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Buenos días hermanos y hermanas.

Hoy nos reunimos para hablar sobre un principio fundamental en la Iglesia de Jesucristo de
los Santos de los Últimos Días: la consagración. La consagración es un concepto que se encuentra arraigado en la doctrina de la
Iglesia y es esencial para nuestro crecimiento espiritual y nuestra relación con Dios.

En el Libro de Mormón, el rey Benjamín enseñó a su pueblo acerca de la consagración. Les instó a servir a Dios y a sus
semejantes. Durante su reinado, el pueblo de Benjamín trabajó juntos para proporcionar a los necesitados y se unieron en el
servicio desinteresado (Véase Mosíah 2-4).
14 y aun yo mismo he atrabajado con mis propias manos a fin de poder serviros, y que no fueseis abrumados con tributos, ni
que cayera sobre vosotros cosa alguna que fuese pesada de llevar; y de todas estas cosas que he hablado, vosotros mismos
sois testigos este día.

17 Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis asabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al bservicio de
vuestros csemejantes, solo estáis al servicio de vuestro Dios.
18 He aquí, me habéis llamado vuestro rey; y si yo, a quien llamáis vuestro rey, trabajo para aserviros, ¿no debéis trabajar
vosotros para serviros unos a otros?
21 os digo que si sirvieseis a aquel que os ha creado desde el principio, y os está preservando día tras día, dándoos aliento
para que podáis vivir, moveros y obrar según vuestra apropia voluntad, y aun sustentándoos momento tras momento, digo
que si lo sirvieseis con toda vuestra alma, todavía seríais servidores bimproductivos.
34 Os digo que no hay ninguno de entre vosotros, salvo vuestros niños pequeños que no han sido instruidos en cuanto a estas
cosas, que no sepa que estáis eternamente en deuda con vuestro Padre Celestial de entregarle todo lo que tenéis y sois;
OTROS EJEMPLOS DE LAS ESCRITURAS
Alma y los hijos de Mosíah abandonaron sus posiciones privilegiadas y riquezas para predicar el Evangelio a los lamanitas. Este
acto de renuncia y dedicación es un claro ejemplo de consagración en acción .
En el Nuevo Testamento, Jesús elogió a una viuda que dio dos monedas de poco valor en el templo. Aunque su contribución era
pequeña en términos monetarios, Jesús la elogió porque dio todo lo que tenía
La parábola del buen samaritano es un ejemplo de consagración. El samaritano mostró amor y servicio desinteresado al ayudar
a un hombre herido en la carretera, a pesar de las diferencias culturales y religiosas.

La consagración, en su esencia, implica dedicar nuestra vida y recursos al servicio de Dios y de nuestros semejantes. Se basa en
el amor y la disposición de poner las necesidades de otros por encima de las nuestras, siguiendo el ejemplo de Jesucristo.
En la historia de la Iglesia, hemos visto ejemplos notables de consagración, como la dedicación de nuestros primeros líderes para
establecer la Iglesia y el sacrificio de los primeros miembros que abandonaron sus hogares en busca de la verdad.
Estos ejemplos resaltan la importancia de la disposición de servir, el sacrificio personal y el amor .
La consagración no es un concepto limitado a una época o lugar, sino un principio eterno que se encuentra en toda la escritura
sagrada.
- Al seguir estos ejemplos, podemos encontrar inspiración y orientación en nuestra propia vida para vivir de acuerdo con los
principios de la consagración.

Quisiera mencionarles 4 Principios clave de la consagración:*


1. *Fe en Dios:* La consagración comienza con una profunda fe en Dios y su plan para nosotros. Creemos que todo lo que
tenemos proviene de Él.
2. *Servicio desinteresado:* La consagración implica servir a los demás sin esperar nada a cambio, extendiendo una mano amiga
y compartiendo nuestra fe y recursos para aliviar las cargas de los que nos rodean.
3. *Sacrificio personal:* A menudo, la consagración requiere que hagamos sacrificios personales, ya sea de tiempo, talentos o
recursos. Esto nos ayuda a desarrollar la humildad y la dependencia de Dios.
4. *Obra misional:* La predicación del Evangelio y la enseñanza de los principios de la Iglesia son formas de consagración, ya que
ayudamos a otros a encontrar la verdad.

