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INSTITUTO NORMAL PARA SEÑORITAS DE OCCIDENTE

Cuarto y Quinto Bachillerato en Ciencias y Letras con orientación en Ciencias Biológicas,


Computación y Educación
Área: Filosofía.
Ciclo escolar: 2023
Cuarta Unidad
FOLLETO No. 1

LOGICA (2ª. Parte)

Existe una clasificación muy difundida del quehacer científico en dos grandes troncos:
las ciencias formales y las ciencias empíricas. Entre las últimas se cuentan todas aquellas
disciplinas cuyo criterio de éxito lo constituye una suerte de acuerdo entre la teoría y la
experiencia matizado por otros valores epistémicos como la simplicidad.

El caso de las ciencias formales es distinto, pues la verdad o falsedad de sus afirmaciones se
puede conocer a priori aplicando exclusivamente la razón no ayudada por la observación, y
sus conclusiones tienen carácter necesario: es imposible que sean falsas. En esta categoría
entran, por ejemplo, las matemáticas. Pero hay otra ciencia formal bastante menos famosa
entre el público general: la Lógica.

Razonamiento deductivo, inductivo y validez

A veces se dice erróneamente que la Lógica estudia las leyes del pensamiento. Pero si por
pensamiento se entiende una actividad psicológica fundamentada en el cerebro, entonces la
Lógica no sería más que psicología y neurociencia, es decir, una ciencia empírica.

También se suele decir que estudia las leyes del razonamiento válido. Esta definición se
aproxima más a la verdad, pero deja de lado la lógica inductiva en la que, como veremos, la
noción de validez es reemplazada por el concepto de fortaleza. Mejor sería decir que estudia
las leyes del razonamiento correcto.

Ya se habrá dado cuenta el lector de que la idea de “razonamiento” juega un papel central en
la Lógica. Un razonamiento está compuesto por dos partes: una o más premisas y una
conclusión. El papel de las premisas es el de dar algún tipo de justificación a la conclusión.
Entonces, cuando alguien nos pide que le demos nuestras razones para creer en una
afirmación P, lo que nos está pidiendo es que hagamos explícitas las premisas que
“sostienen” a P.

Pongamos un ejemplo. ¿Cuáles son las razones que tiene María para creer que no hay
queso en su heladera? Bueno, María abre la heladera y no ve nada de queso. Podríamos
expresar su razonamiento como una serie en la que cada término es una premisa o una
conclusión:

Ejemplo 1

Si hay queso en la refrigeradora, se observará queso al abrir la refrigeradora (Premisa 1)

No se observa queso al abrir la refrigeradora (Premisa 2)


∴ No hay queso en la refrigeradora

El símbolo “∴” denota conclusión.

Otra forma de expresar lo que ocurrió en nuestro ejemplo es diciendo que la conclusión se
sigue o es consecuencia lógica de las premisas.

Esta idea nos permite dar una definición más precisa de la Lógica: es la ciencia formal que
estudia la noción de consecuencia lógica. En otras palabras, los lógicos tratan de clarificar lo
que significa que una conclusión se siga de un conjunto de premisas. A partir de ahí, los
lógicos pueden idear métodos para saber si una conclusión realmente se sigue o no de un
conjunto de premisas, lo cual tiene obvias aplicaciones prácticas dentro y fuera del ámbito
puramente académico.

La Lógica se divide en dos grandes ramas: la lógica deductiva y la lógica inductiva. La


primera se encarga de estudiar los razonamientos en los que las premisas garantizan la
verdad o la falsedad de la conclusión, de modo que en un razonamiento deductivo ocurre
que si todas las premisas son verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera;
nótese que la contraria no ocurre: si una o más premisas son falsas, la conclusión puede ser
tanto falsa como verdadera (si bien por pura suerte). De esta forma, puede haber
razonamientos válidos con premisas o conclusiones falsas. Por último, también puede haber
razonamientos inválidos con conclusiones verdaderas.

En el mejor de los casos se cumple al mismo tiempo que: a) Tanto las premisas como la
conclusión son verdaderas y b) El argumento es válido. Entonces, decimos que el argumento
es sólido. De modo que la verdad de las conclusiones/premisas y la validez de un argumento
son cuestiones diferentes, si bien están relacionadas.

