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Antropología - Taller 1

TP Nº2
GARAY LUCIA ANGELICA
DNI.: 35026561
PROFESORADO DE HISTORIA
PRIMER AÑO
FUPE VIRTUAL

Teniendo en cuenta como base el libro de Matheson “Soy Leyenda”


(no la película) desarrollar en función de la totalidad de los autores
de teóricos y de prácticos de la bibliografía de la unidad 2: la
construcción del “otro” negativo. Teniendo como referencia adicional
el material bibliográfico aquí adjuntado

http://descargar.lelibros.online/Richard%20Matheson/Soy%20Leyen
da%20(33)/Soy%20Leyenda%20-%20Richard%20Matheson.pdf
https://core.ac.uk/download/33746214.pdf
https://mislibrospreferidos.com/_uploads/primer-capitulo/3c2f9-
27925_los-que-sobraban.pdf
https://proletarios.org/books/Foucault-Historia_de_la_locura_I.pdf
La construcción de la otredad negativa

El presente trabajo intenta demostrar cómo se construye la visión de la


sociedad, y de los individuos que la componen, al encuentro y convivencia de
“otros” seres ajenos a ella. para llevar a cabo el análisis se tendrá en cuenta el
libro “Soy leyenda”, de Richard Matheson, y se lo relacionará con las formas
despectivas que se desprenden ante esa distinción de uno y el otro.
Por lo tanto, se abordarán temas como migraciones, xenofobia, racismo, y
sexismo para explicar la negatividad que implica la consideración de aquello
que no forma parte de lo “nuestro”.

Introducción

Desde el punto de vista de la Antropología, el termino otredad implica aceptar


al otro como un ente ajeno a nosotros; si bien cada persona es única,
reconocer al otro como distinto a nosotros y a nuestro ámbito es una
construcción psicológica y social, donde ese otro no forma parte de nuestro
mundo, y este mundo depende del punto de vista de cada individuo.
Esta distinción del otro como distinto, diferente a lo que nos identifica, no
necesariamente tiene que ser negativa. Se trata de aceptar la diversidad y
apreciar las diferencias entre las partes. Sin embargo, el asombro y temor
hacia lo desconocido condicionan nuestra perspectiva y la diferenciación pude
llevar a comportamientos discriminatorios, xenófobos y racistas.
Al reconocer al otro como un opuesto, aquello que no somos, que no forma
parte de nuestro mundo, y de lo que conocemos, el individuo asume su
identidad, colectiva e individual.

Soy leyenda

El libro trata de la soledad y el aislamiento de un hombre frente a la “muerte y


conversión de todos los integrantes del mundo por una guerra bacteriológica,
que terminó convirtiendo a todos en vampiros, dejando al protagonista como el
único sobreviviente.
La lucha diaria contra los vampiros lo agota mentalmente por lo que decide
buscar algún tipo de explicación científica que permita entender el porqué de la
situación. Luego de casi 3 años de encierro encuentra a una mujer quien
cambia el destino de Neville, y lo convierte ahora en ese otro diferente que
debe ser exterminado.
El otro negativo

La otredad es no percibir al otro como igual a uno, sino como alguien diferente
a lo que nos rodea e identifica. Esto no implica que por las diferencias ese otro
deba ser discriminado. Aunque socialmente la otra edad se forma a través de la
alteridad y lo opuesto; ese otro es alguien que no somos y que tampoco
queremos llegar a hacer.
La diferenciación depende de la perspectiva de cada uno, qué puede
condicionar nuestra visión y referirnos al otro como alguien superior o inferior.
La calificación negativa ante ese otro desconocido y diferente, lleva la
discriminación y estigmatización de aquello que no es propio y que no forma
parte de mi comunidad.
Está mirada etnocéntrica determina las actitudes racistas hacia ese otro distinto
convirtiéndolo en un sujeto negativo que puede alterar y afectar la
individualidad del sujeto que lo califica. Los otros se convierten en lo extraño, lo
desconocido, lo malo.
“Para la Antropología es evidente qué en torno a los otros existe una especie
de halo o aura especial que va más allá de la definición de identidades tribales,
étnicas, nacionales o personales: un halo que señala aquellos seres ajenos,
extranjeros y bárbaros, que se hayan fuera del círculo propio del ego, sea este
entendido como un enjambre colectivo o como una partícula individual” (Bartra,
2013, p.34).

