Está en la página 1de 7

Consigna:

Para esta actividad, le pedimos que seleccione y comente los aspectos salientes de 4 fallos
basados en el principio de progresividad. Analice los enfoques contrapuestos de dicho
principio en el precedente Martín c/ Mapfre del Tribunal superior de Cba. y la Cámara 10 de la
Ciudad de Cba. conforme lo desarrollado en las unidades de argumentación jurídica.

FALLO 1:

Madorrán, Marta Cristina c/ Administración Nacional de Aduanas s/ reincorporación. Buenos


Aires, 3 de mayo de 2007.

En el presente fallo, la Corte Suprema de Justicia falló a favor de Marta Madorrán, que había
demandado al Estado tras que la Aduana la hubiera dejado cesante en noviembre de 1996,
luego de ser empleada allí desde 1970.

En el mencionado caso la Corte Suprema de Justicia reconoció que los empleados públicos
tienen derecho a la estabilidad propia en el empleo, por lo cual no pueden ser despedidos sin
causa justa, ni siquiera mediante el pago de una indemnización. Además, advierte que la única
posibilidad que tiene el Estado de despedir a uno de sus empleados es luego de sustanciar un
sumario administrativo y de demostrar que hay causa justa de despido. Distinta es la situación
de los trabajadores del sector privado, que pueden ser despedidos mediante el pago de una
indemnización. Madorrán debió ser reincorporada y cobrar todos los sueldos devengados
desde ese año. En la presente se puso en tela de juicio, el alcance, que debemos entender por
“empleado público”.

Este caso reafirma la estabilidad consagrada en el Art. 14 bis de nuestra Carta Magna que
concuerda con los principios y pautas de interpretación del Derecho Internacional de los
Derechos Humanos que, habían sido expresamente incorporados en la Constitución Nacional a
través del Art. 75 inc. 22. Asimismo, los jueces manifestaron el impulso hacia la progresividad
en la plena efectividad de los derechos humanos que reconocen, propia de dichos y tratados y
especialmente del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (art. 2.1);
sumado al principio pro homine, connatural con estos documentos, determinan que el
intérprete deba escoger dentro de lo que la norma posibilita, el resultado que proteja en
mayor medida a la persona humana. Y esta pauta se impone aun con mayor intensidad,
cuando su aplicación no implica colisión alguna del derecho humano así interpretado, con
otros valores, principios, atribuciones o derechos constitucionales.

FALLO 2:
En la presente causa un taxista de 55 años, sufrió un accidente que le provocó la pérdida de
visión de su ojo izquierdo, por lo que le resultó imposible reubicarse laboralmente. Por tal
motivo, se declaró su minusvalía total del 65% y la empresa “AsociartS.A., ART”, a la que
estaba afiliado, le abonó la indemnización en forma de renta periódica, tal como lo indica la
ley., Por lo que el Sr Milone, al estar disconforme con dicha situación, plantea un reclamo en
contra de la ART exigiendo recibir su indemnización en un solo pago. Adujo que la percepción
de una renta periódica le acarreaba la pérdida de la disponibilidad y control del dinero, que
estaba destinado a parcializarse y desvanecerse en su finalidad reparatoria. Explicó que la
administración del monto total le resultaría más beneficiosa, en tanto podría obtener una
mayor rentabilidad, manteniendo el capital para adecuarlo a sus necesidades y las de su
familia.

De esta manera, la cuestión que se discutía era la forma de pago de las prestaciones dinerarias
por Incapacidad Laboral Permanente Parcial Definitiva, superior al 50% e inferior al 66%, la
Corte declaró la inconstitucionalidad del pago en forma de renta y expresó que una
interpretación conforme con el texto constitucional indica que la efectiva protección al trabajo
dispuesta en el art. 14 bis se encuentra alcanzada y complementada, por el mandato del art.
75, inc. 23, norma que, paralelamente, asienta el principio de no regresión en materia de
derechos fundamentales. Así también hacen aplicación del principio de progresividad asentado
en el art. 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en
concordancia con su art. 11, inc. 1, por el que los estados han reconocido el derecho de toda
persona a una mejora continua de las condiciones de existencia.

