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La guerra de reconquista incaica la encabezó Manco Inca en 1536, quien puso sitio al Cuzco y tomó la fortaleza de
Sacsayhuaman, consiguiendo exterminar a importantes partidas de soldados españoles. Uno de sus lugartenientes, Titu
Yupanqui, sitió a la recién fundada ciudad de Lima, en la costa. Los españoles resistieron tanto en Lima como en el Cuzco, con
el apoyo de miles de indios auxiliares (cañaris, chachapoyas, huancas). Sin embargo, debido a la amenaza de la hambruna,
Manco Inca se vio obligado a licenciar a sus fuerzas y se refugió en las selvas de Vilcabamba, con el propósito de renovar la
rebelión. Durante algún tiempo se consagró a enviar a sus tropas a incursionar en los poblados fundados por los españoles, hasta
que resultó asesinado hacia 1542, a manos de unos almagristas a los que había dado refugio. Sus sucesores, llamados incas de
Vilcabamba, mantuvieron la resistencia en dicha zona hasta 1572, cuando el último de ellos, Túpac Amaru I, fue capturado y
llevado al Cuzco, donde fue ejecutado.
1724-1736. La rebelión de los indios de Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreyna, quienes dieron
muerte a sus corregidores, como reacción frente al abuso que cometían estos funcionarios. La rebelión fue
cruelmente reprimida, siendo los indios masacrados, ajusticiados sin juicio, y condenados de por vida a las
mitas de Potosí y Huancavelica, así como a los obrajes y panaderías.
1722-1732. Protestas de Vicente Mora Chimo Cápac, curaca de Chicama (norte del Perú) y descendiente de
los reyes chimúes e incas. Este personaje viajó sin autorización a España, donde presentó sucesivos
memoriales ante el rey de España, reclamando justicia para los indios y quejándose de los funcionarios reales.
1736. Protesta de los caciques de Paita. Estos, tras esquivar la rígida censura virreinal, lograron hacen llegar
a la corte de Madrid un extenso memorial conteniendo denuncias y reclamaciones en favor de los indios.
1737. Rebelión de Andrés Ignacio Cacma Condori y José Orco Huaranca, curacas pertenecientes a las
antiguas panacas incas del Cuzco. En la conjura se hallaban implicados otros 17 curacas. Al producirse
hechos violentos en Azángaro, las autoridades virreinales actuaron con gran rapidez, deteniendo a 89 indios
principales del Cuzco, mientras que columnas milicianas armadas por los mercaderes entraban en Azángaro,
donde, tras cometer excesos de todo tipo, apresaron a 39 indios sindicados como cabecillas de la rebelión.
Todos los implicados fueron condenados a diversas penas: prisiones, mitas forzadas y a ración en las minas,
obrajes y panaderías.
1739. La conspiración de Oruro (Alto Perú), bajo el mando de Juan Vélez de Córdova. Este personaje se
proclamó descendiente de los reyes incas y exigió a través de un “Manifiesto de agravios” el fin de la
dominación española, fundamentando esta exigencia en el hecho que los funcionarios españoles se dedicaban
solo a expoliar a las poblaciones, cuando el fin primordial de la dominación española había sido la
evangelización. Poco antes de su estallido, el movimiento fue delatado; Vélez y otros cabecillas fueron
capturados y ajusticiados.
1742-1756. La rebelión de Juan Santos Atahualpa, caudillo mestizo que se proclamó descendiente de los
Incas y tuvo el propósito expreso de restaurar el Imperio incaico y expulsar a los españoles. Al frente de
las tribus selváticas, logró controlar un extenso territorio de la selva central del Virreinato del Perú, el llamado
Gran Pajonal, llegando a amagar la sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más allá de esos
límites,
tampoco pudo ser sometida por la autoridad virreinal. Juan Santos desapareció misteriosamente en 1756,
desconociéndose la fecha y las circunstancias de su fallecimiento.
1750. La revolución de Huarochirí. Encabezada por Francisco Inca y Pedro de los Santos, en protesta por
los abusos y arbitrariedades de las autoridades virreinales. Los insurgentes tomaron la ciudad de Huarochirí, a
cuyo corregidor ajusticiaron. Las fuerzas virreinales, al mando del Marqués de Monterrico, cercaron Huarochirí,
donde los rebeldes resistieron con heroísmo, hasta ser derrotados. Los líderes de la revuelta fueron
apresados; algunos fueron asesinados y otros llevados a Lima, donde fueron ajusticiados.
1766. Movimiento de Quito, en la que participaron indios y mestizos, en protesta por el establecimiento de las
aduanas. Se produjeron diversos motines y tumultos en dicha ciudad, a lo largo de dicho año. Desde Lima se
enviaron tropas, para apaciguar a la población exaltada.
1770. Movimiento de Sica Sica (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron muerte al teniente del
corregidor y atacaron con suma violencia el corregidor. La represión dejó como saldo cientos de indígenas
masacrados.
1771. Movimiento de Pacajes (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron muerte a su corregidor y
persiguieron a los coadjutores de estos. Igualmente fue reprimido severamente.
1773. Protesta de Santiago de Chuco (en el actual departamento de La Libertad), protagonizada por indios y
mestizos, por los exorbitantes precios de las mercaderías dadas en reparto por el corregidor. Como al año
siguiente se renovaron estas protestas, las autoridades apresaron a los líderes visibles.
1774. Rebelión de Chumbivilcas. Se originó cuando el corregidor de esta localidad apresó al curaca local por
encabezar la protesta general contra los repartimientos de mercaderías. Los indios reaccionaron violentamente
y dieron muerte al corregidor. El alzamiento fue aplastado con un saldo elevado de vidas.
