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Independencia del Perú

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Para otros usos de este término, véase Independencia del Perú (desambiguación).

Independencia del Perú

Parte de Guerras de independencia hispanoamericanas

De izquierda a derecha en el sentido de las aguas del


reloj, Desembarco de la Expidición Libertadora en la bahía de
Paracas; óleo de Juan Lipiani sobre la proclamación de José de
San Martín del Régimen de los Departamentos Libres; la batalla
de Camino Real por parte de la Provincia Libre de Guayaquil al
norte del virreinato peruano; batallas
de Junín y Ayacucho liderados por Simón Bolívar y el Ejército
Unido Libertador que eliminó la resistencia española.

Fecha 28 de julio de 1821 (Declaración de
Independencia del Perú). La guerra se desarrolla entre
1811 y 1826, pasando por la victoria definitiva de Ayacucho

en 1824

Lugar  Virreinato del PerúNota 1

Resultado Perú se independiza de la monarquía española.

Beligerantes
Independentistas: Realistas:
 República Peruana  Virreinato del Perú
 Provincias Unidas del Río  Reino de España
de la Plata  Gobierno de Chiloé1
 República de Chile
 Capitanía General de
 Provincia Libre de
Chile2
Guayaquil
 Virreinato del Río de la
 Gran Colombia
Plata3
 República de Bolívar
 Virreinato de Nueva
Granada 4

Figuras políticas
 Fernando VII

Comandantes
Levantamientos autónomos del  José Fernando de Abascal
Perú:
 Joaquín de la Pezuela
 Francisco Antonio de Zela
 José de la Serna
 Juan José Crespo y Castillo
 José Angulo mostrar
 Mateo Pumacahua
Otros
mostrar

Otros

Corrientes libertadoras de
América:

1) Del Sur:

 José de San Martín


 José de la Riva Agüero

mostrar

Otros

2) Del Norte:

 Simón Bolívar
 Antonio José de Sucre

Fuerzas en combate
Patriotas peruanos Ejército Real del Perú
Ejército del Norte Real Armada Española
Ejército Unido Libertador
Primera Escuadra Nacional de
Chile

Unos 20 000 locales muertos en total.5


Unos 12 000 españoles muertos o expulsados.6

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Independencia del Perú
1811-1824

Levantamientos autónomos

Campañas Realistas

Campaña de Goyeneche (1809)

Tacna (1.°)

Huánuco

Tacna (2.°) 

Camiara

Cuzco 

Huanta

Chacaltaya

Apacheta

Matará

Umachiri

Aymaraes

Corriente Libertadora del Sur

Expedición Libertadora  
Paracas

Campaña de Arenales (1.°)

Pase del Numancia

Aznapuquio

Campaña de Arenales (2.°) 

Ataura

Quiapata

Campaña de Miller

Sitio del Callao (1º)

Maynas

Expedición de Santa Cruz

Ica

Paras

Caucato

Congreso Constituyente (1822)

Campaña de Intermedios (1.°) 

Torata

Moquegua

Motín del Callao

Corriente Libertadora del Norte

Intervención de la Gran Colombia

Motín de Balconcillo

Campaña de Intermedios (2.°) 

Zepita

Arequipa

Republiquetas 

Alzuri
Rebelión de Olañeta

Ejército Unido Libertador

Junín

Bellavista

Corpahuaico

Ayacucho

Alto Perú

Sitio del Callao (2º)

Guerra de Iquicha

Guerra naval

Expedición de Brown

Campaña de Cochrane

División del Mar del Sur

Expedición de Guruceta

Bloqueo naval del Callao

La Independencia del Perú fue un capítulo importante en las guerras de


independencia hispanoamericanas. Fue un proceso histórico y social, el cual
corresponde a todo un periodo de fenómenos sociales, levantamientos y conflictos
bélicos que propiciaron la independencia política y el surgimiento de República
Peruana como un estado independiente de la monarquía española, resultado de la
ruptura política y desaparición del Virreinato del Perú por la convergencia de las
corrientes liberadoras y la acción de sus propios hijos.
Los antecedentes más remotos de un afán de independencia se pueden encontrar
desde la misma creación del virreinato del Perú hasta bien entrado el siglo XVIII. A
lo largo de estas épocas se sucedieron múltiples movimientos y manifestaciones
contra la dominación colonial, algunos de las cuales devinieron en auténticas
rebeliones. Pero la aplicación de las reformas borbónicas incrementó la desazón y
la inconformidad tuvo su estallido en la rebelión de Túpac Amaru II, que no fue la
primera ni la última, pero sí la más importante ocurrida, y que terminó en una
violenta represión por parte de las autoridades virreinales, aunque permaneció
latente el descontento entre la población. Por primera vez las documentos
coloniales usaron el término insurgentes y un movimiento proclamó la abolición de
la esclavitud en el Perú,7 pero se discute si la finalidad de esta rebelión era una
verdadera revolución del orden social colonial o tenía como objetivo la
emancipación.
A principios del siglo XIX se produce la invasión francesa a España, los reyes
españoles Carlos IV y su hijo Fernando VII abdicaron al trono en favor del
emperador francés Napoleón Bonaparte, quien cedió la corona a su
hermano, José Bonaparte. Como consecuencia de la ocupación francesa se
produjo el levantamiento de España y, en diversos puntos de la América española,
se crean juntas autónomas de gobierno que disputaban la hegemonía sin
pretender cambiar el orden colonial. Fue entonces que el virrey Abascal hizo
del Ejército Real del Perú, y del virreinato peruano, la base de la contrarrevolución
frente a los revolucionarios en el Alto Perú, Quito, Chile y el Río de la Plata. Las
primeras rebeliones autónomas peruanas surgieron en 1811 en el contexto de
descontento indígena y colaboración criolla con la revolución rioplatense. La
insurgencia peruana puso en rebelión el interior del país, si bien los múltiples
levantamientos de Tacna, Huánuco, Huamanga, Cuzco, Apurimac y otras no
lograron alcanzar la libertad del país, no obstante se mantuvieron los movimientos
insurgentes de guerrillas y montoneras a la llegada de las corrientes libertadoras.
En 1820, la rebelión de la Grande Expedición de Ultramar hizo desaparecer la
amenaza de invasión del Río de la Plata y Venezuela, y posibilitó la llegada al
Perú de las corrientes libertadoras. La Expedición Libertadora del Perú al mando
del general argentino José de San Martín desembarcó en las costas peruanas
procedente de Chile. Los realistas abandonaron Lima, se fortificaron en el Cuzco y
el general San Martín proclamó la independencia del Estado peruano el 28 de julio
de 1821, y bajo su Protectorado se formó el primer Congreso Constituyente del
país. La Guerra de Maynas consigue liberar el oriente peruano en 1822. Con el
estancamiento del conflicto y la decepcionante Entrevista de Guayaquil con
el Libertador Simón Bolívar, San Martín se ve obligado a retirarse del Perú. La
joven república sostenía una guerra de resultado incierto contra los reductos
realistas en el interior del país, y esta situación propicia la llegada al Perú de la
corriente libertadora del norte y de Simón Bolívar que se pone al frente del Ejército
Unido Libertador del Perú. Finalmente, en 1824, la rebelión del Alto Perú quiebra
el bastión de la sierra, tuvieron lugar las batallas de Junín y Ayacucho que
culminaron con la capitulación del ejército realista y el fin del Virreinato del Perú.
Consecuente a la independencia del Perú, en abril de 1825, concluye la campaña
de Sucre en el Alto Perú y, en noviembre de ese mismo año, México consigue la
capitulación del castillo español de San Juan de Ulúa en Veracruz. Por último, en
enero de 1826, caen los reductos españoles del Callao y Chiloé. España renuncia
en 1836 a todos sus dominios continentales americanos. 8
Los resultados de la Independencia fueron muy variados: en lo político se cortó la
dependencia de España, en lo económico se mantuvo la dependencia de Europa,
y en lo social el despojo de tierras a indígenas se acentuó en la era republicana. 9
El empleado doméstico indígena fue tratado de forma inhumana, incluso en las
primeras décadas del siglo XX.10 Esta población consiguió la ciudadanía en el
mismo nacimiento de la república, el 27 de agosto de 1821; 1112 sin embargo, aún
en pleno siglo XXI se sigue construyendo una sociedad genuinamente
democrática, donde sea posible la plena garantía y el respeto de los derechos
humanos.13
Índice

 1Antecedentes de la independencia peruana


o 1.1La resistencia incaica
o 1.2Rebelión de los encomenderos
o 1.3Protestas y rebeliones del siglo XVIII
o 1.4Rebelión de Túpac Amaru II (1780-1781)
o 1.5Rebelión de Túpac Katari
o 1.6Conspiraciones entre 1782 y 1810
 2Guerra de Independencia hispanoamericana (1810 - 1830)
 3Levantamientos autónomos del Perú
o 3.1Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú
 3.1.1Primera revuelta de Tacna de 1811
 3.1.2Segunda revuelta de Tacna de 1813
o 3.2Rebelión de Huánuco de 1812
o 3.3Rebelión del Cuzco de 1814
 3.3.1Expedición al Alto Perú
 3.3.2Expedición a Huamanga
 3.3.3Expedición a Puno y Arequipa
o 3.4Rebelión de Aymaraes (1818)
 4Las Corrientes Libertadoras de América
o 4.1La corriente libertadora del Sur y el surgimiento de la República Peruana (1820
- 1823)
 4.1.1Campañas navales
 4.1.1.1Expedición de William Brown al Pacífico
 4.1.1.2Expediciones de Thomas Cochrane
 4.1.2José de San Martín y la expedición libertadora del Perú
 4.1.2.1Desembarco en Paracas
 4.1.2.2Las conferencias de Miraflores
 4.1.2.3Rebelión de Guayaquil
 4.1.2.4Inicio de la campaña militar del Perú (Campaña de Ica)
 4.1.2.5Primera expedición de Arenales a la sierra
 4.1.2.6Campaña del Norte peruano
 4.1.2.7Segunda expedición de Arenales a la sierra
 4.1.2.8El motín de Aznapuquio
 4.1.2.9Conferencias de Punchauca
 4.1.3La ocupación de Lima por los patriotas
 4.1.3.1Proclamación de la independencia del Perú
 4.1.3.2El Protectorado del Perú
 4.1.3.3Independencia de Maynas
 4.1.3.4Campaña de Canterac sobre el Callao
 4.1.3.5El retiro del almirante Cochrane
 4.1.3.6Conjura de los oficiales patriotas contra San Martín
 4.1.3.7Desastre de La Macacona
 4.1.3.8Campaña auxiliadora de la independencia de Quito
 4.1.3.9Entrevista de Guayaquil
 4.1.4San Martín abandona el Perú (Primer Congreso Constituyente)
 4.1.4.1Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa
 4.1.4.2Primera Campaña de Intermedios
o 4.2La corriente libertadora del Norte y la consolidación de la independencia (1823 -
1826)
 4.2.1José de la Riva Agüero y el motín de Balconcillo
 4.2.1.1Disolución de la Junta y elección de Riva Agüero
 4.2.1.2Gobierno de José de la Riva Agüero
 4.2.1.3Segunda Campaña de Intermedios
 4.2.1.4Pugna con el Congreso
 4.2.1.5El labor patriótica de José Olaya
 4.2.2Bolívar es invitado a consolidar la independencia del Perú (Dictadura
Bolivariana)
 4.2.2.1La valiosa ayuda de los montoneros
 4.2.2.2Campaña y Batalla de Junín
 4.2.2.3El avance patriota hacia el sur
 4.2.2.4El contingente y las armas de ambos ejércitos
 4.2.2.5La marcha hacia los campos de Ayacucho
 4.2.2.6La Batalla de Corpahuaico o Matará
 4.2.2.7Movimientos preliminares
 4.2.2.8Desarrollo de la batalla de Ayacucho
 4.2.2.9La Capitulación de Ayacucho
 4.2.3Últimos focos de resistencia española
 4.2.3.1Campaña del Alto Perú
 4.2.3.2Rendición de los castillos del Callao
 4.2.3.3Fin de la guerra y acontecimientos posteriores
o 4.3El pago de la deuda de la independencia
o 4.4Tratado de paz y amistad
o 4.5Véase también
o 4.6Notas
o 4.7Referencias
o 4.8Bibliografía
o 4.9Enlaces externos

Antecedentes de la independencia peruana[editar]


La resistencia incaica[editar]
Artículo principal: Incas de Vilcabamba

La resistencia incaica a la conquista española, y las rebeliones en el período


virreinal del Perú se produjeron desde la captura del inca Atahualpa en la
emboscada de Cajamarca, el 16 de noviembre de 1532, y que llevó a la conquista
del Tahuantinsuyo por parte de Francisco Pizarro. Los sucesores de los incas
trataron en varias ocasiones de retomar el control original del Imperio. Unos
intentos ocurrieron inmediatamente; otros, más tarde, en los siglos XVII y XVIII.
La guerra de la resistencia incaica la encabezó Manco Inca en 1536, quien
puso sitio al Cuzco y tomó la fortaleza de Sacsayhuaman, consiguiendo
exterminar a importantes partidas de soldados españoles. Uno de sus
lugartenientes, Titu Yupanqui, sitió a la recién fundada ciudad de Lima, en la
costa. Los españoles resistieron tanto en Lima como en el Cuzco, con el apoyo de
miles de aliados de los curacazgos cañaris, chachapoyas y huancas. Sin embargo,
debido a la amenaza de la hambruna, Manco Inca se vio obligado a licenciar a sus
fuerzas y se refugió en las selvas de Vilcabamba, con el propósito de renovar la
rebelión.
Uno de los hechos que demuestra la supervivencia y la resistencia incaica fue el
nombre asignado a la Ciudad de Huamanga, que fue fundada como "San Juan de
la Frontera"; como frontera entre el territorio controlado por España (y sus aliados)
y el territorio controlado por el Imperio de los Incas. Durante algún tiempo Manco
Inca se consagró a enviar a sus tropas a incursionar en los poblados fundados por
los españoles, hasta que resultó asesinado hacia 1542, a manos de unos
almagristas a los que había dado refugio. Sus sucesores, llamados incas de
Vilcabamba, mantuvieron la resistencia; finalizando oficialmente la guerra con
el Imperio español mediante el Tratado de Acobamba en 1566 y aprobado por el
rey Felipe II de España en 1569. Sin embargo, en 1570 la guerra se reinició
cuando el último Inca de Vilcabamba, Túpac Amaru I, fue capturado y llevado al
Cuzco, donde fue ejecutado en 1572. Finalizando la guerra de resistencia inca,
que pues duró 40 años, después de iniciado el proceso de la conquista española
del Tahuantinsuyo.
Rebelión de los encomenderos[editar]
Artículo principal: Gran Rebelión de Encomenderos
Ilustración del siglo XVIII que representa la decapitación de Gonzalo Pizarro, jefe de la rebelión de los
encomenderos de 1544.

En 1542 la Corona española promulgó las Leyes Nuevas, ideadas por Bartolomé


de las Casas en un esfuerzo por proteger a los indígenas; dichas leyes
establecían la supresión de las encomiendas y de todo trabajo forzado de los
indios. Se creó también el Virreinato del Perú y la Real Audiencia de Lima. Fue
elegido como primer virrey del Perú Blasco Núñez Vela y como personal de la
Audiencia limeña 4 oidores: Diego Vásquez de Cepeda, Juan Álvarez, Pedro Ortiz
de Zárate y Juan Lissón de Tejada.
Cuando el Virrey Núñez Vela llegó al Perú, aplicó enérgicamente el cumplimiento
de las Nuevas Leyes. Los encomenderos protestaron indignados y organizaron
una rebelión, eligiendo como líder a Gonzalo Pizarro, por entonces rico
encomendero en Charcas, y con antecedentes militares en la conquista del
Tahuantinsuyo y las guerras civiles entre los conquistadores españoles.
El 28 de octubre de 1544, el ejército de Gonzalo Pizarro compuesto por 1200
hombres, entró a Lima; sin embargo, estando en alta mar, Núñez Vela fue liberado
y desembarcó en Tumbes, pasando luego a Quito donde reunió un ejército con el
que se dirigió al sur para reclamar sus derechos reales como virrey y gobernador
de Perú. Luego de algunos movimientos, ambos bandos se enfrentaron el 18 de
enero de 1546 en la batalla de Iñaquito, en el actual Ecuador. La superioridad
numérica y militar del ejército de Pizarro aseguró su victoria, en la cual Blasco
Núñez de Vela fue decapitado en el campo de batalla. Con ello, se inició la lucha
entre las fuerzas de Gonzalo Pizarro y las fuerzas realistas por el control del Perú.
El rey nombró a Pedro de la Gasca como nuevo Gobernador, quien llegó al Perú
en 1547. No traía ninguna fuerza armada; solo el poder real de otorgar
una amnistía para aquellos que hubieran cometido traición a la Corona española y
que quisieran sumarse a conformar un ejército realista. Proclamó también que
suspendería las Leyes Nuevas, cuya imposición había originado que gran cantidad
de encomenderos se sumaran al bando rebelde de Gonzalo Pizarro. De ese
modo, pronto La Gasca formó un ejército propio y venció a Gonzalo Pizarro el 9 de
abril de 1548 en la Batalla de Jaquijahuana en Anta, Cuzco, donde los últimos
encomenderos se pasaron al bando de La Gasca. Gonzalo Pizarro y Francisco de
Carbajal fueron ejecutados.
Protestas y rebeliones del siglo XVIII[editar]
En el siglo XVIII, estallaron en el territorio del Virreinato del Perú protestas y
rebeliones de la más diversa índole, que se originaron, indistintamente, por los
abusos de los funcionarios reales y el mal gobierno de las autoridades virreinales.
En especial, los corregidores fueron el centro principal de las quejas, ya que
cometían una serie de abusos y excesos sobre la población indígena, en lo
referente a la distribución del trabajo en las mitas, el cobro de los tributos y el
repartimiento de mercaderías. Las reformas borbónicas, que implicaron el
aumento de los impuestos y otras contribuciones, fueron otro factor agravante del
descontento popular. Al principio, algunos curacas e indios principales creyeron
que, enviando memoriales de quejas al monarca español, lograrían la atención de
la Corona, para que rectificara las injusticias. Pero al constatar que esto no daba
resultado, muchos de ellos tramaron rebeliones armadas, algunas abortadas antes
de estallar y las que estallaron fueron debeladas por las fuerzas del virrey de la
manera más brutal.14
Estas fueron las más importantes protestas y rebeliones estalladas en el siglo
XVIII:15

