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Cristo murió. Hubo pruebas convincentes de su muerte.

El Señor Jesucristo antes de ser crucificado sufrió una intensa tortura. Fue flagelado con el
llamado azote corto (varias tiras de cuero sencillas o entrelazadas, de diferente longitud,
en las cuales se ataban pequeñas bolas de hierro o trocitos de huesos de ovejas a varios
intervalos). El castigo fue intenso, provocándole profundas laceraciones y una
considerable pérdida de sangre. He leído que hay historiadores que dicen que
seguramente a Jesús lo golpearon con estos azotes tres veces máz que lo permitido por la
ley en aquella época.
Después, sus muñecas fueron clavadas al patíbulum (el madero horizontal) y luego que el
patíbulum fuera alzado hasta el poste vertical o estípite, sus pies fueron clavados al
estípite.
Según los Evangelios, Jesús murió a las pocas horas de ser crucificado, aunque para
asegurarse, y tal como era costumbre, le clavaron una lanza en el costado.
Había evidencias de su muerte. Tomás, uno de sus discípulos le dijo a quienes ya habían
visto a Jesús resucitado: —Si yo no veo en sus manos la marca de los clavos, y si no meto
mi dedo en la marca de los clavos y si no meto mi mano en su costado, no creeré jamás.
Juan 20:25.
El día de hoy, nuestras hermanas nos han compartido testimonios de lo que han
experimentado que les ha dejado evidencias de que Jesús vive. Vayamos a la Bblia y
veamos lo que ella dice acerca de
LAS EVIDENCIAS DE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Hechos 1:3
3
Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes
de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de
Dios.
Me gusta mucho este pasaje de la Biblia. Nos dice que Cristo resucitó y nos habla de…
muchas pruebas convincentes de que (Jesús) estaba vivo. Quiero compartirles lo que leo
en este pasaje que me cautiva. Nos dice que Jesús nos dio
EVIDENCIAS ABUNDANTES. ¿Recuerda lo que dijo Tomás? La Biblia dice que: Ocho días
después, sus discípulos estaban adentro otra vez y Tomás estaba con ellos. Y aunque las
puertas estaban cerradas, Jesús entró, se puso en medio y dijo: —¡Paz a ustedes! Luego
dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos, pon acá tu mano y métela en mi
costado, y no seas incrédulo sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: —¡Señor
mío y Dios mío! Jesús le dijo: —¿Porque me has visto, has creído?. ¡Bienaventurados los
que no ven y creen!
Cuando Pedro y Juan llegaron a la tumba, los lienzos no estaban tirados de cualquier
manera, sino colocados todavía con sus dobleces —eso es lo que dice el original—: los que
habían cubierto el cuerpo, donde había estado el cuerpo; y los que la cabeza, donde había
estado la cabeza. Lo que se nos quiere decir es que las ropas fúnebres no parecían como si
se le hubieran quitado al cadáver, sino que estaban colocadas como si el cuerpo de Jesús
se hubiera esfumado. El original griego ofrece una interesante ayuda en cuanto a esto.
Juan emplea un término que quiere decir «enrollados» , «doblados». Los lienzos que
envolvieron el cuerpo no habían sido desenrollados ni desechados. ¡Estaban intactos!
Nadie los había tocado. Seguían allí, enrollados y doblados. Si sus amigos habían sacado el
cuerpo de allí, ¿no se habrían llevado también la tela que lo envolvía? ¿Y si hubiesen sido
los enemigos, no habrían hecho lo mismo? Si no, si por alguna razón amigos o enemigos
hubieran desenvuelto el cuerpo, ¿ habrían sido tan meticulosos como para dejar la tela
desechada en forma tan ordenada? Por supuesto que no. Pero si ni amigos ni enemigos se
llevaron el cuerpo, ¿quién lo hizo? La respuesta es: ¡Cristo ha resucitado! ¡Ciertamente ha
reucitado!
Lo siguiente me parece delo más amable y amigable: Jesús, después de su resurrección, se
le apareció a sus apóstoles durante una comida (Lucas 24:30–43; Juan 21:9–13; Hechos
10:41). Y así, la prueba de que estaba realmente resucitado era más evidente.
Estos son tan sólo unos ejemplos de las abundantes evidencias que el Señor compartió de
su resurrección.
