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UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS

FACULTAD DE COMUNICACIONES

Tarea Académica 3

AUTOR(ES):

Maria Celeste Tavara Arteaga -U20211G277

Diego Alonso Vásquez Oré – U20191C989

Profesor:

Marco Antonio Garcia Falcon

Sección:

CM34
Argumento elegido:

La señora María es una mujer de setenta años, jubilada y con muchos nietos. Desde hace mucho
tiempo, pero sobre todo desde que su esposo murió, le gusta ir por las tardes a sentarse y a mirar a la
gente en un bonito parque que está cerca de su casa. Lo hace sola y no se siente triste ni solitaria ni
nada. Es su forma de estar consigo misma. Un día, entre las parejas de enamorados apostados en las
bancas y los niños que juegan en el pasto, ve a un joven de unos quince años, muy apuesto, sentado
frente a ella. Lo mira bien y, aunque al principio no puede creerlo, tiene que aceptarlo. Es Alberto, el
primer enamorado que tuvo hace más de cincuenta años…

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Entre recuerdos y bancas, un reencuentro inesperado en el parque

La señora María, una mujer de setenta años, con el cabello de plata brillando como el reflejo de la luna
en el agua, cargaba con el peso de la viudez como una sombra eterna que la seguía andando a todas
partes desde que su amado esposo partió al más allá. Su vida, a esa edad, era un océano de recuerdos y
nostalgia, con cada arruga en su rostro contando una historia distinta.

Cada tarde, en busca de paz y consuelo, encontraba refugio en un parque que estaba cerca de su hogar.
El parque, era como un amigo silencioso que escuchaba sus pensamientos mientras ella se mecía en
una banca. Un día, mientras observaba a los pájaros que jugueteaban en los árboles y los niños que
reían como campanas de alegría en el césped, sus ojos se posaron sobre una persona que, a lo lejos,
parecía un joven. Cuando lo puede ver un poco más de cerca, empezó a notar ciertas cosas familiares, el
joven tenía un parecido muy fuerte a su primer amor, aquel muchacho de su juventud que la hacía sentir
como si volara en un sueño. Cuando finalmente el supuesto joven se acerca donde María, ella no podía
creer lo que estaba viendo a través de sus ojos. Se había encontrado nada más y nada menos que con
Alberto, el primero enamorado que tuvo hace más de cincuenta años.

El tiempo, en ese instante, se detuvo como una estatua de piedra, y María se encontró de nuevo en la
primavera de su juventud. El pasado y el presente se mezclaron como colores en un lienzo, y su
corazón latía al compás de una canción olvidada. Alberto se acercó con una sonrisa amable, perdió los
nervios y la capacidad del habla por unos segundos. Sin embargo, la pregunta resonó en la mente de
Marta: ¿Podrá ser este encuentro más que una casualidad? María, con el corazón palpitante, devolvió la
sonrisa, sintiendo una mezcla de emociones que revoloteaban en su pecho.

Hola María, no puedo creer que nos hayamos encontrado después de tanto tiempo en este lugar tan
inesperado, dijo Alberto, rompiendo el silencio que había envuelto el encuentro. María, recuperándose
del asombro inicial, respondió con alegría: ¡Carlos, cuánto tiempo ha pasado, que increíble coincidencia!,
no sabes el gusto que me da verte en un momento como este, ¿qué ha sido de tu vida?

Alberto, con una mirada nostálgica, compartió sus vivencias desde la última vez que se vieron. Hablaron
de caminos recorridos, sueños cumplidos y desafíos superados. La charla era tan amena que parecía
que se hubieran visto ayer. Mientras intercambiaban historias, el parque se convertía en el escenario de
una conversación que trascendía en el tiempo, un encuentro entre dos almas que, de alguna manera, se
habían buscado en la trama de sus vidas. María, con los ojos llenos de gratitud, compartió sus propias
experiencias y la pérdida de su esposo, su eterna sombra. Ahora Carlos, escuchaba con atención,
capturando la esencia de la mujer que una vez le robó el corazón en la juventud. Entre risas y suspiros, se
dieron cuenta de cómo la vida tejía historias inesperadas.

El parque, testigo silencioso de los encuentros y despedidas, albergaba la magia de un reencuentro que
no se podía explicar simplemente como casualidad. Había algo mágico en el aire, como si el universo
conspirara para unir a estos dos seres en ese preciso momento. A medida que avanzaba la conversación,
la conexión entre María y Carlos se fortalecía como las raíces de un árbol. La tarde se deslizaba hacia la
noche, y el parque se iluminaba con luces suaves que creaban un ambiente mágico a su alrededor.

María, ¿te gustaría tomar un café mañana? Hay tanto más que quiero contarte, propuso Carlos con una
sonrisa cálida. María, emocionada ante la idea de seguir compartiendo capítulos de sus vidas, asintió con
entusiasmo. El parque, ahora impregnado de la energía de un reencuentro, se convertía en el escenario
donde los protagonistas de esta historia, separados por décadas, comenzaban un nuevo capítulo juntos.

María y Carlos se despidieron, sabiendo que este encuentro no era solo un reencuentro casual, sino el
inicio de una nueva etapa en sus vidas. Mientras cada uno se encaminaba hacia su hogar, el parque
permanecía como un testigo silencioso de historias que se entretejían, desafiando el tiempo con la
magia de conexiones inesperadas.

LEYENDA LENGUAJE FIGURADO:

SÍMIL

USO METAFÓRICO DE VERBOS

PERSONIFICACIÓN

HIPÁLAGE

ZEUGMA

HIPÉRBOLE

LEYENDA PATRONES ORACIONALES:

COMA DE INCISO

COMA DE CONECTORES

LEYENDA PATRONES RÍTMICOS:

REPETICIÓN DE TIPO DE PALABRA

REPETICIÓN DE PALABRA O FRASE

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