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CREA ABUNDANCIA EN 21

DÍAS

DÍA 13
APRENDE A PEDIR

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APRENDER A PEDIR
Recuerdo que mi padre siempre me decía “hijo, el que no habla Dios no lo oye”… y se
refería al hecho de que si queremos algo debemos aprender a pedirlo. El Universo podrá
ser todo lo sabio que tú quieras, pero no es adivino y tenemos que aprender a
comunicarnos con él.
Lo cual no es sencillo ya que culturalmente nos han enseñado que pedir es malo. Nuestra
cabeza está llena de prejuicios con respecto a este tema y nos abruman interrogantes
como por ejemplo:
 ¿Y si me dice que no?
 ¿qué tal que no quiere?
 ¿y si ya no hay?
 ¿qué van a decir?
 ¿y si se enojan?
¡Y la lista puede ser interminable! El hecho es que nos cuesta trabajo pedir lo que
queremos o necesitamos porque pensamos que no lo obtendremos. Cuando la verdad
es que todo cuanto pidamos lo podemos obtener.
El secreto es cómo efectuemos nuestra petición. Si lo hacemos desde la escasez o desde
la abundancia. Recuerda que el universo responderá a nuestra vibración y no sólo a
nuestras palabras. Si, la palabra tiene poder, pero si ésta no va acompañada con la
emoción coherente con el deseo, entonces ésta carecerá de fuerza.
No importa cuánto pida, la única manera de comunicarnos con el universo es a través de
la vibración. Por lo que es importante que nuestras emociones estén sintonizadas con
nuestras palabras.
La mejor manera de que se cumpla tu petición es pedir lo que ya tienes. Si, ya sé que en
este momento estarás diciendo “¿para qué voy a pedir lo que ya tengo?” Por la sencilla
razón de que si pides lo que no tienes, entonces estarás en la vibración de la carencia,
¡y desde ahí te comunicarás con el Universo!
El reto es “pedir dando por hecho que ya eres poseedor de aquello que quieres”. Cuando
pedimos lo hacemos con fe. El acto de pedir es un acto de fe. La fe le imprime fuerza a
la petición y hace que ésta sea escuchada.

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En el Evangelio de Lucas, puede leerse:
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y os será abierto. Porque todo aquel
que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que toca, es abierto…”
(Lucas 11:9,10)

Y me gusta acentuar esta parte del versículo: “porque todo el que pide recibe”. La fe no
es otra cosa que la creencia total y absoluta de que aquello que quieres es ya una
realidad. Una persona que actúa con fe no tiene ni miedos ni dudas. Podrá tener
problemas pero la certeza de que su vida está en proceso de transformación la
mantienen enfocada en las cosas que tiene que hacer para lograr lo que desea. La falta
de fe crea incertidumbre, miedo y angustia. Nada puede crecer en un ambiente tan hostil.

“Abro mis brazos, mis manos y mi corazón a todas


aquellas cosas y circunstancias que deseo invitar a
mi vida. Pido con alegría porque cada petición que
hago es escuchada y atendida”

¡Éxito Cuántico!

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