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UNIVERSIDAD AMAZÓNICA DE PANDO

ÁREA DE CIENCIAS Y TECNOLOGIA


CARRERA INGENIERÍA CIVIL

INSTRUMENTOS METEOROLOGICOS
ASIGNATURA:
GEOLOGIA APLICADA
UNIVERSITARIOS:
JOSUÉ ANÍBAL CHOQUE CORTEZ R.U: 32247
OMAR FREDDY ARO MONTAÑO R.U: 28812
ARIANA BALCAZAR RAMIRES R.U:32198
ATALIA COELHO COITINES R.U: 30946
DAVID COAJERA CHOQUE R.U.

DOCENTE:
RICARDO QUISBER
GESTION-2023
COBIJA-PANDO-BOLIVIA
INDICE
1 RESUMEN........................................................................................................................................................1
2 INTRODUCION.................................................................................................................................................1
3. ANTECEDENTES..............................................................................................................................................2
3.1. DE LA PREDICCIÓN EMPÍRICA A LA CIENTÍFICA........................................................................................2
3.2. LAS BASES TEÓRICAS DE LA PREDICCIÓN DEL TIEMPO............................................................................3
3.3. MITOLOGIA DE LA METEOROLOGIA........................................................................................................4
LA METEOROLOGIA EN LA HISTORIA..............................................................................................................4
4. OBJETIVOS......................................................................................................................................................5
4.1. Generales................................................................................................................................................5
4.2. Específicos...............................................................................................................................................5
5. MARCO TEORICO........................................................................................................................................6
5.1. A. CLASIFICACIÓN DE LAS ESTACIONES METEOROLÓGICAS....................................................................6
5.2. EN COBIJA CUANTAS ESTACIONES METEOROLOGICAS EXISTE................................................................6
5.3. A NIVEL BOLIVIA CUANTAS ESTACIONES METEOROLOGICAS EXISTE, QUIEN ADMINISTRA.....................9
5.3.1. Los registros de temperatura de los últimos 78 años...........................................................................9
5.3.2. Base de datos y metodología................................................................................................................9
5.3.3. Estaciones meteorológicas en Bolivia:..................................................................................................9
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1 RESUMEN.
Las estaciones meteorológicas han sido utilizadas por los servicios meteorológicos y por la empresa privada
como un mecanismo para determinar el estado de tiempo y con el fin de guardar registros históricos de
datos de una región. En la década de los 90 se empezó a dar un cambio tecnológico con las estaciones, pues
estas pasaron de ser tradicionales y controladas por mecanismos de relojería, a ser automáticas, controladas
por microprocesadores y sistemas de cómputo.

Los Instrumentos son una herramienta vital en el trabajo meteorológico, el cual nos permite cuantificar
parámetros ambientales bajo un convencimiento reglamentado, facilitando la medición, estudio y
comparación.
Gracias al uso de estas herramientas, podemos medir distintas variables meteorológicas, determinar si hay
frío o calor, la intensidad y dirección del viento, la visibilidad, etc., los que debido a su carácter numérico son
utilizados posteriormente en el análisis, pronóstico y estudio de la ciencia meteorológica.