el élder Dieter F. Uchtdorf Del Cuórum de los Doce Apóstoles dijo


Si deseamos que el Salvador nos eleve hacia el cielo, entonces nuestro compromiso con Él y Su evangelio no puede ser casual ni
ocasional.vuestro Padre Celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

En Mateo 6:33 nos dice


“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Sin embargo, eso no quiere decir que sea fácil; requiere tanto sacrificio como consagración. Requiere dejar que algunas cosas
desaparezcan y dejar que otras crezcan. El sacrificio y la consagración son dos leyes celestiales que hacemos convenio de
obedecer en el santo templo. Estas dos leyes son similares, pero no idénticas.
Sacrificar quiere decir renunciar a algo a favor de algo más valioso. En la antigüedad, el pueblo de Dios sacrificaba los
primogénitos de sus rebaños en honor al Mesías que vendría. A lo largo de la historia, los santos fieles han sacrificado deseos
personales, comodidades e incluso su vida por el Salvador. Todos tenemos cosas, grandes y pequeñas, que debemos sacrificar a
fin de seguir a Jesucristo más plenamente. Nuestros sacrificios demuestran lo que valoramos realmente. Los sacrificios son
sagrados y el Señor los honra. La consagración es diferente del sacrificio al menos de una manera importante. Cuando
consagramos algo, no dejamos que se consuma sobre el altar. Más bien, le damos uso en el servicio del Señor; lo dedicamos a Él
y a Sus santos propósitos. Recibimos los talentos que el Señor nos ha dado y nos esforzamos por aumentarlos, en gran medida,
para llegar así a ser aún más útiles en la edificación del Reino del Señor.
A muy pocos de nosotros se nos pedirá alguna vez que sacrifiquemos nuestra vida por el Salvador, pero a todos se nos invita a
consagrarle nuestra vida.

El elder Neal A. Maxwell dijo:


La consagración es la única rendición que es también una victoria, pues libera a la persona de la bulliciosa y atestada celda del
egoísmo y de la tenebrosa prisión del orgullo.”
El dijo
Esto va dirigido a los miembros básicamente “honorables”, que participan superficialmente sin aumentar su dedicación como
discípulos y que están apáticamente empeñados en lugar de estar “anhelosamente empeñados “ en esta causa. Aunque
participan un poco, sus dudas y su mala gana se hacen evidentes. Puede que aun vayan al santo templo, pero permanecen
impermeabilizados a la santa influencia de este.
Dichos miembros aceptan los llamamientos pero no todos los deberes que estos traen consigo; de ahí que las tareas de ellos en
la Iglesia muchas veces deben realizarlas los que ya están “anhelosamente empeñados”. Algunos se consideran tan sólo “en
temporada de descanso” entre llamamientos de la Iglesia. Sin embargo, nunca estamos en tiempos de descansar en cuanto a
este llamado de Jesús .

Si se está “en temporada de descanso” con respecto a alguna asignación o llamamiento, no se cumple nuestro compromiso de
ser “valientes” en el testimonio de Jesus, ya que éste supone el esforzarse por ser cada vez mas como es El, en pensamiento, en
corazón y en cualidades .

El llegar a ser esa clase de hombres y de mujeres constituye la máxima expresión de la verdadera religión.¡
Los que sinceramente se esfuerzan por aumentar su consagración no rechazan ni sus cometidos ni sus convenios en el templo;
evitan la obscenidad, guardan la ley de castidad, pagan sus diezmos, aman y sirven a su cónyuge y a sus hijos. Como buenos
hermanos, llevan “las cargas de unos y otros”, lloran “con los que lloran”, consuelan “a los que necesitan de consuelo” y con
valentía son “testigos de Dios a todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar.”

El no consagrarse completamente ocurre de muchas maneras: el reino terrestre, por ejemplo, incluirá a los “honorables”,
quienes obviamente no dan falso testimonio; sin embargo, aún así, no son “valientes en el testimonio de Jesús”
. La mejor manera de testificar con valentía de Jesús es llegar a ser continuamente más como Él en 3 de nefi 27 Jesús les dijo al
pueblo .Por lo tanto, ¿qué bclase de hombres habéis de ser? En verdad os digo, aun como yo soy.
y es esa consagración la que esculpe el carácter emulador.

