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ABRAHAM VALDELOMAR

( 1888 -1919)

Reseña biográfica
Nació el14 de abril de 1888 en lea, hijo de Anfiloquio I Valdelomar y de doña Carolina Prieto; hizo sus
estudios primarios en diversas escuelas de Pisco y Chincha para luego realizar los secundarios en Lima en
Nuestra Señora de Guadalupe, para después continuarlos en la facultad de letras de la Universidad de San
Marcos. La taceta más desconocida del poeta es que inició su vida poética no como escritor, tal como hoy se
le recuerda, sino como caricaturista y dibujante. Publicó sus primeras pinceladas el 16 de febrero de 1907,
cuando caricaturizó en el semanario Monos y Monadas al alcalde Federico Elguera, al General Pedro Muñiz
y al propio presidente José Pardo, casi de espaldas y sólo reconocible por una guía del bigote.
En 1912 apoya la campaña presidencial de Billinghurst; quien llegado al poder lo nombra
Director del diario oficial El Peruano. Un año después viaja a Italia como secretario de la Legación del Perú,
entrando en contacto con el viejo mundo que amplía y enriquece su cultura, al mismo tiempo que despierta su
anhelo por la patria lejana. Esto se plasma en uno de sus mejores cuentos, El Caballero Carmelo. En 1914
Valdelomar regresa al Perú, colaborando en la plana de redacción de la Prensa con el seudónimo de El Conde
de Lemos. El círculo de sus amigos era bastante amplio, y fue en colaboración con José Carlos Mariátegui
que escribió el drama la Mariscala sobre la vida de Francisca Zubiaga. Según Luís Fabio Xammar, dos
palabras definirían la vida de Valdelomar: el orgullo y el arte. Era un hombre que se disfrazaba de pedante
para proteger su fragilidad sentimental. Mi padre era callado y mi madre era triste y la alegría nadie me la
supo enseñar, finaliza uno de sus más celebrados sonetos, Tristitia.
En 1918 empieza una vida de giras y conferencias por el norte y el sur del país. Fue elegido representante al
Congreso Regional del Centro, como diputado por ICA. Jamás dejó de dibujar, pocos meses antes de su
muerte, hizo dos hermosos retratos al carbón, uno a José María Eguren a quien admiraba mucho y otro a
Percy Gibson con las gafas caladas y un intenso aire de misterio. Viaja a Ayacucho para asistir a una reunión
de congresistas en la ciudad. Una trágica y absurda muerte se llevó al artista, al poeta, al periodista, al
caricaturista el 2 de noviembre de 1919 a la edad de 31 años.

. OBRA
Su obra poética fue muy breve, pero de calidad y significación nacional. Cultivó casi todos los géneros
literarios y su afición por el dibujo, lo lleva a enriquecer su creación, pues transfiere al lenguaje las
cualidades propias del pintor, dando colorido, tono nostálgico, tierno e íntimo y evocando escenas familiares
de su infancia rural en el pequeño pueblo costeño de la campiña de Pisco.

Sus principales obras son:


. Cuento
~ "El Caballero Carmelo", "El vuelo de los cóndores", "Hebaristo, el sauce que murió de amor", "Camino
hacia el mar", "Los ojos de Judas", "El Alfarero', "Los hijos del sol", "El Hipocampo de oro", "Cuentos
Yanquis", "Cuentos chinos".
. Novela
"La Ciudad de los Tísicos", "La Ciudad Muerta" y "Crónicas de Roma, "Yerba Santa", "La Mariscala".
. Poesía
"Las voces múltiples" y variados poemas sueltos.
. Teatro.
"La Mariscala", "Verdolaga", "El vuelo".
. Ensayo
"Belmonte, el trágico", "Psicología del Gallinazo", "Decoraciones de Anáfora'
"Brillantes Inconexiones Estéticas".
EL HERMANO AUSENTE EN LA CENA DE PASCUA
La misma mesa antigua y holgada, de nogal,
y sobre ella la misma blancura del mantel
y los cuadros de caza de anónimo pincel
y la oscura alacena, todo, todo está igual...

Pero hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual


mi madre tiende a veces su mirada de miel
y se musita el nombre del ausente; pero él
hoy no vendrá a sentarse en la mesa pascual.

La misma criada pone, sin dejarse sentir,


la suculenta vianda y el plácido manjar;
pero no hay la alegría y el afán de reír

que animaran antaño la cena familiar;


y mi madre que acaso algo quiere decir,
ve el lugar del ausente y se pone a llorar...

TRISTITIA

Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,


se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía;


el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía


el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar,

y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;


mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar.
.
LA DANZA DE LAS HORAS

Hoy que está la mañana fresca, azul y lozana; Hoy, que la tarde está dorada y encendida;
hoy, que parece un niño juguetón la mañana, en que cantan los canípos una canción de vida
y el sol parece como que quisiera subir bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
corriendo por las nubes, en la extensión lejana, hoy, la Muerte parece que estuviera dormida,
hoy quisiera reír... hoy quisiera besar...

Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento;


hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar;
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
hoy quisiera llorar...