2 INTRODUCION
La meteorología es una ciencia que se dedica a hacer mediciones e investigaciones sobre el comportamiento
de los fenómenos atmosféricos. Esta ciencia es importante no sólo para un país, sino para todos los países el
mundo ya que siempre se ha tratado de cubrir a la superficie terrestre de una red cada vez más densa de
estaciones meteorológicas en superficie, con el fin de determinar el clima en forma global del planeta Tierra
y predecir el tiempo que ésta tendiera a tener en un futuro a corto, mediano y largo plazo.
Los primeros estudios sobre los fenómenos del estado del tiempo, se cree que se dieron en forma aislada en
el mundo antiguo. Por ejemplo, en la gran Mesopotámica, la India, China y las costas del mar mediterráneo,
donde se observaron y registraron dichos fenómenos naturales, aunque con la tendencia de una
manifestación de carácter divino. Sin embargo, a partir de los filósofos griegos (especialmente Aristóteles e
Hiparco) se desataron una serie de polémicas en torno a este tema iniciándose así, la invención y
construcción de instrumentos convencionales que han ayudado a medir estos fenómenos atmosféricos cada
vez con mayor exactitud.
Existen tres tipos de estaciones meteorológicas: terrestres y marítimas o de superficie; y aéreas o de altura.
Todas ellas, deben tomar en cuenta la aplicación que se dará a la información estadística que generen, para
poder dotarlas del personal e instrumental adecuado y buscar el sitio más representativo de una región
geográfica, donde el terreno sea accesible al observador; esté nivelado y despejado conforme lo indicado en
las normas establecidas por la Organización Meteorológica Mundial. Las dimensiones de una estación son
variables púes depende de la magnitud de las observaciones que se realicen; lo importante es que los
instrumentos se hallen correctamente instalados, que estén bien orientados y que no se interfieran entre
ellos mismos.
Nuestro planeta Tierra a los largos de sus millones de años de existencia ha experimentado cambios
climatológicos importantes como por ejemplo la última glaciación de la que se tiene registro de hace
aproximadamente unos 10000 años. A finales del siglo XIX, se vio la creciente necesidad de organizar de
manera sistematizada la forma en que algunos países estaban tratando y registrando los rudimentarios
datos climáticos y meteorológicos principalmente en los países europeos. A Raíz de esa necesidad nace en el
año 1873 la Organización Meteorológica Internacional (OMI), organismo que cambió su nombre a
Organización Meteorológica Mundial (OMM) en el año de 1950. La OMM es un organismo especializado de
las Naciones Unidas para la meteorología (tiempo y clima), la hidrología operativa y las ciencias geofísicas
conexas. Hoy en día la OMM es la Organización rectora a nivel mundial de todo lo relacionado con la forma
en que deben registrar, procesar y almacenar la información de los datos sinópticos y climatológicos, de
hecho, los Servicios Meteorológicos de los 189 países miembros de la OMM, deben contar con un aval para
que sus datos tengan carácter oficial en cualquier parte del mundo. La forma de registrar los datos para que
sea confiable se ha vuelto muy importante hoy en día, pues el cambio climático (cambio debido únicamente
a causas humanas, (OMM, 1992)) del que tanto se habla no tendría ninguna validez si no existiera un registro
estadístico histórico de datos climatológicos a nivel mundial con los cuales comparar los datos actuales, ya

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que el cambio climático en las en un proceso muy lento en el cual un parámetro como la temperatura
experimentaría una variación estadística de solo una décima de grado en periodos de dos o tres décadas.
Para registrar la información se necesita algo tan simple como un par de termómetros o algo tan complejo
como una estación automática que puede registrar hasta 20 variables en periodos de 10 segundo o menos y
adicionalmente transmitir esa información en tiempo real a una estación terrena que puede poner los datos
en una página web disponibles para todo el mundo, un ejemplo de eso es la Isla Wallops al este de la costa
del estado de Virginia, donde la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de los Estados Unidos
(NOAA) recibe transmisiones satelitales de varios cientos de estaciones marino – meteorológicas y las pone
a disposición del público general llenando un formulario de inscripción.
Actualmente, cerca de diez mil estaciones de control terrestre controlan los movimientos del aire, y otras
cuatro mil han sido instaladas a bordo de naves que se apostan en pleno océano o en el interior de
centralitas flotantes situadas en puntos estratégicos del globo. A esos centros se suman centenares de
satélites que analizan la atmosfera constantemente y con los mas sofisticados instrumentos. Todo está
conectado las 24 horas del día con los centros de elaboración de datos, y quienes operan en esas estructuras
tienen a su disposición el ordenador más potente jamás diseñado por el ser humano.
Sin embargo, ningún meteorólogo digno de tal nombre pretende establecer previsiones ciertas al cien por
cien; tampoco se le pide que estas tengan una validez que supere las 24 horas o, como máximo, las 36 horas.
Quien quiera que opere profesionalmente en el campo meteorológico sabe que, en este terreno, no solo
existe la certeza para mañana, sino que, por añadidura, ni siquiera se tiene la seguridad de que el hoy se
mantenga fiel a si mismo. Ciertamente, si se está en medio de un desierto, en pleno verano y con una
temperatura de 50° a la sombra, es fácil prever que al día siguiente todavía hará calor y que el sol no faltará.
Pero la previsión se convierte en una apuesta si ese esplendido día se sitúa en la alta montaña.
Pero ello no significa que la meteorología no sea una ciencia exacta. Por el contrario, precisamente son sus
teorías y sus estadísticas las que permiten entender como tienen lugar los distintos fenómenos y explicar con
exactitud las causas que los generan. El problema, en todo caso, reside precisamente ahí, en las causas.