EVIDENCIAS INSISTENTES. Dice la Biblia que…Durante cuarenta días se les apareció…¿Por
qué? ¿Por qué no solamente en aquel día y ya? Dice la Biblia que días después de su
resurrección había discípulos que aún dudaban. Dice la Biblia que días después de su
resurrección había discípulos que aún tenían ideas incorrectas en relación a lo que debían
hacer después de la resurrección del Señor. ¿Será que después de haber muerto por ellos
y de vencer a la muerte, Jesús todavía se interesaba en aquellos que lo habían
abandonado en la dificultad, que se habían atemorizado en medio de la tormenta, que se
habían enfadado unos contra otros buscando ser cada uno el mayor en el Reino de los
cielos? ¿Será esa la razón de haber insistido en demostrarles que había resucitado? Sí, la
respuesta es sí. Las evidencias insistentes, como les he llamado fueron por razón del
compromiso del Señor de seguir formando el carácter de sus discípulos.
EVIDENCIAS APLICABLES. Ahora bien, este pasaje que el Espíritu Santo movió a Lucas a
escribir para hablar nos específicamente de las evidencias de la resurrección de Jesús
(vuelvo a mencionar lo que leímos hace un momento: Jesús se les presentó dándoles
muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Leámoslo todo nuevamente, porque
quiero pedirles que veamos cuál es la prueba convincente que se nos comparte de la
resurrección de Jesús: Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas
pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les
habló acerca del reino de Dios. Si lo notamos, Lucas hace hincapié en el hecho de que se
les apareció y les habló del reino de Dios. ¿Cuál fue la razón de vida de Jesús? El mensaje
y la demostración del reino de Dios. Por esa misma razón dio su vida. Y ahora que ha
resucitado, cuando la Biblia nos dice que Jesús dio pruebas irrefutables, indubitables dice
la RV, de su resurrección, el énfasis que hace es que nos siguió hablando del Reino de
Dios. Se dice que existe la inmortalidad de la fama y la inmortalidad de la influencia. Pero,
sobre todo, existe la inmortalidad de la presencia y del poder. Jesús no ha dejado
solamente un nombre y una influencia inmortales. ¡Está vivo y activo y lleno de poder! No
es meramente alguien que fue, sino que es uno que es, y cuya vida continúa eternamente.
Podemos decir que la vida de Jesús continúa en su Iglesia, en sus discípulos. La prueba
más irrefutable de la resurrección de Jesús es que su iglesia sigue adelante hablando y
demostrando el Reino de Dios en este mundo desde el punto en que Jesús dejó su vida
terrenal. Por lo que nos dice este pasaje, la prueba más irrefutable que Jesús nos dejó de
su resurrección es que la Iglesia, su iglesia, nosotros continuamos la vida y la obra de
Cristo.
Porque todos en este mundo enfrentamos la tragedia. Es más, todos hemos recibido los
símbolos de la tragedia. Los tuyos podrían ser mensaje de un familia o una famiia cercana,
una llamada del hospital. No nos gustan estos símbolos, ni tampoco los queremos. Porque
aún después del paso del tiempo, afligen nuestros corazones con recuerdos de días malos.
Pero el mensaje del Reino de Dios pueden usar estas cosas para algo bueno. Este mensaje
nos asegura que estamos seguros de esto, que en medio de toda aflicción, somos más que
vencedores por medio de Cristo, quien nos amó.
La prueba más convincente de la resurrección de Cristo es que después de la cruz del
Calvario, el mensaje sigue vivo y sigue obrando con poder.
Si hay algo que el mal quisiera callar y destruir es esta prueba: una iglesia que proclama el
Reino de Dios. La salvación para el mundo es Cristo vivo. Jesús ha resucitado, ¡ciertamente
ha resucitado!
Nosotros seguimos necesitando evidencias de su resurrección. El mundo las sigue
necesitando. Estamos tratando con aquél que da pruebas abundantes, insistentes y
aplicables de su resurrección. No lo dudemos: Él quiere seguir dándonos evidencias de su
resurrección. Y como Cristo ha resucitado, ¡ciertamente ha resucitado!, entonces quiere
que sigamos (nosotros, su iglesia) siendo la prueba más irrefutable de su resurrección. Hoy
quiero orar por algo imposible para nosotros, para mí, pero posible para aquel a quien ni
la muerte pudo detener: que la iglesia de La Zona, que la Red de iglesias Horeb, que las
iglesias relacionadas por CMFi, que las iglesias en todo el mundo, que su iglesia se
enfoque en la prueba irrefutable en la que nos quiso convertir con su resurrección: que
llevemos al mundo; que le hablemos y le demostremos el reino de Dios; que Cristo ha
resucitado, ¡ciertamente ha resucitado! Amén.

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