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VASOS DE LA CABEZA Y DEL CUELLO

ARTERIAS

b) RAMA TERMINAL. Arteria esfenopalatina. ❏ Después de dar origen a sus ramas colate-
rales, la arteria maxilar acaba como arteria esfenopalatina. Ésta penetra en la cavidad na-
sal correspondiente por la parte inferior del agujero esfenopalatino (Ramadier) y se di-
vide inmediatamente en dos ramas: una medial o nasopalatina, para el tabique nasal,
y otra lateral, destinada a la pared lateral (v. figs. 172 y 173).

ARTERIA CARÓTIDA INTERNA

La arteria carótida
A. carótida int.
interna se extiende (en seno A. oftálmica
A. carótida int. cavernoso)
desde la bifurcación de (en conducto
la arteria carótida co- carotídeo)

mún hasta el cráneo,


donde termina al lado Cavidad
del nervio óptico. ❏ En timpánica

un principio la arteria
carótida interna está si-
tuada en el cuello; atra-
viesa inmediatamente,
de inferior a superior,
el espacio laterofarín-
geo y después el con- A. carótida int.

ducto carotídeo y el
seno cavernoso, para
desembocar finalmen-
te en la cavidad craneal
(fig. 156). Fig. 156 ▪ Arteria carótida interna (trayecto).

J DIRECCIÓN

Después de un trayecto vertical de 1-2 cm, la arteria carótida interna se dirige su-
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.

perior y medialmente; a continuación alcanza el espacio laterofaríngeo y se dirige


primero verticalmente hasta el nivel de la masa lateral del atlas y luego oblicuamente
en sentido superior y posterior. Finalmente, en las proximidades del conducto carotí-
deo, asciende verticalmente. La arteria recorre el conducto carotídeo y el seno caver-
noso siguiendo sus sinuosidades.
De este modo, describe en el seno cavernoso una primera curva que conduce la
arteria anteriormente, luego una segunda curva que la endereza (fig. 156) y, finalmen-
te, como demuestra la arteriografía, describe después de este trayecto otra curva an-
terior y otra curva posterior. Este recorrido, descrito por Egas Moniz, ha sido deno-
minado por este autor sifón carotídeo. Frecuentemente, la arteria carótida interna pre-
senta además otra inflexión anterior, «lo que le da el aspecto de un doble sifón» (Egas
Moniz; fig. 157).

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ARTERIAS

Fig. 157 ▪ Arteriografía carotídea normal de perfil. S.C., sifón carotídeo; G.S., cerebral media; T.P., temporal posterior;
P.C., circunvolución angular; P.P., parietal posterior; C.A., cerebral anterior; P., pericallosa; C.M., callosomarginal. (Egas
Moniz 1931.)

J CALIBRE. El calibre de la arteria carótida interna es regular, salvo en su origen, don-


de presenta una dilatación denominada seno carotídeo (bulbo carotídeo). Este abulta-
miento puede afectar tan sólo a la arteria carótida interna o bien a la arteria carótida in-
terna y a la terminación de la arteria carótida común, o incluso al extremo terminal de
la arteria carótida común y al origen de las arterias carótidas externa e interna; es alre-
dedor de esta dilatación carotídea donde se ramifica el plexo carotídeo común.

J RELACIONES. Desde su origen hasta la base del cráneo, la arteria carótida interna se si-
túa, en un principio, lateral y posteriormente a la arteria carótida externa, que la cruza
enseguida pasando anteriormente a ella. Se relaciona medialmente con la faringe y
posteriormente con las apófisis transversas de las vértebras cervicales.
En el cuello y en el espacio laterofaríngeo, adquiere estrechas relaciones con la vena
yugular interna, el tronco simpático y los cuatro últimos pares de nervios craneales;
estas relaciones se describirán con mayor detalle cuando abordemos los correspon-
dientes vasos y nervios, la región esternocleidomastoidea y el espacio laterofaríngeo
(v. estas regiones).
En el conducto carotídeo, la arteria carótida interna está rodeada por un plexo venoso
sin importancia y por un plexo simpático. La arteria está casi directamente en con-
tacto con la pared ósea. Por esta razón, la pared de la arteria carótida interna, que en
el cuello es musculoelástica, pierde aquí la mayor parte de sus elementos elásticos,
ya que le resultan inútiles (Ramadier, Leroux y Bousquet), y adquiere las característi-