Otra forma de entender la validez lógica es considerando la noción de regla de


razonamiento. Las reglas de razonamiento nos dicen qué conclusiones se pueden obtener a
partir de qué premisas teniendo en cuenta solo su forma o estructura. La regla
llamada modus tollens (MT), por ejemplo, dice que:

(MT) De todos los enunciados de la forma “Si P, entonces Q” y “No Q”, se puede concluir un
enunciado de la forma “No P”.

Aquí P y Q son variables que representan oraciones. Volviendo a nuestro ejemplo 1, vemos
que el razonamiento se ajusta al esquema. Todo lo que hicimos fue reemplazar la variable P
por “hay queso en la heladera” y Q por “se observa queso al abrir la heladera”.

En realidad, podríamos haber reemplazado P y Q por cualesquiera oraciones y el


razonamiento seguiría siendo válido, pues la regla del MT lo garantiza. La validez, desde
este punto de vista, queda garantizada por la forma del argumento, independientemente de
qué oraciones estén como P y Q.

En el caso del razonamiento inductivo, las premisas le confieren un mero grado de


fortaleza a la conclusión. Lo más que podemos decir es que nuestra conclusión es probable
en cierto grado, supuesta la verdad de las premisas. No me detendré mucho en esta cuestión
pues el razonamiento inductivo será el tópico central de un próximo artículo.

Una muy breve historia de la lógica deductiva


La Lógica como ciencia empezó cuando Aristóteles, en el siglo III a.C., se dispuso a estudiar
en forma rigurosa y sistemática los razonamientos que los filósofos y matemáticos de la
época ya empleaban en forma inconsciente e intuitiva.

La lógica aristotélica era muy limitada. Se ocupaba exclusivamente de un solo tipo de


razonamiento, el silogismo. Además, admitía algunas inferencias consideradas hoy
inadmisibles.

Los estoicos luego extendieron el rango de razonamientos estudiados por la Lógica al crear
el cálculo proposicional, o sea, el razonamiento con oraciones y conectivas. Las conectivas
lógicas más comunes son: la disyunción, la conjunción, la negación, el condicional y el
bicondicional.

Hoy en día cada conectiva se entiende como una función que toma el valor de verdad de una
o más oraciones y devuelve un valor de verdad diferente de acuerdo a una regla. Por
ejemplo, una conjunción (dos oraciones unidas por la palabra “y” como en “Está lloviendo y
tengo paraguas”) será verdadera solo si ambas oraciones (“Está lloviendo”, “Tengo
paraguas”) son verdaderas, de lo contrario es falsa.

Sin embargo, la lógica de los estoicos no tuvo mucha repercusión. En el medioevo hubo
también algunos avances, pero lo cierto es que la Lógica permaneció casi igual hasta que el
matemático inglés George Boole publicó The Laws of Thought (1854), libro en el que la
Lógica se hace simbólica.

Lo que Boole hizo fue crear un álgebra el que cada variable podía adquirir solo dos valores
(verdadero o falso), y las operaciones lógicas son representadas mediante operaciones como
la suma (disyunción) y la multiplicación (conjunción). A partir de aquí, empezó un proceso en
el que las Matemáticas y la Lógica se influenciaron mutuamente en su desarrollo.

Central a este desarrollo fue la doctrina del logicismo en filosofía de las matemáticas,
propuesta por Frege y llevada al cénit por Bertrand Russell, Whitehead, Zermelo y Fraenkel.
La idea principal es que todas las verdades matemáticas son reducibles a verdades de la
lógica. En el fondo, las matemáticas no son más que lógica. Para demostrarlo, Frege se
dispuso a definir los conceptos básicos de la aritmética (el concepto de número, por ejemplo)
en términos de conceptos lógicos como el de clase, y mostrar cómo todos los teoremas de
las matemáticas se pueden derivar de aquellas definiciones utilizando operaciones
puramente lógicas.

Para lograr su cometido, Frege ideó un lenguaje perfecto, libre de ambigüedades, y que
refleja exclusivamente aquellas estructuras en virtud de las cuales los razonamientos son
válidos (la forma). Lo llamó “concepto grafía” y es el primer lenguaje formal de la historia.
Éste era tan potente que era capaz de representar todos los razonamientos que interesaban
a los matemáticos.

