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CAPÍTULO 1 / ENTRE GOLPES DE ESTADO, MOVIMIENTOS POPULARES Y REVOLUCIONES (1910-1959)

DEODORO ROCA (1890-1942)

Deodoro Roca fue uno de los princi- Universitaria» publicado el 21 de puede desconocérsele la capacidad
pales referentes del proceso conocido junio de 1918. En él señalaba: de intervenir en el gobierno de su
como «Reforma Universitaria». propia casa. […] La juventud univer-
Fue un dirigente universitario, ¡Armoniosa lección que acaba sitaria de Córdoba, por intermedio
luego abogado y periodista, que de dar a la juventud el primer de su Federación, saluda a los
lideró el movimiento surgido en la ciudadano de una democracia compañeros de la América toda
Universidad de Córdoba. En 1925 Universitaria! Recojamos la lección, y les incita a colaborar en la obra
fundó la filial cordobesa de la Unión compañeros de toda América; de libertad que inicia (Manifiesto
Latinoamericana, creada por José acaso tenga el sentido de un Liminar, 21 de junio de 1918).
Ingenieros. presagio glorioso, la virtud de un
Roca expresó en sus obras su crítica llamamiento a la lucha suprema
sobre las prácticas de la docencia por la libertad; ella nos muestra el
universitaria y sobre necesidad de verdadero carácter de la autoridad
transformar la institucionalidad de las universitaria, tiránica y obcecada,
casas de altos estudios. Fue director que ve en cada petición un agravio
del periódico Flecha y la revista Las y en cada pensamiento una semilla
Comunas donde publicó gran parte de rebelión.
de su obra escrita. Entre sus trabajos La juventud ya no pide. Exige
se encuentran Ciencias, maestros y que se le reconozca el derecho a
universidades, Las obras y los días, El exteriorizar ese pensamiento propio
difícil tiempo nuevo, Prohibido prohibir de los cuerpos universitarios por
y El drama social de la universidad. medio de sus representantes. Está
Deodoro Roca es conocido cansada de soportar a los tiranos.
por haber sido quien redactara el Si ha sido capaz de realizar una
«Manifiesto Liminar» de la «Reforma revolución en las conciencias, no Deodoro Roca, 1918.

La década infame y el surgimiento del movimiento peronista


El peronismo dio inicio a una nueva etapa en la historia argentina. De la mano
de Juan Domingo Perón los sectores populares comenzaron a ser visibilizados
tras décadas de sufrir exclusiones del sistema político y ser marginados de la
economía formal.
El surgimiento del peronismo, que se reconoció a sí mismo más como un
movimiento que como un partido político, no puede entenderse sin dar cuenta
brevemente de ciertos procesos suscitados durante los años treinta. En primer
lugar, producto de sus comportamientos durante la denominada «Década
Infame», se fue produciendo una fuerte deslegitimación de los partidos
tradicionales. Así, a partir del golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930,
donde José Félix Uriburu depuso al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen,
se interrumpió la celebración de elecciones libres tras las experiencias de

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los gobiernos radicales (1916-1930). Esto se evidenció más aún, a partir de


1931, cuando fue electo presidente el general Agustín P. Justo, quien logró
acceder al poder a partir de una coalición denominada «Concordancia»,
integrada por radicales antipersonalistas (es decir, antiyrigoyenista), diversos
partidos conservadores y socialistas independientes. Durante estos años,
la «Concordancia» se mantuvo en el poder mediante el fraude electoral, la
proscripción de los opositores, las intervenciones federales, la represión
popular y el estado de sitio. De esta manera, en las elecciones presidenciales
de 1937 triunfó mediante el «fraude patriótico» —según lo reconocieron sus
propios autores— la fórmula de la «Concordancia» compuesta por Roberto
Ortiz y Ramón Castillo que se impusieron al expresidente radical Alvear quien,
al igual que los socialistas, se presentaban ahora a las elecciones avalando una
convocatoria ciertamente viciada de ilegalidad.
La década infame, además, estuvo signada por un fuerte crecimiento de la

Inauguración del Obelisco bajo la presidencia corrupción estatal; en este contexto, se llevó a adelante la firma del pacto Roca-
de Agustín P. Justo, Buenos Aires, 1936. Runciman con Inglaterra. Para mantener el negocio de la carne, el Gobierno

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CAPÍTULO 1 / ENTRE GOLPES DE ESTADO, MOVIMIENTOS POPULARES Y REVOLUCIONES (1910-1959)

LA CARICATURA, HERRAMIENTA DE CRÍTICA SOCIAL

Publicada en Caras y Caretas en 1933. Publicada en Caras y Caretas en 1938, Juan R. Claro, dibujo irónico publicado en Mundo
Pueblo se queja por el sistema del «voto Argentino que muestra a un argentino
cantado». estudiando inglés, 1931.

