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Formación estelar

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Pilares de gas molecular en la nebulosa del águila. Algunas estrellas están aún
formándose en su interior.
La formación estelar es el proceso por el cual grandes masas de gas (que se
encuentran en galaxias formando extensas nubes moleculares en el medio
interestelar), a veces denominadas como "guarderías estelares" o "regiones de
formación estelar", colapsan para formar estrellas. Como rama de la astronomía, la
formación estelar abarca el estudio del medio interestelar y de las nubes
moleculares gigantes como precursores para el proceso de formación de las
estrellas, el estudio de protoestrellas, objetos estelares jóvenes y así como sus
productos inmediatos. Está estrechamente relacionada con la formación planetaria,
otra rama de la astronomía. La teoría de la formación estelar, así como la
contabilidad para la formación de una sola estrella, debe también tener en cuenta
las estadísticas de las estrellas binarias y la función de la masa inicial.

En junio del 2005 los astrónomos aportaron evidencias para estrellas de la


Población III en la galaxia Cosmos Redshift 7 en z = 6.60. Es probable que tales
estrellas hayan existido en el universo primigenio (es decir, con alto corrimiento
hacia el rojo), y pueden haber comenzado la producción de elementos químicos más
pesados que el hidrógeno que son necesarios para la posterior formación de planetas
y vida tal como la conocemos.

Índice
1 Nube molecular
1.1 Inestabilidad de Jeans
2 Protoestrella
3 Formación de estrellas supermasivas
4 Véase también
Nube molecular
Artículo principal: Nube molecular
La teoría actual sobre la formación estelar, sostiene que la formación estelar se
da en las nubes moleculares gigantes. Estas nubes contienen, básicamente, hidrógeno
molecular H2 (90%) y helio (9%), mientras que la abundancia de otros elementos
depende fundamentalmente de la historia de la nube, como por ejemplo la explosión
de alguna supernova en las cercanías de la nube. Son regiones frías (10-30 K) y
densas (103-104 partículas/cm3) con dimensiones que varían entre 10 y 100 parsecs.
Las nubes moleculares no son estructuras uniformes y el gas y el polvo dentro de
ellas se distribuye a lo largo de estructuras filamentosas muy complejas con zonas
de alta densidad que se corresponden con regiones de formación estelar. La mayor
fuente de información acerca de las nubes moleculares proviene del análisis de
líneas de emisión de moléculas como el CO, CS o NH3, a pesar de que el mayor
constituyente de las nubes sea el H2. Esto se debe a las altas temperaturas
necesarias para excitar esta molecular (~ 510K), mientras que las nubes son muy
frías.

Cuanto más grande es la nube molecular más corta es su vida. Esto se debe a que en
el interior de las nubes moleculares más grandes se forma estrellas de tipo O y B
que emiten fotones de alta energía que destruyen las moléculas.

Se puede describir aproximadamente la compleja estructura de las nubes moleculares


en términos de nubes, clumps y núcleos (cores) protoestelares. Los clumps
representan las estructuras dentro de las cuales se forman los cúmulos estelares,
mientras que los cores protoestelares representan las estructuras más pequeñas
dentro de las cuales se forman estrellas individuales o grupos de estrellas. Estas
últimas estructuras se forman por la fragmentación de los clumps.
Aún hoy en día no se entiende completamente cómo se forman las estrellas debido al
colapso de densos núcleos de gas. [cita requerida]

Debido a alguna clase de desencadenante, estos núcleos se vuelven inestables


gravitacionalmente, fragmentándose y colapsando. Los fragmentos pueden ir desde
decenas hasta centenares de masas solares. La causa de la inestabilidad suele ser
el frente de choque de alguna explosión de supernova o el paso de la nube por una
región densa, como los brazos espirales. También puede ocurrir que una nube
suficientemente masiva y fría colapse por sí misma. Sea como sea, el resultado
siempre es una región colapsante en caída libre. Dicha región es inicialmente
transparente a la radiación por lo que su compresión será prácticamente isoterma.
Toda la energía gravitatoria se emitirá en forma de radiación infrarroja. Por otra
parte, el centro de la región se contraerá más deprisa que el gas circundante por
tener el primero mayor densidad. Así, se diferenciará un núcleo más denso llamado
protoestrella.

Inestabilidad de Jeans
Artículo principal: Inestabilidad de Jeans
La teoría de la fragmentación y colapso gravitatorio de nubes moleculares por su
propia gravedad fue desarrollada por James Jeans alrededor del año 1902 y aunque en
la actualidad los procesos de formación estelar se conocen con mucha mayor
precisión[cita requerida] la teoría de Jeans constituye una buena primera
aproximación.

