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FORMACIÓN ESTELAR
El combustible nuclear de una estrella es limitado; por tanto, las estrellas nacen, evolucionan y mueren.
Nuestra galaxia contiene unas 1011 masas solares en estrellas y ha existido durante 1010 años. Es decir, que
en promedio se forman unas 10 masas solares al año en estrellas.
El proceso de formación estelar sigue ocurriendo en la Galaxia.
Las estrellas se forman a partir de nubes relativamente densas y frías de gas y polvo. Por diferentes procesos
se producen contracciones en las nubes, que a su vez estas contracciones forman protoestrellas, que evo-
lucionan hacia la secuencia principal en el diagrama HR. Estas nuevas estrellas calientes formadas ionizan
las nubes de gas, produciendo nebulosas de emisión y reflexión.
ABSORCIÓN: Trumpler descubrió que la luz de muchas estrellas era más tenue de la que cabría
esperar debido a su luminosidad y su distancia, lo que es una evidencia a favor de la existencia del
medio interestelar. El efecto de absorción es mayor en el azul que en el rojo.
DISPERSIÓN o ESPARCIMIENTO: Las partículas de polvo interestelar dispersan la luz de
las estrellas, más notablemente en las frecuencias altas (mayor en el azul que en el rojo también). No
debe confundirse este efecto con el desplazamiento Doppler. En definitiva, la luz que nos llega de las
estrellas es más tenue y más roja (extinción y enrojecimiento interestelares).
(La radiación infrarroja puede atravesar las nubes de polvo).
EMISIÓN: El polvo interestelar emite radiación térmica en el infrarrojo: la radiación de las estrellas
jóvenes (calientes) en el UV y el visible calienta el polvo a temperaturas de entre 30 y 50 K, que a su
vez emite radiación térmica en el infrarrojo. Además, las nubes oscuras en el visible son brillantes en
el infrarrojo.
Figura 89 – Izq: Emisión del polvo interestelar. Dcha: Radiación infrarroja a través de nubes de polvo
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6.3. El gas interestelar
El gas interestelar está compuesto de H (90,8 %), He (9,1 %) y otros “metales” (0,12 %). El H puede estar
en forma molecular (H2 ), atómico (HI) o ionizado (HII). Podemos clasificar las nebulosas en diferentes
grupos.
Son nubes densas y frías compuestas por H2 y una gran variedad de moléculas, asociadas con grandes
cantidades de polvo. La cantidad de gas molecular en la galaxia es del orden 2·109 M .
Son oscuras en el óptico pero observables en ondas milimétricas producidas por transiciones entre
los niveles rotacionales y vibracionales de las moléculas.
En las regiones centrales de las nubes moleculares (núcleos), las densidades aumentan a valores de
106 molec/cm3 , es decir, son muy altas. Esto hace que allí sea el lugar de mayor formación de estrellas.
Hay nubes moleculares de diferentes tamaños: las gigantes calientan el polvo interestelar de sus alre-
dedores, que remite en el infrarrojo; las más pequeñas se llaman glóbulos de Bok, tienen tamaños
menores a un parsec, temperaturas de en torno a 10 K y suelen encontrarse en regiones HII.
Los detalles de la formación de estas nubes moleculares densas no se conocem todavía con exac-
titud, pero hay varias teorías: la autogravitación, colisiones entre nubes, ondas de densidad en los
brazos espirales, campos magnéticos, ondas de choque creadas por estrellas jóvenes masivas...; la más
aceptada es la de ondas de choque de supernovas.
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2. Regiones HII (nebulosas de emisión):
Cuando se forman estrellas en las nubes moleculares, éstas emiten luz ultravioleta que ioniza el hidró-
geno atómico de las regiones circundantes. Cuando el electrón y el protón se recombinan, normalmente
el electrón regresa a un estado excitado y al desexcitarse emite radiación con unas líneas espectrales
características; de ellas, la más intensa es la línea Hα (656 nm) de la serie Balmer, responsable del
color rojizo característico de las regiones HII. (Este mismo mecanismo es que el que explica la fluo-
rescencia). Las regiones HII están asociadas a regiones de formación estelar.
3. Nebulosas de reflexión:
Son nubes formadas por finos granos de polvo (de unos 500 nm de tamaño) que producen la di-
fusión de la luz de las estrellas más cercanas, reflejando parte de ella en la dirección del observador.
La concentración de polvo es menor que en las nebulosas oscuras. Su color azulado se explica porque
la luz azul es difundida con más facilidad que la roja, ya que la dispersión es proporcional a la cuarta
potencia de la frecuencia (dispersión Rayleigh). La luz reflejada está en gran parte polarizada.
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4. Hidrógeno atómico HI:
Gran parte del medio interestelar se encuentra en forma de H atómico, distribuido por todo el disco
galáctico. Es observable en radio debido a una emisión en λ = 21 cm producida por una transición
en la que el espín del electrón pasa a ser de paralelo a antiparalelo al del protón.
5. Además, existen nebulosas asociadas a las fases finales de la evolución estelar (planetarias, rema-
nentes de SN, vientos estelares...)
A partir del teorema del virial (2EC + EP = 0) y de la expresión de la energía potencial de una
nube esférica de densidad constante, se puede demostrar que para que se produzca la contracción de la
nube (|EP | > 2EC ) y la consiguiente formación de la estrella, la masa de la nube debe superar la masa de
Jeans:
12
T3
MJ = 23M (53)
n
donde n es el número de partículas por unidad de volumen (part/cm3 ).