 1724-1736. La rebelión de los indios


de Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreyna, quienes dieron muerte a sus
corregidores, como reacción frente al abuso que cometían estos funcionarios. La
rebelión fue cruelmente reprimida, siendo los indios masacrados, ajusticiados sin
juicio, y condenados de por vida a las mitas de Potosí y Huancavelica, así como a los
obrajes y panaderías.
 1722-1732. Protestas de Vicente Mora Chimo Cápac, curaca de Chicama (norte
del Perú) y descendiente de los reyes chimúes e incas. Este personaje viajó sin
autorización a España, donde presentó sucesivos memoriales ante el rey de España,
reclamando justicia para los indios y quejándose de los funcionarios reales.
 1736. Protesta de los caciques de Paita. Estos, tras esquivar la rígida censura
virreinal, lograron hacen llegar a la corte de Madrid un extenso memorial conteniendo
denuncias y reclamaciones en favor de los indios.
 1737. Rebelión de Andrés Ignacio Cacma Condori y José Orco Huaranca, curacas
pertenecientes a las antiguas panacas incas del Cuzco. En la conjura se hallaban
implicados otros 17 curacas. Al producirse hechos violentos en Azángaro, las
autoridades virreinales actuaron con gran rapidez, deteniendo a 89 indios principales
del Cuzco, mientras que columnas milicianas armadas por los mercaderes entraban
en Azángaro, donde, tras cometer excesos de todo tipo, apresaron a 39 indios
sindicados como cabecillas de la rebelión. Todos los implicados fueron condenados a
diversas penas: prisiones, mitas forzadas y a ración en las minas, obrajes y
panaderías.
 1739. La conspiración de Oruro (Alto Perú), bajo el mando de Juan Vélez de
Córdova. Este personaje se proclamó descendiente de los reyes incas y exigió a
través de un “Manifiesto de agravios” el fin de la dominación española,
fundamentando esta exigencia en el hecho que los funcionarios españoles se
dedicaban solo a expoliar a las poblaciones, cuando el fin primordial de la dominación
española había sido la evangelización. Poco antes de su estallido, el movimiento fue
delatado; Vélez y otros cabecillas fueron capturados y ajusticiados.
 1742-1756. La rebelión de Juan Santos Atahualpa, caudillo mestizo que se
proclamó descendiente de los Incas y tuvo el propósito expreso de restaurar
el Imperio incaico y expulsar a los españoles. Al frente de las tribus selváticas, logró
controlar un extenso territorio de la selva central del Virreinato del Perú, el
llamado Gran Pajonal, llegando a amagar la sierra central. Si bien la rebelión no llegó
a extenderse más allá de esos límites, tampoco pudo ser sometida por la autoridad
virreinal. Juan Santos desapareció misteriosamente en 1756, desconociéndose la
fecha y las circunstancias de su fallecimiento.
 1750. La revolución de Huarochirí. Encabezada por Francisco Inca y Pedro de los
Santos, en protesta por los abusos y arbitrariedades de las autoridades virreinales.
Los insurgentes tomaron la ciudad de Huarochirí, a cuyo corregidor ajusticiaron. Las
fuerzas virreinales, al mando del Marqués de Monterrico, cercaron Huarochirí, donde
los rebeldes resistieron con heroísmo, hasta ser derrotados. Los líderes de la revuelta
fueron apresados; algunos fueron asesinados y otros llevados a Lima, donde fueron
ajusticiados.
 1766. Movimiento de Quito, en la que participaron indios y mestizos, en protesta
por el establecimiento de las aduanas. Se produjeron diversos motines y tumultos en
dicha ciudad, a lo largo de dicho año. Desde Lima se enviaron tropas, para apaciguar
a la población exaltada.
 1770. Movimiento de Sica Sica (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron
muerte al teniente del corregidor y atacaron con suma violencia el corregidor. La
represión dejó como saldo cientos de indígenas masacrados.
 1771. Movimiento de Pacajes (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron
muerte a su corregidor y persiguieron a los coadjutores de estos. Igualmente fue
reprimido severamente.
 1773. Protesta de Santiago de Chuco (en el actual departamento de La Libertad),
protagonizada por indios y mestizos, por los exorbitantes precios de las mercaderías
dadas en reparto por el corregidor. Como al año siguiente se renovaron estas
protestas, las autoridades apresaron a los líderes visibles.
 1774. Rebelión de Chumbivilcas. Se originó cuando el corregidor de esta localidad
apresó al curaca local por encabezar la protesta general contra los repartimientos de
mercaderías. Los indios reaccionaron violentamente y dieron muerte al corregidor. El
alzamiento fue aplastado con un saldo elevado de vidas.
 1774. Rebelión de los indios de la villa de Llata, contra los abusos del corregidor,
al que dieron muerte.
 1776. Rebelión de los indios de Urubamba, que lograron expulsar a las
autoridades coloniales. Estas regresaron con refuerzos militares y reprimieron a los
rebeldes con extrema ferocidad.
 1780-1781. La rebelión de los hermanos Catari en el Alto Perú. Ellos eran Tomás,
Nicolás y Dámaso Catari. Actuaron en relación con la revolución de Túpac Amaru
II. Túpac Katari fue capturado por los españoles y despeñado el 15 de enero de 1781.
Sus hermanos acabaron siendo sucesivamente delatados y apresados. Dámaso
Catari fue ejecutado el 27 de abril y Nicolás Catari el 7 de mayo del mismo año.16
 1780. Conspiración de los plateros en el Cuzco. Los plateros Lorenzo Farfán de
los Godos, Ildefonso Castillo, Juan de Dios Vera, Diego Aguilar, Ascensio Vergara,
José Gómez y Eugenio Cárdenas, se complotaron con el influyente curaca
de Písac, Bernardo Tambohuacso Pumayali. Descubierta la conspiración, Farfán de
los Godos y otros seis plateros fueron apresados y ajusticiados, en junio de 1780.
Posteriormente fue capturado el curaca Tambowaqso, que fue ajusticiado el 17 de
noviembre de 1780, días después del estallido de la revolución de Túpac Amaru II.17
 1780-1781. La rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, sin duda,
la más importante de este periodo, que estalló en Tinta el 4 de noviembre de 1780
(ver sección siguiente).
Rebelión de Túpac Amaru II (1780-1781)[editar]
Artículo principal: Rebelión de Túpac Amaru II

Descendiente de la realeza inca, José Gabriel Condorcanqui, curaca de Surimana,


Tungasuca y Pampamarca, adoptó el nombre de Túpac Amaru II y encabezó la
más formidable revolución indígena de la época colonial, en protesta por el
maltrato que recibían los indios por parte de los corregidores. Entre sus exigencias
figuraba la supresión de los corregimientos y la creación de una Real Audiencia en
el Cuzco para una rápida administración de justicia, ya que solo existía la Real
Audiencia de Lima para todo el territorio del Virreinato. A estos reclamos, se unió
posteriormente su deseo de separarse del yugo español; es decir, su rebelión,
originalmente de tendencia reformista, se convirtió en separatista. Para algunos
analistas, fue el iniciador de la lucha por la emancipación política del Perú.
La rebelión estalló el 4 de noviembre de 1780 en el pueblo de Tinta (50 leguas al
sur del Cuzco) y puso en movimiento a todo el sur del Virreinato del Perú, hasta la
región de Charcas. Repercutió, además, en el resto de los dominios españoles de
Sudamérica.
El primer episodio de la revolución fue el apresamiento del odiado corregidor de
Tinta, Antonio de Arriaga, quien fue ejecutado públicamente. Acto seguido, Túpac
Amaru se puso en marcha hacia el norte contando con la simpatía y adhesión de
los pobladores que, en su mayoría, estaban armados de picos, palos, hachas y
sólo algunas armas de fuego. En estas condiciones, ganó la batalla de Sangarará,
librada el 18 de noviembre de 1780. Pero no quiso todavía dirigirse al Cuzco y
prefirió retirarse a Tinta, donde el día 27, lanzó un manifiesto explicando las
causas que le habían llevado a la sublevación. Poco después, a inicios de
diciembre se dirigió al sur, atravesó la cadena del Vilcanota, pasó por Lampa,
Pucará y penetró en Azángaro, extenso recorrido con el que pretendía ganar
adeptos a su causa.18
El virrey Agustín de Jáuregui envió al Cuzco al visitador José Antonio de Areche,
con poderes extraordinarios para sofocar la rebelión, teniendo como ejecutar
inmediato al mariscal José del Valle. Es así como los españoles, con refuerzos
llegados desde Lima, enfrentaron a Túpac Amaru, que ya por entonces (enero de
1781), se había decidido a atacar el Cuzco. Sin embargo, este no pudo doblegar el
poderío de las fuerzas realistas y sufrió sendos reveses en las batallas
de Checacupe y Combapata, por lo que se vio obligado a retroceder. Los
realistas, en su persecución, ingresaron a sangre y fuego a Tinta, que fue
totalmente destruida. El inca, su mujer y sus tres hijos huyeron a la villa de Langui
donde fueron apresados por la traición de un partidario suyo. Enseguida, fue a
parar a manos de Areche. Sufrió atroces torturas, para que delatara a sus
colaboradores cuzqueños, pero permaneció hermético. Finalmente fue
sentenciado a muerte.

Intento de desmembramiento de Túpac Amaru II.


El 18 de mayo de 1781, en la Plaza de Armas del Cuzco, Túpac Amaru II fue
descuartizado a hachazos, luego de un intento fallido de desmembrarlo usando la
fuerza de cuatro caballos. Previamente, se le obligó a presenciar la muerte de su
esposa Micaela Bastidas, de sus dos hijos mayores y de otros familiares y
partidarios suyos. Su hijo menor, Fernando, fue enviado a los presidios de África.
Sus miembros mutilados fueron enviados a distintos puntos del sur del virreinato y
clavados en picas, para que sirviera de escarmiento a las poblaciones rebeldes. 19
Sin embargo, el espíritu de lucha se mantuvo entre sus partidarios, quienes,
encabezados por Diego Cristóbal Túpac Amaru (primo suyo), se mantuvieron en
pie de lucha hasta principios de 1782. 20
El horrendo sacrificio de Túpac Amaru y la represión feroz de la rebelión (cuyo
saldo, según el cálculo de los mismos represores, fue de 120 000 hombres
andinos muertos, aunque se calcula que en realidad fueron 200 00021), avivó más
la rebeldía contra la dominación española. Obligó a la corona española concentrar
sus fuerzas en el sur peruano, de modo que dicha zona se convirtió en el último
bastión del poder español en Sudamérica. Además, en su momento el sacrificio de
Túpac Amaru II no resultó estéril, pues a raíz de esta rebelión se suprimieron los
corregimientos y se creó la Real Audiencia del Cuzco, tal como lo había exigido el
inca rebelde.18
La rebelión de Túpac Amaru constituye, a decir del historiador Carlos Daniel
Valcárcel, «el movimiento anti-colonialista, reivindicador y precursor de justicia
social e independencia política más importante que haya tenido el Perú. Su valor
aumenta si lo recordamos como un suceso anterior a la revolución francesa —que
tantos otros movimientos propició—, acaecido cuando todavía la revolución
separatista estadounidense estaba en plena pugna». 22
Rebelión de Túpac Katari[editar]
Una segunda fase de la revolución tupacamarista la protagonizó el caudillo aimara
Julián Apaza en el Alto Perú. Este personaje adoptó el nombre de Túpac
Catari (en homenaje a Túpac Amaru II y Tomás Katari) y a la cabeza de 40.000
indios puso sitio a La Paz (13 de marzo de 1781); exigió la entrega de los
corregidores y el retiro de los españoles. Aunque suspendió el cerco en julio, lo
estrechó más y lo mantuvo hasta el 17 de octubre, teniendo que retirarse para
concertar nuevas acciones. Pero traicionado y entregado a las autoridades
españolas (10 de noviembre) fue condenado a ser arrastrado atado a la cola de un
caballo y luego descuartizado por cuatro caballos (13 de noviembre). 23
Conspiraciones entre 1782 y 1810[editar]
Entre el fin de la revolución de Túpac Amaru II y el inicio de la guerra de la
independencia hispanoamericana de 1810-1824, tuvieron lugar en el Perú otras
conspiraciones y revueltas, como las siguientes:

 El movimiento de Huarochirí (1782), encabezado por Felipe Velasco Túpac Inca


Yupanqui, con apoyo del indio Ciriaco Flores y en conexión con Diego Cristóbal Túpac
Amaru. Movilizó a seis pueblos de la provincia de Huarochirí. El virrey envió contra
ellos al corregidor de Huarochirí, al gobernador de Yauyos y a un destacamento de
Lima. Los agitadores fueron sorprendidos y tomados prisioneros. Sometido a proceso,
Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui fue ejecutado en Lima, el 7 de julio de 1783.24
 La conspiración del Cuzco de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde (1805). El
primero era un minero huanuqueño y el segundo un abogado arequipeño, que se
conocieron en Lima y forjaron una alianza. Luego coincidieron en el Cuzco, donde,
con el apoyo de diversas personalidades, tramaron un plan para independizar al Perú
y restaurar el Incanato. Delatados antes de producirse el alzamiento, fueron
apresados y ajusticiados, el 5 de diciembre de 1805.25

Guerra de Independencia hispanoamericana (1810 - 1830) [editar]


Artículos principales: Guerra
de independencia hispanoamericana,  Era de la
revolución  y  Retroversión de la soberanía de los pueblos.

Mapa animado de la revolución hispanoamericana (1808-1825):


     Territorios bajo control realista.     Territorios bajo control de movimientos independentistas.      Territorios bajo
control de la Gran Colombia.     España bajo ocupación francesa.     España dominada por el Trienio
Liberal.     Zonas sin un gobierno claro.

La emancipación americana forma parte de un periodo mayor, denominado


de Revoluciones Atlánticas, que ocurre entre finales del siglo XVIII y principios del
XIX, y proponían nuevas formas de gobierno liberales o republicanas, donde el rey
es suprimido o relegado a un papel secundario, y engloba hechos tales como
la independencia de Estados Unidos en 1776, la Revolución francesa de 1789,
la Revolución haitiana de 1791, o la Independencia de Brasil, y que ocurrieron
fuera del mundo hispano.
El principal detonante de la independencia hispanoamericana fue la invasión
napoleónica a España de 1808 y el descabezamiento de la monarquía española,
mediante las Abdicaciones de Bayona. Desde entonces, los patriotas,
denominados así por su identificación con América (Término empleado desde
1820 por el bando independentista peruano, ya que antes de esa fecha era
identificado con los virreinales del Perú)26 defendieron la libertad e independencia
frente a las autoridades peninsulares. Según la retroversión de la soberanía, los
reinos americanos eran posesiones del rey de España, independientes de otros
reinos de España, si bien todos formaban una misma corona, que ahora había
caído de forma ilegítima en manos de los Bonaparte. Pero el establecimiento de
las Cortes de Cádiz de un imperio unitario de hegemonía peninsular en ambos
hemisferios, como el Estatuto de Bayona, fue un punto de quiebre con las Juntas
americanas que pedían el autogobierno; entonces se las declaró en rebeldía, y
propició la aparición de las primeras declaraciones de independencia y el
comienzo del conflicto armado.
Tras la derrota de Napoleón, el Tratado de Valençay reconoció a Fernando VII rey
de España, y como rey efectivo, rechazó la constitución española de 1812 por
considerarla una constitución republicana, 27 contraria al Antiguo Régimen. Las
Cortes españolas, lo mismo que las Juntas americanas, defendían los derechos
de Fernando VII pero como un rey subordinado a ellas. El rey veía su soberanía
entregada o compartida. No reconocían a Fernando ningún poder superior, le
consideraban poco más que un funcionario despojado de soberanía. Pero, la
restauración de Fernando VII en la península ibérica tampoco significó la vuelta
al Antiguo Régimen sino a una nueva forma de poder, más radicalizado hacía una
tiranía personal, el Absolutismo. En España, a través de un golpe de estado,
el Manifiesto de los Persas, Fernando declaró estos decretos "nulos y de ningún
efecto", se borró todo rastro de liberalismo, se persiguió y exilió a los liberales
españoles, mientras volvían los afrancesados, bonapartistas favorables al poder
establecido. En América, por el contrario, la resistencia armada de las juntas
posibilitó nuevas declaraciones de independencia a través de sus congreso
constituyentes y la creación de estados republicanos ahora completamente
separados del Imperio español.
En este contexto podemos dividir las campañas político-militares de la
independencia peruana en dos grandes periodos:

 1- Levantamientos autónomos del Perú: periodo de insurgencia, el más extenso.


 2- Corrientes Libertadoras de América:
o 2.1- Corrientes Libertadora del Sur de San Martín (1820-1823), periodo
fundacional de la República.
o 2.2- Corrientes Libertadora del Norte de Bolívar (1823-1826), periodo de
consolidación de la independencia.

Levantamientos autónomos del Perú[editar]


Al producirse la invasión francesa de España, los reyes católicos Carlos IV y su
hijo Fernando VII abdicaron del trono español en favor del emperador
francés Napoleón Bonaparte, quien cedió la corona a su hermano, José
Bonaparte. Como consecuencia de la ocupación francesa se produjo el
levantamiento y revolución de España y, de toda la América española contra los
franceses. Pero en diversos puntos de América se crean juntas autónomas de
gobierno que disputan la hegemonía del país sin pretender cambiar el orden
colonial. Se convocan Juntas insurgentes en Chuquisaca, La Paz y Quito. En este
marco el virrey del Perú, José Fernando de Abascal hizo del Ejército Real del
Perú, y del virreinato peruano, la base de la contrarrevolución frente a los avances
revolucionarios en el Alto Perú, Quito, Chile y el Río de la Plata. Las primeras
rebeliones autónomas peruanas se suceden a partir de estas primeras campañas
de los ejércitos convencionales, en un contexto peruano de descontento social del
indígena y de colaboración criolla con la revolución rioplatense, pero la guerra
irregular desarrollada en el Perú no consiguió alcanzar la libertad del país.
Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú[editar]
Primera revuelta de Tacna de 1811[editar]
Artículo principal: Insurrección de Tacna (1811)

Francisco Antonio de Zela, líder de la primera revuelta de Tacna.