1774. Rebelión de los indios de la villa de Llata, contra los abusos del corregidor, al que dieron
muerte.
1776. Rebelión de los indios de Urubamba, que lograron expulsar a las autoridades coloniales. Estas
regresaron con refuerzos militares y reprimieron a los rebeldes con extrema ferocidad.
1780-1781. La rebelión de los hermanos Catari en el Alto Perú. Ellos eran Tomás, Nicolás y Dámaso Catari.
Actuaron en relación con la revolución de Túpac Amaru II. Tomás Catari fue capturado por los españoles
y despeñado el 15 de enero de 1781. Sus hermanos acabaron siendo sucesivamente delatados y apresados.
Dámaso Catari fue ejecutado el 27 de abril y Nicolás Catari el 7 de mayo del mismo año.17
1780. Conspiración de los plateros en el Cuzco. Los plateros Lorenzo Farfán de los Godos, Ildefonso Castillo,
Juan de Dios Vera, Diego Aguilar, Ascensio Vergara, José Gómez y Eugenio Cárdenas, se complotaron con el
influyente curaca de Písac, Bernardo Tambohuacso Pumayali. Descubierta la conspiración, Farfán de los
Godos y otros seis plateros fueron apresados y ajusticiados, en junio de 1780. Posteriormente fue capturado el
curaca Tambowaqso, que fue ajusticiado el 17 de noviembre de 1780, días después del estallido de la
revolución de Túpac Amaru II.
1780-1781. La rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, sin duda, la más importante de
este periodo, que estalló en Tinta el 4 de noviembre de 1780 (ver sección siguiente).
La rebelión estalló el 4 de noviembre de 1780 en el pueblo de Tinta (50 leguas al sur del Cuzco) y puso en movimiento a todo
el sur del Virreinato del Perú, hasta la región de Charcas. Repercutió, además, en el resto de los dominios españoles de
Sudamérica.
El primer episodio de la revolución fue el apresamiento del odiado corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga, quien fue ejecutado
públicamente. Acto seguido, Túpac Amaru se puso en marcha hacia el norte contando con la simpatía y adhesión de los
pobladores que, en su mayoría, estaban armados de picos, palos, hachas y sólo algunas armas de fuego. En estas condiciones,
ganó la batalla de Sangarará, librada el 18 de noviembre de 1780. Pero no quiso todavía dirigirse al Cuzco y prefirió retirarse a
Tinta, donde el día 27, lanzó un manifiesto explicando las causas que le habían llevado a la sublevación. Poco después, a inicios
de diciembre se dirigió al sur, atravesó la cadena del Vilcanota, pasó por Lampa, Pucará y penetró en Azángaro, extenso
recorrido con el que pretendía ganar adeptos a su causa.18
El virrey Agustín de Jáuregui envió al Cuzco al visitador José Antonio de
Areche, con poderes extraordinarios para sofocar la rebelión, teniendo
como ejecutar inmediato al mariscal José del Valle. Es así como los
españoles, con refuerzos llegados desde Lima, enfrentaron a Túpac
Amaru, que ya por entonces (enero de 1781), se había decidido a atacar el
Cuzco. Sin embargo, éste no pudo doblegar el poderío de las fuerzas
realistas y sufrió sendos reveses en las batallas de Checacupe y
Combapata, por lo que se vio obligado a retroceder. Los realistas, en su
persecución, ingresaron a sangre y fuego a Tinta, que fue totalmente
destruida. El inca, su mujer y sus tres hijos huyeron a la villa de Langui
donde fueron apresados por la traición de un partidario suyo. Enseguida,
fue a parar a manos de Areche. Sufrió atroces torturas, para que delatara a
sus colaboradores cuzqueños, pero permaneció hermético. Finalmente fue
sentenciado a muerte.
El horrendo sacrificio de Túpac Amaru y la represión feroz de la rebelión (cuyo saldo, según el cálculo de los mismos
represores, fue de 120.000 hombres andinos muertos21 ), avivó más la rebeldía contra la dominación española. Obligó a la
corona española concentrar sus fuerzas en el sur peruano, de modo que dicha zona se convirtió en el último bastión del
poder español en
Sudamérica. Además, en su momento el sacrificio de Túpac Amaru II no resultó estéril, pues a raíz de esta rebelión se
suprimieron los corregimientos y se creó la Real Audiencia del Cuzco, tal como lo había exigido el inca rebelde.18
La rebelión de Túpac Amaru constituye, a decir del historiador Carlos Daniel Valcárcel, «el movimiento anti-colonialista,
reivindicador y precursor de justicia social e independencia política más importante que haya tenido el Perú. Su valor
aumenta si lo recordamos como un suceso anterior a la revolución francesa —que tantos otros movimientos propició—,
acaecido cuando todavía la revolución separatista estadounidense estaba en plena pugna».22
El movimiento de Huarochirí (1782), encabezado por Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, con apoyo del indio
Ciriaco Flores y en conexión con Diego Cristóbal Túpac Amaru. Movilizó a seis pueblos de la provincia
de Huarochirí. El virrey envió contra ellos al corregidor de Huarochirí, al gobernador de Yauyos y a
un destacamento de Lima. Los agitadores fueron sorprendidos y tomados prisioneros. Sometido a proceso,
Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui fue ejecutado en Lima, el 7 de julio de 1783.24
La conspiración del Cuzco de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde (1805). El primero era un minero
huanuqueño y el segundo un abogado arequipeño, que se conocieron en Lima y se hicieron amigos. Luego
coincidieron en el Cuzco, donde, con el apoyo de diversas personalidades, tramaron un plan para independizar
al Perú y restaurar el Incanato. Delatados antes de producirse el alzamiento, fueron apresados y ajusticiados,
el
5 de diciembre de
1805.25
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las coordinaciones que el general argentino pretendió
establecer en Perú. Junto a Juan Francisco Paillardelli, su hermano Enrique Paillardelli conspiraba en Tacna y Julián Peñaranda
lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en concertar el alzamiento de
todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de
los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los acontecimientos, envió una milicia realista al mando de
José García de Santiago. Se produjo el combate de Camiara, el 13 de octubre, donde fueron derrotados los patriotas de
Paillardelli que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo de la derrota de Belgrano y los patriotas se volvieron a
dispersar. Enrique Paillardelli y unos cuantos seguidores huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813, mientras que
Tacna fue retomada por los realistas.
