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Historia Economica
Historia Economica
6502107GR01A01
Esta Historia Económica pretende ayudar a dar respuesta a preguntas importantes sobre el mundo globalizado
en este arranque del siglo XXI. ¿Cómo ha conseguido la humanidad saltar de las sabanas africanas al espacio,
en apenas 70. 000 años? ¿Cómo pueden alimentarse casi 8.000 millones de seres humanos, cuando hace un
Historia Económica
siglo apenas éramos una cuarta parte? ¿Cuáles son los grandes hitos de este recorrido? ¿Por qué fue revolucionaria
la Revolución Industrial y, diez mil años antes, el descubrimiento de la agricultura y la ganadería? ¿Por qué,
José U. Bernardos Sanz
José U. Bernardos Sanz es profesor contratado doctor en el Departamento de Economía Aplicada e Historia
C Económica de la UNED. Su investigación se ha centrado en el abastecimiento urbano preindustrial, al que dedicó
M
su tesis doctoral. Sin abandonar este tema, actualmente estudia la ganadería y la demografía castellanas del
Antiguo Régimen.
Y
CM
Mauro Hernández es profesor titular de Historia Económica en la UNED. Ha investigado en materias de
MY historia social, inicialmente en las oligarquías urbanas en la Castilla moderna y, posteriormente, en historia de
CY
la ganadería y del trabajo. Entre sus publicaciones destacan las de materiales docentes, que le han valido el
premio de materiales didácticos de la UNED.
CMY
K
Miguel Santamaría Lancho es profesor titular de Historia Económica en la UNED. Especialista en historia
medieval, su investigación se ha centrado en el estudio de las transformaciones económicas y sociales de la
Corona de Castilla en los siglos XIV-XVI. Experto en aplicación de tecnologías de la información y comunicación
(TIC) a la enseñanza, ha participado en numerosos cursos y proyectos en colaboración con el Banco Iberoamericano
de Desarrollo, la OEA y la Unión Europea.
Historia Económica
ISBN: 978-84-362-6739-6
02107
colección
Editorial Grado
9 788436 267396
6502107GR01A01 GR
Historia Económica
www.uned.es/publicaciones
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1. Antes de la agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
2. La domesticación de plantas y animales ¿cómo, cuándo,
dónde y por qué? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
3. El desarrollo de civilizaciones hidráulicas y sociedades complejas . . . . . . . . . . 106
4. Tres modelos de desarrollo de la economía en la Antigüedad:
civilizaciones comerciales, pueblos nómadas e imperios territoriales
en el primer milenio adE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
4.1. Roma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
4.2. Imperio Han en China . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
5. Civilización y barbarie en el mundo antiguo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
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Índice
9
Historia económica
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Índice
Tema 10. L
a evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra
Mundial (1945-1991) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465
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PRESENTACIÓN
Por este motivo, los autores nos lanzamos a una piscina que ha resul-
tado ser algo más honda y agitada de lo que pensábamos. Aprovechamos
la experiencia docente acumulada, y también lo que creímos mejor de los
manuales existentes, además de materiales propios elaborados anterior-
mente para la UNED. La puesta en marcha de los nuevos grados ajustados
al Espacio Europeo de Educación Superior nos proporcionó la excusa y el
acicate para la tarea. Este es nuestro manual, que no pretende sentar cá-
tedra sino convertirse en una herramienta útil para los estudiantes. De la
UNED, desde luego, y ojalá también de otras universidades. Hemos tratado
de seleccionar un catálogo ajustado de temas, desarrollarlos con la exten-
sión precisa (buscando más la brevedad que la exhaustividad), dotarlos de
abundantes materiales de apoyo y de herramientas para el aprendizaje a
distancia. Pero al final del camino, tendrán que ser los estudiantes quienes
digan si hemos acertado.
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Historia económica
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Presentación
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INTRODUCCIÓN
LAS PREGUNTAS DE LA HISTORIA ECONÓMICA
Sumario
Resultados de aprendizaje
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Las preguntas de la historia económica
La idea del éxito —el logro de los objetivos propuestos— es del todo
ajena a la Naturaleza, pero a la especie humana (homo sapiens sapiens) sí
parece preocuparle, y mucho. Por eso nos preguntamos cosas tales como
la forma de medir el éxito biológico de una especie; básicamente hay tres
parámetros:
• E
l número de individuos: en este sentido, las cucarachas nos aventa-
jan de largo, incluso si sumamos pesos totales.
• L
a difusión en el espacio: de nuevo, las cucarachas nos sacan ventaja,
aunque hay que reconocer que pocas especies como homo sapiens han
colonizado una variedad de hábitats tan grande en el planeta (de las
cercanías de los polos a las selvas tropicales), en un lapso de tiempo
tan corto (unos 500 000 años) y ninguna ha protagonizado excursiones
fuera del planeta.
• L
a duración: podría ser, de hecho, el indicador fundamental de éxito,
al que los otros dos (número y difusión) contribuyen haciendo posible
una mayor variación genética y la adaptación a entornos diversos, lo
que mejora las posibilidades de supervivencia de la especie a largo
plazo.
En lo tocante a duración, a homo sapiens le queda aún mucho camino
por recorrer: apenas llevamos en el planeta tres millones de años, si consi-
deramos los primeros ejemplares del género homo, una minucia compara-
da con las cucarachas (unos 300 millones de años) o los cerca de 160 mi-
llones que duraron los dinosaurios, aunque hay que reconocer que para el
poco tiempo que llevamos por aquí nos las hemos apañado bastante bien.
Incluso hasta el punto de hacer lo que ninguna otra especie antes: causar
daños —quizá irreversibles— al propio planeta.
De acuerdo con estos tres parámetros, homo sapiens ha alcanzado un
éxito bastante notable como especie. En términos de población, hemos pa-
sado de unos cuantos cientos de individuos de las varias especies homo que
han catalogado los prehistoriadores, a varios millones (entre 6 y 10, según
las estimaciones en vísperas del descubrimiento de la agricultura), a algo
menos de 1000 millones en tiempos de la Revolución Industrial, y finalmen-
te más de 7000 al comienzo del siglo XXI.
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Las preguntas de la historia económica
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servicios con un uso más eficiente de los recursos disponibles, que son por
definición limitados. En este sentido, la historia económica de la humani-
dad ha producido éxitos espectaculares en su capacidad de producción, (de
destrucción, también) y en el volumen de bienes y servicios: buena parte de
esa historia es la que trataremos de exponer aquí. Pero también tiene una
gran asignatura pendiente (¿un gran fracaso?) en lo tocante a la distribu-
ción de ese producto entre las personas. Por un lado, en función de dónde
vivan. Es la pregunta que David Landes, historiador económico norteame-
ricano, formuló: ¿por qué algunas naciones son tan ricas y otras son tan
pobres? Y dentro de cada país, ¿por qué algunas personas (o grupos) son
tan ricos y otros tan pobres? Esta es la otra parte de la historia que abor-
da la asignatura: cómo ha ido aumentando la capacidad de producción de
homo sapiens, y cómo se ha ido distribuyendo entre los hombres y muje-
res ese producto. Y también nos plantearemos el porqué de las formas de
producción y distribución, con la convicción de que las respuestas a estas
preguntas contribuyen a despejar el camino a la solución de dos de los ma-
yores problemas actuales de homo sapiens: cómo mejorar la distribución de
la riqueza producida entre todos y cómo hacer posible un crecimiento de
la producción eficiente en términos del uso de recursos limitados, especial-
mente los recursos naturales.
Obviamente, no tenemos —ni los autores de estas páginas ni los histo-
riadores económicos, ni los economistas en general— las respuestas a las
preguntas del millón. Son cuestiones sumamente complejas, en las que hay
teorías enfrentadas, que se apoyan en argumentos sólidos y datos no siem-
pre concluyentes. Pero es importante ofrecer estos datos y argumentos que
permitan descartar algunas respuestas parciales que en tiempos se dieron
por válidas, plantear otras que nos parecen mejores y, en general, apren-
der a razonar con datos y argumentos para analizar cuestiones complejas,
como desde luego lo son las del crecimiento y desarrollo económicos. Así es
como funciona una disciplina que aspira a ser científica.
Quizá la principal de estas cuestiones es la explicación de lo que los
economistas han llamado el «crecimiento económico moderno», es decir, el
desencadenado con la Revolución Industrial en Inglaterra a fines del siglo
XVIII y que se difundió por el mundo a lo largo de los siglos XIX y XX. Mu-
chas de las características de la economía mundial de hoy —incluido por
qué unos países son más pobres y otros más ricos— se explican por cómo se
produjeron los procesos de industrialización.
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Inglaterra España
Total
Años Italia + Francia + Holanda Bélgica Alemania Escandinavia
Europa
Gales Portugal
1000 23 5 9 8 5 10 8 0 3
1300 17 11 11 7 7 13 10 1 3
1400 41 35 29 11 19 41 34 2 8
1500 27 14 20 8 14 26 18 1 6
1550 30 15 30 11 23 41 34 1 8
1600 38 20 35 12 30 54 39 2 9
1650 44 27 36 14 36 43 45 2 10
1700 38 35 40 13 45 49 27 2 10
1750 45 34 39 16 45 66 40 2 11
1800 51 38 45 20 46 83 49 3 14
1850 60 59 53 23 50 98 61 4 17
Fuente: F. Comín, M. Hernández y E. Llopis, eds. (2005: 75).
2. PLAN DE LA ASIGNATURA
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el desarrollo en las zonas del planeta donde fuesen necesarias. Sobre estas
bases se inició la recuperación de la economía europea entre 1945 y 1950,
y con ella la que se ha llamado Edad de Oro del capitalismo. Sin embargo,
la brecha abierta con la industrialización entre países ricos y pobres no ha
hecho más que agrandarse. Aunque algunos han conseguido alcanzar altos
niveles de renta apoyados en un rápido crecimiento (como Corea del Sur
o Taiwán), la mayoría de lo que conocemos como Tercer Mundo se man-
tiene en niveles de pobreza. Las últimas décadas del siglo XX han venido
salpicadas de periodos de crisis, como la originada por la elevación de los
precios del petróleo en la década de 1970 así como por los efectos de las
revoluciones tecnológicas en las comunicaciones que han acelerado una
nueva oleada de globalización, facilitada además por el hundimiento de
la Unión Soviética y el bloque económico de los modelos de planificación
centralizada. La caída del Muro de Berlín en 1989 es todo un símbolo que
ha permitido hablar del fin del siglo XX en este año, con el inicio de una
nueva fase de relaciones internacionales, sobre la base de la nueva econo-
mía globalizada, en la que participan países aún nominalmente comunis-
tas como la República Popular China.
3. EL PAPEL DE EUROPA
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Historia económica
Se trata de:
• A
mpliar el catálogo de hechos y procesos relevantes para nuestros mo-
delos de explicación del cambio histórico.
• N
o perder la perspectiva del conjunto. En historia, como en econo-
mía, las explicaciones a veces se deben dar a escala micro, pero para
entender los procesos grandes debemos tener la escala macro, y si nos
centramos sólo en Europa estaremos dejando de lado desarrollos que
afectan a mucha más gente.
menudo, nuestra perspectiva local es muy limitada, y nos impide
A
apreciar o conocer datos que no son visibles en nuestro entorno cerca-
no (geográfico o cultural). Datos como que el producto agroganadero
más importante en términos de valor no es el trigo ni el arroz, sino la
leche de vaca. O que el país con las mayores reservas (probadas) de
petróleo del mundo es Arabia Saudí… pero el segundo es Canadá. Que
el idioma más hablado es el chino mandarín con cerca de 900 millones
de hablantes o que la canción que más derechos de autor genera es
Happy birthday to you.
• P
or último, y no menos importante, para evitar un error del razona-
miento (o falacia) muy frecuente en historia: los argumentos teleoló-
gicos o del tipo post hoc ergo propter hoc (es decir: [ocurrió] después
de esto, por tanto [ocurrió] por esto). En lenguaje más llano, la falacia
del razonamiento a posteriori, o deducir que hay causalidad porque
hay continuidad (o contigüidad) en el tiempo. En palabras de Carlo
Cipolla (1991: 96-97):
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Las preguntas de la historia económica
Más ejemplos de este tipo de argumentos. David Landes dedica los dos
primeros capítulos de La riqueza y la pobreza de las naciones a demostrar
que los condicionamientos del medio físico (el clima templado, que protege
de enfermedades tropicales, y la abundancia de agua) colocaron a Europa,
y casi más en particular a Inglaterra, en una posición privilegiada para pro-
tagonizar el crecimiento económico moderno. Luego desarrolla una serie de
argumentos que, partiendo de este «regalo de la naturaleza», confirmaron
y reforzaron esa ventaja europea frente a China, por ejemplo. Pero, en gran
medida, esa explicación parte de que ya sabemos que Inglaterra protagonizó
la Revolución Industrial, igual que otras muchas explicaciones que encuen-
tran las «causas» o «requisitos» de la industrialización en lo que sabemos
que eran rasgos diferenciales de Inglaterra en el siglo XVIII. Sin embargo, el
estudio de otras regiones y otros periodos desmienten que ninguno de estos
factores o requisitos por sí solos (ni siquiera combinados) puedan «explicar»
las causas de la primera industrialización. Y uno no puede por menos de
pensar ¿qué ocurriría si hubiera sido Holanda (o China) la protagonista de
esa historia? Muy probablemente, los historiadores se hubieran dedicado a
rastrear en el pasado aquellos rasgos que habrían hecho «inevitable» que la
Revolución Industrial surgiera precisamente allí.
Por cierto, a quienes sostienen que son las dotaciones iniciales de facto-
res naturales (carbón, tierra fértil, la insularidad o un clima templado) las
que determinan la prosperidad de un país o región determinada, hay que
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sino de la misma trayectoria histórica, que hace que las distintas cadenas
de acontecimientos, alguno incluso azaroso, limite los posibles cursos de
acción futuros, cerrando unas vías y abriendo otras.
• C
omprender los mecanismos del cambio económico e identificar los fac-
tores determinantes del crecimiento y el desarrollo.
Por otro lado, recordemos que tampoco todas las innovaciones son de
naturaleza técnica: los cambios institucionales, organizativos, sociales y
culturales tienen mucho que ver con las transformaciones económicas. Por
eso, el estudio de los procesos de cambio económico en el pasado, atendien-
do no sólo a los casos de éxito, sino también a los procesos fallidos, resulta
imprescindible para diseñar políticas de desarrollo eficaces.
• Manejar la complejidad.
En historia, los procesos de cambio son complejos, incluyen muchas
variables, a menudo interconectadas y que se retroalimentan, no sólo de
forma estática, como suelen mostrarnos los modelos económicos, sino di-
námica, variando en el tiempo.
Un ejemplo típico de retroalimentación es la relación entre población
y recursos en las sociedades preindustriales que analizaremos en el tema
uno. En realidad, los comportamientos demográficos son causa y a la vez
consecuencia de las condiciones económicas (que a su vez se ven alteradas
por los comportamientos demográficos).
Este tipo de explicaciones —aplicables por igual a las relaciones entre
tecnología y crecimiento económico, entre cambios institucionales y eco-
nómicos, entre educación y productividad y muchas más— junto con la
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• C
onocer la existencia de lógicas y sistemas económicos distintos al ca-
pitalismo.
El «crecimiento económico moderno» ha tenido lugar en buena parte
(aunque no todo) en el marco de sistemas económicos capitalistas. Sin em-
bargo, ni los mercados ni la propiedad privada parecen haber tenido un
papel ni siquiera mínimo en el primer gran salto neolítico. Y otras muchas
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Historia económica
Resumen
a) P
resentar el tema central de la historia económica: el estudio de los mecanis-
mos del cambio económico (crecimiento y desarrollo) a largo plazo.
c) M
ostrar la utilidad del conocimiento histórico en la formación de los econo-
mistas.
d) P
lantear en qué consiste el éxito económico en contraste con el «éxito bioló-
gico» de la especie humana.
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Las preguntas de la historia económica
Conceptos básicos
Referencias
Allen, Robert C. (2013): Historia económica mundial: una breve introducción, Ma-
drid, Alianza.
Cameron, Rondo y Neal, Larry (2005): Historia Económica Mundial. Desde el Paleo-
lítico hasta el presente, Madrid, Alianza, 4ª ed.
Cipolla, Carlo Maria (1991): Entre historia y economía. Introducción a la historia
económica, Barcelona, Crítica.
Diamond, Jared (1998): Armas, gérmenes y acero. Breve historia de la humanidad en
los últimos 13.000 años, Barcelona, Random House-Mondadori.
Feliu, Gaspar y Sudrià, Carles (2007): Introducción a la historia económica mun-
dial, Valencia, PUV.
Goody, Jack (2011): El robo de la historia, Madrid, Akal.
Fontana, Josep (1997): Introducció a l’estudi de l’historia, Barcelona, Crítica.
Landes, David S. (1999): La riqueza y la pobreza de las naciones. Por qué algunas son
tan ricas y otras son tan pobres, Barcelona, Crítica.
Marks, Robert B. (2007): Los orígenes del mundo moderno. Una nueva visión, Bar-
celona, Crítica.
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TEMA 1
LAS PREGUNTAS DE LA HISTORIA ECONÓMICA
Sumario
Resultados de aprendizaje
40
Historia económica y desarrollo económico
• ¿ Se ha planteado alguna vez cuáles han sido los momentos más importan-
tes de la historia económica de la humanidad?
• ¿Y cuándo empieza la historia económica?
• ¿ Si tuviera que elegir un único factor que defina el cambio económico
¿cuál sería?
• ¿Qué tienen en común una mata de tomates y una turbina hidroeléctrica?
• ¿Por qué estudiamos tanto la población en historia económica?
• ¿ Sabría definir eso que llamamos capitalismo? ¿Y algún otro sistema eco-
nómico?
• C
onocer las instituciones ¿forma parte del estudio de la economía? ¿Por
qué?
• ¿Por qué cree que algunas naciones son tan ricas y otras tan pobres?
• ¿Saberlo ayudaría a solucionar el problema?
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Historia económica
Este primer salto, en torno al 10 000 adE viene marcado por el «descu-
brimiento» de la agricultura y la domesticación de animales, que permitie-
ron a muchas poblaciones humanas pasar de una vida basada en la caza-
recolección de los alimentos que ofrecía la naturaleza a la producción de
alimentos. El proceso —que se estudiará en el tema siguiente— comenzó en
fechas muy distintas en cinco focos diferentes, pero con un factor común:
la domesticación de una combinación de especies animales y vegetales,
normalmente un cereal como fuente de hidratos de carbono, una o varias
legumbres que proporcionan más minerales y proteínas y uno o varios ani-
males que ofrecen proteínas y fuerza de trabajo.
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Historia económica y desarrollo económico
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Historia económica
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Historia económica y desarrollo económico
45
Historia económica
Tipos de energía: q: química, e: eléctrica, m: mecánica (cinética), r: radiante (electromagnética, solar), t: térmica.
Fuente: V. Smil (2001:19)
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Historia económica
Fuente: P. R. Ehrlich, P. M. Kareiva y G. C. Daily (2012): «Securing natural capital and expanding equity to
rescale civilization», Nature, 486, 68-73.
• S
ociedades industriales o industrializadas: con escaso peso (inferior
al 10-20 %) de la agricultura en la estructura económica (aunque no
necesariamente por el peso de la industria: por el contrario, el sector
dominante suele ser el terciario).
• E
n ocasiones se habla de las economías contemporáneas como post-
industriales, debido al peso de los servicios, especialmente de nueva
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Historia económica y desarrollo económico
África
Origen Cazador Agricultor Inglaterra Inglaterra Italia EE.UU.
subsahariana
de la energía recolector neolítico 1700 1800 1850 1990
1990
Alimento
2500 2500 2500 3600 2200
humano
Fuente: P. Malanima Tabla 3.2, p. 55; C. Beggs, (2002): Energy, management, supply and conservation,
Butterworth-Heinemann, Oxford, 7.
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0,8 % anual entre 1900 y 1949; puede parecer una cifra pequeña, pero no lo
es en absoluto: al 1 % de crecimiento anual cualquier variable se duplica en
70 años (recordemos que es acumulado), pero al 2 % lo hace en la mitad de
tiempo. Cuando en la segunda mitad del siglo XX la población de algunos
de los países más poblados del mundo —India, China— comenzó a crecer a
tasas cercanas al 2 %, y la media mundial se situó en un 1,8 % (1950-1989,
con un pico de 2 en 1989), dio en hablarse con alarma de una «explosión
demográfica». Esta explosión empezó a desactivarse con la caída de las ta-
sas a un 1,5 % entre 1990 y 1999 y en torno al 1,14 en 2000. En 2006 la ONU
declaró que las tasas comenzaban a disminuir, como resultado de la transi-
ción demográfica.
Otra forma de evitar ese enmascaramiento de las tasas de crecimiento ini-
ciales es representar la magnitud sobre una escala logarítmica o exponencial,
donde cada intervalo representa un orden de magnitud (x10) más que el in-
tervalo anterior del mismo tamaño. Es lo que hemos hecho en el gráfico 1.3.
Se mejora así la visión, aunque la lectura básica sigue siendo la misma:
a lo largo de su existencia, a la humanidad le ha costado bastante crecer en
número, aunque nunca ha parado de hacerlo. A un ritmo muy moderado
durante buena parte de su historia, bastante más rápido (en torno al 0,04 %)
tras el descubrimiento de la agricultura y la ganadería y mucho más (cerca
del 1 % anual) tras la Revolución Industrial. Hay otros cambios de ritmo y
episodios importantes a escala regional, y de ellos se hablará más adelante,
pero la tendencia mayor de la historia es ésta.
¿Por qué esa diferencia de los ritmos de crecimiento de la población?
Como hemos señalado, tiene que ver con la energía disponible. Antes de la
era de los combustibles fósiles, ésta dependía fundamentalmente de la su-
perficie y calidad de la tierra disponible (el suelo, sobre todo el suelo capaz
de producir plantas), el clima (insolación y precipitaciones) y la tecnología
disponible para aprovechar los recursos.
La población humana, como cualquier otra animal, tiende a crecer hasta
alcanzar los límites que le imponen los recursos disponibles. El primero en
formular este principio con precisión fue uno de los economistas clásicos,
Thomas R. Malthus (1766-1834), en su Ensayo sobre el principio de la po-
blación de 1798. Malthus afirmaba que la población crece en proporción
geométrica (o exponencial), a falta de factores que lo impidan («si no está
controlada»). Los alimentos, en cambio, que dependen de la tierra dispo-
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Historia económica
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Fuente: G. Clark, (2008): A Farewell to Alms: A Brief Economic History of the World, Princeton, Princeton
University Press, 2.
Gráfico 1.4. Evolución de la renta per cápita mundial (1000 adE-2000 dE).
Por ello, tienen más importancia los límites sociales y culturales, mucho
más complejos y variados. Tienen que ver con la cantidad de alimentos, la
frecuencia y edad de los matrimonios, el tipo de trabajo desempeñado, la
exposición a determinadas enfermedades, las prácticas anticonceptivas y
un muy largo etcétera; todos ellos actúan recortando ese máximo teórico
de 16,7 hijos por matrimonio. En sociedades agrarias tradicionales (aunque
esta es una categoría demasiado amplia) el número de hijos podía variar
entre 5-8 hijos por mujer, mientras que en las sociedades industriales avan-
zadas con diversos mecanismos de control de natalidad puede situarse en
torno a 1.
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250 antes de llegar a 20, otros 250 antes de los 45 y otros 240 antes de los
60: sólo diez de cada mil llegaban a esa edad (pero había gente, pocos, que
podían llegar a vivir 80 o 90 años). Si uno superaba la infancia —una etapa
de la vida muy poco saludable, sobre todo en la antigüedad— su esperanza
de vida mejoraba notablemente.
• C
recimiento intensivo: Cambios tecnológicos, en la organización del
trabajo o los cultivos que permitieran incrementos de la productividad
total. Este tipo de mejoras generarían los aumentos en la cantidad de
alimentos, pero sólo linealmente, es decir, a un ritmo muy inferior al
del crecimiento de la población.
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• T
asas de natalidad elevadas: En torno a 35-40 por 1000, como resulta-
do de matrimonios frecuentes, a edad joven (18 años o menos para las
mujeres), y de la consideración de los hijos como un recurso potencial
para la familia y el grupo.
• T
asas de mortalidad también altas: 30-35 por 1000 de mortalidad ordi-
naria, pero con frecuentes episodios de mortandad catastrófica.
• T
asas de crecimiento muy modestas (un 5 por mil como máximo, un
0,5 % al año), que además pueden quedar anuladas por una o más
catástrofes demográficas (lo que hace que el crecimiento demográfico
presente una forma característica de dientes de sierra). La esperanza
de vida al nacer es baja (inferior a 40 años).
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• 2
ª fase: reducción paulatina de la natalidad, ligada a restricciones en el
número de hijos por pareja. El crecimiento natural va disminuyendo.
• 3
ª fase: final de la transición. Bajas tasas de natalidad y mortalidad,
baja tasa de crecimiento, aumento de la esperanza de vida.
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• T
ierra. Entendida ahora en un sentido amplio, incluye los recursos na-
turales empleados en la producción de bienes y servicios. Se remunera
a sus propietarios con la renta de la tierra.
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• T
rabajo. Se refiere exclusivamente a la labor desempeñada por la mano
de obra humana (las máquinas, o animales, aunque realicen trabajo
por sí solas son consideradas capital), y remunerada con los salarios.
