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FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

ANÁLISIS SOBRE LA DISCAPACIDAD DENTRO DEL ENFOQUE DE CAPACIDADES Y


FUNCIONAMIENTOS DE AMARTYA SEN

CURSO

Intervención en niños con habilidades diferentes

DOCENTE

Fany Mercedes Bohorquez Bernabel

AUTORES

Abanto Pato, Deysi Lorena

Casas García, Cesar

Cortez Landeo, Gustavo

Diestra Julca, Pablo Rodrigo

Hugo Pacheco, Celinda

Quispe Vargas, Juan Victor

LIMA – PERÚ

2023
ANÁLISIS SOBRE LA DISCAPACIDAD DENTRO DEL
ENFOQUE DE CAPACIDADES Y FUNCIONAMIENTOS
DE AMARTYA SEN

Pueden distinguirse tres modelos de tratamiento social, que a lo largo del tiempo se han
dado a las personas con discapacidad, y que en la actualidad coexisten en mayor o menor
medida.

1. El modelo de prescindencia

Se desarrolló en la edad antigua y media se dividen en dos submodelos

Eugenésico: Fue ejercido en la antigüedad clásica principalmente por razones religiosas,


consideraban inconveniente el desarrollo y crecimiento de los niños discapacitados, el
nacimiento de un niño o una niña en los estándares del perfeccionismo en el que la
discapacidad era vista como consecuencia del pecado de los padres, por lo que recibían
este castigo de Dios, así como la carga para los padres y sociedad, resultando en el
exterminio de estas personas mediante prácticas eugenésicas como el infanticidio. para
niños y niñas

Marginación: La característica principal de este submodelo es la exclusión, ya sea como


resultado de infravalorar a las personas discapacitadas y tratarlas como objetos de lástima,
o como resultado del miedo y el rechazo, ya que son tratadas como objetos de condena y
advertencias de un peligro inminente. Es decir, el ostracismo, ya sea motivado por
desprecio o miedo, es una respuesta social a la discapacidad.

2. El modelo rehabilitador

Este modelo busca causas médicas o científicas para explicar la discapacidad. Así, se cree
que la discapacidad es una enfermedad, es decir, un estado de salud alterado que requiere
de tratamiento y rehabilitación, Por tanto, el hecho de crear espacios sobreprotegidos para
estas personas, como instituciones de todo tipo, fue visto como “lo normal para estas
personas tan especiales”. En definitiva, este modelo tiende siempre, si es posible, a la
normalización de la persona hacia lo estándar y normativo. Por ello la educación especial se
considera una de las mejores herramientas

3. El modelo social

Alega que las causas que originan la discapacidad no son religiosas ni científicas, sino
sociales, desde esta nueva perspectiva, se pone énfasis en que las personas con
discapacidad pueden contribuir a la sociedad en iguales circunstancias que las demás, pero
siempre desde la valoración a la inclusión y el respeto a lo diverso. Este modelo se
relaciona con los valores esenciales que fundamentan los derechos humanos, como la
dignidad humana, la libertad personal y la igualdad, que propician la disminución de
barreras y dan lugar a la inclusión social, que pone en la base principios como autonomía
personal, no discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil,
entro otros. La premisa es que la discapacidad es una construcción social, no una
deficiencia que crea la misma sociedad que limita e impide que las personas con
discapacidad se incluyan, decidan o diseñen con autonomía su propio plan de vida en
igualdad de oportunidades.

4. El modelo de la diversidad

Este nuevo modelo parte de una visión basada en los Derechos Humanos y considera el
trabajo en el campo de la bioética una herramienta fundamental para alcanzar la plena
dignidad de las personas discriminadas por su diversidad funcional. Propone los siguientes
cambios fundamentales, erradicar la capacidad como indicador para el colectivo y
sustituirlo por la dignidad: mismo valor para las vidas y mismos derechos.

El enfoque de capacidades y funcionamientos de Amartya Sen

El enfoque de competencias de Amartya Sen surge en el contexto del desarrollo humano


como un marco conceptual a través del cual se puede evaluar el bienestar y la calidad de
vida de las personas. Cuando el enfoque de las capacidades se aplica en beneficio de una
persona, es interesante evaluar en términos de su capacidad real para lograr funciones
valoradas como aspectos constitutivos de su vida. A la hora de elegir determinadas
funciones para describir y evaluar habilidades, es imposible evitar el problema de su
evaluación. Se deben tomar decisiones al identificar características valiosas. La atención
debe centrarse en los valores fundamentales, en términos de los cuales algunas funciones
pueden ser más importantes y valiosas que otras.

Algunas de las capacidades para funcionar mencionadas por Sen se enumeran a


continuación. Nótese que cada uno de ellos implica una función (estar sano, ver, evitar el
hambre.) y que van desde los estados y actividades más básicas hasta las actividades
humanas más elevadas. Por tanto, una persona es capaz o no: de estar sano, de ver, de
evitar el hambre, de ayunar, de tener un hogar, de tener seguridad física, de evitar
agresiones físicas, de moverse con seguridad, de tener ropa, de tener sentimientos de
avergonzarse de la ropa que usas, de estar con tus seres queridos, de vivir sin estigmas, de
vivir una vida normal, de actuar con sensatez, de ser equilibrado, de sentirte feliz, de estar
contento, etc.