Los patriotas peruanos, conocedores del avance de los ejércitos argentinos en el


Alto Perú (actual Bolivia), organizaron en Tacna un movimiento libertario contra
el virrey José Fernando de Abascal y Sousa. El 20 de junio de 1811 (día de
la batalla de Guaqui, en donde las tropas realistas al mando del general José
Manuel de Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los
patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles
militares realistas de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a
Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al curaca Toribio
Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de junio se supo en
Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en Guaqui. Aprovechando el
desconcierto provocado por la noticia, los realistas desmontaron el movimiento y
tomaron preso a Francisco Antonio de Zela, a quien llevaron a Lima donde fue
condenado a cadena perpetua en la cárcel de Chagres, Panamá, donde falleció en
1819, a los 50 años de edad.
Segunda revuelta de Tacna de 1813[editar]
Artículo principal: Rebelión de Tacna de 1813

El general argentino Manuel Belgrano reorganizó las tropas argentinas derrotadas


en la batalla de Guaqui. El 24 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas
comandadas por el general Pío Tristán, las venció y detuvo el avance del ejército
realista sobre Tucumán. Más tarde, obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por
lo que Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con lo cual el Ejército
argentino volvió a emprender otra ofensiva y ocupó nuevamente el Alto Perú. El
general español Joaquín de la Pezuela, que había reemplazado a Goyeneche
en La Paz por disposición del virrey del Perú Abascal, reorganizó el Ejército Real
del Perú y derrotó al argentino Manuel Belgrano en la batalla de Vilcapugio el 1 de
octubre de 1813 y seguidamente en la batalla de Ayohúma, el 14 de noviembre de
1813.
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las
coordinaciones que el general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a
Juan Francisco Paillardelli, su hermano Enrique Paillardelli conspiraba en Tacna y
Julián Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus instrucciones de
Belgrano en Puno. El plan consistía en concertar el alzamiento de todo el sur del
Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas tacneños, el 3 de
octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al
gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los
acontecimientos, envió una milicia realista al mando de José García de Santiago.
Se produjo el combate de Camiara, el 13 de octubre, donde fueron derrotados los
patriotas de Paillardelli que se replegaron a Tacna. A los pocos días se supo de la
derrota de Belgrano y los patriotas se volvieron a dispersar. Enrique Paillardelli y
unos cuantos seguidores huyeron hacia el Alto Perú, el 3 de noviembre de 1813,
mientras que Tacna fue retomada por los realistas.
Rebelión de Huánuco de 1812[editar]
Artículo principal: Rebelión de Huánuco
Juan José Crespo y Castillo, uno de los líderes de la rebelión de Huánuco de 1812.

La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el


régimen colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se
dirigieron a Huánuco, donde se produjo la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812.
El intendente de Tarma José González Prada reconquistó Ambo el 10 de marzo
con un contingente colonial. Los rebeldes abandonaron Ambo y Huánuco; los
realistas entraron a ambas ciudades el 19 de marzo de 1812. González Prada
salió de la ciudad en persecución de los insurrectos, que contaban con 2000
hombres. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron capturados por
González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca Norberto
Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron
enjuiciados sumariamente y ejecutados con la pena del garrote. A otros
sublevados se les desterró y muchos fueron puestos en prisión.
Rebelión del Cuzco de 1814[editar]
Artículo principal: Rebelión del Cuzco
Los hermanos Angulo: José, Vicente y Mariano Angulo, líderes de la Rebelión del Cuzco de 1814.

En 1814, se produjo la Rebelión del Cuzco que abarcó el sur del virreinato del


Perú. La rebelión de 1814 se inició con la confrontación política entre el Cabildo
Constitucional y la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro
americano y el segundo como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento,
fueron encarcelados los hermanos Angulo a fines de 1813. Para agosto de 1814,
los hermanos Angulo y otros criollos escaparon y tomaron el control de la ciudad
del Cuzco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y cacique
de Chincheros, Mateo Pumacahua. Este último personaje fue uno de los grandes
defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru II y
comandante de los indígenas realistas en la batalla de Guaqui; sin embargo, había
cambiado su postura beligerante movido por imposición del virrey Abascal de no
garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 en el virreinato del
Perú.
Mateo Pumacahua, cacique de Chinchero y otro de los líderes de la Rebelión del Cuzco.

Los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres


secciones:
Expedición al Alto Perú[editar]
La primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando del iqueño Juan Manuel
Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon La Paz con
500 fusileros y 20 000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre
de 1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados
en sus cuarteles, pero estos aprovecharon la situación para hacer volar el
polvorín; enfurecidos, los insurgentes paceños les dieron muerte. Para
reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento realista de milicianos
cuzqueños, con 1500 fusileros al mando del general español Juan Ramírez
Orozco. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, y los
insurgentes resultaron derrotados. Pinelo y Muñecas ordenaron replegarse y una
parte de la tropa quedó dispersa en la región en forma de guerrillas.
Expedición a Huamanga[editar]
La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del
argentino Manuel Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al
clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad el
20 de septiembre. Días antes se desarrolló en esa ciudad el levantamiento de
cientos de mujeres campesinas el cuartel de Santa Catalina (actual Centro
Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura Ccalamaqui, en apoyo a la
causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron
pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió desde Lima al regimiento
español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se produjo la
batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las acciones duraron tres días,
luego de los cuales los patriotas abandonaron Huamanga. Se reorganizaron
en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815,
en Matará, donde fueron nuevamente derrotados. Los patriotas volvieron a
reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre
tanto, el argentino Hurtado de Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros,
18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas
fuerzas estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro”
(toro rojo). Debido a la traición de José Manuel Romano sobre Hurtado de
Mendoza, a quien dio muerte y rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y
los cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron un hecho
común en las rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los
actores sociales muestran que los cambios de bandos no eran extraños. En el
caso de los líderes locales, sus filiaciones políticas estaban vinculadas a los
conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los hermanos
Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al
Cuzco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la
política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población
y evitar futuros alzamientos.
Expedición a Puno y Arequipa[editar]
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando
del antiguo brigadier realista Mateo Pumacahua, y contaba con 500 fusileros, un
regimiento de caballería y 5000 indios. Pumacahua, como curaca de Chinchero,
tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena. Al Cuzco fueron
enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y
negros leales. El control del Cuzco era fundamental por motivos ideológicos y de
logística. Por múltiples motivos, Cuzco tenía una fuerte influencia sobre el Alto
Perú; y, a su vez, el Alto Perú mantenía un vínculo colonial administrativo con la
ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros revolucionarios de los años
1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en la Batalla de la
Apacheta, el 9 de noviembre de 1814. Tomó prisioneros al intendente de
Arequipa José Gabriel Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga, su
antiguo compañero de armas de la batalla de Guaqui. Los patriotas ingresaron
a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa reconoció a
la Junta Gubernativa del Cuzco, el 24 de noviembre de 1814. Pero la reacción
realista no se hizo esperar. Pumacahua, enterado de la aproximación de tropas
realistas, abandonó Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se volvió a reunir y
se apresuró a acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Tales
cambios de “lealtad” en los dirigentes locales fueron normales durante toda la
guerra, pues se escogía al sector que era dueño de la plaza fuerte, como una
forma de garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, no
necesariamente por una inclinación ideológica ni menos una predisposición para la
lucha a favor de cualquier bando.
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a
Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su
milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero
de 1815. Dejó como gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, el realista
y el patriota, se desplazaron cautelosos por diversos parajes de los Andes,
buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se
encontraron cerca de Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los
realistas. El triunfo realista se debió al correcto equipamiento y mayor disciplina de
sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el curso de la batalla. Entre los
patriotas capturados estuvo el célebre poeta Mariano Melgar, quien fue fusilado en
el mismo campo de batalla. Pumacahua fue apresado en Sicuani, donde fue
sentenciado a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.
Rebelión de Aymaraes (1818)[editar]
La Rebelión de Aymaraes (1818) es el levantamiento contra el domino colonial
español ocurrido en el partido de Aymaraes, de la intendencia del Cuzco, y
actualmente en el Departamento de Apurímac, ocurrida en la segunda mitad del
año 1818. Inicialmente se trató de una revuelta indígena de protesta social que
terminó convertida por los dirigentes mestizos que tomaron el control en un
movimiento que proclama la independencia. La rebelión fue derrotada por las
tropas realistas pero sus montoneras y guerrillas siguieron combatiendo hasta el
arribo de la Expedición Libertadora de José de San Martín.

Las Corrientes Libertadoras de América[editar]

Rafael del Riego conduciendo a las tropas expedicionarias sublevadas en el año 1820 y con ello
desapareció la amenaza de invasión española del Río de la Plata y Venezuela. Esto posibilitó la
convergencia de las corrientes libertadoras al Perú.

La segunda fase de la independencia (1820-1824) o de las corrientes libertadoras


de América, ahora identificada con la Patria, y sus partidarios, los Patriotas, con
la Soberanía, pero no como referencias al territorio nacional del Perú. Comienza
con la llegada de la Expedición Libertadora de José San Martín (corriente
libertadora del sur) y concluye, por el arribo al Perú del Libertador Simón
Bolívar (corriente libertadora del norte), periodo en el que se consigue la derrota
definitiva de las fuerzas virreinales.
Previamente el monarca Fernando VII tenía reunido en Andalucía el mayor ejército
de Ultramar, la Grande Expedición, destinado a sofocar definitivamente la
sublevación de las provincias de América. Pero el levantamiento y rebelión
de Rafael Riego en Andalucía el año 1820, desintegró y dispersó las tropas
expedicionarias reunidas, con ello desapareció la amenaza de invasión española
del Río de la Plata y Venezuela y en consecuencia se desmorona la resistencia
realista en dichas regiones. Esto posibilitó la convergencia de las corrientes
libertadoras al Perú, que junto a otros focos de resistencia, son los últimos
bastiones de la monarquía. Por fin, José de San Martín invade el Perú desde
Chile. El Trienio Liberal sin embargo renuncia a mandar expediciones militares
contra la independencia de América, en cambio, obliga a entablar unas
conversaciones de paz en Miraflores y Punchauca que fracasan. La reacción
absolutista española se ayuda del ejército francés en 1823 para restaurar a
Fernando VII en el trono. Pero en el Perú, en plena intervención de Simón Bolívar,
esto provoca una guerra doméstica, que termina por desarticular y dividir las
tropas realistas, que así, finalmente, serán derrotadas en las campañas de Junín y
Ayacucho.
La corriente libertadora del Sur y el surgimiento de la República
Peruana (1820 - 1823)[editar]
Campañas navales[editar]
Expedición de William Brown al Pacífico [editar]
Artículo principal: Expedición corsaria de Brown al Pacífico
Derecha: Miniatura del almirante Guillermo Brown (Henry Hervé, 1825). Izquierda: Grabado de Thomas
Cochrane, décimo conde de Dundonald, basado en una pintura de James Ramsay.

Guillermo Brown, de origen irlandés, inició su carrera en la marina estadounidense


y llegó a ser jefe de las fuerzas navales de las provincias del Río de la Plata. En el
año 1815 formó una expedición en Buenos Aires compuesta por 4 barcos que
sumaban 150 cañones con una tripulación de 500 hombres. Brown regresó a
Buenos Aires en 1818 con gran parte de su flota perdida en la navegación o
apresada por la marina inglesa, después de cerrar la costa de Chile y de
incursionar en los puertos del Callao y Guayaquil.
Expediciones de Thomas Cochrane[editar]
Artículo principal: Campaña de Thomas Cochrane

Captura de la fragata española Esmeralda en el puerto del Callao.

El marino escocés Thomas Cochrane llegó a Chile el 28 de noviembre de 1818


para tomar el mando de la marina chilena, contratado por un agente del gobierno
de ese país. A comienzos de 1819 el gobierno chileno empezó a hacer
preparativos para hacer incursiones en las costas del Perú con su flota naval al
mando de Cochrane, como medida que sirviera de antesala para la futura
expedición libertadora. El objetivo de esto era para obtener información, difundir la
propaganda patriota para aunar a los locales a esa causa, combatir a las fuerzas
marítimas españolas apostadas en el Callao, bloquear sus puertos y capturar o
destruir cualquier embarcación en la que estuviera comprometido algún interés
español.28 Para estas operaciones Cochrane se valió de diversas tácticas
alternativas y novedosas como el uso de brulotes, cohetes incendiarios, la quinta
columna, desembarcos sorpresivos de pequeñas unidades, entre otros.
En enero de ese año, Cochrane hizo una primera expedición a las costas
peruanas, bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando varios
buques a los españoles y encerrando el resto en ese puerto. También pasó
por Huacho, Huaura, Supe (cuyo cabildo se declaró por la
independencia), Huarmey y Paita, para tomar provisiones y buscar la adhesión de
sus pobladores a la causa patriota. Cochrane regresó a Valparaíso en junio.
Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que
volvió a bloquear el Callao, y continuó sobre otros puntos, destacando entre
ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el
objeto de atacar los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando conquistar
el primero. En esta acción se destacó el subteniente peruano Francisco de Vidal,
que se había unido a Cochrane durante sus expediciones a las costas peruanas, y
que sería llamado como el “primer soldado del Perú”. 29 Por último, Cochrane
procedió a atacar Chiloé pero fracasó, siendo derrotado por Antonio de Quintanilla.
Luego de estas acciones, Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero
de 1820 para formar parte de la Expedición Libertadora del Perú como jefe de la
escuadra del gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando
del general José de San Martín.30
José de San Martín y la expedición libertadora del Perú[editar]
Artículo principal: Expedición Libertadora del Perú

Retrato en óleo del general rioplatense José de San Martín.

La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la


organización de dos expediciones contra los patriotas de Chile formado por
regimientos realistas de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios europeos.
En 1814 la primera expedición permitió la reconquista de Chile en la Batalla de
Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las armas patriotas en la Batalla de
Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del Perú para salvar la monarquía,
y una segunda expedición parte en 1818, obtuvo una victoria en la Batalla de
Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San Martín en
la batalla de Maipú.
Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de 1819
un tratado entre Argentina y Chile. 31 El general José de San Martín creía que la
independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente
segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas. 32 Se
organizó una fuerza militar anfibia que en un principio sería financiada
conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la
situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de Buenos Aires
se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los costos
asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó
que el mando del ejército fuera para José de San Martín y de la escuadra para
el almirante Thomas Alexander Cochrane.
El operativo inicial del general San Martín estaba demostrando en la práctica que
el plan para liberar al Perú, bastión del colonialismo, estaba bien concebido. Tras
rebelión del Trienio Liberal y la desarticulación de la Grande Expedición de
Ultramar, sin la llegada de estos ingentes refuerzos, los españoles no tenían una
escuadra bien equipada, por lo que la expedición de Cochrane frente a la costa
peruana mostró eficiencia y causó temor a los realistas. San Martín preparó así
con mayor seguridad su expedición al Perú. Para atraer a la aristocracia peruana,
sobre todo la limeña y la trujillana, San Martín les ofreció establecer un reino
independiente en el Perú, cuyo trono sería ocupado por un miembro de la casa
real española u otra europea, sin cambiar las estructuras sociales, incluso
manteniendo al mismo ejército realista. Dicha opinión no la cambiaría nunca,
porque estaba convencido de su aplicabilidad, ya que todos los países europeos
se regían por monarquías normalmente en ese entonces.
Desembarco en Paracas[editar]
Artículo principal: Desembarco de San Martín

El 21 de agosto de 1820, se embarcó el Ejército Libertador del Perú, conformado


por una fuerza combinada de chilenos y rioplatenses, que sumaban 4118
efectivos. Salió de Valparaíso con ocho buques de guerra con 247 cañones y
víveres para seis meses, tripulados por 1600 marineros y soldados, y 16
transportes con más de siete mil toneladas y once lanchas cañoneras. El 7 de
septiembre el Ejército Libertador inició el desembarco en Paracas.
Ocupó Pisco el 8 de septiembre. Tomado el puerto de Pisco, San Martín dirigió
una proclama para que sus tropas no cayeran en abusos, con líneas principistas,
como las siguientes:
“La ferocidad y la violencia son que no conocen los soldados de la libertad; y si
contra todas mis esperanzas, alguno de los nuestros olvidase sus deberes,
declaro desde ahora que será inexorablemente castigado conforme a los artículos
siguientes:

 1º Todo el que robe o tome por violencia de dos reales por arriba, será pasado por
las armas, previo proceso verbal que está observado en el ejército.
 2º Todo el que derrame una gota de sangre fuera del campo de batalla, será
castigado con la pena del Talión.
 3º Todo insulto contra los habitantes del país, sean europeos o americanos, será
castigado hasta con la pena de la vida, según la gravedad de las circunstancias.
 4º Todo exceso que ataque la moral pública o las costumbres del país, será
castigado en los mismos términos que previene el artículo anterior”.
Posteriormente, un destacamento del ejército libertador, tomó posesión de la
ciudad de Chincha, al norte del puerto de Pisco.33
Las conferencias de Miraflores[editar]
Artículo principal: Conferencias de Miraflores

Joaquín de la Pezuela, virrey del Perú (1816-1821).

