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Tres años de gobierno que han transcurrido más lento que una película de terror. Nos hemos
acostumbrado a que cada mañana se cimbran los cimientos de la nación mexicana; una
modificación sólo comparable a las guerras de Independencia, Reforma y la Revolución Mexicana.
¿Pero han sido de una auténtica transformación?
A las reformas legislativas hay que añadir los actos de gobierno polémicos o irracionales de López
Obrador: cancelación del aeropuerto de Texcoco; combate al huachicol; arremetida contra los
organismos autónomos; modificación de los programas contra la pobreza por otros clientelares; el
programa Sembrando Vida (que puede destruir a los ecosistemas), Jóvenes Construyendo futuro
(buena intuición pero cargado de irregularidades y falto de normas de operación).
No contento con lo hasta ahora narrado, súmense sus proyectos faraónicos: una nueva refinería
en Dos Bocas (Tabasco); el nuevo aeropuerto de Santa Lucía; el Tren Maya; el Corredor
Transísmico; la no venta del no avión presidencial…
¿Está usted cansado? Vea las mañaneras: la UNAM es neoliberal, la Comisión Federal de
Competencia protege los monopolios; el seguro popular ni era seguro ni era popular; el Decretazo
por el cual AMLO puede realizar obras públicas sin obtener los permisos correspondientes y sin
que los particulares puedan presentar sus medios de defensa; la prohibición de los personajes en
las envolturas; querer a las mujeres sin ser feminista; aborrecer a la clase media; destapar a un
candidatos presidencial cuando ni siquiera han transcurrido los primeros tres años de gobierno.
¿Qué balance podemos hacer? Algunos puntos correctos, como el establecimiento de límites a la
remuneración de los servidores públicos; el aumento al salario mínimo; el impulso a la democracia
sindical y a la democracia directa; el apoyo del T-MEC; respeto a la autonomía del Banco de
México y a las finanzas públicas. Pero creemos que la balanza lastimosamente se inclina del lado
negativo: combate sólo de fachada a la corrupción (un mero cambio en las personas que roban);
persecución a la libertad de expresión; polarización; concentración del poder presidencial y
militarización del país, al que se le dieron aduanas, puertos, infraestructura, vacunas, el Banco del
Bienestar… Todo en sólo tres años. ¿Después de otros tres? El diluvio…