• C
apital. Son bienes producidos por el hombre que contribuyen a la
producción: herramientas, máquinas, instalaciones, infraestructuras,
dinero, etc. Se remunera con el beneficio o el interés. Una parte del
capital, no invertido directamente en la producción pero igualmente
importante, es el llamado Capital Social Fijo, básicamente fruto de
inversiones anteriores en educación, infraestructuras públicas (vías,
drenaje de tierras, regadíos, aeropuertos) que facilitan una mayor pro-
ductividad de las inversiones empresariales.
Una rama de la economía habla de capital humano para referirse a las
capacidades añadidas a la fuerza de trabajo del hombre como resultado
de la educación o la pericia adquirida. Se considera que éstas son fruto de
inversiones anteriores (de tiempo y recursos) en formación, y que por tanto
constituyen un factor que tiene más de capital que de trabajo.
A estos tres factores básicos, algunos economistas añaden un cuarto:
• C
apacidad empresarial: entendida como la aportación que realiza el
empresario que organiza la producción, obteniendo así una produc-
ción mayor de la que existiría sin este factor.
Así, la ecuación habitual para definir el Producto sería,
PIB= f (Tierra+Trabajo+Capital)
que equivale a
Renta Nacional = Renta de la Tierra+Salarios+Beneficios+Intereses
No obstante, las funciones de producción que manejan los economistas
actuales incluyen, además de los incrementos en el volumen de los factores
(crecimiento extensivo), otros que se derivan de mejoras técnicas o de orga-
nización de la producción, y que son difíciles de calcular directamente, pero
se estiman mediante la llamada Productividad Total de los Factores (PTF).
El crecimiento de la producción de tipo extensivo está limitado siempre
por los rendimientos decrecientes: se pueden poner más tierras en cultivo,
pero estarán más alejadas o serán de peor calidad. Puede aumentarse el
número de albañiles en una obra, pero a partir de cierto punto cada par
de brazos acabará estorbando casi más de lo que ayuda; el típico proble-
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Historia económica
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Historia económica y desarrollo económico
• E
conomías postindustriales: El primario reduce su peso, casi debajo
del 5 %, la industria se mantiene y es el sector servicios el que crece,
pero cambia además su naturaleza.
Los diferentes equilibrios entre los sectores económicos reflejan formas
de organización de la economía y niveles tecnológicos muy distintos: la
reducción del peso del primario en el PIB y la población activa exige un
incremento de la productividad de la agricultura que sólo fue posible en
vísperas de la Revolución Industrial. A su vez, el crecimiento de la industria
es un factor muy relevante en las primeras etapas del crecimiento económi-
co moderno, pero según mejora la tecnología y la organización de la pro-
ducción a lo largo del siglo XX, también el secundario experimenta unas
mejoras de productividad que —como antes la agricultura— permitirán
reducir su peso en el conjunto de la economía aunque siga produciendo un
volumen incluso mayor de bienes. Por último, el crecimiento, diversifica-
ción y modernización del sector servicios (incluyendo los de información
y comunicación en nuestros días), especialmente tras la Segunda Guerra
Mundial, caracteriza unas economías industriales avanzadas, o incluso
postindustriales.
De ahí que el cambio estructural —del equilibrio entre los distintos sec-
tores— sea un componente básico de los procesos de desarrollo.
La constatación de que el concepto de crecimiento económico es un in-
dicador demasiado pobre de las transformaciones profundas de la econo-
mía ha llevado a crear otro tipo de indicadores que recojan estos cambios
de forma más precisa. Algunos incluyen costes medioambientales del desa-
rrollo, o aspectos no recogidos en el PIB como el trabajo doméstico de las
amas de casa. El más usado de estos indicadores ha sido promovido por la
ONU con el nombre de Índice de Desarrollo Humano (IDH) y recoge una
serie de datos de distinto tipo que se creen más precisos: de salud (medida
por la esperanza de vida al nacer, E0), de educación y de riqueza (PIBpc a
PPA). Con parecidos criterios se han hecho algunas estimaciones históricas
del IDH, que confirman la necesidad de seguir trabajando en el diseño y
mejora de índices de desarrollo.
Frente al concepto de estructura, que alude a las partes sólidas, esta-
bles en el tiempo de una economía, la coyuntura económica se refiere a las
variaciones a más corto plazo (unos meses, unos años) de las principales
variables de actividad: empleo, inversión, precios, importaciones, ahorro,
71
Historia económica
Tabla 1.7. Distribución del PIB por sectores (1995) en varios países.
De renta alta
Estados Unidos 2 26 72
Japón 2 37 61
De renta media
Bolivia 17 28 55
Bielorrusia 15 24 61
Costa Rica 14 44 42
Indonesia 16 44 40
De renta baja
Chad 38 15 46
China 19 50 31
Etiopía 56 7 38
Honduras 23 30 47
72
Historia económica y desarrollo económico
Fuente: N. R. Crafts (2006): «The Human Development Index and changes in standards of living: Some histori-
cal comparisons», European Review of Economic History,1(3).
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Historia económica
• E
xpansión. Periodo caracterizado por el incremento de los principa-
les indicadores: producción, empleo, productividad, inversión, etc. No
todos tienen por qué evolucionar a la vez, así que suele considerarse
fundamental el crecimiento del PIBpc. Ocasionalmente, sin embargo,
una fase de crecimiento de la población puede ocultar caídas de pro-
ductividad que comprometen el crecimiento futuro.
• D
epresión o recesión. Periodo de caída de los indicadores de actividad
o renta, sobre todo el PIBpc. En términos actuales, los economistas
hablan de una recesión sólo cuando se ha producido un descenso de
la tasa de crecimiento del PIB en dos trimestres seguidos. En historia
económica se usa en sentido amplio como sinónimo de depresión.
• C
risis. En sentido estricto, la crisis no se refiere a un periodo de de-
presión o estancamiento, sino al momento concreto del cambio de
tendencia (tanto en un sentido como en otro). No obstante, es cierto
que normalmente se utiliza como sinónimo de depresión, así que hay
que aceptarlo y entenderlo de ese modo.
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(Este proceso, narrado en Fast Food, tuvo mucho que ver con el
éxito de una famosa cadena de hamburgueserías).
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Historia económica y desarrollo económico
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Historia económica
Las reglas del juego forman un marco más o menos estable en el que
puede desarrollarse la producción y el intercambio de bienes (sin esa esta-
bilidad tenderíamos al autoconsumo). También determinan cómo se repar-
ten las tareas en una economía, y cómo se reparte el producto total entre
los distintos agentes económicos, y al hacerlo establecen unos sistemas
de incentivos que orientan la actividad económica (sin mercados o con
mercados muy imperfectos no tiene sentido producir mucho más que para
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Historia económica y desarrollo económico
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Historia económica
• E
scuela institucionalista: Sostiene que las elecciones económicas no
son meramente fruto de decisiones maximizadoras de agentes indivi-
duales, sino que tanto las limitaciones del juego económico como las
decisiones de los agentes económicos dependen del marco institucio-
nal en que se insertan, que define las reglas del juego. Esto significa,
entre otras cosas, que los agentes económicos no son meramente indi-
viduales (empresarios, trabajadores, consumidores) sino también co-
lectivos (empresas, gobiernos, instituciones). En segundo lugar, estas
organizaciones (instituciones) generan «unas reglas del juego y unas
rutinas que orientan la toma de decisiones en situaciones de incer-
tidumbre, constriñendo el marco de posibilidades de elección pero
reduciendo también el riesgo y el coste de obtener información, ne-
gociar contratos y asegurar su cumplimiento», los llamados costes de
transacción (Tello, 2005: 109). En este sentido, hay que examinar las
causas que determinan cambios en los marcos institucionales (juegos
de reglas), causas que pueden ser de origen muy diverso: presiones
sociales, cambios religiosos, innovaciones tecnológicas, transforma-
ciones en los mercados, en el medio ambiente. Existe una tendencia
(según Douglass North) hacia el desarrollo de marcos institucionales
más eficientes, es decir, aquellos que generan un mayor crecimiento
económico. Pero dentro de estas transformaciones, las instituciones
tienen, por así decirlo, vida propia, y condicionan las posibilidades
del cambio, ya que tienden a reproducirse o al menos a transformarse
dentro de ciertos límites, lo que genera la dependencia de la trayecto-
ria de la que ya hablamos.
Las explicaciones que proponen estas escuelas —por supuesto en sus
versiones más amplias y argumentadas— no son sin embargo del todo con-
tradictorias (hay puntos en común) ni tampoco del todo convincentes. Bue-
na parte de las que se desarrollen en este libro oscilarán entre puntos de
vista cercanos a las tres escuelas, pero intentaremos en lo posible introducir
críticas o elementos de reflexión y referencias a puntos de vista alternativos.
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Historia económica y desarrollo económico
• F
eudalismo: Propio de sociedades agrarias con escaso nivel tecnoló-
gico, autoridad política fragmentada (cada señor feudal es máxima
autoridad en su territorio), mano de obra campesina libre o de sier-
vos (no pueden abandonar las tierras sin permiso del señor feudal, ni
ellos ni sus hijos), pero ligada a sus señores no por contratos sino por
relaciones personales de dependencia. El régimen de propiedad (de la
tierra, sobre todo) se caracteriza por dominios compartidos: señores y
campesinos tienen derechos sobre las mismas tierras, el rey y el señor
feudal son de modos distintos dueños del mismo territorio en el pa-
trimonio de la iglesia los sacerdotes sólo son usufructuarios, no due-
ños. Los tipos de explotación (de la tierra) oscilan entre grandes fincas
señoriales (dominios) y explotaciones campesinas familiares. Existe
cierto desarrollo de los mercados y de las ciudades, pero el grueso de
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Historia económica
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Historia económica y desarrollo económico
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Historia económica
Resumen
88
Historia económica y desarrollo económico
Conceptos básicos
Referencias
Allen, Robert C. (2013): Historia económica mundial: una breve introducción, Ma-
drid, Alianza.
Cameron, Rondo y Neal, Larry (2005): Historia Económica Mundial. Desde el paleo-
lítico hasta el presente, Madrid, Alianza, 4ª ed.
Cipolla, Carlo Maria (1978): Historia económica de la población mundial, Barcelo-
na, Crítica.
Diamond, Jared (1998): Armas, gérmenes y acero. Breve historia de la humanidad en
los últimos 13 000 años, Barcelona, Random House-Mondadori.
Livi-bacci, Massimo (1990): Historia mínima de la población mundial, Barcelona,
Ariel.
Lomborg, Bjorn (2003): El ecologista escéptico, Madrid, Espasa-Calpe.
Malanima, Paolo (1995): Economia preindustriale. Mille anni: dal IX al XVIII secolo,
Milán, Bruno Mondadori.
89
Historia económica
Malthus, Robert Th. (1798): Ensayo sobre el principio de la población (trad. caste-
llana: Primer ensayo sobre la población, Madrid, Alianza, 1966).
Marks, Robert B. (2007): Los orígenes del mundo moderno. Una nueva visión,
Barcelona, Crítica.
Mokyr, Joel (1993): La palanca de la riqueza. Creatividad tecnológica y progreso
económico, Madrid, Alianza.
Smil, Vaclav (2001): Energías. Una guía ilustrada de la biosfera y la civilización,
Barcelona, Crítica.
Tello, Enric (2005): La historia cuenta. Del crecimiento económico al desarrollo
humano sostenible, Barcelona, El Viejo Topo.
Vilar, Pierre (1980): Iniciación al vocabulario del análisis histórico, Barcelona,
Crítica.
Wrigley, E. A. (1993): Cambio, continuidad y azar. El carácter de la Revolución In-
dustrial inglesa, Barcelona, Crítica.
90
TEMA 2
LA INVENCIÓN DE LA AGRICULTURA Y LAS SOCIEDADES
DE LA ANTIGÜEDAD (c. 10 000 adE- c. 450 dE)
Sumario
1. Antes de la agricultura
2. La domesticación de plantas y animales ¿cómo, cuándo, dónde y por qué?
3. El desarrollo de civilizaciones hidráulicas y las sociedades complejas
4. Tres modelos de desarrollo de la economía en la Antigüedad:
civilizaciones comerciales, pueblos nómadas e imperios territoriales
en el primer milenio adE
4.1. Roma
4.2. Imperio Han en China
5. Civilización y barbarie en el mundo antiguo
Historia económica
Resultados de aprendizaje
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
1. ANTES DE LA AGRICULTURA
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Historia económica
más precisión) y sobre todo el crecimiento del cerebro y la aparición del len-
guaje humano son considerados hitos fundamentales en este largo proceso.
Todos ellos dotaron a homo sapiens de una inteligencia y una capacidad de
intervenir sobre el medio ambiente sumamente excepcionales.
Desde África, donde tuvo su origen, homo sapiens se expandió hacia otros
continentes, aprovechando en ocasiones los periodos glaciares que permi-
tían recorrer pasos ahora cerrados por los océanos, como el estrecho de Be-
ring entre Siberia y Alaska, por donde llegaron a América en torno al 13 000
adE, o la llegada a Australia mediante el uso de embarcaciones, en torno al
50 000 adE (ver mapa 2.1).
Fuente: P. Aldous (2009): «Huge gene studies shine new light on African History», New Scientist, 2707.
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Invención y descubrimiento
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
Más tarde aún, el uso del arado —que sustituyó a los primitivos palos
cavadores y luego a las azuelas o azadas—, de origen mesopotámico y docu-
mentado en Egipto hacia el 1200 adE, permitía remover la tierra antes de la
siembra gracias a la fuerza de tiro animal (vacuno, sobre todo), mejorando
los rendimientos.
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Historia económica
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
Nota: Los símbolos muestran los primeros lugares fechados por radiocarbono donde se han encontrado restos
de cultivos del Creciente Fértil (fechas calibradas). Fuente: J. Diamond (1998: 211).
Mapa 2.2. Expansión de los cultivos del Creciente Fértil por Eurasia occidental.
• M
esoamérica. Hacia el 3500 adE surge un foco basado en el maíz, los
frijoles y las calabazas (y prácticamente sin animales domesticados, a
excepción del pavo).
ndes y Amazonia. Hacia 3500 adE, basado en la patata y la llama
• A
como animal doméstico (Andes), y en la mandioca (otro tubérculo) y
los cobayas en la Amazonia.
• E
ste de Estados Unidos. El más tardío de los focos (hacia el 2500 adE),
muy pobre en las especies agrarias y carente de animales domesticados.
99
Historia económica
Por último, se habla de otros posibles focos independientes (ver tabla 2.1)
en el valle del Indo (Megarth), varias zonas de África o en Nueva Guinea, con
cronologías diversas, aunque sin suficientes pruebas que las confirmen.
? África occidental tropical Ñames, planta de aceite ninguno Antes de 3000 adE
11. Valle del Indo Sésamo, berenjena Ganado con joroba 7000 adE
Todos estos focos presentan grandes diferencias (en la cronología, las es-
pecies domesticadas, los sistemas de cultivo), lo que refuerza la idea de que
la «invención» de la agricultura y la ganadería se produjo de forma indepen-
diente, pero con algunos rasgos comunes. En primer lugar, son áreas en las
que las condiciones climáticas permiten el cultivo (lo que excluye regiones
extremadamente frías o áridas). En segundo lugar, en todas ellas existían en
estado natural, aunque en diverso número, especies naturales (silvestres)
susceptibles de domesticación o cultivo
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
Continente
Vegetales Animales
o región
Plantas (gramíneas silvestres Especies
Candidatos* %
de semilla grande) domesticadas
Eurasia 39 72 13 18 %
Asia Oriental 6
Oriente Próximo
33
Europa+Norte de África
África
África subsahariana 4 51 0 0%
América 11 24 1 4%
Australia 2 1 0 0%
*Se entiende por candidato una especie de mamífero salvaje terrestre, herbívoro u omnívoro, que pese de
media más de 45 kilos. Fuente: Basado en J. Diamond (1998), cuadros 8.1. y 9.2.
¿Por qué unas sociedades que llevaban miles de años apañándoselas ra-
zonablemente bien con la caza y la recolección eligieron (o se vieron forza-
das) a dedicarse a las tareas infinitamente más agotadoras y casi tan arries-
gadas como la agricultura y la ganadería? ¿Qué ventajas había en adoptar
unos sistemas de producción agraria de alimentos que acortaban la vida,
empobrecían la dieta, generaban enfermedades, creaban nuevas y más terri-
bles fuentes de inseguridad para la población humana (epidemias, hambru-
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Historia económica
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Historia económica
poco más tarde en Egipto), durante el IV milenio adE se produjo una in-
tensa urbanización favorecida por los logros productivos de la agricultura
de irrigación.
La planificación de la actividad económica consolidó una jerarquía so-
cial encabezada por una casta sacerdotal que ejercía el poder y controlaba
buena parte de la propiedad en ciudades-templo independientes. A sus ór-
denes surgieron grupos de burócratas que se encargaban de registrar los
datos de producción y la recaudación de los impuestos. Por ello, no es de
extrañar que la escritura surgiera en estas zonas, al servicio de las necesi-
dades de una organización productiva y social cada vez más compleja. El
primer tipo de escritura, la cuneiforme sumeria, surgió hacia el 3300 adE de
las anotaciones hechas con punzón sobre tabillas de arcilla, que registraban
el valor de las cosechas. Esta forma de escritura se extendió por el norte de
Mesopotamia y áreas limítrofes. Poco después se desarrollaron otras for-
mas, como la jeroglífica en Egipto. La invención de la escritura alfabética,
con un signo para cada sonido, representó un avance espectacular, que se
completa hacia el 1000 adE en Fenicia.
Otra de las ventajas de las civilizaciones hidráulicas venía de su capaci-
dad de especializarse en la guerra mediante ejércitos numerosos y armados
de lanzas, escudos y posteriormente flechas con puntas de metal (bronce
primero, hierro después). Estos medios otorgaron a los imperios mesopo-
támicos (sumerios, acadios, babilonios) y a Egipto cierta superioridad. No
obstante, a su alrededor florecían culturas de orientación nómada, a veces
pastoril y comercial pero a menudo también guerreras. Las relaciones en-
tre los distintos pueblos podían ser pacíficas, regidas por el intercambio,
pero también conflictivas, a través de la guerra y la conquista. Durante el
segundo milenio adE, pueblos de pastores-guerreros como los casitas, hu-
rritas, hicsos, y asirios, situados en los límites de las grandes civilizaciones
fluviales, invaden éstas instaurando largas fases de dominio. Incorporan el
uso del caballo y de los carros de guerra como innovaciones principales.
Pero en general todo este proceso se enmarca en la progresiva interconexión
entre los territorios del Mediterráneo oriental, donde florece también la ci-
vilización cretense, y el Próximo Oriente, con redes de tráfico que se prolon-
gaban hacia el Este por vía marítima a través del mar Rojo.
En China, la dinastía Shang dominó buena parte del segundo milenio
(1600-1050 adE), aunque sin alcanzar la densidad urbana de Mesopota-
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
mia. Alrededor del centro palaciego y los templos se situaban los barrios
de los artesanos, que elaboraban cerámica, útiles de bronce y otras ma-
nufacturas. La tecnología agraria no había evolucionado pero sí se incor-
poraron novedades militares del Próximo Oriente como el armamento de
metal o el carro de guerra tirado por caballos. La escritura que se desarro-
lla durante este periodo es un antecedente directo del sistema logográfico
actual.
Por otro lado, la potencia militar de las civilizaciones hidráulicas les
permitió no sólo ocupar nuevas tierras —algo menos necesario, dado que
ya ocupaban terrenos difícilmente mejorables— sino sobre todo capturar
esclavos. El empleo de mano de obra esclava, normalmente perteneciente a
pueblos vecinos o enemigos, es un rasgo distintivo de los sistemas agrarios
de la Antigüedad en el Mediterráneo y Oriente Próximo, pero también en
China y la India. No obstante, la importancia económica de la esclavitud
varía de una civilización a otra.
Podemos ver cómo la evolución social conduce hasta formas políticas
que pueden calificarse ya como Estados, bajo la forma de monarquías o in-
cluso imperios que abarcan a decenas de miles de súbditos. En la segunda
mitad del tercer milenio se observa la consolidación de instituciones polí-
ticas apoyadas en la expansión territorial bajo una autoridad centralizada
tanto en Egipto como en Mesopotamia. La escritura sirvió para plasmar las
primeras normas generales sobre la organización económica y social meso-
potámica. Así, el código de Hammurabi, soberano del imperio babilónico
en torno al año 1 700 adE da cuenta de una sociedad con un alto grado de
complejidad, detallando las relaciones de propiedad, tipos de arrendamien-
tos, el uso extendido del dinero y del crédito así como el papel del comercio
y la existencia de diferentes grupos sociales, incluida la esclavitud (a la que
se podía llegar por deudas).
Así, en un proceso lento pero que va acelerándose, se pasa de formas
primitivas de agricultura —combinada aún con la caza o el pastoreo— a
civilizaciones agrarias cada vez más complejas y productivas, con una mar-
cada jerarquización social, formas de organización política más desarro-
lladas que permiten movilizar recursos para la guerra o la construcción de
grandes ciudades y un marcado peso de la esclavitud, aunque también con
la expansión de la manufactura, comercio terrestre y, cada vez más, tam-
bién fluvial y marítimo.
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Historia económica
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE-c. 450 dE)
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Historia económica
un reino de Asia Menor, que empleó para ello el electro, una aleación na-
tural de oro y plata. Las monedas atenienses, acuñadas con la plata de las
minas de Laurión (figura 2.1), propiciaron el auge de Atenas como princi-
pal emporio y cabeza de la alianza que establecerá el imperio marítimo en
el siglo V adE.
Los pueblos nómadas. Al margen y a veces en los márgenes de las civi-
lizaciones agrarias y comerciales, en zonas menos aptas o menos produc-
tivas para el cultivo y más alejadas de los grandes circuitos comerciales, la
economía se organizaba en formas más primitivas, pero no por ello menos
importantes. Son los pueblos que conocemos como «bárbaros» (extranje-
ros, en griego), aunque buena parte de lo que sabemos sobre ellos proviene
de los escritos de las sociedades «civilizadas», que los contemplaban con
desprecio pero también con temor. En ocasiones se trataba de pequeñas
tribus de cazadores-recolectores, o que practicaban una agricultura itine-
rante poco desarrollada, pero a menudo se trataba de hordas de pastores
nómadas que ocupaban extensos espacios de pasto con rebaños de caba-
llos, ovejas o bueyes, cuyos excedentes vendían a los pueblos agrícolas se-
dentarios. Con unas densidades de población muy inferiores a las civiliza-
ciones agrarias, también su organización social era más primitiva y más
igualitaria.
Las relaciones de los pueblos nómadas con las civilizaciones agrarias
eran complejas. Unas veces llevaron a su asimilación y absorción, como el
caso de las oleadas de pueblos indoeuropeos que desde el norte, desde el
tercer milenio adE, se desparramaron por el Mediterráneo, Oriente Próxi-
mo y la India, cambiando sus hábitos de pastores y ganaderos por los de
agricultores, y formando importantes imperios. Es el caso de la civiliza-
ción minoica en Creta, los hititas en Asia Menor, o los arios que llegan en
torno a 1500 adE a la cuenca del Ganges. En otras ocasiones, los nómadas
sufrían las acometidas de los imperios agrícolas en expansión, que los con-
vertían en esclavos e imponían tributos. A veces se les trataba como aliados,
empleándolos como fuerza de choque en los conflictos entre civilizaciones
más avanzadas. También podía darse una coexistencia pacífica, en la que
primaba el comercio: el nomadismo de los pueblos pastores les convertía en
intermediarios en las rutas terrestres que atravesaban las estepas. Entre los
ejemplos más conocidos de este tipo de pueblos destacan los xiong-nu y los
hunos (a veces considerados como el mismo pueblo), que se extienden por
la estepa eurasiática entre los siglos III adE y IV dE.
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Aparición de la moneda
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Mapa 2.3. Colonización fenicia y griega en el Mediterráneo. (Fuente: Wikipedia (colonización griega).
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4.1. Roma
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Fuente: E. Lendl y W. Wagner (1963): Putzger historischer weltatlas zur allgemein und Öestereichischen
Geschichte, Viena.
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Tabla 2.4. La descomposición del Imperio romano tras al crisis del siglo III.
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Historia económica
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123
Historia económica
• L
os marcos institucionales y sociales: derechos de propiedad y siste-
mas de herencia bien definidos, las leyes como forma de regulación de
conflictos, sistemas políticos complejos (del Imperio a la democracia),
burocracias especializadas y ejércitos organizados, los tributos e im-
puestos como modo de financiar los estados, todo ello ligado a formas
de diferenciación y jerarquización social, con clases o estamentos di-
ferenciados: nobles-guerreros, sacerdotes, burócratas, agricultores y
artesanos, soldados, comerciantes, esclavos o extranjeros carentes de
derechos.
• E
n el campo de las ideas, el desarrollo es también espectacular; la
difusión de religiones complejas (del animismo al politeísmo o el mo-
noteísmo), prácticamente todas las formas literarias que conocemos
(empezando por las epopeyas y mitologías, y pasando por el teatro, la
lírica o la poesía satírica hasta el ensayo o la retórica), el desarrollo
de las ciencias (agronomía, astrología, química, medicina, matemáti-
cas) o el pensamiento político. Estos diez mil años de historia antigua
sientan las bases de las economías y sociedades que conocemos ac-
tualmente.