Jeans calculó que bajo determinadas condiciones una nube molecular podía contraerse
por atracción gravitatoria. Solo hacía falta que fuera lo suficientemente masiva y
fría. Una nube estable, si se comprime, aumenta su presión más rápidamente que su
gravedad y retorna espontáneamente a su estado original. Pero si la nube supera
cierta masa crítica entonces se inestabilizará toda y colapsará en todo su volumen.
Este es el motivo por el cual las inestabilidades suelen producirse en las nubes
más grandes dando lugar a brotes intensos de formación estelar.

En este escenario clásico, entonces, una nube comienza a colapsar cuando la energía
gravitacional de la nube es más grande que su energía térmica:

{\displaystyle |E_{g}|>E_{th}}{\displaystyle |E_{g}|>E_{th}}


Para el caso de una nube homogénea y esférica con masa M, temperatura T y radio R,
esta condición se puede expresar como:

{\displaystyle {\frac {3}{5}}{\frac {GM^{2}}{R}}>{\frac {3}{2}}{\frac {M}{\mu


m_{H}}}kT}{\displaystyle {\frac {3}{5}}{\frac {GM^{2}}{R}}>{\frac {3}{2}}{\frac {M}
{\mu m_{H}}}kT}
donde, G es la constante de gravitación universal, k es la constante de Boltzmann,
{\displaystyle \mu }\mu es el peso molecular medio y {\displaystyle m_{H}}
{\displaystyle m_{H}} es el peso del átomo de hidrógeno. Esta desigualdad se
expresa normalmente en función de la llamada masa de Jeans, según la cual el
colapso gravitacional comienza cuando:

{\displaystyle M_{j}=\left({\frac {3}{4\pi \rho }}\right)^{1/2}\left({\frac {5kT}


{G\mu m_{H}}}\right)^{3/2}\backsimeq 45M_{\odot }\left({\frac {T^{3}}
{n}}\right)^{1/2}}{\displaystyle M_{j}=\left({\frac {3}{4\pi
\rho }}\right)^{1/2}\left({\frac {5kT}{G\mu m_{H}}}\right)^{3/2}\backsimeq
45M_{\odot }\left({\frac {T^{3}}{n}}\right)^{1/2}}
donde {\displaystyle \rho }\rho es la densidad del gas y {\displaystyle n=\rho
/\mu m_{H}}{\displaystyle n=\rho /\mu m_{H}} es la densidad numérica.

En ausencia de un soporte por presión, el colapso por gravedad se da en un tiempo


de caída libre:
{\displaystyle t_{f\!f}=\left({\frac {3\pi }{32G\rho }}\right)^{1/2}\backsimeq
1.4\times 10^{6}\left({\frac {n}{10^{3}[cm^{-3}]}}\right)[yr]}{\displaystyle t_{f\!
f}=\left({\frac {3\pi }{32G\rho }}\right)^{1/2}\backsimeq 1.4\times
10^{6}\left({\frac {n}{10^{3}[cm^{-3}]}}\right)[yr]}
Para los valores típicos encontrados en las nubes moleculares ({\displaystyle
T=10K}{\displaystyle T=10K}, {\displaystyle n=50cm^{-3}}{\displaystyle n=50cm^{-
3}}), se encuentran valores típicos para la masa de Jeans de {\displaystyle
M_{J}\backsimeq 200M_{\odot }}{\displaystyle M_{J}\backsimeq 200M_{\odot }} y del
tiempo de caída libre de {\displaystyle t_{f\!f}\backsimeq 10^{5}yr}{\displaystyle
t_{f\!f}\backsimeq 10^{5}yr}.

El tamaño de la nube en colapso se obtiene mediante el radio de Jeans:


{\displaystyle r_{j}=9(T/n)^{1/2}}{\displaystyle r_{j}=9(T/n)^{1/2}}. Así, cuando
dentro de una nube molecular existe localmente una región de cierto tamaño con una
masa suficientemente elevada de gas, el colapso gravitatorio de esa región de la
nube será inevitable. Sin embargo, existen otros mecanismos capaces de frenar el
colapso de la nube y aumentar la masa de Jeans. Entre ellos, el principal es la
presión térmica del gas (dado que la nube no se encuentra a densidad o temperatura
constantes), aunque existen otros como los movimientos sistemáticos en la nube (la
rotación ejercería una fuerza centrífuga que expandiría el gas), o la turbulencia.