3. ANTECEDENTES
3.1. DE LA PREDICCIÓN EMPÍRICA A LA CIENTÍFICA
Los orígenes de la predicción del tiempo se remontan prácticamente a los orígenes de la humanidad. Ya
nuestros ancestros, al observar la bóveda celeste, comenzaron a establecer primitivas reglas de predicción,
basadas en las tonalidades del cielo, en el tipo de nubes o, algo más tarde, en el lugar de procedencia del
viento. Fueron dándose cuenta de que los cambios en el aspecto del cielo solían traducirse en cambios de
tiempo. Esto era importante para ellos, ya que su supervivencia dependía en gran medida del factor
ambiental.
Con el posterior desarrollo de la agricultura, cobró una mayor importancia conocer con antelación los
cambios meteorológicos (la llegada de lluvias, las posibles heladas, el temible granizo…). Comenzaron por
aquel entonces a establecerse una serie de creencias en torno al tiempo y al clima que se fueron
transmitiendo oralmente de padres a hijos. Algunas de ellas siguen todavía hoy en día arraigadas en el
ámbito rural. Muchas de esas creencias, sobre todo las que tratan de prever el tiempo a largo plazo (tales
como las cabañuelas o las témporas), carecen de base científica, a pesar de lo cual, han resistido el paso de
los siglos.
La predicción meteorológica basada en el método científico no surgió hasta mediados del siglo XIX, de la
mano de un reputado astrónomo de la época: el francés Urbain Le Verrier (1811-1877). Por aquel entonces,
ya se llevaban a cabo observaciones meteorológicas diarias en las principales ciudades europeas, aunque
todavía no se contaba con la capacidad de elaborar pronósticos. Dicha circunstancia cambió rápidamente
gracias al desarrollo del telégrafo y a un episodio meteorológico ocurrido durante una contienda militar.
En la Guerra de Crimea –ocurrida entre 1853 y 1856– los rusos se enfrentaron a ingleses y franceses. El 14 de
noviembre de 1854, una fuerte tormenta destruyó la mayor parte de la flota anglo francesa que se hallaba
fondeada en el puerto de Balaclava, a orillas del Mar Negro. A raíz de aquel incidente, el emperador de
Francia, Napoleón III, encargó a Le Verrier –responsable del Observatorio de París– que investigara el asunto,
para saber si algo así podía haberse anticipado. Le Verrier se 2 dedicó entonces a viajar por distintos