Hoy, que la noche tiene una trágica duda


en que vaga en la sombra una pregunta muda;
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la Tristeza desnuda,
hoy quisiera morir...
HEBARISTO EL SAUCE QUE MURIÓ DE AMOR
Inclinado al borde de la parcela, rodeado de yerbas santas y llantenes, viendo correr entre sus raíces el agua fría y
turbia de la acequia, aquel árbol corpulento y lozano debía llamarse Evaristo y tener treinta años, porque tenía el
mismo aspecto cansado y pesimista del joven farmacéutico de El amigo del pueblo, la farmacia de la aldea.
Hebaristo tenía, como el farmacéutico, un aire taciturno. Y, aunque durante el día ambos parecían alegrarse con la luz
del sol, al llegar la tarde caía sobre ellos tanta melancolía y un dolor tan hondo que eran de partir el alma.
La noche los envolvía a ambos en el mismo misterio y la vida del boticario resultaba entonces tan impenetrable como
ignorada era la suerte de Hebaristo. .
II
Evaristo Mazuelos, el farmacéutico de la aldea y Hebaristo, el sauce de la parcela, eran dos vidas paralelas, dos
cuerdas de una misma arpa, dos estrellas insignificantes de una misma constelación. Mazuelos era huérfano y
guardaba, al igual que el sauce, un vago recuerdo de sus padres. Así como el sauce sólo servía para cobijar a los
campesinos a la hora cálida del mediodía, Mazuelos sólo servía en la aldea para escuchar la charla de quienes solían
cobijarse en la botica; y así como, el sauce daba una sombra indiferente a los pastores mientras sus raíces rojas
jugueteaban en el agua de la acequia, así él oía con desganada abnegación la charla de sus clientes, mientras jugaba
con la cadena de su reloj.
Mazuelos se había enamorado de la hija del juez de primera instancia. Ella era una chiquilla delgada y de alegre
semblante que pasó un mes y días en la aldea, y que allí se hubiera quedado toda la vida si su padre, el doctor
Carrizales, no le hubiera caído mal a un señor De la Haza, secretario de la subprefectura y jefe de prensa de un
periódico de la localidad. Este periodista publicó un desagradable artículo en La Voz Regionalista titulado "¿Hasta
cuándo?", en el que atacaba duramente al juez y a su familia. A raíz de ello, el doctor Carrizales tuvo que salir de la
aldea.
La hija del juez, Blanca Luz, había sido el único amor del farmacéutico, cuyos treinta años se deslizaron esperando y
presintiendo a la bienamada.
Blanca Luz era, pues, el ideal hecho carne el verso hecho verdad, la ilusión que, súbitamente se presentaba a Evaristo,
con unos ojos vivaces una nariz respingada, una cabellera de achiote. En suma, para el farmacéutico, Blanca Luz era
el amor, vestido con una falda de muselina azul con pintitas blancas.
III
Hebaristo, el melancólico sauce de la parecela no fue, como la mayoría de los sauces, hijo de una necesidad agrícola.
Fue hijo del azar, del capricho de la sinrazón. Era fruto arbitrario del Destino, Si aquel sauce, en vez de ser plantado
en las afuera de la aldea, hubiera sido sembrado en los grandes saucedales de las pequeñas pertenencias, su vida no
hubiera resultado tan solitaria y trágica, Hebaristo, igual que el farmacéutico de El amigo del pueblo, sentía, desde
muchos años atrás, necesidad de un afecto.
Cada caricia del viento, cada ave que venía a posarse en sus ramas florecidas, hacían vibrar todo el espíritu y el
cuerpo del sauce de la parcela. Hebaristo sabía que en las alas de la brisa o en el pico de los colibríes debía venir el
polen de su amor, pero los sauces que el destino le deparaba debían estar muy lejos, porque pasó la primavera y el
beso del dorado polen no llegó hasta sus ramas florecidas.
IV
Envejeció Evaristo, el enamorado boticario, sin tener noticias de Blanca Luz. Envejeció Hebaristo, el sauce de la
parcela, viendo secarse sus flores en cada primavera. Mazuelos solía hacer una excursión crepuscular hasta el remoto
sitio donde el sauce, al borde del arroyo, enflaquecía.
Se sentaba bajo sus ramas estériles y allí veía caer anoche. El árbol amigo, que quizá comprendía la tragedia de esa
vida paralela, dejaba caer sus hojas sobre el encorvado cuerpo del farmacéutico.
Un día el sauce, familiarizado ya con la muda compañía doliente de Mazuelos, esperó y esperó en vano. Mazuelos no
vino. Aquella misma tarde un hombre, el carpintero de la aldea, llegó con tremenda hacha, e hizo temblar de
presentimientos al sauce triste. El del hacha cortó el hermoso tronco de Hebaristo, ya seco, y, despojándolo de ramas,
lo llevó a lomo de burro. hacia la aldea, mientras el agua del arroyo lloraba, lloraba, lloraba, y el tronco, rígido sobre
el lomo del asno, se perdía en los baches y lodazales de la calle para oetenerse en la Carpintería y confección de
ataúdes de Rueda e hijos.
V
Por la misma calle volvían, ya juntos, Mazuelos y Hebaristo. El tronco del sauce sirvió para el cajón del
farmacéutico. La Voz Regionalista, cuyo editorial "¿Hasta cuándo?" fuera la causa de esta muerte prematura, lloraba
ahora la desaparición de este "amigo noble".
El alcalde, señor Unzueta, que era el propietario de El amigo del pueblo, tomó la palabra en el cementerio y su
discurso, que se publicó más tarde en La Voz Regionalista, empezaba:
"Aunque no tengo las dotes oratorias de otros, agradezco el honroso encargo que han depositado en mí, para dar el
último adiós al amigo noble y caballeroso, al empleado cumplidor y al ciudad ano integérrimo, que en este ataúd de
duro roble..." y concluía: "¡Mazuelos! Tú no has muerto. Tu memoria vive entre nosotros. Descansa en paz".
Al día siguiente el dueño de la Carpintería y confección de ataúdes de Rueda e hijos llevaba al señor Unzueta una
factura:
El señor N. Unzueta a Rueda e hijos... Debe... Por un ataúd de roble... soles 18.70".
-Pero si no era de roble- arguyó Unzueta-. Era de sauce...
-Es cierto, pero entonces ponga usted "sauce" en su discurso... y borre "el duro roble"...
-Sería una lástima- dijo Unzueta pagando-, habría que quitar toda la frase: "al ciudadano integérrimo que en este
ataúd de duro roble...". Y eso ha quedado muy bien, ¿verdad?
-Cierto, señor alcalde- respondió la voz comercial de Rueda e hijos.
ABRAHAM VALDELOMAR
Ficha de Lectura HEBARISTO EL SAUCE QUE MURIÓ DE AMOR
Apellidos y Nombres: ……………………………………………………………………………….…….
Grado: ……………. Sección: …………….. Fecha: ……………………………………………………..
Vocabulario
o Parcela: …………………………………………………………………………………………..……
o Taciturno:………………………………………………………………………………………………
o Misterio: ………………………………………………………………………………………………
o Farmacéutico: ………………………………………………………………………………………….
o Melancolía: ………………………………………………………………………………………………
o Mozuelo, la: ………………………………………………………………………………………………