Al momento del desembarco de la Expedición Libertadora, el virrey Joaquín de la


Pezuela, se hallaba en preparativos para jurar la Constitución liberal de 1812,
cumpliendo así la orden del rey Fernando VII (que a la vez se había visto obligado
a jurar y cumplir dicha Constitución por obra de los liberales españoles que
instauraron el llamado Trienio liberal en España). La noticia del desembarco de
San Martín llegó a Lima el 11 de septiembre de 1820, pero pese a ello, se realizó
la ceremonia de la juramentación el día 15 de septiembre. Pezuela creyó que el
cambio político en la península ibérica podría ayudar de algún modo a lograr un
acuerdo con San Martín y los patriotas.
Pezuela envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones, el 14
de septiembre de 1820. Al día siguiente, San Martín aceptó negociar. A partir
del 25 de septiembre, los comisionados de ambos bandos iniciaron las tratativas
en Miraflores, al sur de Lima. Los delegados de San Martín eran: su ayudante de
campo coronel Tomás Guido y su Secretario de gobierno Juan García del Río. Los
representantes del Virrey eran: el Conde de Villar de Fuentes, el teniente de navío
Dionisio Capaz e Hipólito Unanue. Se iniciaron así los intentos diplomáticos para
dar término al conflicto por la independencia hispanoamericana, que
territorialmente involucraba a una inmensa parte del continente sudamericano
(Perú, Chile y Provincias Unidas del Río de la Plata).
El día 26 de septiembre, a las cinco de la tarde y como paso y medida previa
indispensable para el mejor y mayor resultado de cualquier negociación, se firmó
un armisticio. Las principales cláusulas del armisticio, eran las siguientes:
El ejército patriota permanecerá en el valle de Pisco y el realista en el de Cañete.
Si no llegara a un acuerdo, las hostilidades no podrán renovarse hasta después de
24 horas de la notificación; las presas hechas por ambas partes en el plazo de los
ocho días del armisticio, deberán ser devueltas, las propiedades tomadas por el
ejército libertador, serán conservadas y respetadas íntegramente hasta el
resultado de las negociaciones. Tanto el General San Martín como Pezuela,
pondrán al tanto de esto, a sus fuerzas.
Pezuela ratificó el armisticio a las ocho de la noche. Luego, se dio inicio a las
Conferencias.
No se logró ningún acuerdo porque los puntos de ambas partes eran
inconciliables. Por el lado español se intentó que los patriotas reconocieran la
autoridad del Rey de España bajo el amparo de la Constitución liberal de 1812 que
acababa de jurar. San Martín, por su parte, exigió el reconocimiento incondicional
de la independencia de América.
Lo más interesante de estas Conferencias, fue lo que propuso muy
reservadamente San Martín, por intermedio de sus delegados, acerca de la
instalación de una Monarquía Constitucional en el Perú independiente, con un
príncipe español a su cabeza. El Virrey eludió dar una respuesta, pues era un
tema que solo competía decidir a la corte de Madrid.
Y así finalizaron las conferencias de Miraflores. No se ha precisado el local en que
se llevaron a cabo. Según el padre Vargas, debió ser la casa hacienda
de Surquillo, hoy junto al teatro Marsano, más o menos, en el parque Miranda.
El resultado de estas negociaciones lo leemos del oficio que San Martín dirigió a
Pezuela el 4 de octubre de 1820:
“Son las 6 de la tarde y esta mañana llegaron mis diputados por cuyo conducto
quedo instruido de las proposiciones a que se han extendido los de V.E. Nunca
esperé después de las protestas pacíficas en que abundaban las comunicaciones
de V.E. que el resultado de las aperturas fuese tan diametralmente opuesto a mis
más sinceros deseos, suficientemente manifestados por mis diputados. Pero ya
que ha sido imposible conciliar las ideas de V.E. con las intenciones de América
en general, con las del gobierno de Chile y las de las Provincias Unidas y con el
honor del ejército que mando, me es sensible verme en la necesidad de librar al
éxito de mis armas, el destino de los pueblos, cuya independencia he venido a
proteger”.
El por qué de esta falta de conciliación, la encontramos en el manifiesto que San
Martín hace al pueblo peruano, sobre el resultado de las negociaciones el 13 de
octubre de 1820:
“Las proposiciones del Virrey de Lima, han sido o totalmente inadmisibles o
desnudas de una verdadera garantía”.
Rebelión de Guayaquil[editar]
Véase también: Independencia de Guayaquil

El día 10 de octubre de 1820, el Cabildo abierto de Guayaquil proclamó su


independencia, declarándose integrante del Perú. Guayaquil fue liberada del
dominio español gracias a la sublevación de la guarnición de la ciudad formada
por el regimiento llamado de "Granaderos de Reserva" integrado por realistas
peruanos originarios del Cuzco y que estaban al mando de su jefe el Teniente
Coronel Gregorio Escobedo. El territorio más tarde se declara Provincia Libre de
Guayaquil y tras la ocupación por el ejército de la Gran Colombia y la entrevista de
Guayaquil pasa a formar parte de dicho país.
Inicio de la campaña militar del Perú (Campaña de Ica)[editar]

Placa referente a la independencia de Huamanga, hecha por las referencias del opúsculo de Jervasio
Álvarez y Montaño del año de 1847.

Bandera del regimiento independiente de Tacna formado por William Miller.

Las acciones militares de la Expedición Libertadora del Sur, comenzaron el día 4


de octubre, día límite del armisticio pactado en las Conferencias de Miraflores. Ese
día el general San Martín, envió 1.242 soldados al mando del general Juan
Antonio Álvarez de Arenales, a la sierra central del Perú para propiciar la
independencia y para ganar adeptos entre sus habitantes.
Arenales se dirigió primero a la ciudad de Ica. Esta ciudad estaba guarnecida por
800 soldados realistas al mando del coronel Químper. En la madrugada del 6 de
octubre, cuando estaba cerca de la ciudad de Ica, Arenales recibió a dos
compañías del ejército de Químper que deseaban pasarse al lado patriota.
También se enteró que Químper se había fugado con el resto de su ejército, hacia
el oriente.
El 15 de octubre de 1820 un agrupamiento de soldados patriotas comandados por
el teniente coronel Rojas, que había sido comisionado para perseguir a Químper,
llegó a Nasca con 80 jinetes y 80 infantes. Esta unidad sorprendió a Químper en la
hacienda San Juan, al sur de Nasca. La contienda fue corta pero encarnizada.
Químper aprovechó la confusión para escapar pero se produjo el desbande total
de las tropas realistas. En la batalla de San Juan, hubo 40 muertos realistas, buen
número de heridos y 36 prisioneros.
El 16 de octubre de 1820, el patriota teniente Suárez, encomendado por el
teniente coronel Rojas, se apoderó de un convoy realista en Acarí (en la
actual región de Arequipa); este convoy llevaba armas, municiones, ropas y
alimentos. Finalmente Suárez se reunió con Rojas y ambos regresaron a Ica el 19
de octubre, habiendo limpiado el camino para que continuara la expedición de
Arenales. El 21 de octubre de 1820, se juró la independencia en Ica. 34
Primera expedición de Arenales a la sierra[editar]

Juan Antonio Álvarez de Arenales, militar rioplatense de origen español que participó en las guerras de
la independencia de Argentina, Chile y Perú.
Arenales siguió camino a la sierra. El día 31 de octubre entró en Huamanga y el
20 de noviembre lo hizo en Huancayo. Luego llegó a Jauja, desde donde envió
una avanzada a Tarma, al mando del coronel Rojas. Este entró en Tarma el 23 de
noviembre, produciéndose el desbande realista. En Tarma se juró la
independencia el día 29 de noviembre.
Arenales continuó camino a Cerro de Pasco, que era su objetivo. El 6 de
diciembre de 1820 se enfrentó a las tropas realistas, comandadas por el general O
´Reilly, que contaba con 1300 efectivos. La batalla de Cerro de Pasco fue una total
victoria patriota. La división realista de O´Reilly tuvo 58 muertos y 18 heridos
durante la batalla. «La acción se resolvió a favor de los patriotas, y en la
persecución que éstos emprendieron, seguidamente, capturaron 380 prisioneros,
la bandera del “Victoria”, los estandartes de caballería, el armamento y cuanto
tuvieron que perder», según la expresión empleada por Arenales en el parte que
elevó al general San Martín. Los prisioneros aumentaron en los días
subsiguientes, obteniéndose la captura del mismo general O´Reilly, que poco
después, fue remitido a Huaura como prisionero de calidad. Una vez que los
patriotas se apoderaron de Cerro de Pasco, tuvieron expeditas sus
comunicaciones con el Cuartel General del Ejército Libertador en Huaura. 35
Campaña del Norte peruano[editar]

La escuadra chilena del almirante Thomas Cochrane bloqueando por tercera vez el puerto del Callao.
José Bernardo de Tagle, más conocido como el Marqués de Torre Tagle, ganó para la causa libertadora
la extensa Intendencia de Trujillo, en el Norte del Perú (1820).

Placa en el Monumento a la Libertad recordando la proclamación de la Independencia de Trujillo por


el Marqués de Torre Tagle.

El 30 de octubre de 1820, San Martín arribó a Ancón, y en acción concertada, el 5


de noviembre de ese mismo año, en una incursión sorpresiva del almirante
Cochrane al Callao, se capturó a la fragata “Esmeralda”, con lo que se dio el golpe
de gracia a la escuadra española.
El 10 de noviembre, San Martín ingresó a Huacho (a 170 km al norte de Lima),
donde desembarcó. Al frente de su ejército, San Martín avanzó hasta el poblado
vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general. 36 Fue en Huaura donde
por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de
1820, desde un balcón que hasta hoy se conserva como joya histórica.37
El 2 de diciembre, el batallón realista Numancia se rindió y adhirió a las fuerzas de
Arenales, quien retornaba de su campaña a la sierra central para reencontrarse
con San Martín en el norte chico. El 27 de diciembre de 1820, se proclamó la
independencia en Lambayeque. El 29 de diciembre de 1820, Trujillo, convocado a
Cabildo Abierto por su intendente José Bernardo de Tagle, Marqués de Torre
Tagle, juró la independencia. El 6 de enero de 1821, Piura juró la independencia.
En el mismo mes, también declararon la
independencia Cajamarca, Chachapoyas, Jaén y Maynas.38
Mientras tanto, la semilla sembrada por la expedición en la sierra central empezó a
dar inmediatos frutos y se formaron las montoneras. Dichos grupos guerrilleros
indios, liderados por patriotas criollos o indígenas, comenzaron a asediar a los
realistas, sin dejarlos en paz. El alzamiento popular fue incontenible. Dándose
cuenta de ello, San Martín ordenó al general Arenales otra expedición a la sierra
central.
Segunda expedición de Arenales a la sierra[editar]
Saliendo de Huacho y hacia el norte, Arenales emprendió otra campaña a la sierra
central del Perú. Cuando estaba por diezmar al ejército de Carratalá, ya muy
debilitado por la acción de las montoneras, y pisándole los talones, recibió
Arenales a un emisario del general San Martín con órdenes de cesar el
hostigamiento, por cuanto se había abierto negociaciones con el comisionado
regio venido de España, capitán de fragata Manuel Abreu, con el objetivo de
finalizar la guerra.
El motín de Aznapuquio[editar]
Artículo principal: Pronunciamiento de Aznapuquio

José de la Serna, último virrey del Perú (1821-1824).

En diciembre de 1820, Pezuela se decidió a tomar la ofensiva contra San Martín.


Nombró a José de La Serna comandante en jefe del ejército realista. Pero entre
ambos había una antigua enemistad, que se había acrecentado por su divergencia
en la estrategia empleada en la guerra contra los patriotas. Esta divergencia
repercutió entre los oficiales realistas, y fue astutamente azuzada por los patriotas,
hasta que el 29 de enero de 1821, los oficiales del ejército realista acantonado en
Aznapuquio (entre los que estaban José de Canterac, Antonio Seoane, Andrés
García Camba, José Ramón Rodil y Jerónimo Valdés) presentaron al virrey un
petitorio firmado por todos ellos, solicitándole que renunciara al mando en el
término de cuatro horas, y que abandonara el país. Ante la imposibilidad de
resistir, Pezuela aceptó las exigencias de los sublevados, y La Serna fue
nombrado virrey en su reemplazo, nombramiento que recibió la aprobación del
ejército, y que fue más tarde ratificado por el rey.394041
Conferencias de Punchauca[editar]
Artículo principal: Conferencias de Punchauca

Óleo de Juan Lepiani que representa la entrevista de Punchauca, entre el virrey del Perú José de la
Serna y el Libertador José de San Martín.

En abril de 1821, el virrey de La Serna, mal de su grado, pero obligado por las
instrucciones traídas desde España por el comisionado Abreu, en el sentido de
llegar a un acuerdo pacífico con los patriotas, invitó oficialmente a San Martín a
entrar en negociaciones, lo que el general argentino aceptó. Como sede de estas
reuniones se designó la casa hacienda Punchauca, situada a 25 km al norte de
Lima, en la jurisdicción de Carabayllo.
En la primera fase de estas conferencias, se reunieron los delegados de San
Martín: Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio de la Roza; y los
delegados del virrey: Manuel de Llano y Nájara, José María Galdeano y
Mendoza y Manuel Abreu (4 de mayo de 1821). Los delegados patriotas fueron
instruidos para que se abstuviesen de llegar a algún acuerdo en tanto que no
fuese reconocida la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
Chile y Perú. Como ya había ocurrido en las anteriores conferencias de Miraflores,
los españoles se mantuvieron inflexibles en no reconocer la independencia, lo que
hacía que ambas partes se enquistaran en posiciones insalvables. Se decidió solo
un armisticio de 20 días y se programó una entrevista personal entre los jefes
adversarios, es decir entre de La Serna y San Martín.
La entrevista entre de La Serna y San Martín se realizó el 2 de junio.
Acompañaban al virrey, el general José de la Mar y los brigadieres José de
Canterac y Juan Antonio Monet. Por su parte, San Martín estaba acompañado por
el general Gregorio de las Heras, Mariano Necochea y Diego Paroissien.
Según testimonio del comisionado Abreu, el plan que San Martín expuso al virrey
consistía esencialmente en lo siguiente: que se instalaría una regencia, de la que
de La Serna sería Presidente y que estaría, además, integrada por un vocal
nombrado por el virrey, y otro nombrado por San Martín. Los dos ejércitos
beligerantes deberían unificarse y se declararía la independencia. Luego, San
Martín en persona viajaría a Madrid para solicitar de las Cortes que escogieran a
un infante de España, un príncipe Borbón, que debía ser proclamado Rey del
Perú. En un primer momento, a de La Serna no le pareció inaceptable este plan y
consideró incluso la voluntad de San Martín de ir a España como un gesto de
buena voluntad. Al parecer, esa también fue la primera impresión de sus oficiales,
que departieron con los delegados patriotas en medio de brindis y chanzas. El
virrey pidió dos días para consultar a todos sus oficiales y, según parece, se
impuso entonces el criterio de sus dos oficiales más importantes, Canterac y
Valdés, que vieron en el plan de San Martín solo un pérfido ardid para ganar
tiempo. De La Serna se abstuvo de dar una respuesta a San Martín, aduciendo
que no tenía instrucciones para decidir en asuntos tan trascendentes.
No obstante, las conversaciones continuaron, nuevamente entre delegados. El
clima insalubre del valle de Chillón obligó a que la sede de las conferencias se
trasladara nuevamente al pueblo de Miraflores, al sur de Lima. Allí, el 8 de junio,
los diputados del Virrey de La Serna, Manuel del Llano, José María Galdiano,
Manuel Abreu, con su secretario Francisco Moar y los diputados de San
Martín, Tomás Guido, Juan García del Río, José Ignacio de La Rosa, con el
secretario Fernando López Aldana, reiniciaron las conferencias. No se logró
ningún resultado. Desde el 20 de junio, las reuniones continuaron a bordo del
buque neutral Cleopatra, igualmente sin resultado en lo que respecta a los puntos
centrales. Lo único rescatable que se acordó en todas estas reuniones fue
prorrogar el armisticio hasta el 30 de junio, así como un canje de prisioneros. 42
Tras las conferencias de Punchauca el virrey José de la Serna observó que
mantenerse en Lima le era totalmente desfavorable desde todo punto de vista, por
lo que tomó la decisión de retirarse de la ciudad capital del virreinato con sus
tropas, acción que ejecuta el 6 de julio de 1821. Empero, dejó un destacamento al
mando del general José de La Mar, para que custodiara la Fortaleza del Real
Felipe, en el Callao.
La ocupación de Lima por los patriotas[editar]
Ante la cercanía del Ejército Libertador, dice Pedro Escribano:
«Lima se convirtió en una fuente inagotable de rumores tremebundos. Las puertas
de tiendas, pulperías y negocios fueron cerradas ante el temor de un inminente
saqueo. Los limeños, corrían por las calles, en tumulto, desconcertados. Muchos
buscaron refugio al conocer la noticia. La insurgencia emancipadora, no era un
movimiento con muchos adeptos en la capital del virreinato. El pánico, por ello, fue
generalizado. Miles de familias se dejaron arrastrar por una ola de histeria y
desesperación. El rumor de la Independencia, fue asumido, y no por pocos, como
si se tratara de la inminencia de un cataclismo. Circulaba el rumor que el Ejército
Libertador, era extremadamente violento y sanguinario, que estaba compuesto por
hordas de indios, negros y resentidos sociales, que su sed de venganza contra los
sectores pudientes que residían en Lima desataría una matanza nunca vista.
Todos vivían la sensación de estar en la víspera del fin del mundo».
El ejército realista al mando del general José Canterac, ya había dejado Lima,
rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. En su persecución fue enviado Arenales.
Este destacamento patriota ya estaba a punto de enfrentarse a las fuerzas de
Canterac, pero desistió por órdenes de San Martín. Indudablemente, el general
argentino no deseaba un enfrentamiento frontal con los españoles.
El 5 de junio de 1821, el virrey José de la Serna anunció a los limeños que
abandonaba la capital para refugiarse en el Callao, en la fortaleza del Real Felipe.
Lima quedaba abandonada a su suerte. Según el marino inglés Basil Hall, que se
hallaba entonces en Lima: «los timoratos eran presa fácil de los temores más
extraños; los audaces y fuertes no sabían de qué modo utilizar su coraje; los
vacilantes estaban en el estado más calamitoso». Como la fortaleza del Real
Felipe, según el virrey, era el sitio más seguro, «multitudes se precipitaron hacia el
castillo, y al ser interrogadas sobre las razones que les empujaban a abandonar la
ciudad, no daban otra que el miedo». Mientras tanto, parte del pueblo limeño,
representado por algunos notables (españoles y criollos), hizo llegar una invitación
a San Martín para que ingrese a Lima, el 9 de julio de 1821. 43 En efecto, el
Libertador del Sur, mandó un pequeño destacamento de patriotas e hizo su
entrada a Lima en la noche del 12 de julio de 1821. «En vez de venir con pompa
oficial, como tenía derecho a hacerlo, San Martín esperó que oscureciese para
entrar a la capital a caballo y sin escolta, acompañado por un simple ayudante»,
continúa diciendo Basil Hall. Dos días después lo hizo el grueso del ejército
libertador, «siendo recibido con mucho fervor patriótico».
Sobre el ánimo de los limeños al tiempo del ingreso del Ejército Libertador a Lima,
Pedro Escribano, nos dice: «parece mentira. En los días siguientes Lima se fue
reanimando lentamente. Poco a poco la población tomó confianza en los
emancipadores y comprobó que no había razón para el temor. Mucho había
pesado, en todo caso, la mala conciencia»
Por su parte, sobre lo mismo, Basil Hall, dice: «Era inconcebible que tanta gente
pudiera estar encerrada tan largo tiempo sin tentarse siquiera una vez a curiosear,
especialmente cuando el peligro no era inminente o cierto».
Proclamación de la independencia del Perú[editar]
Artículo principal: Declaración de Independencia del Perú

Proclamación de la Independencia del Perú. Óleo de Juan Lepiani.