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observatorios de Europa para recopilar datos, deduciendo a partir de ellos que un sistema depresionario
(una borrasca) se fue desplazando por distintos países europeos antes de alcanzar la Península de Crimea.
De haberse conocido esos datos en tiempo casi real, el desastre podría haberse evitado o al menos
minimizado. Le Verrier sugirió la instalación de una pequeña red de estaciones meteorológicas en los
alrededores de París conectadas por telégrafo, con el fin de emitir avisos de mal tiempo en caso necesario.
Durante la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del XX, las estaciones telegráficas fueron
compartiendo instalaciones con los propios observatorios meteorológicos, de manera que los meteorólogos
de los diferentes países comenzaron a llevar a cabo las primeras predicciones. No obstante, tuvieron que
transcurrir aún varias décadas hasta el inicio la predicción numérica del tiempo; base de los modelos en que
se basan los pronósticos en la actualidad.
3.2. LAS BASES TEÓRICAS DE LA PREDICCIÓN DEL TIEMPO
El artífice de ese importante salto cualitativo en la predicción meteorológica fue el noruego Wilhelm Friman
Koren Bjerknes (1862-1951), conocido mundialmente por su primer nombre y apellido: Vilhelm Bjerknes, y
apodado “el padre de la Meteorología Moderna”. Vilhem fue padre e hijo de otros dos Bjerknes que también
alcanzaron fama mundial.
Su padre, Carl Anton Bjerknes, fue profesor de Matemática aplicada en la Universidad de Oslo y contribuyó
de forma notable al desarrollo de la Física durante la segunda mitad del siglo XIX, destacando sus trabajos de
hidrodinámica, en los que implicó al propio Vilhelm. El hijo de éste –Jakob Bjerknes– también ocupa un lugar
muy destacado en el campo de la Meteorología. A él le debemos el concepto de frente y el de masa de aire.
A pesar de esos grandes logros, fue Vilhelm el que transformó de manera definitiva la ciencia meteorológica,
pasando de ser una disciplina básicamente empírica a una rama de la Física de pleno derecho: la Física del
Aire.
Vilhem Bjerknes nació en Christiania, la actual Oslo, el 14 de marzo de 1862, si bien pasó parte de su vida en
Francia y, sobre todo, en Alemania. A los 28 años se convirtió en ayudante del físico alemán Heinrich Rudolf
Hertz (1857-1894), a quien debemos el descubrimiento de las ondas electromagnéticas, llamadas en su
honor ondas hercianas. Bjerknes trabajó algunos años en el laboratorio de Hertz –en la Universidad de
Bonn– e investigó algunas de las cuestiones fundamentales sobre las ondas hercianas, lo que, algunos años
más tarde, permitirían la invención de la radio. El 1892 Bjerknes volvió a Noruega y allí se doctoró sobre
estas investigaciones llevadas a cabo en Alemania, bastante alejadas aún de la Meteorología.
Durante bastantes años, Vilhelm Bjerknes estuvo enfrascado en arduas cuestiones de Física Teórica que
terminaron por llevarle a un callejón sin salida. Se acercaba el cambio de siglo y la Física estaba comenzando
a experimentar una de sus principales revoluciones. Bjerknes se sintió entonces aislado, ya que sus
investigaciones no contaban con el respaldo de sus colegas. Tenía ya cerca de los 40 años y todavía la
Meteorología no había llamado a su puerta.
Hacia 1896 cayó en manos de Bjerknes un trabajo de un físico polaco sobre la aparición de remolinos en
fluidos, que llamó su atención. El tema le interesó mucho y al año siguiente presentó una publicación con la
primera versión de su famoso teorema de la circulación. En ese momento no pensaba todavía en su
aplicación al movimiento de la atmósfera. Algunos meteorólogos de la época le hicieron ver la utilidad de su
teorema y Bjerknes comenzó a mostrar interés por la Geofísica y a desarrollar sus ideas. Recobró la ilusión y
nació entonces su verdadera vocación. En 1904 escribió una carta al oceanógrafo Hansen, en la que hacía la
siguiente declaración de intenciones. Decía: “No puedo rehuir más tiempo la respuesta a lo que
verdaderamente quiero hacer, y creo que sólo hay una: resolver el problema de predecir el estado futuro de
la atmósfera y el océano.”
Con la anterior frase, Bjerknes sentó las bases de la predicción numérica del tiempo, lo que para él era el
mayor logro que podía conseguir la aplicación práctica de la Física del Aire. A principios del siglo XX esa
disciplina científica estaba en pañales. La Meteorología teórica estaba dando sus primeros pasos, pero
seguía siendo una ciencia eminentemente empírica, cultivada por personas que, en su mayoría, no tenían
grandes conocimientos de Física. Bjerknes fue el primero en trazar el camino que desde entonces ha ido
recorriendo la Meteorología.
Bjerknes sugirió que el problema de la predicción del tiempo podía ser visto como un problema
determinista. Para él, todo pasaba por conocer con la suficiente precisión el estado de la atmósfera en un