o constelación: ……………………………………………………………………………………………
o Oratoria: …………………………………………………………………………………………………
1. ¿Quién esta inclinado? Y como debía llamarse, Por qué
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
2. ¿Qué tenía Evaristo? Y cómo era de día y al llegar la tarde, La noche como era
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………….…………...
3. ¿Quiénes era Evaristo? y cómo eran sus vidas
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
4. ¿Cómo era Mazuelos, y el sauce ? y Para que servía Mazuelos y el sauce
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….………...
5. ¿De quién se había enamorado Mazuelo? Y cómo era ella.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
6. ¿Quién era la hija del juez y que había sido? Y Que había ocurrido en treinta años
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
7. ¿Quién era Blanca Luz? Y ¿cómo era? y en suma
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….……...
8. ¿Cómo Evaristo melancólico sauce no fue? Y ¿De qué era fruto? Y como habría sido su vida y al igual
que sentía.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………...
9. ¿Qué ocurrió con el envejecido Evaristo? Y Evaristo el sauce, Mazuelos que solía hacer.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………….……...
10. ¿Qué Donde se sentaba? Y el árbol amigo que hacia
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………..………..
11. ¿Qué ocurrió un día? Y que había ocurrido aquella misma tarde que ocurrió con Evaristo.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….………...
12. Quiénes volvían por la misma calle? Y para que sirvió el sauce
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
13. ¿Quién era el alcalde? Que dijo en su discurso
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
14. ¿Qué ocurrió al día siguiente? Y que arguyo este y que es cierto
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
Ficha de Lectura HEBARISTO EL SAUCE QUE MURIÓ DE AMOR Corrección
o Parcela: Porción pequeña de terreno, de ordinario sobrante de otra mayor que se ha comprado.
o Taciturno: Callado, silencioso, que le molesta hablar. || 2. Triste, melancólico o apesadumbrado.
o Misterio: Cosa arcana o muy recóndita, que no se puede comprender o explicar
o Farmacéutico: Persona que, provista del correspondiente título académico, profesa o ejerce la farmacia.
o Melancolía: Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales.
o mozuelo, la: (Del de mozo). m. y f. Chico, muchacho
o constelación: Conjunto de estrellas mediante trazos imaginarios sobre la superficie celeste, forman un dibujo
o Oratoria, Arte de hablar con elocuencia.
9. ¿Quién esta inclinado? Y como debía llamarse, Por qué
Al borde de la parcela, rodeado de yerbas santas y llantenes, viendo correr entre sus raíces el agua fría y turbia de
la acequia, aquel árbol corpulento y lozano debía llamarse Evaristo y tener treinta años, porque tenía el mismo
aspecto cansado y pesimista del joven farmacéutico de El amigo del pueblo, la farmacia de la aldea. Hebaristo
2. ¿Qué tenía Evaristo? Y cómo era de día y al llegar la tarde, La noche como era
Como el farmacéutico, un aire taciturno. Y, aunque durante el día ambos parecían alegrarse con la luz del sol, al
llegar la tarde caía sobre ellos tanta melancolía y un dolor tan hondo que eran de partir el alma. Los envolvía a
ambos en el mismo misterio y la vida del boticario resultaba entonces tan impenetrable como ignorada era la suerte
de Hebaristo.
3. ¿Quiénes era hebaristo? y cómo eran sus vidas
Hebaristo Mazuelos, el farmacéutico de la aldea y Hebaristo, el sauce de la parcela, eran dos vidas paralelas, dos
cuerdas de una misma arpa, dos estrellas insignificantes de una misma constelación.
4. ¿Cómo era Mazuelos, y el sause ? y Para que servía Mazuelos y el sauce
Era huérfano y guardaba, al igual que el sauce, un vago recuerdo de sus padres. Así como el sauce sólo servía para
cobijar a los campesinos a la hora cálida del mediodía. Mazuelos sólo servía en la aldea para escuchar la charla de
quienes solían cobijarse en la botica; y así como, el sauce daba una sombra indiferente a los pastores mientras sus
raíces rojas jugueteaban en el agua de la acequia, así él oía con desganada abnegación la charla de sus clientes,
mientras jugaba con la cadena de su reloj.
5. ¿De quién se había enamorado Mazuelo? Y cómo era ella
De la hija del juez de primera instancia. Ella era una chiquilla delgada y de alegre semblante que pasó un mes y
días en la aldea
6. ¿Quién era la hija del juez y que había sido? Y Que había ocurrido en treinta años
Había sido el único amor del farmacéutico, cuyos treinta años se deslizaron esperando y presintiendo a la
bienamada.
7. ¿Quién era Blanca Luz? Y ¿cómo era? y en suma
Era, pues, el ideal hecho carne el verso hecho verdad, la ilusión que, súbitamente se presentaba a Evaristo, con
unos ojos vivaces una nariz respingada, una cabellera de achiote. En suma, para el farmacéutico, Blanca Luz era el
amor, vestido con una falda de muselina azul con pintitas blancas.
8. ¿Cómo Evaristo melancólico sauce no fue? ¿De qué era fruto? Y como habría sido su vida y al igual que
sentía
Como la mayoría de los sauces, hijo de una necesidad agrícola. Fue hijo del azar, del capricho de la sinrazón. Era
fruto arbitrario del Destino, Si aquel sauce, en vez de ser plantado en las afuera de la aldea, hubiera sido sembrado
en los grandes saucedales de las pequeñas pertenencias, su vida no hubiera resultado tan solitaria y trágica,
Hebaristo, igual que el farmacéutico de El amigo del pueblo, sentía, desde muchos años atrás, necesidad de un
afecto
9. ¿Qué ocurrió con el envejecido Evaristo? Y Evaristo el sauce, Mazuelos que solía hacer
Envejeció Evaristo, el enamorado boticario, sin tener noticias de Blanca Luz. Envejeció Hebaristo, el sauce de la
parcela, viendo secarse sus flores en cada primavera. Mazuelos solía hacer una excursión crepuscular hasta el
remoto sitio donde el sauce, al borde del arroyo, enflaquecía.
10. ¿Qué Donde se sentaba? Y el árbol amigo que hacia
Bajo sus ramas estériles y allí veía caer anoche. El árbol amigo, que quizá comprendía la tragedia de esa vida
paralela, dejaba caer sus hojas sobre el encorvado cuerpo del farmacéutico.
11. ¿Qué ocurrió un día? Y que había ocurrido aquella misma tarde que ocurrió con Evaristo.
Familiarizado ya con la muda compañía doliente de Mazuelos, esperó y esperó en vano. Mazuelos no vino.
Aquella misma tarde un hombre, el carpintero de la aldea, llegó con tremenda hacha, e hizo temblar de
presentimientos al sauce triste. El del hacha cortó el hermoso tronco de Hebaristo, ya seco, y, despojándolo de
