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LA NOVELA DE 1975 - ACTUALIDAD

Con la muerte de Franco en 1975 dio comienzo la transición, llegando a España las libertades
y la integración en Europa, así como la revolución de las nuevas tecnologías que transformó
profundamente la economía. Con ello también se liberó la literatura española, y se vivió una
oleada de alegría vital ejemplificada en la conocida como “Movida madrileña”.

Con la eliminación de la censura surgen nuevas formas de funcionamiento de la cultura que


se mercantiliza, convirtiéndose la novela en el objeto de consumo más popular de toda la
literatura. Se caracteriza por: el interés de las editoriales en vender novelas a gran escala; la
tendencia a usar recursos tradicionales; la preferencia por la vuelta a una lectura disfrutable
que no requiera de un gran esfuerzo intelectual; el alejamiento de las intenciones políticas o
sociales y finalidades didácticas o ideológicas; la ausencia de maestros; la coexistencia de
temas, motivos y estilos muy distintos; la abundancia de tonos humorísticos, lúdicos o
irónicos así como de aires nostálgicos o líricos, tratamientos culturalistas y el empleo libre de
la fantasía. En cuanto al lenguaje se tiende hacia una estructura narrativa ligera, variada y
dinámica pero también hacia el uso de formas sencillas no demasiado alejadas de las
tradicionales, prescindiendo de disposiciones del texto que resulten trabajosas para el lector.
A todo esto se le conoce como la nueva narrativa española, en la que destacan Juan Marsé
con Si te dicen que caí y Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta.

Desde la década de los 80 confluyen además una serie de corrientes narrativas que pueden
agruparse en torno a dos tendencias que corresponden respectivamente al placer de narrar
por una parte y a la busca de una indagación personal y colectiva por otra.

De esta forma surge la novela de aventura, que desde el fin de la dictadura ha gozado en
España de un gran éxito y repercusión, devolviendo al lector el derecho a disfrutar la lectura a
través de una narrativa tradicional, lineal en el relato, rápida y ágil en los diálogos y con
personajes resueltos. Algunos de los autores más destacados de esta tendencia son Muñoz
Molina con El invierno en Lisboa, Vázquez Montalbán con la serie de novelas del detective
Pepe Carvalho, Arturo Pérez-Reverte con La tabla de Flandes u otros de menor repercusión
como Luis Mateo Díez, José Mª Merino o Luis Landero con Juegos de la edad tardía.

A la par aparece la novela de intimidad, en la que los autores se centran en consideraciones


de tono personal e íntimo, en ocasiones aproximándose a la llamada “novela rosa”. Algunos
autores representativos de esta corriente son: Juan José Millas con El desorden de tu nombre,
Javier Marías con Corazón tan blanco, Manuel Rivas con El lápiz del carpintero, así como otras
autoras femeninas como Rosa Montero con Crónica del desamor, o Almudena Grandes con
numerosas obras como Las edades de Lulú, Malena es un nombre de tango, Atlas de
geografía humana, o su serie Episodios de una guerra interminable.

En resumen, los dos aspecto más significativos de la novela en los últimos treinta años son el
carácter aglutinador que acoge a prácticamente todas las tendencias y a la vez la
individualidad con la que cada novelista elegirá el estilo propio con el que expresarse.

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