Russell encontró una paradoja en el sistema fregeano y desarrolló su teoría de tipos como
respuesta al problema hasta que ésta fue desplazada por la teoría de conjuntos ZFC. Si el
logicismo tuvo éxito o no es algo que todavía se discute. Algunos argumentan que sí, pues
consideran que la axiomatización ZFC de la teoría de conjuntos, sobre la que hoy en día los
matemáticos fundamentan todo su edificio, es parte de la lógica. Otros se oponen y ven a la
lógica como una rama más de las matemáticas.
En Latinoamérica hubo desde mediados del siglo XX una gran escuela lógica representada
por figuras como Gregorio Klimovsky, Francisco Miró Quesada, Carlos E. Alchourrón Newton
Da Costa, Héctor-Heri Castañeda, y otros. Hoy en día, los principales centros son el Buenos
Aires Logic Group dirigido por el filósofo Eduardo Barrio de la UBA y la Sociedad Brasilera de
Lógica mantenida por la Universidad de Campinas.

Sistemas formales

Los lógicos estudian las distintas formas de razonamiento que utilizamos inconscientemente
en la ciencia y en la vida cotidiana.

Para llevar a cabo su tarea en forma precisa hacen uso de lenguajes formales como el de
Frege. Cada lenguaje formal está constituido por un vocabulario, una gramática, una
semántica y aparato deductivo. Hablo de “lenguajes formales” en plural porque hay varios y
cada uno estudia tipos de razonamiento diferentes.

Algunas lógicas resultan de la extensión del vocabulario y las reglas de la lógica


proposicional, y otras resultan de una desviación de uno o más principios de la lógica clásica
(Sider, 2010). Hay verdaderamente todo un zoológico de lógicas y es una cuestión
controvertida si hay una que sea la lógica “correcta”, tesis a la cual se opone el llamado
pluralismo lógico.

Revisemos ahora, con más detenimiento, las partes de un lenguaje formal:

La gramática de un lenguaje formal nos dice qué expresiones son admisibles dentro de él. A
éstas expresiones las llamamos fórmulas bien formadas (FBF).

La semántica de un sistema formal estudia la interpretación de sus símbolos. Es decir, se


ocupa de la relación entre las palabras y la realidad. Por ello la noción de verdad es crucial
en este asunto, pues la verdad (intuitivamente, al menos) no es otra cosa que una relación
entre el lenguaje y el mundo. El objetivo principal de la semántica es el de definir la noción
de consecuencia semántica para un lenguaje formal particular: pretende clarificar qué
significa que las premisas garanticen la verdad o la falsedad de la conclusión en ese lenguaje
específico, y que una oración sea siempre verdadera bajo cualquier interpretación de los
símbolos (las llamadas fórmulas lógicamente válidas). Alfred Tarski fue pionero de la
semántica al publicar su definición de verdad para sistemas formales (Tarski, 1936).

El motor de inferencia, por otra parte, consiste en un conjunto de axiomas y reglas de


razonamiento (generalmente sólo el modus ponens o MP) que nos dice cómo transformar
una o más FBFs (las premisas o axiomas) en otras (las conclusiones). Su objetivo principal
es definir la noción de consecuencia sintáctica: qué significa, en un lenguaje formal particular,
que una conclusión sea demostrable a partir de unas premisas.

Una demostración, en Lógica, es una serie ordenada de FBFs en la que cada término se
obtiene de los anteriores mediante la aplicación de una regla de inferencia. Cada FBF en una
demostración es o un axioma, o una premisa, o una conclusión. Cualquier oración que haya
sido demostrada a partir de otras se llama normalmente “teorema”. Algunos autores
distinguen entre demostración y derivación (más información en Hunter, 1971, p. 75).

Metalógica
Los lógicos buscan que los lenguajes formales tengan tres propiedades consideradas
deseables: consistencia, completitud y solidez. Estas propiedades son estudiadas con ayuda
de un lenguaje de orden superior que utilizamos para hablar acerca de un sistema formal
dado: el metalenguaje. El mismo puede ser cualquier lenguaje natural o formal, aunque
normalmente se utilizan lenguajes naturales con alguna que otra expansión (ejemplos: el
alemán, el español, etc.).