En cumplimiento de lo acordado con San Martín, los notables de Lima se


reunieron en Cabildo Abierto, con el propósito de jurar la Independencia. La firma
del Acta de Independencia del Perú tuvo lugar el 15 de julio de 1821. Unos 300
ciudadanos principales firmaron el Acta ese día; en los días siguientes lo hicieron
muchos más.44 Manuel Pérez de Tudela, letrado ariqueño, más tarde Ministro de
Relaciones Exteriores, fue quien redactó el Acta de la Independencia. 45
El almirante Cochrane entró en Lima el 17 de julio.
El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, el
generalísimo José de San Martín enunció la célebre proclamación de la
Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después en la
plazuela de La Merced, luego, en la plaza Santa Ana, frente al Convento de los
Descalzos y finalmente en la plaza de la Inquisición (hoy plaza Bolívar).4647 Según
testigos de la época, presenciaron la ceremonia más o menos 16 000 personas.48
El libertador con una recién creada bandera peruana en la mano, exclamó:

Video externo

 Así fue la proclamación de la Independencia del Perú (2016)


en Youtube (Agencia Andina de Noticias)

Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de
la Fundación Wikimedia.

DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL


DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA LA PATRIA!,
¡VIVA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!.
José de San Martín. Lima, 28 de julio de 1821.49

Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima, al
comentar la ceremonia culmina diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes,
mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones como nunca
se había oído en Lima.50

Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya había
jurado la independencia peruana el 27 de noviembre de 1820 en la ciudad
de Huaura (al norte de Lima), en el denominado Balcón de Huaura, aunque este
tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura el Libertador reorganizó su
ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del virreinato. 51
El Protectorado del Perú[editar]
Artículo principal: Protectorado del Perú
Primer Escudo de la República peruana.

El general San Martín había asumido el mando político militar de los


departamentos libres del Perú bajo el título de Protector, como dice el decreto del
3 de agosto de 1821. Para todo efecto práctico, el Perú se hallaba dividido militar y
administrativamente en dos partes:

 1º Lima, el norte y un sector del centro del país estaban en manos de los patriotas.
 2º Y la sierra sur y centro y el Cusco estaban en manos de los realistas.
Luego, el título de Protector fue cambiado por el de Protector de la Libertad del
Perú. El Perú debe al Protectorado, que duró apenas un año y 17 días, las
siguientes realizaciones político administrativas:

 1º Comienzo de un régimen administrativo autónomo después de tres siglos de


colonialismo.
 2º Posibilidad de que el pueblo elija el sistema que más conviniera a los intereses
nacionales.
 3º Los símbolos de la patria: la primera bandera (ver Bandera del Perú y el himno
nacional (ver Himno Nacional del Perú).
 4º La moneda nacional, signo fiduciario de libre poder económico.
 5º Reglamento básico de su sistema comercial para iniciar relaciones económicas
con otros países del mundo.
 6º La creación de la Marina de Guerra del Perú y la adquisición de los primeros
buques para su escuadra nacional a fin de defender la soberanía adquirida.
 7º La organización básica de su fuerza militar, para resguardar la seguridad interna
y externa.
 8º La determinación de su propia ejecutoria educacional con la fundación de la
Escuela Normal, así como las primeras escuelas públicas del Perú libre.
 9º El primer intento de rescatar, valorizar y difundir la cultura nacional mediante la
creación de la Biblioteca Nacional del Perú.
El Protectorado fue una dictadura que se basó en un Estatuto, que tuvo las
siguientes características:
 1º El Estatuto de gobierno fue una norma de emergencia, provisional,
correspondiente a una situación revolucionaria para un Estado emergente, que había
conquistado su independencia parcial y que trataba de culminarla.
 2º En sus principios declarativos fue de corte liberal, porque incluía la defensa de
los derechos del hombre, que habían inspirado la revolución Francesa y la
independencia norteamericana.
 3º La organización territorial del Estado independiente se basó en el sistema
departamental.
 4º La Alta Cámara de Justicia reemplazó a la Audiencia Real del virreinato y
asumió las funciones jurídicas y políticas del país.
 5º Se propuso crear un Consejo de Estado, que secundaría al Protector en su
gobierno, formado por varios miembros, entre los cuales estarían 3 condes criollos y
un marqués inca.
Otras disposiciones que se dieron en el Perú, durante el Protectorado, fueron:

 1º En una medida francamente conservadora, San Martín respetó todos los títulos
de la nobleza colonial, cambiando la denominación de Títulos de Castilla por la de
Títulos del Perú.
 2º Quedó fundada la Sociedad Patriótica de Lima, con la intención de defender la
instauración de un régimen monárquico peruano, del que San Martín era partidario;
pero, en la práctica, sus integrantes abogaron por el sistema republicano.
 3º Se creó la Orden El Sol del Perú para reconocer la labor de los peruanos más
distinguidos y darles un estatus parecidos al de los Títulos del Perú.
 4º Una comisión especial, integrada por García del Río y Paroissien, viajó
a Europa por orden de San Martín para buscar un príncipe que viniera al Perú como
rey. Estos dos personajes salieron del Perú en diciembre de 1821 y arribaron
a Londres en septiembre de 1822, época en que se terminaba el Protectorado de San
Martín. Aunque fueron reemplazados por Ortiz de Zevallos y Juan Parish Robertson,
en el Perú se había consolidado la idea del sistema republicano, por tanto, los
comisionados tanto de la primera como de la segunda, fracasaron en su intento.
 5º Los primeros miembros del gabinete sanmartiniano fueron: Juan García del Río,
ministro de Relaciones Exteriores; Bernardo Monteagudo, ministro de Guerra y
Marina; e Hipólito Unanue, ministro de Hacienda. El primero era colombiano, natural
de Cartagena de Indias; el segundo, argentino, de la provincia de Tucumán; y el
tercero, peruano nacido en Arica.
 6º Prefecto de Lima fue nombrado José de la Riva Agüero, un joven y rico
aristócrata de Lima, que había colaborado intensamente por la causa de la libertad.
Independencia de Maynas[editar]
Artículo principal: Guerra de Independencia de Maynas
Sitio donde se libró la batalla de Habana en 1822, mapa del actual departamento de San Martín.

A pesar del progresivo desmembramiento del Virreinato del Perú en sus


principales zonas de influencia como Lima y Trujillo; la Comandancia General de
Maynas seguía siendo fiel a la corona española y solía ser refugio de varios
soldados realistas que huían de los territorios controlados por los patriotas, Nicolás
Arriola —uno de los militares argentinos que se quedó en Perú para continuar la
guerra de independencia— auspiciado por José Bernardo de
Tagle desde Trujillo decidió comenzar la campaña para expulsar a los últimos
españoles que se refugiaban en la espesura de la selva amazónica, iniciando la
guerra el 28 de julio de 1821 desde la pampa de Higos Urco donde conseguiría
sus primeras victorias, en Higos Urco proclamaría oficialmente la independencia
de Maynas el 19 de agosto del mismo año, posteriormente se alisto para
sitiar Moyobamba fracasando por la traición de uno de sus comandantes que se
pasó al bando realista, la campaña desembocaría en una guerra de
guerrillas hasta 1822 donde Arriola vuelve a lanzar un asedio inesperado para los
realista, logrando los patriotas la toma de Moyobamba el 4 de septiembre donde
vuelven a jurar la independencia de Maynas, la guerra termina definitivamente el
23 de septiembre cuando el ejército patriota logra la victoria en la batalla de
Habana donde se refugiaban grandes cargos españoles que escaparon
de Moyobamba. Posteriormente Maynas estaría durante unos meses
controlado de facto por un gobierno militar provisional patriota autosustentado y
dirigido por Nicolás Arriola que más adelante cedería y reconocería formalmente la
soberanía peruana sobre el territorio que administraba. 525354
Campaña de Canterac sobre el Callao[editar]
El militar español José de Canterac.

Mientras que en Lima, San Martín se dedicaba a fundar el nuevo estado peruano,
el virrey La Serna, aprovechando el retiro de Álvarez de Arenales de la sierra
central, empezó a recuperar posiciones. Reforzó sus posiciones en Jauja y
Huancayo, puntos desde donde planeó hostigar a Lima, pero esta operación no
era fácil, por la resistencia que oponían los peruanos andinos. Como en los
castillos del Callao permanecía una guarnición española apostada con gran
cantidad de armamentos, el virrey planeó hacer una incursión allí. La temeraria
expedición española se preparó en Jauja, seleccionándose a 2500 infantes y 900
de caballería, al frente de los cuales fue puesto el general Canterac.
Canterac partió de Jauja el 25 de agosto de 1821, rumbo al valle del Rímac (Lima
y Callao). En el trayecto sufrió el ataque de los montoneros peruanos, que le
ocasionaron numerosas bajas. Impresionado por este ataque, Canterac dividió sus
fuerzas en dos columnas, una bajo su mando, que marchó por la ruta de San
Mateo, y otra bajo el mando de Lóriga, que siguió la ruta de Lurín. Ambos se
encontraron en Cieneguilla, unos km al sur de Lima. Los realistas se encontraban
en condiciones desastrosas, tanto física como moralmente. En esas condiciones
habría sido posible que los patriotas los acorralaran y exterminaran. No obstante,
San Martín, que desde su emplazamiento estaba al tanto de los movimientos de
los realistas, no quiso atacarlos.
Los realistas empezaron el 8 de septiembre a desplazarse de Cieneguilla con
dirección al Callao, dispuestos en tres unidades, mandadas por Valdés, Monet y
Carratalá, mientras que Canterac iba al frente de la caballería. Los 7000 soldados
de línea del Ejército Libertador y los más de 3000 montoneros peruanos, que
contemplaban atónitos tal avance, ardían por entrar a combate, pero San Martín,
pese a los ruegos de su jefe de estado mayor, general Las Heras, se negó a dar la
orden de ataque. Hasta el mismo almirante Cochrane visitó a San Martín y le pidió
que le pusiera al mando de 2000 soldados, con los que prometió aniquilar a todas
las fuerzas realistas. Pero San Martín se volvió a negar, siendo recriminado por
Cochrane; fue en ese momento en que se produjo la ruptura entre ambos. Se
afirma que la actitud de San Martín, de no querer atacar a los realistas, se debía a
la esperanza que depositaba en que estos aceptarían las ofertas que les había
planteado en la conferencias de Punchauca para llegar a un acuerdo de paz; de
ser cierto ello, se equivocaba rotundamente.
Fue así que, en una maniobra sorprendente, y sin que las tropas patriotas los
obstaculizaran, los realistas de Canterac llegaron hasta el Callao y se encontraron
con las fuerzas del general José de La Mar, que custodiaba la Fortaleza del Real
Felipe (10 de septiembre de 1821). Luego de hacerles conocer las nuevas
órdenes del virrey La Serna, y de entregarles avituallamiento militar, Canterac
regresó a la sierra el 16 de septiembre.
El alto mando del ejército libertador, reaccionó tarde, cuando Canterac ya se
hallaba rumbo a la sierra. Se dispuso que las tropas patriotas al mando del
general Guillermo Miller (que era nacido en Inglaterra e incorporado a las filas
patriotas desde 1817, en Buenos Aires) le siguieran produciéndose escaramuzas
entre la vanguardia del ejército patriota y la retaguardia del ejército realista. Como
consecuencia de estos enfrentamientos armados, se produjeron bajas
considerables en el ejército de Canterac, principalmente por desbande y por la
acción heroica de los montoneros peruanos. Canterac se reunió con La Serna en
Jauja, el 1 de octubre de 1821, 35 días después de que iniciara la osada
expedición al Callao.
El retiro del almirante Cochrane[editar]
El almirante Cochrane se retiró a sus navíos, muy molesto por la actitud de San
Martín de desaprovechar una magnífica oportunidad para infligir un duro golpe a
los realistas. El marino británico fue enfático en considerar a San Martín como de
un intelecto militar inferior al suyo y que el Protectorado que estaba ejerciendo
carecía de decisión y se mostraba dubitativo.
Como a los marinos de su escuadra no se les había pagado desde la salida de
Chile, pese a los reiterados pedidos, Cochrane confiscó el tesoro público que
resguardaba en uno de los navíos, con el cual hizo el pago de los sueldos y los
premios, pero haciendo las cuentas claras y devolviendo a la Casa de Moneda los
saldos que quedaban. No obstante, San Martín se enojó y ordenó a Cochrane que
volviera a Valparaíso. El marino expresó que no le debía obediencia y enfiló su
escuadra hacia el norte, para perseguir al resto de los flota española. Retornó al
Callao, en donde tuvo algunas fricciones. Finalmente, zarpó el 10 de mayo de
1822, para no volver más al Perú, considerando que su contribución a la causa
independentista no era realmente apreciada ni aprovechada.
Conjura de los oficiales patriotas contra San Martín[editar]
El militar rioplatense Juan Gregorio Las Heras.

Cuando oficiales generales del ejército Libertador vieron retirarse a la expedición


de Canterac hacia la sierra, luego de su espectacular avance al Callao, fueron
presas de la más exacerbada indignación. No podían entender la razón por la que
San Martín se había negado a dar la orden de ataque, perdiéndose varias
oportunidades de batir a las fuerzas realistas en el largo trayecto
de Cieneguilla al Callao. Según ellos, se había desperdiciado una magnífica
oportunidad de acelerar el fin de la guerra de la independencia. Al no hallar una
explicación de carácter estratégico, surgieron diversas hipótesis sobre problemas
personales que aquejaban al Libertador. Una de ellas decía que su adicción al uso
del opio para combatir sus dolores estomacales (que se le presentaron de manera
aguda a partir de la batalla de Chacabuco), habían minado su voluntad y firmeza.
Sea como fuera, casi todos los oficiales concordaron en que era preciso
deshacerse de San Martín, si se deseaba rectificar la estrategia militar que debía
conducir al triunfo. Surgió así una conjura para deponerlo, apresarlo y deportarlo.
Las reuniones de los conjurados se realizaron en las oficinas del estado mayor, en
los primeros días de octubre de 1821. Tácitamente, apoyaban la conjura el
comandante del ejército, general Juan Gregorio de Las Heras, y el jefe de estado
mayor Rudecindo Alvarado. Cuando ya estaba a punto de darse el golpe, los
conjurados cometieron el error de poner al tanto del plan al coronel
venezolano Tomás Heres, comandante del batallón Voltígeros (ex Numancia),
creyendo que se les uniría. Pero Heres corrió presuroso a informar de la conjura a
San Martín, quien se limitó a confrontar al denunciante con los oficiales acusados.
Estos negaron rotundamente la acusación e incluso desafiaron al venezolano a
someterse a duelo. San Martín apaciguó los ánimos y envió a Heres a Colombia,
para evitar que sufriera algún atentado. Naturalmente, el plan de los conjurados se
desbarató, al perderse el factor sorpresa. San Martín no impuso ningún castigo a
los oficiales implicados, e incluso, logró que el cabildo de Lima obsequiara a 20
altos oficiales, fincas en el Perú por un valor cercano de 500 mil pesos
(propiedades que habían sido confiscadas a los españoles). Entre los beneficiados
se hallaban Guise, Luzuriaga, Las Heras, Necochea, García del Río, Monteagudo,
Álvarez de Arenales, Miller y Heres. Pero muchos de ellos venderían sus
propiedades y se retirarían del Perú.
Desastre de La Macacona[editar]
Artículo principal: Batalla de Ica

El problema mayor para San Martín, era, indudablemente, la guerra contra los
realistas. Hay quienes le han reprochado el no emprender una ofensiva total sobre
los realistas, como lo había hecho en Chile, pero el Libertador tenía sus razones
para proceder así. En primer término, ganar tiempo iba a su favor, ya que el poder
virreinal perdía legitimidad por las controversias entre liberales y absolutistas del
gobierno peninsular. En segundo lugar era consciente de la inferioridad numérica
de sus fuerzas, comparada con la de los virreinales, a los que esperaba atraer a
favor de la independencia. Pero los realistas dominaban el interior del país, desde
Jauja hasta el Alto Perú, y sumaban un total de 23.000 soldados, mayormente
hombres andinos y mestizos reclutados a la fuerza. San Martín solo contaba con
4.000 efectivos. Un importante triunfo para los patriotas fue la rendición de
las fortalezas del Callao, el 19 de septiembre de 1821, cuyo jefe, el mariscal
peruano José de la Mar, se sumó a la causa patriota. Mientras tanto, el virrey La
Serna reorganizaba sus fuerzas en la sierra central y sur del Perú y en el Alto
Perú, desde donde realizó atrevidas incursiones sobre la costa, que sorprenden y
destruyen un ejército independiente en la batalla de Ica o de La Macacona, el 7 de
abril de 1822.
Campaña auxiliadora de la independencia de Quito[editar]
Artículo principal: Independencia de Quito
Batalla de Camino Real. Después de su independencia, el gobierno de la provincia guayaquileña formó
un ejército de 1500 hombres para liberar al resto de la Real Audiencia, se llamó División Protectora de
Quito.

