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El acontecimiento que lo cambió todo

1 corintios 15:32Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los
muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
DIOS HABLA HOY: Si yo, al luchar con las fieras en Éfeso, lo hubiera hecho por razones
humanas, ¿qué habría ganado con eso? Si es verdad que los muertos no resucitan, entonces,
como algunos dicen: «¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!»

El cristianismo se sustenta en un suceso: La resurrección. Si Cristo no resucitó, las escrituras


no sirven. Creo en la infalibilidad de la escritura, pero gracias a que Cristo resucitó de entre
los muertos. La resurrección no es verdadera porque la Biblia lo diga, la Biblia es verdadera
porque la resurrección ocurrió. Es decir, la resurrección legitima la inspiración divina y la
confiabilidad de las escrituras.
Si cristo no resucitó, aún estamos muertos. Si cristo no resucitó, somos hallados falsos
testigos de Dios.

La resurrección no es verdadera porque yo la creo, porque si esta no ocurrió y yo creo que si,
sería un simple fantasioso. Pero, según el Apostol Pablo en 1 corintios 15:20 Mas ahora
Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

El cristianismo creció porque los apóstoles predicaron que Cristo se había levantado de entre
los muertos, como cumplimiento de las profecías veterotestamentarias. El núcleo central de
su mensaje, fue la resurrección.

En el libro de los Hechos hay al menos diez acontecimientos que originaron discursos
centrados en el tema de la resurrección. Frente a los Judios el dia de pentecostés. Hechos
2: 22 – 24. Frente a los que se asombraron por la curación de un Cojo. Hechos 3:13 –
15. Frente a las autoridades respecto al milagro de la curación del cojo. Hechos 4:10.
Frente a aquellos líderes religiosos que los amenazaron por continuar hablando sobre
Jesús. Hechos 5:30. En la casa de Cornelio. Hechos 10:38 – 43. En una sinagoga judía.
Hechos 13:27 – 35. En Tesalónica. Hechos 17:2 – 4. En Atenas. Hechos 17:30 – 32. Ante
un gobernador. Hechos 25:17 – 19. Ante un Rey. Hechos 26:22 – 23.
El mensaje que hizo que la iglesia creciera, fue el mensaje de la resurrección de Jesús.
Cualquier otra doctrina presentaba a un líder muerto, a un fundador muerto, pero los primeros
cristianos no presentaron a un cristo muerto, a un cristo caído, los primeros cristianos
presentaron a un cristo victorioso, a un cristo que se levantó de entre los muertos, al Cristo
de Poder.

Nadie esperaba que Jesús resucitase. Los discípulos tenían una aversión hacia el suceso de
la muerte y, por lo tanto, se habían dispersado y vuelto a sus trabajos. Ellos esperaban que
Jesús fuera quien había de redimir a Israel, esperaban a un líder político y militar; además,
reconocían la maldición que recaía sobre todo el que era crucificado; nunca esperarían ningún
tipo de resurrección física, ellos creían era en la resurrección postrera. Muchos mencionan
que la incredulidad fue exclusiva de Tomás, pero la historia nos muestra que los demás
discípulos no tenían ninguna predisposición a creer en ninguna resurrección, aun cuando
Jesús la había profetizado. Al encontrar la tumba vacía, ellos pensaron en diferentes
respuestas a esta evidencia:
1. Alguien movió el cuerpo (Juan 20:2).
2. El jardinero u hortelano movió el cuerpo – Confunde a Jesús con el Hortelano (Juan
20:13–15).
3. Los apóstoles creyeron que el relato de las mujeres fue una locura (Lucas 24:1-11).
Fueron las apariciones de Jesús las que corroboraron que lo que relataban las mujeres era
cierto. Según Hechos 1: 3, Jesús se les apareció vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

¿Por qué es tan importante la resurrección?


1. La resurrección verificó la identidad de Cristo.
Romanos 1: 1 – 4.
En un mundo donde abundaban falsos profetas, se necesitaba una señal. La generación
perversa demandó esa señal, Jesús les dijo, la única señal que se les dará es la del profeta
Jonás. Mateo 12:40.
La resurrección de entre los muertos, demostró que era más que un profeta. Demostró que
era más que un enviado, la resurrección de entre los muertos demostró que ÉL es el señor.
2. La resurrección de Cristo, asegura nuestra regeneración. 1 pedro 1:3. Jesús ganó para
nosotros una nueva vida como la suya.
Efesios 2:5- 7 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con
Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las
abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
3. La resurrección de Jesús asegura nuestra justificación.
Romanos 4: 22 – 25 por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente
con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a
quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús,
Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra
justificación.

4. La resurrección de Jesús es garantía de nuestra resurrección.


1 corintios 6:14 Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder.
2 corintios 4:14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos
resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
El capítulo 15 de 1 corintios, hace una exposición completa del credo de los apóstoles.
1 corintios 15: 20 – 23 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos. Porque, así como en Adán todos mueren, también en
Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego
los que son de Cristo, en su venida. Cristo, las primicias (gr. Aparche). Así como las
primicias o los primeros frutos de la cosecha madura muestran que el resto de la misma será
igual, Cristo al ser las primicias muestra cómo serán nuestros cuerpos en la resurrección.
Filipenses 3: 20 – 21 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos
al Salvador, al Señor Jesucristo;
21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo

de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

1 pedro 1:3-12

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