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Historia económica
Resumen
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La invención de la agricultura y las sociedades de la Antigüedad (c. 10 000 adE- c. 450 dE)
Conceptos básicos
Referencias
127
TEMA 3
LA EDAD MEDIA: LAS BASES DE
LA EXPANSIÓN EUROPEA (c. 450-c. 1450)
Sumario
Resultados de aprendizaje
2. Describir la expansión del Islam a partir del siglo VII y su conversión en una
nueva región comercial «integrada» desde al-Ándalus y África hasta la India.
8. Entender las interrelaciones entre los distintos espacios del Viejo Mundo.
130
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
• ¿ Qué tiene que ver la caída del Imperio Romano en Occidente con la apa-
rición del feudalismo en Europa?
• ¿Qué queremos decir cuando decimos que algo es «feudal»?
• ¿Qué tenía el Islam para expandirse por Eurasia en un tiempo record?
• ¿Hubo también una «edad media» en la China de la dinastía Tang?
• ¿ Qué factores permiten la recuperación europea desde el año mil y su gra-
do de desarrollo frente al resto de economías del Viejo Mundo?
• ¿ Cómo se relacionaban las distintas civilizaciones a lo largo del periodo
medieval?
• ¿Cómo se produjo la gran hecatombe demográfica a mediados del siglo XIV?
• ¿Qué fue la peste negra? ¿Tuvo ella sola la culpa de esa hecatombe?
• ¿De dónde proceden términos como alcachofa, fustán, o muselina?
131
Historia económica
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La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
133
Historia económica
134
Fuente: M. Lombard (1978): Etudes d'Economie Médievale III: les textiles dans le Monde Musulman du VIIe au XII siècle. Paris, Mouton, ap. 1.
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La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
136
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
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Historia económica
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La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
Los suelos más pesados de la Europa atlántica y central, por sus abun-
dantes precipitaciones, requerían otro tipo de aperos. Durante los primeros
siglos de la Edad Media se fue extendiendo la utilización del llamado arado
pesado o «carruca» (figura 3.2). Apareció en las tierras eslavas de la vertien-
te norte del Danubio en el siglo V y desde aquí se incorporó al Oeste hacia
el siglo VIII. El arado pesado iba montado sobre un bastidor con ruedas y
permitía remover la tierra en profundidad. El nuevo tipo de arado también
produjo una modificación en la morfología de los campos de cultivo. La
estructura cuadrangular y los surcos cruzados dieron paso a campos alar-
gados con surcos en paralelo y trazados siguiendo la pendiente natural del
suelo de tal forma que se facilitaba el drenaje del exceso de humedad pro-
ducido por las abundantes precipitaciones.
139
Historia económica
precipitaciones.
140
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
141
Historia económica
para largas travesías, si bien tenían una escasa capacidad de carga. Para usos
comerciales fue la Kogge o coca derivada de las barcas celtas la que permitió
transportar grandes cargamentos en las aguas del mar de Norte.
Figura 3.3. Innovaciones en los arreos del ganado de tiro. (a) tipo de arreo utilizado
en la Antigüedad; arreos medievales: petral (b) y collera (c).
142
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
A partir del año 1000 se observa por distintas zonas de África, Asia y
Europa un movimiento sincrónico de crecimiento económico que se pro-
longa durante más de dos siglos y que tiene como primer factor dinámico
un incremento notable de la población. Se calcula que entre el año 1000 y
1340 la población mundial aumentó en más de un 70 % (tabla 3.1). Europa
fue una de las zonas con mayor crecimiento, superando el doble la cifra del
año 1000. No obstante, la zona más poblada era Asia, donde China prácti-
camente alcanzó los 100 millones de habitantes y la India unos 75 millones.
143
Historia económica
Europa 30 49 74 52 67
Antigua URSS 13 17 16 13 17
África 39 48 80 68 87
América 18 26 32 39 42
Oceanía 1 2 2 2 3
Fuente: M. Livi Bacci (1990): Historia mínima de la población mundial, Barcelona, Ariel, 37.
144
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
Mapa. 3.3. Centros textiles en la Europa del siglo XIII y ferias de Champaña.
145
Historia económica
Años Oficios
París Génova
11 Talabartero Arconero
Fuente: S. Epstein (1991): Wage, Labor and Guilds in Medieval Europe, University of North Carolina Press, 142.
146
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
Ciudades de más de 40 000 hab 40 000 hab 40 000 hab 40 000 hab 45 000 hab 50 000 hab
Europa occidental 2 4 8 13 13 15
Europa oriental 6 5 1 2 3 2
Rusia 1 1 1 3
Mundo islámico 20 23 30 25 19 13
Asia central 3 1 1 2 1
China 22 22 21 16 18 16
Japón 1 1 2 2 1
Corea 1 1
Sudeste asiático 2 2 2 4 6 4
Africa occidental 2 2 3
Norteamérica 1
Centroamérica 2 1 1 1 2 2
Sudamérica 1 1
Mundo 70 70 73 75 75 75
Fuente: E. B., Barbier (2011): Scarcity and Frontiers: How Economies Have Developed Through Natural Resou-
rce Exploitation, Cambridge, Cambridge UP, 160.
147
Historia económica
Los Países Bajos fueron el otro territorio en el que se desarrolló una red
de ciudades. Los duques de Flandes a partir del siglo XI establecieron en la
encrucijadas de las principales rutas comerciales pequeñas fortalezas con
guarniciones que prestaban seguridad y cobijo a los mercaderes. En torno
a ellas fueron surgieron «burgos» donde los comerciantes hacían noche y
que fueron el embrión de una serie de ciudades. El sufijo «burg» (incluido
el de nuestra ciudad de Burgos) que aparece en el nombre de muchas ciu-
dades europeas hace alusión a este origen. Una agricultura muy productiva
generó una diversificación y especialización que promovió centros artesa-
nales orientados al textil y otros oficios. Los tejidos flamencos, elaborados
con lana inglesa, adquirieron un gran prestigio en los mercados exteriores,
destacando los denominados paños gruesos, muy tupidos. Sobresalen Bru-
jas, Gante e Ypres, desde donde se extienden posteriormente a las regiones
limítrofes de Brabante y Hainaut.
Esta expansión urbana y artesanal, con el establecimiento de mercados
regionales, tuvieron su enlace hacia el comercio a larga distancia, que co-
municó dos importantes polos internacionales de intercambio. Uno situado
en el norte de Europa, caracterizado por el tráfico de productos volumino-
sos, donde confluían la lana inglesa, materia prima esencial para las ciuda-
des flamencas productoras de paños de calidad, la sal del golfo de Vizcaya,
los cereales, madera, pieles y los salazones del Báltico y del mar del Norte,
junto con los productos metalúrgicos de las ciudades alemanas. El segundo
foco estaba centrado en la zona sur, en la cuenca mediterránea, destacando
las ciudades italianas. Los principales centros comerciales fueron Venecia
y Génova, privilegiados en el comercio con Oriente que distribuían textiles,
especias y otros productos de alto valor hacia el Norte, aunque también co-
merciaban con productos muy diversos, como lana, sal, cereales o esclavos
por todo el Mediterráneo.
Por toda Europa se extendieron ferias especializadas, aunque las que co-
braron más fama fueron las de las localidades de Troyes, Provins, Bar-sur
Aube y Lagny, en la región de Champaña (Champagne), situadas en la ruta
entre Flandes y el norte de Italia, a las que los señores de la región dotaron de
diversos privilegios de seguridad y exenciones fiscales para estimular la con-
centración de comerciantes, convirtiéndose en los principales centros euro-
peos de contratación durante los siglos XII y XIII (mapa 3.3). En estas ferias,
escalonadas a lo largo del año, se realizaban los intercambios y también
operaciones de cambio de moneda y negociación de letras de cambio. La
148
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
Por otra parte, desde fines del siglo XIII cobra auge un circuito co-
mercial en el mar Báltico, asociado a los efectos de la expansión agrícola
alemana hacia el Este, que establece un intercambio de productos entre las
diferentes regiones del litoral, la costa rusa y Escandinavia, y se extiende
hacia el mar del Norte. Los productos son muy variados, aunque predo-
minan los cereales, madera, pieles, arenques, minerales y cera (mapa 3.4).
Este circuito se consolida a través de la formación de una liga de ciuda-
des denominada Hansa, que incluyó a mediados del siglo XIV entre 70 y
80 ciudades, de las cuales las más importantes eran Hamburgo, Bremen,
149
Historia económica
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La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
Fuente: J. P. Byrne, ed. (2003): Encyclopedia of Pestilence, Pandemics, and Plagues, Greenwood Press,
Westport (CT).
159
Historia económica
producción como del consumo. Los cálculos más moderados estiman una
caída de un 25 % en la fuerza de trabajo disponible, convirtiendo la mano de
obra en un factor escaso. Ello afectó a las bases de la renta feudal, anclada
en los ingresos generados en la tierra, ya que la brusca caída del número
de campesinos hundió los ingresos de los señores feudales. Pero también
repercutió en el abandono de las tierras de menores rendimientos. La caída
de la demanda originó un descenso continuo de los precios.
El impacto de la crisis demográfica afectó a la estructura social. La no-
bleza, sector dominante, vio descender sus fuentes de renta e intentó man-
tener sus privilegios por la fuerza frente a los campesinos que, a su vez, se
encontraban en una posición ventajosa debido a su mayor poder de nego-
ciación: el trabajo se había convertido en el factor escaso. Los intentos de
mantener los privilegios feudales fueron contrarrestados por episodios de
resistencia campesina, como la revuelta inglesa de 1381, que terminaron en
muchos casos con la abolición de antiguas cargas serviles y la mejora de los
contratos de arrendamiento. Por otro lado, la crisis de la nobleza supone
una oportunidad para que las monarquías fortalezcan su posición aprove-
chando las rivalidades señoriales.
Las explicaciones de la crisis bajomedieval son diversas, y no hay acuer-
do entre los historiadores sobre cuáles fueran exactamente sus causas más
allá del papel de la peste. Básicamente, hay tres tipos de explicaciones:
a)
Explicación maltusiana. Tras la expansión medieval, la economía eu-
ropea, con una tecnología agrícola estancada y habiendo puesto en
producción incluso las tierras menos productivas, se encontraría en
el límite de sus posibilidades de producción, es decir, entró en una
fase de rendimientos decrecientes. El restablecimiento del equilibrio
población recursos se produjo al ponerse en marcha lo que Malthus
denominó «frenos positivos» de la mortalidad catastrófica, desenca-
denados por la peste.
b)
Crisis del sistema feudal. Otros autores, entre ellos Guy Bois, señalan
que las caídas en los rendimientos agrarios generaron una presión
de los grupos dominantes de la sociedad feudal (señores y eclesiás-
ticos) sobre los campesinos, lo que colocó a estos en el límite de la
subsistencia. En esta situación, las economías campesinas fueron
más vulnerables ante el avance de la epidemia o las inclemencias
del clima.
160
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
c)
Crisis de integración. Según la interpretación de Stephan Epstein, en
realidad la crisis fue fruto de la expansión anterior. Con el avance
del comercio y los mercados a partir del siglo XI, aumentaron las
presiones para reducir los costes de transacción (los derivados del es-
tablecimiento de una relación económica entre dos agentes, como la
búsqueda de información, la negociación del precio, la distribución
de la mercancía, las garantías legales, etc.). Para ello resultaba muy
conveniente el fortalecimiento de los estados, pues podían garantizar
la estabilidad de las normas, el mantenimiento del orden y de la se-
guridad en territorios más amplios, frente a la fragmentación política
del feudalismo. Este proceso, desencadenado con anterioridad, se vio
acelerado por los efectos de la peste negra, y convirtió una crisis de-
mográfica en una crisis general.
Lo cierto es que la crisis del siglo XIV supuso una reorganización del
sistema feudal. Los campesinos de Europa occidental habían mejorado sen-
siblemente su situación, logrando que desapareciera la servidumbre, y con-
virtiéndose en arrendatarios de las explotaciones que cultivaban. La noble-
za reordenó su estrategia de obtención de renta, acercándose a las nuevas
fuentes de ingresos derivadas de la consolidación de monarquías centraliza-
das y sus aparatos fiscales. Pero en cualquier caso, los campesinos y traba-
jadores de muchas zonas de Europa occidental conocieron una fase de ele-
vación de los ingresos reales. En Europa oriental, sin embargo, la crisis no
supuso la mejora de los campesinos, sino que fortaleció las condiciones de
servidumbre. En otras zonas del mundo el impacto también fue importante,
como en Egipto, donde la escasez de mano de obra desarticuló el sistema
agrario basado en el trabajo intensivo y el mantenimiento de los sistemas de
irrigación, originando una caída de productividad que repercutió negativa-
mente sobre los ingresos campesinos y llevó a un paralelo reforzamiento del
poder de los terratenientes, apoyados por el Estado mameluco.
En consecuencia, las transformaciones que se produjeron en el siglo XIV
concluyen en Europa occidental con un importante cambio en el sistema feu-
dal, que fortaleció el sistema de monarquías nacionales que se consolidan a
partir del siglo XV, en tanto que en Asia se establecen imperios centralizados
con una amplia base territorial, como el caso de la dinastía Ming en China, el
Imperio otomano en el Mediterráneo oriental o el Imperio Mughal en la In-
dia, que marcan las pautas de su economía durante los siglos siguientes. Para-
lelamente, en la América aún no conectada con el resto del mundo se habían
161
Historia económica
162
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
163
Historia económica
Resumen
164
La Edad Media: las bases de la expansión europea (c. 450-c. 1450)
f) El papel de la crisis de mediados del siglo XIV como gran catástrofe demo-
gráfica y social que cierra el ciclo de expansión, emblematizada en la peste
negra de 1347-1352.
g) La reorganización del sistema feudal en la salida de la gran depresión bajo-
medieval, y el fortalecimiento de monarquías nacionales que anuncian una
nueva fase, de apertura hacia otros continentes.
h) La trayectoria opuesta de China, la gran civilización oriental, que se arti-
cula políticamente en forma de un gran imperio cerrado hacia el exterior.
i) El papel de la economía de los reinos hispánicos medievales y su confronta-
ción con la economía de al-Ándalus.
Conceptos básicos
165
Historia económica
Referencias
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Watson, Andrew M. (1998): Innovaciones en la agricultura en los primeros tiempos
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166
TEMA 4
EXPANSIÓN Y CRISIS EN LA EUROPA MODERNA (c. 1450-c. 1650)
Sumario
Resultados de aprendizaje
6. Describir las distintas respuestas a la crisis del siglo XVII como factor de
divergencia entre las economías europeas.
168
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
• ¿ Se ha planteado alguna vez por qué son las naciones europeas (y las co-
lonias pobladas mayoritariamente por europeos) las que han dominado la
economía mundial en los dos últimos siglos?
• ¿ Fueron los caballos los que ayudaron a los españoles a conquistar Améri-
ca o hubo otras especies más importantes?
• S
i Europa era ya más rica en la Edad Moderna ¿por qué el dinero del mun-
do acababa recalando en Asia?
• ¿ Por qué eran los europeos los que traían especias de Asia, y no los propios
asiáticos quienes las traían a los mercados europeos?
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Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
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Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Así pues, la región más avanzada del mundo, hacia donde fluía el dinero,
la «locomotora» económica en terminología actual, era Asia. Allí vivía la
mayoría de la población mundial, allí donde se hallaban las mayores ciu-
dades (Estambul o Pekín, las más populosas hacia 1500, con 700 000 habi-
tantes, seguidas por los 500 000 de Calcuta o los 450 000 de El Cairo frente
a los 125 000 de Roma, la mayor ciudad europea), y allí se concentraba la
producción (hasta el 80 % del PIB mundial en 1775, según estimaciones
retrospectivas).
A pesar de la potencia de Asia, Europa había conseguido mejorar su si-
tuación sustancialmente. No sólo su población crecía a un ritmo sostenido,
sino que había conseguido drenar riquezas inmensas de América y África.
Asimismo, había adquirido el protagonismo en el comercio mundial: eran
las naves europeas las que llegaban a los puertos asiáticos, no al revés. Y
como fruto de esos flujos, la población europea estaba accediendo masiva-
mente al consumo de nuevos bienes —tejidos de algodón y té indios, sedas y
loza chinas, cacao, azúcar, tabaco y ron de América—, lo que alimentaba el
deseo de mayor cantidad y variedad de estos bienes (una auténtica revolu-
ción del consumo). Se creaban así los incentivos para trabajar más y mejor.
Era lo que se ha venido a llamar «revolución industriosa» que precedió a la
«industrial». Sólo de este modo los europeos podían costearse esos «lujos»
recién adquiridos. De una parte de esta evolución, la que corresponde al si-
173
Historia económica
glo XVIII, se tratará en el tema siguiente. Pero ahora toca preguntarse cómo
empezó todo.
Asia 82 200 161 300 217 600 229 500 411 200
Total Mundo 116 800 247 100 329 400 371 400 694 400
Nota: Se ha recalculado a partir de las categorías de Maddison: las cifras de Europa se han calculado suman-
do las cifras originales de Europa Occidental y Oriental, más 1/2 de la correspondiente a la antigua URSS;
las de América, sumando América Latina con la cifra de Estados Unidos. En todo caso, como se imaginará, se
trata de estimaciones muy aproximadas (aunque elaboradas con abundancia de fuentes). Fuente: A. Maddison
(2005), tabla B-18.
174
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
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Historia económica
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Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
179
Historia económica
• C
onsiderar el éxito en los negocios como una bendición de
Dios (no como algo sospechoso).
• L
a idea de que la vida es limitada y no debe malgastarse en
frivolidades.
• Fomentar
la alfabetización para la lectura individual de la Bi-
blia.
• E
l carácter estrictamente personal de la salvación (individua-
lismo).
180
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
1700 50 000 100 000 400 000 87 000 100 000 170 000
181
Historia económica
Deuda. Aunque los impuestos fueron creciendo desde fines del siglo XV,
a menudo no alcanzaban para cubrir el gasto, o no producían los ingresos
necesarios en el momento en que se precisaban. De ahí que de forma cre-
ciente se recurriera al endeudamiento, bien a través de préstamos a corto
plazo de banqueros, bien a través de deuda consolidada. Los préstamos de
los banqueros internacionales eran fundamentales para pagar las guerras
en territorios alejados, como las de los Austrias españoles por toda Europa
en los siglos XVI y XVII. Los banqueros proporcionaban anticipos urgentes,
y además, movían el dinero a plazas alejadas en una época de comunicacio-
nes difíciles y peligrosas, pero cobraban caros sus servicios. La alternativa
fue la deuda consolidada, títulos parecidos a la actual deuda pública, que
devengaban un interés anual, y con plazos de amortización muy largos o
indefinidos. El pago de los intereses se garantizaba con lo que se recauda-
ba de impuestos. En sus inicios, siglos XV y XVI, estos títulos —como los
juros castellanos o las rentes en Francia— gozaron de buena acogida; sólo
Inglaterra demoró su introducción hasta fines del siglo XVII, aunque tenía
otros tipos de deuda. Pero a medida que los apuros financieros retrasaban
el pago de intereses, se fue haciendo más difícil colocarlos en los mercados,
por lo que desde mediados del XVI sus tipos de interés crecieron algo, salvo
en Inglaterra y algunas repúblicas (gráfico 4.1).
• L
os impuestos contribuyeron a la monetización de la economía y la
extensión de los mercados. A diferencia de lo que sucedía con gran
parte de la imposición señorial de la Edad Media, las cargas fiscales
de los estados modernos debían pagarse en metálico. Esto forzó a los
campesinos a comercializar sus excedentes o a emplearse como asala-
riados, contribuyendo así a la extensión de los mercados.
182
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
• C
omo muchos de estos impuestos recaían sobre el comercio y el con-
sumo, los estados encontraron fuertes incentivos para fomentar y pro-
teger estas actividades. De este modo, los estados se preocuparon en
ofrecer privilegios a los mercados y ferias, seguridad en los tráficos,
garantías a la propiedad privada, sistemas unificados de pesos y me-
didas y, en general, dictando legislación protectora al comercio y la
industria.
• L
os estados también tuvieron un fuerte incentivo para promover la ex-
plotación colonial, pues los derechos de aduanas, y la misma coloni-
zación, constituían otra fuente importante de ingresos. Los monarcas
financiaron las expediciones de descubrimiento y conquista (como hizo
la reina Isabel de Castilla con Colón). También establecieron institucio-
nes para el monopolio del comercio colonial, como la Casa de Contra-
tación española de Sevilla en 1503 o, más adelante, compañías privile-
giadas como la Holandesa de las Indias Orientales (VOC, por sus siglas
en holandés, 1602) o la East India Company (EIC, 1599) inglesa. Tales
medidas son el núcleo del llamado mercantilismo (ver recuadro).
• L
os préstamos de los banqueros otorgaron a estos primeros represen-
tantes de la burguesía un poder de negociación que aprovecharon para
impulsar la penetración de las reglas de juego capitalista (propiedad
privada, mercados, garantías jurídicas a los negocios).
• E
l crecimiento de la deuda consolidada actuó en un sentido parecido.
Los estados no podían zafarse del pago de intereses y amortización
de capital porque los tenedores de deuda pertenecían a los sectores
sociales más poderosos (comerciantes y financieros, pero también no-
bles e instituciones eclesiásticas). De ahí que promovieran un mayor
control del presupuesto, bien por la vía de la representación política
(como ocurrirá con el Parlamento en Inglaterra sobre todo tras la re-
volución de 1640), o bien mediante el el nombramiento de funciona-
rios especializados.
• E
l mismo desarrollo de los estados modernos generó nuevas oportu-
nidades de negocio. Financieros, contratistas navales o de pertrechos,
arrendadores de impuestos, o comerciantes de compañías monopolis-
tas constituyeron el sector más rico de las burguesías nacionales. Los
Fugger, Welser o Spínola sólo fueron la cúspide de un nutrido grupo
de banqueros y hombres de negocios que prosperaron a la sombra de
183
Historia económica
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Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Mercantilismo
185
Historia económica
dio Adam Smith, del que derivó mercantilismo. Estos esbozos influ-
yeron en los programas de política económica más elaborados que a
partir de la segunda mitad del siglo XVII se pusieron en marcha en
Inglaterra o en la Francia de Colbert.
• A
ltos aranceles para las importaciones de manufacturas (salvo
de bienes intermedios); leyes contra el lujo (que era por defini-
ción importado) o prohibición de exportaciones de productos
semielaborados o materias primas.
• A
ctas de Navegación: aprobadas en Inglaterra tras la revolu-
ción parlamentaria, reservan a los navíos ingleses el tráfico des-
de puertos ingleses. Otros países adoptan medidas similares.
• M
anufacturas reales: grandes fábricas financiadas por el Es-
tado, centradas en bienes de lujo o pertrechos militares, para
evitar tener que importarlos.
• C
ompañías comerciales privilegiadas: con monopolio para co-
merciar con una determinada región o producto, especialmen-
te la importación de materias primas coloniales o productos
que luego pudieran reexportarse con beneficio.
• P
rohibición de salidas de oro y plata del país (ineficaces), con
la excepción del comercio con Asia, en el que las exportaciones
de plata resultaban muy rentables (esa fue la política de las
compañías de Indias inglesa y holandesa).
186
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Nota: Las líneas punteadas reflejan una conexión más débil. Fuente: Elaboración propia.
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Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
189
Historia económica
la Católica por Colón. El viaje resultó tan arriesgado que el mismo Colón
tuvo que ocultar a su tripulación los datos reales de navegación. In extremis,
la expedición tocó tierra el 12 de octubre de 1492, y tras un breve periplo
por La Española y Cuba, regresó a Lisboa en marzo de 1493. Con todo, no
puede afirmarse que la incorporación de Castilla a esta carrera atlántica
fuera meramente casual; ya desde fines del siglo XIV venían promoviéndose
expediciones de pesca o comercio hacia las costas africanas; la conquista
de las islas Canarias formaba parte del mismo proyecto, impulsado por la
corona.
190
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
191
Historia económica
192
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Fuente: E. J. Hamilton (1975): El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650,
Barcelona, Ariel. (1ª ed. 1934).
193
Historia económica
Hasta aquí hemos hecho un repaso rápido, sin prestar la debida aten-
ción al orden cronológico, de los cambios ocurridos en la economía interna-
cional y las innovaciones tecnológicas e institucionales que los impulsaron.
Conviene ahora examinar los grandes movimientos de la coyuntura, y com-
parar lo que estaba ocurriendo en Asia y en Europa.
Los primeros siglos de la Edad Moderna en Europa tienen dos grandes
periodos: uno de expansión económica, que arranca desde mediados del
siglo XV, tras la gran crisis bajomedieval, y llega hasta la última década del
194
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
siglo XVI. Entre esta fecha y 1620-1650 (la cronología varía mucho según
las distintas regiones) se inicia el segundo periodo, de crisis —demográfica
y económica, pero también con origen en la guerra— que se prolonga en
una depresión extendida a la mayor parte de Europa hasta las primeras
décadas del siglo XVIII1.
Sin embargo, dos países escaparán a la depresión por causas que anali-
zaremos más adelante: las Provincias Unidas de los Países Bajos (Holanda
para abreviar) y Gran Bretaña. Los datos de población (tabla 4.4), como
siempre, nos proporcionan un primer indicador, grosero tal vez pero sig-
nificativo.