D. Todd Christofferson Del Quórum de los Doce Apóstoles dijo El verdadero éxito en esta vida se logra al consagrar nuestra vida,
es decir, nuestro tiempo y opciones, a los propósitos de Dios
La palabra mayordomía trae a la mente la ley de consagración del Señor que tiene una función financiera, pero más que eso, es
una aplicación de la ley celestial a nuestra vida aquí y ahora Consagrar es apartar o dedicar algo como sagrado, reservado para
propósitos santos. Al hacerlo, permitimos que Él nos eleve a nuestro destino más alto.

La consagración no solo bendice la vida de los demás, sino que también enriquece nuestra propia vida. Nos acerca más a Dios,
fortalece nuestras relaciones familiares y nos llena de un profundo sentido de propósito y alegría.

En resumen, la consagración sol una ley fundamental en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Nos llama a
servir a Dios y a nuestros semejantes con amor y sacrificio. Al vivir la consagración, encontramos significado y bendiciones en
nuestras vidas. Sigamos el ejemplo de Jesucristo y vivamos este principio con diligencia, sabiendo que estamos construyendo el
Reino de Dios en la tierra
Cuando nos bautizamos, hicimos ciertas promesas al Señor. Una de esas promesas fue la de servirlo y guardar Sus
mandamientos. Cuando recibimos nuestra investidura en el templo del Señor, también hacemos promesas sagradas. Una de
estas promesas es que viviremos la ley de consagración.

De acuerdo con la ley de consagración, damos de nuestro tiempo, talentos y posesiones y todo lo que nos sea requerido para
edificar el Reino de Dios, a medida que éstos sean necesarios. El Señor nos ha dicho que ésta es una ley celestial, e indica que es
sumamente importante para Su obra aquí en la tierra.

¿Por qué debemos entender la ley de consagración y estar dispuestos a vivirla?

Con respecto a esta ley, el profeta José Smith dijo: “Una religión que no requiere el sacrificio de todas las cosas nunca
tiene el poder suficiente con el cual producir la fe necesaria para llevar a la vida y salvación”

Tal como el Profeta explica, debemos desarrollar la clase de fe que nos lleve a la vida eterna. Esta clase de fe es el
resultado de poner en primer lugar en nuestra vida las cosas del Reino de Dios. Al así hacerlo le demostramos al
Señor que Él y Su reino son más importantes para nosotros que las cosas de este mundo. También nos ayuda a
desarrollar el amor por los demás y la fortaleza espiritual. Por esta razón, el Señor nos ha mandado que le sirvamos
con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza

Es un privilegio consagrar nuestro tiempo y talentos para la edificación del reino del Señor. No es el hombre quien
nos pide que estemos dispuestos a dar todo al Reino de Dios, “Es la voz de Cristo que nos invita a consagrar nuestro
tiempo, nuestros talentos y nuestros medios para llevar a cabo su obra; es Su voz la que nos llama al servicio y
sacrificio. Ésta es Su obra.

Mi invitación es que, si no estamos asiendo lo que el señor requiere de nosotros, si emos olvidado nuestro convenio de dar de
nuestro tiempo nos podamos arrepentir, pedir perdón a Dios y comenzar a hacerlo.

Y recordar que nuestros convenios son por las eternidades no tienen fecha de caducidad y que debemos vivir cada día con lo
máximo que podemos dar, para edificar el reino de Dios como dijo Brigham Young una vez: “El Reino de Dios es lo único de
valor real. Todo lo demás no vale la pena poseerlo aquí ni en la eternidad

Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tenemos la responsabilidad de edificar el
Reino de Dios. Podemos hacerlo guardando nuestra promesa de servir al Señor con todo nuestro corazón, alma,
mente y fuerza. Esto significa que debemos estar dispuestos a dar el tiempo, los talentos y los bienes que se nos
requieran para edificar el Reino de Dios. A medida que lo hagamos, desarrollaremos la fe y el amor y demostraremos
al Señor que ponemos Su reino en primer lugar. Es necesario vivir esta ley celestial —consagrando todo lo que
tenemos para edificar el Reino de Dios— si deseamos heredar el reino celestial..

Y como dijo Jesús a su padre antes que empezara su expiación, en juan 17:4 leemos
Yo te he aglorificado en la tierra; he bacabado la obra que me diste que hiciese.
Que podamos un día nosotros decir esas mismas palabras a nuestro padre celestial que podemas emular el ejemplo de
Jesucristo y esforzarnos para ser como el es .

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