Está en la página 1de 3

Caso clínico: Diagrama analítico-funcional

Objetivos

Con esta actividad conseguirás:

Poner en práctica los conocimientos adquiridos en este tema acerca del análisis funcional y los
diagramas analítico-funcionales.
Aprenderás a sintetizar la información obtenida durante el proceso de evaluación.
Tomar decisiones clínicas más ajustadas.

Descripción de la actividad

En esta actividad deberás construir un diagrama analítico-funcional utilizando los datos del caso
clínico facilitado a continuación. A partir del diagrama, deberás indicar cuál es el foco de
intervención más adecuado (entre las variables causales) y justificarlo en función de las
propiedades del diagrama (relevancia, fuerza de las relaciones, nivel de modificabilidad). Si hay
varios focos, céntrate en uno y explica por qué has elegido ese. También es importante que
señales si hay elementos que no se han evaluado y que pueden ser relevantes para el caso.

Criterios de evaluación

El diagrama debe estar bien construido, siguiendo las reglas planteadas a lo largo del
tema para la construcción de los diagramas analítico-funcionales.
El contenido reflejado en el diagrama debe ser correcto en relación al caso.
El foco de tratamiento tiene que estar bien justificado.

Extensión máxima: 150 palabras, fuente Calibri 12 e interlineado 1,5.


Luis acude a consulta porque «ha perdido el control con la comida», según sus propias palabras.
Tiene 42 años, mide 1,72 y pesa 115 kg. Siempre ha comido bastante cantidad y de manera
poco saludable, pero hace unos dos años decidió que iba a ponerse a dieta. A raíz de que un
primo suyo tuviera un infarto, decidió ir a hacerse un reconocimiento médico completo. Se
sentía bastante identificado con este primo porque siempre han tenido mucha relación y
mantenían un estilo de vida similar. El médico le diagnosticó hipertensión y colesterol alto, y le
señaló la importancia de que perdiera peso y empezara a tener una alimentación más adecuada
y practicara ejercicio físico, ya que su sobrepeso y sus hábitos podían acarrearle a medio plazo
problemas cardiovasculares.

Inició entonces una dieta (de unas 1600 kcal) y se apuntó al gimnasio, pero enseguida se cansó
de ir y lo abandonó. En cuanto a la dieta, le resultaba muy difícil cumplirla, pasaba hambre, se
ponía nervioso e irritable… A las pocas semanas de empezar la dieta empezaron también los
atracones: momentos en los que se sentía tan ansioso por la restricción alimentaria, que
acababa perdiendo el control y comiendo todo tipo de alimentos altamente calóricos y
«prohibidos» dentro de su dieta (chocolate, patatas fritas, galletas, bollería…).

Tras estos episodios, Luis se siente fatal, decepcionado consigo mismo y abatido porque ve que
pasa el tiempo y no consigue lo que desea. Piensa: «soy incapaz de controlarme, nunca
conseguiré mis objetivos», «soy un inútil, ni siquiera puedo seguir una dieta». Su mujer se
enfada con él cuando descubre estos comportamientos, lo que aumenta su sensación de
fracaso. Todos estos sentimientos negativos, muchas veces acaban en un nuevo episodio de
sobreingesta. Su mujer se asustó mucho cuando el médico le detectó a su marido problemas
médicos y le anticipó posibles problemas cardiovasculares. Cada vez que ve que se salta la dieta
de una forma importante, acaban discutiendo, lo que está comenzando a afectar su relación de
pareja.

A lo largo de este tiempo, muchas veces ha decidido dejar definitivamente la dieta y asumir que
nunca va a perder peso. Sin embargo, pasado un tiempo, acaba tomando nuevamente la
decisión de retomar la dieta porque cada vez se siente más a disgusto con su cuerpo y, además,
está preocupado por su salud. Aunque al principio su cuerpo no le generaba tanto malestar,
desde que empezó a tratar de cambiar su alimentación empezó a fijarse más en su imagen y
ahora le provoca un profundo rechazo. Piensa que está horrible y no se considera atractivo en
absoluto. Cuando vuelve a empezar la dieta, se acaba desarrollando nuevamente todo el ciclo.

Otros factores que ha detectado que anteceden a los atracones son las discusiones familiares y
los períodos de estrés en el trabajo. Trabaja como consultor informático en una multinacional y
hay épocas y trabajos concretos en los que tiene una carga de trabajo muy elevada y una gran
responsabilidad. Antes de iniciar la dieta, también solía recurrir con frecuencia a alimentos
preferidos (snacks, pasteles, chocolate) cuando se sentía agobiado o triste por algún motivo,
pero entonces no sentía que perdiera el control de la ingesta y ocurría de forma menos
frecuente que ahora.

Luis vive con su mujer y su hijo de 8 años. La convivencia es, en general, buena, aunque
últimamente tienen más fricciones de lo habitual. El paciente reconoce que muchas veces él
tiene la culpa porque se siente fácilmente molestado, se siente más irritable de lo habitual,
tanto cuando está siguiendo la dieta, porque pasa hambre, como cuando se la salta y siente que
fracasa. Ahora reacciona mal ante cualquier comentario.

En el autorregistro que el paciente ha cumplimentado durante una semana se puede observar


cómo hay días (2-3) en los que sigue de forma estricta la dieta planteada, tanto cantidades
como número de ingestas y tipo de alimentos. No obstante, la ingesta calórica puede ser
inferior a la que necesita. Esos días suele quedarse con hambre y aparecen más episodios de
irritabilidad, aparece un registro en el que le cuesta incluso concentrarse en el trabajo. Después,
suele haber días de sobre ingesta, en los que no hay un seguimiento de las pautas de dieta,
donde también aparece algunos episodios en los que, además de realizar sobre ingestas en
momentos de estrés, lo realiza en momentos en los que está muy cansado a modo de
recompensa, por un día duro de trabajo.

El planteamiento del caso está disponible en el aula virtual

También podría gustarte