Asia, por su parte, muestra una evolución en cierto modo paralela.
Afectada también seriamente por una crisis en el siglo XIV (ligada a la
peste negra y techos maltusianos), en los siglos XV y XVI experimenta
un fuerte crecimiento, que sin embargo se salda con una crisis que afecta
duramente a China; pero de la que Japón y la India, por razones distintas,
salen mejor libradas. La comparación de estas evoluciones aparentemen-
te paralelas (aunque distintas en sus causas) ofrece algunas lecciones de
interés.
La expansión europea arranca, como siempre en las economías de base
agraria, en los campos, como resultado de la recuperación de la crisis ba-
jomedieval. Aunque las fechas varían según las zonas, en la segunda mitad
del siglo XV la población volvía a crecer en buena parte de Europa, otra vez
por debajo del techo maltusiano, y con ella la producción y el consumo. La
crisis, además, había dejado como herencia la abolición de la servidumbre,
la forma de trabajo prototípica del feudalismo, en casi toda la Europa oc-
cidental, así como un mayor peso político de los estados y las ciudades. En
los campos, buena parte de la producción no se obtenía de los dominios
feudales, como en la Edad Media, sino de un nuevo tipo de organización
que solemos denominar economías campesinas (ver recuadro).
1
Las fechas, como se ve, no son todo lo precisas que nos gustaría. Por un lado, carecemos de da-
tos económicos fiables para este periodo, lo que hace que ni siquiera los expertos se pongan de acuerdo.
Por otro, las economías europeas distaban mucho de estar integradas; incluso dentro de un mismo país
se producían notables diferencias de coyuntura de unas regiones a otras (dependiendo de las distintas
especializaciones productivas, los efectos directos de las guerras o factores particulares). Por último, se
advierte también que las cronologías de la historia económica no coinciden exactamente con la de la
historia política.
195
Historia económica
Inglaterra 1,7 5,2 2,1 2,3 3,0 4,1 5,2 5,1 5,8
Reino Unido e Irlanda 2,0 6,5 3,1 3,9 4,8 6,1 7,5 8,0 10,2
Bélgica 0,4 1,2 0,8 1,2 1,6 1,3 1,5 2,0 2,5
Holanda 0,3 0,8 0,6 0,9 1,2 1,5 1,9 1,9 1,9
Alemania 3,5 12,0 6,5 12,0 14,0 16,2 9,5 14,1 17,5
Francia 6,0 16,0 11,0 16,4 19,0 20,0 22,0 21,5 24,6
Italia 5,2 12,5 8,0 9,0 11,5 13,3 11,5 13,5 15,5
España 3,5 5,1 3,8 5,5 6,0 6,8 6,0 7,7 9,4
Portugal 0,6 1,2 0,9 1,0 1,4 1,5 1,5 2,0 2,4
Europa
30,9 70,0 52,0 68,4 81,1 90,5 85,7 97,4 116,2
sin Rusia
Europa hasta
34,9 79,0 61,0 80,4 94,1 105,5 102,7 117,4 142,2
Urales
Fuente: J. A. Sebastián Amarilla (2005): «La Edad Media (c.1000-c.1450). Configuración y primer despegue
de la economía europea», en Comín, Hernández y Llopis eds. (2005:17) .
196
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Economía campesina
197
Historia económica
Inglaterra España
Total
Años Italia + Francia + Holanda Bélgica Alemania Escandinavia
Europa
Gales Portugal
1000 23 5 9 8 5 10 8 0 3
1300 17 11 11 7 7 13 10 1 3
1400 41 35 29 11 19 41 34 2 8
1500 27 14 20 8 14 26 18 1 6
1550 30 15 30 11 23 41 34 1 8
1600 38 20 35 12 30 54 39 2 9
1650 44 27 36 14 36 43 45 2 10
1700 38 35 40 13 45 49 27 2 10
Fuentes: Las mismas de tabla 4.1.
198
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
1200-1249 2,9
1387 11*
1565-1574 6*
1700 6**
199
200
Historia económica
Fuente: G. Barraclough, ed. (1985): El Mundo. Gran atlas de historia, Ebrisa, Barcelona, t. IV-V
201
Historia económica
De estas tres vías, la fundamental fue la extensiva; pero las otras dos iban
a demostrar más potencial de cara al futuro. En todo caso, la expansión de
las economías rurales, pese a ir acompañada de crecimiento demográfico,
se tradujo aún a fines del siglo XV en mejoras de los niveles de vida. La esca-
sez de mano de obra propició alzas de salarios, tanto rurales como urbanos,
que permitieron mejoras de la dieta; esto ha llevado a hablar de «una edad
de oro para los jornaleros». En Inglaterra, por ejemplo, aumentó el consu-
mo per cápita de pan de trigo frente a cereales inferiores, y se hizo frecuente
el de cerveza y carne, además de incorporar pescado, queso y otros produc-
tos. En Suecia o Polonia, algunos trabajadores rurales ingerían hacia 1575
más de 4000 calorías/día, con un consumo de cereales —pan, cerveza—,
equiparable al de carne, y una presencia notable de lácteos y pescado. En las
regiones mediterráneas el vino reemplazaba a la cerveza, pero la carne era
igualmente habitual. Las clases populares europeas no volvieron a disfrutar
de una dieta de tal calidad y variedad hasta después de la industrialización.
202
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
Rural
Urbana
no agrícola agrícola
Inglaterra 7,0 9,8 23,0 18,0 21,8 32,0 74,0 68,9 45,0
Holanda 30,0 34,7 36,0 14,0 16,7 22,0 56,0 48,7 42,0
Bélgica 28,0 29,3 22,0 14,0 18,7 26,0 58,0 52,0 51,0
Alemania 8,0 8,5 9,0 18,0 22,0 27,0 73,0 69,5 64,0
Francia 9,0 10,8 13,0 18,0 21,4 26,0 73,0 67,8 61,0
Austria-Hungria 5,0 4,9 7,0 19,0 24,8 32,0 76,0 70,4 61,0
Polonia 6,0 7,6 4,0 19,0 25,0 36,0 75,0 67,4 59,0
Italia 22,0 22,6 23,0 16,0 17,1 19,0 62,0 60,4 59,0
España 19,0 21,3 21,0 16,0 15,7 16,0 65,0 63,0 63,0
Fuente: R. Allen (2000) «Economic structure and agricultural productivity in Europe, 1300-1800», European
Review of Economic History, 3, 1-25; 8-11.
203
Historia económica
204
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
205
Historia económica
Dijon Frankfurt
Oficios (Francia) 1556 (Alemania) 1587
910 hombres + 40 mujeres 1247 hombres
206
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
nencia durante buena parte del siglo XVI (mapa 4.4). A ellas se agregaron
centros fabriles de Castilla o las Provincias Unidas de Holanda. El cambio
más importante vino de la difusión de los nuevos paños (new draperies) fla-
mencos, variedades de lana de calidad inferior pero baratas, para consumo
popular. Se fabricaban en núcleos como Lille, que multiplicó por diez su
producción de tejidos entre 1530 y 1550, o Hondschoote, que en 1560 pro-
ducía más de cien mil piezas. La crisis política en los Países Bajos forzó la
emigración de tejedores hacia otras regiones, donde contribuyeron a difun-
dir los nuevos paños. No obstante, las transformaciones no eran lineales.
Desde fines del siglo XVI la nueva pañería atravesó diversas dificultades y
algunos de los centros decayeron mientras otros volvieron a especializarse
en paños finos. Así ocurrió en Leiden, que recobró en el segundo cuarto
del siglo XVII su condición de gran núcleo textil gracias a los lakens, paños
finos de lana merina.
La metalurgia floreció en distintos centros europeos, asociada al cre-
cimiento de la extracción minera. Lieja se especializó en la fundición y
elaboración de utillaje de hierro. Nuremberg contó con diversos gremios
especializados en objetos de hierro y cobre, y también importantes arsena-
les. A fines del siglo XVI el agotamiento de muchos filones y la caída de la
demanda llevaron al estancamiento a muchas de estas industrias. El relevo
lo tomó Suecia, cuyas ricas minas de hierro y cobre (Falun) la convirtieron
en primer exportador europeo.
A falta de grandes innovaciones tecnológicas, el auge de las manufactu-
ras urbanas debe explicarse por el crecimiento de la demanda, en parte de-
bido a los tráficos fuera de Europa pero fundamentalmente por el aumento
general de la población y la renta, el descenso de los costes de transacción
y las economías de escala al incrementarse la producción. Hablamos de
nuevo de un crecimiento de tipo smithiano. De ahí que la manufactura
fuera la primera víctima del descenso de la renta por habitante perceptible
ya en las últimas décadas del siglo XVI. El círculo virtuoso que había en-
cadenado el aumento de la productividad agraria con un crecimiento más
que proporcional de la demanda de servicios y manufacturas, se convirtió
a raíz de la crisis en un círculo vicioso que llevó la ruina a muchos núcleos
industriales.
A falta de investigaciones detalladas, sabemos mucho menos de la his-
toria económica en Asia que en Europa. Asia seguía dominada en la Edad
207
Historia económica
208
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
209
Historia económica
210
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
211
Historia económica
212
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
213
Historia económica
neladas anuales en la década de 1560 hasta superar las 8000 hacia 1610. La
demanda de azúcar, limitada inicialmente a los ricos, creció con rapidez en
Europa durante el siglo XVII, estimulando la expansión inglesa y francesa
en el Caribe. Las plantaciones azucareras comenzaron a emplear esclavos
africanos. Los portugueses dominaron este siniestro y lucrativo tráfico, me-
diante el llamado asiento de negros, un monopolio concedido por la corona
con bases en el golfo de Guinea (Elmina) y Angola (Luanda). Sin embargo,
en el segundo tercio del siglo XVII, holandeses e ingleses comenzaron a
romper este monopolio. En sentido inverso, la aclimatación de productos
americanos en Europa, y muy especialmente el maíz, un cereal con mayo-
res rendimientos por hectárea que los tradicionales, tuvo repercusiones de
importancia en algunas regiones europeas ya a fines del XVI.
214
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
215
Historia económica
216
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
tabaco: 50 000 libras en 1618, diez veces más en 1628, y más de 1,8 millones
hacia 1640. Aunque a corto plazo esta expansión amenazó los precios, a la
larga abrió enormes expectativas: el tabaco, como el azúcar y más tarde el
té, se convirtió en un artículo de consumo masivo. En otras zonas de Amé-
rica del Norte, como en Nueva Inglaterra, surgieron enclaves dedicados a la
pesca, la explotación forestal y la construcción naval, dirigidos a veces hacia
los mercados de España y las Indias Occidentales.
En Asia, la Compañía de las Indias Orientales (1599) protagonizó la
penetración inglesa, con un papel menor frente a los holandeses, que lo-
graron excluirles, no sin conflictos, del comercio de especias. Los ingleses
se centraron en importar mercancías de la India, como tejidos de algodón
(calicós) y especialmente índigo y salitre. Como sus competidores, trataron
también de introducirse en los circuitos del comercio asiático para reducir
al mínimo las importaciones de metales preciosos.
217
Historia económica
7. LA TRANSICIÓN AL CAPITALISMO
Vemos de este modo que, por diversas vías, van ganando lugar en Euro-
pa unas nuevas reglas de juego económicas que identificamos con el ascen-
so del capitalismo. Recordemos que éste se caracteriza por:
• Predominio del capital (frente a la tierra o el trabajo) en la producción.
• L
a clase dueña del capital (capitalistas o burgueses) es la clase domi-
nante en la sociedad.
• C
recimiento del número de obreros (proletarios) que sólo poseen su
fuerza de trabajo.
• P
ropiedad privada de los medios de producción (tierra y capital: insta-
laciones, tierras, maquinaria).
• Mercados «libres».
Hemos examinado muchos indicios de este ascenso: la importancia que
cobra el comercio internacional (básicamente, capital), el peso de los gran-
des banqueros internacionales, el avance de las relaciones de producción
218
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
219
Historia económica
220
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
221
Historia económica
Resumen
222
Expansión y crisis en la Europa moderna (c. 1450-c. 1650)
g) Entender el papel de la crisis del siglo XVII en la aparición de dos tipos dis-
tintos de economía en Europa.
Conceptos básicos
Feudalismo exploración/descubrimiento/colonización
crisis del siglo XVII mercantilismo/bullonismo
segunda servidumbre Verlagssystem/putting-out system
agricultura de subsistencia compañías comerciales privilegiadas
economía campesina especias
crecimiento extensivo Casa de Contratación
China Ming imperios precolombinos (incas, aztecas)
agricultura de plantación India mogol
capitalismo comercial esclavitud
223
Historia económica
Referencias
224
TEMA 5
EL MUNDO EN VÍSPERAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
(c. 1650−c. 1780)
Sumario
Resultados de aprendizaje
Con el estudio de este tema esperamos que el estudiante sea capaz de:
8. Exponer los rasgos del cambio económico en España al hilo de los modelos
europeos.
226
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
• ¿ Qué tienen que ver el té, el café y el azúcar con los cambios en la econo-
mía mundial?
• E
l siglo XVIII, ¿qué más cambios trajo aparte de las pelucas empolvadas,
los filósofos ilustrados y la Revolución francesa?
• L
os hombres (y mujeres) del XVIII, ¿trabajaban más o menos que sus an-
tepasados? ¿En todas partes del mundo?
227
Historia económica
228
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
229
Historia económica
1
Son cifras de Kent G. Deng (2003): «Fact or Fiction? Reexamination of Chinese Premodern Po-
pulation Statistics», Working Paper London School of Economics No. 76/03, que propone unas cifras de
partida muy inferiores a las de la tabla 5.1: 56 millones de habitantes en 1701, y 67,6 en 1711, para llegar
a fines de siglo a cifras más parecidas (361,7 millones en 1812).
230
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
agricultura asiática también dedicaba una extensa área para cultivos co-
merciales, como el té, el algodón, la morera, o la caña de azúcar, junto a las
tradicionales especias de las áreas del sureste.
1000 1200 1300 1400 1500 1600 1650 1700 1750 1800
Asia 168 203 216 224 254 292 319 402 508 612
África 50 61 67 74 82 90 90 90 90 90
América 13 23 28 30 41 15 9 10 11 29
Mundo 275 348 384 373 446 486 518 617 749 919
Nota: Hay discrepancias (entre 5-15 %) entre estas cifras y las de la tabla 4.4. Esto se debe a que son estima-
ciones complejas, a falta de datos estadísticos precisos hasta 1800 para Europa y 1950 para otras zonas del
mundo. Fuente: A. G. Frank (1998:168), basada en Bennet (1954).
231
Historia económica
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El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
233
Historia económica
234
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
El ingenio azucarero
235
Historia económica
Hasta el siglo XVII buena parte de las manufacturas en Europa eran pro-
ducidas en las ciudades, por parte de artesanos agremiados y dirigidas al co-
mercio local. Desde la segunda mitad del XVII las cosas cambiarán: aparecen
nuevas formas de organización —manufacturas reales y protoindustrializa-
ción—, nuevos ámbitos de producción y nuevos horizontes de mercado.
Desde luego, los gremios subsisten en el siglo XVIII y cuentan con alguna
fuerza en sectores concretos, como la fabricación de objetos de lujo, en ofi-
cios muy especializados, e incluso disponen del apoyo de las autoridades en
algunos territorios, como en Alemania o el imperio otomano. Aunque los eco-
nomistas consideran habitualmente a los gremios como un estorbo a la com-
petencia, cumplían funciones que explican su pervivencia. Al agrupar a todos
los miembros de un determinado oficio, ejerciendo de hecho un monopolio
local, el gremio controlaba las prácticas de fabricación y aseguraba la calidad
(pero dificultaban la innovación). Al fijar requisitos restrictivos para acceder
al oficio —aprendizajes de hasta doce años, una etapa como oficial, exámenes
para ingresar como maestro, exigencia de determinado capital para abrir un
nuevo taller— limitaban la oferta y sostenían los precios. Al regular el apren-
dizaje, frenaban la difusión de secretos artesanales, lo que les defendía de
competidores foráneos. Por otro lado, desplegaban funciones asistenciales o
representativas que contribuían a la cohesión y la paz social urbanas.
Sin embargo, los talleres gremiales difícilmente podían abordar grandes
inversiones para producciones a mayor escala. En este caso, el Estado se
implicó directamente en la industria, estableciendo instalaciones (como las
manufacturas reales en Francia o España) que concentraban un gran núme-
ro de trabajadores y maquinaria. Su objetivo era tanto producir bienes de
calidad como servir de ejemplo para la innovación técnica. En parte se des-
tinaban a la producción militar (astilleros o fábricas de armamento), pero
236
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
237
Historia económica
238
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
239
Historia económica
Fuente: E. Tello, Coord. (2005): Guía práctica de historia económica mundial, Barcelona, Universidad de
Barcelona, 22, basado en De Vries (1987:310).
240
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
241
Historia económica
4. EL COMERCIO MUNDIAL
242
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
Sur de Gran
Holanda Francia Hansa
Europa Bretaña
Fuente: D. H. Aldcroft y A. Sutcliffe (1999): Europe in the international economy 1500 to 2000, Cheltenham,
Edward Elgar, 36.
243
244
Historia económica
Mapa 5.1. El sistema de comercio mundial en el siglo XVIII. Según G. Barraclough (1985): El Mundo. Gran atlas de historia,
Ebrisa, Barcelona, t. IV-V, 199.
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
245
Historia económica
captura a las tribus rivales y los vendían a tratantes europeos en los puertos
de embarque. Los traficantes pagaban muchas veces en especie, con ma-
nufacturas europeas o productos asiáticos reexportados: armas de fuego y
metálicas, telas ligeras de algodón (indianas), lino o lana, instrumentos de
metal, bebidas, o las apreciadas conchas de caorí de las Maldivas. El auge del
tráfico acrecentó el precio de los esclavos, que se multiplicó por cuatro entre
fines del siglo XVII y fines del siglo XVIII. Desde África, los navíos recalaban
en los puertos americanos. La monarquía española regulaba el tráfico en sus
colonias a través del sistema de asiento de negros, un monopolio concedi-
do a los comerciantes para introducir los esclavos pagando a cambio unos
sustanciosos derechos a la Corona. Al margen del asiento, sin embargo, un
extenso contrabando eludía los controles gubernamentales.
246
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
• Z
onas de actividad: En realidad, no fue el Caribe sino las cos-
tas de África, en torno a Madagascar o en el golfo de Guinea
donde se desarrolló la gran piratería de la Edad Moderna. Eran
zonas mucho menos vigiladas, pues no existía una potencia co-
lonial claramente dominante. Las flotas y galeones españoles,
que transportaban los metales preciosos hacia Sevilla o entre
el continente y el Caribe, eran convoyes fuertemente custodia-
dos. Sólo ocasionalmente los piratas se atrevían a enfrentarse
a naves que viajaban solas o quedaban rezagadas. El sistema
español de convoyes fue una estrategia eficaz para defender
los tesoros americanos; de hecho, se perdió mucha más plata
por tormentas, huracanes o bajíos.
• E
specialización: La mayoría de los piratas no lo eran a tiempo
completo. Dado que muchas de las capturas incluían buques
mercantes, a menudo alternaban la piratería con el comercio
247
Historia económica
• M
edios: Tampoco el tipo de nave predominante eran los galeo-
nes o goletas fuertemente artillados y equipados. La mayoría
eran barcos pequeños (de tipo sloop, en torno a 12 metros de
eslora y un solo mástil, o goletas de dos mástiles), con poco
calado, y equipadas con numerosas piezas de artillería (20-30
o más). Con tales medios difícilmente podían enfrentarse a las
armadas de los monarcas europeos (con más de 60 bocas de
fuego), y ni siquiera a las naves más grandes de las compa-
ñías de las Indias. Su superioridad dependía del tamaño de la
tripulación (entre 150 y 200 hombres) para el manejo de las
numerosas de piezas de artillería y el abordaje; y, obviamente,
de la maniobrabilidad y rapidez de la nave.
• C
ronología: La gran época de la piratería no es el XVI, sino el
período situado entre finales del siglo XVII y comienzos del
XVIII.
• P
resas: Los metales preciosos eran el bien más preciado, pero
también el mejor defendido. De ahí que los piratas prefirieran
presas más modestas (cargamentos de tela, pesca, sal o azú-
car) aunque también lucrativas.
• N
acionalidad: Tampoco los ingleses se llevan la palma. Ho-
landeses, franceses, españoles, así como asiáticos y africanos,
nutrían las tripulaciones. De hecho, el triunfo de las armadas
inglesas sobre los piratas en torno a 1720 se relaciona con su
victoria sobre la marina holandesa y francesa tras el tratado de
Utrecht (1713).
1723 1000
1726 200 10
248
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
• M
odales: Ni qué decir que la caballerosidad y galanura de los
piratas (de Errol Flynn a Johnny Depp) es cosa del cine. Los
marinos más curtidos no querían toparse con ellos; y muchos
temblaban —con razón— al avistar la bandera de las tibias y
las calaveras. Por cierto, aunque pocas, hubo también cierto
número de mujeres en el negocio.
249
Historia económica
especias, que habían sido el rubro principal a comienzos del XVII, quedan
superadas en la segunda mitad del siglo XVIII por nuevos géneros, como
té y café, que experimentan un crecimiento notable durante todo este pe-
riodo. Los holandeses habían comenzado a cultivar café en la isla de Java
y su producción se incrementó rápidamente. El té venía principalmente de
China.
Los ingleses también aumentan las importaciones de productos asiáti-
cos hacia Europa (tabla 5.4). También eran los textiles y seda en bruto el
primer capítulo, aunque casi todo el tejido asiático se destinaba a su reex-
portación, nutriendo en buena medida el comercio triangular atlántico, ya
que las medidas proteccionistas habían prohibido su consumo en la metró-
poli. El déficit comercial de este tráfico se saldaba hasta mediados del siglo
XVIII con el envío de metales preciosos, que suponían de media el 70 % de
las exportaciones totales. Sin embargo, a fines del siglo XVIII se reducen
sustancialmente las necesidades de plata, debido a los efectos de la ocupa-
ción británica de la India y el nuevo régimen fiscal que establece. También
por las oportunidades que ofrecía el comercio intraasiático con sus enor-
mes mercados. La compañía holandesa, la única potencia que comerciaba
con Japón a través del puerto de Nagasaki, activó una corriente provechosa
con la India suministrando cobre japonés para la acuñación de moneda
fraccionaria, a cambio de seda en bruto y textiles indios. Otro producto
con un comercio creciente es el opio, que viaja principalmente entre la In-
dia como centro proveedor y China e Indonesia como clientes. Los ingleses
comenzarán a introducir cobre en la India a partir de la década de 1730 y,
a partir de 1773, la compañía inglesa de las Indias Orientales convierte en
monopolio el comercio de opio, que se venderá a China para compensar las
importaciones de té y otros productos.
La India es en este siglo la gran productora de textiles para los merca-
dos exteriores. Sus bajos costes de producción eliminaban cualquier com-
petencia; los principales focos eran Gujarat en la costa oeste, especializada
en prendas de algodón y tejidos de seda de alta calidad, y Coromandel y
Bengala en el este. Bengala estaba especializada en tejidos de seda, aunque
también exportaba seda en bruto y salitre. El opio se cultivaba primordial-
mente en la región limítrofe de Bihar y su producción creció notablemente
con destino a los mercados asiáticos, China principalmente. El subconti-
nente indio, más abierto a los intercambios que China, era el primer socio
comercial con las compañías europeas durante todo este periodo. Los en-
250
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
251
Historia económica
252
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
más tiempo dedicado al trabajo, tanto agrario como artesanal. Los datos
del comercio nos revelan a la vez que estaban teniendo lugar cambios im-
portantes en las pautas de consumo, con la incorporación cada vez más
habitual de productos coloniales a la dieta (té, azúcar, café) pero también
de productos locales o europeos. Pero a lo largo del siglo el crecimiento de
la población alimentó la tendencia alcista de los precios, que tuvo un fuerte
impacto sobre los niveles de vida de la población. Esta tendencia afectaba
más a los precios de los alimentos que a los productos manufacturados, de-
bido al diferencial de productividad de ambos sectores.
El crecimiento de la población vino propiciado por la reducción de las
tasas de mortalidad derivadas de la práctica desaparición de la peste y de
la progresiva reducción de las hambrunas, gracias a las mejoras en la pro-
ducción y distribución de alimentos. También se observa un aumento de la
natalidad, sobre todo en zonas protoindustriales. De este modo, creció el ta-
maño de las familias, y aquellas que contaban con una sola fuente de renta
tuvieron que enfrentarse al empeoramiento de los salarios reales.
Este era el panorama en las zonas de agricultura atrasada, donde la baja
productividad había comprimido la demanda, y el aumento de la población
se había traducido en una caída de los niveles de vida. El aumento de las
rentas agrarias beneficiaba solo a los propietarios, nobleza y clero princi-
palmente, y en las ciudades la estructura gremial dominante dejaba escaso
margen para la innovación y el aumento de la productividad. En muchos
casos esta situación llevó a una precariedad notable y al aumento del núme-
ro de pobres entre familias dedicadas a la industria doméstica o a pequeños
campesinos y jornaleros agrícolas y urbanos.
