lugar y dijo: “he
modificado el Desierto”.
Lea, con una decisión personal, modifico toda la historia. Sanó la herida del rechazo
(Levi, significa “amarrar”), renombrando su realidad (Judá, traduce “alabar”)
. Uso aquí la palabra “Feo” como una metáfora de los rechazados, los vulnerables, los
descartados, los descalificados, los desilusionados… en fin, gente rota. Si, la alabanza es la
ESPERANZA DE LOS FEOS.
¿Qué cosas hay en lo profundo de su corazón que usted necesita quitar? ¿Qué deseos en lo profundo de su
corazón necesita dejar y llevarlos a Dios? ¿Es una relación, es un hijo, es un sueño, es un trabajo, es un
título? ¿Qué es? Para poder recuperar su vida otra vez, para poder tener libertad.

Finalmente, es necesario preguntar ¿Qué pasa cuando Judá nace? ¿Qué está haciendo Dios por Lea? ¿Quién
es Judá? Hay una promesa al final del libro de Génesis que dice que a través de la descendencia de Judá
vendrá el verdadero rey “El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que
llegue el verdadero rey” (Gn 49:10). ¿Qué significa esto? Dios mira y busca en la mujer que nadie quiere, la
mujer que todos desprecian. Él busca la mujer a quien nadie ama y la que es despreciada, y dice: “usted va a
ser parte de la descendencia de Jesús”. El versículo 31 del capítulo en estudio, dice que cuando Dios vio que
nadie amaba a Lea, él la amó. Así como lo fue para Lea, Dios es el único que puede ser el verdadero esposo,
el verdadero amor que puede satisfacernos y el único que no nos defraudará.
¿Por qué llega ella a ser del linaje de Jesús? No porque a Dios le gusten los ‘perdedores’. No, sino porque
precisamente ella representa la forma como Dios va a salvar al mundo. Es el Dios que viene, no como un
Dios poderoso, sino como un Dios humilde y frágil, mostrándonos cómo es vivir en medio de nuestras
debilidades. Él vino a cumplir por nosotros todos los requisitos que necesitábamos cumplir. Jesús viene y
nos muestra cómo debemos vivir la vida en mansedumbre y auto negación, hasta morir en la cruz por
nosotros (Fil 2:6-11). La salvación viene a través del linaje de Lea y su hijo; a través de la descendencia de
esta mujer frágil y no hermosa. El evangelio salva a personas no porque sean fuertes, sino porque reconocen
lo frágil y pecadoras que son.

Si has sido rechazada por un hombre o una mujer que te prometió amor y no lo cumplió; si te has sentido un
ciudadano de segunda clase; si te has sentido siempre rechazado y nunca aceptado; si estás luchando con el
deseo de ser aceptado por otros y siempre te has sentido que no lo eres, Cristo entiende esta realidad; Él,
quien fue rechazado, entiende tu situación y aun así decide insistentemente amarte. Al igual que Jacob
necesitamos un encuentro con Dios que marque definitivamente nuestro caminar y nos haga reconocer que a
veces es necesario una experiencia de debilidad aplastante para descubrir la verdadera bendición, puesto que
muchas de las personas que a nuestros ojos son más fuertes, son las que cojean mientras bailan de puro
gozo.[7]

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