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“Este es un sacerdote según mi corazón”

Finca 2022

[Exordio]
Queridos hermanos:
I.
Santa Faustina Kowalska escribía en el número 1256 de su diario:
“Esta mañana el Padre Sopocko partió. Cuando me sumergí en la oración de acción
de gracias por la gran gracia de Dios de haber podido encontrarme con él, fui unida de
repente, de modo particular, al Señor que me dijo: Es un sacerdote según Mi
corazón, Me agradan sus esfuerzos. Ves, hija Mía, que Mi voluntad tiene que
cumplirse y aquello que te he prometido lo cumplo. A través de él derramo
consuelo a las almas dolientes, atormentadas; por medio de él Me ha complacido
difundir el culto a Mi misericordia (19). A través de esta obra de misericordia se acercarán
a Mi mas almas de cuántas se habrían acercado si él hubiera continuado absolviendo día y noche hasta
el fin de su vida, porque en tal caso el trabajaría apenas hasta el fin de su vida, mientras que por esta
obra trabajará hasta el fin del mundo.

Elogio hermoso que manifiesta el amor que Cristo pide a sus sacerdotes, cuánto
agradan a Nuestro Señor los esfuerzos apostólicos y especialmente el extender su
misericordia.
Ese amor humano porque es de un hombre, pero olvidado de si es lo que Cristo pide a
San Pedro y a cada uno de nosotros en la entrega cotidiana de nuestra vocación, y para
confiarnos las ovejas por las que Él murió en la cruz.
1. Ser un seminarista, ser un sacerdote según el amor de Cristo significa entregarse de
llena a Cristo y a las almas. Primer enseñanza. ¿Me amas? Estas dispuesto a colocar
todos los esfuerzos de parte tuya, para mantenerte fiel y ser un sacerdote, seminarista
o religioso según mi corazón.
II.
Y así como a Pedro en el evangelio de hoy Cristo mantiene un diálogo con cada uno
de sus elegidos y en muchas circunstancias para preguntarle acerca del amor especial
y exclusivo hacia su persona, amor que le pide Pedro «para confiarle una misión
particular aún podido experimentar el desencanto en su propia debilidad humana»1.
«El Señor Resucitado no se dirige a Pedro para amonestarlo o castigarlo por su
debilidad o por el pecado que ha cometido al renegar de él. Viene para preguntarle por
su amor. Y esto es de una enorme, elocuente importancia para cada uno de vosotros:
“¿Me amas?”. ¿Me amas todavía? ¿Me amas cada vez más? Sí. Porque el amor es
siempre más grande que la debilidad y que el pecado. Y sólo él, el amor, descubre

1
Juan Pablo II, Valencia, 1982.

1
siempre nuevas perspectivas de renovación interior y de unión con Dios, incluso
mediante la experiencia de la debilidad del pecado»2.
Es el amor indiviso a Cristo y a su rebaño lo que Cristo nos pide para unificar nuestras
vidas en las diversas expresiones de su ministerio.

III. El Anam Cara


2. Explicar la expresión aún hoy existente que san Patricio cristiana.
Enamorarnos de Cristo: Anam cara.
Toda la santidad, la vida espiritual de un seminarista y de un sacerdote consiste en
esto: llegar a ser un sacerdote amigo enamorado de Cristo. La santidad es la unión con
una persona.
«Este es el significado profundo del ser sacerdote llegar a ser amigo de Jesucristo. Por
esta amistad debemos comprometernos cada día de nuevo. Amistad significa
comunión de pensamiento y de voluntad. En esta comunión de pensamiento con Jesús
debemos ejercitarnos, como nos dice san Pablo en la carta a los Filipenses (cf. Flp 2,
2-5) «…siendo todos del mismo sentir, con un mismo amor, un mismo espíritu, unos
mismos sentimientos. Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad,
considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual
no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos
sentimientos que Cristo. Y esta comunión de pensamiento no es algo meramente
intelectual, sino una comunión de voluntad en la búsqueda del bien. –tened los
mismos sentimientos y también del obrar.
Para esto debemos conocer a Jesús de un modo cada vez más personal, escuchándolo,
viviendo con él, estando con él, porque esto es precisamente lo que busca el alma que
ama, estar con el amado. Soportando la fatigas, la lucha contra las tentaciones, los
sacrificios de la vida cotidiana, la renuncias.

3. ¿Qué más podemos decir para crecer en el amor a Cristo? Amarlo más
1. Buscarlo y perseverar delante de su presencia eucarística:
2. Escucharlo en la lectio divina, es decir, leyendo la sagrada Escritura de un modo
espiritual. Así aprenderemos a encontrarnos con el Jesús presente que nos habla.
Debemos razonar y reflexionar, delante de él y con él, en sus palabras y en su manera
de actuar. Como cuentan de San Juan Pablo II y la Mentorella.
3. Proponernos de morir a nosotros mismos, al amor propio, al gusto propio, a la
voluntad propia, a la propia vanidad. Vaciarnos de nosotros para que Cristo viva en
nosotros.

2
Idem.

2
Sólo así se desarrolla la amistad. Sólo así podremos desempeñar nuestro servicio
sacerdotal; sólo así podemos llevar a Cristo y su Evangelio a los hombres.
Conclusión
Ser sacerdote significa convertirse en amigos de Jesucristo, y esto cada vez más con
toda nuestra existencia. El mundo tiene necesidad de Dios, del Dios que se hizo carne
y sangre, que nos amó hasta morir por nosotros y que resucitó. Este Dios debe vivir en
nosotros y nosotros en él. Esta es nuestra vocación sacerdotal: sólo así nuestro
ministerio sacerdotal y la vida de consagrados puede dar fruto. Profundizando y
priorizando radicalmente el amor por Jesucristo., permaneciendo muy unidos a Él.
Pidamos con el poeta español Hernández:
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero .
Que María Santísima nos enseñe a amar a Jesucristo y ser sacerdotes y religiosos
según su corazón.

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