En otras zonas, sin embargo, principalmente en las economías urbanas
de Europa noroccidental (Inglaterra, Países Bajos, norte de Francia, oeste
de Alemania), los datos muestran una mejora de los niveles salariales que
se refleja en una mayor dotación de bienes de consumo en los hogares,
tanto perecederos como semiduraderos y duraderos. Aunque el incremento
del producto beneficiaba más a unas clases sociales que a otras, las mejo-
ras fueron también difundiéndose a las escalas más bajas de la sociedad.
Además, la economía de muchos hogares no se basaba sólo en el trabajo
del cabeza de familia, sino en el de todos sus miembros, de tal modo que
aunque se redujera el salario individual, globalmente los ingresos podían
ser mayores. Estos ingresos fomentaban nuevas pautas de consumo, tanto
253
Historia económica
Nota: Ratio=1 significa que un trabajador no cualificado trabajando a tiempo completo gana sólo lo justo para
mantener a su familia al nivel de subsistencia. Fuente: Allen, R. C., Bassino, J. P., Ma, D., Moll Murata, C., van
Zanden, J. L. (2009): «Wages, Prices, and Living Standards in China, 1738−1925 in Comparison with Europe,
Japan and India», Working Paper No. 123/09. LSE Economic History Department, 58.
254
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
Tabla 5.5. Consumo per cápita de productos coloniales hacia la década de 1780
(cantidades en Kg).
255
Historia económica
256
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
257
Historia económica
258
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
El siglo XVIII español ilustra algunos de los temas tratados en este capí-
tulo: las limitaciones del crecimiento extensivo, los cambios en el comercio
colonial y la aparición de focos de innovación tecnológica.
A comienzos del siglo XVIII se produce, tras la guerra de Sucesión, el ac-
ceso de una nueva dinastía —la borbónica— al trono de España. La guerra
trajo la pérdida de los territorios que aún le quedaban a la monarquía en
Europa, aunque mantuvo el grueso de su imperio en América. La dinastía
borbónica desarrolló durante el siglo XVIII una política de fortalecimien-
to del Estado a través de medidas de racionalización administrativa y fis-
cal y también de políticas mercantilistas, como el desarrollo del comercio
con América, la construcción de una flota o la promoción de manufacturas.
Pero estas medidas resultaron insuficientes para reformar las estructuras
existentes.
También en España el siglo XVIII es una fase de crecimiento demográfi-
co: la población pasó de 7,7 millones en 1700 a unos 9,5 millones a media-
dos de siglo y a casi 11 en los años finales. Este crecimiento fue más rápido
en la primera mitad de siglo, debido en parte a que muchas zonas se venían
recuperando de la depresión del siglo anterior, aunque no es una pauta ge-
neral para todas las regiones. Como corresponde a un régimen demográfico
de tipo antiguo, las altas tasas de natalidad venían acompañadas de tasas
de mortalidad también elevadas. El aumento de población se produce en
buena medida por la reducción de episodios de mortalidad catastrófica de-
rivados de pestes y epidemias, o malas cosechas. Hay además un cambio
de pauta regional en el crecimiento, ya que desde mediados del siglo XVII
las regiones litorales crecen más rápidamente que las zonas interiores (al
contrario de lo que ocurría desde el siglo XV). En unos casos por los efectos
de cambios agrarios, como la difusión del maíz en la cornisa cantábrica,
que aumenta la productividad y la posibilidad de alimentar más bocas, y en
259
Historia económica
otros por el desarrollo del comercio. Pero en la mayoría del país, especial-
mente en el interior peninsular, la expansión de la primera mitad de siglo es
de carácter meramente extensivo.
Con unas modestas tasas de urbanización (un 14 % de los españoles viven
en núcleos de más de 10 000 habitantes a fines del siglo XVIII), tampoco la
población rural no agrícola crece de forma sustantiva, a falta de núcleos de
protoindustria. El crecimiento de la población dependía por tanto de las po-
sibilidades de una agricultura en su mayor parte orientada a la producción
cerealista en un territorio condicionado por un régimen climático mediterrá-
neo de gran aridez, lo que obligaba a mantener amplias zonas de cultivo en
barbecho para mantener la fertilidad. La distribución del terrazgo se había
configurado en los siglos medievales con el proceso de repoblación, y gene-
raba distintos sistemas de explotación, que en el norte se caracterizaba por
el dominio de las parcelas de pequeña y mediana extensión, cultivadas por
campesinos arrendatarios, mientras que en el sur eran más abundantes las
grandes explotaciones trabajadas por jornaleros agrarios. La mayor parte
de la propiedad estaba en manos de los grupos privilegiados, la nobleza y el
clero, que obtenían buena parte de los ingresos a través de las rentas de la
tierra, los diezmos y otros derechos. Los productos típicos de la agricultura
mediterránea (cereales, viñedo y olivar) se mezclaban con la crianza de ga-
nado, vacuno y mular para la labor y ovino para la producción de lana. El ga-
nado también aportaba otros productos y estiércol para los campos, aunque
en volumen insuficiente para mantener la fertilidad de las tierras. De ahí que
los campos mayoritariamente siguieran una rotación bienal de año y vez.
En estas circunstancias, el modelo de crecimiento extensivo (más bra-
zos y ampliación de la superficie cultivada, sin que aumentaran los ren-
dimientos) muestra sus limitaciones. Por un lado permitía garantizar a la
población la alimentación básica (sobre todo el pan de trigo), pero a costa
de terrenos de pasto y monte que comprometían el crecimiento de la gana-
dería. Durante la primera mitad del siglo XVIII la abundancia de terreno
disponible por la caída de la población el siglo anterior permitió el aumento
del producto agrario y también de la cabaña ganadera, incluidas las ovejas
merinas trashumantes, cuya lana era uno de los principales productos de
exportación. Durante la segunda mitad de siglo, sin embargo, la agricultura
chocó con dificultades para crecer al ritmo de la población, y la roturación
de pastos, montes y espacios poco fértiles pronto tuvieron efectos nega-
tivos sobre los rendimientos y el pastoreo. El aumento de la demanda se
260
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
261
Historia económica
262
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
más importante no se hacía con América sino con Europa, ya que en las dos
últimas décadas de siglo las ventas desde España suponían más del 60 %
mientras que hacia América eran menos del 40 %. La creciente demanda
de productos agrarios, lana, vino, aguardiente, etc., constituía más del 90 %
de todas las exportaciones, dirigidas principalmente hacia Europa noroc-
cidental. Las manufacturas eran muy poco significativas. Por el contrario
las importaciones desde Europa se centraban en manufacturas, con casi un
60 % del total, principalmente textiles, aunque también se recibían alimen-
tos —bacalao y trigo, principalmente— y materias primas. España por tanto
adquiría un perfil de país con escaso desarrollo industrial y bajo el dominio
de las redes mercantiles foráneas, con un mayor dinamismo en las zonas
litorales que en las regiones del interior.
La orientación de la política borbónica hacia el imperio colonial deter-
minó el gasto del Estado, principalmente en defensa y estímulo a la armada.
El creciente ritmo de gasto superaba los recursos habituales, obtenidos por
los sistemas de recaudación heredados en Castilla de la dinastía anterior y
por la imposición de un sistema recaudatorio en la corona de Aragón, los
denominados «equivalentes». A mediados de siglo se produjo un intento
de reforma tributaria en Castilla que sustituiría las antiguas rentas provin-
ciales por una «Única Contribución», de carácter proporcional a las rentas
de los súbditos, entre los que se incluiría a la nobleza y el clero; la refor-
ma quedó sin embargo en el estadio inicial —la elaboración del famoso
Catastro del marqués de la Ensenada—, sin llevarse nunca a la práctica.
Las reformas se limitaron a algunos monopolios y medidas concretas, y no
lograron el objetivo de aliviar las crecientes deudas originadas por los gas-
tos ordinarios y los extraordinarios de los conflictos militares. Estos gastos
obligaron a recursos extraordinarios, como la emisión de Vales Reales en
1780, títulos de deuda con plazo de amortización de 20 años, pero podían
ser utilizados como instrumento de pago de determinadas operaciones. Una
nueva emisión se realizó en 1781, pero no sirvieron para enjugar la deuda
y su cotización cayó. Un mecanismo complementario fue la creación del
Banco Nacional de San Carlos en 1782, que debía servir para amortizar los
vales y obtener ingresos para atender a gastos del Estado. Ahí están los an-
tecedentes lejanos del papel moneda y un banco central en España.
La crisis financiera de la monarquía a fines del siglo XVIII estaba rela-
cionada con las dificultades económicas por las que atravesaba España y
los bloqueos para llevar a cabo las reformas necesarias para dar un nuevo
263
Historia económica
Resumen
264
El mundo en vísperas de la Revolución Industrial (c. 1650–c. 1780)
Conceptos básicos
Referencias
Allen, Robert C. (2013): Historia económica mundial: una breve introducción, Ma-
drid, Alianza.
De Vries, Jan (2009): La Revolución Industriosa, Barcelona, Crítica.
Duplessis, Robert (2001): Transiciones al capitalismo en Europa durante la Edad
Moderna, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza.
Findlay, Ronald; O’Rourke, Kevin H. (2007): Power and plenty. Trade, War, and the
World Economy in the Second Millenium, Princeton, Princeton University Press.
Kriedte, Peter (1987): Feudalismo tardío y capital mercantil, Barcelona, Crítica.
265
Historia económica
Llopis, Enrique, (2005): «Europa entre Westfalia y Waterloo»; en Comín, F., Her-
nández, M. y Llopis, E. (eds.): Historia económica mundial, Barcelona, Crítica,
115-154.
Malanima, Paolo (1995): Economia preindustriale. Mille anni: dal IX al XVIII secolo,
Milán, Bruno Mondadori
Marks, Robert (2007): Los orígenes del mundo moderno. Una nueva visión, Barce-
lona, Crítica.
Prakash, Om (1998): «European Commercial Enterprise in Pre colonial India», en
The New Cambrigde History of India, Cambrigde, Cambrigde UP
Wrigley, E. Anthony (1992): Gentes, ciudades y riqueza, Barcelona, Crítica.
266
TEMA 6
LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y EL CRECIMIENTO
ECONÓMICO MODERNO
Sumario
Resultados de aprendizaje
9.
Esquematizar las transformaciones estructurales introducidas por la RI
(dualidad económica/dualismo)
10. Argumentar algunos de los principales debates sobre la RI: ¿Tuvo que ser en
Inglaterra?¿Escala nacional o regional?¿Cómo intervino el Estado? ¿Sólo
ocurrió en las industrias pioneras?¿Cómo afectó a los niveles de vida de los
trabajadores?
268
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
•
¿Qué es la Revolución Industrial? ¿Nos afecta incluso a los que no la he-
mos vivido?
•
Y si le decimos que la Revolución Industrial empezó en la agricultura
¿Cómo se come?
•
Y si hay una revolución ¿quiénes eran los revolucionarios? ¿Inventores?
¿Empresarios? ¿Obreras?
• ¿Por qué asociamos la industrialización con altas chimeneas y humo negro?
•
¿Por qué todo ocurrió en Inglaterra? ¿Por qué en el siglo XVIII?
•
¿Qué tenía Inglaterra que no tuvieran los demás?
•
¿Qué tiene que ver la estatura de los quintos con el nivel de los salarios?
•
¿Por qué la mecanización de la producción empieza por los textiles?
•
¿Qué hacían los demás sectores mientras algunos se revolucionaban?
•
La Revolución Industrial ¿fue positiva? ¿Para quién? ¿Para todos igual?
269
Historia económica
Fuente: P. Bairoch (1976): Commerce extérieur et développement, citado en Di Vittorio, coord. (2003): Historia
económica de Europa, siglos XV-XX, Barcelona, Crítica, 232.
270
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
271
Historia económica
272
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
273
Historia económica
Tabla 6.2. Crecimiento del PIB y PIBpc en Gran Bretaña, 1760-1830 (en %), según
dos estudios distintos.
Deane-Cole Crafts
274
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Sector público,
Agricultura, silvicultura, Manufactura, minería, Comercio y Servicio doméstico
profesionales y
pesca industria transporte y personal
otros
1811 33,0 30,2 11,6 11,8 13,3
275
Historia económica
Tipos de carbón
276
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
1. Escuela del cambio social. Según ésta, «la Revolución Industrial fue
ante todo un cambio en el modo en que se realizaban las transaccio-
nes económicas entre las personas», fundamentalmente «la aparición
de mercados de bienes y factores de producción establecidos, compe-
titivos e impersonales».
2. Escuela de la organización industrial. Hace hincapié en el tamaño
y la estructura de la empresa, es decir, en el nacimiento del sistema
fabril, más capitalizado, y que emplea mano de obra asalariada sujeta
a una disciplina estricta y a controles de calidad.
3. Escuela macroeconómica. Destaca la importancia de variables agre-
gadas tales como el crecimiento del PIB, la formación de capital o la
estructura de la economía.
4. Escuela tecnológica. Considera que son los cambios tecnológicos, con
una lógica propia, los que determinan los demás cambios «y se cen-
tra, por lo tanto, en la invención y la difusión de los nuevos conoci-
mientos tecnológicos».
De hecho, todos estos cambios tuvieron lugar en la Revolución Indus-
trial, de ahí que resulte tan difícil encontrar una definición que satisfaga a
todos, puesto que cada autor tiende a resaltar lo que le resulta fundamental.
Además, hay otro factor que dificulta el acuerdo, y es que en Gran Bre-
taña confluyeron dos corrientes de cambio distintas, responsable cada una
de parte del crecimiento económico total.
• La primera, ligada a cambios ocurridos en la economía tradicional
(orgánica), que conformaron lo que Wrigley denominó economía or-
gánica avanzada.
• L
a segunda, que resultaría a largo plazo la más importante, estaba
ligada a las innovaciones en materia de fuentes de energía fósil (car-
bón) y los nuevos convertidores que abriría camino la economía in-
orgánica.
La aparición de la economía orgánica avanzada en Gran Bretaña arran-
ca, como no podía ser de otro modo, del sector primario. Las mejoras de
productividad agraria (la base de todo) parecen ligadas al mayor tamaño de
la cabaña ganadera, lo que significaba mucho más abono disponible para
los campos de labor y más fuerza de tiro. La disponibilidad de animales
277
Historia económica
tenía dos ventajas adicionales: mitigaba las oscilaciones anuales de las co-
sechas (puesto que los años malos para el cereal podían ser buenos para el
forraje) y permitía transportar abonos minerales (marga y cal, sobre todo)
en mayor cantidad. Todos estos avances se dan en Gran Bretaña desde fines
del siglo XVII.
278
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Dado que Gran Bretaña fue la cuna de la Revolución Industrial, los his-
toriadores han buscado durante años identificar los rasgos (sociales, de or-
ganización industrial, macroeconómicos o tecnológicos) peculiares de la
sociedad o la economía británicas que explicaban el fenómeno: las causas,
los requisitos o, en su versión más light, los factores concomitantes de la
279
Historia económica
Así pues, es muy posible que la pregunta «¿por qué la Revolución Indus-
trial ocurrió en Inglaterra?» sea más engañosa que útil. Sin duda, una com-
binación de distintos factores —muchos de los mencionados— influyó en
su éxito; pero también es cierto que si la industrialización hubiera comen-
zado en otros lugares, nos estaríamos fijando en los factores «especiales»
que allí se dieron, y contando por tanto la historia de otro modo. El riesgo
280
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
281
Historia económica
la base de la dieta cárnica). Se trata de una fibra dura, cálida y cuyo trabajo
se conocía desde la Antigüedad. La pañería de lana cubría una gama am-
plia de calidades y precios. Comparativamente, las industrias basadas en la
elaboración de la seda y del lino, una fibra vegetal cultivada en ambientes
húmedos, estaban mucho menos difundidas.
Desde comienzos del siglo XVII los paños de lana tuvieron que hacer
frente a la competencia de un nuevo tipo de telas: los percales o calicós de
algodón. Eran telas ligeras, que admitían estampados novedosos y llamati-
vos, fáciles de lavar y además mucho más baratas que los equivalentes de
lana. El principal problema era que la planta del algodón requería para su
crecimiento climas más cálidos que el británico, por lo que durante casi
un siglo se importaron las telas acabadas desde la India (tabla 6.5) y sólo a
comienzos del XVIII se plantearon importar el hilo, o incluso el algodón en
rama, para elaborarlo en Inglaterra. Para ello fueron fundamentales las po-
líticas mercantilistas de prohibición de las importaciones de calicós (leyes
282
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Cía. Holandesa de las Indias Orientales Cía. Inglesa de las Indias Orientales
1619-1621 12 000
Fuente: D. S. Landes (1991: 150), basado en Steensgaard (1990), cuadro 3.8, pp. 123-126.
283
Historia económica
284
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
− M áquina compleja.
− R equiere el concurso de un
− M ovida por energía hidráulica.
empresario capitalista.
(H) Water-frame − Requería una fuerte inversión para cons-
1769 − Fuerza el paso del sistema
(A. Arkwright) truir una fábrica y debía ser instalada
de trabajo a domicilio al
junto a un río.
sistema fabril.
− Hilo fuerte pero basto.
Primera máquina de − Permite emplear energía del carbón para − Elimina las restricciones de
1775
vapor de John Watt mover máquinas. localización.
− Multiplica producción de
(H) Mule-jenny − Mezcla de las dos anteriores de ahí su hilo.
1779
(S. Crompton) nombre (mula). − Genera cuello de botella so-
bre la fase del tejido.
− C
uello de botella sobre los
− E l telar movido primero por la fuerza del procesos de acabado.
(T) Telar mecánico
1787 caballo y más adelante por el agua o el −
Mayor demanda de algo-
(E. Cartwright)
vapor. dón en rama (materia pri-
ma).
− U
tilizaba sal y ácido sulfúrico. La sosa se
(A) Método para obtener
1791 utilizaba para el lavado previo al blan-
sosa. (N. Leblanc)
queado.
(Recogida algodón)
− P ermite separar las semillas de la fibra de − C
ambio de proveedores de
1793 Desmotadora mecánica.
algodón americano (más corta). materia prima.
(E.Whitney)
285
Historia económica
Importaciones Reexportaciones %
1750 1051 29 3
3.2. La siderurgia
286
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
287
Historia económica
288
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
289
Historia económica
3.4. La fábrica
Hay dos visiones básicas sobre las ventajas de la fábrica para el empre-
sario. Una es la tecnológica, que hace hincapié en la necesidad de concen-
trar las máquinas y motores para obtener economías de escala, ahorrar
costes de transporte de materias primas o aumentar la división del trabajo
y garantizar la seguridad de unas inversiones costosas. La otra es laboral,
y resalta la importancia del control de la mano de obra: vigilancia del tra-
bajo, trabajadores, control de los tiempos, persecución del fraude. De he-
cho, uno de los logros del sistema fabril fue regular las jornadas, eliminar
días festivos y suprimir tiempos muertos. Todo ello permitió aumentar el
número de horas trabajadas en comparación con las de los trabajadores a
domicilio, que a menudo compatibilizaban sus tareas con las del campo y
organizaban los tiempos a su conveniencia. El aumento de productividad
del trabajo fue considerable, lo que permitía rentabilizar las fuertes inver-
siones y, si era preciso, pagar mejores salarios. Los trabajadores, en cam-
bio, veían la otra cara de la moneda: pérdida de poder de negociación de
los trabajadores cualificados, de autonomía sobre su trabajo, disciplina...
De ahí que muchas de las luchas iniciales de los trabajadores se enfocaran
290
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
• S
u peso marca los ritmos del crecimiento macroeconómico, ralenti-
zándolo, ya que el crecimiento de su productividad era inferior al del
sector moderno (en torno al 0,65 % al año, frente al 1 % el moderno
entre 1780 y 1860) y su peso en la economía, muy superior. Un ejem-
plo: la industria lanera seguía siendo en 1820 el principal subsector
del textil en Gran Bretaña, por encima del algodón.
• S
us relaciones con los sectores modernos son mucho más complejas
de lo parece a primera vista. Los sectores tradicionales contribuían
en muchas maneras al avance de los modernos: facilitando mano
de obra cualificada, encargándose de algunos procesos difícilmente
mecanizables, generando rentas para la demanda efectiva de los pro-
ductos de la industria moderna, acumulando capitales que podían
trasvasarse al sector moderno y, lo más importante, proporcionando
291
Historia económica
4.1. Agricultura
292
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
293
Historia económica
• L
a explicación más tradicional se basa en el incremento de los cer-
camientos de tierras (enclosures) que puso fin al sistema de campos
abiertos (open fields) predominante en la agricultura inglesa en la épo-
ca medieval y moderna. Los campos abiertos iban unidos a prácticas
comunales que impedían la introducción de los nuevos sistemas de
rotación. Los enclosures aprobados por el Parlamento permitían a los
propietarios cercar sus explotaciones, impidiendo así la entrada del
ganado de los vecinos, e invertir con más seguridad en la mejora de
cultivos. También conducían al empobrecimiento de los campesinos
más pobres. Esto llevó a explotaciones de mayor tamaño que podían
ser trabajadas con mano de obra asalariada.
o obstante, no está claro que los cercamientos sean un fenómeno tan
N
importante. Aunque cronológicamente el incremento de los enclosures
coincide con las mejoras de la productividad agraria a partir de 1750,
no está claro que fueran la causa. Allen argumenta, por ejemplo, que
fueron los incentivos del mercado (procedentes del comercio interna-
cional y la industria rural, así como el mayor tamaño de las ciudades)
los que hicieron rentables las inversiones que exigían los cercados, y por
tanto impulsaron explotaciones más grandes, capitalizadas y con más
trabajadores asalariados. En muchos casos, además, las innovaciones
técnicas fueron adoptadas igual de rápido en zonas de campos abiertos.
• E
l otro cambio institucional fue la penetración de los mercados en el
mundo rural, tanto en el acceso de los campesinos a mayores niveles
de consumo (revolución del consumo) como en las repercusiones de
la demanda urbana y manufacturera. Este proceso, que venía carac-
terizando a la agricultura inglesa (y holandesa) desde la salida de la
crisis del siglo XVII, se agudizó en la siguiente centuria. A lo largo del
XVIII, el alza de los precios agrarios (por el crecimiento urbano y de
las manufacturas) generó un fuerte incentivo que aceleró el proceso.
A lo largo del siglo XVIII, e incluso hasta las primeras décadas del XIX,
en la industria británica siguieron predominando los sectores tradicionales:
sin motores, poco o nada mecanizados, ubicados en talleres rurales o urba-
nos (incluso bajo la disciplina de los gremios), basados en la habilidad de
los artesanos y centrados en productos tradicionales. La tabla 6.10 muestra
294
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Fuente: N. R. Crafts (1983: 180), cit. en M. Berg (1985:48). Libras esterlinas corrientes y porcentajes.
295
Historia económica
4.3. Urbanización
296
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
1500 1800
Rural Rural
Urbana Agraria Urbana Agraria
no agraria no agraria
Mayor éxito en el periodo
Inglaterra 7% 18 % 74 % 29 % 36 % 35 %
Países Bajos 30 % 14 % 56 % 34 % 25 % 41 %
Bélgica 28 % 14 % 58 % 22 % 29 % 49 %
Alemania 8% 18 % 73 % 9% 29 % 62 %
Francia 9% 18 % 73 % 13 % 28 % 59 %
Austria-Hungría 5% 19 % 76 % 8% 35 % 57 %
Polonia 6% 19 % 75 % 5% 39 % 56 %
Italia 22 % 16 % 62 % 22 % 20 % 58 %
España 19 % 16 % 65 % 20 % 16 % 64 %
Fuente: R. Allen (2009: 17)
297
Historia económica
298
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Con todo, más importante que la abundancia o cercanía del carbón mi-
neral es su precio. En Gran Bretaña, conoció un lento incremento entre
1600 y 1700 y de cierta estabilidad entre 1700 y 1830 (gráfico 6.1). Pero so-
bre todo contrasta con el precio creciente de la leña, que era el combustible
alternativo. En casi todos los países europeos, la demanda de leña y carbón
vegetal condujo a la deforestación de las regiones más cercanas a los cen-
tros de consumo, y al encarecimiento de ambos productos. Holanda logró
escapar al problema con el uso de turba desde el siglo XVII, pero este com-
bustible era inadecuado para la siderurgia y resultaba más caro que la hulla.
Nota: BTU: British Thermal Unit, medida de energía equivalente a 1055 julios. Fuente: R. Allen (2009): «Why
was the Industrial Revolution British», Oxonomics, 4, 51.
299
Historia económica
estaba en marcha: entre 1700 y 1760, la tasa de crecimiento anual fue del
0,3 %, alta, pero no insólita en sociedades preindustriales. Pero aumentó al
1,2 % entre 1770 y 1840. En segundo lugar, el crecimiento se debió tanto a
un descenso de la mortalidad como a un aumento de la natalidad. Los dos
procesos están relacionados con una mayor prosperidad. La mortalidad cayó
sobre todo como consecuencia de mejoras en la higiene (incluido un mayor
consumo de jabón, ropa interior de algodón más barata y obras de alcantari-
llado), así como una alimentación mejor. La mayor natalidad se explica por
el aumento de la oferta de empleos, que redundó en mayores tasas de nupcia-
lidad y matrimonios más tempranos; y por tanto más hijos por pareja. Este
crecimiento fue compatible con una fuerte emigración, sobre todo a EE.UU.
y no sólo desde una Irlanda agraria atrasada, sino también desde la Inglaterra
avanzada e industrial. Esto pone de relieve que la oferta abundante de mano
de obra no era un requisito fundamental para la industrialización.
