La utopía humanista

Introducción

El cuadro que estás contemplando es obra del pintor Jheronimus van Aken, más conocido como El
Bosco. Lleva por título "La extracción de la piedra de la locura". En él, un campesino al que le están
practicando una trepanación para extraerle una flor del interior del craneo. En la representación se
observa que el un personaje con un embudo en la cabeza, señal que nos informa de que es un falso
cirujano en busca de dinero (y no de salud). La flor -un nenúfar- simboliza la lujuria, y el cirujano esta
simbólicamente castrando al "vicioso" campesino, frente a un fraile agustino -que sujeta un pichel de
cerveza (un tipo de jarra para beber cerveza). A su lado, una mujer -probablemente la esposa del
cirujano- que lleva extrañamente colocado un libro cerrado sobre la cabeza.

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Son muchos los cuadros que abordan el tema de la locura en el siglo XVI.
 En el siglo XVI, los pensadores humanistas están intentando arrancar las tinieblas y los prejuicios
medievales de las cabezas de los hombres y mujeres renacentistas. Hay que dejar atrás las
supersticiones y antiguas creencias irracionales y despertar la inteligencia, la razón que todos
llevamos dentro, y que nos es común. Así, el pensador más influyente de comienzos de siglo XVI es
Erasmo de Rotterdam, vecino de El Bosco en los Países Bajos.

Tanto El Bosco como Erasmo serán muy influyentes en la corona de Castilla. Carlos I, el nuevo rey de
Castilla y Aragón, llega al nuevo reino desde su tierra natal: Gante (Bélgica), muy cerquita de
Rotterdam (Erasmo) y Bolduque (Bosco). En realidad, todos eran medio vecinos.
 1 - Rotterdam, Bolduque y Gante (Paises Bajos/Holanda, y Flandes/Bélgica)

Carlos -hijo de Juana "la loca" y Felipe "el hermoso"- se convertirá en Carlos "el emperador", y será el
padre de Felipe II "el prudente", que adora al pintor holandés tanto como para empapelar las
paredes de su habitación de El Escorial con cuadros de El Bosco.

Pero a su llegada a Coruña, Carlos tenía sólo 16 años y era un rey "extranjero". No sabía hablar
apenas castellano. Y su aspecto, como el del séquito que le acompañaba, resultaba extraño para los
castellanos, que acabaron rebelándose contra él en lo que conocemos como la revolución o rebelión
de los comuneros de Castilla.

Durante toda su reinado, el emperador Carlos mantuvo a su madre Juana presa en una casona-
palacio-cárcel en Tordesillas. Allí pasaría 46 años encerrada, hasta su muerte (1555). De hecho, los
comuneros castellanos la reivindicaban como la legítima reina, frente a su joven y extraño hijo.

Es como para volverse loca, ¿no?

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En este contexto, las ideas de cambio que los humanistas estaban esparciendo por toda Europa se
extendían como la pólvora. Pretendían extraer la piedra de la locura de las cabezas medievales,
llenas de supersticiones y prejuicios. Y dejar que la inteligencia y la razón, que nos es común a todos,
iluminara la oscuridad del mundo medieval.

El humanismo se define como el movimiento filosófico, intelectual y cultural que se expandió por
toda Europa desde el centro-norte de la península italiana a partir del siglo XIV. Supuso un cambio de
paradigma o de mentalidad medieval al confiar en la razón humana y en el correcto uso de la lengua
para dar sentido al mundo y a la experiencia humana. Significó un cambio radical respecto del
pensamiento medieval (paradigma teocéntrico) y fue una de las causas del surgimiento de la Edad
Moderna (paradigma antropocéntrico). Fue, además, un proyecto pedagógico -educativo- basado en
el estudio de la lengua griega y latina (studia humanitatis), y especialmente de su literatura (clásica),
para formar a una nueva élite cultural que resignificara la realidad en todos los órdenes: pintura
(Boticcelli, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci), arquitectura (Brunelleschi, Alberti), escultura (Miguel
Ángel), política (Maquiavelo), filosofía (Pico della Mirandola), medicina (Vesalio) y literatura
(Bocaccio, Petrarca, Dante). Para ello crearon academias e instituciones. No es raro que precisamente
 en este momento se lleve a cabo la revolución científica que transformará la cosmovisión
heliocéntrica en geocéntrica (Copérnico, Kepler, Galileo).

Es importante destacar estos autores comienzan a expresarse por escrito en sus lenguas modernas (el
comienzo del castellano, italiano, francés...) aunque el latín sigue siendo la lengua universal.

