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EL PECADO Y LA LEY MORAL O LEY NATURAL

El hombre ¿quién es? ¿de dónde viene? ¿a dónde va?

El hombre, creado por Él, es imagen de Dios en cuanto que puede conocer y amar libremente a
su Creador. (Compendio C.I.C. n. 66)

El fin del hombre es: conocer, amar y servir a Dios, para ofrecer todo a Dios en la alabanza y para
gozar con Él su vida. (Compendio C.I.C. n. 67). La grandeza del hombre está justamente en la
grandeza de su fin: Dios. Dios ha creado todo para el hombre, pero el hombre es creado para
conocer y servir a Dios. Única criatura a la que Dios llama a compartir la vida divina. Todo
aquello que nos aparte del camino para el que fuimos creados se llama pecado.

El pecado original

Dios creó al hombre en estado de santidad y justicia antes del pecado. Reinaba en él una armonía
perfecta. (Compendio C.I.C. Nro. 72) El pecado es un tema misterioso, pero sin él no se puede
entender al ser humano. Porque ha habido una caída, hay necesidad de salvación. La salvación
de Cristo ilumina la situación del hombre caído. (Compendio C.I.C. Nros. 73 y 74).

Ese primer pecado del hombre consistió en la desobediencia y el deseo de ser en la


desobediencia y el deseo de ser «como Dios» sin Dios y al margen de Él. El pecado original lo
contraen los descendientes de Adán, y provoca el deterioro del ser humano. (Compendio C.I.C
Nros. 75 y 76) “Pecador nací desde el seno de mi madre” (Sal 51, 7). El mundo, creado bueno,
es corrompido por el pecado, y a partir del mismo entra el mal en el mundo: enfermedades,
dolores, sufrimientos, inclinación al pecado, tensiones en el relacionamiento entre hombre y
mujer, entre familiares. (Gen 3 – 4) El pecado original es un pecado contraído, no cometido por
nosotros.

La vida en gracia

El cristianismo es una forma de vivir, no solo un conjunto de normas que cumplir. El Compendio
define la moral cristiana como «La vida en Cristo». No solo imitando a Cristo, sino «en Cristo».
Esto se logra con la ayuda del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo el que nos lleva a vivir en Cristo.
Para que Cristo habite en nosotros, la casa debe estar limpia. La vida en la gracia consiste en que
Cristo viva en nosotros. Perdemos la vida en gracia cuando cometemos pecados graves.

La justificación es la obra más excelente del amor de Dios, acción misericordiosa y gratuita de
Dios que borra nuestros pecados y nos hace justos y santos delante de Dios, por medio de la
acción salvífica de Cristo.

Tipos de gracias: Gracia santificante, habitual o deificante. Nos diviniza. Don gratuito de Dios
que nos hace partícipes en la vida trinitaria y capaces de obrar por amor a Él. El que no está en
gracia no puede obrar por amor a Dios porque rechaza el amor de Dios.

Gracia actual: Dones de Dios en situaciones particulares que te inspiran a agradar a Dios. Ayudar
a mis padres, ir a misa un domingo, rezar un rosario

Gracias sacramentales: Dones propios de cada sacramento.

Gracias de estado: Gracias particulares de los estados de vida para vivirlos bien con fidelidad.
Sacerdotes, religiosos, casados.
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, está inclinado y ordenado a la felicidad eterna.
Para llegar a esa felicidad, hay que seguir el camino de las Bienaventuranzas. Marcan el contraste
entre los que quieren vivir «según la carne» y los que viven «según el Espíritu». Los que quieren
ser fieles a Dios, a veces, padecen en este mundo, como Jesucristo, pero se les promete la
felicidad eterna. (Compendio Nros. 358 – 361).

La libertad humana.

Dios ha querido que recorramos libremente el camino que nos lleva a Él. La libertad es un don
de Dios que el hombre la tiene, por estar creado a su imagen. Permite hacer muchas cosas, pero
sólo alcanza su perfección cuando se dirige hacia el bien, hacia Dios. Cada hombre es creado
libre, por eso tiene derecho al ejercicio de su libertad, que nadie le puede arrebatar. Libremente
tiene que dirigirse hacia su fin. Porque el hombre es libre, es también responsable de lo que
hace. Lo que hace es suyo. Y es culpable cuando obra mal. (Compendio C.I.C. Nros. 363 - 365).
La libertad alcanza la perfección sólo cuando se la utiliza bien, de lo contrario, se esclaviza.