FALLO 3:

"Recurso de hecho deducido por la demandada en la causa Aquino, Isacio c/ Cargo Servicios
Industriales S.A.",

En el presente caso La Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, confirmó la


sentencia de primera instancia por la cual se declaró la inconstitucionalidad del art. 39 inc. 1 de
la ley 24.557 y condenó a la empleadora al pago de la indemnización por daños fundada en el
Código Civil. Contra dicha decisión, el demandado dedujo recurso extraordinario cuya
denegación motivó el planteo de una queja. La Corte Suprema hizo lugar a la mencionada
queja, confirmando la sentencia recurrida. El actor tuvo un accidente y por causa de este le
dictaminaron un 78,79% de incapacidad total y definitiva.
La Cámara al momento de resolver entendió que resultaba incompatible con las garantías
previstas en los arts. 14 bis, 16, 17, 19, 23, 43 y 75 inc. 22 de la CN, por lo que la indemnización
que se ordene a pagar no puede ser irrazonable ni significar la afectación de otros derechos
también reconocidos, como el de la integralidad de la reparación o los relacionados con la
tutela del trabajo en sus diversas formas. También entendió que el hecho de ser un trabajador
no tiene por qué dar lugar a una indemnización diferenciada y mucho menos si esta resulta
menos beneficiosa, siendo que el mismo se encuentra amparado por los principios favor de in
dubio pro operario. Asimismo manifiestan que el infortunio se produjo por culpa de la
patronal, quien expuso a su empleado, en reiteradas ocasiones, sin satisfacer los
requerimientos de seguridad establecidos en la legislación respectiva.

El Procurador Fiscal en su dictamen por su parte estableció que la LRT., mediante la prestación
del art. 15 inc. 2 párr. 2º, y la consiguiente eximición de responsabilidad del empleador de su
art. 39 inc. 1, sólo indemniza daños materiales y, dentro de éstos, únicamente el lucro cesante:
pérdida de ganancias, que, asimismo, evalúa menguadamente. Por ende, la tutela de los arts.
1109 y 1113 CCYCN., no se adecua a los lineamientos constitucionales, el principio alterum
non laedere, la consideración plena de la persona humana y los imperativos de justicia de la
reparación, seguidos por nuestra Constitución Nacional y las normas internacionales con
jerarquía constitucional. El Procurador manifiesta que esto se trata de un “retroceso
legislativo” por tanto en el marco de protección que lo pone en grave conflicto con un
principio arquitectónico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos en general, y del
“principio de progresividad” (art. 2.1). Aclara que de este principio se derivan dos
consecuencias a las que ya se ha hecho referencia: por un lado, la obligación de los estados de
proceder lo "más explícita y eficazmente posible" a fin de alcanzar dicho objetivo; por el otro,
que todas las medidas retroactivas que se tomen “requerirán la consideración más cuidadosa,
y deberán justificarse plenamente con referencia a la totalidad de los derechos previstos en el
Pacto y en el contexto del aprovechamiento pleno del máximo de los recursos de que se
disponga".

Asimismo manifiesta que el régimen de la LRT cuestionado tampoco se encuentra en armonía


con otro principio de la Constitución Nacional y del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos: “La Justicia Social” como aquella que consiste en “ordenar la actividad intersubjetiva
de los miembros de la comunidad y los recursos con que ésta cuenta con vistas a lograr que
todos y cada uno de sus miembros participen de los bienes materiales y espirituales de la
civilización"; es la justicia por medio de la cual se consigue o se tiende a alcanzar el "bienestar",
esto es, "las condiciones de vida mediante las cuales es posible a la persona humana
desarrollarse conforme con su excelsa dignidad"; ya que mediante la eximición de la
responsabilidad civil del empleador frente al daño sufrido por el trabajador, la LRT no ha
tendido a la realización de la misma, si no que se ha marchado en sentido opuesto al agravar la
desigualdad de las partes que regularmente supone la relación de trabajo.