El otro en Soy leyenda

La novela presenta al protagonista como el único sobreviviente humano de una


sociedad que fue exterminada por una plaga y que ha convertido al resto de los
habitantes en vampiros. Neville se esfuerza en comprender porque el terminó
siendo el único que no se vio afectado, mientras todos los demás ahora son
seres sanguinarios, por lo que impone barreras para evitar el encuentro con las
bestias que solo quieren convertirlo.
En este momento se presenta el binomio yo-otro como el temor al convertirse
en aquello no deseado en lo extraño a lo largo del relato el protagonista intenta
comprender la enfermedad y busca respuestas en hechos científicos para
comprender su comportamiento primitivos y salvajes de la de las bestias chupa
sangre.
Al final de la obra se encuentra con una mujer quién pudo sobrevivir junto a
otros vampiros en base a una serie de medicamentos que la llevan a actuar
con normalidad, fundando una nueva sociedad intenta establecer un nuevo
orden social donde Neville y los otros a ya no son necesarios.
Es a partir de esta nueva realidad, objetiva y operante “desde donde se toma
conciencia de las relaciones sociales […], desde donde se definen sus
objetivos, desde donde se piensa el pasado y se construye la historia” (Altube,
Mogliani, p.8)
El protagonista ahora se convierte en ese otro extraño una leyenda mitológica
de la sociedad humana que no tiene lugar en el nuevo mundo.

La enfermedad como otredad

La primera diferencia que se encuentra en el libro es la enfermedad como lo


opuesto. Todos aquellos infectados se construyen colectivamente en un "otros"
del que debe alejarse el humano para no pertenecer. “Las enfermedades
siguen siendo definida socialmente como la afectación producida por un
elemento extraño, extranjero, hostil y no deseable donde se instala la otredad”
(Almagro, 2019, p. 262).
Este virus que desencadenó la transformación de los humanos en vampiros
produce la estigmatización y el rechazo hacia los infectados llevando así a la
marginalidad, a un destierro de la civilización sana.
Una consecuencia de esta consideración es que “las enfermedades pertenecen
a los otros a los no semejantes” (Almagro,2019, p. 264) y al ser los culpables
son “considerados como diferentes quiénes las producen y las exporta
convirtiéndose por tanto nuestros enemigos” (Almagro, 2019, p. 264).
Las enfermedades corresponden a una construcción cultural contextualizada
cada enfermedad lleva consigo una elaboración social deliberada es decir que
cada sociedad expresa las enfermedades según sus creencias y zonas
atravesadas por más metáforas que refuerzan esas imágenes creadas " unos
imaginarios que condicionan nuestro la visibilidad y aceptación social de estas
sino que mediatizan incluso Y cómo nos relacionamos con ella o Cómo
llegamos a padecerlas sufriendo en muchos casos más por el peso simbólico
que por las enfermedades” (Almagro, 2019, p. 255).
La enfermedad, por lo tanto, expulsa a quien la padece; el sujeto carga el peso
y el estigma de ser una amenaza para la sociedad.

Alteridad

En un momento del relato, cuando la cordura del protagonista pende de un hilo,


intenta comprender la enfermedad y comportamiento de los vampiros como un
hecho científico, y no una suma de supersticiones heredadas.
“Una persona a través de la interacción con el otro puede conocer aspectos del
que antes no sabía, creando imágenes e ideas sobre el otro que antes se
desconocían y pudiendo de esta manera llegar al reconocimiento del otro”
(Córdoba y Vélez- De La Calle, 2016, p.1003).
Siempre el encuentro entre dos culturas produce el enfrentamiento entre dos
concepciones diferentes de ver la vida. Y esto implica un replanteo en la
identidad del “yo”, que por mas que sea externo se identifica también como otro
sujeto como “yo”.
“En el encuentro con otro, el hombre percibe su finitud, entre otras cosas
porque se encuentra con lo que no es el, lo que a su vez provoca que el yo se
tope con su vaciedad” (Córdoba y Vélez- De La Calle, 2016, p.1007).
Si bien Neville intenta buscar la cura mediante determinados experimentos, su
actitud demuestra un grado de tolerancia hacia los vampiros, en el momento en
que acepta esas diferencias por mas que busque su explicación.
“La verdadera tolerancia que surge del planteamiento de la alteridad permite la
“afirmación de la exterioridad del otro…”” (Córdoba y Vélez- De La Calle, 2016,
p.1007).