San Martín envía una división auxiliar peruana al mando de Andrés de Santa Cruz
para la independencia de Quito. El 24 de mayo de 1822, tropas peruano-
colombianas derrotaron a los realistas en la batalla de Pichincha (actual territorio
del Ecuador) y ocuparon Quito el 25 de mayo. El contingente peruano que
intervino en esta batalla, estuvo compuesto por 1,600 efectivos al mando del
coronel Andrés de Santa Cruz y se unió a la tropa patriota colombiana en
Saraguro, el 9 de febrero de 1822. Este suceso es memorable, pues por primera
vez confluían las dos corrientes libertadoras, la del Norte y la del Sur.
Posteriormente, el general Simón Bolívar invadió Guayaquil, con el afán de
anexarla a la Gran Colombia, de la que era su caudillo indiscutible. Tanto el
Libertador del Norte, Bolívar, como el Libertador del Sur, San Martín, estaban
convencidos que la definición de la independencia americana, tenía que darse en
suelo peruano.
Entrevista de Guayaquil[editar]
Artículo principal: Entrevista de Guayaquil

Entrevista de Guayaquil, entre los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar.

San Martín, no pudo, sin embargo, culminar la guerra contra los españoles. Si bien
todo el norte del Perú se había sumado voluntariamente a la causa patriota, el
centro y el sur del país permanecían ocupadas por las tropas virreinales. San
Martín consideró necesaria la ayuda militar externa y en pos de ella fue a
entrevistarse en Guayaquil con Bolívar. En la entrevista de Guayaquil, realizada
entre los días 26 y 27 de julio de 1822, los Libertadores discutieron tres
importantes cuestiones:
 La suerte de Guayaquil, que siendo territorio peruano, fue anexado por Bolívar a la
Gran Colombia.
 La ayuda que debía prestar Bolívar para el fin común de la independencia del
Perú.
 La forma de gobierno que debían adoptar las nacientes repúblicas
hispanoamericanas.
La entrevista no llegó ningún resultado concreto. En lo que respecta al primer
punto, Bolívar ya había decidido que Guayaquil perteneciera a la Gran Colombia y
no admitió ninguna discusión al respecto. En cuanto al segundo punto, Bolívar
ofreció enviar al Perú una fuerza auxiliar grancolombiana de 2000 hombres, que
San Martín consideró insuficiente. Y en lo referente al tercer punto, Bolívar era
decididamente republicano, contraponiéndose así al monarquismo del Libertador
rioplatense. Desilusionado, San Martín retornó al Perú, ya convencido de que
debía retirarse para dar pase al Libertador del Norte.
San Martín abandona el Perú (Primer Congreso Constituyente)[editar]
Primer Congreso Constituyente del Perú (1822).

Antes de los sucesos de Guayaquil, San Martín había convocado al Primer


Congreso Constituyente de la República del Perú, el 1 de mayo de 1822. Se
eligieron 80 diputados, instalándose solemnemente este legislativo el 20 de
septiembre de 1822. Lo presidía el clérigo Francisco Javier de Luna Pizarro.
Apenas instalado este Primer Congreso Constituyente, aprobó una proposición
que decía: «…que el Congreso Constituyente del Perú está solemnemente
constituido e instalado, la soberanía reside en la nación, y su ejercicio en el
Congreso que legítimamente la representa».
Luego de la instalación y en la misma fecha, este Congreso ofreció al general José
de San Martín, poderes dictatoriales, que rehusó. Se varió el ofrecimiento al de
Fundador de la Libertad del Perú y Generalísimo de las Armas, título que fue
aceptado por el general San Martín, aunque de manera honorífica. Su decisión de
retirarse, era terminante.
El Congreso aceptó la renuncia de San Martín y convino en la proposición de Arce
diciendo que «como quiera que el Congreso debe retener cuanta autoridad sea
dable para hacer cumplir sus determinaciones, y corriendo riesgo de que un Poder
Ejecutivo extraño, aislado y separado de él, aunque hechura suya, le puede formar
partido de oposición» determinaba que «el Congreso conserve el Poder
Ejecutivo». Se decidió también que Poder Ejecutivo debería estar conformado por
tres personas. Uno de los diputados, José Faustino Sánchez Carrión, el célebre El
Solitario de Sayán, sentenció en aquella oportunidad: «Tres no se unen para
oprimir. El gobierno de uno es más eficaz si gobernar es tratar a la raza humana
como a las bestias…» y agrega: «La Libertad es mi ídolo, como lo es del pueblo.
Sin ella no quiero nada; la presencia de uno sólo en el mando me ofrece la imagen
odiada del Rey». Y así quedó constituida la Suprema Junta Gubernativa,
conformada por tres congresistas:

 El general José de La Mar, natural de Cuenca, en el actual Ecuador.


 El jurista y militar Felipe Antonio Alvarado, natural de Río de la Plata.
 El conde Manuel Salazar y Baquíjano, noble limeño.
Varias declaraciones de este Primer Congreso Constituyente, marcan el final de
los sueños monárquicos, como la declaración del 11 de noviembre de 1822 sobre
la incompatibilidad de la Orden del Sol y de los Títulos de Castilla con la forma de
Gobierno del Perú y la declaración del 12 de noviembre del mismo año,
desautorizando a los comisionados García del Río y Paroissien.
José de San Martín se retiró a la Magdalena, en donde tenía una casa de campo.
Acompañado por una pequeña escolta y un ayudante, la misma noche de su
renuncia, montado a caballo, se dirigió a Ancón, al norte de Lima. En la
madrugada del día 22 de septiembre, en el bergantín Belgrano, se embarcó rumbo
a Valparaíso, Chile.
El Primer Congreso Constituyente promulgó el 12 de noviembre de 1823,
la Primera Constitución Política de la República, de clara tendencia liberal. Fue
una Constitución efímera; cuando llegó al Perú el general Simón Bolívar, el propio
Congreso Constituyente, tuvo que suspender sus efectos para poderle dar al
Libertador poderes dictatoriales.
Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa[editar]
Artículo principal: Suprema Junta Gubernativa del Perú

José de la Mar, presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú (1822-1823).

La misión primordial de la Suprema Junta Gubernativa, era proseguir la lucha


contra los realistas. El virrey La Serna contaba con más de 20 000 soldados que
ocupaban el territorio entre Cerro de Pasco (centro del Perú) y el Alto Perú (sur del
Perú, actual Bolivia). Ya San Martín había previsto que eran necesarias más
fuerzas para poder derrotar a los realistas, quienes habían convertido todo ese
territorio en un verdadero bastión de su poderío. Se hallaba todavía en curso la
ayuda que Bolívar había ofrecido al Perú para derrotar a los españoles.
Efectivamente, durante la Entrevista de Guayaquil, Bolívar ofreció a San Martín
ayuda militar al Perú, la que se concretizó en julio de 1822, con el envío de tropas
al mando de Juan Paz del Castillo, pero estas eran todavía insuficientes. En
septiembre de ese año, Bolívar ofreció otros 4.000 soldados más, pero la ya
instalada Suprema Junta Gubernativa solo aceptó la recepción de 4000 fusiles.
Las relaciones del Perú con la Gran Colombia entraron en su punto más crítico
debido a la anexión de Guayaquil a territorio grancolombiano. A ello se sumó el
hecho de que Juan Paz del Castillo recibiera instrucciones de su gobierno de no
comprometer a sus fuerzas solo en caso de que el éxito estuviera garantizado y
solo en el norte peruano, por lo que entró en conflicto con los intereses del Perú,
que se enfocaban en atacar a los realistas del centro y del sur. Dicho oficial
colombiano retornó a su patria, en enero de 1823, disgustado al no lograr imponer
sus condiciones. Las relaciones con la Gran Colombia se enfriaron entonces, en
los precisos instantes en que se libraba la llamada Primera Campaña de
Intermedios.
Primera Campaña de Intermedios[editar]
Artículo principal: Primera Campaña de Intermedios

Puertos intermedios en un detalle del mapa de Samuel Augustus Mitchell publicado en 1839

La Suprema Junta de Gobierno organizó una expedición militar contra los


españoles que todavía dominaban el sur del Perú. Esa expedición se conoció
como Campaña de los puertos intermedios o simplemente Campaña de
Intermedios, pues el plan era atacar a los españoles desde la costa sur situada
entre los puertos de Ilo y Arica. Este plan había sido bosquejado por el mismo San
Martín, pero originalmente contemplaba, además del ataque desde la costa sur
peruana, una ofensiva combinada de los argentinos por el Alto Perú y de los
patriotas de Lima por el centro del Perú. Sin embargo, la Junta no pudo lograr el
concurso del gobierno de Buenos Aires, abrumado por dificultades internas, y no
otorgó al ejército que guarnecía Lima los medios necesarios para que iniciara
oportunamente una ofensiva a la sierra central. La partida del colombiano Juan
Paz del Castillo influyó también para que se paralizaran los preparativos del
llamado ejército patriota del Centro.
Esta primera Campaña de Intermedios, comandada por el general
rioplatense Rudecindo Alvarado, acabó en total fracaso al no seguirse el plan
completo y al no ponerse dinamismo en las acciones, lo que dio tiempo a que los
realistas se pusieran a la defensiva.
Alvarado llegó a Iquique en donde hizo desembarcar un destacamento para que
iniciara acción sobre el Alto Perú. Luego se dirigió a Arica, donde permaneció sin
desembarcar por espacio de tres semanas, dando tiempo para que el virrey La
Serna, informado por su servicio de espionaje de la presencia patriota, ordenara a
sus lugartenientes José de Canterac y Jerónimo Valdés acudir con sus fuerzas a
la zona amenazada. Cuando a fines de diciembre Alvarado desembarcó en Arica y
avanzó sobre Moquegua se encontró con las fuerzas realistas que ocupaban
mejores posiciones. Valdés le salió al encuentro, librándose la batalla de Torata. El
jefe realista resistió ocho horas hasta que llegó en su auxilio Canterac con su
caballería; juntos pusieron en fuga a los patriotas, logrando así la victoria para las
banderas del Rey (19 de enero de 1823). Animado por su éxito, Valdés persiguió a
las tropas de Alvarado, alcanzándolas y venciéndolas definitivamente en la batalla
de Moquegua (21 de enero de 1823). Las tropas patriotas, reducidas a la cuarta
parte de su número original, tuvieron que reembarcarse precipitadamente y
retornar al Callao con cerca de 1000 sobrevivientes. 55
La corriente libertadora del Norte y la consolidación de la
independencia (1823 - 1826)[editar]

Mapa de las campañas de independencia en Ecuador, Perú y Bolivia entre 1823 y 1826.
Véase también: Campañas del Sur
Tras la proclamación de independencia del Perú, el proceso parecía estancado
por la resistencia militar española y la inestabilidad de los primeros gobiernos
independientes. Así, mientras la costa y el norte del Perú eran independientes, la
sierra peruana y el Alto Perú seguían siendo realistas. El virrey La Serna había
establecido su sede de gobierno en el Cuzco. Dos campañas militares
emprendidas por los gobiernos de Lima para acabar el rincón de la resistencia
realista en el sur peruano (Campañas de Intermedios), culminarían en sendas
derrotas. La anarquía amenazaba al naciente Estado Peruano, que vio producirse
el primer golpe de estado de su historia (Motín de Balconcillo).
La conclusión de la guerra independentista del Perú vendría con la intervención
de Simón Bolívar y la Gran Colombia.
José de la Riva Agüero y el motín de Balconcillo [editar]
Artículo principal: Motín de Balconcillo

Los oficiales patriotas al mando de las tropas que guarnecían Lima, ante el temor
de una ofensiva española, firmaron una solicitud ante el Congreso, fechada el 23
de febrero de 1823 en Miraflores, invocando la designación de un solo Jefe
Supremo «que ordene y sea velozmente obedecido», en reemplazo del cuerpo
colegiado que integraba la Junta; se sugería incluso el nombre del oficial indicado
para asumir el gobierno: el coronel José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete.
La crisis se ahondó al ser presentada otra solicitud al Congreso por parte de las
milicias cívicas acuarteladas en Bellavista y una tercera encabezada por Mariano
Tramarría. El día 27 de febrero las tropas se movilizaron desde sus
acantonamientos hasta la hacienda de Balconcillo, a media legua de Lima, desde
donde exigieron la destitución de la Junta. Estos sublevados estaban
encabezados por el general Andrés de Santa Cruz. Fue el primer golpe de estado
de la historia republicana peruana, conocido como el Motín de Balconcillo, con el
que se inauguró la sucesión de gobiernos de facto que jalonaron el transcurso de
la vida republicana.56
Disolución de la Junta y elección de Riva Agüero[editar]
Ante tal presión, ese mismo día, el Congreso acordó cesar a la Junta Gubernativa
y encargar interinamente la máxima magistratura al jefe militar de mayor
graduación, que era José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle. El 28 de
febrero, el Congreso ordenó poner en libertad al general José de La Mar, que
había sido arrestado en su domicilio, y citó al general Andrés de Santa Cruz, quien
hizo una exposición oral de la posición de los jefes y terminó diciendo que
acataban la orden del Congreso pero que si no se nombraba a Riva Agüero como
Presidente de la República, él y los jefes militares renunciarían y se irían del país.
Ante lo expresado por Santa Cruz, el Congreso nombró a Riva Agüero como
Presidente de la República por 39 votos a favor de un total de 60; no se le asignó
funciones ni plazos. Pocos días después el mismo Congreso lo ascendió a Gran
Mariscal y dispuso que utilizara la banda bicolor como distintivo del poder ejecutivo
que administraba (4 de marzo de 1823). Desde entonces todos los Presidentes del
Perú han lucido dicha banda presidencial.
Gobierno de José de la Riva Agüero[editar]

José de la Riva Agüero, primer Presidente de la República del Perú (1823).

Riva Agüero puso en marcha una gran actividad para poner al Perú en
condiciones de terminar por cuenta propia la guerra de la Independencia. Su obra
gubernativa se concretó en los siguientes puntos:

1. Se abocó a una labor de organización y mejoramiento del Ejército poniendo gran


empeño en aumentar sus efectivos con elementos peruanos. Al frente de él puso
al general Andrés de Santa Cruz. Ordenó al comandante Antonio Gutiérrez de la
Fuente formar fuerzas de reserva en las provincias del norte, en Trujillo, así como
al coronel Ramón Castilla la creación del cuarto Escuadrón de Húsares.
2. Formó la primera escuadra peruana, cuyo mando encargó al Vicealmirante Jorge
Martín Guisse. Creó la Escuela Naval. Estableció un permanente bloqueo de la
costa para defenderla de las incursiones realistas.
3. Recogió el papel moneda emitida bajo el Protectorado de San Martín y cuya
circulación quedó prohibida.
4. Envió misiones diplomáticas a la Gran Colombia, Chile y Argentina para solicitar la
ayuda inmediata de estos países para consolidar el proceso de independencia. La
ayuda que más necesitaba Riva Agüero era la de Bolívar, nombrando con tal fin
como su Ministro Plenipotenciario ante el Libertador al general Mariano
Portocarrero. Portocarrero pactó con Bolívar en Guayaquil un auxilio de 6.000
hombres, equipados y pagados por el Perú, y conforme a este pacto, empezaron
a llegar al Callao las primeras tropas grancolombianas (abril de 1823). Junto con
ellas llegó, en calidad de Enviado Extraordinario de Bolívar, el general Antonio
José de Sucre, pero cuyo verdadero objetivo era preparar el terreno para que
Bolívar fuera llamado al Perú. Riva Agüero envió también a Chile al
diplomático José de Larrea y Loredo, quien logró conseguir un empréstito del
gobierno chileno y una ayuda en hombres y materiales para la continuar la guerra
contra los españoles. Ante la Argentina encargó la representación del Perú al
Vicealmirante Manuel Blanco Encalada, sin resultados positivos.
5. Los comisionados Diego Paroissien y Juan García del Río lograron la contratación
con Inglaterra de un empréstito por 1.200.000 libras esterlinas, el primero de la
historia republicana del Perú. Ello permitió a Riva Agüero disponer de los fondos
necesarios para su obra gubernativa.
Segunda Campaña de Intermedios[editar]
Artículo principal: Segunda Campaña de Intermedios

Andrés de Santa Cruz, fue el general que comandaba la Segunda Campaña de Intermedios, lo que
concluyó en un fracaso para los patriotas.
La batalla se produjo en la llanura ubicada al norte de Zepita, a orillas del lago Titicaca, entre el Ejército
Real del Perú, bajo las órdenes del general peninsular Jerónimo Valdés, y el ejército patriota al mando
del general paceño Andrés de Santa Cruz.

Riva Agüero emprendió la Segunda Campaña de Intermedios, embarcándose sus


tropas del 14 a 25 de mayo de 1823, rumbo a los puertos del sur, desde donde
planeaba atacar a los españoles que todavía dominaban todo el sur peruano. Esta
expedición la comandaba el general Andrés de Santa Cruz y como jefe de estado
mayor iba el entonces coronel Agustín Gamarra. Santa Cruz prometió regresar
victorioso o muerto. Era la primera vez que se ponía en acción un ejército formado
íntegramente por peruanos. Santa Cruz desembarcó sus fuerzas
en Iquique, Arica y Pacocha y avanzó sobre el Alto Perú. Los patriotas obtuvieron
al principio algunas victorias. Gamarra ocupó Oruro y Santa Cruz La Paz. Pero la
reacción de los realistas no se hizo esperar. El virrey La Serna envió a su
general Gerónimo Valdes para que atacara a Santa Cruz, produciéndose la batalla
de Zepita (25 de agosto de 1823), a orillas del lago Titicaca. Los patriotas
quedaron dueños del campo, pero sin obtener una victoria decisiva. Acto seguido,
Santa Cruz ordenó la retirada hacia la costa, siendo perseguido muy de cerca por
las fuerzas de La Serna y Valdes, quienes despectivamente denominaron a esta
campaña como la «campaña del talón», aludiendo a lo cerca que estuvieron de los
patriotas que se retiraban, casi «pisándoles los talones». Santa Cruz no paró
hasta llegar al puerto de Ilo donde se embarcó con 700 sobrevivientes. La
campaña terminó, pues, en total fracaso para los patriotas. 57
Pugna con el Congreso[editar]
Al quedar Lima desguarnecida, el jefe realista José de Canterac avanzó desde la
sierra contra la capital. Riva Agüero ordenó entonces el traslado de los
organismos del gobierno y las tropas a la Fortaleza del Real Felipe del Callao, el
16 de junio de 1823. El día 19 las fuerzas españolas ocupaban Lima.
En el Callao estalló la discordia entre el Congreso y Riva Agüero. El Congreso
resolvió que se trasladasen a Trujillo los poderes Ejecutivo y Legislativo; creó
además un Poder militar que confió al general venezolano Antonio José de
Sucre (que había llegado al Perú en mayo de dicho año, al frente de las primeras
tropas colombianas), y acreditó una delegación para solicitar la colaboración
personal de Simón Bolívar en la guerra contra los españoles (19 de junio de 1823).
Enseguida, el mismo Congreso concedió a Sucre facultades iguales a las de
Presidente de la República mientras durara la crisis, y el día 23 de junio dispuso
que Riva Agüero quedara exonerado del mando supremo.
Riva Agüero no acató tal disposición congresal y se embarcó a Trujillo (norte del
Perú) con parte de las autoridades. Mantuvo su investidura de Presidente, decretó
la disolución del Congreso (19 de julio de 1823) y creó un Senado integrado por
diez diputados. Formó tropas e intentó reforzarlas con los restos de la campaña de
Intermedios. Mientras que en Lima, el Congreso fue nuevamente convocado por el
presidente provisorio Torre Tagle, el 6 de agosto del mismo año. Este Congreso
reconoció a Tagle como Presidente de la República, siendo este el segundo
ciudadano en adoptar dicho título, después de Riva Agüero. Cundió pues la
anarquía en el Perú, al existir al mismo tiempo dos gobiernos. 58
El labor patriótica de José Olaya[editar]

Retrato de José Olaya por el pintor José Gil de Castro.

