Estamos a só lo unas cuantas horas de empezar un nuevo añ o legislativo con todo lo
que ello implica y con un cú mulo de temas que son relevantes para el país y, para ello, es que todas y todos los legisladores federales debemos contar con herramientas de aná lisis propicias para decidir sobre lo mejor del país. En ese sentido, ademá s de los temas presupuestales que será n de vital importancia al enfocarse en el penú ltimo añ o de la actual administració n y la precarizació n de algunas dependencias, así como de sus facultades, tenemos de frente las reformas en materia electoral y también de la Guardia Nacional. En materia electoral hemos realizado un esfuerzo importante dando voz a los principales actores en la materia y a especialistas a fin de llevar a cabo un proceso reflexivo de peso que no deje duda de la construcció n adecuada de la normatividad y, sobre todo, del cuidado de los intereses de quienes nos dieron su apoyo para estar en el Congreso de la Unió n. Como lo adelantamos, no se trata de dar un no rotundo porque esa no es la tarea de un profesional en la materia legislativa, sino que se trata de revisar puntualmente cada una de las propuestas que llegan a nuestras manos sin sesgos de ningú n tipo y con todos los argumentos jurídicos y de hecho que permitan construir un mejor país desde el apartado legal. La materia electoral, ademá s, requiere de claridad, de suficiencia y de seriedad porque es a través de ella que se materializa el derecho del pueblo de México a decidir, por lo que sería un despropó sito ensuciar al Instituto o las leyes que rigen las decisiones soberanas de nuestro país eliminando de tajo á reas, recursos o procesos que, hasta la fecha han demostrado su eficiencia y su transparencia para rendir cuentas democrá ticas suficientes. Por otro lado, es innegable que la inseguridad en el país está en el momento má s crítico de la historia, ya que los delitos de grupos del crimen organizado y los comunes no ceden ni un milímetro sin que la estrategia cambie o se robustezca. Peor aú n , las soluciones que se tratan de encontrar resultan, a todas luces insuficientes y contrarias a lo mandatado en la Constitució n debido a que, pro la reforma enviada al Congreso, se trata de una militarizació n vedada a pesar que hace apenas unos añ os, se oponían a una medida de tal magnitud o, incluso, algunas menos agresivas. Lo que sí debemos tener muy claro es que el proceso de modificació n que se busca en ambos rubros no es el camino adecuado, ya que por la propia figura de modificació n legal ya nos encontraríamos de frente con la barrera de la inconstitucionalidad cuando nosotros, como Poder Legislativo, debemos ser los primeros en evitar esas aberraciones jurídicas que, ademá s, en poco tiempo será n inoperantes cuando se declare la evidente inconstitucionalidad. Esos cambios deben de realizarse directo en la Constitució n federal, sin embargo, parece que el afá n de hacerse tareas que no corresponden al Poder Ejecutivo y la prisa por demostrar una falsa rivalidad entre la administració n pú blica y el Congreso para fortalecer un discurso, han buscado una salida en cambios legales que violan flagrantemente nuestra Carta Magna. Tenemos la disposició n de construir acuerdos, de crear leyes acabadas y sustentadas en el marco constitucional, sin embargo, cuando se tratan de imponer reformas el resultado es en contra del pueblo de México que nos ha encargado seriedad en el tema y por eso este periodo de sesiones será de gran relevancia para el futuro inmediato para el país.