Expedición al Alto
Perú
La primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando del arequipeño Juan
Manuel
Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon La Paz Juan José Crespo y Castillo,
con uno de los líderes de la rebelión
500 fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de Huánuco de 1812.
de
1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en
sus cuarteles, pero estos aprovecharon la situación para hacer volar el polvorín;
enfurecidos, los insurgentes paceños les dieron muerte. Para reconquistar La Paz,
marchó desde Oruro un regimiento realista de milicianos cuzqueños, con 1.500
fusileros al mando del general español Juan Ramírez Orozco. Se enfrentaron en
las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, y los insurgentes resultaron
derrotados. Pinelo y Muñecas ordenaron replegarse y una parte de la tropa quedó
dispersa en la región en forma de guerrillas.
Expedición a Huamanga
La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del argentino Manuel
Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a
Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad el 20 de setiembre. Días antes se
Los hermanos José, Vicente
desarrolló en esa ciudad el levantamiento de cientos de mujeres campesinas el cuartel
y Mariano Angulo, líderes de
de Santa Catalina (actual Centro Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura
la Rebelión del Cuzco de
Ccalamaqui, en apoyo a la causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, 1814.
ciudad que tomaron pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió desde
Lima al regimiento español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se
produjo la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las acciones duraron tres
días, luego de los cuales los patriotas abandonaron Huamanga. Se reorganizaron en
Andahuaylas y
volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron nuevamente derrotados. Los patriotas
volvieron a reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre tanto, el argentino Hurtado de
Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios.
Estas fuerzas estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). Debido a la traición de José
Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza, a quien dio muerte y rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y los
cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron un hecho común en las rebeliones independentistas de toda
América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos no eran extraños. En el caso de los líderes
locales, sus filiaciones políticas estaban vinculadas a los conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los
hermanos Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al Cuzco y ejecutados públicamente el
Expedición a Puno y
29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población y
grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru
evitar futuros alzamientos.
Expedición a Puno y
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del
antiguo brigadier realista Mateo Pumacahua, y contaba con 500 fusileros, un
regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como curaca de Chinchero, tenía
un gran dominio y liderazgo entre la población indígena. Al Cuzco fueron
enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros
leales. El control del Cuzco era fundamental por motivos ideológicos y de logística.
Por múltiples motivos, Cuzco tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú; y, a su
vez, el Alto Perú mantenía un vínculo colonial administrativo con la ciudad de Buenos
Aires, uno de los grandes centros revolucionarios de los años 1810 en Sudamérica.
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de
reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815.
Dejó como gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, el realista y el patriota, se desplazaron cautelosos por diversos
parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se encontraron cerca de
Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto equipamiento y mayor
disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el curso de la batalla. Entre los patriotas capturados estuvo el
célebre poeta Mariano Melgar, quien fue fusilado en el mismo campo de batalla. Pumacahua fue apresado en Sicuani, donde
fue sentenciado a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.
Campañas navales
Expediciones de Thomas
El marino escocés Thomas Cochrane llegó a Chile el 28 de noviembre de 1818
para tomar el mando de la marina chilena, contratado por un agente del gobierno
de ese país.26 27 A comienzos de 1819 el gobierno chileno había hecho
preparativos para hacer incursiones en las costas del Perú con su flota naval al
mando de Cochrane, como medida que sirviera de antesala para la futura
expedición libertadora. El objetivo de esto era para obtener información, difundir la
propaganda patriota para aunar a los locales a esa causa, combatir a las fuerzas
marítimas españolas apostadas en el Callao, bloquear sus puertos y capturar o
destruir cualquier embarcación en la que estuviera comprometido algún interés
español.28 Para estas operaciones Cochrane se valió de diversas tácticas
alternativas y novedosas como el uso de brulotes, cohetes incendiarios, la quinta
columna, desembarcos sorpresivos de pequeñas unidades, entre otros.
En enero de ese año Cochrane hizo una primera expedición a las costas peruanas,
bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando varios buques a los Captura de la fragata
española Esmeralda en el
españoles y encerrando el resto en ese puerto. También pasó por Huacho, Huaura,
puerto del Callao.
Supe (cuyo cabildo se declaró por la independencia), Huarmey y Paita, para tomar
provisiones y buscar la adhesión de sus pobladores a la causa patriota. Cochrane
regresó a Valparaíso en junio.
Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que volvió a bloquear el Callao, y continuó sobre
otros puntos, destacando entre ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el objeto de atacar
los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando conquistar el primero. En esta acción se destacó el subteniente peruano
Francisco de Vidal, que se había unido a Cochrane durante sus expediciones a las costas peruanas, y que sería llamado como
el
“primer soldado del Perú”.29 Por último, Cochrane procedió a atacar Chiloé pero fracasó, siendo derrotado por Antonio
de
Quintanilla.