ramas, lo llevó a lomo de burro…………
12. ¿Quiénes volvían por la misma calle? Y para que sirvió el sauce
Volvían, ya juntos, Mazuelos y Hebaristo. El tronco del sauce sirvió para el cajón del farmacéutico. …
13. ¿Quién era el alcalde? Que dijo en su discurso
El alcalde, señor Unzueta, que era el propietario de El amigo del pueblo, tomó la palabra en el cementerio y su
discurso. "Aunque no tengo las dotes oratorias de otros, agradezco el honroso encargo que han depositado en mí,
para dar el último adiós al amigo noble y caballeroso, al empleado cumplidor y al ciudad ano integérrimo, que en
este ataúd de duro roble..." y concluía: "¡Mazuelos! Tú no has muerto. Tu memoria vive entre nosotros. Descansa
en paz".
14. ¿Qué ocurrió al día siguiente? Y que arguyo este y que es cierto
El señor N. Unzueta a Rueda e hijos... Debe... Por un ataúd de roble... soles 18.70". -Pero si no era de roble- arguyó
Unzueta-. Era de sauce... -Es cierto, pero entonces ponga usted "sauce" en su discurso... y borre "el duro roble"...
EL CABALLERO CARMELO
Un día después del desayuno, cuando el sol empezaba a calentar vimos, un jinete en bellísimo caballo de paso,
Era el hermano mayor que, años corridos, volvía. Salimos atropelladamente gritando;
-¡Roberto! ¡Roberto!
Entró el viajero ¡Cómo se regocijaba mi madre! acariciaba su tostada piel, recorría las habitaciones rodeado de
nosotros; fue a su cuarto, pasó al comedor, y llegó al jardín:
-¿Y la higuerilla?- dijo. Buscaba, aquel árbol cuya semilla sembrara él mismo antes de partir. Reímos todos:
-¡Bajo la higuerilla estás!...
Sobre la mesa estaba la alforja rebosante; sacaba él uno a uno, los objetos que traía y los iba entre a cada uno de
nosotros. ¡Qué cosas tan ricas! ¡Por dónde había viajado!, dulce, bizcochuelos, tejas rellenas, y para papá?-le
interrogamos, cuando terminó.
-Nada...!
-¿Cómo? ¿Nada para papá?..
-El Carmelo!
A poco volvió éste con una jaula y sacó de ella un gallo que ya libre, estiró, agitó las alas y cantó.
-¡Para papá! -dijo mi hermano.
Así entró en nuestra casa este amigo íntimo de nuestra infancia cuya memoria perdura aún en nuestro hogar
El Caballero Carmelo. Esbelto, magro musculoso y austero, su afilada cabeza roja era la de un hidalgo caballeroso,
justiciero y prudente, cresta de encendido ojos vivos y redondos, mirada fiera, acerado pico agudo. La cola hacía un
arco de plumas tornasoles, su cuerpo de color Carmelo las piernas fuertes de un armado caballero medieval.
Una tarde, mi padre, después del almuerzo, nos dio la noticia. Había aceptado una apuesta para la jugada de gallos de
San Andrés, el 28 de julio. No había podido evitarlo. Dentro de un mes toparía el "Carmelo” con el Ajiseco" un
famoso gallo vencedor, como el nuestro. Nosotros recibimos la noticia con profundo dolor. El "Carmelo" iría a un
combate a luchar a muerte, cuerpo a cuerpo, con un gallo más fuerte y más joven. Hacía ya tres años que estaba en
casa, había él envejecido mientras crecíamos nosotros, ¿por qué aquella cruel dad de hacerla pelear?...
Llegó el terrible día. Todos en casa estábamos tristes. Un hombre había venidos a preparar al Carmelo". A nosotros
ya no nos permitían ni verlo. El día 28de julio por la tarde, vino el preparador y de una caja llena de algodones, sacó
una medialuna de acero con unas pequeñas correas: era la navaja, la espada del soldado.
-¡Qué crueldad!- dijo mi madre.
Lloraban mis hermanas.
Llegamos a San Andrés. El pueblo estaba de fiesta. Nos encaminamos a "la cancha". Mi padre, rodeado de algunos
amigos, se instaló. Al frente estaba el juez y a su derecha el dueño del paladín "Ajiseco". Sonó una campanilla.
Salieron por lugares opuestos dos hombres, llevando cada uno un gallo.
Los adversarios, dos gallos de débil contextura, y uno de ellos cantó. Colérico respondió el otro echándole al medio
del circo, alargaron los cuellos, erizadas las plumas, y se acometieron. Hubo ruido de alas, plumas que volaron,
gritos de la muchedumbre, jadeante lucha, cayó uno de ellos. Su cabecita afilada y roja, besó el suelo, y la voz del
juez:
-¡Ha enterrado el pico, señores!
Fueron sacados del ruedo. La primera jornada había terminado. Ahora entraba el nuestro: el "Caballero Carmelo". Un
rumor de expectación vibró en el circo:
-El Ajiseco y el Carmelo!
-Cien soles de apuesta!...
Sonó la campanilla del Juez y yo empecé a temblar.
En medio de la expectación general salieron dos hombres, cada uno con su gallo. Se hizo un profundo silencio y
soltaron a los dos rivales. Nuestro Carmelo aliado del otro era un gallo viejo y achacoso; todos apostaban al enemigo,
No faltó aficionado que anunciara el triunfo del Carmelo, pero la mayoría de las apuestas favorecían al adversario.
Una vez frente al enemigo el Carmelo empezó a picotear, agitó las alas y cantó. El otro, miraba con desprecio a
nuestro gallo y se paseaba como dueño de la cancha, llegaron al centro y alargaron sus erizados cuellos, tocándose los
picos sin perder terreno. El Ajiseco dio la primera embestida; entablándose la lucha, singular batalla y yo rogaba a la
Virgen que sacara con bien a nuestro viejo paladín. Jadeantes se detuvieron un segundo. Un hilo de sangre corría por
la pierna del Carmelo. Estaba herido, nuevas apuestas en favor del Ajiseco y las gentes felicitaban ya al poseedor del
menguado. En un nuevo encuentro, el Carmelo cantó, acordándose de sus tiempos y acometió con tal furia que
desbarató al otro de un solo impulso. Por fin, una herida grave hizo caer al Carmelo, jadeante...
-¡Bravo! ¡Bravo al Ajiseco! -gritaron sus partidarios creyendo ganada la prueba.
Pero el juez, atento a todos los detalles de la lucha y con acuerdo de cánones, dijo:
-¡Todavía no ha enterrado el pico, señores!
En efecto, el Carmelo. Su enemigo, como para humillarlo, se acercó a él sin hacerle daño. Nació entonces, en medio
del dolor de la caída, todo el coraje de los gallos del "Caucazo". Incorporado el Carmelo, como un soldado herido,
acometió de frente y definitivo sobre su rival, con una estocada que lo dejó muerto en el sitio. Fue entonces cuando el
Carmelo que se desangraba, se dejó caer, después que el Ajiseco había enterrado el pico. La jugada estaba ganada y
un clamoreo incesante se levantó en la cancha. Felicitaron a mi padre por el triunfo, mientras resonaba entusiasta:
-¡Viva el Carmelo!
Yo y mis hermanos lo recibimos y lo condujimos a casa, dos días estuvo el gallo sometido a toda clase de cuidados.
Una gran tristeza reinaba en la casa. Aquel segundo día De pronto el gallo se incorporó, expiró apacible. Echamos a
llorar. Fuimos en busca de mi madre, y ya no lo vimos más. Sombría fue la comida aquella noche.