A esta época de renacer cultural de la Antigüedad que tiene lugar en Europa durante los siglos XIV-
XVI se la conoce con el nombre de Renacimiento, un periodo histórico de transición entre la baja
Edad Media y la Edad Moderna en el que se difunden las ideas del humanismo.
A medida que el humanismo se fue expandiendo por Europa, el holandés Erasmo de Rotterdam se
hizo célebre por su ingenio e ironía. En sus obras criticaba la hipocresía y la falsedad del estamento al
que él mismo pertenecía: el clero. Él, un monje, desconfiaba de que Carlos fuera capaz de liderar ese
nuevo imperio humanista y cristiano que se estaba forjando. Los humanistas tuvieron siempre un
gran interés en influir y orientar la acción de gobierno de los príncipes y reyes. Maquiavelo un
manual de gobierno, El príncipe (su obra más conocida), para que su destinatario (Lorenzo de Medici)
fuera capaz de unificar las repúblicas italianas y gobernarlas con éxito. Por su parte, Erasmo redactó
un manual para convertir a Carlos I en un verdadero Principe cristiano humanista para los nuevos
tiempos.
 2 - el joven Carlos

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En su obra más célebre -escrita en latín, claro, que es la lengua común de la cultura europea-
Stultitiae Laus, y traducida al castellano en 1511 como Elogio o alabanza de la locura, en tono
satírico ridiculiza todas las formas de estupidez humana, y entre ellas la que identifica como más
perversa: aquellos que se tienen por inteligentes y se consideran sabios sin serlo. Pero lo hace de un
modo sorprendente, cuya tesis podría resumirse así: los necios son mucho más felices que los sabios,
viven una vida más placentera y no tienen tantos problemas; sólo los estúpidos o los que practican la
estupidez son los que mejor se adaptan a la realidad. En el fondo, Erasmo está denunciando lo
ridículo del mundo en el que le ha tocado vivir, y los problemas que a él mismo le ha traído -y le va a
traer- utilizar la razón. Cuando uno piensa descubre un montón de cosas que desconocía, y sólo así
se puede dar cuenta de lo mucho que le queda por aprender. Sólo un estúpido se puede permitir el
lujo de no dudar, de tenerlo todo claro, de tener respuestas para todos. Y vivimos una época
estúpida, plagada de estúpidos que nunca dudan.
La obra fue muy leída, pero también perseguida por la Inquisición y fue incluida en el Índice de Libros
Prohibidos, pues los estúpidos no podían tolerar que se difundiera un mensaje tan provocador.
Dentro de ese índice acabarán otras muchas obras que hoy son de un valor universal: La Celestina, El
lazarillo...

3 - Así acababan los libros una vez que habían pasado por los ojos, las manos y la tinta de los inquisidores.
La utopía humanista consistió en intentar llevar a la práctica esas ideas antiguas, clásicas, que habían
permanecido silenciadas durante ocho siglos (Edad Media). Ahora, los humanistas del Renacimiento
creían que era posible reformar la política, la sociedad, e incluso la religión, para que en lugar de
hogueras y cámaras de tortura, el diálogo y la discusión racional se impusieran a las creencias, los
dogmas, y la fe. Este mensaje fue muy bien recibido en la península ibérica, tanto que invitaron a
Erasmo a enseñar en la nueva y recién inaugura Universidad de Alcalá, fundada por el cardenal
Cisneros, un conocido seguidor de Erasmo. Sin embargo, Erasmo no era muy partidario de
abandonar su tierra natal y contestó que no (de un modo poco elegante): "Non placet Hispania" (no
me gusta España).
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Así, un abundante y selecto grupo de erasmistas españoles empiezan a traducir sus obras, y va
aumentando su fama y popularidad. "El que habla mal de Erasmos, o es fraile o es asno", se decía.
Príncipes de la Iglesia, intelectuales, cortesanos, e incluso hasta inquisidores se unieron a esta
ideología renovadora.

Dentro de este grupo podemos encontrar, los más importantes y reconocidos tuvieron que acabar
huyendo fuera de España al ser perseguidos por la Inquisición cuando estalle la Reforma protestante
liderada por el monje agustino alemán Martín Lutero en 1520. Serán acusados de herejía, de falsos
cristianos, de traidores, e incluso de judíos.
En aquellos tiempos, los judíos conversos o fingidos conversos eran el enemigo público número uno
de la Inquisición. ¿Por qué? En primer lugar, los intelectuales judíos eran muy valorados por las altas
esferas políticas: eran políglotas (hablaban y escribían en varias lenguas), estaban muy bien
relacionados, y, además, tenían amplios conocimientos de varias disciplinas (economía, matemáticas,
derecho, medicina, astrología, navegación, cartografía...). Siempre se preocuparon mucho por la
cultura. Pero, por otro lado, esas virtudes se convertían en defectos cuando no servían a los intereses
del monarca, el príncipe, el obispo o el cardenal de turno. Ante cualquier calamidad -un incendio,
una peste, un terremoto- rápidamente eran señalados como culpables: eran los asesinos del Mesías
(Jesucristo) y Dios se vengaba.