Luego de estas acciones, Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero de 1820 para formar parte de la "Expedición
Libertadora del Perú" como jefe de la escuadra del gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando del
general José de San Martín.30
Expedición Libertadora al
Perú
La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la organización de dos expediciones contra los
patriotas de Chile formado por regimientos realistas de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios europeos. En 1814 la
primera expedición permitió la reconquista de Chile en la Batalla de Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las armas patriotas en
la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del Perú para salvar la monarquía, y una segunda expedición
parte en 1818, obtuvo una victoria en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San Martín en la
batalla de Maipú.
Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile.31 El
General José de San Martín creía que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente
segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas.32 Se organizó una fuerza militar anfibia que en un
principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la situación de anarquía en
las provincias rioplatenses, el gobierno de Buenos Aires se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los
costos asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó que el mando del ejército fuera para
José de San Martín y de la escuadra para el almirante Thomas Alexander Cochrane.
El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del
Perú bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de
septiembre la Expedición Libertadora arribó a las playas del Paracas, en la bahía
de Pisco, en la actual Región Ica. El desembarco en Paracas se inició el 8 de
septiembre de 1820 y continuó los días siguientes.33 San Martín instaló su cuartel
en Pisco y recibió el apoyo de la población.
El 9 de noviembre, la Expedición Libertadora arribó al puerto de Huacho (a 170 km al norte de Lima), donde desembarcó. Al
frente de su ejército, San Martín avanzó hasta el poblado vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general.38 Fue en
Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de 1820, desde un balcón que
hasta hoy se conserva como joya histórica.39
El 2 de diciembre de 1820 el batallón realista Numancia se sublevó pasándose a
los patriotas,40 importante suceso que fue posible gracias a la labor incansable de
los patriotas de Lima, entre ellos el criollo José de la Riva Agüero.41
El 4 de junio de 1821, el virrey La Serna se entrevistó personalmente con Óleo de Juan Lepiani que representa la
entrevista de Punchauca, entre el virrey
San Martín en la hacienda Punchauca, situada a unos 25 km al norte de
del Perú José de la Serna y el
Lima, en el actual distrito de Carabayllo. Delegados de ambos
Libertador José de San Martín.
continuaron en los siguientes días estas Conferencias de Punchauca, pero
al igual que lo ocurrido en las conferencias de Miraflores, no se llegó a
algún acuerdo trascendente.45
Lima se vio amenazada por el avance del ejército libertador y el acoso de las montoneras patriotas, estas mayormente
conformadas por hombres andinos, lo cual es otro ejemplo del aporte valioso de los peruanos a la Independencia.46
El 5 de junio de 1821, el virrey La Serna anunció a los limeños que abandonaría Lima y dejaría una fuerza al mando de José de
la Mar para que resistiera en el Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe. El ejército realista, al mando del general
Canterac, dejó Lima y enrumbó a la sierra, el 25 de junio de 1821. Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de
los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una batalla frontal por orden de San Martín.
A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido al asedio de las montoneras, que
cortaron las vías de comunicación con el exterior.47 Bajo el temor al pillaje o rebeliones, la población solicitó a San Martín
que ingresara en la ciudad. San Martín aceptó, a condición de que se reuniera el cabildo o ayuntamiento de la ciudad y jurara la
independencia.48
Las avanzadas del Ejército Libertador ingresaron a Lima el 9 de julio de 1821.49 El mismo San Martín hizo su ingreso en la
noche del día 12 y dos días después lo hizo todo su Ejército.
Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima, al comentar la ceremonia culmina
diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes,
mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones como nunca
se había oído en Lima.56
Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya había jurado la independencia peruana el 27 de
noviembre de 1820 en la ciudad de Huaura (al norte de Lima), aunque este tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura
San Martín reorganizo su ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del virreinato.57
Por su parte, el virrey José de la
Serna trasladó su cuartel general al
El Protectorado de San
Cuzco, y desde allí trató de
Martín
auxiliar el Callao enviando una
Tras proclamar la independencia del Perú, San Martín asumió el mando político
división al mando de Canterac.
y militar de los departamentos libres del Perú, bajo el título de Protector, según decreto
Esta llegó a Lima el 10 de
del
septiembre de 1821, y sin que las
3 de agosto de 1821. Su gobierno se llamó el Protectorado del Perú. Dio al estado
tropas patriotas intentasen detener
peruano su primera bandera y escudo, su himno nacional, su moneda, su
su avance, se unieron a las fuerzas
administración primigenia y sus primeras instituciones públicas. Asimismo, creó la
realistas sitiadas en el Castillo del
Biblioteca Nacional del Perú, dio libertad a los hijos de los esclavos negros (libertad
Callao o Fortaleza del
de vientres) y abolió el tributo indígena. Pero quedaba pendiente la Constitución
Política (que debía ser obra de un Congreso Nacional) y mientras tanto,
impuso un Reglamento provisorio,
reemplazado después por un Estatuto
provisorio.58
Primer Escudo de la
República peruana.
Real Felipe. Luego de dar a conocer las órdenes del virrey y de avituallarse, Canterac regresó a la sierra el 16 de septiembre de
ese año. El mando patriota que contaba con 7.000 efectivos y 3.000 montoneros, reaccionó tarde. Las tropas patriotas al mando
del general Guillermo Miller persiguieron la retaguardia del ejército realista, produciéndose escaramuzas principalmente por la
acción de los montoneros patriotas. Canterac y La Serna, lograron reunirse en Jauja el 1 de octubre de 1821. Finalmente, los
patriotas lograron la rendición de las fortalezas del Callao, el día 19 de septiembre de 1821. El general cuencano José de la
Mar, que era el jefe realista de dicha plaza, se sumó a la causa patriota.59
Mientras tanto, la corriente libertadora del Norte, al mando de Bolívar, avanzaba hasta la
región de Quito, al norte del Perú. Desde Guayaquil, el grancolombiano Antonio José
de Sucre solicitó la ayuda de José de San Martín, que puso entonces en marcha la
Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito desde Piura el 15 de enero de 1822. La
libertad de Quito quedó sellada en la Batalla de Pichincha librada el 24 de mayo de 1822.