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momento dado (las condiciones iniciales), lo mismo que las leyes según las cuales se desarrolla un estado
atmosférico a partir del precedente. Esta visionaria concepción de Bjerknes es la que los actuales modelos de
predicción tratan de llevar a la práctica. No obstante, el propio Bjerknes se dio cuenta de que el camino no
iba a ser fácil, ya que el sistema de ecuaciones matemáticas a resolver era no lineal, lo que no permitía
obtener soluciones exactas.
3.3. MITOLOGIA DE LA METEOROLOGIA
En la remota antigüedad el estudio de los fenómenos atmosféricos comenzó como un mito. Los bruscos
cambios atmosféricos se atribuían al humor de los dioses, a sus veleidades. Los sacerdotes, adivinos y
hechiceros de las viejas civilizaciones eran encargados de invocar la lluvia y realizar sacrificios para aplacar la
ira de los violentos dioses.
Y es que los bruscos cambios de tiempo asociados a un temporal, los rayos y truenos de una tormenta o la
solapada sequia que se genera inesperadamente durante largos meses de calma y bonanza, son caprichos de
la naturaleza, que encierran siempre algo enigmático para los humanos.
Las invocaciones al “brujo frio” de los antiguos lapones, el tan-tan para atraer la lluvia de las tribus negras de
África, las flechas disparadas contra las nubes tormentosa o las campanas echadas al vuelo para espantar el
granizo, como se hacía en la Edad Media… eran oros tantos signos del temor y la importancia que los
desatados elementos despertaban en los hombres de las mas dispares y remotas razas.
En las civilizaciones orientales: Mesopotamia, Sumeria, Caldea, China, la India, se realizaban sacrificios para
atraer las aguas celestes. Para los egipcios el Nilo era una divinidad, cuyas crecidas estacionales-asociadas a
las lluvias tropicales en la cabecera del rio-inundaban y dejaban fértiles las tierras; a ellas van asociados a los
sueños bíblicos del faraón, con el simbolismo de las siete vacas gordas y las siete vacas flacas. En la India, el
rig-veda contenía numerosas precisiones asociadas al desbordamiento de los ríos provocado por las lluvias
monzónicas.
En China, destaca entre las deidades Liu Thien Chun, representado con un halo de fuego alrededor de la
cabeza (relámpago), tocando un tambor (trueno) y soplando bocanadas de aire: era el regidor general de las
cosechas y del tiempo en el siglo IV de nuestra era cristiana.
En Europa, los griegos, romanos y escandinavos tenían también una numerosa representación de deidades
meteorológicas a las que atribuir los cambios de tiempo. Citaremos al respecto, entre las divinidades griegas
a la diosa Iris (creadora del arco iris), a la diosa Eos (que llora al amanecer salpicando con sus lágrimas de
rocío la tierra), al dios Poseidón-Neptuno, amo del mar (de su calma y de su oleaje). Los romanos heredaron
muchos de estos dioses griegos y ampliaron su repertorio con Eolo -el popular rey de los vientos que se cita
en la Eneida- y Vulcano, dios del fuego y de las tormentas; todos ellos Vivian en el olimpo y acataban la
máxima autoridad de júpiter tonante.
Los dioses escandinavos eran inhumanos y feroces. El dios Thor tiene la paternidad del trueno, con su
yunque y martillo. La palabra inglesa tormenta (thunderstorm) es un derivado del nombre de esta deidad,
tan admirada por los navegantes vikingos.
-Al otro lado del océano, en el México precolombino de los siglos VII al XIV, tenia lugar destacado el dios
Tlaloc; gracias a él podía mantenerse fecunda la tierra y vivir los hombres. Las estatuillas que simbolizaban al
dios le representaban con unos anillos alrededor de los ojos, semejante a unas gafas, que representaban las
nubes (“tlaloques” en el lenguaje de los indios del actual estado de Veracruz) y en el titulo de una novela: El
dios de la lluvia llora sobre Méjico.
A propósito de los griegos, merece citarse la obra de Aristóteles, su Meteorológica (discurso sobre la
atmosfera), que saco los estudios meteorológicos de la noche de la mitología. Su discípulo Teofrasto escribió
el Libro de las señales (tratado sobre el viento y los signos del tiempo).
LA METEOROLOGIA EN LA HISTORIA
La prehistoria e historia de la meteorología se hallan jalonadas de curiosidades y anécdotas. Antes nos
referíamos a los mitos y deidades meteorológicos de la antigüedad; ahora vamos a esbozar una breve
síntesis del desarrollo de la ciencia del tiempo.
Hace miles de años el adivinar el tiempo estaba solo reservado a los magos y el crearlo a los dioses. Hoy en
día -gracias a la magia de la electrónica- en forma de radio, radar, satélites meteorológicos y computadores,
se están consiguen avances sorprendentes, y cualquier joven meteorólogo en los comienzos de su carrera