1701 6,8 86
1751 7,3 92
1761 7,9 100
1801 10,8 136
1821 14,1 178
1831 16,3 206
1841 18,5 234
1851 20,8 263
Fuente: B .R. Mitchell (1978): European Historical Statistics, citado en Escudero (2005:168).
300
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
301
Historia económica
.
Fuente: R. Allen (2009: 43)
302
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
303
Historia económica
304
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
por qué otros países sólo adoptaron masivamente esas innovaciones a partir
de 1850 cuando se produjo:
a) Una acumulación de avances técnicos que hacía más eficientes las
máquinas, y por tanto las hacía rentables incluso allí donde el carbón
todavía era caro. Entre 1720 y 1840 las máquinas de vapor pasaron
de necesitar 45 libras de carbón por caballo de vapor/hora producido
a tan solo 2 libras.
b) Una evolución de los salarios reales que hizo rentable la sustitución
masiva de trabajo por capital (incluido el carbón).
Pero además de la dotación relativa de los factores de producción —que
fue cambiando a medida que se desarrollaba la Revolución Industrial— in-
fluyeron, y mucho, las condiciones en las que estos factores podían asignar-
se, condiciones que vienen definidas por el marco institucional.
305
Historia económica
Mercados de factores.
306
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Mercados de bienes.
En la Inglaterra del siglo XVIII se dio una mayor penetración de los mer-
cados de bienes. Frente al modelo medieval de mercados semanales y ferias
anuales surgen, incluso en los medios rurales, las tiendas. Estas eran esta-
blecimientos permanentes y separados de los gremios de fabricantes, con
una oferta muy variada de productos (de tipo colmado o tienda de ultrama-
rinos), aunque en las ciudades estaban más especializados. Las redes de co-
mercialización —mayoristas, almacenistas, viajantes, tenderos— crecieron
307
Historia económica
308
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Fuente: J. Langton y R. J. Morris (2002): Atlas of Industrializing Britain, Londres, Routledge, 81.
Como acabamos de ver, una parte de la respuesta tiene que ver con la
estructura de costes de los factores productivos: los elevados salarios y el car-
bón barato creaban los incentivos adecuados para la introducción de inno-
vaciones que permitían ahorrar el factor caro (trabajo), sustituyéndolo con
otros más baratos (carbón y capital en forma de máquinas y fábricas). Otra
parte está ligada al cambio institucional: un sistema de propiedad (incluida
309
Historia económica
310
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
311
Historia económica
Éstas eran según Marx las dos clases sociales surgidas de la industria-
lización, que bautizó como burgueses y proletarios, condenados según él a
un enfrentamiento cada vez más agudo que solo podía desembocar en una
revolución proletaria que acabara con el mundo capitalista. Que se equivo-
cara en el pronóstico no quiere decir que el diagnóstico fuera erróneo.
Los empresarios de la Revolución Industrial encarnan el ideal de Schum-
peter del empresario como gestor de la incertidumbre y promotor de la in-
novación. En la Inglaterra de la época, la incertidumbre y el riesgo en los
negocios eran máximos, lo que convertía a esos empresarios industriales
pioneros en héroes de una historia con tintes épicos: un avispado Mathew
Boulton asociado con Watt para fabricar máquinas de vapor, un Richard
Arkwright que hizo de la hiladora mecánica de su invención la base de un
emporio textil en los Midlands, o un William Cartwright capaz de defender
a sangre y fuego su fábrica contra los asaltantes luditas en 1812. Sabemos
bastantes cosas de estos emprendedores pioneros:
• L
a mayoría provenía de familias con tradición empresarial (los terra-
tenientes o los profesionales liberales desconocían los negocios y se
mantuvieron al margen), con padres que dirigían sus propios nego-
cios: empresarios, comerciantes, incluso tenderos o labradores.
312
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
313
Historia económica
• L
a mayoría partía de cierto nivel de riqueza familiar. Sólo una minoría
habían sido obreros, jornaleros o artesanos pobres. El mito del empre-
sario hecho a sí mismo (self-made man) aún quedaba muy lejos.
• P
ocos eran inventores. Más bien eran artesanos o prácticos (Akrwright
fue uno de los pocos inventores que hicieron fortuna). Normalmente
los empresarios eran los que invertían anticipando las oportunidades
de negocio.
• Su formación era práctica. No existían apenas escuelas de negocios.
• E
n su mayoría, las empresas eran familiares, gestionadas por sus pro-
pietarios y financiadas con la reinversión de beneficios y capital pro-
pio y de amigos y parientes. Esto permite reducir los riesgos para el
capital, reduciendo sus costes.
De los trabajadores sabemos muchas más cosas, debido sobre todo a una
larga tradición de estudios ligada al movimiento obrero. En historia econó-
mica, los debates se han centrado en averiguar hasta qué punto la industria-
lización afectó al nivel de vida de los trabajadores.
Los primeros análisis sobre las repercusiones de la Revolución Industrial
para los trabajadores (los pobres en general) arrancan de las denuncias de
comienzos del XIX sobre el hacinamiento en las ciudades, la brutalidad de la
disciplina en las fábricas o el empleo de mujeres y niños en industrias o mi-
nas. La obra La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), de Friedrich
Engels (más tarde colaborador y mecenas de Marx), empresario industrial él
mismo, es un clásico. Lo cual, según algunas definiciones, significa que ya no
lo lee nadie. Existe acuerdo en que, a largo plazo (a finales del siglo XIX) las
condiciones de vida de los trabajadores mejoraron: las jornadas laborales se
habían reducido de 12 a 9 horas, la esperanza de vida había aumentado a 41
años, los salarios reales eran más altos, así como los niveles de consumo y la
calidad de la vivienda obrera. En realidad, el debate se centra en lo que ocu-
rrió en el curso de la industrialización. ¿Creció o se redujo el nivel de vida de
los trabajadores? Y, si hubo un empeoramiento, ¿éste fue uno de los factores
de la acumulación de capital en manos de los empresarios?
Para contestar a estas cuestiones se emplean diversos indicadores eco-
nómicos, referidos fundamentalmente a los salarios reales, la esperanza de
vida, y medidas antropométricos (básicamente la talla). Pero esos indicado-
res tienen problemas. Por ejemplo, la reducción de la estatura media (medida
314
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Fuente: C. H. Feinstein (1998): «Pessimism perpetuated: Real wages and the Standard of living in Britain during
and after the Industrial Revolution», Journal of Economic History, 58 (3), 625-658.
315
Historia económica
1761-1799 35,5
1800 40
1810 41 30
1820 41 35
1830 41 29
1840 41 30
1850 41 34
316
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
Fuente: R. Floud, K. Watcher, y A. Gregory (1990): Height, health and history: nutritional status in the United
Kingdom, 1750-1980, Cambridge, CUP, 136.
Por otro lado no está en absoluto claro que fueran las condiciones objeti-
vas de vida, ni siquiera la percepción de las mismas por parte de los trabaja-
dores las que expliquen el nacimiento el movimiento obrero. Por el contrario,
317
Historia económica
318
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
319
Historia económica
• Q
ue no fue un mero asunto de inventos e innovaciones (aunque tuvie-
ron mucha importancia).
• Q
ue aunque se estudie a escala nacional, se desenvolvió en buena par-
te a escala regional.
• Q
ue implicó también transformaciones importantes en los sectores
«tradicionales».
• Q
ue vino precedida de cambios importantes y relacionados en la agri-
cultura, la demografía, el transporte, el comercio y las propias manu-
facturas.
• Q
ue no existe un único requisito imprescindible, sino la combinación
de muchas transformaciones en la economía y también en el marco
institucional.
• Q
ue aunque finalmente redundó en un crecimiento económico soste-
nido, sus consecuencias no fueron igual de beneficiosas para todos los
sectores sociales.
• Q
ue los precios relativos del carbón (barato) y el trabajo (caro) pare-
cen haber sido determinantes en la adopción a gran escala de innova-
ciones tecnológicas.
Resumen
320
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
f) Explicar el papel de las innovaciones tecnológicas, pero no con una lógica pro-
pia, sino ligadas a los niveles relativos de precios de los factores de producción.
Conceptos básicos
321
Historia económica
Referencias
322
La Revolución Industrial y el crecimiento económico moderno
− 1700−1830: Generalización en Gran Bretaña de sistemas de rotación de cultivos sin barbecho. Ara-
Agricultura dos de hierro perfeccionados tirados por caballos. Máquinas sembradoras tiradas por caballos.
− 1842: Comienzan las importaciones de guano de Perú para abonar.
− 1711: M
áquina de vapor atmosférica de Newcomen. − 1827: Caldera de vapor de alta presión.
Energía − 1775: Máquina de vapor (Watt - Boulton). − 1829: Motor electromagnético.
− 1827: Turbina hidráulica. − 1831: Dinamo y transformador.
323
TEMA 7
LA DIFUSIÓN DE LA INDUSTRIALIZACIÓN (c. 1815-c. 1913)
Sumario
Resultados de aprendizaje
326
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
• ¿ Qué tenía Francia que aun sin industrializarse seguía siendo una poten-
cia en Europa? ¿O es que sí se industrializó?
• ¿ Alguien sabe qué es lo que hay que tener para ser una potencia indus-
trial? ¿Banca? ¿Universidades? ¿Inventores? ¿Obreros? ¿Todo junto?
327
Historia económica
328
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Suiza 5,6 6 50 3 28
Rusia 0,5 4 50 1 1
329
Historia económica
330
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
331
Historia económica
riadores una vía alternativa que llega prácticamente a los mismos resulta-
dos desde el punto de vista del producto per cápita, y con ventajas en térmi-
nos de bienestar social.
332
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
XVIII, pero el consumo de energía durante las primeras fases está vinculado
a recursos tradicionales, como el carbón vegetal o la energía hidráulica. El
aumento de la producción industrial incrementó las necesidades de carbón
mineral importado, que suponía entre el 25 y 45 % del total consumido, y aún
así siguió siendo bastante menos que en Bélgica o Gran Bretaña (tabla 7.1).
Fuente: F. Braudel y E. Labrousse, Dirs. (1976): Histoire économique et sociale de la France, Paris, PUF, tomo
III. L’avènement de l’ère industrielle (1789-années 1880), 656.
333
Historia económica
334
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
1815/1824 70 130
1825/1834 75 124
1835/1844 58 135
1845/1854 55 134
1855/1864 62 129
1865/1874 64 137
1875/1884 50 118
1885/1894 46 105
1895/1904 42 85
Fuente: P. O'Brien y C. Keyder (1979): «Les voies de passage vers la société industrielle en Grande-Bretagne
et en France (1780-1914)», Annales. Économies, Sociétés, Civilisations. 34e année, N. 6, 1284-1303, tablas
3 y 4.
335
Historia económica
1870-1890. Esta fase está marcada por los efectos de la guerra franco-
prusiana (1870-1871) que acaba con la derrota francesa y la pérdida de Alsa-
cia y Lorena, dos de los polos industriales más avanzados que se incorporan
a Alemania, junto con el pago de una cuantiosa indemnización. A esto se
suman los efectos de la depresión de 1873 y de la liberalización arancelaria,
con un descenso en el ritmo de crecimiento económico y la acentuación de
problemas en el sector agrario (plagas en los gusanos de seda, importaciones
de cereales de ultramar, crisis de la filoxera en el viñedo), que se traducen
336
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
337
Historia económica
el último tercio del siglo con la constitución del Imperio alemán, cuando el
crecimiento económico industrial era ya un hecho.
Por este motivo, aunque las transformaciones económicas venían del
siglo XVIII, la inexistencia de un mercado interior, con aranceles y monedas
distintos, condicionó el desarrollo en la primera mitad del siglo XIX. Había
además otras diferencias importantes entre los territorios alemanes: es-
tructuras agrarias muy distintas entre el Oeste y el Este, y tradiciones manu-
factureras con territorios donde pervivían las reglamentaciones gremiales y
otros en los que dominaba la industria rural o la siderurgia dispersa, como
en Sajonia, Silesia o Westfalia.
El inicio del proceso de modernización, por tanto, vino de la mano de
la eliminación de los vestigios del Antiguo Régimen. Con la invasión napo-
leónica se aplicaron en Prusia los decretos de 1807 y 1811 que abolían la
servidumbre, que existía principalmente en la zona del este, y permitían el
acceso de los campesinos a la propiedad agraria. Estos decretos permitie-
ron a los antiguos señores —junkers— consolidar sus propiedades y abrirse
a los mercados, aplicando sistemas modernos de gestión e introduciendo
nuevos cultivos, como la patata, o la remolacha azucarera. La combinación
de plantas forrajeras y cereales permitió reducir los barbechos e incremen-
tar la cabaña ganadera. En Prusia estos cambios hacen que en la década
de 1880 el barbecho solo afecte a una quinta parte de las fincas, cuando a
comienzos de siglo cubría la mitad. También se produjo una importante
ampliación de la superficie cultivada con la privatización de terrenos comu-
nales. En el Oeste sin embargo predominaban explotaciones mas reducidas,
con un amplio sector de pequeños y medianos campesinos propietarios. Las
mejoras de productividad y los nuevos métodos de explotación permitieron
un importante aumento del producto agrario, que contribuyó a proveer de
alimentos a una población creciente e incluso obtuvo un margen para la ex-
portación de productos agropecuarios (cereales, lana, etc.). Los ingresos de
estas exportaciones servían en parte para saldar las compras de tecnología
y maquinaria moderna.
El verdadero impulso de la industrialización alemana viene ligado a la
formación de un gran mercado interior entre las décadas de 1830 y 1850.
Esta se realizará a través de la unificación arancelaria con el establecimien-
to del Zollverein (unión aduanera) a partir de 1834, la unificación moneta-
ria y el desarrollo de la red de transportes.
338
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
339
Historia económica
340
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
• L
a creación de un marco jurídico estable y favorable a los ne-
gocios y la iniciativa privada. En este sentido, las reformas
agrarias liberales emprendidas en muchos países son una pie-
za clave de la industrialización.
• A
ctividades de fomento: inversiones en infraestructuras o edu-
cación, regulación del comercio exterior mediante aranceles
(que favorecen a algunos sectores), subvenciones o beneficios
fiscales a ciertos sectores, regiones o empresas, pedidos públi-
cos a determinadas empresas, etc.
• R
egulación de actividades económicas o mercados de bienes o
factores; es muy habitual la legislación laboral, fijando a veces
341
Historia económica
342
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Fuente: Elaboración propia a partir de M. Hau (1994: 26) y T. Pierenkemper (2001: 103 y 106).
343
Historia económica
344
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
345
Historia económica
346
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Energía
Población Acero Ácido sulfúrico
Países eléctrica (miles
(millones) (millones Tm) (miles Tm)
milones kWh)
Gran Bretaña 41 7,8 3 1082(b)
347
Historia económica
Fuente: Oficina Presupuestaria del Congreso (2004): A description of the inmigrant population.
348
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349
Historia económica
350
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
351
Historia económica
Fuente: eh.net/encyclopedia/article/adams.industry.coal.us
352
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
353
Historia económica
Mapa 7.3. Europa: crecimiento del PIB (tasa anual acumulada 1830-1910).
354
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Tabla 7.6. Crecimiento del PNB per cápita en las diferentes regiones europeas
en dólares de 1960 (media Europa occidental=100).
Frente a este modelo se encuentra un grupo formado por los países me-
diterráneos y del este de Europa, caracterizados por:
• E
structuras agrarias atrasadas (pese a las reformas agrarias) y agricul-
turas poco productivas.
• M
ercados internos a menudo amplios (por volumen de población),
pero compuestos en buena parte por campesinos pobres que generan
una escasa demanda efectiva de bienes y servicios.
• P
obre formación de capital a nivel interno, lo que lleva a recurrir a
inversiones extranjeras.
• Fuerte atraso tecnológico y carencias de capital humano.
• C
omercio exterior propio de países atrasados: exportan bienes de poco
valor añadido (productos agrarios o materias primas) e importan los
de alto valor añadido (maquinaria, manufacturas) y capitales.
En estas condiciones, un rasgo común a todos estos procesos de indus-
trialización fue, como señaló Gerschenkron, el papel del Estado como susti-
tuto de la iniciativa privada en la promoción industrial. El problema era que
la capacidad de intervención del Estado en estos países se veía minada por la
pobreza de la base fiscal, especialmente si, como era habitual, la pervivencia
de clases muy poderosas de terratenientes, a menudo nobles, impedía refor-
mas fiscales que gravasen de forma eficaz la principal forma de riqueza: la
tierra.
355
Historia económica
356
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
357
Historia económica
358
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
359
Historia económica
360
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
tierras de las comunas. Las reformas, sin embargo, aunque permitieron in-
crementar la producción, no acabaron con la pobreza de la mayoría de los
campesinos. Todavía en 1913 quedaba en el campo el 72 % de la población
activa, concentrando el 44 % del ingreso total. El crecimiento agrario a fines
del siglo XIX se basó en la ampliación de los sembrados y la expansión de
cultivos como patatas y remolacha azucarera. El comercio exterior siguió
creciendo y mantenía superávits a base de exportar productos agrarios y
forestales, de los que un 50 % eran cereales, y a cambio se importaban bie-
nes de capital y manufacturas diversas. El perfil del comercio exterior era
otro reflejo del atraso y las deficiencias que mantenía la economía rusa en
su industrialización.
Hace más de 40 años, Jordi Nadal escribió un libro que se haría famoso:
El fracaso de la Revolución Industrial en España. Sus conclusiones mostra-
ban cómo a lo largo del siglo XIX la economía española había quedado
claramente rezagada: las reformas agrarias de los liberales no habían ser-
vido para satisfacer las aspiraciones de los campesinos ni tampoco para
aumentar significativamente la productividad, con lo que la agricultura no
ejerció sus funciones de cara a la industrialización; el ferrocarril se había
proyectado según prioridades políticas (red radial), en vez de atender a las
necesidades de integrar el mercado interior, y además no había ejercido
apenas efectos de arrastre sobre la siderurgia nacional; la minería, por falta
de técnicas e inversiones, se había convertido en un enclave del capital ex-
terior, que exportaba el mineral en bruto (con menos valor añadido) y luego
los beneficios; y hasta el moderno sector textil catalán, pionero en el siglo
XVIII, había quedado casi condenado a una política proteccionista para
salvaguardar el mercado interior. Estudios posteriores han matizado esta
visión del fracaso industrial, observando distintos rasgos del crecimiento.
No obstante, es cierto que España en 1913 seguía muy rezagada frente a
las naciones industrializadas: en PIB per cápita, en producción y consumo
de energía, en tecnología. La estructura de la población activa, con casi dos
tercios de la mano de obra en el sector primario, revelaba que la industriali-
zación podía haber empezado, pero aún distaba de concluirse. Por ello, ante
las dificultades de la crisis agraria de fin de siglo, la respuesta fue, como en
otros países atrasados, la masiva emigración a América.
361
Historia económica
Hombres 60 50 45 39
Mujeres 88 76 68 59
Tasa de urbanización
24** 30,3 37,7 39,2 42,0
(población en núcleos > 5.000 hb) **=1787
Fuente: E. Llopis (2002: 147), P. Pascual y C. Sudriá (2002:205), J. Maluquer (2002: 245-246, 262), todos
en Comín, Hernández, Llopis eds. (2002). A. Carreras, y X. Tafunell, eds. (2005): Estadísticas históricas de
España, siglos XIX-XX, Madrid, BBVA.
362
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
El primer periodo (1800 a 1840) está marcado por la crisis del sistema
feudal, visible desde fines del siglo XVIII, y sobre todo por las consecuencias
de la guerra de la Independencia (1808-1814). Entre los efectos inmediatos
de la guerra figuran los daños a la agricultura, la cabaña ganadera y las ma-
nufacturas, lo que redundó en un estancamiento de la población en torno a
los 11,5 millones de habitantes. Pero la guerra desencadenó también la difu-
sión de las ideas liberales, que iban a plantear la abolición del sistema feudal,
promoviendo el fin de la monarquía absoluta, la implantación de una socie-
dad de ciudadanos iguales ante la ley (sociedad de clases) y la consagración
de la propiedad privada y el mercado como bases de la libertad económica.
Tales ideas habían calado ya durante la guerra, y quedan manifiestas en la
obra de las Cortes de Cádiz, pero tardarán en imponerse con la vuelta al tro-
no de Fernando VII. Por cierto que, como consecuencia indirecta de la guerra
y la difusión del liberalismo, también debe anotarse la pérdida hacia 1824 de
la mayor parte del imperio colonial español en América, a raíz de una serie
de movimientos independentistas en los que destacó la figura de Simón Bo-
lívar. Los años 1815-1840 son, de nuevo, una época de fuerte inestabilidad
política, que perdura en los años de minoría de edad de Isabel II. En las fases
en que los liberales acceden al poder —trienio 1820-1823, alguna fase de la
regencia de María Cristina y Espartero (1836-1843)— avanzan las reformas
institucionales de corte liberal. Las más importantes constituyen lo que se ha
denominado la reforma agraria liberal, un conjunto de medidas, adoptadas
o modificadas en distintos periodos, con un mismo fin: eliminar los vestigios
feudales en el campo (especialmente en el régimen de propiedad) e impulsar
el avance de los mercados. En otras palabras, abrir paso al capitalismo. Entre
las medidas más importantes de esta reforma agraria liberal figuran:
• D
esamortizaciones: expropiación y venta en subasta de las propieda-
des del clero regular (trienio liberal, desamortización de Mendizábal
en 1836) y el clero secular (Espartero, 1841).
• A
bolición de instituciones feudales: señoríos, mayorazgos, privilegios
de la Mesta y diezmos (todas afectaban a la propiedad de la tierra).
• L
ibertad para comerciar con productos agrarios y a los propietarios
para disponer de sus fincas y cercarlas.
Las reformas alteraron el marco institucional de la agricultura, pero no
lograron mejoras generales de productividad: éstas hubieran exigido inver-
siones, y sin embargo ni los campesinos podían (la mayoría eran pequeños
363
Historia económica
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La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
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Historia económica
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371
Historia económica
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La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Algodón Seda
Fuente: Y. Andō (1975): Kindai Nihon Keizai Shi Yōran, Tokio, Tokyo University Press, 118.
373
Historia económica
374
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
375
Historia económica
376
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
1816-1820 -11 -3 10 8 3 7
1836-1840 -23 -4 11 15 4 3
1846-1850 -25 -6 14 18 4 5
1866-1870 -65 -9 45 57 13 41
377
Historia económica
Tabla 7.11. Carga útil de la marina mercante británica y el resto del mun-
do,1820-1913. Miles de Tm.
378
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
379
Historia económica
Fuera de Europa, sólo Estados Unidos y Japón, por caminos bien dife-
rentes, conocieron esas transformaciones. Hacia el último cuarto del siglo
XIX, el desarrollo de la segunda Revolución Industrial permitirá el rápido
crecimiento de Alemania y Francia, y aún con más vigor el de los Estados
Unidos. Los países más atrasados de Europa inician el proceso con dife-
rentes velocidades, según el grado de preparación o la aptitud de las insti-
tuciones para adoptar los cambios. Mientras que en el norte de Europa se
aprovecha el tirón de la demanda para iniciar vías de modernización, en el
este y el sur los procesos serán más lentos y desiguales. Rusia, a pesar de sus
avances, todavía en 1914 es un gran país con un pesado lastre agrario. La
superioridad económica que confiere el desarrollo industrial pone el resto
del mundo a merced de los intereses de las naciones más adelantadas, que
exigen materias primas y acceso a los mercados para obtenerlas y vender
sus productos. Los capitales circulan desde el centro a la periferia para fun-
dar empresas y redes de transporte que permiten una mayor integración. A
mediados del siglo XIX se firman acuerdos para facilitar la expansión del
380
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
Resumen
a) P
resentar el concepto y las grandes etapas de la industrialización en el siglo
XIX.
g) Discutir las ventajas e inconvenientes que los países rezagados tenían frente
a los pioneros en la industrialización.
h) O
frecer un marco de evoluciones nacionales que permita entender el gran
cambio de los mercados mundiales a partir de 1870.
381
Historia económica
Conceptos básicos
Referencias
382
La difusión de la industrialización (c. 1815-c. 1913)
383
TEMA 8
SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y PRIMERA GLOBALIZACIÓN
(c. 1870-1914)
Sumario
1. La segunda industrialización
1.1. La base científica del cambio tecnológico
1.2. El nuevo papel del capital humano
1.3. La revolución de los transportes y las comunicaciones: la vuelta al mundo
en ochenta días
1.4. La renovación de la industria pesada: siderurgia, química, eléctrica
1.5. Del carbón al petróleo
1.6. La aportación del marco institucional
2. La internacionalización de la economía: avances en la integración de mercados
y movilidad de factores
2.1. El desarrollo y transformaciones del comercio internacional
2.2. Los flujos migratorios: dimensiones y efectos sobre la distribución de la
renta
2.3. Integración de los mercados de capital
3. La «Gran Depresión» y el nacionalismo económico
3.1. Reacciones: el nuevo papel de los estados
4. La economía española de la Restauración a la Primera Guerra Mundial
4.1. La evolución económica y la depresión finisecular
4.2. Proteccionismo agrario y proteccionismo industrial
4.3. La pérdida de las colonias y la hacienda pública
4.4. El auge de principios del siglo XX y el arranque de la segunda Revolución
Industrial
4.5. Balance del periodo
Historia económica
Resultados de aprendizaje
5. Establecer los rasgos más notables de la intervención del Estado en las dis-
tintas economías europeas.
