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Jesús dijo que somos la sal y la luz del mundo. Así como la
sal es incorruptible, nosotros debemos permanecer firmes
en nuestra fe, viviendo en santidad. La luz sirve para
alumbrar en la obscuridad y ver el propio sendero y ayudar
a otros, a conocer cuál es la voluntad de Dios. Podríamos
Debemos ser como un faro decir que la sal y la luz son dos símbolos que Jesucristo usa
que ofrece guía a los barcos
en alta mar, les brinda para llamar nuestra atención a lo siguiente:
orientación y luz para
encontrar el camino. Nuestra tarea como hijos de Dios en este mundo es
anunciarlo a Él mediante nuestro testimonio y el mensaje de
salvación revelado en su Palabra. Los cristianos debemos ser conscientes, no solo de nuestros
derechos sino también de nuestras responsabilidades y que nuestra misión como cuerpo de
Cristo en la tierra es la de anunciar las buenas nuevas de salvación al mundo entero,
empezando por nuestra familia, amigos y vecinos.
La misión de la iglesia del nazareno en todo el mundo es hacer discípulos semejantes
a Cristo en todas las naciones, respondiendo así a la Gran Comisión que Jesús dio a su iglesia
en Mateo 28:19-20. Es obvio que para poder discipular a los nuevos creyentes, y estos puedan
madurar en su fe, primero debemos evangelizarlos, es decir comunicarles las buenas nuevas
de perdón de pecados y vida eterna en Cristo Jesús. Por eso, el apóstol Pedro nos exhorta a
honrar a Cristo como Señor en nuestro corazón y estar siempre preparados para responder a
todo aquel que pida razón de la esperanza que hay en nosotros (1 Pedro 3:15).
2.- Discipular a los nuevos creyentes para que se conviertan en cristianos maduros que
después ganen y pastoreen a otros (Juan 21; 15-17; 1 Pedro 5:2-4; 2 Timoteo 2:1-2).
1.- Ore con fe para la salvación de ellos: la biblia dice que la oración del justo
puede mucho.
2.- Sea una persona de buen testimonio: una de las maneras más efectivas de
impactar la vida de otras personas, es demostrándoles la obra que Dios está
haciendo en nosotros. Es importante que evitemos la religiosidad, el fanatismo y
el espíritu de condenación.