Posteriormente se produjo la Entrevista de Guayaquil, el 26 de julio de 1822, y los dos
libertadores discutieron sobre el destino de la Provincia Libre de Guayaquil (si debía
pertenecer a la Gran Colombia o al Perú), la ayuda que debía prestar la Gran Colombia a la
independencia del Perú y sobre el sistema político que se instalaría en el Perú: Monárquico
independiente como deseaba San Martín o Republicano como quería Bolívar. La
entrevista se saldó favorablemente para Bolívar que ratificó la anexión de Guayaquil a la
Gran Colombia.60
En abril de 1822 se produjo otra ofensiva realista contra la costa, al mando de Canterac, que
destruyó un ejército patriota en la Batalla de La Macacona o de Ica. Mientras que en la zona María Parado de Bellido.
de Ayacucho, se batían bravamente las montoneras de indios patriotas, bajo el mando
de
Cayetano Quirós y Basilio Auqui; en ese contexto se produjo el heroísmo de la
dama
ayacuchana María Parado de Bellido, que desde Huamanga cooperaba con las fuerzas de Quirós enviando cartas con
informaciones sobre los movimientos de los realistas. Descubierta, fue fusilada por orden del general José Carratalá el 1 de
mayo de 1822.61
Por indisposición contra San Martín, el almirante Cochrane se retiró del Perú el 10 de mayo de 1822, siendo reemplazado en
el mando de la escuadra por Martín Guisse. Cochrane consideraba que «el protectorado que estaba ejerciendo San Martín
carecía de decisión, se mostraba dubitativo y su contribución no era realmente apreciada ni aprovechada». José de San Martín
terminaría abandonando el Perú en septiembre de 1822.
El Congreso entregó el poder ejecutivo a tres de sus miembros, que conformaron un cuerpo colegiado denominado la Suprema
Junta Gubernativa (presidida por el general José de La Mar e integrada por Manuel Salazar y Baquíjano y Felipe Antonio
Alvarado). Esta Junta entró en funciones el día 21 de septiembre de 1822.63
Primera Campaña de
Intermedios
M
El nuevo gobierno juntista se abocó a la guerra contra los realistas que aún o
dominaban la sierra central y sur del Perú (incluyendo el Alto Perú), poniendo en t
í
práctica el plan esbozado por el mismo San Martín, llamado “Plan de los Puertos n
Intermedios”. Consistía en atacar a los realistas desde los puertos del sur peruano,
combinado con otro ataque desde la sierra central, junto con una eventual d
e
acometida desde territorio rioplatense, para cercar así al enemigo. Esta primera
Campaña de Intermedios, comandada por el general rioplatense Rudecindo B
a
Alvarado, acabó en total fracaso al no seguirse el plan completo y al no ponerse
l
dinamismo en las acciones, lo que dio tiempo a que los realistas se pusieran a la c
defensiva. o
n
Alvarado llegó a Iquique en donde hizo desembarcar un destacamento para que c
i
iniciara acción sobre el Alto Perú. Luego se dirigió a Arica, donde permaneció sin l
desembarcar por espacio de tres semanas, dando tiempo para que el virrey La Serna, l
informado por su servicio de espionaje de la presencia patriota, ordenara a o
sus lugartenientes José de Canterac y Jerónimo Valdés acudir con sus fuerzas a la y
zona amenazada. Cuando a fines de diciembre Alvarado desembarcó en Arica y avanzó
sobre Moquegua se encontró con las fuerzas realistas que ocupaban mejores f
i
posiciones. Valdés le salió al encuentro, librándose la batalla de Torata. El jefe realista
n
resistió ocho horas hasta que llegó en su auxilio Canterac con su caballería; juntos
pusieron en fuga a los patriotas, logrando así la victoria para las banderas del Rey (19 d
de enero de 1823). Animado por su éxito, Valdés persiguió a las tropas de e
Alvarado, alcanzándolas y venciéndolas definitivamente en la batalla de Moquegua l
(21 de enero de 1823). Las tropas patriotas, reducidas a la cuarta parte de su a
número original, tuvieron que reembarcarse precipitadamente y retornar al Callao
J
con cerca de 1.000 sobrevivientes.64 u
n
t
La corriente libertadora del Norte y la a
.
consolidación de la independencia (1823 -
1826)
Véase también: Campañas del Sur
Tras la proclamación de independencia del Perú, el proceso parecía estancado por la
resistencia militar española y la inestabilidad de los primeros gobiernos independientes.
Así, mientras la costa y el norte del Perú eran independientes, la sierra peruana y el
Alto Perú seguían siendo realistas. El virrey La Serna había establecido su sede de
gobierno en el Cuzco. Dos campañas militares emprendidas por los gobiernos de
Lima para acabar con la resistencia realista en el sur peruano (Campañas de
Intermedios), culminarían en sendas derrotas. La anarquía amenazaba al naciente
Estado Peruano, que vio producirse el primer golpe de estado de su historia (Motín de
Balconcillo).
Segunda Campaña de
Intermedios
El más importante hecho del gobierno de Riva Agüero fue la organización de una
Segunda Campaña de Intermedios. Esta expedición la comandaba el general Andrés de
Santa Cruz y como jefe de estado mayor iba el entonces coronel Agustín Gamarra.
