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Las habilidades de mindfulness a menudo requieren mucha práctica. Al igual que con
cualquier habilidad nueva, es importante practicarla primero cuando no se necesita. Si
practicas en situaciones fáciles, la habilidad se volverá automática y la tendrás cuando
la necesites, por ejemplo, en momentos de crisis. Practica con los ojos cerrados y con
los ojos abiertos.
2. Expandir la conciencia.
•• Respira como en el ejercicio anterior, pero esta vez amplía la conciencia al espacio
exterior en el que te encuentras ahora: visualiza el lugar al que miras con tus ojos
abiertos, escucha los sonidos del presente (abrir y cerrar de puertas, pájaros, coches,
voces, etc., presta atención al contacto de tu cuerpo con la silla o la cama donde estés.
•• Continua en el momento.
5. Descender por la escalera en espiral. Imagina que dentro de ti hay una escalera de
caracol que baja hacia tu centro. Comenzando en la cima, desciende muy lentamente
por la escalera, yendo más y más profundo dentro de ti.
•• Nota las sensaciones. No te fuerces en bajar más de lo que desees. Presta atención
al silencio. Cuando llegues al centro de tu ser, enfoca tu atención allí, tal vez en tu
vientre o abdomen.
Puedes utilizar otras dos palabras que te causen bienestar como “paz” y
“tranquilidad”, por ejemplo.
8. Azul y rojo: mientras inhalas visualiza un aire azul entrando en tu cuerpo y cuando
exhalas imagina que el aire que se marcha es rojo.
•• Poco a poco, el interior de tu cuerpo, con aire rojo en las partes donde más se
focaliza tu dolor/sufrimiento, se va llenando de aire azul proveniente del exterior.
•• Antes de comenzar a respirar, visualiza esas partes donde más detectas sufrimiento
e imagínalas con aire rojo.
9. Cuenta atrás: mientras respiras como en los ejercicios anteriores, ve contando con
tranquilidad hacia atrás poco a poco.