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ARTERIAS

cas de un vaso venoso (J. Richards). Saliendo del conducto, la arteria se dirige superior
y un poco anteriormente y penetra en el seno cavernoso atravesando la pared infe-
rior de este seno.
En el seno cavernoso, la arteria está en contacto con la pared lateral del seno poste-
riormente y con su pared medial anteriormente. Está unida al extremo posterior del
surco cavernoso mediante fascículos fibrosos que constituyen el ligamento carotídeo
(Trolard). La arteria carótida interna está en relación, en esta parte de su trayecto, con
los nervios motores del globo ocular y oftálmico, que discurren, en su mayor parte,
por la pared lateral del seno (v. fig. 177).
Al llegar al extremo anterior del seno cavernoso, la arteria carótida interna se diri-
ge superior y posteriormente, atraviesa la duramadre y la aracnoides medialmente a la
apófisis clinoides anterior y da lugar a su única rama colateral importante, la arteria
oftálmica. Seguidamente cruza la cara lateral del nervio óptico y se divide inmediata-
mente después en cuatro ramas terminales, que son las arterias cerebral anterior, comuni-
cante posterior, coroidea anterior y cerebral media. Estas arterias, destinadas al encéfa-
lo, sólo pueden describirse adecuadamente una vez se haya estudiado el encéfalo
(v. tomo 4).

J RAMAS COLATERALES. La arteria carótida interna está destinada al encéfalo y al


contenido de la órbita. Inferiormente al cráneo no presenta ninguna rama colateral.
En el conducto carotídeo se origina una rama muy delgada, la arteria carotidotimpá-
nica, que alcanza la cavidad timpánica por el conducto carotidotimpánico.

1. Arteria oftálmica. Esta arteria nace de la arteria carótida interna, medialmente a


la apófisis clinoides anterior. Se dirige en sentido anterior, atraviesa el conducto ópti-
co inferior y lateralmente al nervio óptico y penetra en la órbita (fig. 174). En la órbita,
la arteria oftálmica rodea primero la cara lateral del nervio óptico, lateralmente o un
poco posterior al ganglio ciliar, después su cara superior y, seguidamente, se dirige en
sentido anterior a lo largo del borde inferior del músculo oblicuo superior (fig. 158).
Termina en el ángulo medial del ojo por medio de la arteria dorsal de la nariz o nasal
dorsal (arteria nasal externa). (En lo que concierne a las relaciones v. para detalles
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.

pág. 413.)
a) RAMAS COLATERALES. La arteria oftálmica presenta numerosas ramas colaterales,
que pueden dividirse en tres grupos: ❏ a) las arterias del primer grupo nacen de la ar-
teria oftálmica inferior y lateralmente al nervio óptico; ❏ b) las del segundo grupo se
originan superiormente al nervio óptico, y ❏ c) las del tercer grupo nacen medial-
mente al nervio óptico, a lo largo de la pared medial de la órbita (fig. 158).
Primer grupo. Este grupo comprende la arteria central de la retina y la arteria lagrimal.
La arteria central de la retina es muy delgada, penetra en el nervio óptico 1 cm pos-
teriormente al globo ocular y alcanza la retina, donde se ramifica.
La arteria lagrimal se dirige anterior y lateralmente y alcanza la glándula lagrimal
siguiendo el borde superior del músculo recto lateral. De ella se originan ramas para
esta glándula y una rama temporocigomática; esta última se introduce en el conduc-

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ARTERIAS

to del mismo nombre y se anastomosa con la arteria temporal profunda anterior. La