Relación con los procesos históricos

Soy Leyenda podría presentarse como una analogía de la historia del mundo,
donde podemos encontrar relaciones con distintos procesos históricos como la
conquista de América, con todo lo que eso significó: violencia, matanza,
destierros, apropiación, dominación e imposición de la cultura occidental por
sobre la de los nativos.
Esa supremacía blanca sobre lo indígena, con tintes de racismo, también
podría ser relacionada con otro hecho aberrante de la historia mundial, las
practicas nazis que llevaron al exterminio de la población judía, donde “el futuro
de la nación alemana dependía de que la sangre aria […] pura, persistiera y
gobernara el país…” ya que la existencia humana depende de la pureza de la
raza como “creadora y portadora de cultura” (Ramiro, 2014, p. 6)

Conquista de América

De esta manera, podríamos interpretar a Neville como el último nativo


americano, aferrado a lo poco que queda de su civilización, y los vampiros
podrían ser los primeros colonos que llegaron a esa tierra, que contagian a
todos con su enfermedad y convirtiendo a todos los habitantes de la antigua
sociedad en sus pares bestiales.
Sin embargo, cando aparece en escena la mujer hibrida, mestiza, una humana
que se adapto a las nuevas características de los vampiros mediante el uso de
medicamentos que permiten adaptarse al mundo, se crea una nueva sociedad,
una nueva concepción de un “nosotros”, que ya no considera participes ni a los
vampiros, ni al humano para continuar con el nuevo orden.
“Creando intelectuales propios (y excluyendo a los orgánicos subalternos de las
clases dominantes), las clases subalternas deben organizarse. Su toma de
conciencia y la organización de su propio sistema hegemónico, o visión del
mundo, permite buscar el consenso y alianza de la clase fundamental con las
demás clases subalternas. A partir de allí, podrá tender a conformar un nuevo
bloque histórico, económico, político e ideológico, que solo será una vez que
estén a su cargo el sistema hegemónico y el Estado” (Altube, Mogliani, p.13)
A partir de aquí, todo lo que no se considera acorde a esta nueva sociedad
será tratado como otro, que debe ser exterminado a fin de continuar con la
creación de la nueva sociedad.
Es un intento de borrar su historia, lo que podría asemejarse a las poblaciones
mestizas actuales que reniegan de su pasado; en el caso de América, una
desindianizacion, “la perdida de la identidad colectiva original como resultado
del proceso de dominación cultural” (Bonfil Batalla,1987, p.12) estableciendo
nuevas formas de vida tomando aportes de ambas culturas, la nativa y la
occidental.

Dos civilizaciones

La conquista de América generó el encuentro de dos mundos diferentes. Los


primeros colonos percibieron a los cnativos americanos como “otros” seres,
pero no solo como diferentes a ellos, sino como seres salvajes y primitivos; un
conjunto de barbaros que debían ser civilizados por su propio bien. “Cada
elemento de cultura forma parte de una estructura que trae consigo sus propias
normas internas de juicio, y estas reglas serían las únicas que permiten
determinar la calidad y la corrección de las ideas, los objetos o las instituciones
que integran un sistema” (Bartra,2013, p. 14).
Esta concepción europea, etnocentrista, los definía como seres incapaces de
hablar y comprender, por lo que sus costumbres y maneras eran mas
parecidas a las bestias que a los hombres, es decir, los consideraban seres
incultos e inhumanos.
Los indígenas americanos representaron todo lo extraño, lo ajeno a la sociedad
europea, y por su inferioridad debían ser sometidos a ella.
“Una característica sustantiva de toda sociedad colonial es que el grupo
invasor, que pertenece a una cultura distinta de la de los pueblos sobre los que
ejerce su dominio, afirma ideológicamente su superioridad inmanente en todos
los ordenes de la vida, y en consecuencia, niega y excluye a la cultura del
colonizado” (Bonfil Batalla,1987, p.10).
Se procedió así a civilizar a las comunidades nativas bajo el modelo cultural
europeo occidental, negando su cultura ancestral e imponiendo nuevas formas
de ver el mundo. “La dominación colonial […], intentó sistemáticamente destruir
lo niveles de organización mas amplios, los que incluían en su seno una vasta
población que ocupaba un amplio territorio, y trato de reducir la vida indígena al
ámbito de la comunidad local” (Bonfil Batalla,1987, p.37).