Por consiguiente, para que se favorezca la formación estelar, la masa de Jeans debe tomar el menor valor
posible.
Para las nubes de gas atómico, la masa de Jeans es demasiado grande para que se produzca la forma-
ción estelar. En las nubes moleculares es más pequeña, sobre todo en las regiones más internas. En los
glóbulos de Bok, por ejemplo, dicho valor es de unas 7M . Luego es en las nubes moleculares donde tiene
lugar la formación estelar.
Además, el polvo de las regiones cercanas a la nube captura la radiación Figura 94 – Condición de colapso
gravitacional.
de las estrellas cercanas, remitiéndola en el IR e impidiendo el calenta-
miento del interior de la nube.
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Durante esta fase, la presión interna es casi despreciable y, como se puede demostrar, la contracción se
produce en la escala de tiempo de caída libre:
12
3π
tf f = (54)
32Gρ
ρ = nµmH (55)
Este es el tiempo para la contracción de una nube gaseosa en ausencia de fuerzas de presión.
Durante la fase de contracción, la temperatura permanece constante y la densidad aumenta. Esto pro-
voca que la masa de Jeans disminuya.
Como la nube no tiene densidad uniforme, diferentes partes de la nube pueden contraerse por separa-
do, es decir, tiene lugar un proceso de fragmentación de la nube. No hay un colapso único, sino que
la fragmentación se produce en sucesivos pasos, en pequeños colapsos locales, dando lugar a un grupo de
estrellas con una típica distribución de masas.
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Además, debido a la rotación, el gas que cae forma un disco protoestelar que favorece la formación
sistemas planetarios.
Al mismo tiempo que tiene lugar el colapso de la nube, se expulsa muchísimo material que no formará
parte de las estrellas. La eyección de masa al espacio es el signo característico de las estrellas T Tauri, las
cuales son protoestrellas con espectros de absorción y emisión cuya luminosidad varía de manera irregular
en muy poco tiempo y que están asociadas a procesos dinámicos muy energéticos. Las masas finales de
estas estrellas son de menos de 3M . Otras protoestrellas más masivas no varían tanto su luminosidad,
pero todas ellas pierden gran cantidad de masa.
La razón por la cual se forman dos jets de eyección de materia de sentidos opuestos no está clara del
todo, aunque un modelo es el siguiente: a medida que las partículas del disco se precipitan hacia la proto-
estrella, empujan en esa dirección a las líneas de campo magnético. La rotación tiene lugar a velocidades
diferentes en partes diferentes del disco (rotación diferencial), lo cual hace que las líneas del campo se
enrollen como una hélice; las partículas cargadas del disco son canalizadas a lo largo de dichas líneas de
campo.
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6.6. Discos protoplanetarios
Llega un momento durante el colapso que este deja de ser isoter-
mo en la zona central. Se forma un disco protoplanetario o proplyd,
que es lo que queda del disco de acreción circumestelar después
de que casi todo el material haya caído a la estrella o haya si-
do expulsado por los flujos bipolares. El disco protoplanetario ro-
dea la estrella recién formada. A partir de él se forman los plane-
tas.
En resumen, del material inicial de las protoestrellas una parte colapsa formando estrellas, otra parte
colapsa formando planetas y otra parte es expulsada llevándose momento angular.
6.6.1. EGGS
Los EGGs (“Evaporating Gaseous Globules”) son regiones compactas y densas de gas molecular que han
colapsado para formar estrellas.
Las estrellas recién formadas (todavía no entradas en la secuencia principal) rodeadas en su disco pro-
toplanetario, emiten intensamente en el ultravioleta y erosionan las nubes de gas molecular circundantes.
Solo sobreviven pequeños glóbulos llamados glóbulos gaseosos en evaporación (EGGs), que son las zonas
más densas y en cuyo interior se forman estrellas.
Figura 99 – EGGs
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6.7. Evolución de las protoestrellas
Las protoestrellas más masivas evolucionan más rápidamente:
105 años para ∼ 10M
50·106 años para M
150·106 años para 0, 5M
Las estrellas más masivas nacen, evolucionan y mueren mientras que las menos masivas están aún
evolucionando hacia la secuencia principal.
Las estrellas más masivas de los cúmulos pierden gran cantidad de gas, observable en emisión extendi-
da en rayos X.
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6.9. Otros mecanismos de formación estelar
La radiación UV y los vientos de las estrellas jóvenes crean una cavidad en la nube y en la región HII que
se expande a velocidades supersónicas. La onda de choque comprime el gas del resto de la nube, estimu-
lando nuevos episodios de formación estelar. Es decir, la formación estelar puede autopropagarse a través
de nubes moleculares gigantes.
El viento interestelar y la radiación UV de las estrellas O y B recién formadas no son el único mecanismo
que favorece la formación de nuevas estrellas. En principio, cualquier proceso que produzca la compresión
de las nubes interestelares puede iniciar la formación estelar.
Uno de los más importantes es la explosión de supernova: cuando la vida de una estrella muy masiva
llega a su fin, la onda expansiva producida comprime el material de una nube, favoreciendo en gran medida
la formación interestelar. Es posible que nuestro propio sistema solar se haya formado gracias a la compre-
sión de materia provocada por una supernova.
Además, los brazos espirales presentes en algunas galaxias también propician episodios de formación estelar.
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