La importancia de la capacidad de una persona para su bienestar nace de dos


consideraciones distintas pero interrelacionadas:

1. Si los funcionamientos alcanzados constituyen el bienestar de una persona,


entonces la capacidad para alcanzar funcionamientos (es decir, todas las
combinaciones alternativas de funcionamientos que una persona puede elegir),
constituirá la libertad de esa persona, sus oportunidades reales para obtener
bienestar. Esta “libertad de bienestar” puede ser un tema central del análisis ético y
político. Así, para formarnos una opinión de la bondad del estado social, habría que
dar importancia a las libertades de que disfrutan las personas para alcanzar el
bienestar. Incluso aunque no adoptamos el criterio de considerar la libertad de
bienestar como una nota de “bondad” del estado social, sí podemos considerar
“justo” que los individuos tengan una sustancial libertad de bienestar. Esta libertad,
que refleja las oportunidades de bienestar de las personas, debe ser valorada como
mínimo por razones instrumentales, por ejemplo, al juzgar qué cartas ha repartido la
sociedad a una determinada persona.
2. La segunda conexión entre la capacidad y el bienestar consiste en hacer depender
el propio bienestar alcanzado de la capacidad para funcionar. En sí mismo, el hecho
de poder elegir debería entenderse como un componente apreciable de la
existencia; y una vida de elecciones genuinas con opciones serias puede
considerarse, por esta razón, más rica. Desde este punto de vista, al menos algunos
tipos de capacidades contribuyen directamente al bienestar, a enriquecer la propia
vida con la oportunidad de elecciones valiosas.

Ampliación del enfoque de Amartya Sen: diversidad funcional

Las personas con diversidad funcional se desenvuelven en sociedades que, como


decíamos, han establecido unos parámetros de “normalidad” que definen la manera habitual
de ser física, sensorial y psicológica, y las propias reglas de participación en el juego social,
en el que por lo general no se contempla la posibilidad de incluir plenamente esa diversidad.
Así, la construcción del entorno social en tales términos provoca la discriminación de dichas
personas, lo que obliga al conjunto de personas con diversidad funcional a identificarse
como un grupo humano que debe luchar para lograr una ciudadanía plena y una igualdad
efectiva de derechos y oportunidades, para conseguir llegar a ser un conjunto de personas
cuya diversidad se aprecie como un valor enriquecedor de la sociedad.Toboso nos cuenta
que La diversidad funcional es una categoría relevante para el análisis social ya que este
engloba varias dimensiones como:
Corporal que nos da una visión de que todos tenemos un cuerpo y este es distinto
de cada persona, su funcionamiento, sus experiencias varían de una persona a otra
y a lo largo de la vida, en las diferentes etapas que este atraviesa.
Varía según los diferentes contextos que habitamos, lo que nos conduce a la
dimensión relacional del paradigma de la diversidad funcional. Esta dimensión
atiende a la manera en que los cuerpos se inscriben en entornos de funcionamiento,
de actividad y de participación social, a través del conjunto de funciones que pueden
llevar a cabo en ellos. La característica básica de esta dimensión se expresa en la
relación dinámica entre cuerpo, funcionamiento y entorno.
La dimensión política remite a la configuración de los entornos. Utilizamos “política”
en un sentido muy próximo al de Langdon Winner (1986) al referirse a la política de
los artefactos. Consideramos que los entornos también tienen política, la cual se
expresa en la regulación que a través del discurso material de los artefactos, de sus
diseños y sus configuraciones ejercen los entornos sobre los cuerpos y los
funcionamientos.
La dimensión ética, transitamos desde la materialidad política de los entornos, hacia
contextos más abstractos de reivindicación, como son el marco legislativo o el
espacio actitudinal. En ellos las personas discriminadas por su diversidad funcional
deben luchar contra la discriminación y para que la diversidad funcional sea
estimada como un valor que la sociedad debe favorecer y respetar. En esta
dimensión se plantea, pues, la lucha de este colectivo por llegar a realizar una serie
de valores, entre ellos la no discriminación, la igualdad de derechos y oportunidades,
la accesibilidad, la inclusión social y el propio valor de la diversidad funcional.
La dimensión social considera la relación que existe entre el modelo de la diversidad
y el enfoque de las capacidades y los funcionamientos de Amartya Sen, y recoge la
propuesta de que la diversidad funcional sea considerada como un factor relevante
al evaluar condiciones relacionadas con el bienestar y la calidad de vida de las
personas, de las comunidades y grupos sociales.
Finalmente, la dimensión cultural del paradigma de la diversidad funcional motiva la
consideración de la cultura comunitaria como un espacio compartido de funciones y
este se percibe como un conjunto de todas las funciones que en los distintos
entornos sociales constituyen las posibilidades de funcionamiento de la comunidad.

REFERENCIAS:

ÁLVAREZ, J. F. “Capacidades, libertades y desarrollo: Amartya Kumar Sen”, en MAÍZ, R.


(comp.), Teorías políticas contemporáneas, Tirant lo blanch, Valencia, 2001.

ARNAU RIPOLLÉS, Mª. S. “Una Construcción Social de la Discapacidad: el Movimiento de


Vida Independiente”, en las VIII Jornadas de Fomento de la Investigación de la Facultad de
Ciencias Humanas y Sociales. Fórum de Recerca. Nº 8, 2003. ISSN: 1139-5486. Disponible
en Web: http://www.uji.es/bin/publ/edicions/jfi8/hum/42.pdf

TOBOSO M. “Diversidad funcional: hacia un nuevo paradigma en los estudios y enlas


políticas sobre discapacidad”, Política y Sociedad 55: 783- 804 (2018). Disponible en web:
http://hdl.handle.net/10261/184123

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