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puede confiar resolver durante su vida alguno de los problemas del tiempo que fascinaron y despertaron a
sus antecesores.
La veleta, para conocer la dirección del viento, es uno de los aparatos meteorológicos mas antiguos que se
conocen, al parecer es un invento chino y los romanos de antes de la era cristiana ya conocían la relación
entre viento y cambio de tiempo, de forma que numerosas veletas ornaban los tejados de la antigua Roma.
En el siglo II a. C., se construyó en Atenas la llamada “torre de los vientos”, que ha llegado en buen estado a
nuestros días, construida en planta octogonal, en sus frontis se hallan representados en bajorrelieves de
mármoles, las alegorías de los vientos de cada rumbo.
Aristóteles, en su Meteorológica en el siglo IV a. C. suponía toda la región terrestre formada por cuatro
elementos: fuego, aire, agua y tierra, y creía que cada uno se podía transformar en el otro; estas ideas
estuvieron muy en boga en la Edad Media.
En 1543, Copérnico desterró estas ideas con su concepción heliocéntrica del universo. Poco después Galileo,
Tycho Brahe, Kepler, realizaban revolucionarios estudios astronómicos, que, aunque no tenían relación
inmediata con el tiempo atmosférico, ayudaban a crear una conciencia de observación y una explicación de
hechos observados.
En el siglo XVII Galileo inventa el termómetro (año 1600) y poco tiempo después Torricelli y Viviani miden la
presión atmosférica (año 1639) para medir la lluvia.
En el siglo XVIII siguen mejorándose los instrumentos meteorológicos, en 1780 Saussure consigue medir la
humedad atmosférica con el higrómetro de cabello, Franklin en 1752 trabaja sobre la electricidad
atmosférica y patenta el primer pararrayos. En 1783 los hermanos Montgolfier ascienden en el seno del aire
utilizando un globo de aire caliente.
A principios del siglo XIX Lavoisier y Dalton establecen los fundamentos físicos de la meteorología, que se
presenta ya como una verdadera ciencia.
En 1803 un farmacéutico inglés, Luke Howard, hace la primera clasificación de las nubes: cirros (rizo de
cabellos), cúmulos (montañas), estratos (extendidas) y nimbos (de lluvia). El literato Goethe, en su obra
Fausto, hace magnifica descripción de las nubes. Esas descripciones empíricas del tiempo atmosférico
pasaron a ser la apasionante ciencia actual, donde el observador meteorológico se encuentra ayudado por
barcos, aviones, radar, cohetes, satélites, radiosondas, etc., son “detectives del tiempo” dentro del Programa
de la Vigilancia Meteorológica Mundial.
Mediado en siglo XIX, la concentración de numerosos informes sobre el tiempo era un hecho. Las dos
guerras mundiales fueron muy fructíferas en descubrimientos meteorológicos: en la de 1914-1918 la escuela
noruega formula la teoría que explica la estructura de borrascas del frente polar, como una lucha entre dos
masas de aire separadas por “frentes” nubosos; durante la contienda 1939-1945 los norteamericanos
sientan las bases de una más clara explicación de la circulación atmosférica, apoyada en el descubrimiento
de las “corrientes en chorro” verdaderos ríos de viento que aparecen embutidos de la atmosfera en las
cercanías de la tropopausa.
Desde 1950 a nuestros días, los ordenadores electrónicos y las observaciones desde cohetes y satélites
artificiales vienen dando un notable impulso a la investigación meteorológica y a los pronósticos del tiempo.
Sin embargo, la meteorología no es todavía una ciencia exacta, ni el meteorólogo un ser infalible. Por eso,
aun cuando posee el suficiente sentido del humor para encajar los chistes alusivos a la inexactitud de las
predicciones.