7. Analizar los efectos que la crisis de 1873 y la pérdida de las colonias tuvieron
sobre la economía española.
386
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
• ¿Son tan evidentes las ventajas del libre comercio? ¿Y sus inconvenientes?
• ¿ Por qué el hundimiento de los precios de fines del XIX (Gran Depresión)
coincidió con un crecimiento de los salarios reales y mejoras del nivel de
vida?
387
Historia económica
1. LA SEGUNDA INDUSTRIALIZACIÓN
388
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
389
Historia económica
Fuente: J. Ocampo Suárez-Valdés (2007: 129), basado en Rioux (1971): La révolution industrielle, 1780-1880.
390
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
391
Historia económica
Tabla 8.2. Porcentaje del vapor en el tonelaje total de varias flotas, 1850-1910.
Gran Bretaña 3 7 12 27 63 79 91
Estados Unidos 2 2 7 14 30 40 56
Alemania 1 3 5 11 62 71 84
Noruega 0 1 1 2 10 35 59
Canadá 2 2 3 5 7 19 34
Francia 2 6 12 20 61 60 64
Italia 0 2 2 5 24 60 63
Suecia 1 3 4 9 26 50 76
España 1 3 11 18 60 83 91
Rusia 13 15 26 50 76
Países Bajos 1 2 3 12 46 76 89
Dinamarca 1 2 4 14 38 69 85
Finlandia 0 1 1 3 10 15 22
Bélgica 4 3 17 55 94 97 98
Grecia 1 3 16 48 69
Fuente: J. M. Valdaliso (1991): Los navieros vascos y la marina mercante en España, 1860-1935. Una historia
económica, Bilbao, IVAP, 90.
392
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
Fuente: D. North (1958): «Ocean Freight Rates and Economic Development 1750-1913», Journal of Economic
History, 18 (4).
Buena parte del negocio de la construcción naval, los fletes y los seguros
estuvieron en manos de empresas británicas, al menos hasta la Primera
Guerra Mundial. En 1890 el 73 % del tonelaje de navíos a vapor navegaba
bajo bandera británica.
La otra consecuencia fue el acortamiento sustancial de la duración de
los viajes. El mundo se hacía más pequeño, y eso también tenía consecuen-
cias económicas: las técnicas de transporte refrigerado de bienes perecede-
ros hicieron posible, por ejemplo, la llegada de carne de ultramar (América
y Australia), de costes muy inferiores, a mercados muy alejados.
Pero durante este periodo no sólo mejoró el transporte de personas y mer-
cancías sino también el sector de las comunicaciones, crucial para los nego-
393
Historia económica
Fuente: Elaboración propia a partir de N. Street (2006): Time Contours: Using isochrone visualisation to describe
transport network travel cost, Londres, Department of Computing Imperial College.
La telegrafía sin hilos se desarrolló entre 1896 y 1919 y fue inventada por
el italiano Marconi (aunque hay controversia, ya que algunos conceden la
394
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
autoría a Nikola Tesla), que contó con el apoyo de la Oficina Postal Britá-
nica. Marconi no cedió los derechos al gobierno británico, sino que creó la
Wireless Telegraph and Signal Company. Los primeros clientes fueron las ar-
madas británica e italiana. El desarrollo de la radiodifusión se completó con
la patente norteamericana de la válvula de vacío y la patente de la emisión
continua de ondas, adquiridas por la Radio Corporation of America (RCA).
Por último, la telefonía se desarrolló entre 1867-1913, a partir de los tra-
bajos de Alexander G. Bell sobre el sistema de transmisiones telegráficas. En
1868 fundó la Bell Telephone Company. Las primeras centralitas manuales
sólo funcionaban en redes locales, por lo que resultaba difícil alcanzar eco-
nomías de escala dado el restringido número de usuarios. A finales de siglo la
aparición de centralitas y su interconexión fue resolviendo estos problemas.
395
Historia económica
Las primeras aplicaciones del petróleo tuvieron que ver con su utili-
zación en el alumbrado y la producción de lubricantes. La extracción de
petróleo se inició a mediados del siglo XIX en los Estados Unidos cuando
Rockefeller instaló en Cleveland la primera refinería. La primera utiliza-
ción en motores de combustión interna fue llevada a cabo en Alemania por
Daimler en 1883 y Diesel en 1892. Hubo que esperar a comienzos del siglo
XX para que un derivado del petróleo, la nafta, empezase a ser utilizada
como combustible por los barcos.
396
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
397
Historia económica
¿Proteccionismo o librecambio?
398
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
399
Historia económica
400
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
401
Historia económica
Fuente: C. K. Harley (1992): «The world Food Economy and Pre-World War I Argentina», en S. Broadberry y
N.F.R. Crafts, eds. Britain in the International Economy, 1870-1913, Cambridge, CUP.
Gráfico 8.2. Convergencia de precios del vacuno y del trigo en Gran Bretaña
y EE.UU. (1865-1913).
402
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
En el último cuarto del XIX, estas exportaciones, que venían de los siglos
XVI y XVII, también se beneficiaron de la reducción del precio de los fletes
marítimos. Sin embargo, la renta per cápita de estos países cayó respecto a
la de los países industrializados.
La explicación ha de buscarse en la baja productividad de estas agricultu-
ras. A diferencia de lo que ocurrió en las zonas templadas, la producción de
cultivos tropicales se basaban en plantaciones intensivas en trabajo. La abun-
dancia de mano de obra —especialmente en el Lejano Oriente—, dispuesta a
migrar de unos países a otros, junto con la disponibilidad de tierras de cul-
tivo dotó de una elevada elasticidad a la oferta de productos tropicales, que
mantuvo los precios estancados o con una tendencia a la baja en relación a
los precios de los productos manufacturados que importaban. Suelen citarse
como ejemplos la expansión de las plantaciones de té desde China a territo-
rios como Ceilán y la India (gracias a migraciones de trabajadores chinos);
la introducción del cacao en Ghana o las plantaciones de caucho en Malasia.
La aparición de productos sustitutivos agravó las dificultades de estos paí-
ses para mejorar su renta per cápita. Buen ejemplo de ello es el azúcar obteni-
do en Alemania a partir de la remolacha, que empezó a exportarse con apoyo
de subvenciones estatales y arruinó a los plantadores de caña de azúcar de
Jamaica. También la producción alemana de tintes sintéticos tuvo efectos de-
vastadores para las plantaciones de índigo de la India. Otros países industria-
lizados compitieron también con los países atrasados de las regiones tropica-
les en algunos productos. Pueden citarse, como ejemplo, las exportaciones de
tabaco y algodón de Estados Unidos o las de té y seda de Japón.
Para cerrar la enumeración de los problemas de las economías tropica-
les citaremos el que suponía la concentración de las exportaciones en uno o
dos productos. La práctica del monocultivo supuso un fuerte riesgo para las
economías tropicales, haciéndolas dependientes de las fluctuaciones de los
precios en los mercados internacionales. La única salida para lograr un in-
cremento de la renta per cápita serían las políticas de sustitución de impor-
taciones de manufacturas, lo que requería desplazar recursos productivos
desde el sector agrario exportador a la industria local. Habría que esperar a
la Primera Guerra Mundial para que el descenso forzado de las exportacio-
nes de manufacturas de los países europeos en guerra crease las condicio-
nes para aplicar una política de sustitución de importaciones.
403
Historia económica
Fuente: A. McKeown (2004): «Global Migration, 1846-1940», Journal of World History, 15, 165.
404
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
405
Historia económica
Europa Noroccidental 3,4 100 7,4 91,4 13,7 42,8 24,5 56,2
Gran Bretaña 2,6 76,5 4,6 56,8 8,9 27,7 16,1 36,9
Resto de Europa NO 0,2 5,9 0,7 8,6 2,6 8,1 3,5 8,0
Estados Unidos 2,38 67,0 7,73 71,5 21,7 60,4 31,87 61,8
Otros destinos 0,41 11,5 0,58 5,4 1,64 4,6 3,82 7,4
Fuente: G. Feliu y C. Sudriá (2007: 224), sobre datos de Kenwood y Lougheed (1978).
406
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
País de origen
407
Historia económica
408
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
Para hacer frente a estos problemas, los estados iban a desarrollar una
serie de políticas que reabrirían un período de intervención en la economía
que pondría fin al ideal del laissez faire. El simple juego de los mercados no
era suficiente para responder a los desequilibrios provocados por la prime-
ra globalización. Los estados desplegaron un conjunto de políticas desde
la vuelta al proteccionismo hasta la implantación de medidas sociales que
redujesen los impactos negativos sobre las condiciones de vida de las clases
más desfavorecidas, pasando por estímulos a la producción y a las exporta-
ciones, así como políticas monetarias que intentaban introducir mecanis-
mos de control automático sobre los desequilibrios de las balanzas de pagos
(adopción del patrón oro).
409
Historia económica
los países con los que se tuviera un acuerdo comercial y los que no. Por
ello, aunque hay un claro retorno al proteccionismo, es también un perio-
do presidido por la continua negociación de tratados comerciales entre los
principales países industrializados. Habría que hablar por ello de un pro-
teccionismo negociado, con los efectos en cadena de la cláusula de «nación
más favorecida».
Alemania, con la aprobación del arancel de 1879 bajo la presión de terra-
tenientes y siderúrgicos, inició este camino. A partir de este momento todos
los países europeos, a excepción de Inglaterra, Irlanda, Holanda, Bélgica y
Dinamarca, fueron promulgando aranceles proteccionistas, que dieron lu-
gar a algunas guerras arancelarias, con subidas de tarifas que respondían
a las nuevas subidas. Francia elevó en 1887 los aranceles para el trigo, y en
1892, el arancel Méline generalizó la protección a otros sectores. Este aran-
cel provocó sendas guerras arancelarias con Suiza e Italia. En ese mismo
año Suecia endureció su protección.
Las potencias industriales no se limitaron a levantar barreras arancela-
rias, también aprovecharon su superioridad para imponer el librecambio
forzoso en los territorios coloniales y países dependientes. Así, los países
latinoamericanos aceptaron tratados desiguales por los que Gran Bretaña
les impuso fijar unos topes arancelarios del 5 por ciento para los productos
británicos. Entre 1842 y 1858 se impusieron tratados similares a distintos
países asiáticos, que se prolongaron hasta la Primera Guerra Mundial.
Fuera de Europa, la amenaza eran las exportaciones industriales pro-
cedentes del Viejo Continente, por ello algunos estados aplicaron políticas
de protección a sus industrias nacientes. Entre ellos cabe citar a Estados
Unidos, Rusia y Japón. Fue en Estados Unidos donde Alexander Hamilton
formuló la teoría de la protección a las industrias nacientes mediante una
combinación de altos aranceles (47 al 57 por ciento), con políticas como
el apoyo gubernamental a la investigación, el gasto público en educación
y subvenciones directas a ciertas compañías. La protección de la industria
naciente en Rusia se concretó en la prohibición de importación de mate-
riales para la construcción de ferrocarriles, lo que significaba apoyar a la
siderurgia y la industria mecánica rusas. Japón no pudo aplicar una política
arancelaria debido a los tratados impuestos por los norteamericanos. Por
ello hubo de recurrir a otras medidas, entre las que cabe citar la creación
directa de industrias por parte del Estado, el fomento de la educación téc-
410
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
La progresiva adopción del patrón oro entre 1875 y 1914 facilitó enor-
memente el desarrollo de los intercambios comerciales al establecer parida-
des (valores de cambio) fijas entre las diferentes divisas.
El patrón oro fue un sistema de tipos de cambio fijos entre divisas. Su
funcionamiento requería las siguientes condiciones:
• C
uando un país lo adoptaba establecía la paridad fija de su divisa fren-
te al oro.
• Los billetes de banco debían ser convertibles.
• E
l banco central se comprometía a mantener unas reservas de oro pro-
porcionales a los billetes emitidos y a ajustar el dinero en circulación
a la fluctuación de las reservas.
• D
ebía permitirse la libre exportación e importación de oro en barras,
lingotes o monedas.
De esta forma la oferta mundial de oro determinaba tanto la oferta mo-
netaria como el nivel de precios mundiales. Entre 1875 y 1896 la estabilidad
de la oferta mundial de oro produjo un ligero descenso de los precios en los
países que adoptaron el patrón oro. Los descubrimientos de nuevas minas a
fines del XIX modificaron esta tendencia.
En 1871 solo Gran Bretaña y Portugal formaban parte del patrón oro.
Ese año se incorporó Alemanía y, poco después, Francia, Estados Unidos y
otros países. Hubo naciones cuya incorporación fue temporal o incompleta;
y otras, como España, que nunca formaron parte del mismo. Para los países
que adoptaron el patrón oro las ventajas estribaban en favorecer los movi-
mientos de capital. A cambio tenían que asumir ciertas restricciones, ya que
debían practicar una política fiscal y monetaria ortodoxa y subordinar su
control sobre los tipos de interés al mantenimiento de la paridad de sus divi-
sas con el oro. Asimismo les exponía a crisis económicas, ya que no podían
utilizar la devaluación de la moneda como mecanismo de corrección, sino
411
Historia económica
que los ajustes se hacían mediante incrementos del tipo de interés, lo que
solía repercutir negativamente en los niveles de renta y empleo.
Los países que no adoptaron el patrón oro (mantuvieron un patrón pla-
ta, o bien bimetálico) vieron como se depreciaron sus divisas entre 1893 y
1894, lo que favoreció sus exportaciones y contribuyó al desarrollo de in-
dustrias de sustitución de importaciones. A cambio tuvieron que soportar
tipos de interés más elevados y hubieron de hacer un mayor esfuerzo para
amortizar su deuda externa fijada en oro.
Desde el punto de vista teórico, el patrón oro tendía a restablecer los
desequilibrios en las balanzas de pagos (figura 8.1). Cuando se producía
una situación de déficit en la balanza de pagos tenía lugar una salida de
oro del país, con la consiguiente reducción de las reservas. El banco cen-
tral elevaba los tipos de interés para frenar la salida de oro, lo que tenía un
efecto negativo sobre la actividad económica y el empleo. La contracción
de la oferta monetaria reducía además el nivel de precios. De esta forma
se hacían más competitivas las exportaciones, incrementándolas, y por el
contrario se reducían las importaciones. Así, a costa de reducir los niveles
de actividad y de empleo, se volvía a recuperar el equilibrio de la balanza
de pagos.
Por el contrario, cuando un país tenía una situación de superávit en su
balanza de pagos veía como sus reservas se incrementaban, con lo que el
banco central debería aumentar el dinero en circulación. Esto elevaba los
precios, lo que a su vez haría menos competitivas las exportaciones del país,
que se reducirían, y por el contrario aumentarían las importaciones. De esta
forma también se tendería a corregir el superávit.
Este funcionamiento teórico no se dio en la práctica. Los países con
superávit difícilmente aceptaban vincular las entradas de oro con un au-
mento del dinero en circulación y el consiguiente incremento del nivel de
precios y pérdida de competitividad. En muchas ocasiones en lugar de au-
mentar el dinero en circulación optaron por aumentar el nivel de reservas
del país. El ajuste recaía así necesariamente en los países con déficit en sus
balanzas de pagos. Estos, al no poder actuar sobre el tipo de cambio para
hacer más competitivas sus exportaciones, tenían que realizar el ajuste,
como hemos visto, a través de aumentos en los tipos de interés para frenar
las salidas de oro, con las consiguientes disminuciones del nivel de renta y
aumento del desempleo.
412
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
413
Historia económica
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Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
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Historia económica
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Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
En la economía española del último cuarto del siglo XIX habían apareci-
do algunos focos débiles de industrialización. Por un lado con el desarrollo
de un sector textil en Cataluña desde principios del XIX, que orientaba su
producción principalmente al mercado interior, incapaz de ser competiti-
vo en los mercados exteriores. Y, por otro lado, un sector siderúrgico que
había experimentado un crecimiento limitado, condicionado tanto por los
problemas de suministro energético (escasez y carestía del carbón nacional
y recurso a las importaciones desde Gran Bretaña), como porque en la cons-
trucción del ferrocarril, a partir de 1855, se había preferido captar capitales
extranjeros, aun a costa de la importación de los materiales necesarios para
su construcción. Por todo ello España era en este periodo una economía de
base agraria (en torno a un 65 % de la población activa en 1900), que había
experimentado un crecimiento extensivo en los cereales y que tenía su fuer-
te rubro exportador en los vinos de calidad producidos en Andalucía.
El sector cerealista, que había experimentado un incremento de la pro-
ducción basado casi exclusivamente en la ampliación de las superficies de
cultivo favorecida por las grandes desamortizaciones, fue uno de los más
417
Historia económica
418
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
419
Historia económica
Pese a todo lo dicho, los últimos años del siglo XIX y la primera déca-
da del XX constituyeron una época de auge de la economía española. Las
guerras coloniales supusieron un incremento de la demanda y la pérdida
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Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
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Historia económica
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Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
Resumen
423
Historia económica
Conceptos básicos
Referencias
424
Segunda Revolución Industrial y primera globalización (c. 1870-1914)
425
TEMA 9
LA ECONOMÍA MUNDIAL EN EL PERIODO
DE ENTREGUERRAS (1914-1945)
Sumario
Resultados de aprendizaje
8. Diferenciar los conceptos de crisis, crac de 1929 y depresión de los años 30.
428
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
• ¿ Se ha planteado alguna vez que un ruso, alemán o inglés que nació en 1900
tuvo que asistir al menos a dos guerras destructivas en el curso de su vida?
• ¿ Sabía que algunos territorios europeos, durante estos treinta años, han
formado parte de tres Estados diferentes?
• ¿ Conoce alguna crisis anterior a ésta que vivimos donde haya habido tan-
to desempleo y una caída de la actividad aun mayor en los países indus-
trializados?
• ¿ Por qué se ensayaron tantas soluciones distintas para la crisis de los años
30? ¿Funcionó alguna?
429
Historia económica
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
431
Historia económica
nas, suscitando los recelos británicos en una zona que tenía importancia, no
sólo por la cercanía a las rutas estratégicas a la India, sino por los ya apre-
ciados recursos petrolíferos que atesoraba, ya que el petróleo comenzaba a
ser considerado como el producto energético del futuro.
El desarrollo de la política colonial tampoco había aproximado a británi-
cos y alemanes. Era un elemento más del fortalecimiento del nacionalismo.
Alemania había salido tarde en la carrera colonial, aunque había logrado
algunos territorios en el reparto de la conferencia de Berlín (1884-85). Sin
embargo, los intentos por ganar influencia en el norte de África despertaron
la hostilidad francesa y el aislamiento alemán en la Conferencia de Algeci-
ras (1906), situación que se agravó con el episodio del cañonero Panther
en 1911, atracado en Tánger, que de nuevo agudizó las tensiones franco-
alemanas en Marruecos y empeoró la relación con los británicos. Francia
se encontraba muy vinculada a Rusia, con fuertes intereses económicos
derivados de las inversiones de empresas rusas en minería, el ferrocarril
y deuda pública. Además, desde 1870, con la pérdida de Alsacia y Lorena,
los nacionalistas franceses eran abiertamente antialemanes y su influencia
pesaba en las decisiones económicas, como por ejemplo la supresión de in-
versiones francesas en suelo alemán.
El conflicto de los Balcanes (1906-1913), donde se enfrentaban directa-
mente los intereses de Rusia, Austria-Hungría y Turquía, con sus secuelas
de problemas nacionales e identitarios, radicalizó el sistema de alianzas. A
partir de este momento las potencias europeas aumentaron el ritmo en la
carrera de armamentos. Se calcula que entre 1908 y 1913 el gasto militar de
las potencias europeas se incrementó un 50 % (gráfico 9.1).
Un acontecimiento, precisamente en los Balcanes, el asesinato en julio
de 1914 del heredero del imperio austrohúngaro en Sarajevo por un nacio-
nalista (o patriota según otras versiones) serbio, fue lo que desencadenó las
hostilidades. A pesar de su credo internacionalista, los partidos y sindicatos
socialistas no evitaron la ola nacionalista que atravesó los distintos países
beligerantes, impidiendo una reacción antibelicista significativa, que se re-
dujo a escasos sectores de la izquierda. La guerra se prolongó durante cua-
tro años y se extendió más allá de Europa. Los Estados Unidos se pusieron
de parte de los aliados en 1917 y Japón también aprovechó las expectativas
de derrota alemana, para anexionar sus territorios coloniales en el Pacífico
y aumentar su influencia en la zona.
432
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
433
Historia económica
434
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
% de
Movilizados Total de Coste
Muertos Heridos bajas sobre
(millones) bajas* financiero **
movilizados
El gasto público, que ya se había elevado en los años previos con motivo
de la carrera de armamentos, se disparó durante la guerra. Los presupues-
tos incurrieron en fuertes déficits financiados a través de deuda pública y la
emisión monetaria, que provocaron el aniquilamiento de las reservas de los
bancos centrales. La escasez de productos de consumo contribuyó también
a la inflación desencadenada, originando una caída general del nivel de vida.
435
Historia económica
436
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
437
Historia económica
438
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Entre los tratados firmados destaca el de Versalles (1919), que los alia-
dos imponen a Alemania. En la conferencia de paz de París, el presiden-
te norteamericano Wilson trató de promover unas condiciones benévolas,
pero se impuso el espíritu de revancha de Francia, que venía de la guerra
francoprusiana de 1870. Los cambios de frontera suponen la pérdida de
importantes recursos carboníferos (Silesia) y férricos (Lorena). La región
del Sarre quedaba bajo administración de la Sociedad de Naciones y se
desmilitarizaba la orilla derecha del Rhin. Alemania perdía sus territorios
coloniales en África y Asia, y buena parte de su flota, a la vez que se super-
visa su desarme. Pero sobre todo se imponen unas exigencias exorbitantes
por reparaciones (compensaciones) de guerra. Antes de firmar el acuerdo,
Alemania se vio forzada a realizar pagos en especie (carbón y productos
siderúrgicos). En 1921, la Comisión de Reparaciones fijó finalmente a fac-
tura de las indemnizaciones en 33 000 millones de dólares. Las condiciones
económicas del tratado fueron duramente criticadas por J. M. Keynes, re-
presentante británico en la conferencia, que dimitió en junio de 1919 ante
la imposibilidad de cambiar sus durísimas cláusulas.
Además de las reparaciones, otra de las repercusiones financieras de la
guerra fue la deuda contraída entre los aliados, resultado de los enormes
préstamos concedidos. Tras la guerra, el principal prestamista, los Estados
Unidos, reclamó a sus socios el montante de la deuda en un momento en
que apenas disponían de fondos. Aunque Estados Unidos no deseaba vincu-
lar el problema de la deuda a las reparaciones de guerra, en la práctica, los
países deudores no comenzaron a satisfacer los pagos hasta que empezaron
a cobrar las reparaciones (ver figura 9.1).
La guerra había sacado a los países beligerantes de la disciplina del pa-
trón oro y había disminuido sensiblemente las reservas en los bancos cen-
trales. Y los nuevos estados surgidos tras la guerra apenas disponían de
ellas. Mientras tanto se había disparado la circulación monetaria, carente
de respaldo y convertibilidad. Esto supuso su pérdida de valor y el aumento
de los precios, a la vez que enormes fluctuaciones y movimientos especula-
tivos. La situación se agravó sobre todo en los países vencidos, que tenían
que hacer frente al pago de reparaciones, lo que condujo a episodios de hi-
perinflación y destrucción de la moneda en países como Austria, Hungría o
el caso más conocido, el de Alemania.
439
Historia económica
440
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Diciembre-1918 22 2 11,0 25
441
Historia económica
442
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
De este modo, se sentaron las bases que permitieron una nueva fase
de crecimiento de la economía internacional. Los distintos estados ajus-
taron sus políticas a la nueva situación de distinta manera: Gran Bretaña
retornó la libra a la paridad de preguerra, lo que suponía un problema de
deflación que redujo el ritmo de crecimiento y, al tener un tipo de cambio
sobrevaluado, de la competitividad para los productos ingleses en el exte-
rior, a la vez que mantenía la crisis en los sectores tradicionales y elevadas
tasas de desempleo. Otros países, como Francia, devaluaron sus monedas
para acelerar la salida de la crisis, lo que permitió superávits de balanza de
pagos que alentaron la recuperación. Estados Unidos entró en una fase de
443
Historia económica
Reino
Periodo EE.UU Alemania Francia URSS Suecia Japón India Resto Mundo
Unido
1913 35,8 14,1 14,1 7,0 4,4 1,0 1,2 1,1 21,1 100
1926-29 42,2 11,6 9,4 6,6 4,3 1,0 2,5 1,2 21,2 100
1936-38 32,2 10,7 9,2 4,5 18,5 1,3 3,5 1,4 18,7 100
444
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Europa y a América Latina. Alemania era el primer receptor del capital exte-
rior. Gran Bretaña, como segundo exportador, lo dirigía fundamentalmente
a los territorios de su imperio.
445
Historia económica
446
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
1929 tendieron a hundir los precios a pesar de las medidas para almacenar
reservas. En productos como el caucho o el cobre, el intento de cartelizar
la producción se rompía con la puesta en explotación de nuevas minas o
plantaciones, impulsada por los altos precios. Por otra parte, en Gran Bre-
taña, el envejecimiento de los sectores industriales tradicionales —textil,
carbón— y la política monetaria impidieron el crecimiento necesario para
absorber los elevados índices de desempleo.