arteria termina en el párpado superior.
Segundo grupo. A este grupo pertenecen la arteria supraorbitaria, las arterias ciliares
posteriores cortas, las arterias ciliares posteriores largas y las arterias musculares.
1. La arteria supraorbitaria discurre de posterior a anterior entre la pared superior
de la órbita y el músculo elevador del párpado superior. Emerge de la órbita por el
agujero supraorbitario, donde da lugar a una rama palpebral. Después la arteria su-
praorbitaria se refleja sobre la escotadura y se divide en varias ramas para las partes
blandas de la frente.
2. Las arterias ciliares posteriores cortas, en número de 10 a 20, nacen mediante dos o
tres troncos. Son muy flexuosas; se dirigen anteriormente y rodean el nervio óptico, atra-
vesando la esclera y ramificándose en la coroides (v. Vasos de la membrana vascular del ojo).
3. Las arterias ciliares posteriores largas son dos, una lateral y otra medial. Atravie-
san la esclera, una medial y otra lateralmente al nervio óptico. Se dirigen seguida-
mente hacia la superficie de la coroides, hasta el borde periférico del iris, donde se
anastomosan para formar el círculo arterial mayor del iris.
4. Las arterias musculares de la arteria oftálmica son dos, una superior y otra inferior.
❏ La arteria muscular superior se distribuye en los músculos elevador del párpado supe-
rior, recto superior, recto medial y oblicuo superior. ❏ La arteria muscular inferior irriga
los músculos recto inferior, recto lateral y oblicuo inferior. ❏ De las arterias muscula-
res se originan además delgadas ramificaciones, las arterias ciliares anteriores, que atra-
viesan la parte anterior de la esclera y terminan en el círculo arterial mayor del iris.
Tercer grupo. Este grupo comprende las arterias etmoidales posterior y anterior, las ar-
terias palpebrales y la arteria supratroclear (fig. 158).
1. La arteria etmoidal posterior nace frente al conducto etmoidal posterior, o bien
anteriormente a éste, a partir de un tronco común con la arteria etmoidal anterior. Se
introduce en el conducto etmoidal posterior y termina en la duramadre que recubre la
lámina cribosa o bien en la parte próxima de las cavidades nasales.
2. La arteria etmoidal anterior se origina de la arteria oftálmica a la altura del aguje-
ro etmoidal anterior y termina en las cavidades nasales, atravesando sucesivamente el
conducto etmoidal anterior, el surco etmoidal y el agujero etmoidal anterior de la lá-
mina cribosa.
3. Las arterias palpebrales son dos, una superior y otra inferior. Nacen bien aisla-
damente, bien por medio de un tronco común, inferiormente a la tróclea del músculo
oblicuo superior. Se dirigen de medial a lateral, cerca del borde libre del párpado, en-
tre el músculo orbicular del ojo y el tarso correspondiente.
Las arterias palpebrales se distribuyen en los párpados y se anastomosan con las ar-
terias de las regiones vecinas, es decir, con las arterias lagrimal, supraorbitaria, supra-
troclear, nasal, transversa de la cara e infraorbitaria (v. Párpados, pág. 394). La arteria
palpebral inferior da origen además a una rama dirigida al conducto nasal.
4. La arteria supratroclear nace de la arteria oftálmica a la altura o anteriormente a
la tróclea del músculo oblicuo superior; discurre de posterior a anterior hasta la esco-
tadura frontal, donde se refleja para ramificarse por la parte medial de la frente.

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ARTERIAS

A. supratroclear
A. dorsal de la nariz

A. oftálmica

A. supraorbitaria

A. etmoidal ant.
A. ciliar post. larga med.
A. muscular inf.
A. lagrimal
A. ciliar post. larga lat.

A. etmoidal post. A. oftálmica

Fig. 158 ▪ Arteria oftálmica y sus ramas en la cavidad orbitaria (visión superior).

J RAMA TERMINAL. La arteria dorsal de la nariz o nasal dorsal (nasal externa) es continua-
ción de la arteria oftálmica. Se dirige en sentido anterior e inferior y cruza el reborde medial
de la órbita, superiormente al tendón directo del músculo orbicular del ojo. La arteria dor-
sal de la nariz se anastomosa entonces directamente con la arteria facial, que ha adoptado
© MASSON, S.A. Fotocopiar sin autorización es un delito.

el nombre de arteria angular. Aporta finas ramas para el conducto nasolagrimal y la nariz.

ARTERIA SUBCLAVIA

J ORIGEN Y TRAYECTO. Las arterias subclavias nacen: a la derecha, del tronco bra-
quiocefálico, posteriormente a la articulación esternoclavicular; a la izquierda, del arco
de la aorta. Cada una de ellas se extiende hasta el borde inferior del músculo subcla-
vio, donde se continúa con la arteria axilar, frente a la parte media de la clavícula. La
arteria subclavia derecha está casi enteramente fuera del tórax. La izquierda es intra-
torácica en una parte de su trayecto.
Debido a su origen diferente, las arterias subclavias derecha e izquierda difieren en
longitud, dirección y relaciones (fig. 159).

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