4. OBJETIVOS
4.1. Generales
El presente proyecto tiene por objeto ayudar al Observador de Campo con sus tareas diarias de registro de
los diferentes parámetros meteorológicos
4.2. Específicos

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5. MARCO TEORICO
5.1. A. CLASIFICACIÓN DE LAS ESTACIONES METEOROLÓGICAS
Las Estaciones Meteorológicas miden precipitación, temperatura, humedad relativa, evaporación, radiación,
presión, dirección y velocidad del viento, entre otros. Dependiendo de la cantidad de parámetros que miden
se dividen en cinco tipos: Tipo A, Tipo B, Pluviográficas (PG), Pluviométricas (PV) y Telemétricas (TM). Entre
éstas, las más completas son las de Tipo A y Tipo B. Las Estaciones Meteorológicas de la Empresa de
Transmisión Eléctrica, S.A. (ETESA), la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) y la Autoridad del Canal de
Panamá (ACP) se clasifican en Estaciones de Tipo A, Tipo B, PG, PV y TM. v A Estación donde se registra la
lluvia (cantidad, duración e intensidad), la temperatura (máxima y mínima), la humedad relativa, la presión,
el viento (dirección, recorrido y ráfaga máxima), la radiación y las horas de sol en registro gráfico continuo.
Además, observaciones directas de la evaporación y la temperatura del suelo. v B Estación donde se registra
la lluvia (cantidad, duración e intensidad), las temperaturas extremas y la humedad relativa a las 07:00,
13:00 y 18:00 horas. v PG Estación Pluviográfica que indica la distribución temporal de lluvia. Además de
proporcionar el registro continuo, permite calcular la intensidad de la misma. v PV Estación Pluviométrica
que mide la cantidad de lluvia todos los días a las 07:00 a.m. v TM Estación que reporta el dato climatológico
en tiempo real. Cada 3 horas. La red hidrometeorológica en Panamá es operada en un 90% por el
Departamento de Hidro meteorología de la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (ETESA) y el resto es
manejada por otras instituciones como la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), Autoridad del Canal de
Panamá (ACP), Dirección de Aeronáutica Civil (DAC), Universidad de Panamá (UP), etc. La misma posee
registros de estaciones meteorológicas, hidrométricas y estaciones de calidad de agua. La distribución de la
red hidrometeorológica en las cuencas del Pacífico es más abundante en comparación con la del Atlántico
debido a lo inaccesible de ésta.
5.2. EN COBIJA CUANTAS ESTACIONES METEOROLOGICAS EXISTE
En cobija existe una sola estación meteorológica.