ABRAHAM VALDELOMAR
Ficha de Lectura “EL CABALLERO CARMELO”

Apellidos y Nombres: ………………………………………………………………………………………..…….


Grado: ……………. Sección: …………….. Fecha: ………………………………………………………………….
 Jinete: …………………………………………………………………………………………………………….
 Viajero:……………………………………………………………………………………………………………..
 Alforja: ……………………………………………………………………………………………………………..
 Combate: …………………………………………………………………………………………………………...
 Paladín: …………………………………………………………………………………………………………….
 Circo: ……………………………………………………………………………………………………………….
1. ¿Qué ocurrió un día? , que vieron quien era, que gritaron
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
2. ¿Quién se regocijaba? Y donde llego, y que pregunto, bajo donde estaba
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………….…………...
3. ¿Qué había sobre la mes? Que había traído,
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
4. ¿Qué trajo para papá? y a poco con que volvió
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….………...
5. ¿Quién entro en nuestra casa? Y Como era el Carmelo, de color, sus piernas como.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
6. ¿Qué dijo una tarde su padre? Y que ocurriría dentro de un mes, y como era este
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
…………………………………………………………………………………………………………………
7. ¿Cómo recibimos la noticia? Y ¿A qué iría? y que hacia ya tres años, para que hacerlo
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….……...
8. ¿Después de la primera jornada ahora quien entraba en el ruedo terminada? Y cuanto fue la apuesta.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
9. ¿En medio de la expectativa quienes salieron? Y como salio El Carmelo y como comenzó la pelea
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………….……...
10. ¿Cómo dio el Ajiseco la primera embestida? Y las nuevas apuestas a favor de quien Iván
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………..………..
11. ¿Qué ocurrió en un nuevo encuentro? Y Por fin, una herida grave, que dijo el juez.
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………….………...
12. ¿En efecto el Carmelo? ¿Que hacia su enemigo? Incorporándose el Carmelo que hizo
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
13. Fue entonces cuando el Carmelo que se desangraba que hizo, y la jugada como estaba y que clamor
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………...
14. ¿Quiénes lo recibieron? Y que ocurrió después
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
Ficha de Lectura “EL CABALLERO CARMELO” Corrección
 Jinete: Hombre diestro en la equitación. Hombre que cabalga
 Viajero: Que viaja. Persona que relata un viaje.
 Alforja. Especie de talega abierta por el centro y cerrada por sus extremos, los cuales forman dos bolsas grandes
 Combate: Pelea entre personas o animales. Acción bélica o pelea
 Paladín: Caballero fuerte y valeroso que, voluntario en la guerra, se distingue por sus hazañas
 Circo. Cubierto por una carpa, con gradería para los espectadores, espectáculo de artistas, animales.
1. ¿Qué ocurrió un día? , que vieron quien era, que gritaron
Un día después del desayuno, cuando el sol empezaba a calentar vimos, un jinete en bellísimo caballo de paso,
Era el hermano mayor que, años corridos, volvía. Salimos atropelladamente gritando;
-¡Roberto! ¡Roberto!
2. ¿Quién se regocijaba? Y donde llego, y que pregunto, bajo donde estaba
Mi madre! acariciaba su tostada piel, recorría las habitaciones rodeado de nosotros; fue a su cuarto, pasó al
comedor, y llegó al jardín:
-¿Y la higuerilla?- dijo. Buscaba, aquel árbol cuya semilla sembrara él mismo antes de partir. Reímos todos:
-¡Bajo la higuerilla estás!...
3. ¿Qué había sobre la mes? Que había traído,
La alforja rebosante; sacaba él uno a uno, los objetos que traía y los iba entre a cada uno de nosotros. ¡Qué
cosas tan ricas! ¡Por dónde había viajado!, dulce, bizcochuelos, tejas rellenas.
4. ¿Qué trajo para papá? y a poco con que volvió
-El Carmelo!
A poco volvió éste con una jaula y sacó de ella un gallo que ya libre, estiró, agitó las alas y cantó.
5. ¿Quién entro en nuestra casa? Y Como era el Carmelo, de color, sus piernas como.
Casa este amigo íntimo de nuestra infancia cuya memoria perdura aún en nuestro hogar
El Caballero Carmelo. Esbelto, magro musculoso y austero, su afilada cabeza roja era la de un hidalgo
caballeroso, justiciero y prudente, cresta de encendido ojos vivos y redondos, mirada fiera, acerado pico
agudo. La cola hacía un arco de plumas tornasoles, su cuerpo de color Carmelo las piernas fuertes de un
armado caballero medieval.
6. ¿Qué dijo una tarde su padre? Y que ocurriría dentro de un mes, y como era este
Había aceptado una apuesta para la jugada de gallos de San Andrés, el 28 de julio. No había podido evitarlo.
Dentro de un mes toparía el "Carmelo” con el Ajiseco" un famoso gallo vencedor, como el nuestro..
7. ¿Cómo recibimos la noticia? Y ¿A qué iría? y que hacia ya tres años, para que hacerlo
Con profundo dolor. El "Carmelo" iría a un combate a luchar a muerte, cuerpo a cuerpo, con un gallo más
fuerte y más joven. Hacía ya tres años que estaba en casa, había él envejecido mientras crecíamos nosotros,
¿por qué aquella cruel dad de hacerla pelear?.
8. ¿Después de la primera jornada ahora quien entraba en el ruedo terminada? Y cuanto fue la apuesta.
El "Caballero Carmelo". Un rumor de expectación vibró en el circo:
-El Ajiseco y el Carmelo! -Cien soles de apuesta!.
9. ¿En medio de la expectativa quienes salieron? Y como salio El Carmelo y como comenzó la pelea
Dos hombres, cada uno con su gallo. Se hizo un profundo silencio y soltaron a los dos rivales. Nuestro
Carmelo aliado del otro era un gallo viejo y achacoso; todos apostaban al enemigo,
No faltó aficionado que anunciara el triunfo del Carmelo, pero la mayoría de las apuestas favorecían al
adversario. Una vez frente al enemigo el Carmelo empezó a picotear, agitó las alas y cantó.
10. ¿Cómo dio el ajiseco la primera embestida? Y las nuevas apuestas a favor de quien Iván
Entablándose la lucha, singular batalla y yo rogaba a la Virgen que sacara con bien a nuestro viejo paladín.
Jadeantes se detuvieron un segundo. Un hilo de sangre corría por la pierna del Carmelo. Estaba herido, nuevas
apuestas en favor del Ajiseco.
11. ¿Qué ocurrió en un nuevo encuentro? Y Por fin, una herida grave, que dijo el juez.
El Carmelo cantó, acordándose de sus tiempos y acometió con tal furia que desbarató al otro de un solo
impulso. Por fin, una herida grave hizo caer al Carmelo, jadeante. -¡Bravo! ¡Bravo al Ajiseco! -gritaron sus
partidarios creyendo ganada la prueba. Pero el juez, atento a todos los detalles de la lucha y con acuerdo de
cánones, dijo: -¡Todavía no ha enterrado el pico, señores!
12. ¿En efecto el Carmelo? ¿Que hacia su enemigo? Incorporándose el Carmelo que hizo
Su enemigo, como para humillarlo, se acercó a él sin hacerle daño. Nació entonces, en medio del dolor de la
caída, todo el coraje de los gallos del "Caucazo". Incorporado el Carmelo, como un soldado herido, acometió
de frente y definitivo sobre su rival, con una estocada que lo dejó muerto en el sitio.