Santa Cruz prometió regresar victorioso o muerto. Era la primera vez que se ponía en
acción un ejército formado íntegramente por peruanos. Santa Cruz desembarcó sus
fuerzas en Iquique, Arica y Pacocha y avanzó sobre el Alto Perú. Los patriotas
José de la Riva Agüero,
obtuvieron al principio algunas victorias. Gamarra ocupó Oruro y Santa Cruz La Paz. primer Presidente de la
Pero la reacción de los realistas no tardó en producirse. El general realista Gerónimo República del Perú.
Valdes atacó a Santa Cruz, produciéndose la batalla de Zepita (25 de agosto de
1823), a orillas del lago
Titicaca. Los patriotas quedaron dueños del campo, pero sin obtener una victoria decisiva. Pero en vez de consolidar su
victoria, Santa Cruz ordenó la retirada hacia la costa, siendo perseguido muy de cerca por las fuerzas de La Serna y Valdes,
quienes despectivamente denominaron a esta campaña como la “campaña del talón”, aludiendo a lo cerca que estuvieron de los
patriotas que se retiraban apresuradamente, casi “pisándoles los talones”. Santa Cruz no frenó hasta llegar al puerto de Ilo
donde se embarcó con 700 sobrevivientes. La campaña terminó, pues, en total fracaso para los patriotas.66
Para colmo, aprovechando que Lima se hallaba desguarnecida, el jefe realista José de Canterac avanzó desde la sierra contra la
capital, donde ingresó el 19 de junio de 1823. El gobierno y el Congreso se vieron obligados a trasladarse al Callao. Esta
ocupación realista de Lima sería efímera.
Por esos días se produjo el heroísmo del pescador indio José Olaya, quien oficiaba de mensajero o informante al servicio de
los patriotas de Lima. Descubierto por los realistas, fue torturado para que delatara a sus contactos, pero se mantuvo en
silencio. El
29 de junio de 1823 fue fusilado en el callejón de Petateros, cerca de la Plaza Principal de Lima, hoy llamado Pasaje Olaya, en
su
honor.67
En Lima, el Congreso nombró en reemplazo de Riva Agüero a Torre Tagle (el mismo que
proclamara la independencia de Trujillo), que se convirtió así en el segundo Presidente del
Perú. De ese modo, dos gobiernos se disputaron el poder en el Perú, asomando la amenaza
de la anarquía.68
Instauración de la Dictadura de
Bolívar.
Tras el fracaso de la Segunda Campaña de Intermedios emprendida por el presidente Riva José Olaya Balandra.
Agüero, el Congreso peruano decidió solicitar en 1823 la intervención del Libertador Simón
Bolívar.69 Bolívar ya había enviado antes al general Antonio José de Sucre, quien mantuvo
la
autonomía de las agrupaciones militares de Colombia, sin comprometerlas en las campañas de intermedios. Bolívar, tras acabar
con la resistencia de los pastusos en la batalla de Ibarra, se embarcó y arribó al Callao, haciendo su entrada a Lima el 1 de
septiembre de 1823.
El día 10 de septiembre el Congreso de Lima otorgó a Bolívar la suprema autoridad militar en toda la República. Seguía siendo
Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de acuerdo en todo con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero,
que instalado en Trujillo con un ejército de 3.000 hombres, dominaba parte del norte peruano. La guerra civil se evitó al ser
Riva Agüero apresado por sus propios oficiales, encabezados por Antonio Gutiérrez de la Fuente, quien, desoyendo la orden de
Bolívar de que fusilara a su jefe, optó por enviarlo al destierro. Así se unificó el mando del país en manos de Bolívar.70
El 5 de febrero de 1824, se produjo una sublevación en la Fortaleza del Callao, instigada por los españoles. Las tropas
argentinas y chilenas, que guarnecían dicha fortaleza, se amotinaran en reclamo por pagos devengados y otros maltratos. Los
amotinados lograron tomar el fuerte, liberaron a los prisioneros españoles, les devolvieron sus cargos y jerarquías y junto con
ellos, enarbolaron la bandera española, cometiendo así una traición a la causa libertadora. Ante tal delicada situación, el
Congreso dio el 10 de febrero un memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de los poderes para que hiciera frente al
peligro, anulando la autoridad de Torre Tagle. Se instaló así la Dictadura.71 Las tropas españolas comandadas por Juan
Antonio Monet entraban en Lima el 29 de febrero.
Campaña y batalla de
Junín
Con poderes absolutos y contando con refuerzos llegados de la Gran Colombia, Bolívar se instaló en Trujillo, donde organizó el
Ejército Unido Libertador del Perú, con miras a las campañas finales de la independencia del Perú. Para ello contó con los
recursos humanos y materiales que le brindó la población peruana a manos llenas.72
Mientras tanto, la Restauración absolutista en España causó la división en las filas realistas, lo que se hizo evidente con la
sublevación del 22 de enero de 1824 del general Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú. La Serna se vio obligado a enviar
al general Valdés contra Olañeta, produciéndose el enfrentamiento de la mitad del ejército realista entre sí.73 Aprovechando
esta coyuntura, Bolívar abrió campaña contra el ejército realista más cercano, que era el de José de Canterac, el cual estaba
acantonado entre Jauja y Huancayo.
El ejército libertador avanzó hacia el Sur, rumbo a la sierra central, apoyado eficazmente por las montoneras peruanas. En junio
de 1824, arribó a Huánuco y luego siguió hacia Cerro de Pasco.
A principios de agosto de 1824, Bolívar concentró sus fuerzas en la región de
Quillota, Rancas y Sacramento. Sumaban en total unos 8.000 hombres. El 2 de
agosto pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, a 36 km de Cerro de Pasco.
