Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Rancho Erã Tico de Papi Hayden Ash
El Rancho Erã Tico de Papi Hayden Ash
HAYDEN ASH
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Otras Obras de Hayden Ash
Sobre la escritora
Nota de la traductora
La siguiente es una obra de ficción dirigida exclusivamente a lectores adultos.
Todos los personajes son mayores de 18 años y ninguno tiene relación de sangre.
Todos los nombres, personajes, lugares y eventos mencionados en esta obra son
producto de la imaginación de la escritora o se utilizan de manera ficticia.
Cualquier coincidencia con eventos, lugares o personas reales, vivas o muertas, es
pura coincidencia.
Derechos de autor © 2023 por Hayden Ash
Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de este libro se puede reproducir de ninguna manera, ni por medio
electrónico, ni mecánico, incluidos sistemas de almacenamiento o recuperación de
información, son el consentimiento por escrito de la escritora, excepto para ser
utilizada en breves citas para la reseña de un libro.
***
Cuando regreso a la planta baja, veo a mi hermanastro por
la ventana. Está afuera parado bajo el sol ardiente del verano.
A papi no se lo ve por ningún sitio, y eso es bastante
normal últimamente. Así que decido unirme a Tom afuera.
Una parte de mí ansiaba poder saltearnos las tareas.
Preferiría seducirlo en un sitio con aire acondicionado.
—¿Por dónde comenzamos hoy, hermano? —le pregunto
cuando lo encuentro afuera—. Era una broma eso de que te iba
a mostrar lo que hago por aquí. No tengo ni idea de lo que
tengo que hacer. Me limito a parecer ocupada cuando papi está
cerca.
—Estaba pensando en comenzar por el campo de maíz —
me responde Tom—. Cierra la puerta para que no entren
insectos.
—¡Ay, por favor! ¿Qué insectos? ¡Si no hay insectos! —
me cruzo de brazos.
Tom se detiene frente a mí y cierra la puerta él mismo. No
puedo evitar notar las definiciones increíbles de sus brazos.
Puedo garantizar que no estaba así de musculoso ni tonificado
la última vez que lo vi.
Ay, por todos los cielos… ¡No puedo estar húmeda de
nuevo!
—¿Comenzamos, querida? —mi hermano me ofrece un
brazo.
—Por supuesto —le respondo coqueta pasándole un brazo
por el suyo.
***
Mientras caminamos hacia el campo, me empiezan a arder
las mejillas… y no se debe al tiempo.
Comienzo a tener los mismos sentimientos que me genera
papi en la entrepierna, pero por Tom.
E stimados lectores:
https://eroticaenespanol.com/
Su traductora,
Caro