En otras áreas de la economía, en cambio, los beneficios se disparaban.
Así ocurría en las industrias con mejores índices de productividad, que acce-
dían a mercados más amplios, o en el sector financiero. La política moneta-
ria y crediticia en Estados Unidos se escoró hacia mecanismos expansivos,
como la rebaja de tipos de interés y la liberalización del crédito. De este
modo, ante los signos de debilitamiento de la inversión productiva motiva-
dos por las menores perspectivas de beneficio, el flujo de capital derivó hacia
la especulación en bolsa, que no paraba de crecer desde 1927. Este movi-
miento fue acelerado por un sistema bancario disperso y las operaciones a
corto plazo realizadas en buena parte a crédito. Al final, el efecto atracción
de los beneficios bursátiles redujo las salidas de capital norteamericano ha-
cia Europa. Y estos capitales eran los que garantizaban la actividad y equili-
braban la balanza de pagos de Alemania y otros países. A partir de 1928, la
subida de los tipos de interés en Estados Unidos también atrajo capitales del
exterior, hinchando la burbuja especulativa. Junto a ello aparecieron ya en
este año claros signos de debilitamiento en numerosos países. La creciente
divergencia entre los dividendos y el rendimiento que generaba la especula-
ción no tenía lógica, como se pudo comprobar en el otoño de 1929 en Nueva
York. La burbuja estalló finalmente con el crac de la bolsa en las sesiones del
viernes negro (24 de octubre) y en la del martes siguiente, el 29.
El crac de Wall Street, más que causante de la crisis debe considerarse
como el punto de ruptura de la frágil situación de la economía internacional,
que terminó por hundirse del todo. La secuencia del pánico que siguió al
crac bursátil revela bien la inestabilidad del equilibrio en todos los sectores,
desde el financiero hasta el industrial, pasando por el agrario y comercial,
que provocó una espiral deflacionista, con la caída en picado de la produc-
ción y del empleo. En Estados Unidos, el hundimiento de los valores bur-
sátiles arrastró a las empresas, cuyos activos se depreciaron drásticamente,
y a los bancos que habían prestado enormes sumas a inversores poco sol-
ventes. El cierre de las empresas, sin posibilidad de acceso al crédito por la
447
Historia económica
Fuente: C. M. Reinhart y K. Rogoff (2009): This Time Is Different: Eight Centuries of Financial Folly, Princeton,
Princeton University Press, 265.
Gráfico 9.4. La espiral contractiva del comercio mundial (enero 1929-junio 1933),
(valor de las importaciones totales de 75 países, en dólares-oro).
448
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
449
Historia económica
Dinamarca 1930 91 89 12
URSS 1930
Fuente: X. Tafunell (2005: 316).
450
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
451
Historia económica
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
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Historia económica
Mientras que los países del mundo capitalista estaban inmersos en una
profunda depresión, la Unión Soviética tenía una evolución totalmente dis-
tinta. Tras la muerte de Lenin a comienzos del año 1924, el partido comu-
nista terminó eligiendo a Stalin como líder. Su política, aunque siguió en los
primeros años en el marco de la NEP, cambió de rumbo a partir de 1928 con
la puesta en marcha de un programa de planificación centralizada y de co-
lectivización agraria, basado en el establecimiento de planes quinquenales.
Los objetivos eran llevar a cabo en el menor tiempo posible la transforma-
ción de un país agrario en una potencia industrial, y el establecimiento de
un modelo de sociedad alternativo al capitalista, «el socialismo en un solo
país». El programa de industrialización suponía detraer recursos de otros
sectores, especialmente del sector agrario, y mantener bajos niveles de vida
con el fin de desviar el ahorro resultante hacia la inversión. La planificación
corría a cargo de un organismo estatal —Gosplan— que fijaba los objetivos
de producción a través de ministerios encargados de cada sector. También se
fijaban con carácter imperativo los precios.
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
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Historia económica
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Aliados
EEUU 1 2 11 31 42 42
GB 15 44 53 52 55 53
Eje
Alemania 23 44 53 52 55 70
Italia 8 12 23 22 21
Japón 22 22 27 33 43 76
Nota: b) precios constantes. Fuente: M. Harrison, ed. (1998): The economics of World War II: six great powers
in international comparison, Londres, CUP, 21.
La guerra, de una manera brutal, puso fin a los últimos coletazos de la de
presión de los años 30: la movilización militar acabó con el paro donde aún
existía (e impulsó la incorporación de la fuerza laboral femenina), las destruc-
ciones acabaron con cualesquiera stocks que quedaran, la demanda militar
tiró de los precios, el dinero volvió a correr (aunque no siempre con respaldo
del oro), los estados inventaron nuevas formas de financiarse y las empresas
tuvieron pedidos de sobra. Si Keynes había recomendado (irónicamente) que
el Tesoro enterrara billetes metidos en botellas y luego pagara por desente-
rrarlos como medio para acabar con el desempleo y mejorar la renta real, la
guerra demostró ser, en muchos sentidos, el gran enterrador de su tiempo.
457
Historia económica
(que pasa de 41,7 a 50 años entre 1913 y 1933) así como una transformación
estructural que reduce el peso de la agricultura en el producto total y de la
población activa agraria, que pasa del 66,3 % en 1900 al 45,5 en 1930. Asi-
mismo se observan avances en la tasa de alfabetización y de escolarización
de la población infantil, que pasan entre 1910 y 1940 respectivamente del
36 al 54,7 % y del 49,7 al 76,8 %. La población española habitaba todavía en
zonas rurales, pero era creciente el peso de los centros urbanos y la pobla-
ción dedicada a la industria y los servicios. Entre 1900 y 1930 la población
que vivía en núcleos de más de cincuenta mil habitantes pasó del 13,6 al
20,2 % y siguió abriéndose la brecha a favor de las zonas litorales frente a
las interiores.
A pesar de los avances, la coyuntura económica seguía dependiendo en
gran medida del peso del sector agrario. Eran las cosechas anuales las que
marcaban las principales oscilaciones por sus efectos en toda la economía.
La agricultura creció durante todo este periodo debido al aumento de la su-
perficie cultivada gracias a la reducción del barbecho por la incorporación
de fertilizantes y maquinaria y la extensión de leguminosas en los ciclos
de rotación. Sigue siendo una agricultura principalmente cerealista, aun-
que las partidas de granos que más crecen corresponden a la producción
de cereales-pienso, lo que indica un incremento de la cabaña ganadera, y
también se extendieron cultivos orientados al mercado como el olivo y los
frutales. La agricultura era el principal renglón de las exportaciones y con-
tribuía a financiar la entrada de bienes de equipo del exterior. Sin embargo
había grandes diferencias regionales de productividad y distribución de la
renta agraria, con importantes bolsas de subempleo en la zona meridional,
fuente permanente de conflictividad que no se pudo resolver a través de la
emigración. En materia industrial, los principales sectores estaban vincu-
lados a los bienes de consumo y más específicamente el de elaboración de
alimentos, destinados al mercado interno. Sin embargo crecen muy lenta-
mente los relacionados con industrias mecánicas por su escasa innovación
tecnológica. Sin embargo hay algunos sectores como el químico y el eléctri-
co que crecen durante todo este periodo.
La primera fase cubre los años de 1914 a 1919, cuando España se apro-
vecha de su condición de neutralidad en la Primera Guerra Mundial con un
458
La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
fuerte crecimiento tanto para hacer frente a una creciente demanda inter-
nacional como para sustituir importaciones de productos que no llegan a
causa de la guerra. Así, las empresas obtuvieron beneficios extraordinarios
y la balanza comercial tuvo un superávit durante los años del conflicto.
Estos factores positivos sirvieron para acumular reservas y nacionalizar al-
gunos activos en manos extranjeras. Sin embargo, este periodo dulce no fue
aprovechado para renovar tecnológicamente el tejido industrial y aumentar
la productividad. La fuerte demanda provocó el desajuste con una oferta
poco flexible, que derivó en una aguda escalada inflacionista y afectó a los
niveles de vida de los trabajadores, generando inestabilidad social y conflic-
tos laborales (gráfico 9.5), como la huelga general revolucionaria de 1917.
Estos se resolvieron momentáneamente con aumentos salariales e intentos
de regulación del abastecimiento de productos básicos, a través de la crea-
ción del Ministerio de Abastecimientos en 1918.
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
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La economía mundial en el periodo de entreguerras (1914-1945)
Resumen
Conceptos básicos
hiperinflación deflación
Comunismo de Guerra
463
Historia económica
Referencias
464
TEMA 10
LA EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL TRAS LA SEGUNDA
GUERRA MUNDIAL (1945-1991)
Sumario
Resultados de aprendizaje
1. Entender las bases del orden económico mundial que se estableció tras la
Segunda Guerra Mundial.
2. Ofrecer una visión de conjunto de los principales factores que han influido
en el rápido desarrollo económico experimentado tras la Segunda Guerra
Mundial.
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Sin embargo, las diferencias entre los países y regiones ricos y los pobres
no han dejado de ampliarse, excepto en las décadas de los 50 y los 60.
Las cifras de las exportaciones (tabla 10.1) muestran el avance definitivo
de la globalización económica gracias al abaratamiento de los transportes
y los cambios institucionales favorables al comercio, junto con la extendida
convicción de las ventajas que éste aportaba a la especialización productiva
a escala mundial.
El mundo no había conocido una época de crecimiento tan prolongado,
tan intenso y tan global como la de la segunda mitad del siglo XX. Cabría
esperar por tanto —retomando uno de los argumentos centrales de nuestra
explicación— algún avance importante en la energía disponible o los con-
vertidores empleados. Repasando de nuevo el gráfico 1.2 (véase tema 1), se
observa muy claramente el salto espectacular en la producción (y por tanto
en el consumo) de energía a partir de 1945. Los incrementos del consumo de
energía son acordes con el crecimiento económico. Se produjeron cambios
469
Historia económica
Europa Occidental 0,70 0,32 4,81 2,11 4,08 1,78 8,38 4,79
Países de inmigración
1,55 1,02 4,03 2,98 2,44 1,94 6,26 5,92
europea
Asia (sin Japón) 2,19 1,86 5,18 5,46 2,92 3.54 9,97* 5,95*
470
La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
1990 2008
Aún antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial, los Estados Uni-
dos y Gran Bretaña se plantearon cómo establecer las bases para la recons-
trucción de la economía mundial una vez que finalizase el conflicto. Las
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Historia económica
472
La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Fuente: Elaboración propia a partir de WTO, 1995, Trading Into the Future, Ginebra, pp. 5 y 9.
473
Historia económica
Fuente: E. Sorel y P. C. Padoan (2008): The Marshall Plan: lessons learned for the 21st century, París, OCDE, 17.
Gráfico 10.3. Plan Marshall. Distribución por tipos de ayuda de las entregas
del ERP a Europa (1948-1951) (Total: 10 004,3 millones de dólares).
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Año de la preguerra Año en el que el PIB Tasa anual de crecimiento del PIB
en el que el PIB fue el recuperó el nivel más durante la reconstrucción (1945
mismo que en 1945 alto de la preguerra hasta el año de la 2ª columna)
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
La Guerra Civil (1936-1939) dio paso a una larga posguerra que coinci-
dió con la Segunda Guerra Mundial. La postura ambigua del régimen de
Franco frente a los contendientes —inicialmente favorable al Eje, luego rea-
firmando su neutralidad— situó a la economía española en un escenario de
aislamiento. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial el mantenimiento del
régimen de Franco, alineado políticamente con los regímenes totalitarios
derrotados en el conflicto, privó a la economía española del conjunto de
ayudas a la reconstrucción ofrecidas por los norteamericanos.
Intervencionismo y autarquía son los dos términos que definen la evo-
lución de la economía española en este período. La intervención del Estado
se produjo en dos direcciones, por un lado hacia el control de precios y por
otro hacia la asignación de recursos. De alguna forma se prolongaron siste-
mas de gestión propios de un período de guerra.
Los agricultores tenían que vender su producción de cereales al Servicio
Nacional del Trigo (SNT), que fijaba precios con criterios administrativos.
479
Historia económica
Como quedaban por debajo del precio de equilibrio, fue inevitable la reduc-
ción de la producción y la aparición de un mercado negro (gráfico 10.4). La
escasez obligó a implantar sistemas de racionamiento hasta 1951. La situa-
ción se salvó gracias a las masivas importaciones de trigo y otros alimentos
desde Argentina y más tarde desde EE.UU.
Locomotoras 76 50 82 34
Porcentaje de
material dañado
Vagones de carga 65 57 91 40
sobre el stock
inicial
Flota marina mercante 73 76 73 23
Equina 25 32 39 26
Cabaña animal
Bovina 11 14 49 10
Fuente: J. Catalan, (1995): La economía española y la Segunda Guerra Mundial, Barcelona, Ariel, 54-5
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
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Historia económica
1
La explicación que sigue está tomada de Feliú y Sudriá (2007: 437-453).
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Historia económica
tas públicas. Las políticas de dinero barato (bajos tipos de interés) y déficit
presupuestario buscaban así impulsar la economía (tablas 10.5 y 10.6).
Por un lado, aumentó la actividad reguladora del Estado, como en Fran-
cia, donde se aplican políticas de planificación flexible o indicativa. Cada
cuatro años el gobierno francés marcaba sus previsiones macroeconómicas,
que indicaban al sector privado hacia qué objetivos se dirigiría la acción y
la inversión pública. En Inglaterra a principios de los 60 se creó el Natio-
nal Economic Development Council, que publicaba también periódicamente
previsiones macroeconómicas a corto plazo.
OCDEb 5,4 0 12 26 62
URSS 5,1 3 35 51 10
Asia 5,6 1 41 33 26
Japón 9,3 -1 16 26 59
EE.UU. 3,7 0 31 28 41
GB 3,0 0 2 33 66
RFA 5,9 0 2 27 70
Francia 3,1 0 7 21 72
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
1950 1970a
Recaudación tributaria Impuesto sobre la renta Recaudación tributaria Impuesto sobre la renta
de las administraciones (% ingresos impositivos de las administraciones (% ingresos impositivos
públicas (% PIB) del Estado) públicas (% PIB) del Estado)
485
486
Historia económica
Gráfico 10.5. Distribución geográfica del comercio mundial, 1950, 1970 y 1980.
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
491
Historia económica
Todos los países del llamado Tercer Mundo tienen en común bajas rentas
per capita y haber sufrido procesos de colonización.
Los países del Tercer Mundo también se beneficiaron del crecimiento
y del desarrollo experimentado por la economía mundial después de la Se-
gunda Guerra Mundial. Entre 1950 y 1973 el bloque asiático tuvo un cre-
cimiento de su Producto Interior Bruto del 5,2 % (Japón registró un creci-
miento del 9,3 %); el bloque africano subió a un 4,5 %. Tasas superiores a
las de Europa (4,1), la URSS y sus satélites (2,5) y Estados Unidos (2,4). Los
efectos de este crecimiento sobre la renta per cápita fueron muy escasos
debido al fuerte crecimiento de su población. La gran fase de crecimiento
económico del siglo XX apenas acercó a esos países de los más desarrolla-
dos y desde luego no logró sacarlos de la trampa de la pobreza.
El subdesarrollo es aún el gran reto de la humanidad, entre otras cosas
porque afecta al 80 % de la población mundial. Los diferentes análisis de las
causas del subdesarrollo permiten agruparlas en causas endógenas y exó-
genas. La primera de las endógenas o internas tiene que ver con el medio
físico. Las economías subdesarrolladas se distribuyen a lo largo del trópico.
En estos territorios, enfermedades como la fiebre amarilla, la malaria, cóle-
ra, etc., se propagan con gran facilidad. Por otro lado, las agriculturas tro-
picales tienen bajas tasas de productividad, que condicionan la producción
de excedentes y por tanto repercuten negativamente en el resto de sectores.
Finalmente, las estructuras sociales arcaicas también constituyen un obstá-
culo para la modernización.
Hay otro grupo de causas que podemos considerar exógenas, entre ellas
destaca el colonialismo. Todos estos países tienen también en común haber
sufrido períodos de ocupación colonial, si bien las relaciones entre colonia-
lismo y atraso económico no están muy claras y de hecho es fácil encontrar
contraejemplos. Baste mencionar que la Cuba colonizada del siglo XIX dis-
frutó de mayores niveles de renta que las jóvenes repúblicas iberoameri-
canas que alcanzaron su independencia a principios de ese siglo; o Hong
Kong, colonia británica hasta 1997, que ha tenido niveles de desarrollo muy
superiores a los territorios de su entorno geográfico que alcanzaron su in-
dependencia tras la Segunda Guerra Mundial.
Otro grave obstáculo para el desarrollo de estos países ha sido la explo-
sión demográfica. Es el resultado de la combinación de la medicina occi-
dental y de pautas sociales y culturales tradicionales que favorecían una
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
493
Historia económica
Estos eran los referentes que tenían los líderes económicos de los países
que habían alcanzado la independencia. La industrialización era la meta
a lograr. Tras la Segunda Guerra Mundial un conjunto de economistas la-
tinoamericanos, encabezados por Raul Prebisch, lograron que muchos de
los líderes políticos de los países del Tercer Mundo abrazasen las llamadas
tesis «dependentistas», que ellos propugnaban. De acuerdo con ellas, la do-
minación secular ejercida por las potencias coloniales era la principal causa
del atraso económico. Las economías de las colonias se habían ordenado al
servicio de los intereses de las metrópolis, a saber, producir y exportar ma-
terias y alimentos e importar productos manufacturados. Esta división de la
producción había condenado a la pobreza a estos países, ya que desde fines
del siglo XIX los precios de las materias primas y los alimentos presentaban
una tendencia a la baja, frente a las manufacturas.
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
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Historia económica
Estos fueron los resultados de un análisis erróneo del problema del sub-
desarrollo. La causa del atraso no estaba en la especialización en la produc-
ción de productos primarios, ni en el deterioro de la relación de intercambio
entre productos primarios y manufacturas. Los datos manejados por estos
economistas han sido puestos en cuestión y existen contraejemplos de cómo
el deterioro de la relación de intercambio de un determinado bien no ha de
resultar necesariamente negativa. Pensemos en el deterioro de la relación de
intercambio entre los ordenadores y los productos primarios en los últimos
años. Esto ni mucho menos ha supuesto la ruina para las economías punte-
ras en la producción de este tipo de bienes. Otros problemas como el mono-
cultivo, o la falta de diversificación de la producción y la escasez de capital
humano, que diera flexibilidad a la mano de obra, no fueron identificados
como causas de subdesarrollo y por tanto no se actuó sobre ellos.
Otras economías del Tercer Mundo apostaron por la apertura a los mer-
cados exteriores y por aprovechar su ventaja comparativa en la economía
internacional. En general los países que optaron por este camino tuvieron
mejores resultados. Una de las primeras economías atrasadas que apostó por
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
497
Historia económica
las mismas y así poder mecanizar la agricultura. Con todo ello se logró un
significativo aumento de la producción agraria.
Por lo que se refiere al sector energético, las divisas norteamericanas
permitieron la importación de petróleo y se llevó a cabo la reestructuración
del sector eléctrico mediante la interconexión de redes regionales y el aban-
dono del control de tarifas.
El establecimiento de un tipo de cambio múltiple (que estaba en función
del producto con el que se comerciase) facilitó la reactivación del comercio
exterior. La política de autarquía dio paso a la de sustitución de importacio-
nes. Esto es, que la demanda interna fuese atendida por una industria na-
cional apoyada por el Estado. Estos apoyos se concretaron en una política
arancelaria proteccionista, un mecanismo de control de cambios y la inter-
vención directa del Estado en la producción industrial a través del Instituto
Nacional de Industria.
El fracaso de esta política de sustitución de importaciones se debió a la
incapacidad para controlar la inflación. Las inversiones del INI se financia-
ron con la emisión de deuda, que el Banco de España compraba mediante
la emisión de moneda. A este problema se añadió el creciente desequilibrio
de la balanza de pagos, pues las importaciones de materias primas y capital
aumentaron sin que fuesen compensadas por exportaciones.
El plan de Estabilización.
498
La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Fuente: A. Carreras y X. Tafunel (eds) (2005) Estadísticas históricas de España, siglos XIX-XX, Madrid, BBVA,
gráf. 5.1.
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Historia económica
500
La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
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Historia económica
Fuente: E.Tello, Coord. (2005): Guía práctica de historia económica mundial, Barcelona, Universitat de Bar-
celona, 146.
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Fuente: J. Foreman-Peck (1995): Historia económica mundial. Relaciones económicas internacionales desde
1850, Madrid, Prentice Hall, 438
Gráfico 10.8. Evolución de los precios del petróleo y nivel general de precios.
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Para la mayor parte de estos países, en los primeros años, estos cambios
provocaron caídas drásticas del PIB, equivalentes a las que produjo la Se-
gunda Guerra Mundial. En la década de los 90 estas economías fueron re-
cuperándose. Las que mejor hicieron la transición fueron las que acometie-
ron los cambios necesarios con mayor decisión y rapidez. Polonia encabezó
este proceso. Las que quedaron atrapadas en la transición fueron Rumanía
y Bulgaria. Caso aparte lo constituye la disolución de la antigua Yugoslavia.
De sus territorios, sólo Eslovenia, que consiguió su independencia con la
protección de otras potencias europeas, pudo evitar las consecuencias de
la guerras balcánicas de los 90. Por lo que se refiere a la URSS ninguna de
511
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
elevación de los precios del petróleo, que acaba de producirse unos meses
antes, consistió en intentar evitar el traslado del incremento de los precios
en origen a los consumidores, a costa de sacrificar los ingresos que obtenía
el Estado por la fiscalidad sobre los carburantes. Pese a todo, finalmente
los precios de los carburantes aumentaron. Esto, como en el resto de eco-
nomías, produjo un incremento de la inflación. Dado que el incremento de
los salarios se vinculó a la inflación, se entró en una espiral que alcanzaría
en 1977 un pico de inflación del 40 %. Muchas empresas no pudieron hacer
frente al incremento simultáneo de costes (carburantes más salarios), con lo
que poco a poco la tasa de paro que estaba en un 3 % antes de la crisis llegó
a alcanzar al 20 % de la población. A estos altos niveles de paro contribuyó
también la interrupción del flujo migratorio hacia Europa.
Al tiempo aumentó rápidamente el déficit de la balanza exterior y se pro-
dujo un importante descenso de las reservas de divisas. El gobierno reac-
cionó con una tímida devaluación de la peseta (10 %), cuyos efectos fueron
neutralizados por la inflación en menos de un año.
513
Historia económica
Fuente: L. A. Rojo (2002): «La economía española en la democracia (1976-2000), en Comín, Hernández y
Llopis, eds (2005), 397-435, gráficos 11.2 y 11.4.
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El gasto público pasó del 22 % del PIB en 1973 al 42,5 % en 1985 como
consecuencia del desarrollo del Estado del bienestar. La presión fiscal pasó
del 23,8 al 35,5 %, y de una situación de superávit de 1,1 % del PIB en 1973,
se generó un déficit del 7 % en 1985.
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La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
6. ¿FIN DE LA HISTORIA?
517
Historia económica
Resumen
518
La evolución de la economía mundial tras la Segunda Guerra Mundial (1945-1991)
Conceptos básicos
519
Historia económica
Referencias
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6502107GR01A01.pdf 9/9/14 12:55:00
6502107GR01A01
Esta Historia Económica pretende ayudar a dar respuesta a preguntas importantes sobre el mundo globalizado
en este arranque del siglo XXI. ¿Cómo ha conseguido la humanidad saltar de las sabanas africanas al espacio,
en apenas 70. 000 años? ¿Cómo pueden alimentarse casi 8.000 millones de seres humanos, cuando hace un
Historia Económica
siglo apenas éramos una cuarta parte? ¿Cuáles son los grandes hitos de este recorrido? ¿Por qué fue revolucionaria
la Revolución Industrial y, diez mil años antes, el descubrimiento de la agricultura y la ganadería? ¿Por qué,
José U. Bernardos Sanz
José U. Bernardos Sanz es profesor contratado doctor en el Departamento de Economía Aplicada e Historia
C Económica de la UNED. Su investigación se ha centrado en el abastecimiento urbano preindustrial, al que dedicó
M
su tesis doctoral. Sin abandonar este tema, actualmente estudia la ganadería y la demografía castellanas del
Antiguo Régimen.
Y
CM
Mauro Hernández es profesor titular de Historia Económica en la UNED. Ha investigado en materias de
MY historia social, inicialmente en las oligarquías urbanas en la Castilla moderna y, posteriormente, en historia de
CY
la ganadería y del trabajo. Entre sus publicaciones destacan las de materiales docentes, que le han valido el
premio de materiales didácticos de la UNED.
CMY
K
Miguel Santamaría Lancho es profesor titular de Historia Económica en la UNED. Especialista en historia
medieval, su investigación se ha centrado en el estudio de las transformaciones económicas y sociales de la
Corona de Castilla en los siglos XIV-XVI. Experto en aplicación de tecnologías de la información y comunicación
(TIC) a la enseñanza, ha participado en numerosos cursos y proyectos en colaboración con el Banco Iberoamericano
de Desarrollo, la OEA y la Unión Europea.
Historia Económica
ISBN: 978-84-362-6739-6
02107
colección
Editorial Grado
9 788436 267396
6502107GR01A01 GR