El caso de México

En la actualidad, en México coexisten y conviven dos civilizaciones, la


mesoamericana y la occidental, en un enfrentamiento que viene desde la época
colonial, entre quienes participan e impulsan el proyecto occidental civilizatorio
-los grupos y clases dominantes- y entre quienes resisten aferrados a sus
formas de vida mesoamericanas -los indios-, consideradas como símbolos de
atraso.
Estos últimos son las comunidades del México profundo, aquel que esta
negada, y donde su realidad es un obstáculo a vencer. La necesidad de
homogeneizar a la población y desindianizar al país, es lo principal para poder
configurar una nación moderna.
“El modelo de homogeneización como acto civilizatorio paso a integrar un
“bloque histórico”, esto es la conjuncion de relaciones estructurales y
perspectivas ideológicas, orientado hacia la represión de las culturas indias. Así
se construyo un modelo de sociedad que suponía la abolición de la alteridad
como forma de aspirar a la “modernidad” de la época” (Bartolomé, 1997, p. 28).

Mestizaje

La condición mestiza de México es conformada por una vasta población que


tiene rasgos físicos de origen mesoamericano, y conforman a pesar de esto, un
contingente de indios desindianizados, que son aquellos que rechazan
pertenecer a una colectividad india delimitada, y se ven forzados a renunciar a
esa identidad que originalmente estaba basada en una cultura propia.
“El proceso de mestizaje no ha sido solo biológico sino sobre todo social y
cultural; por ello personas racialmente indígenas pueden asumirse y definirse
culturalmente como mestizas. De esta manera ser o no ser indígena representa
un acto de afirmación o negación lingüística y cultural, que excluye la
pertenencia a un fenotipo racial particular” (Bartolomé, 1997, p.23).
Es así que renuncian a su patrimonio cultural heredado y niegan la cultura
nativa para pertenecer a un “nosotros” que pretende ignorar u ocultar su
pasado.
“Lo indígena porta entonces un gran peso histórico y simbólico, aunque por lo
general se tienda a estigmatizar la condición india contemporánea, al
considerarla un arcaísmo que debe desaparecer para dar lugar a la
“modernidad” entendida como integración a una occidentalización planetaria”
(Bartolomé ,1997, p. 24).

Migrantes y capitalismo

El intento de los estados latinoamericanos por transformarse en sociedades del


estilo europeo pone en evidencia la importancia de la participación de los
ciudadanos en la conformación del Estado y de una identidad nacional. Sin
embargo, las constantes migraciones y desplazamientos poblacionales ponen
en riesgo el significado de los símbolos identificatorios que construyen esa
identidad.
“Una primera aproximación Al otro, a este nuevo extranjero de la cultura liquida,
nos indica que se trata de un conjunto de símbolos que tienen en común la idea
del alejamiento de un sujeto respecto del mundo que lo rodea, como si sufriera
la atracción de un astro lejano cuya luz lo bañase con esa aureola que nos
produce la sensación de extrañeza. Ese conjunto de símbolos forma una suerte
de fluido cultural que refleja la alteridad o la extranjería. Podría decirse que se
trata de espejos líquidos que reflejan las inquietudes por la presencia masiva
de otredades interiores” (Bartra, 2013, p. 34)
La apertura de mercados regionales que atraen a colectivos de migrantes
genera en la sociedad receptora actitudes discriminatorias, estigmatizantes y
de rechazo hacia los extranjeros, pese a las medidas políticas y sociales
impuestas desde el estado. “Pero esa actitud racista de rechazo a la diferencia
o miedo a la “otra” cultura no es sintomática y universal, tiene ubicados a cierto
tipo de seres humanos, casi siempre migrantes de países pobres, situación que
nos dice mucho sobre la persistencia de ciertos imaginarios sociales que
contraponen una cultura progresista, modernizadora y universalista contra una
particularista y supuestamente primitiva” (CEPAL, 2001, p.4)
La globalización hizo que las poblaciones se desplacen por diversos territorios
para ofrecer su fuerza de trabajo, y las clases dominantes dueñas de los
medios de producción, se aprovecharon de esta mano de obra inmigrante para
seguir obteniendo beneficios económicos, violando sistemáticamente los
derechos de esa población, amparándose en las políticas económicas
imperantes.
“El dominio de la cultura es constituyente del poder burgués. Éste, apoyado
sobretodo en el consenso de las masas en su propia explotación y en su
creencia en el autogobierno a través de un Estado democrático representativo”
(Altube, Mogliani, p.6).
La lógica capitalista permite que los migrantes sean utilizados por las empresas
nacionales y transnacionales como mano de obra barata, excluidos de los
beneficios que los ampara la ley al no ser ciudadanos legales.
“La vinculación entre precariedad del mercado de trabajo y pobreza no tiene
discusión justificativa, como tampoco que esta última se encuentre asociada a
la discriminación que sufren la mayoría de las víctimas del racismo, xenofobia y
otras formas conexas de intolerancia y que estas prácticas aumenten las
condiciones de pobreza, marginalidad y exclusión social de grupos y
colectividades con el peligro de que se reproduzcan y ampli3n en forma
sistemática” (CEPAL, 2001, p.33).

