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4.2.3.3.

Uso eficiente del agua

Debido a que opuntia ficus indica es tolerante a la sequía, el consumo de agua de la planta no será
mucha ya que al ser una planta del tipo CAM y al pretender desarrollar la idea de usar a esta
planta como forraje en el distrito de La Joya se trata de una buena oportunidad de aprovechar las
caracterisitcas de esta planta.

En realidad las plantas de nopal, si requieren agua como todos los vegetales, solo que sus
requerimientos son menores si los comparamos con otros cultivos como el maíz, frijol etc.

Es cierto que hemos observado que en las zonas semidesérticas de nuestro país podemos
encontrar a estas plantas desarrollándose óptimamente, no obstante, cuando hacemos una
plantación de nopales con determinadas especificaciones técnicas (distancia entre plantas,
distancia entre hileras de plantas, etc.) es necesario contar con un periodo de riego determinado.

Con una cantidad de 400 mm podría ser necesario algunos riegos de auxilio con el fin de obtener
un material vegetativo suculento y bien desarrollado. Un exceso de humedad en las raíces de las
plantas causaría la proliferación de pudicion y agentes patógenos.

4.2.3.4. Manejo de la materia orgánica

Para el caso de la tuna, los resultados de las investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de
Investigación Agraria (INIA), indican que es recomendable la aplicación de abonos orgánicos y
fertilizantes químicos debido a la respuesta positiva que de ello se observa. En suelos poco
profundos, se sugiere utilizar 5 ton/ha de estiércol vacuno, que equivale a 8 kg por planta.

En la producción de los cladodios tiernos para consumo se utilizan grandes cantidades de abono.
En las plantaciones tradicionales, se cubren las calles con abono de 10 a 15 cm (generalmente de
bovino) cada dos o tres años. En el sistema intensivo, la aplicación de abono se lleva a cabo cada
año. Los niveles de estiércol por hectárea varían de 10 a 20 toneladas, aplicándose de 100 a 200 kg
de Nitrógeno y de 80 a 100 kg de Fósforo por hectárea.

Pero tambien se puede realizar la elaboración de abonos organicos como el bocashi,compost,etc.

Ya que la incorporación de estos abonos organicos ayudara a mejorar la estrucutra del suelo y
facilitara el crecimiento de las raíces.

4.2.3.5. Biodiversidad

Las tunas son prominentes en muchos hábitats áridos y semiáridos. Tienen un papel importante
en la ecología y son importantes para la fauna y la flora que comparten su hábitat. Padilla y
Pugnaire (2006) informan que algunas plantas se benefician de vecinos con los que están
estrechamente asociados, un fenómeno conocido como facilitación. Los cactus a menudo actúan
como "plantas nodrizas" en los climas cálidos: su sombra, y algunas veces los nutrientes asociados
con su presencia, ayudan a establecer las plántulas de otras especies, que de otro modo no serían
capaces de establecerse en suelos cálidos o pobres.

Las especies de nopal proporcionan sitios de anidación importantes para aves, roedores y otros
animales. Las aves se posan en sus ramas para examinar su entorno. Los excrementos de pájaros a
menudo contienen semillas de otras plantas y la sombra de los nopales puede proporcionar un
microclima que favorece que puedan vivir ahí otras plantas.

Cientos de especies de hormigas usan cactáceas para alimentarse y - junto con otros insectos - son
importantes polinizadores de nopales. Mientras que otros depredadores encuentran las espinas
intimidantes, las hormigas se alimentan a lo largo de tallos de cactus, capturando fauna pequeña y
alimentándose de nectarios extraflorales.

La elaboración de los abonos orgánicos como el bocashi, se puede entender como un proceso de
semi-descomposición aeróbica de residuos orgánicos por medio de poblaciones de
microorganismos, que existen en los propios insumos, en condiciones controladas, y que producen
un material parcialmente estable de lenta descomposición en condiciones favorables y que son
capaces de fertilizar a las plantas y al mismo tiempo nutrir el suelo tambiena la vez mantenerlo en
actividad microbiana los cual generaría la aparacion de artrópodos descomponedores.