El ejército realista, al mando de José Ramón Rodil, aprovechando que las tropas
patriotas se encontraban lejos, tomó Lima. Fue en ese contexto que ocurrió el
sacrificio de José Olaya, un humilde pescador de la villa de San Pedro de
Chorrillos.
Sucre necesitaba imperiosamente comunicarse con los patriotas de Lima, ya que
quería conocer los movimientos de los realistas y los pertrechos con los que
contaban. Olaya se ofreció a ser el portador de los mensajes. Se contactó en Lima
con Juana de Dios Manrique, una aristócrata y patriota que era sobrina de Antonio
Riquero, antiguo contador mayor y uno de los refugiados en el Callao; este
personaje era el nexo con Sucre.5960 Olaya llevaba ocultamente los mensajes
escritos, cubriendo la ruta entre Chorrillos y Lima, simulando llevar pescado para
su venta en la ciudad; esa ruta, de 15 km, estaba muy vigilada por los realistas, de
modo que el riesgo era muy grande. No obstante, Olaya hizo el recorrido muchas
veces; se ignora cuántas exactamente. Los realistas empezaron a sospechar que
alguien filtraba informaciones y redoblaron la vigilancia. 61El 27 de junio de 1823,
cuando llevaba, entre otros recados, una carta de Sucre para Narciso de Colina
(un patriota limeño), Olaya fue descubierto. Emboscado por un piquete de
soldados realistas en la calle de Acequia Alta (actualmente en el cruce de la
cuadra 5 de los jirones Caylloma y Moquegua), antes de ser apresado arrojó las
cartas en una acequia; otra versión, menos creíble, dice que se comió las
misivas.59
Llevado al palacio virreinal ante la presencia de Rodil, éste intentó que delatara a
los patriotas comprometidos con las cartas, ofreciéndole a cambio premios y
mucho dinero; como no diera efecto, recurrió a las amenazas. Como Olaya
permaneciera incólume, fue torturado. Sufrió doscientos palazos, le arrancaron
las uñas y lo colgaron de los pulgares. Pero Olaya no se amilanó ante el dolor y
permaneció en silencio.60 Se dice que, en medio de las torturas, pronunció su
célebre frase:
«Si mil vidas tuviera gustoso las perdería, antes de traicionar a mi patria y revelar a los patriotas».

Finalmente, fue sentenciado a pena de muerte por fusilamiento bajo el cargo de


traición. A las once de la mañana del 29 de junio de 1823, fue llevado a un pasaje
aledaño a la Plaza Mayor de Lima, llamado entonces Callejón de los Petateros, y
que ahora tiene su nombre: Pasaje Olaya. Sus verdugos, según la costumbre, le
preguntaron si tenía un último deseo. Olaya pidió que se le sepultara con
la escarapela rojiblanca, el emblema de su patria libre, deseo que se le concedió.
Luego, se procedió a su fusilamiento.59
Bolívar es invitado a consolidar la independencia del Perú (Dictadura Bolivariana)
[editar]
Retrato en óleo del general venezolano Simón Bolívar.

El Congreso peruano acatando las recomendaciones del general Sucre, invitó al


Libertador del Norte, general Simón Bolívar a trasladarse al Perú «para consolidar
la independencia». Bolívar se embarcó en el bergantín Chimborazo en Guayaquil,
el 7 de agosto de 1823, llegando al Callao el 1 de septiembre del mismo año. El
día 10 de septiembre el Congreso de Lima le otorgó la suprema autoridad militar
en toda la República. Seguía siendo Torre Tagle presidente, pero debía ponerse
de acuerdo en todo con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero,
quien dominaba el norte del Perú, con capital en Trujillo. Riva Agüero no dio señal
de querer llegar a un acuerdo que posibilitara la unificación de todas las fuerzas
patriotas bajo el mando del Libertador del Norte, y más bien quiso entenderse con
los realistas.
El mismo Bolívar abrió campaña contra Riva Agüero, marchando al norte. Pero
antes de que se desatara la guerra civil, Riva Agüero fue apresado por sus propios
oficiales encabezados por el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente, quien,
desobedeciendo la orden de fusilarlo, lo desterró a Guayaquil (25 de
noviembre de 1823). Bolívar entró a Trujillo en diciembre de 1823 y quedó así
dominando la escena política y militar del Perú. Luego emprendió regreso a Lima.
El 1 de enero de 1824, estuvo en Nepeña y Huarmey, de ahí pasó a Pativilca en
donde enfermó de paludismo.
La valiosa ayuda de los montoneros[editar]
Montonero peruano, acuarela de Pancho Fierro.

Los coloniales, enterados de la enfermedad de Bolívar, aprovecharon la situación


y lograron que las tropas patriotas (argentinas y chilenas) que guarnecían la
Fortaleza del Real Felipe en el Callao, se amotinaran, reclamando pagos
devengados y otros maltratos. Los amotinados lograron tomar el fuerte, liberaron a
los prisioneros españoles, les devolvieron sus cargos y jerarquías y junto con
ellos, enarbolaron la bandera española, cometiendo traición a la causa libertadora.
Este acto de sedición causó desconcierto en Lima (5 de febrero de 1824). Ante tal
delicada situación, el Congreso dio el 10 de febrero un memorable decreto
entregando a Bolívar la plenitud de los poderes para que hiciera frente al peligro,
anulando la autoridad de Torre Tagle. Se instaló así la Dictadura.
Canterac ordenó que los generales realistas Rodil y Monet aprovecharan esa
circunstancia y tomaran Lima. A marchas forzadas, el general Monet,
desde Jauja y el general Rodil, desde Ica, se juntaron en Lurín, el 27 de febrero de
1824. Los patriotas de Lima, se vieron obligados a abandonarla, al mando del
general Necochea, quien junto con 400 montoneros a caballo, fueron los últimos
en retirarse el 27 de febrero. Los realistas ingresaron a Lima el 29 de febrero del
mismo año.
Bolívar, ya recuperado de su enfermedad, ante las terribles noticias que le
llegaban de Lima, inició los preparativos para la campaña militar definitiva contra
los españoles, al frente del Ejército Libertador. Instaló su cuartel general en Trujillo
y recibió la ayuda de los peruanos, tanto en dinero, abastecimientos y recursos de
toda índole, como en combatientes. Efectivamente, fuera de su ejército regular,
Bolívar contó con la valiosa ayuda de 10,000 montoneros. Este enorme
contingente de soldados irregulares estaba conformado por indígenas, los cuales
eran mayoría en las guerrillas llamadas "Montoneras", seguidos en número por los
mestizos, y en un número bastante menor, por personas de raza negra. 62
Bolívar comisionó a los líderes de los montoneros para actuar en los siguientes
frentes: Francisco de Paula Otero, nombrado Comandante General de los
montoneros de la sierra; Quispe Ninavilca, de la zona de Huarochirí, quien
posteriormente fue nominado como representante ante el congreso; el
coronel Francisco de Vidal, de La Oroya; el mayor Vicente Suárez, de Canta; y el
comandante María Fresco, a cargo de Junín.
Campaña y Batalla de Junín[editar]
Artículo principal: Batalla de Junín

Batalla de Junín - Óleo de Martín Tovar y Tovar.

Con poderes absolutos y contando con refuerzos llegados de la Gran Colombia,


Bolívar se instaló en Trujillo, donde organizó el Ejército Unido Libertador del Perú,
con miras a las campañas finales de la independencia del Perú. Para ello contó
con los recursos humanos y materiales que le brindó la población peruana a
manos llenas.63
Mientras tanto, la Restauración absolutista en España causó la división en las filas
realistas, lo que se hizo evidente con la sublevación del 22 de enero de 1824 del
general Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú. La Serna se vio obligado a
enviar al general Valdés contra Olañeta, produciéndose el enfrentamiento de la
mitad del ejército realista entre sí.64 Aprovechando esta coyuntura, Bolívar abrió
campaña contra el ejército realista más cercano, que era el de José de Canterac,
el cual estaba acantonado entre Jauja y Huancayo.
El ejército libertador avanzó hacia el Sur, rumbo a la sierra central, apoyado
eficazmente por las montoneras peruanas. En junio de 1824, arribó a Huánuco y
luego siguió hacia Cerro de Pasco.
A principios de agosto de 1824, Bolívar concentró sus fuerzas en la región de
Quillota, Rancas y Sacramento. Sumaban en total unos 8.000 hombres. El 2 de
agosto pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, a 36 km de Cerro de
Pasco. Terminada la revista, arengó a sus soldados desplegando una elocuencia
arrolladora, una virtud que se complementaba con su talento militar:
Terminada una virtud que se complementaba con su talento militar:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a
los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos.
Ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en
mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la
victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del
Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois
invencibles.
El ejército libertador continuó su avance hacia el Sur, bordeando el lago Junín.
Canterac, que avanzaba por la orilla contraria del lago, fue sorprendido por el
avance patriota y continuó apuradamente su marcha hacia al Sur, con el propósito
de enlazar con el grueso de las fuerzas virreinales, pero ya era tarde. Al amanecer
del 6 de agosto, ambos adversarios convergían al extremo sur del lago sobre la
ciudad de Reyes (hoy Junín).
Eran las dos de la tarde del 6 de agosto de 1824 cuando Bolívar llegó a la pampa
de Junín y observó que la infantería realista ya había pasado y que solo la
caballería realista, que iba a retaguardia, se encontraba a la vista, en medio de
una inmensa polvareda. Por su parte, la caballería patriota, de 900 efectivos, que
venía a la vanguardia de su ejército, convergía en esos momentos por la quebrada
de Chacamarca, mientras su infantería se encontraba todavía distante, como a 5
km al norte.
Bolívar quiso entonces evitar que Canterac huyera y ordenó a su caballería que
atacara al ejército realista, para dar tiempo a que llegara la infantería patriota.
Desde los altos de la quebrada de Chacamarca se lanzaron los escuadrones
patriotas al llano, al mando del general Mariano Necochea.

Gráfico que representa la Batalla de Junín.

Canterac, confiado en la superioridad numérica de su caballería, ordenó a ésta


que frenara a los patriotas, poniéndose él mismo a la cabeza, mientras que su
infantería continuaba su marcha al sur. Los patriotas no pudieron desplegar
completamente sus escuadrones por lo malo del terreno, que era un espacio
angosto entre un cerro y un pantano, mientras que la caballería realista, en terreno
más propicio, desplegaba sus líneas y atacaba también. A las cuatro de la tarde se
produjo el choque, que fue muy violento. Los patriotas comenzaron a retroceder,
perseguidos por los realistas. El mismo Necochea fue herido siete veces y todo
indicaba que la refriega culminaría en derrota para los patriotas. Fue entonces
cuando el escuadrón Húsares del Perú, que se encontraba en la reserva al mando
del teniente coronel argentino Isidoro Suárez, recibió la orden de cargar sobre los
realistas por la espalda. Fue el ayudante del primer escuadrón, mayor José
Andrés Rázuri, quien transmitió esa orden, supuestamente venida del mismo
Bolívar, lo que no era cierto. Rázuri, natural de San Pedro de Lloc (en el
departamento de La Libertad), cambió la orden original que era de retirada; y esta
audaz decisión fue la que cambió la historia, al trocarse una segura derrota
patriota por una victoria espléndida.65
La carga de los Húsares del Perú desorientó a los realistas y dio tiempo para que
los perseguidos patriotas se rehicieran y volvieran a la lucha. Luego de cuarenta y
cinco minutos de feroz combate solo con arma blanca (sable y lanza), los patriotas
obtuvieron el triunfo.
Bolívar, que ya daba por descontada la derrota y se había alejado del campo,
recibió de pronto el parte enviado por Guillermo Miller en que se anunciaba la
victoria. El Libertador estalló en alegría y dispuso desde entonces rebautizar a los
Húsares del Perú como los Húsares de Junín.66
El avance patriota hacia el sur[editar]
Canterac, luego de la Batalla de Junín, perseguido por los montoneros de los
coroneles Marcelino Carreño, Otero, Terreros, por el comandante Peñaloza, por el
mayor Astete, tomó rumbo sur por las orillas del río Mantaro. Cruzó el puente de
Izcuchaca, y se dirigió por el río Pampas al Cusco, donde lo esperaba el virrey La
Serna. En su retirada, el general Canterac, perdió 3000 soldados, entre
rezagados, desertores, enfermos y extraviados. Además, quedaron abandonados
almacenes, armas y municiones.
Mientras el general Canterac seguía su fuga al sur hacia el Cusco, el itinerario de
Bolívar era el siguiente: el día 7 de agosto de 1824 estuvo celebrando la victoria
de Junín en el poblado de Reyes (hoy, Junín), el 8 de agosto estuvo en Tarma, el
12 de agosto en Jauja, el 14 de agosto en Huancayo y el 24 de agosto
en Huamanga. Llegó hasta Andahuaylas de donde retornó el 6 de octubre. Ordenó
a Carreño que hostilice permanentemente a Canterac. Delegó el mando del
ejército patriota al general Antonio José de Sucre. Con su cuartel general en Jauja,
encargó al general Andrés de Santa Cruz la jefatura de todos los montoneros de la
sierra central. Luego, acompañado solo de su escolta, se dirigió a Lima. El 15 de
agosto, en Huamanga, había designado a su gabinete ministerial que lo
conformaban: José Faustino Sánchez Carrión, ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores; coronel Tomás de Heres, ministro de Guerra y Marina e Hipólito
Unanue, ministro de Hacienda.
Bolívar llegó a Chancay en el mes de noviembre de 1824, ingresando a Lima el 7
de diciembre de ese año. Inmediatamente ordenó el sitio del Callao con el objetivo
de rendir a las tropas de Rodil, que estaban acantonadas en la Fortaleza del Real
Felipe.
Mientras, la situación en el ejército realista es descrita así por el general García
Camba:
«Este ejército brillante y animoso al principio de agosto, se hallaba ahora en el
estado más lamentable; no sólo había visto abatir la merecida fama de su
caballería en los mahadados campos de Junín; no sólo había perdido con
pasmosa celeridad una gran parte de sus provincias de Tarma y Lima, las
de Huancavelica y Huamanga completas, parte del Cusco, todos sus almacenes,
muchas armas, municiones, efectos de parque y sobre todo, 3,000 infantes por
deserción, sino que en poco más de un mes había alcanzado un grado de
abatimiento moral apenas concebible… Carreño cubría con todos los montoneros
el país entre Abancay y el Apurímac» (Memorias para la historia de las armas
españolas en el Perú: 1809 – 1812).
El general Antonio José de Sucre se preparó para la campaña final. Estando
en Andahuaylas, reunió a su Estado Mayor ante los informes de que el realista
Jerónimo Valdez había llegado al Cusco con un fuerte contingente, poniéndose a
órdenes del virrey La Serna. Sucre, en una inspección, llegó a Mamara. En este
pueblo envió una avanzada al mando del general Miller para espiar al enemigo.
Miller regresó el 30 de octubre y le informó que los colonialistas estaban a solo
36 km. Sucre, entonces, ordenó el repliegue al noroeste.
El contingente y las armas de ambos ejércitos[editar]
Uniforme para granaderos y cazadores aprobado por las Cortes en 1821, las disposiciones no siempre
podían ser cumplidas a cabalidad en el Perú quedando muchas unidades con uniformes adoptados de
acuerdo a las circunstancias.

La Serna, convencido de la cercanía de la batalla decisiva, había formado un


ejército numeroso con 10 mil soldados, pero en base a un reclutamiento
indiscriminado, la mayor parte mestizos de “habla quechua”, criollos, negros,
pardos e indios portadores. En realidad campesinos uniformados, dicho ejército
supuestamente disponía de 14 batallones de infantería, 2 brigadas de caballería y
14 piezas de artillería. La Serna comandaba la caballería. Valdez iba a la
vanguardia con una división de infantería. Las otras dos estaban comandadas por
Canterac y Monet.
El ejército patriota unido, tenía unos 8000 soldados veteranos, perfectamente
pertrechados, más los montoneros. El ejército regular marchaba disperso y los
montoneros hacían tareas militares de «cobertura, enlace y apoyo».
La marcha hacia los campos de Ayacucho[editar]
Dada la presencia de Valdez cerca de Andahuaylas para cortar el paso, Sucre
replegó su ejército hacia Huamanga, por las orillas del río Pampas, reagrupando
sus fuerzas, sin apuro alguno. La Serna apuró la maniobra de rodear a Sucre,
había dispuesto a sus tropas andar a marchas forzadas, para ganar posiciones,
llegó a Huamanga el 16 de noviembre de 1824. El 24 de noviembre, ambos
ejércitos marcharon a ambas orillas del río Pampas, teniéndose a la vista. Desde
ese día, ya no se perdieron de vista.
La tropa patriota iba de pueblo en pueblo, alentada por los montoneros, era
recibida y ayudada efusivamente por sus habitantes. En cambio la tropa realista,
iba eludiendo todo contacto con los pobladores de los pueblos por donde pasaba,
cuidado de esta manera el desbande de las tropas. El general Guillermo Miller en
sus Memorias, afirmó:
“En cualquier punto donde hacían alto, los cuerpos acampaban en columna y ponían alrededor un
círculo de centinelas de los soldados de más confianza; además de estos centinelas, un gran número de
oficiales estaban siempre de servicio, y ningún soldado podía salir de la línea de ellas, con cualquier
pretexto que fuese. Por la misma razón era muy opuesto el virrey a enviar partidas en busca de ganado,
porque en tales ocasiones era segura la deserción. La consecuencia de este sistema fue que durante el
avance rápido de los realistas sufrieron mucho más por falta de provisiones que los patriotas, tanto que
el 3 de diciembre se vieron obligados a comer carne de caballo, mula y borrico”.