Racismo

“El desprecio por el otro aduciendo rasgos físicos, culturales, religiosos,


configura uno de los lastres más aborrecibles de nuestra época” (Woldenberg,
p. 153)
El temor hacia eso otro desconocido, aflora el sentimiento de pertenencia
propio hacia nuestra comunidad.
Cuando se establece el limite entre eso que no se es y tampoco se desea ser,
aparecen los valores y prejuicios negativos sobre ese otro.
Así aparece el racismo, “una serie de prejuicios ideológicos y culturales por
medio de los cuales una comunidad segrega, condena, desprecia, oprime a
otro. No solo se establece una relación jerárquica entre unos y otros, sino que
se piensa como inferiores a quienes son colocados en los últimos escalones, y
en ocasiones como infrahumanos” (Woldenberg, p 154).
Soy Leyenda demuestra todas las connotaciones negativas que adquieren los
vampiros al ser los diferentes al protagonista. Este se excluye en su casa, y
excluye a los otros a un afuera, para impedir el contacto. La lucha y defensa del
territorio en el que vive es para evitar convertirse en eso aberrante de lo cual
teme.
“ El racismo, verdadero “fenómeno social total”, se inscribe en practicas (formas
de violencia, de desprecio, de intolerancia, de humillación, de explotación),
discursos y representaciones que son otros tantos desarrollos intelectuales del
fantasma de profilaxis o segregación (necesidad de purificar el cuerpo social,
de preservar la identidad del “yo”, del “nosotros”, ante cualquier perspectiva de
promiscuidad, de mestizaje, de invasión), y que se articulan en torno a
estigmas de la alteridad…” (Balivar, Wallerstein1991, p.32)
La construcción el otro se da a partir de prejuicio y estereotipos, por lo que el
trato que ese otro reciba depende de como lo perciba la sociedad.
En el libro se hace referencia a las historias de vampiros que acecharon al
mundo en siglos anteriores, por lo que la imagen actual que el protagonista
tiene sobre ellos esta condicionada por esas preconcepciones establecidas que
aumentan su rechazo hacia ellos.
El racismo y la discriminación tienen una naturaleza más social que biológica.
“El racismo es una relación social y no un simple delirio de sujetos racistas”
(Balivar, Wallerstein, 1991, p.69).
Ese temor hacia lo desconocido lleva al protagonista a tomar medidas
extremas para protegerse de la amenaza de los vampiros. “Lo que se
presentaran son fenómenos de segregación y persecución contra aquellos que
en ese momento sean considerados como los otros” (Woldenberg, 155).