Al estudio de estas propiedades se lo conoce como metalógica, y un pionero del tema fue el
matemático italiano Eugenio Beltrami, quien probó la consistencia de la geometría hiperbólica
de Lobachevsky interpretándola en términos de la geometría euclidiana.

Consistencia: en general significa que, para toda oración del lenguaje formal, ésta y su
negación no pueden ser ambas verdaderas (o sea, no hay contradicciones).

Completitud: es cuando todas las “verdades” (fórmulas válidas) del lenguaje son también
teoremas del mismo (completitud débil) o toda consecuencia semántica de un conjunto de
fórmulas (premisas) Г es también consecuencia sintáctica de Г (completitud fuerte).

Corrección (soundness): lo opuesto de la completitud. Es cuando todos los teoremas son


también verdades dentro del sistema (corrección débil) o toda consecuencia sintáctica de
conjunto de fórmulas (premisas) Г es también una consecuencia semántica de Г (corrección
fuerte).

Decidibilidad: un sistema es decidible si, para cualquier FBF del sistema, hay un algoritmo
(método efectivo) para saber si es o no un teorema del sistema. Si a un sistema decidible le
preguntamos “¿Cuál de las dos se da: P o no P?”, el sistema debería ser capaz de darnos
una respuesta.

Aunque estas definiciones sirvan para orientar al lector, deben ser tomadas con cautela pues
omiten muchos detalles técnicos (para profundizar, véase Hunter, 1971).

Hoy en día sabemos, por ejemplo, que la lógica de segundo orden es incompleta (¡hay
verdades que no son probables dentro del sistema!), pero la lógica proposicional y la de
primer orden son completas.

¿Para qué sirve la Lógica?

Aunque todo esto pueda dar la impresión de que la Lógica es demasiado abstracta como
para tener aplicaciones prácticas, esto no es así.

La Lógica está, por ejemplo, a la base del funcionamiento de las computadoras. En una
computadora, los valores verdadero y falso son representados por el paso de corrientes de
diferentes niveles de voltaje en un transistor. De la misma forma en la que un operador lógico
(o conectiva) toma valores de verdad y nos devuelve otro, es posible construir dispositivos
(llamados puertas lógicas) que toman corrientes eléctricas y nos devuelven otra,
representando así distintas operaciones lógicas como la negación y la disyunción. Si a los
valores verdadero y falso los reemplazamos por 1 y 0, entonces podemos representar
números en el sistema binario con ayuda de las puertas lógicas y combinarlas
ingeniosamente de manera a realizar operaciones aritméticas con ellos. Hay formas
ingeniosas de representar texto con el sistema binario, y los famosos latches (dispositivos
que constituyen la base de la memoria de una computadora) son también básicamente
combinaciones de complicadas puertas lógicas. El filósofo y lógico C.S. Peirce fue el primero
en proponer estas ideas, que fueron luego llevadas a la práctica en el siglo XX por Claude
Shannon.

La Lógica también sirvió para “pulir” las matemáticas, pues ayudó a clarificar muchos de sus
conceptos más fundamentales y a aumentar la rigurosidad de las pruebas, sobre todo
mediante el impulso del logicismo de Frege y Russell, que culminó en la axiomatización ZFC
de la teoría de conjuntos.

En la Filosofía, demostró ser un instrumento extremadamente potente, ayudando a los


filósofos a pensar mejor y más clara y rigurosamente. La Lógica es particularmente cultivada
en la filosofía analítica.

Fuera de estas especialidades, la lógica tiene lugar también en la vida cotidiana de cualquier
persona. Está claro que la Lógica (aunque sea en su vertiente informal, no-matemática)
puede ser una herramienta útil para aprender a pensar mejor acerca de todo.

En la escuela, los niños deberían ser instruidos para definir sus conceptos claramente,
identificar premisas y conclusiones, falacias lógicas, distinguir entre argumentos válidos e
inválidos, deductivos e inductivos, etc., y luego aplicar esas herramientas a todo el resto del
currículo escolar. Piaget argumenta que esto es posible recién en la etapa de desarrollo
cognitivo que llamó “operativa formal”, hacia los 11 o 12 años, aunque hay estudios que
empezaron a poner en duda esta idea (Astington, 1993; Gopnik, 2009).