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5.QUE PARA METROS SE OBTIENE

QUIEN ADMINISTRA LA ESTACION METEOROLOGIA

5.3. A NIVEL BOLIVIA CUANTAS ESTACIONES METEOROLOGICAS EXISTE,


QUIEN ADMINISTRA
5.3.1. Los registros de temperatura de los últimos 78 años
La estación meteorológica de San Jose informó de la temperatura más alta medida desde 1945 hasta enero
de 2023. En septiembre de 2004 se informó aquí de la temperatura récord de 49,3 °C. El verano más
caluroso de julio a septiembre, basado en las 34 estaciones meteorológicas en Bolivia por debajo de los 3950
metros de altitud, se registró en 2015, con una temperatura media de 23,7 °C. Esta temperatura media se
registrará normalmente cada 4 a 6 horas, por lo que también incluye las noches. Normalmente, este valor es
de 22,0 grados centígrados. La temperatura diaria máxima promedio en ese momento era de 30,7 °C.
El día más frío en estos 78 años fue reportado por la estación meteorológica Oruro. Aquí la temperatura bajó
a -15,4 °C en julio de 2009. Oruro se encuentra a una altitud de 3702 metros sobre el nivel del mar. El
invierno más frío (de enero a marzo) fue en 1949 con una temperatura media de 12,3 °C. En Bolivia, es
habitual tener unos 12,3 a 24,6 °C más durante este período de tres meses.
La mayor precipitación cayó en diciembre de 1981. Con Ø 34,7 mm diarios, la estación meteorológica de San
Borja registró el valor más alto de los últimos 78 años. Por cierto, la región con más precipitaciones durante
todo el año es donde se encuentra la estación meteorológica de San Ignacio De Moxos. La región más seca
está cerca de Oruro.
5.3.2. Base de datos y metodología
Los datos de las estaciones de medición individuales se basan en los archivos del Servicio Meteorológico
Alemán, valores individuales promediados y complementados con elementos propios. Para determinar una
media nacional representativa, se formaron primero los valores medios de cada parte del país, que luego
se resumieron a nivel nacional. Así, si hay un número desproporcionado de estaciones meteorológicas en
una zona estrechamente definida, su número no influye en la media nacional. Hay 35 estaciones en
Bolivia. En 2 casos, también se utilizaron estaciones meteorológicas vecinas pero cercanas, para obtener
valores más precisos.

5.3.3. Estaciones meteorológicas en Bolivia:


1. Estación Meteorológica El Alto (Departamento de La Paz): Esta estación meteorológica se encuentra
en la ciudad de El Alto, cerca de la ciudad de La Paz. Proporciona datos sobre temperatura,
precipitación, humedad y otros parámetros climáticos.

2. Estación Meteorológica Viru Viru (Departamento de Santa Cruz): Ubicada cerca de la ciudad de Santa
Cruz de la Sierra, esta estación meteorológica es una de las más importantes de Bolivia. Monitorea
variables como temperatura, presión atmosférica, viento y precipitación.

3. Estación Meteorológica Patacamaya (Departamento de La Paz): Situada en la localidad de


Patacamaya, esta estación meteorológica proporciona datos climáticos relevantes para el área
circundante, como temperatura, precipitación y vientos.

4. Estación Meteorológica Sucre (Departamento de Chuquisaca): La estación meteorológica de Sucre se


encuentra en la ciudad de Sucre, la capital constitucional de Bolivia. Registra información sobre
temperatura, humedad, presión atmosférica y precipitación.

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5. Estación Meteorológica Cochabamba (Departamento de Cochabamba): Esta estación meteorológica


se encuentra en la ciudad de Cochabamba y realiza un seguimiento de variables climáticas como
temperatura, viento, humedad y precipitación.

Estas son solo algunas de las estaciones meteorológicas en Bolivia. El país cuenta con una red más extensa
de estaciones que proporcionan información climática en diferentes regiones.

FOTOGRAFIAS DE LOS INSTRUMENTOS DE MEDICION

FOTOGRAFIAS DE VISITAS Y RECOPILACION DE INFORMACION

VISTAS FOTOGRAFICAS DE LOS TRABAJOS

CONCLUSIONES

RECOMENDACIONES

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