Cuanto más voluntario es un acto, más responsabilidad hay. Hay circunstancias que disminuyen
o quitan responsabilidad: Ignorancia, inadvertencia, violencia, miedo, afectos desordenados,
hábitos. (Compendio C.I.C. Nros. 364, 367).

Las obras buenas se unen al sacrificio de Cristo, adquiriendo así méritos ante Dios que por
nuestros propios medios no tendríamos. (Compendio C.I.C. Nros. 426 a 427) El hombre puede
hacer cosas lindas y buenas, pero únicamente tienen méritos delante de los ojos de Dios cuando
es Dios quien las hace en nosotros, es por ello la importancia de vivir una vida en gracia, en Cristo
por medio del Espíritu Santo.

La moralidad de los actos y la ley moral

La moralidad de los actos depende de 3 requisitos: El objeto elegido. La intención o fin. La


circunstancia de la acción y la consecuencia. Esos 3 requisitos deben ser buenos, para que el
acto pueda ser considerado moralmente bueno y esta regla se aplica siempre. Ej: Darle una
pastilla para dormir a un enfermo que no consigue conciliar el sueño es bueno, si esto fue
recetado por un médico. El objeto es “darle el medicamento”. El fin es “ayudarle a conciliar el
sueño”. Y la circunstancia es la enfermedad del mismo. No hay un acto inmoral en este caso. La
situación cambia si le doy la misma pastilla a una persona para robarle sus pertenencias. El
objeto no es inmoral, pero si el fin (robar las pertenencias) y las circunstancias (persona sana).
Analicemos un último ejemplo: Comer. El objeto no tiene nada reprobable. El fin (alimentarse)
tampoco. Cuando uno se encuentra ya satisfecho, la circunstancia lo puede convertir en un acto
moralmente malo, si uno come más allá de la necesidad.

A la ley moral se le llama también ley natural por ser una ley inscripta en el corazón del hombre
antes que en las Escrituras. Fueron compiladas en las Escrituras, en el decálogo (en los 10
mandamientos), que es revelado en el camino a la tierra prometida, para mostrarnos que en el
camino a nuestra tierra prometida, debemos practicarlo. (Compendio C.I.C. 418 al 419)

Con Cristo, lleva la ley moral a su plenitud al mostrarnos como vivirla, y resumirla en 2 partes,
Amar a Dios y al prójimo. El E.S. nos da la gracia, las virtudes sobrenaturales y los dones para
vivirla y alcanzar la santidad. (Compendio C.I.C. 435 al 441)

La ley moral es el camino para vivir bien. Hoy la palabra «ley» suena mal para algunos, porque
les parece un obstáculo a la libertad. Pero, si estuviéramos en un bosque, agradeceríamos
conocer el camino por el que se puede atravesar. Es un gran don conocer cuál es el camino de
la vida. No quita libertad, sino que da más libertad.

El pecado

El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta. Es faltar al amor verdadero
para con Dios y con el prójimo, a causa de un apego a los bienes. Es una ofensa a Dios. Nos
debilita y hace que tengamos menos fuerza para no volver a caer, pudiendo llegar al vicio. Hay
algunos tipos de pecados que originan otros pecados y vicios que la tradición ha llamado
«pecados capitales» (Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, pereza, envidia). (Compendio C.I.C.
Nro. 397 a 398).

Se puede pecar por palabras, obras, pensamientos, omisión. Los pecados graves deben ser
confesados para poder comulgar, con un serio propósito de enmienda. Los pecados veniales son
perdonados en la Santa Misa, como también al pedirle perdón directamente a Dios.

Tipos: Por la gravedad:

Mortal: Condenación (Requisitos: Materia grave, advertencia plena o pleno conocimiento,


deliberado consentimiento). Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa
la exclusión del Reino y la muerte eterna. El evangelio nos dice que es lo único a lo que tenemos
que tener miedo (Mt 10, 28)

Venial: Hieren pero no matan el amor divino en nosotros. Ej: Vanidad, gula.

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