Conjeturo que si esta sugerencia se implementa, los estudiantes tendrán más facilidad para
aprender y probablemente terminen siendo ciudadanos capaces de llevar adelante debates
de mayor calidad, algo clave para la construcción de una sociedad más democrática.

¿Cómo mejorar el razonamiento lógico?

En todo proceso de aprendizaje interviene el razonamiento, proceso mental por el cual las
personas tienen la capacidad para resolver problemas. Por eso la importancia de desarrollar
y mantener activa esta habilidad.

El razonamiento lógico es el proceso mental que implica poner en práctica la lógica para
analizar si cierta premisa es verdadera, falsa o posible. Hay dos tipos de razonamiento
lógico: el razonamiento deductivo (en el que sólo interviene la lógica) y el razonamiento
inductivo (donde puede intervenir la probabilidad y las hipótesis).

El razonamiento nos permite ampliar nuestros conocimientos sin tener que apelar a la
experiencia. También sirve para justificar o aportar razones en favor de lo que conocemos o
creemos conocer. En algunos casos, como en las matemáticas, el razonamiento nos permite
demostrar lo que sabemos (razonamiento cuantitativo).

Cuando un estudiante tiene una capacidad y agilidad lógica, le será más fácil adquirir
conocimientos o incluso generar conocimientos por sí mismo. Por eso compartimos estas
apps, para que tus alumnos, hijos o tu mismo practiquen y mejoren su razonamiento lógico
de manera divertida.
Lumosity: se trata de un programa personalizado de acuerdo con tus propias habilidades,
edad y antecedentes, que además permite monitorear los avances en áreas como atención,
memoria y velocidad mental. Disponible para iOS y Android.

Fit Brains: esta app, desarrollada por los creadores del popular Rosetta Stone, contiene 24
juegos diseñados para mejorar la memoria, la agilidad mental, la concentración, la resolución
de problemas y la inteligencia visual-espacial. Disponible para iOS y Andorid.

Sprinkle Junior: esta divertida app esta pensada para los más pequeños, se trata de
diversos retos basados en la lógica y la física, ideal para desarrollar la capacidad de
deducción de los niños, su razonamiento lógico y su nivel de concentración. Disponible para
iOS y Android.

Clockwork Brain: esta app incluye diferentes minijuegos con los que podremos ejercitar
diferentes partes del cerebro, desde la inteligencia visual y espacial, la memoria, el lenguaje
y la aritmética. Consiste en armar rompecabezas y acertijos de menor a mayor dificultad.
Disponible para iOS.

Crucigramas en Español: resolver crucigramas es una excelente manera de mantener


activo tu cerebro, además de mejorar tu vocabulario. Disponible para iOS y Android.

Cross Fingers: un juego de rompecabezas basado en el antiguo juego chino Tangram


donde tendremos que ir moviendo piezas de madera utilizando nuestra destreza lógica y
creatividad. Al principio parecerá fácil pero mientras se avanza en los niveles la dificultad
aumentará. Disponible para iOS y Android.

Sudoku: este popular juego japonés ayuda a la memoria y la concentración, además de que
permitirá a los niños a acercarse de manera divertida a las matemáticas y la aritmética
básica. Disponible para iOS y Android.

Mind Games: es un conjunto de juegos para entrenar y poner a prueba tanto la inteligencia
como la memoria. Hay juegos en los que tendrás que analizar figuras y anticiparte a la
máquina, juegos de memoria visual, de recordar palabras, de habilidades aritméticas;
además podrás ver tus estadísticas y tu evolución para poder observar tus mejoras.
Disponible para iOS y Android.

Rompecabezas con cerillos: un juego en el que con un número específico de cerillos


tendrás que formar diferentes figuras geométricas, un juego que pondrá a prueba tu lógica, tu
creatividad y tu paciencia. Disponible para iOS y Android.

A pensar: una aplicación divertida que pone a prueba tu ingenio y tu rapidez mental, en ella
encontrarás 407 niveles de acertijos de palabras que tendrás que resolver en el menor
tiempo posible. Además puedes competir con tus amigos. Disponible para iOS y Android.

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