Terminada la revista, arengó a sus soldados desplegando una elocuencia
arrolladora.
Bolívar, al llegar a la pampa de Junín, observó que la infantería realista ya había pasado y que sólo la caballería realista, que iba
a retaguardia, se encontraba a la vista. Para evitar que Canterac huyera, Bolívar ordenó a su caballería, al mando del general
Mariano Necochea, que atacara al ejército realista. La infantería patriota se hallaba aún rezagada y era por ello necesario
ganar
tiempo.
Por su parte, Canterac ordenó a su caballería que frenara a los patriotas, poniéndose él
mismo a la cabeza, mientras que su infantería continuaba su marcha al sur. Los
patriotas, desplegados en un mal terreno, empezaron a retroceder ante la embestida
realista. Necochea fue herido siete veces y todo hacía presagiar que la lucha culminaría
en derrota para los patriotas. Fue entonces cuando se produjo la intervención de un
escuadrón de los Húsares del Perú, al mando del coronel argentino Isidoro Suárez,
quien pidió órdenes a su superior, el general José de la Mar, con respecto al escuadrón
bajo su mando, que permanecía intacto. El ayudante del escuadrón, mayor José Andrés
Rázuri (natural de San Pedro de Lloc), fue el encargado de llevar el mensaje a La Mar,
quien ordenó a Suárez que pusiera a salvo su escuadrón, pero Rázuri, embargado por el
sentimiento patriota, cambió esta respuesta por la orden de ataque. Suárez ordenó
entonces la carga contra la retaguardia realista, lo que desordenó a esta y dio tiempo
para que los perseguidos patriotas se rehicieran y volvieran a la lucha. La derrota
José Andrés Rázuri.
segura de
los patriotas se trastocó así en una espléndida
victoria.74
La batalla duró unos 45 minutos; fue un combate cuerpo a cuerpo, con arma
blanca
(lanzas y sables), sin que se utilizaran armas de fuego. Murieron 254 realistas y 143 insurgentes. 80 realistas fueron tomados
prisioneros. Bolívar, que había dado por segura la derrota y se había alejado del campo, recibió de pronto el parte enviado por
Guillermo Miller en que se anunciaba la victoria. El Libertador estalló en alegría y dispuso desde entonces rebautizar a los
Húsares del Perú como los Húsares de Junín. Este escuadrón estaba compuesto por aguerridos montoneros andinos y es otro de
los innumerables ejemplos de la participación activa y decisiva de los peruanos en la lucha por su independencia.75
Campaña y batalla de
Ayacucho
Tras la victoria de Junín, Bolívar regresó a Lima, tomada por las tropas indepedentistas el 5 de diciembre de 1824, para
recibir otro ejército de refuerzo, delegando al general Antonio José de Sucre el mando del excelente ejército patriota de 8,500
veteranos americanos y voluntarios extranjeros, y ordenándole, en caso de peligro, replegarse desde la línea del río Apurimac
obtenida en el avance patriota desde Junín. El virrey La Serna resolvió un contraataque decisivo antes del regreso de Bolívar, y
se vio urgido a rehacer sus fuerzas con un grupo heterogéneo de hombres, campesinos sin instrucción militar formado por
indígenas y mestizos de “habla quechua”, negros, pardos, criollos y españoles, supervivientes del antiguo ejército real. En el
alto mando español permanecían el grupo de liberales obligados a jurar por el rey absoluto.
El 9 de diciembre de 1824 se libró la batalla de Ayacucho, que fue el encuentro final
por la Independencia del Perú. Desde el Cuzco y tras una durísima marcha en la
cordillera de los Andes, salpicado de combates como la Batalla de Corpahuaico,
ambos ejércitos mermados alcanzaron el campo de Ayacucho. Los patriotas tan solo
contaban con 5.780 hombres mientras los realistas todavía contaban con 6.906
soldados de los 9.310 hombres que pasaron lista en su cuartel general de
Limatambo. El escenario de la batalla final fue la Pampa de la Quinua, cerca de
Huamanga. Los patriotas se desplegaron en la pampa, mientras que los realistas La Batalla de Ayacucho.
ocuparon las faldas del cercano cerro Condorcunca. El ejército patriota estaba
dividido en tres divisiones: una peruana, al mando de José de la Mar (que incluía la
Legión Peruana); y dos divisiones colombianas, al mando respectivamente de
Jacinto Lara y José María Córdova. El ejército realista se dividió también en tres
divisiones, comandadas por los generales Valdés, Monet y Villallobos.
De los esfuerzos de hoy pende la suerte de la América del Sur, otro día de
gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el
Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!
Los realistas tuvieron 1.800 muertos y 700 heridos; los patriotas, 370 muertos y
609 heridos. La cuarta parte de los combatientes resultó muerta o herida, lo que nos
da una idea de la ferocidad de la lucha. El mismo virrey La Serna fue herido y
tomado prisionero. A Canterac, que le sucedió en el mando, no le quedó otro
recurso que aceptar la oferta de honrosa capitulación que le hizo llegar el mando
patriota, o enfrentarse a Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú.
En teoría, en Ayacucho combatieron en filas patriotas unos 4.000 grancolombianos
Capitulación de Ayacucho,
y unos 1.500 peruanos (repartidos en esas fuerza se hallaba una escasa fracción de
óleo del pintor peruano Daniel
chilenos y rioplatenses). Sin embargo, hay que tener en cuenta que las bajas en los Hernández.
escuadrones o batallones colombianos eran cubiertas con los naturales del país,
por
lo que el número de peruanos debió ser más
elevado.77
La Legión Peruana, que tuvo una actuación destacada y decisiva en Ayacucho, junto con los montoneros andinos y el resto de
la división peruana, más los oficiales y tropas realistas capitulados, se constituyó la base del ejército peruano que serviría para
libertar el territorio de la actual Bolivia.