FALLO 4:

"Pérez, Aníbal Raúl c/ Disco S.A.” Corte Suprema de Justicia de la Nación

En este caso la Corte Suprema de Justicia de la Nación, declaró la inconstitucionalidad del art.
103 bis, inciso “c”, de la LCT, en cuanto negaba carácter salarial a los “vales alimentarios” que
preveía esa norma, lo cual impedía, en el caso, que su importe fuese tomado en cuenta para
calcular una indemnización por despido. Los jueces de la Sala III, de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo redujeron el monto de condena de primera instancia, porque
entendieron que debían calcularse teniendo en cuenta sólo aquellos rubros con los que la
empresa solventaba el contrato del gerente comercial de la cadena de supermercados, el que
se integraba con el salario básico denunciado, los viáticos, el vehículo, gastos de éste, teléfono
celular y refrigerio.

Al respecto, el Procurador Fiscal en su dictamen manifiesta que el a quo determino que de


ninguna de las disposiciones del Convenio 95 de la OIT surge que “el legislador nacional no
pueda disponer que se autorice a los empleadores a reconocer ciertos beneficios sociales a los
trabajadores”. Sin embargo, especifica que en el caso de análisis no se trata de que el
legislador no pueda disponer que se autorice a los empleadores a reconocer los denominados
“beneficios sociales”, sino de no cambiar la naturaleza jurídica de lo que es propio de la
contraprestación, que sí define el mencionado Convenio en su art. 1º”. En el fallo, la Corte
recordó la protección que se le da al salario a través del principio protectorio previsto en el art.
14 bis de la Constitución Nacional en las declaraciones y tratados internacionales con jerarquía
constitucional como ser la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art.
XIV), en la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 23), en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC, arts. 61 y 71), en la Convención
Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (art. 51 inc. e) y
en la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer
(art. 11 inc. 11.d) todo lo cual hace del trabajador un sujeto de “preferente tutela
constitucional”.

Por lo que se determinó que la base de cálculo de la indemnización salarial debe guardar
razonable proporción con los elementos que componen la remuneración, es decir con la
contraprestación que el trabajador percibe como consecuencia del contrato de trabajo. La
indebida exclusión de conceptos que, se encuentran comprendidos dentro de la noción de
salario que brindan tanto las normas internacionales ratificadas por la República Argentina,
como la propia legislación nacional, afecta el principio constitucional de retribución justa.

“Martín, Pablo Darío c/Mapre ART SA”.

En el caso planteado la demandada interpuso recurso de casación en contra de la sentencia