4.2.3.6. Protección de la erosión del suelo

La degradación de la tierra ocurre en todos los continentes y afecta el sustento de millones de


personas, incluyendo una gran proporción de pobres en las tierras secas (Nefzaoui et al., 2014).
Las zonas secas con un déficit de humedad anual de > 50% cubren aproximadamente el 40% de la
superficie terrestre del planeta. Más del 70% de todas las áreas secas sufren de desertificación, y
actualmente representan 36 millones de km² (Winckler, 2002). Agua y suelo son los recursos
naturales renovables más preciados. Las estrategias para evitar y enfrentar la sequía son
imperativas: por ejemplo, elegir cultivos tolerantes a la sequía, mantener bajas densidades de
plantas y aplicar la conservación y captación de agua.

Suelos de zonas áridas y semiáridas son muy susceptibles a la erosión hídrica (Cornelis, 2006),
principalmente debido a la escasa cobertura vegetal, el bajo contenido de materia orgánica y la
escasa resistencia a las fuerzas de erosión. La magnitud de la erosión hídrica también depende de
la textura, contenido de agua, evaporación, percolación y lixiviación. Estas características del suelo
no son favorables a la resistencia del suelo a la erosión hídrica (D'Odorico y Porporato, 2006). En
áreas áridas y semiáridas, los suelos con poca o ninguna cobertura vegetal están expuestos a
eventos de precipitación torrencial, caracterizados por corta duración y alta intensidad, y son
propensos a procesos físicos y químicos que cambian las condiciones de la capa superficial, como
el sellado superficial y encostramiento. Cuando la superficie está seca, se forma una capa dura
(costra). Los suelos encostrados son típicos de las áreas secas, donde la degradación del suelo es
inducida por la disminución de las tasas de infiltración y el incremento de las tasas de escorrentía y
erosión (Ries y Hirt, 2008). Las áreas áridas y semiáridas son ambientes frágiles donde la cubierta
vegetal es escasa y los procesos de erosión del suelo ocurren rápida y severamente después de los
eventos de lluvia. Sin embargo, incluso bajo tales condiciones, la vegetación nativa tiene un papel
muy importante en la regulación de los procesos hidrológicos de superficie (Vásquez Méndez et
al., 2011). El control de la erosión es otro uso importante de la tuna (Opuntia spp.), como crece
rápidamente y tiene raíces pequeñas que vuelven a crecer cada año desde la raíz principal durante
los tiempos de lluvia. En períodos secos, las raíces pequeñas mueren, agregando materia orgánica
al suelo. Con un mayor contenido de materia orgánica, es más fácil para el suelo absorber el agua
de lluvia. Los nopales (Opuntia spp.) son utilizados en programas para prevenir la erosión del suelo
y combatir la desertificación; son muy adaptables, crecen en suelos severamente degradados que
son inadecuados para otros cultivos, y son ideales para responder a los aumentos en los niveles
atmosféricos de dióxido de carbono (CO2 ). Opuntia también es importante como cobertura en
áreas áridas y semiáridas, porque puede sobrevivir y diseminarse en condiciones de lluvia escasa y
errática y altas temperaturas (Reynolds y Arias, 2001).

Las pruebas que involucran la plantación de nopales para las franjas de recolección de lluvia,
surcos de contornos, estructuras de control de cárcavas y el control biológico de arroyos y
pequeñas cárcavas han tenido buenos resultados. Los surcos de contorno consisten en bordes de
piedra paralelos construidas a 5-10 m de distancia para evitar que el agua de escorrentía (y el
suelo que transporta) dañe las áreas río abajo. Cada surco recoge la escorrentía del área
inmediatamente río arriba/cuesta arriba, que se canaliza a una pequeña plantación de arbustos
forrajeros o nopal. Con una combinación bien diseñada de surcos y nopal, los agricultores pueden
completar con una gran proporción de sus necesidades de forraje.

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