La Batalla de Corpahuaico o Matará[editar]


Artículo principal: Batalla de Corpahuaico

El 3 de diciembre de 1824, en las cercanías de Corpahuaico o Matará hubo


combate entre las retaguardias, con consecuencias militares nada favorables para
los patriotas. En las fuerzas patriotas que estaban al mando del general Guillermo
Miller, se contaron 300 muertos; mientras que en el sector realista, a órdenes del
general Jerónimo Valdez, se hallaron 30 muertos. Además, los patriotas perdieron
buena parte de su parque y artillería.
Pero a decir de entendidos, en el aspecto estratégico el resultado no fue decisivo.
Los patriotas, más cerca de sus bases, se mantenían reunidos y animados tras
escabullir el cerco, mientras que se ahondó la crisis moral entre los realistas, a tal
extremo que ese mismo día 15 soldados que habían sido reclutados por Valdez en
el Alto Perú, se pasaron a las filas de Sucre y le informaron el debilitamiento moral
en que se encontraban las filas enemigas; «casi están como prisioneros», dijeron.
Movimientos preliminares[editar]
Desde el día 4 de diciembre, ambos ejércitos marcharon separados por un
abismo. Los patriotas pasaron por Huaychao el día 5, y el 6 llegaron sus
avanzadas un poco más al norte de La Quinua. Los realistas tomaron la ruta
de Huanta, por Paccaicasa. El día 6, acamparon en Huamanguilla; la idea del
virrey era cortar todo repliegue a Sucre. El 7 de diciembre, cada ejército hizo los
aprestos para la batalla, tratando de encontrar la mejor ubicación. El día 8 hubo
algunos choques entre patrullas.
Desarrollo de la batalla de Ayacucho [editar]
Artículo principal: Batalla de Ayacucho
El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

Óleo de la Batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y Tovar.

Dispuestos a entablar la batalla definitiva, los realistas ocuparon las faldas del
cerro Condorcunca y los patriotas se desplegaron en la Pampa de la Quinua. Los
primeros contaban con 9.310 hombres y los segundos con 5.580.
La Pampa de la Quinua se ubica a 12 km de la ciudad de Huamanga; los
indígenas la denominan Ayacucho. Es un área de suave declive que prolonga las
faldas del cerro Condorcunca (cuello de cóndor), montaña que se destaca en el
Ande de esa región. Descendiendo de las faldas de este cerro de este a oeste y
continuando por la pampa, que tiene una longitud de 1,600 m, se llega al pueblo
de artesanos de La Quinua, situado al término de la pendiente. En la parte más
ancha la pampa tiene 600 m y se encuentra limitada al norte por un barranco, y al
sur por una abrupta quebrada. En la época de la batalla y a mitad de la pampa,
existían enormes piedras, producto de avalanchas o lloclla, que cortaba el campo
de norte a sur.
El virrey La Serna formó su ejército de la siguiente manera:

 La división Valdés, a la derecha del Condorcunca.


 La división Monet, al centro.
 La división Villallobos, a la izquierda, con un escuadrón de caballería a su flanco.
Colocó su artillería en la cumbre, la misma que debía actuar no bien la infantería le
concediera el terreno apropiado en el llano. Si bien constaba de 14 piezas, solo
seis funcionaron, pues el resto se hallaba desmontado. Los realistas contaban, en
teoría, con una buena posición defensiva pero que debían abandonar para chocar
con los patriotas.
Sucre, por su parte, formó así:

 La división La Mar (legión peruana), a su izquierda, frente a Valdés.


 La división Lara (colombiana), al centro y un poco a retaguardia, junto con la
caballería.
 La división Córdova (colombiana), a la derecha, frente a Villalobos.
Su única artillería que no había perdido era un cañón de a cuatro. El jefe de
Estado Mayor era el general Agustín Gamarra (peruano). El jefe de la caballería
era Guillermo Miller.
Al amanecer del 9 de diciembre de 1824 todo estaba listo para librarse la batalla
final por la independencia del Perú. Efectivamente, las fuerzas del virrey La Serna
constituían el último ejército español de importancia que aún se batía en el
continente bajo las banderas del rey de España. Sucre arengó a sus soldados con
estas palabras:
«De los esfuerzos de hoy pende la suerte de la América del Sur, otro día de gloria
va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva
Bolívar, Salvador del Perú!»
El plan de los realistas, concebido por el general Canterac, consistía en que
Valdés empezara embistiendo contra la izquierda patriota, es decir, contra la
Legión Peruana, para hacerla retroceder y envolverla, pasando seguidamente a
atacar por el flanco y la retaguardia al resto del ejército patriota. Simultáneamente,
Villalobos atacaría contra la derecha patriota, mientras Monet lo haría por el
centro, para atrapar al adversario y liquidarlo en una especie de operación de
tenazas.
Pintura que representa la batalla de Ayacucho.

La batalla se inició a las diez de la mañana. Como consecuencia del plan seguido
por los españoles, la Legión Peruana de La Mar fue la que afrontó el ataque más
fuerte de los realistas, a manos de la división Valdés. La Mar y sus bravos
soldados resistieron a pie firme, pero cuando empezaron a ceder y requerir auxilio,
Sucre les envió dos batallones para sostenerlos. La Legión Peruana pudo
entonces contener a Valdés, lo que fue un hecho crucial para el resultado final de
la batalla.
En el otro flanco, el coronel español Joaquín Rubín de Celis, que mandaba el
Regimiento primero del Cuzco, y que debía proteger el emplazamiento de la
artillería, que descendía despiezada y cargada en sus mulas, se adelantó
impetuosamente al llano prematuramente, interpretó defectuosamente órdenes
directas del Virrey "se arrojó solo y del modo más temerario al ataque" donde su
unidad fue destrozada y él mismo muerto. Al mismo tiempo, Sucre ordenó avanzar
a Córdova, quien al grito lacónico de «¡Adelante! ¡Armas a discreción! ¡Paso de
vencedores!», y convenientemente reforzado por caballería, inició un contraataque
que desorganizó la izquierda realista al mando de Villalobos, llegando hasta el
Condorcunca.
La caballería española descendía al llano pero poder sin formar eran acometidos
sable en mano por la caballería de Miller. Empezó entonces el repliegue de los
realistas. Canterac no consiguió rehacer la línea. La Mar se repuso y, a su vez,
avanzó contra Valdés, quien resistió desesperadamente. El virrey La Serna, que
bregó en el campo, resultó herido y cayó prisionero. Canterac asumió entonces el
mando.
La batalla terminó en la cima del Condorcunca a la una de la tarde, con una
completa victoria de los independientes.
Obelisco en Pampa de Quinua, Ayacucho, Perú. En honor y reconocimiento a los combatientes
independentistas de la batalla.

La batalla fue sangrienta. Los realistas tuvieron 1800 muertos y 700 heridos,
quedando prisioneros entre 3000 y 2000 combatientes. Los patriotas tuvieron 370
muertos y 609 heridos. La cuarta parte de los combatientes resultaron muertos o
heridos, lo que nos da una idea de la fiereza de la lucha. A Canterac, Valdés y a
los altos jefes españoles, no les quedó otro recurso que aceptar la oferta de
honrosa capitulación que La Mar les hizo llegar. La rebelión de Pedro Antonio
Olañeta en la retaguardia hacía que la retirada fuese impracticable.
En teoría, en Ayacucho combatieron en filas patriotas unos 4.000 colombianos y
unos 1500 peruanos (más una escasa fracción de chilenos y rioplatenses). Sin
embargo, hay que tener en cuenta que las bajas en los escuadrones o batallones
colombianos eran cubiertas con los naturales del país, por lo que el número de
peruanos debió ser más elevado.67
La Capitulación de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Capitulación de Ayacucho
Capitulación de Ayacucho, óleo del pintor peruano Daniel Hernández.

A pesar de que la firma de la Capitulación de Ayacucho, tiene fecha 9 de


diciembre de 1824, la realidad es que las deliberaciones duraron dos días,
sellándose definitivamente con este documento la independencia de América. 68 En
esta capitulación se establece la rendición de los realistas. Con este objetivo, se
acordó la formación de comisiones mixtas para la transferencia del poder y de la
administración y para la entrega de todas las instalaciones militares, con sus
parques, maestranzas, almacenes, caballos y demás instrumentos y armamento,
desde los Castillos del Callao y Ayacucho hasta Desaguadero.
La segunda parte de la Capitulación establece una serie de concesiones a los
realistas. Por ejemplo, a todos los militares realistas que pretendieran regresar a
España se les pagaría el pasaje correspondiente. Mientras permanecieran en el
Perú, el gobierno patriota debería pagar por lo menos la mitad de sus sueldos. Las
propiedades muebles e inmuebles de los españoles residentes en Perú, serían
respetadas, así como sus grados militares, pudiendo ser asimilados al Ejército del
Perú. El gobierno peruano, también se comprometió a pagar todo el gasto que
habían hecho los realistas en la manutención de la campaña militar contra los
patriotas.
Consecuencias de la capitulación:
Las consecuencias de la Capitulación de Ayacucho, fueron varias; pero las más
saltantes, son:

 1º La Independencia del Perú y de toda América.


 2º Desaparición del ejército realista, que había permanecido durante 14 años
como una poderosa cuña, apuntando y amenazando la reciente y precaria
independencia de los países americanos que lo hicieron antes de 1821.
 3º España, finalmente, a pesar de haber sido derrotada, logró hacer que se le
reconozca “gastos de guerra” (la llamada deuda de la Independencia, que el Perú
nunca pagaría).
Últimos focos de resistencia española[editar]
Campaña del Alto Perú[editar]
Artículo principal: Campaña de Sucre en el Alto Perú

Alto Perú de John Pinkerton.

Pero en el Alto Perú se encontraba el general español Pedro Antonio Olañeta,


quien no aceptó ni la Constitución de Cádiz ni la la Capitulación de Ayacucho y
anunció su deseo de seguir batiéndose por el rey absoluto. Sucre abrió entonces
campaña en dicho territorio, cruzando el río Desaguadero con las división de
Córdova y la división del Perú del ejército libertador. 69 Depósitos y agrupaciones
realistas capitularon en los pueblos unas tras otras por el camino. La guerra
regular en el Alto Perú terminó con el combate de Tumusla, donde el mismo
Olañeta resultó victimado en una balacera desatada por sus propios soldados. 70
El gobierno del Perú (lo mismo que el rioplatense el 9 de mayo de 1825), emitió un
decreto donde pidió la delimitación de la fronteras y también dejó en libertad a
Simón Bolívar para resolver la pertenencia del Alto Perú a la Argentina o el Perú, o
la independencia de Bolivia que fue lo que finalmente ocurrió.7172
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento de un
gobierno provisorio en las provincias indemnización para el caso de que las Altas queden separadas de
las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:

artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias
Altas separadas de esta república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos
causados en emanciparlas.

Rendición de los castillos del Callao[editar]


Artículo principal: Segundo sitio del Callao
Plano de la Plaza del Callao que representa la posición y trabajos del Ejército sitiador y el de su
escuadra bloqueadora por fin del sitio que terminó en 23 de enero de 1826.

Otro militar español que se negó a acatar los términos de la capitulación fue José
Ramón Rodil quien, al mando de la Fortaleza del Real Felipe en el Callao, se
mantuvo tercamente leal al rey de España. Como recordaremos, dicha fortaleza
había vuelto a poder realista en febrero de 1824. Bolívar acentuó el sitio de dicho
bastión, cortándole todo género de suministros, tanto por tierra como por mar.
Tras meses de empecinada resistencia, recién el 23 de enero de 1826, Rodil
aceptó capitular, entregando la Fortaleza al gobierno peruano. De 6 mil refugiados,
entre militares y civiles, salieron después de la rendición, 2400. Fueron los únicos
sobrevivientes de una acción desesperada por conservar el colonialismo. De ese
grupo, solo 400 eran militares. El general Rodil, el último paladín de los realistas
en Sudamérica, se embarcó hacia España en la fragata inglesa Briton. De esta
manera culminaba el proceso independentista de la América española. 73
Fin de la guerra y acontecimientos posteriores[editar]
Artículo principal: Guerra de Iquicha (1825-1828)

El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarcó en el bergantín "Congreso" con


dirección a Colombia y no regresó más al Perú. La guerra de guerrillas se mantuvo
latente sin embargo en los Andes tras la caída de los bastiones españoles del
Callao y Chiloé. El caudillo Antonio Huachaca lideró la resistencia guerrillera que
en 1827 derrotó al batallón de Pichincha conocida como rebelión de Iquicha.
Finalmente fue vencido y no tuvo apoyo exterior.
El pago de la deuda de la independencia[editar]
El Presidente del Perú Ramón Castilla, durante su primer gobierno el Perú iniciaría el pago de la deuda.

Consumada la independencia del Perú, quedó pendiente el pago de la deuda que


este país había contraído con Chile y la Gran Colombia, a cuenta de los gastos
hechos por estos países en la organización de las campañas militares de la última
fase de la independencia (es decir, las expediciones libertadoras de San Martín y
Bolívar). Con España también había una deuda pendiente, de acuerdo a lo
estipulado en la Capitulación de Ayacucho. Otro rubro era la deuda con Inglaterra,
contraída también durante el proceso de la independencia y que al permanecer
impaga había crecido excesivamente, por los intereses acumulados. 74 De otro
lado, existía una deuda interna con particulares que habían aportado, en especie o
en dinero, a favor de las campañas independentistas. 75
Por el Tratado de Guayaquil del 22 de septiembre de 1829, el gobierno peruano
ratificó su compromiso de pagar la deuda a la Gran Colombia, pero al fraccionarse
esta entidad en tres países (Ecuador, Nueva Granada y Venezuela), quedaron
suspendidas las negociaciones.76 En cuanto a la deuda con Chile, esta se vio
incrementada con los montos que este país exigió por las campañas
restauradoras de 1838-1839, las mismas que habían puesto fin a la Confederación
Perú-Bolivia.74
El pago de la cuantiosa deuda de la independencia peruana se fue prorrogando,
hasta que, bajo el primer gobierno de Ramón Castilla (1845-1851), al contar con
una holgura fiscal producto de las rentas del guano, se resolvió de una vez
cancelarlas. Se empezó con el pago de la deuda interna, conocida con el nombre
de "consolidación de la deuda interna", lo que originó un tremendo escándalo de
corrupción, que estallaría en el gobierno siguiente. Luego, por una ley de 1848,
Castilla ordenó el pago de la deuda a todos los países, menos a España, hasta
que este país reconociera la independencia del Perú. Hubo, sin embargo, voces
discrepantes dentro del Perú, de quienes se oponían a realizar tales pagos, ya que
al haber sido la campaña de la independencia una empresa mancomunada, en la
que cada nación aportó de su parte en la consecución de un fin común, el Perú no
debía dar ya más de lo que había dado, pues su aporte en recursos humanos y
materiales había sido tan importante como la del resto de los países. Sin embargo,
en el gobierno de entonces primó la idea de cancelar las deudas, pues había
contratos firmados, que se debían honrar, ya que era una manera de cimentar la
confianza internacional en el país.
Con Chile se firmó una convención el 12 de septiembre de 1848, en la que se
acordó como toda y única deuda el monto de 4 millones de pesos, los que se
fueron pagando hasta 1856, con los intereses correspondientes. 77
Con los países de la antigua Gran Colombia se reiniciaron también las
negociaciones, las cuales concluyeron en 1853, bajo el gobierno de José Rufino
Echenique. Inicialmente, la demanda colombiana fue de más de 11 millones de
pesos como deuda global, pero luego quedaron reconocidos a favor de Nueva
Granada y del Ecuador 2 860 000 pesos.76 Con Venezuela se firmó un convenio
aparte, reconociéndose su deuda en 855 000 pesos. El pago se hizo en los años
siguientes. El Perú abonó, pues, 3 715 000 pesos a las tres Repúblicas
grancolombianas.77
También se pagó a los herederos de Bolívar la suma de un millón de pesos,
decisión originada por una controvertida ley del Congreso Constituyente de 1825,
que de esa manera había premiado al libertador en medio de la algarabía
suscitada por el triunfo de Ayacucho.77
Y con respecto a la deuda con España, si bien este país exigió su pago durante la
crisis que desembocó en la guerra hispano-sudamericana (1865-1866), ella no se
pagó, ni se la volvió a mencionar en el tratado definitivo de paz firmado entre
ambas naciones en 1879.
Tratado de paz y amistad[editar]

Después de la guerra hispano-sudamericana, el Perú y España firmaron el Tratado de París de 1879 en


donde la nación peninsular reconocía la existencia de la república americana.
Estados Unidos, Inglaterra y las potencias continentales europeas, principalmente
Francia, se disputaban el nuevo equilibrio del poder Atlántico, un drástico cambio
político y comercial, mediante el reconocimiento de las nacientes repúblicas tras
su separación de España.
El rey español Fernando VII muere en 1833 y el parlamento español el 4 de
diciembre de 1836 renuncia de todo derecho de soberanía sobre América
continental y autoriza a sus gobiernos para sellar tratados de paz y amistad con
las nuevas repúblicas reconociendo su independencia. Sin embargo, debido a
distintos desencuentros, España concluirá el tratado con el Perú en fecha de 14 de
agosto de 1879, mediante la firma en París del Tratado de Paz y Amistad España-
Perú, por parte de España lo hace el Marqués de Molíns y Mariano Roca de
Togores, y por el Perú, Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, conde de Guaqui.
España envía como su primer embajador en Lima a Emilio de Ojeda. 78

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