No obstante, además de el enemigo oriental -los musulmanes y los piratas sarracenos del norte de
África- y de las luchas de poder entre potencias -Inglaterra, Francia, Portugal...-, ahora aparecía un
movimiento político-religioso que iba a romper con la Iglesia católica y a fragmentar aún más a las
potencias europeas: la Reforma protestante (los herejes).

1520. La Reforma protestante

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Principales seguidores de Erasmo en España

4 - Luis Vives
5 - Alfonso de Valdés
 6 - Antonio de Guevara

1-. Luis Vives. Hijo de unos comerciantes valencianos de origen judío, huyó del país y frecuentó las
universidades de la Sorbona (París), Oxford (Inglaterra), Brujas y Lovaina (Flandes). Acabó en la corte
de Enrique VIII junto a su protectora Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos, y esposa de
Enrique). Es uno de los padres del pacifismo y del Derecho internacional, aquellas leyes que deberían
valer por igual a todos los seres humanos, sea cual sea su origen y condición. Su obra más traducida
son diálogos, titulados Coloquios.

2-. Alfonso de Valdés. Junto a su hermano gemelo, Juan, son los máximos representantes del
erasmismo español (dado que Luis Vives casi puede considerarse un autor extranjero, aunque
naciera en Valencia). Alfonso de Valdés fue secretario de Carlos V, y defendía el poder del emperador
y su imperio frente a todos los demás. Su principal obstáculo obviamente era el poder de la Iglesia, y
se encargará de desacreditarla siempre que tenga ocasión: "Veo que Cristo alaba la pobreza... pero
también observo que la mayor parte de sus servidores no buscan otra cosa que el dinero. Al
bautismo, dineros; a la confirmación, dineros; al matrimonio, dineros; a las sagradas órdenes,
dineros; para confesar, dineros; para comulgar, dineros. No os darán la extrema unción sino por
dineros; no tocarán las campanas sino por dineros; no os enterrarán en la iglesia sino por dineros...,
de manera que parece estar el paraíso cerrado a los que no tienen dineros". Algunos críticos
atribuyen a Alfonso de Valdés la autoría de la provocadora obra El lazarillo de Tormes, que como
veremos parece obra de un erasmista y, por eso, no lleva firma. Su hermano gemelo, Juan,
protestante tuvo que marchar de España denunciado por la Inquisición, y se trasladó a Nápoles, una
ciudad donde los expatriados y perseguidos por la justicia, como Cervantes, podían vivir con más
libertad.

3-. Antonio de Guevara. Un curioso personaje de la época imperial. Franciscano, paje del hijo de los
Reyes Católicos -Juan, muerto a los 19 años a consecuencia de unas fiebres-, predicador y cronista
real (ponía por escrito los acontecimientos que eran noticia), inquisidor, y obispo. De orígenes judíos,
converso, intentó como tantos otros buscarse un linaje de cristiano viejo para ocultar su deshonra:
"soy caballero y no comunero", escribió. Su obra más conocida, Menosprecio de corte y alabanza de
aldea, expresa una idea que será muy utilizada y explotada posteriormente: Antonio de Guevara
ridiculiza y se ríe -menosprecia- al poderoso y ensalza, sin embargo, a las personas humildes y
sencillas, aquellas que no ambicionan ni luchan por acaparar poder y viven satisfechos con las pocas
cosas que consideran importantes, y no piden más. Una idea que ya había apuntado Erasmo en su
Elogio o alabanza de la locura: Están locos aquellos que creen en la fama, los honores, el dinero, el
lujo y el poder, pues son todo fantasías que como vienen se van, y engendran más dolor y pobreza
que verdadera riqueza. La sabiduría pasa desapercibida porque está en lo simple y en lo sencillo. En
este sentido, Antonio de Guevara lanza un mensaje tranquilizador a las clases populares que viven
sometidas y explotadas: en el fondo, vosotros sois los sabios, aunque no lo parezca. Este mensaje,
será constante en todo el teatro del Siglo de Oro: el pueblo tiene el sentido común que le falta a la
élite política y económica que les gobierna, a la cuál sirve y obedece sin oponer resistencia.

El Buscón de Quevedo

A continuación tienes dramatizada la obra de Quevedo La vida del Buscón. Desde el el minuto 4 al 35
puedes ver la evolución del personaje -Pablos de Segovia- narrada por él mismo desde su infancia en
Segovia, quiénes son su padre -un barbero ladrón- y su madre -una alcahueta con tendencia a la
brujería- y quién es él; su etapa "escolar"; su llegada a Alcalá para estudiar en la Universidad, las
novatadas a las que se enfrenta él, qué diferente es la situación de su amigo don Diego, de buena
familia, en el mismo lugar; hasta que un tío suyo le notifica la muerte de su padre, la locura de su
madre presa de la Inquisición, y la oferta de empleo que le hace como verdugo. Es un buen inicio a la
novela picaresca, que veremos más adelante, y una buena inmersión en la vida real del Siglo de Oro.

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