13. Fue entonces cuando el Carmelo que se desangraba que hizo, y la jugada como estaba y que clamor
Se dejó caer, después que el Ajiseco había enterrado el pico. La jugada estaba ganada y un clamoreo incesante
se levantó en la cancha. Felicitaron a mi padre por el triunfo, mientras resonaba entusiasta: -¡Viva el Carmelo!
14. ¿Quiénes lo recibieron? Y que ocurrió después
Yo y mis hermanos lo recibimos y lo condujimos a casa, dos días estuvo el gallo sometido a toda clase de
cuidados.
Una gran tristeza reinaba en la casa. Aquel segundo día De pronto el gallo se incorporó, expiró apacible.
Echamos a llorar. Fuimos en busca de mi madre, y ya no lo vimos más. Sombría fue la comida aquella noche.
EL VUELO DE LOS CÓNDORES
Aquel día demoré en la calle y no sabía qué decir al volver a casa. A las cuatro salí de la Escuela, deteniéndome en el
muelle, donde un grupo de curiosos rodeaba a unas cuantas personas. Metido entre ellos supe que había
desembarcado un circo.
-Ese es el barrista -decían, señalando a un hombre de mediana estatura, -Aquél es el domador. Y señalaban a sujeto
hosco. Le acompañaba una bella mujer con flotante velo lila; llevaba un perrito, -Éste es el payaso -dijo alguien.
El buen hombre volvió la cara vivamente: -¡Qué serio!. Pasaron luego algunos artistas más; y , una niña blanca, muy
blanca, sonriente, de rubios cabellos, linda y morenos ojos. Pasaron todos. Seguí entre la multitud aquel desfile.
Yo estaba dichoso por haberlos visto. Al día siguiente contaría en la Escuela quiénes eran, cómo eran, y qué decían.
Pero encaminándome a casa, me di cuenta de que ya estaba obscureciendo. Era muy tarde. ¿Qué decir?
¿Dónde has estado? Era mi hermano Anfiloquio. Yo no sabía qué responder.
-Nada -apunté con despreocupación forzada- que salimos tarde del colegio. -No puede ser; porque Alfredito llegó a
su casa a la cuatro y cuarto...
. Todos estaban serios. Mis hermanos no se atrevían a decir palabra. Felizmente, mi padre no estaba y cuando fui a
dar el beso a mamá, me dijo fríamente:
-Cómo jovencito, ¿éstas son horas de venir?... Yo no respondí nada.
Nunca había llegado tarde a mi casa, mi hermanita. Se acercó a mí tímidamente.
-Oye -me dijo tirándome del brazo y sin mirarme de frente-, anda a comer...
Su gesto me alentó un poco. Era mi buena confidente, mi abnegada compañera, la que se ocupaba de mí ¿Ya
comieron todos? le interrogué. -Hace mucho tiempo. ¿y qué han dicho?...
-Pero oye, ¿dónde fuiste?...
Me acordé del circo, empecé a contarle lo que había visto. -¿Y cuándo dan función? -El sábado...
Todos se habían acostado ya. Apareció mi madre. Me riñó blandamente, y entonces tuve claro concepto de mi falta.
Soñé con el circo. Llegó el sábado. Durante el almuerzo, en mi casa, mis hermanos hablaron del circo. Papá sonreía.
Al concluir el almuerzo sacó pausadamente un sobre. -¡Entradas! - cuchichearon mis hermanos. -Sí, entradas.
-¡Abraham, Abraham! -gritaba mi hermanita -¡Los volatineros!
Salimos todos a la puerta. Vimos pasar la banda de músicos en un caballo blanco, la artista Miss Blutner, después iba
Mister Kendall, en otro caballo. Miss Orquídea, la bellísima criatura, que sonreía tristemente; y luego "Confitito".
Mis hermanos apenas comieron. No veíamos la hora de llegar al circo. Llegamos a una gran carpa. El circo estaba
rebosante. La escalonada muchedumbre formaba un gran círculo, entre ésta y los palcos que ocupábamos nosotros.
Ante los palcos estaba la pista, la arena donde iban a realizarse las maravillas de aquella noche.
La música comenzó con el programa:
Presentación de la compañía. Salieron los artistas en doble fila. Llegaron al centro de la pista y saludaron a todas
partes con una actitud uniforme, graciosa y peculiar. Después todos los números del programa:
-¡EI Vuelo de los Cóndores!
Dos trapecios colgados del centro mismo de ésta oscilaban, Sonó la campanada y apareció entre dos artistas Miss
Orquídea llegó al centro, saludó graciosamente, colgóse de una cuerda y la ascendieron al estrado. La prueba
consistía en que la niña tomase el trapecio que, pendiendo del centro, le acercaban con unas cuerdas a la mano,
donde otro trapecio la esperaba, debiendo cambiar de trapecio y detenerse nuevamente en el estrado opuesto.
La niña se lanzó mientras el bombo -detenida la música- producía un ruido siniestro y monótono. ¡Qué Miedo.
¡Cuánto habría dado yo porque aquella niña rubia y triste no volase!
Serenamente realizó la peligrosa hazaña. El público silencioso y casi inmóvil la contemplaba y cuando la niña se
instaló nuevamente en el estrado y saludó, segura de su triunfo, el público la aclamó con vehemencia.
El público aplaudía más, más. La prueba iba a repetirse.
Nuevas aclamaciones. La pobre niña obedeció. Subió. El público enmudeció, el silencio se hizo en el circo y yo hacía
votos, con los ojos fijos en ella, porque saliese bien de la prueba. Sonó una palmada y Miss Orquídea se lanzó…
¿Qué le pasó a la niña? Nadie lo sabía. Cogió mal el trapecio, se soltó a destiempo, dio un grito profundo, horrible
pavoroso y cayó como una avecilla herida en el vuelo. Sobre la red del circo, que la salvó de la muerte. Rebotó en
ella varias veces. El golpe fue sordo. La recogieron, escupió y vi mancharse de sangre su pañuelo.
Papá nos hizo salir, y yo, mudo y triste, oyendo los comentarios, Pasaron algunos días. Yo recordaba siempre con
tristeza a la pobre niña. El circo seguía funcionando. Mi padre no quiso que fuéramos más. Pero ya no daban el Vuelo
de los Cóndores. El sábado siguiente, cuando ¿Vendría Miss Orquídea?...
¡Con qué ansia vi, acercarse el desfile, después el caballo de Miss Orquídea, solo, con un listón negro en la cabeza ...
¿Dónde estaba Miss Orquídea? No quise ver más; entré a mi cuarto y por primera vez, sin saber por qué, lloré a
escondidas la ausencia de la pobrecita artista.
Algunos días más tarde, vi una niña muy pálida, muy delgada, sentada, mirando desde allí el mar. No me equivocaba:
Era Miss Orquídea, en un gran sillón de brazos, envuelta en una manta verde, inmóvil.
Me quedé mirándola largo rato. La niña levantó hacia mí los ojos y me miró dulcemente. ¡Cuán enferma debía estar!
por la tarde volví a pasar por la casa. Allí estaba la enfermita, sola. La miré cariñosamente; esta vez la enferma
sonrió, sonrió. ¡Ah, quién pudiera ir a su lado a consolarla! Volví al otro día, y al otro, y así durante ocho días.
Éramos como amigos. Yo me acercaba a la baranda de la terraza, pero no hablábamos. Siempre nos sonreíamos
mudos y yo estaba mucho tiempo a su lado.
Al noveno día me acerqué a la casa. Miss Orquídea no estaba. En el muelle vi. a algunos de los artistas, caminando
despacio, tosiendo, tosiendo, la bella criatura.. La niña buscó algo con los ojos, me vio, sonrió muy dulcemente
conmigo y me dijo al pasar junto a mí: -Adiós... Mis ojos la vieron bajar en brazos de Kendall; y ella me miraba triste
con los ojos húmedos; sacó su pañuelo y lo agitó mirándome; yo la saludaba con la mano, y así se fue esfumando.
ABRAHAM VALDELOMAR
Ficha de Lectura “EL VUELO DE LOS CÓNDORES”

