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(Josep M. Duart)
INTRODUCCIÓN
Siendo que la escuela educa en valores, los nuevos espacios que han
surgido producto del desarrollo de las Tecnologías de la Información, de la
Aldea Global, de las redes sociales, de la virtualidad, a no dudarlo se han
constituido en espacios en el que también se deben observar el fortalecimiento
de los valores y de la ética. Para ello cabe preguntarnos ¿Es posible aprender
ética en la virtualidad? Por lo tanto, en este mutuo aprendizaje los roles serán
cambiantes, pero siendo que como educadores formamos personas, los
espacios recién descubiertos deben dar lugar al desarrollo de los valores sin
estar ajenos a nuestros sentimientos, acciones, valoraciones en búsqueda del
bien común de y una sociedad con mayor armonía, paz y justicia por citar
algunos valores.
¿Cuál será entonces el desafío en este periodo contemporáneo que nos
ha tocado trabajar como agentes educativos formadores? Sin lugar a dudas
será desarrollar estrategias o conjunto de acciones educativas en los espacios
que nos crea la virtualidad para fortalecer los valores éticos que nuestros
educandos deben tener en un mundo real – virtual.
VALORES Y VIRTUALIDAD UNA RELACIÓN CONTEMPORÁNEA Y REAL
Para nadie es ajeno que los valores delinean nuestras vidas y que nos
califican cuando manifestamos a través de nuestro comportamiento o conducta
que tan ético somos. Educamos en valores porque hemos sido formados en
valores y las escuelas se constituyen en espacios para fortalecer los mismos,
sin embargo, se puede pensar que aparecida la virtualidad a través del internet
y de las redes sociales existe poca relación casi nula entre la persona que se
educa y el entorno virtual en el que se desarrolla el aprendizaje. Todo ello
totalmente ajeno a lo real a lo que hemos percibido en estos 3 últimos años de
pandemia y post pandemia. Los valores no se enseñan; se aprenden por lo
tanto no existe impedimento alguno para que en la virtualidad la escuela pueda
educar en valores, ya que las relaciones interpersonales que se puedan dar no
necesariamente estarán dadas por el contacto físico.
Ahora siendo que en las escuelas se gestiona los espacios para que se
desarrollen y fortalezcan los valores, el reto o desafío de la escuela
contemporánea en los entornos virtuales es análogo, por lo tanto se hace
necesario que sean las propias escuelas las que creen “espacios virtuales” en
los que también se consoliden y fortalezcan los valores, aunque parezca
contradictorio no lo es toda vez que en la virtualidad también se observan
relaciones interpersonales y estas son puestas de manifiesto cuando son los
mismos estudiantes quienes modelan su conducta y comportamiento en sus
“diálogos virtuales” y “tareas virtuales”, por citar algunos ejemplos. Por ello, es
necesario que los espacios virtuales del aprendizaje “EVA” que se cree en la
escuela en todo momento deben buscar las relaciones interpersonales entre
los educandos y educadores, tal igual como ocurre en la virtualidad la
educación no es bidimensional ni biunívoca sino transversal, espacial ya que
busca que todos los agentes educativos se relacionen, convivan y aprendan
valores.
CONCLUSIONES