Protoestrella
La masa, inicialmente homogénea, acaba por formar una esfera de gas en el centro.
Dicha esfera se contrae más deprisa diferenciándose del resto de la nube. Esta
estructura es el embrión estelar denominado protoestrella. A pesar de la compresión
del gas su densidad es, aún, demasiado baja y la radiación sigue escapando
libremente. Por ello, la esfera apenas aumenta su temperatura hasta al cabo de unos
cientos de miles de años. El cuerpo entonces se torna opaco a la radiación y
empieza a calentarse mientras se contrae. De hecho, la mitad de la energía
gravitatoria perdida en el colapso sigue radiándose pero la otra mitad ya se
invierte en calentar la protoestrella. La temperatura aumenta hasta que la presión
de la esfera compensa la atracción gravitatoria de ésta. Se estabiliza, así, un
núcleo convectivo del tamaño de Júpiter, aproximadamente, al cual se le va
agregando más y más materia procedente de la nube circundante que cae más
lentamente. Al añadirse más masa el núcleo lo compensa compactándose aún más. En él
el transporte térmico por radiación aún no es eficiente ya que el cuerpo está
formado por material escasamente ionizado que detiene a los fotones.

El proceso prosigue hasta llegar a unos 2000 grados momento en el cual las
moléculas de hidrógeno se disocian en el núcleo. Ahora la creciente energía
gravitatoria se invierte en transformar el gas molecular en un gas formado por
átomos libres. El núcleo se compacta cada vez más y su radiación cada vez más
intensa excita el denso gas de la envoltura que cae sobre él. Ahora el medio ya no
es transparente a la radiación y solo se aprecia el gas que rodea a la
protoestrella. Este gas ha ido conformando, paulatinamente, un disco de
acrecimiento debido a la rotación inicial de la nube originaria (ver formación de
discos de acrecimiento). La acreción de materia prosigue, por medio de un disco
circunestelar. En dicho disco pueden originarse planetas y asteroides si la
metalicidad es lo suficientemente alta. La materia añadida a la protoestrella
aumenta la masa y, por lo tanto, su gravedad, por lo que ésta reacciona
comprimiéndose más, aumentando así su temperatura. Cuando ha caído gran parte del
gas el medio se vuelve transparente a la luz de la protoestrella que empieza,
entonces, a ser visible.

El núcleo de la protoestrella no solo acaba por ionizar sus elementos si no que


cuando las temperaturas son lo suficientemente altas, comienza la fusión del
deuterio. La presión de radiación resultante hace más lento el colapso del material
restante pero no lo detiene. Su núcleo sigue comprimiéndose más y la protoestrella
sigue acretando masa. En esta etapa se producen flujos bipolares, un efecto que se
debe, probablemente, al momento angular del material que cae. El proceso sigue así
hasta que se inicia, finalmente, la ignición del hidrógeno en torno a los 10
millones de grados. Entonces la presión aumenta drásticamente generando fuertes
vientos estelares en forma de flujos bipolares (chorros protoestelares, jets
protoestelares) que barren y expulsan el resto del material envolvente. La nueva
estrella se estabiliza en equilibrio hidrostático y entra en la secuencia principal
en la que transcurrirá la mayor parte de su vida.

Pero si el cuerpo está por debajo de las 0,08 masas solares el proceso se abortará
antes de tiempo frenado por la presión de los electrones degenerados sin haber
llegado aún a encender el hidrógeno. El objeto detendrá su contracción y se
enfriará en un tiempo de Kelvin, unos pocos millones de años para convertirse,
finalmente, en una enana marrón.

Formación de estrellas supermasivas

W40 es una región de formación de estrellas cercanas que contiene estrellas


masivas.
Las etapas del proceso están bien definidas para estrellas cuya masa es
aproximadamente igual o menor que la masa del Sol. Para masas mayores, la duración
del proceso de formación estelar es comparable a las otras escalas de tiempo de su
evolución, mucho más cortas, y el proceso no está tan bien definido. De algún modo
se cree que la ignición del hidrógeno empezaría bastante antes de que la estrella
llegara a agregar su masa total. Otra gran parte de la masa más exterior sería no
solo barrida e impulsada hacia el espacio interestelar sino también fotoionizada
por su intensa radiación dando lugar a las regiones HII. Sea como sea la vida de
estas estrellas es tan corta, del orden de cientos o incluso decenas de millones de
años, que en tiempos cosmológicos ni siquiera existen. Su formación, vida y
destrucción son procesos muy dramáticos en los que apenas si hay descanso.

Se sabe que la opacidad aumenta con la metalicidad ya que los elementos cuanto más
pesados absorben más los fotones. Esto se traduce en un mayor empuje por parte de
los vientos estelares de las estrellas supermasivas que, con las metalicidades
actuales de la galaxia, no logran concentrar más de 120-200 MSol. Este empuje
impide, a partir de cierto punto, que la estrella siga acretando masa, por eso, las
estrellas más pobres en metales pueden llegar a masas mayores. Se cree que las
primeras estrellas del universo, muy pobres en metales, se podrían haber formado
con masas de varios cientos de masas solares de hidrógeno y helio.

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