Apellidos y Nombres: ………………………………………………………………………………………..…….


Grado: ……………. Sección: …………….. Fecha: ………………………………………………………………….
 Muelle: ………………………………………………………………………………………………………………..
 Circo: ……………………………………………………………………………………………………...
 Desembarcar: ……………………………………………………………………………………………..
 Trapecio: ………………………………………………………………………………………………….
 Artista: …………………………………………………………………………………………………….
2. ¿Qué ocurrió aquel día? ¿A que hora salió? ¿Dónde se detuvo y que supo? ¿Quiénes eran y como eran?
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………………………….…………...
3. ¿Qué dijo alguien?¿Que hizo el buen hombre?¿quienes pasaron luego?¿como era la niña?,¿a quién seguí?
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………………………………………………………………………………………………………………...
4. ¿Por qué estaba dichoso, que aria?¿Se dio cuenta? Quien le pregunto donde has estado ¿Qué respondió?,
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……………………………………………………………………………………………………….………...
5. ¿Por qué no podía ser? Y cómo estaban todos, ¿Qué le dijo su madre?¿Que le dijo su hermanita .
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………………………………………………………………………………………………………………...
6. ¿Qué hizo su gesto? ¿Qué era, que le pregunto, que le preguntaba ella, que se acordó,¿ cuando dan función
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………………………………………………………………………………………………………………...
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7. ¿Al acostarse? ¿Qué tuvo claro, qué soñó, qué ocurrió el sábado, que saco, que grito la hermanita
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……………………………………………………………………………………………………….……...
8. ¿Al salir vieron? Que hicieron sus hermanos, ¿cómo estaba el circo, antes de los palcos, cómo comenzó.
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………………………………………………………………………………………………………………...
8. ¿Quiénes salieron? Y Cómo era el vuelo de los cóndores, en que consistía la prueba para detenerse donde
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………………………………………………………………………………………………………….……...
9. ¿La niña se lanzo a? serenamente que hizo, y el público como la exclamo, ¿Qué pasaría con la prueba?
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10. ¿Nuevas aclamaciones? ¿Qué hizo la niña, hacia votos , quien se lanzo, que paso con la niña y como cayo
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……………………………………………………………………………………………………….………...
11. ¿Sobre la red? ¿cómo la recogieron?¿ Que hizo su papá, Al pasar algunos días que ocurrió, el circo seguía
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………………………………………………………………………………………………………………...
12. ¿ Su padre que no quiso, el sábado, Que vi con ansia, Dónde estaba , al entrar al cuarto, la ausencia de
…………………………………………………………………………………………………………………
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………………………………………………………………………………………………………………...
13. ¿Qué ocurrió algunos días? Y quien era, envuelta en, cómo se quedo, ¿Qué hizo la niña, por la tarde
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14. Resume el cuento
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Ficha de Lectura “EL VUELO DE LOS CÓNDORES”
 Muelle: Obra de piedra, hierro o madera, construida en dirección conveniente en la orilla del mar
o de un río
 Circo. Recinto cubierto por una carpa, con gradería para los espectadores, tiene en medio una
pistas donde actúan
 desembarcar. Sacar de la nave y poner en tierra lo embarcado. Salir de una embarcación
 trapecio. (Palo horizontal suspendido de dos cuerdas por sus extremos y que sirve para ejercicios
 artista. Se dice de quien estudiaba el curso de artes. Persona que ejercita alguna arte bella.
1. ¿Qué ocurrió aquel día? ¿A que hora salió? ¿Dónde se detuvo y que supo? ¿Quiénes eran y como eran?
Demoré en la calle y no sabía qué decir al volver a casa. A las cuatro salí de la Escuela, deteniéndome en el muelle,
donde un grupo de curiosos rodeaba a unas cuantas personas. Metido entre ellos supe que había desembarcado un
circo. -Ese es el barrista -decían, señalando a un hombre de mediana estatura, -Aquél es el domador. Y señalaban a
sujeto hosco. Le acompañaba una bella mujer con flotante velo lila; llevaba un perrito.
2. ¿Qué dijo alguien?¿Que hizo el buen hombre?¿quienes pasaron luego?¿como era la niña?,¿a quién seguí?
Éste es el payaso. Volvió la cara vivamente: -¡Qué serio!. Pasaron luego algunos artistas más; y, Blanca, muy
blanca, sonriente, de rubios cabellos, linda y morenos ojos. Todos. Seguí entre la multitud aquel desfile.
3. ¿Por qué estaba dichoso, que aria? ¿Se dio cuenta? Quien le pregunto donde has estado ¿Qué respondió?
Por haberlos visto. Al día siguiente contaría en la Escuela quiénes eran, cómo eran, y qué decían. Pero
encaminándome a casa, que ya estaba obscureciendo. Era muy tarde. ¿Qué decir? Era mi hermano Anfiloquio. Yo
no sabía qué responder. -Nada -apunté con despreocupación forzada- que salimos tarde del colegio...
4. ¿Por qué no podía ser? Y cómo estaban todos, ¿Qué le dijo su madre?¿Que le dijo su hermanita .