argentino realizó importantes concesiones al país europeo en temas centrales


como el transporte. Lisandro de la Torre, senador del Partido Demócrata
Progresista, fue uno de los principales opositores al tratado y denunció sus
irregularidades en el Congreso de la nación. Sin embargo, las investigaciones
que hacía desde ese ámbito se vieron interrumpidas cuando el 23 de julio de 1935
fue asesinado el senador Enzo Bordabehere en el recinto en un atentado que, en
realidad iba dirigido a De la Torre, quien se suicidó en 1939.
Todo este escenario dejaba como saldo un proceso de fuerte deslegitimación y
descreimiento en los partidos políticos; no solo por las irregularidades del sistema,
sino además porque las discusiones y querellas mutuas que mantenían sus
dirigentes, poca relación guardaban con las penurias cotidianas que por entonces,
vivían vastos sectores de la población.
En el terreno económico y social, se desarrollaron dos procesos que
proyectaron sus resultados a los años peronistas: la industrialización y las
denominadas migraciones internas. Los cambios en la economía mundial y las
restricciones al comercio internacional a partir de la crisis de 1929 funcionaron
como incentivos para llevar a cabo un proceso de industrialización (a partir de la
sustitución de importaciones) que se aceleraba considerablemente. Asimismo,
la ampliación industrial, la caída del agro y la necesidad de conseguir un empleo
impulsaron el aumento de la migración rural desde ciertas provincias hacia las
principales ciudades del país, en especial hacia la capital y sus suburbios.

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Los nuevos trabajadores, llamados de manera despectiva por la élite,


«cabecitas negras», se sumaron a la clase obrera urbana y algunos tomaron
contacto por primera vez con el mundo sindical; así, durante estos años se
fortalecieron las estructuras sindicales y tras varios intentos, en 1930, finalmente
se creó la Central General del Trabajo (CGT). La estructura sindical también fue
afectada por una paulatina transformación productiva que incorporaba la cadena
de montaje y las actividades mecanizadas y hacía desaparecer los oficios
manuales. Surgen así ciertos sindicatos por rama de actividad, en reemplazo de
aquellos organizados a partir de los oficios, propios de la economía de finales del
siglo pasado.
Estos años además, trajeron una novedad para la historia económica argentina,
consecuencia de la crisis mundial. Una corriente de pensamiento que circulaba por
los principales países capitalistas (el llamado keynesianismo) y los inicios de una
nueva guerra mundial, generaron que el Estado creara herramientas para intervenir
en el manejo y regulación de la economía: elevación de tarifas aduaneras, control
de cambios, creación del Banco Central, control de la producción a través de juntas
reguladoras, creación de la Flota Mercante y de Fabricaciones Militares, entre otras
medidas. Dichas herramientas muchas veces eran puestas a disposición de una
élite terrateniente no dispuesta a perder sus posiciones y sus relaciones con el
mercado mundial (fundamentalmente Inglaterra) o de beneficiar a ciertas familias
y empresas vinculadas a la trama conservadora (a pesar de que una vez que el país
abandonó la crisis, las corporaciones empresarias no vieron con tan buenos ojos el
crecimiento del Estado ni su intervención en la economía). Tampoco las medidas
conservadoras tuvieron una impronta distribucionista; el Estado interventor no iba
de la mano del Estado de bienestar.
Por último, habría que dar cuenta de ciertos procesos en la Iglesia
católica y en el Ejército. La primera de ellas, al calor de las estrategias del
Vaticano, había comenzado a fines de los años veinte a intentar recuperar los
espacios perdidos en la construcción del Estado liberal argentino durante las
últimas décadas del pasado siglo. Así, trazó una doble estrategia: por un lado
avanzó en la clericalización de la vida pública (creando una multiplicidad de
organizaciones laicas como la Acción Católica Argentina, entre otras) y, por
otro lado, con el objetivo de insertarse en el Estado y levantar un muro de
contención a la amenaza comunista (sumando además la confesionalización
del Ejército). De esta manera, Iglesia y Ejército estrecharon sus vínculos y
sellaron una alianza, que si bien se pensó de largo alcance como demostró la
década peronista, también sufriría de tensiones y rupturas.
Por su parte, en el Ejército, además de crecer en infraestructura edilicia e
inserción territorial, surgieron corrientes internas que promovían la industria
pesada, en especial, con fines armamentistas. Figuras como los generales Enrique
Mosconi (primer director general de YPF), Manuel Savio (creador de la Escuela
Superior Técnica) y Alonso Baldrich (director del Cuerpo de Ingenieros), entre
otros, instalaron ideas y proyectos que, en la dirigencia política estaban ausentes.
Solo un grupo de radicales yrigoyenistas que habían renunciado al partido, se
encargaron por entonces de denunciar la injerencia del capital extranjero en la
economía (en especial al capital inglés) y de aportar un diccionario político que
el peronismo en poco tiempo haría suyo: coloniaje, cipayo, pueblo y antipueblo,
oligarquía, patria, serán algunos de los conceptos que el grupo FORJA aportará
al clima de ideas de la época.

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