El nuevo orden social

El libro podemos encontrarlo con la creación de una nueva sociedad en la cual


no tienen lugar ni el protagonista ni los vampiros. Esta nueva sociedad cree
necesaria Exterminio de las otras razas ya que no cumplen con las mismas
características que ellos, los vampiros son seres bestiales y Neville es un
humano Ellos son la mezcla de las dos y de esta manera conformarán un
nuevo orden pasados en sus propias leyes.
“El racismo se convirtió en una cosmovisión que declaró como principios
naturales necesarios la lucha de razas y la creación de nuevas, solo así podría
conseguirse la estabilidad, aunque esto llevara a medidas extremistas”
(Ramiro, 2014, p.7).
Al establecer esa higiene racial, podemos relacionar las medidas tomadas en
Alemania bajo el régimen nazi, que instauro una persecución y matanza contra
los judíos bajo la premisa de que la supremacía de la raza aria por sobre todas
las otras.
“… no es el Estado sino la raza el principal motivo de su proyecto político.
Perpetuar la raza aria, no era un fin en sí mismo sino una asociación de ideas
basadas sobre todo en formas de pensamiento donde La pureza de la sangre
era el único fin a alcanzar” (Ramiro, 2014, p.26).

Conclusiones
Soy leyenda ilustra a la perfección la manera en que nos relacionamos cuando
nos enfrentamos a lo desconocido. Mas allá del miedo que provoca el
encuentro con otro ser distinto a mi, las diferencias latentes hacen que el otro
se convierta en lo negativo, y no dejan que percibamos al otro como realmente
es. Migrantes, pobres, indios, negros, judíos, etc., conforman esa otredad de la
cual tememos porque cuestionan nuestra propia identidad, y muchas veces nos
llevan a estigmatizar y discriminar, y a no aceptar esa diversidad como un
hecho natural, ya que todos somos distintos pero humanos al fin, sin jerarquías
ni dominaciones.
“El racismo ha conjugado siempre las pretensiones basadas en la continuidad
de un vínculo con el pasado (definido genético y/o socialmente) y una extrema
flexibilidad en la definición presente de las fronteras entre estas entidades
reificadas denominadas razas o grupos étnicos, nacionales y religiosos”
(Balivar, Wallerstein1991, p.57).

La diversidad cultural debe ser entendida desde el Estado, con políticas


socioeconómicas de tolerancia para que la integración social se lleve a cabo, y
no exista rechazo hacia los representantes de otras culturas.
“Una nueva concepción implicaría desarrollar institucionalmente y en los
entornos de la cultura de los países receptos de migrantes, esas “virtudes
cívicas” de las que tanto se habla en ámbitos y espacios políticos;
representaría un concepto pluralista que se refiera a los comportamientos y
valores que en una democracia son necesarios para que no se vulneren los
derechos humanos y las identidades diferenciadas que son débiles en la esfera
pública; implicaría que la tolerancia no aparezca como un mero cálculo racional
que esconda y confunda posturas indiferentes hacia el otro, al distinto, al
advenedizo como que fuese tolerancia; y, finalmente, vendría a constituirse en
un método universal de convivencia civil que se aplique en los distintos ámbitos
de la vida social” (CEPAL, 2001, p. 15)
Bibliografía

Almagro, A. (2019): La enfermedad como otredad: Las metáforas dominantes a


partir de las practicas visuales, Revista de Antropología Iberoamericana,
Vol.14, N. 2.
Altube, R. y Mogliani, I.: Gramsci, una perspectiva ineludible.
Balivar, E. y Wallerstein, I. (1991): Raza, Nación y Clase, IEPALA, Madrid.
Bartolomé, M. (1997): Gente de costumbre y Gente de razón. Las identidades
étnicas en México. Instituto Nacional Indigenista. Siglo XXI editores.
Bartra, R. (2013): Territorios del terror y la otredad. Sección de obras de
Filosofía. Fondo de Cultura Económica. México.
Bonfil Batalla, G. (1987): México profundo. Una civilización negada
CEPAL (2001): Migrantes y Racismo en América Latina: dimensiones ocultas
de realidades complejas. Comisión Económica para América Latina y el
Caribe. Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Reunión de Expertas
sobre Racismo y Género. Chile.
Córdoba, M. y Vélez- De La Calle, C. (2016): La alteridad desde la perspectiva
de la transmodernidad de Enrique Dussel. Revista Latinoamericana de
Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14 (2), pp. 1001-1015.
Ramiro, M. (2014): Practicas eutanásicas durante el Nazismo. Trabajo de fin de
grado. Escuela Universitaria de Estudios Sanitarios..
Woldenberg, J.: Racismo y educación.

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