Porque Alfredito llegó a su casa a la cuatro y cuarto...serios. Mis hermanos no se atrevían a decir palabra.
Felizmente, mi padre no estaba y cuando fui a dar el beso a mamá, me dijo fríamente: -Cómo jovencito, ¿éstas son
horas de venir?... Yo no respondí nada. Nunca había llegado tarde a mi casa, mi hermanita. Se acercó a mí
tímidamente.-Oye -me dijo tirándome del brazo y sin mirarme de frente-, anda a comer.
5. ¿Qué hizo su gesto? ¿Qué era, que le pregunto, que le preguntaba ella, que se acordó,¿ cuando dan función
Me alentó un poco. Era mi buena confidente, mi abnegada compañera, la que se ocupaba de mí ¿Ya comieron
todos? le interrogué. -Hace mucho tiempo. ¿y qué han dicho?...-Pero oye, ¿dónde fuiste?...Me acordé del circo,
empecé a contarle lo que había visto. -¿Y cuándo dan función? -El sábado.
6. ¿Al acostarse? ¿Qué tuvo claro, qué soñó, qué ocurrió el sábado, que saco, que grito la hermanita
Apareció mi madre. Me riñó blandamente, y entonces El concepto de mi falta. Soñé con el circo. Durante el
almuerzo, en mi casa, mis hermanos hablaron del circo. Papá sonreía. Al concluir el almuerzo sacó pausadamente
un sobre. -¡Entradas! -. -Sí, entradas. -¡Abraham, Abraham! -gritaba mi hermanita -¡Los volatineros!
7. ¿Al salir vieron? Que hicieron sus hermanos, ¿cómo estaba el circo, antes de los palcos, cómo comenzó.
Vimos pasar la banda de músicos en un caballo blanco, la artista Miss Blutner, después iba Mister Kendall, en otro
caballo. Miss Orquídea, la bellísima criatura, que sonreía tristemente; y luego "Confitito". Apenas comieron. No
veíamos la hora de llegar al circo. Llegamos a una gran carpa. El circo estaba rebosante. La escalonada
muchedumbre formaba un gran círculo, entre ésta y los palcos que ocupábamos nosotros. Ante los palcos estaba la
pista, la arena donde iban a realizarse las maravillas de aquella noche. La música comenzó con el programa:
8. ¿Quiénes salieron? Y Cómo era el vuelo de los cóndores, en que consistía la prueba para detenerse donde
Los artistas en doble fila. Llegaron al centro de la pista y saludaron a todas partes con una actitud uniforme,
graciosa y peculiar. Después todos los números del programa: -¡EI Vuelo de los Cóndores! Dos trapecios colgados
del centro mismo de ésta oscilaban, Sonó la campanada y apareció entre dos artistas Miss Orquídea llegó al centro,
saludó graciosamente, colgóse de una cuerda y la ascendieron al estrado. La prueba consistía en que la niña tomase
el trapecio que, pendiendo del centro, le acercaban con unas cuerdas a la mano, donde otro trapecio la esperaba,
debiendo cambiar de trapecio y detenerse nuevamente en el estrado opuesto.
9. ¿La niña se lanzo a? serenamente que hizo, y el público como la exclamo, ¿Qué pasaría con la prueba?
La niña se lanzó mientras el bombo -detenida la música- producía un ruido siniestro y monótono. ¡Qué Miedo.
¡Cuánto habría dado yo porque aquella niña rubia y triste no volase! Serenamente realizó la peligrosa hazaña. El
público silencioso y casi inmóvil la contemplaba y cuando la niña se instaló nuevamente en el estrado y saludó,
segura de su triunfo, el público la aclamó con vehemencia. El público aplaudía más, más. La prueba iba a repetirse.
10. ¿Nuevas aclamaciones? ¿Qué hizo la niña, hacia votos , quien se lanzo, que paso con la niña y como cayo
Aclamaciones. La pobre niña obedeció. Subió. El público enmudeció, el silencio se hizo en el circo y yo hacía
votos, con los ojos fijos en ella, porque saliese bien de la prueba. Sonó una palmada y Miss Orquídea se lanzó…
¿Qué le pasó a la niña? Nadie lo sabía. Cogió mal el trapecio, se soltó a destiempo, dio un grito profundo, horrible
pavoroso y cayó como una avecilla herida en el vuelo.
11. ¿Sobre la red? ¿cómo la recogieron?¿ Que hizo su papá, Al pasar algunos días que ocurrió, el circo seguía
Que la salvó de la muerte. Rebotó en ella varias veces. El golpe fue sordo. Escupió y vi mancharse de sangre su
pañuelo. Papá nos hizo salir, y yo, mudo y triste, oyendo los comentarios. Yo recordaba siempre con tristeza a la
pobre niña. El circo seguía funcionando.
12. ¿ Su padre que no quiso, el sábado, Que vi con ansia, Dónde estaba , al entrar al cuarto, la ausencia de
Que fuéramos más. Pero ya no daban el Vuelo de los Cóndores, cuando ¿Vendría Miss Orquídea?.¡Con qué ansia
vi, acercarse el desfile, después el caballo de Miss Orquídea, solo, con un listón negro en la cabeza Miss Orquídea?
No quise ver más; entré por primera vez, sin saber por qué, lloré a escondidas la ausencia de la pobrecita artista.
13. ¿Qué ocurrió algunos días? Y quien era, envuelta en, cómo se quedo, ¿Qué hizo la niña, por la tarde
Vi una niña muy pálida, muy delgada, sentada, mirando desde allí el mar. No me equivocaba: Era Miss Orquídea,
en un gran sillón de brazos, envuelta en una manta verde, inmóvil. Me quedé mirándola largo rato. La niña levantó
hacia mí los ojos y me miró dulcemente. ¡Cuán enferma debía estar! por la tarde volví a pasar por la casa.
15. Resume el cuento

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