La victoria de Ayacucho determinó el final del virreinato del Perú, que se concretó con la firma de la capitulación
de
Ayacucho.78 Quedando como único reducto en el Perú, el puerto del Callao Segundo sitio del Callao, hasta el 23 de enero
de
1826.
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento
de un gobierno provisorio en las provincias indemnización para el caso de que las Altas queden
separadas de las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:
artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias
Altas separadas de esta república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos
causados en emanciparlas.
Fin de la guerra
La guerra sin embargo continuaría hasta su conclusión en el año 1826 con la Campaña de Chiloé y la rendición de la fortaleza
del Real Felipe.86 El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarcó en el bergantín "Congreso" con dirección a Colombia
y no regresó más al Perú. La guerra de guerrillas se mantuvo latente sin embargo en los Andes tras la caída de los bastiones
españoles del Callao y Chiloé. El caudillo Antonio Huachaca lideró la resistencia guerrillera que en 1827 derrotó al batallón
de Pichincha conocida como rebelión de Iquicha. Finalmente fue vencido y no tuvo apoyo exterior.
Con Chile se firmó una convención el 12 de septiembre de 1848, en la que se acordó como toda y única deuda el monto de 4
millones de pesos, los que se fueron pagando hasta 1856, con los intereses correspondientes.90
Con los países de la antigua Gran Colombia se reiniciaron también las negociaciones, las cuales concluyeron en 1853, bajo el
gobierno de José Rufino Echenique. Inicialmente, la demanda colombiana fue de más de 11 millones de pesos como deuda
global, pero luego quedaron reconocidos a favor de Nueva Granada y del Ecuador 2.860.000 pesos.89 Con Venezuela se firmó
un convenio aparte, reconociéndose su deuda en 855.000 pesos. El pago se hizo en los años siguientes. El Perú abonó,
pues,
3.715.000 pesos a las tres Repúblicas
90
grancolombianas.
También se pagó a los herederos de Bolívar la suma de un millón de pesos, decisión originada por una controvertida ley del
Congreso Constituyente de 1825, que de esa manera había premiado al libertador en medio de la algarabía suscitada por el
triunfo de Ayacucho.90
Y con respecto a la deuda con España, si bien este país exigió su pago durante la crisis que desembocó en la guerra hispano-
sudamericana (1865-1866), ella no se pagó, ni se la volvió a mencionar en el tratado definitivo de paz firmado entre ambas
naciones en 1879.
Véase también
Ejército Unido Libertador del Perú
Primer Congreso Constituyente del Perú de 1822
Capitulación de Ayacucho
Declaración de Independencia del Perú
Guerra de Independencia de Maynas
Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia
Notas
1. En plena convulsiones por las Guerras de independencia hispanoamericanas, la corona otorgó el control total
del Virreinato del Perú sobre todo el territorio del Imperio español en América del Sur, por lo cual las regiones
de la Provincia de Quito (Nueva Granada), Provincia de Charcas (Río de la Plata) y Gobierno de Chiloé
(Chile) que aun seguían luchando contra las fuerzas independentistas quedaban subordinadas a las
autoridades de Lima, como consecuencia los combates y batallas en dichos territorios automáticamente
pasaron a formar parte de la guerra de independencia peruana.
Referencias
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Revista del Pacífico. Literaria y Científica
(http://books.googl e.cl/books?
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10. "En adelante no se denominarán los aborígenes
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Perú y con el nombre de "Peruanos" deben ser
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agosto de 1821. Perfil de Indoamerica de nuestro
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11. El indígena originario ya obtuvo la plena ciudadanía
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12. Del Busto D. José Antonio: Historia Cronológica
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"Gonzalo Pizarro, que se había puesto al frente
de los protestatarios, llevó su audacia hasta el punto
de querer hacerse independiente en el Perú".
14. Latinoamerica su civilización y su cultura
4edición.
Eugenio Chang-Rodríguez. "En lo que se refiere
a los conquistadores mismos, recordemos que
Gonzalo Pizarro, de 1542 a 1544, y Martín
Cortés,
1566, se rebelaron con partidarios secesionistas-en
favor de un movimiento independiente- contra el
orden político español".
15. Roel 1982, pp. 11-12.
16. Roel 1982, pp. 12-17.
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19. Roel 1982, pp. 31-33.
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21. Vega, Juan José: «La revolución indígena de
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22. Valcárcel, Carlos D. (1977): Túpac Amaru,
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23. Tauro del Pino 2001, tomo 2, p. 183.
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26. La Tercera, Diario (2006). «Efeméride de Icarito»
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27. Otros historiadores señalan para la fecha de
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50. Vargas Ugarte 1981, tomo VI, p. 175.
51. Tauro del Pino 2001, tomo 13, p. 2028.
52. Vargas Ugarte (1981). pp. Tomo VI- pp.176-177.
Falta el |título=
(ayuda)
53. De la Puente y Candamo, José Agustín. La
Independencia. Brasa S.A. Tomo VI. p.
320.
54. Vargas Ugarte 1981, tomo VI, p. 176-177
(siguiendo datos de Tomás Guido).
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hp/actualidad/1-noticias-diversas/4596- Divisi%C3%B3n%20del%20Per%C3%BA&hl=es&pg
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Enlaces externos
Sitio oficial de la República del Perú (http://www.peru.gob.pe)
Acta de Independencia del Perú
(https://web.archive.org/web/20060721125951/http://www.ucsm.edu.pe/arequip a/peru2.htm)
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