dictada por la Sala Décima de la Cámara Única del Trabajo que dispuso la aplicación inmediata
del mecanismo de revalorización de las prestaciones dinerarias dispuesto por los arts. 3 y 17
inc. 6 de la ley 26773 y en consecuencia condenó a la ART, conforme la fórmula estipulada en
el art. 14 apartado 2 inc. a) de la ley 24557 y sus reformas operadas por los decretos 1278/00,
1694/09 y ley 26773, en un único pago, sin tope, por la incapacidad pendiente de pago del
6,10% de la T.O., incluyendo en ello a los factores de ponderación. La impugnante sostuvo la
constitucionalidad del art. 14 ap. 2 inc. a) de la ley 24557 en cuanto fija un tope máximo para
resarcir los daños derivados de una incapacidad laboral. Afirmó que ello no afectaba derechos
ni garantías constitucionales y que en el caso el actor no demostró el perjuicio concreto sino
que invocó agravios meramente conjeturales, habiendo percibido sin reservas las sumas
estipuladas por la normativa vigente. Asimismo, denunció errónea aplicación del art. 17 incs. 5
y 6 de la ley 26773. Que el inciso mencionado en primer término resulta claro respecto a la
entrada en vigencia de la nueva norma, la que se aplicará a las contingencias cuya primera
manifestación invalidante se produzca a partir de la publicación en el Boletín Oficial
(26/10/12). Que el inc. 6 complementa al anterior y no surge de su texto que se refiera a las
prestaciones correspondientes a los juicios en curso sino que sólo establece el índice de
actualización que deberá ser tenido en cuenta para las prestaciones por incapacidad
permanente que se deben abonar. Consideró que el Juzgador confundió vigencia de la ley con
monto de las prestaciones ya que el inc. 6 alude a la fórmula de cálculo al estipular que el
índice RIPTE, debe computarse desde el 1/1/10. Que las normas citadas deben ser
interpretadas armónicamente con el art. 8 del mismo plexo, el cual, establece que los importes
se ajustarán conforme el RIPTE pero no dice desde cuándo. Más aún, teniendo en cuenta que
el coeficiente existe desde el año 1994. Manifestó que la ley 26773 no rige retroactivamente
(art. 3, CC) y que expresamente restringe su aplicación a las contingencias ocurridas a partir de
su publicación en el Boletín Oficial. Que el a quo al disponer lo contrario se arrogó facultades
legislativas vulnerando la división de poderes y el principio de legalidad (art. 2 ib.). Que la LRT
no adoptó la noción jurídica de la toma de conocimiento o la determinación del tipo y grado de
incapacidad sino la de la primera manifestación invalidante. Que la retroactividad dispuesta en
la sentencia afecta la seguridad jurídica y su derecho de propiedad. Por otra parte, cuestionó
las razones para respaldar la inconstitucionalidad de la ley 26773, en caso de no ser
interpretada como lo postula el Tribunal, afirmando que dicha normativa no violenta el art. 14
bis de la CN ni los Pactos Internacionales. Que el principio de progresividad se da para nuevas
condiciones de hechos futuros y no a los consumados, a lo que agregó que no hay derechos
irrevocablemente adquiridos. En cuanto a los intereses fijados, expresó que debieron
estipularse desde el 26/10/12 y no desde la fecha de la primera manifestación invalidante pues
se generó una doble actualización del capital y un enriquecimiento sin causa para el
accionante. De otro costado, denunció que el a quo omitió el decreto N° 659/96 al establecer
una incapacidad de 15,90%, cometiendo un error en el cómputo de los factores de
ponderación. Asevera que debió fijarse la incapacidad en un 14,17% y que, de ese modo, el
remanente no indemnizado sería un 4,37% y no 6,10% como se estableció en el
pronunciamiento. El Tribunal Superior de Justicia, a través de su Sala Laboral, admitió
parcialmente el recurso de casación deducido por la parte demandada y, en su mérito, rechazó
la aplicación de las previsiones de la ley N° 26773 al caso. Asimismo hizo lugar a la
impugnación en lo atinente a la determinación del porcentaje de incapacidad en función de los
factores de ponderación. Finalmente, convalidó el desplazamiento del tope indemnizatorio del
art. 14 ap. 2 inc. a) de la Ley 24557, en función del precedente “Butassi”, con intereses
diferenciados según el régimen legal aplicable a cada período.

Analizando los puntos contrapuestos tanto de la Cámara del Trabajo como del Tribunal
Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba observo que la Cámara al momento de
fundamentar su fallo hace mención a doctrina y jurisprudencia en donde se ve reflejado el
principio de progresividad, citando fallos y haciendo referencia a la norma de una manera
literal; no así el Tribunal de Justicia que al momento de realizar su fallo hace referencia a dicho
principio, pero analizándolo de manera profunda y su aplicabilidad al hecho concreto a fin de
reforzar su argumento .

A modo de conclusión puedo decir que en los fallos mencionados se observa la aplicación del
principio protectorio de progresividad por parte del Sistema de Justicia. En los cuales se pone
de manifiesto un comportamiento positivo de parte de los Tribunales en su aplicación.
Exigiéndose conductas positivas que no sólo faciliten su ejercicio, sino que aseguren su
vigencia avanzando permanentemente en la realización de acciones que aseguren una
satisfacción cada vez mayor de estos derechos económicos, sociales y culturales.

María Belén LARA GROS

DNI 31.548.754

También podría gustarte